METAMORFOSIS 156
Vorágine.
Luis estaba muy pensativo con lo que en par días supo de la lamentable noticia de sus medios hermanos, la muerte había tocado la moral en los padres de esos dos muchachos, las primeras horas de la fría mañana daba para fumar, así, tomó un cigarrillo y lo prendió saliendo al balcón asomándose a ver el movimiento de la gentes desde lo alto de aquella casa victoriana propiedad de su abuelo, la joven empleada Estefanía se bajaba de una carreta tirada por un peón viniendo desde la estancia de su tía Noelia, llevaba una canasta y en la otra mano lo tenía agarrado al pequeño Emilio José, detrás estaba el pequeño Carlos Augusto Rodolfo, a la distancia se saludaron al coincidir sus miradas, Luis aún vestía de pijamas, giró su cuerpo viendo al horizonte, respiraba de ese aire puro, pensó en cambiarse para ir al pueblo a ver el trabajo de aquella pequeña fábrica, sonrió malévolamente en sólo pensar de la suerte de aquel hombre de negro esposo de su prima, se disponía a buscar la ropa para vestirse y bajar a tomar desayuno cuando de pronto la puerta de su cuarto se abre lentamente, como si su movimiento fuese con timidez, es que entraba con amplia sonrisa su sobrino Emilio José, el hijo de su prima Josefina Pozzo Buonanote y el fallecido hombre de negro en el accidente del incendio d aquella fábrica del pueblo, se acercó saludándolo con un abrazo, Luis respondió marcándole y a la vez dándole besos en la mejilla preguntándole por la visita desde la casa de su abuela oelia, el pequeño y muy precioso niño de piel blanca dijo que se enteró de que la empleada vendría a dejar jalea y miel a su bisabuelito Rodolfo por mandato de su mamá Josefina así que decidió acompañarla y ver la cosecha de maíz pues le gustaba acostarse sobre los granos de maíz en aquel apartado granero, Luis se alegró de su vista diciéndole lo feliz que estaba a su lado, el niño con sus manitos recorría tocando los objetos que su tío tenía en el cuarto, al girar ve a su tío que se quitaba el pijama quedándose completamente desnudo, el Emilio José se acercó viendo el pene erecto de su tío Luis Izaguirre, le hizo gestos al pequeño para que se acerque, le dijo lo mucho que o quería, que erea su sobrino favorito porque se dejaba hacer el “juego” que en secreto lo hacían, el niño mostraba una amplia sonrisa de escuchar aquellas palabras y además por el ofrecimiento de su tío de regalarle golosinas traídas desde la capital, se puso muy feliz brincando de alegría al saberlo, Luis le dijo que para recibirlas debe “jugar” con él, le preguntó si “jugaba” ahora, a lo que Emilio José asintió en señal de aprobación, de esa manera el sonriente Luis desabotonó el pantaloncito corto que llevaba puesto Emilio José, asimismo le bajó el interior, el pequeño con su mentón pegado al pecho miraba cabizbajo los movimientos de las manos de su tío Luis, el pantaloncito y el interior quedaron en los tobillos, lo alzó al niño sentándolo al extremo de la cama, sus pies apenas tocaban el piso y se agitaban como si fuesen dos péndulos, lo manoseó por aquella piel infantil descubierta logrando luego sacarle toda la ropa, así desnudo totalmente lo encorva y le lame por varios minutos ese penecito que se iba haciendo erecto tras el roce de lengua, luego su trasero adulto se sentaba sobre el penecito lampiño rozándole por instantes, Emilio José quietecito se dejaba de esos roces del trasero de su tío en su penecito, el nene al estar acostado de bruces sobre la cama sentía ahora el paso deslizándose del pene de su tío por entre la separación de los glúteos, el tío le besaba el pelo, mientras le decía lo lindo que era le besaba la espina dorsal, el pene rozaba la separación de los glúteos de forma rápida haciendo gemir a Emilio José, de tanto roce Luis no se pudo contener y dejó restos de semen en la piel infantil de aquellos glúteos, lo limpió pidiéndole que lo esperase en la sala, eso lo hacía para evitar alguna que otra situación comprometedora, le dio unos dulces que al nene le gustaban, le arregló el peinado, al pasar las manos por las mejillas las acariciaba y le daba besos en la frente y en los labios con lengua, el nene sale de la habitación muy feliz aunque con cierta molestia en su traserito por efecto del roce del pene y en algo de enetración, al rato Luis bajaba a desayunar, para su sorpresa en la mesa estaba Mirko el noble huésped, la charla fue amena, a través de las ventanas amplias que daban al jardín miraban correr a los niños, Luis se despidió yéndose al trabajo, Estefanía que estaba con los niños al cuidado vio pasar a su lado a Luis brindándole una cálida sonrisa a la que Luis correspondió, el auto lo esperaba, en ese momento el abuelo con tono autoritario le detuvo para ordenarle a su nieto que llevase a Amacilia junto con Estefanía por encargos al pueblo, el sorprendido Luis aceptó, durante el trayecto se entabló una dulce conversa ante la serena y prudente Amacilia, la empleada abierta al dialogo era la de la iniciativa, Luis se dio cuenta de las intenciones figuradas de la muchacha y contribuía con ciertas bromas a hacer más adecuada la charla, hicieron las compras, Luis tomaba detalles de las novedades de la fábrica y retornaba a donde había dejado a las mujeres, Amacilia decidió quedarse, solo regresarían Estefanía y Luis, de regreso ella tomó la mano del sorprendido Luis, le pidió que detenga el auto, ella se lanzó sobre el cuerpo de Luis diciéndole lo mucho que lo amaba desde la vez que lo vio, Luis sorprendido se dejaba llevar de las caricias, deliberadamente la muchacha mostró sus pezones, se estaba entregando a Luis que aún no salía del asombro ante tanta pasión sin embargo se dejó llevar por unos momentos, ella lo invitó a salir del auto adentrándose en el monte, Luis vio cómo ella se desnudaba en su delante, muy excitada le desabotonaba la camisa y el pantalón, se acostó diciéndole que le haga el amor, Luis tímidamente rozó su pene por los muslos de la muchacha quien le tomó el pene poniéndolo a la entrada de la vagina, tomándose de las caderas haciendo que la penetre, el flácido pene no se ponía erecto, ella sonreía, le decía que que la haga un hijo, que seguramente lo harían muy precioso, Luis cerraba los hojos, sudaba, no salía de la sorpresa que le ocasionaba la entrega de aquella empleada, ella sintió la timidez en la piel del hombre, se mofaba con expresiones faciales contundentes al sentir que era apartada de ese cuerpo, Luis desconcertado se alejaba vistiéndose y esperándola a la muchacha sentado en el auto, el retorno fue en silencio, la muchacha se despidió con holgura ante un cabizbajo y apenado Luis que al verla entrar a la estancia golpeaba con furia el timón del auto, Estefanía sería para él un gran desafío en cuanto a su realidad sexual, mientras tanto a pasos de allí desde una ventana de su habitación un hombre miraba con fijación aquel juego entre Emilio José y Carlos Augusto, se vio la entrepierna, apretaba sus labios con furia, estaba ahora arrepentido de no haber intentado en hacerle el amor a la muchacha, se molestaba el haberse portado así con ella, vio a los nenes, los diferenciaban un año de edad, el mayor era Emilio quien en ese momento era el líder en los juegos, el pequeño Carlos Augusto Rodolfo se dejaba llevar por Emilio José nacido el 7 de septiembre de 1945, estando en un rincón Emilio José de diez años sintiéndose que estaba a solas sin que alguien lo viese lo toma del hombro a Carlos, estando de frente, las manos se deslizan hasta llegar a las caderas que son tomadas así los cuerpos se unen, el pequeño Emilio como si fuese un juego lo que estaban haciendo hace movimientos sexuales en el cuerpo vestido del pequeño Carlos moviéndose las caderas, cmo que a ambos les gustaba aquello, Emilio era el activo y se notaba que el pasivo era el pequeño Carlos de nueve años, se unian las caderas y se separaban, ambos tenían sujetas las manos en los traseritos voluminosos, no cabe duda que Emilio le enseñaba a Carlos, luego de hacerse ese movimiento constante se separaron al escuchar la presencia de peones que se acercaban al lugar, esa acción vista por Mirko hizo que su respiración acelere, vio a los niños dirigirse al apartado granero, bajó precipitadamente las escaleras rumbo a aquel lugar con mucha discresión, al llegar vio a los pequeños jugar con los granos de maíz como si nadaran sobre ese montículo, miraba las piernitas blancas hermosas de Carlos que agitadas se abrían quedando al descubierto sus pies ante el deslizamiento de sus sandalias metidas en el maíz, el pelito era cubierto de pelusa blanca del elote, no paraban de reír, Emiio un tanto receloso vio la presencia de Mirko que arrimado a la puerta los veía jugar, se acercó para verles más de cerca lanzándoles maíz como lluvia, los nenes gustaban de aquello, Mirko contribuía en sus juegos aumentando la confianza uniéndose a ellos en el juego más activamente, de esa manera los alzaba y allí manoseaba los glúteos al disimulo, luego de un rato d etanto agitado juego Emilio José fue al rincón a orinar siendo el mayor de ambos nenes lo hacía con prudencia de Mirko no así el extrovertido y angelical Carlos, que fue a micciar y dejaba al descubierto el traserito, eso hizo tragar saliva a Mirko viéndole a prudente distancia, Emilio lo notaba, el hombre a ver ese traserito estaba recordando aquel volumonoso trasero de Reniek similar al que estaba viendo en su sobrino nieto, el hombre no se pudo contener manoseándose el pene instintivamente, aquel hombre era el que había desvirgado a Reniek el tío abuelo de aquellos niños allá en los años de la primera gran guerra europea, ahora lo deseaba a uno en especial, Carlos, lo abrazó por detrás jugando como a las luchitas, el otro niño se unió a los juegos, Mirko entre roce lograba oler el cuello de Carlos que se dejaba, luego fue por las caricias en mejillas y pelo, de súbito el pequeño Emilio dijo que iba a la gran casa a beber agua, salió, era la oportunidad para Mirko que al inocente Carlos de forma rápida era llevado a la parte alta del granero, allí le dijo para esconderse y no ser visto por Emilio al retornar, er la intención d ejugarle una broma, en forma complice el pequeño sonreía aplaudiendo y agitando las manitos, al pequeño Carlos le pareció ideal, subieron por las escaleras recostándose detrás de unas pilas de heno, allí bien seguros puso al niño en su delante, Carlos quedaba encorvado de cara al hato de forraje, su mentón adulto descansaba sobre el hombro y cuello del pequeño que no se daba por enterado de las intenciones de aquel extranjero al que pese a todo le tenía confianza, la nariz de Mirko rozaba el cuello del pequeño, Mirko estaba discretamente acostado sobre el pequeño, eso lo iba calentando más y más al adulto al sentir esa atracción corporal esa fijación por el hermoso rubito, tan pequeño pero de piel suave muy tersa, Carlos pudo sentir el golpe de la respiración en cuello y oreja luego aquellos labios adultos pasar por esa región de su cuerpo, ahora el mentón estaba sobre el pelito que tenía el corte hongo característico de la época en aquellos niños hijos de prestantes hombres capitalinos, Mirko sabía que con cada acción estaba yendo más allá de la lógica social permitida pero no importaba eso en ese momento, primaba sus deseos reprimidos que ahora se desfogaba en una vorágine de pasión ante el pequeño, lo estaba analizando al rozarle las manos por los bracitos, lo estaba valorarndo pasándole la nariz a roce en el cuello, lo estaba viendo hasta donde se lo permitía haciéndole esos movimientos de cadera con su pecho sobre esa espalda infantil, pero el niño en parte no prestaba atención, para la mente de Mirko parecía que lo iba a retroceder en el tiempo, parecía que el destino le permitía volver hacerlo de nuevo con Carlos, con eaquel hermoso nene que pr cierto seguía con su mirada de ojos miel en la puerta amplia del granero, faltaban pocos días para irse pensó Mirko en ese momento preciso que rozaba sus mano sobre aquellas manitos de dedos alargados, pensó que era el momento, no importaba nada más que cumplir con su deseo, de que Carlos fuese suyo, sí, suyo, muy suyo, pensaba y pensaba, a ojos cerrados, mientars su nariz ligeramente se deslizaba sobre el sedoso pelo de niño hermoso, Mirko tenía clara la idea de dejarle al nene un imborrable recuerdo, así, las manos de Mirko ahora actuaban sobre las piernas del pequeño deslizándose sobre aquella tersura, faltaba algo de tiempo para que por ese portón ingrese el pequeño Emilio José, en ese momento ya recordaba lo que había visto desde la ventana, el niño estaba quietecito, inocente con su mirada al portón desconociendo lo estaba pasando en detrás suyo, Mirko golpeaba la respiración en ese pelito cerrando los ojos sintiendo ese olor característico de niño bien cuidado en el aseo personal, aún percibía la colonia de época puesta en complemento con el talco, le dijo que se estuviese quieto pues al menor movimiento Emilio se daría cuenta al entrar, pero en realidad lo que realmente deseaba Mirko es que el niño no se voltease pues su mano deslizó la cremallera de su pantalón saliendo entre el interior en un grueso y erecto pene, se agachó para ver ese pene adulto siendo tomado por su mano haciendo que el glande salido haga roces en el trasero vestido del niño quien sintió aquello ligeramente pero pese a todo seguía sonriente viendo fijamente al portón, el pene rozaba más cerca a la tela, la cara del hombre se confundía en el pelo lacio rubio del precioso niño, Mirko fue a más, deseaba sentir la piel del niño, el inocente Carlos dejó de mirar el portón para ver las manos de Mirko que deslizaba la cremallera de su pantaloncito corto, el nene se quedó estático a petición de Mirko, estaba pasando la línea, sí, la estaba pasando, se la estaba jugando, al oído le decía con detalles lo que hace poco rato había visto entre él y Emilio José, eso en Carlos retumbó en su conciencia, se sentía descubierto, más estático se puso cuando Mirko le dijo que no iba a decirle a los padres y familiares aquello que vio para que ells no se sientan defraudados de él, de que si hablaba ellos seguramente lo dejarían de querer como ahora lo quieren, que perdería mucho, no cabe duda que Carlos estaba asustado y ya empezaba a sudar copiosamente, el estatico Carlos vio que Mirko le sacó el pene estirando por unos segundos en esa posición de perrito que estaba sobre el heno, le acaricia el pene con los dedos al instante luego en lo que el niño se voltea, se recuesta en el heno dejándose llevar por las manos de Mirko, asimismo abre las piernas viendo su pene erecto, un tanto temblorosas sus manos descansaban sobre el heno, ve a Mirko con semblante diferente al conocido como antes de aquello lo trataba, de igual manera tenía la cremallera abajo con ese pene salido, los ojos de Carlos quedaban sorprendidos con respiración acelerada viendo que su pantaloncito corto se deslizaba sobre sus muslos pasando por sus piernas quedando en los tobillos, Mirko hizo lo mismo, lentamente se acostó sobre Carlos, haciendo que esos penes se rocen, la respiración y el olor corporal entraban por la nariz del pequeño que sentía el peso de ese caucásico haciéndole pujar al nene, ese sonido estimulaba las caderas que se movían rápidamente uniendo las frentes y dciendole al pequeño lo hermoso de su cara y bonito de su penecito que lo tenía, arlos sentía esos roces en su pene, así lo tuvo por unos instantes, el adulto le dijo en forma amigable de ir a orinar al rincón sin dejar de ver al portón del granero, el niño se dejó llevar tomado de la mano de Mirko que valiéndose de la confianza le hacía notar lo natural de lo que estaban haciendo, cabizbajo dejó unas gotas en la pared de madera del granero, Mirko algo más, de esa acción de ver al niño tomándose el pene con dificultad le ayudó a relajarse arrodillándose y lamiéndole el pene lampiño que había quedado al descubierto y asimismo lamió el trasero de piel blanca, Mirko notaba la sorpresa en el rostro del nene, paracía que lo estaba experimentando por vez primera, no quería hablar, su deseo era que sienta aquello, la lengua le pasaba entre la separación de los glúteos, así como estaban dieron unos pasos al lugar donde estaba cerca la pila de heno, Carlos fue recostado y Mirko detrás, el adulto observaba con calma esa espalda y ese traserito descubierto se aprovechó de aquello que le permitía el pequeño Carlos recostado viendo al portón, quiso subirse la ropa pero Mirko no se lo permitió diciéndole que no se mueva que al ratito la subía, de eso se aprovechó en ese instante para deslizar el pene entre los glúteos, lo sentía suyo, astutamente Mirko le recordaba al nene que seguramente Emilio José le hacía esto al estar a solas, el niño se resignaba inocentemente a recibir esos roces pues se sentía al descubierto, es que en verdad así se lo hacía Emilio José en las camas de las estancias de su mamá Noelia, d su abuelito Rodolfo y en las casas de la capital cuando lo visitaba con su madre, ellas quedaban en la sala y ellos subían a los cuartos para hacerlo, Emilio le decía a Carlos que se trataba de un “jueguito” y que debían hacerlo en secreto, para Carlos era la primera vez que un pene le rozaba el trasero haciéndole sentir algo de moestia en la entrada de su ano, se estaba cumpliendo aquella cadena iniciada a principios de siglo, como un karma, sí, un karma de metamorfosis que Mirko estaba desarrollando en el sorprendido Carlos, Mirko sonreía con ojos cerrados, se inclinó para lamer el ano abierto por sus manos, el niño se doblaba para ver lo que el adulto le hacía, el pecho de Mirko puso de nuevo en posición inicial el cuerpo del niño impidiéndole ese deseo de ver lo que le estaba sintiendo, la puntita del glande entraba por primera vez en en ese hoyito haciendo pujar al niño, sentía algo más de molestia de lo que estaba acostumbrado con Emilio José, el adulto besaba repetidamente las mejillas del niño demostrándole su pasión por tenerle así sometido a sus deseos sexuales, no se cansaba de decirle lo bonnito que era y también se provechaba de aquellas frases con lo que le lamía el cuello, escuchó un gemido de cansancio y a la vez el chirriar del portón, Emilio José hacía su aparición, el niño apretaba el heno con las manos, le decía tímidamente que ya, que lo deje, que ya no más porque le estaba doliendo, que lo deje pues que Emilio ya había llegado, Mirko le decía que se quede quietecito, ahora el pene rozaba los glúteos, le dio unos besos rapidos en el cuello, de repente se apartó yendo al rincón frotándose con las manos el tronco del pene y vio salir de su glande el semen, por lo menos a ese niño le hizo sentir con su pene y eso en algo le reconfortaba a Mirko, el pequeño Carlos vio al adulto que agitaba el pene, estaba cabizbajo no saliendo aún de la impresión, sus manitos recorrían entre las separación de los glúteos pese a todo Carlos estaba contento con estar escondido viendo a Emilio que los buscaba llamándoles, Carlos se arregló la ropa y se metió entre dos pilas de heno al ver subir las escaleras a Emilio que al llegar vio a Mirko sentado sobre las dos pilas tapando con su cuerpo el lugar donde Carlos estaba escondido, Emilio preguntó por Carlos, Mirko lo desafió a buscarlo, Emilio bajó buscando a Carlos entre los granos apilados de maíz y partes de heno regadas en el establo, desde su posición Mirko reía y dentro lo hacía también Carlos con inocencia, ya estaba en darse por vencido cuando de repente sintió que una pequeña pila de heno caía cerca de su humanidad, desde arriba Mirko y Carlos reían en forma cómplice, bajaron a seguir jugando por un rato luego los dejaba jugar a los niños, fue por una bebida, conversaba con los empleados sobre la cultura del lugar, luego subió a su habitación, desde la ventana vio a los dos nenes sentados debajo de un árbol jugando a las canicas, acuclillado estaba Emilio José y en un de repente la mirada de Carlos se cruzó a distancia con la Mirko que estaba arrimado a la gran ventana victoriana, rápidamente la mano del adulto se frotaba sobre el pene vestido, Carlos al ver eso sonreía estando cabizbajo, alzó la mirada viendo al hombre que seguía con los movimientos de manos en el pene vestido, carlos sonrió, para Mirko era buena señal aquello, ese día fue uno de los más especiales en la vida de Mirko.
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En la selecta escuela capitalina conservadora estaban los hijos de personalidades sociales, Elena había conseguido un lugar en ese amplio espacio educativo para su hijo el pequeño Heriberto hijo de miitar quien había tenido una infancia normal a diferencia de su hermano Melquiades que denotaba amaneramientos y gustos extraños para con su sexo masculino, allí en ese centro de estudios Elena con su típico carisma había logrado hacerse de amigas, entre ellas tenía en su grupo selecto a Fernanda la madre de Victoria Micaela Arichabala, era asidua a visitarla a la mansión de Fulgencio Arichabala, tocaba a veces de que el pequeño Heriberto hiciera tareas o mayormente juegos con su amiguita Victoria, quien había nacido a la misma hora pues ambos niños coincidentemente habían nacido en el mismo lugar y a la misma hora de un nueve de septiembre de 1944 en aquel hospital de la ciudad, ahora Fernanda visitaba frecuentemente la casa de su amiga Elena quien hasta llegó a ser su confidente en los problemas que pasaba con sus suegros, en esa ocasión fue a invitarla a la fiesta que realizaría en casa de su suegro aquel fin de semana en homenaje al pequeño Daniel Nicolás Arichabala Pérez, al escuchar la noticia de que la alcurnia social estaría presente no escatimó en aceptar con beneplácito al esquela para el efecto asegurando que iría acompañada de su esposo e hijos, así, en aquel día algo nublado y fresco se llevó a efecto la fiesta en ese amplio jardín acondicionado para tal efecto en donde brillarían flashes y tabloides en homenaje al pequeño que tenía colgada su medalla con sello sálico de los Arichabala, estaba bien vestidito el pequeño con traje formal, su pelito lacio brillaba a la poca incidencia de luz solar, su pelo al viento era la preocupación del cuidado de su orgullosa madre y el poco entusiasta padre, es que minutos antes habían tenido una de sus acostumbradas peleas maritales superadas con los buenos oficios y consejos de Matilde la matrona de los Arichabala, desde lejos un grupo de hombres con sombreros y vestidos de gris oscuro dialogaban, era la seguridad apostada en los espacios estratégicos del lugar, don Fulgencio quería que todo saliera bien empezando por la seguridad, de inmediato vino la misa campal de acción de gracias por el obispo capitalino, luego la tocada de la música clásica, los padres y en especial el niño eran los centros de atención, las cámaras tomaban las incandescentes fotos de aquellos bulbos de flash que perturbaban al niño en ocasiones haciéndolo llorar, la pequeña Victoria junto con Heriberto y otros niños jugaban por el amplio jardín, Victoria era la de iniciar los juegos y los cambiaba, decidió jugar a las escondidas, tomó de la mano al pequeño Reinaldo llevándolo al lugar de siempre en donde pocas veces los pillaban, corrían subiendo a la terraza, estando allí ella se sentaba cuidando de no ensuciar el vestidito que llevaba puesto, lo acercaba al pequeño Reinaldo bajándole la cremallera haciéndole salir el pene y poniéndolo erecto al agitarle con los dedos, para su edad el pequeño tenía un pene alargado y gruesito, la niña se deslizaba la braga le hacía acercarse al niño hasta estar bien cerca donde se recostaba haciéndole lo mismo al niño que miraba a Victoria con sus manos agarrar su penecito poniéndolo a rozar aquella vaginita con su alzdo vestido fino, el niño ya lo había hecho antes y en cada encuentro con ella eso le gustaba, algo sonriente pese a su timidez de saber que eso era un juego además pensaba en su inocencia que eso no era correcto a vista de los adultos, pero peso a todo el pequeño se dejaba llevar por los movimientos de las manos de Victoria en el penecito del pequeño Reinaldo, se podía ver el trasero del niño al descubierto pues su pantaloncito se había deslizado hasta la rodilla, los movimientos de cadera y cintura eran lentos, Victoria a cada momento acomodaba le penecito en la entrada de su virgen vaginita, lo que no se percataron de que Heriberto los había seguido y se paró delante de esos dos niños acostados en el piso del cuarto de la terraza, la sorprendida Victoria quedó sentada con las piernas abiertas mientras que el pequeño Reinaldo se acomodaba la ropa yendo con timidez camino a la fiesta sin ver la cara de Heriberto, se retiró con rostro cabizbajo, la pequeña Victoria quedó cabizbaja también con altísimo sentido de vergüenza, enorme aflicción de ánimo al darse a notar esa faceta de su personalidad a su amigo de estudios, Heriberto la vio con detenimiento, sobre todo la braga que estaba en la rodilla y la vagina expuesta, instintivamente se rascó el pene vestido estirándoselo por unos instantes, de eso se percató la niña que simplemente se sacó la braga para posteriormente acostarse y pasarse los dedos por los labios vaginales virginales descubiertos por efecto de sus piernas abiertas, haciendo ese movimiento de manos y a la vez muy sonriente viéndole fijamente la cara al pequeño que de inmediato entendió las intenciones de la niña, Heriberto siguió parado manoseándose más el pene vestido, instintivamente se fue de a poco acercando, ya se podía ver el penecito algo erecto cuando el pequeño Heriberto se deslizó la cremallera mostrando el penecito, desde un rincón apartado de la terraza el pequeño Reinaldo miraba a Heriberto deslizarse el pantalón y acostarse sobre Victoria, allí se podía ver los glúteos del pequeño alzarse y bajarse junto con las caderas que se posaban sobre las de la niña, el penecito era acomodado por la niña para que roce sus labios vaginales, este pene era más grueso por la edad mayor de Heriberto con respecto a Reinaldo que desde allí los seguía mirando manosenadose el pene vestido, Victoria gemía de placer, tenía agarrados los glúteos del pequeño alzándolo y bajándolo en un roce de genitales permanente, ella se puso en posición de perrito diciendo al niño que se pusiera detrás, así el penecito rozaba los glúteos, mientras Heriberto se apoyaba con sus mano en los hombros de Victoria, daba a ver a vista de Reinaldo que la estaba sometiendo con una postura así, luego ella chupó el dedo medio del pequeño y ya bien ensalivado le dijo que se lo metiese, él niño sorprendido lo hizo impresionándose más pues todo estaba adentro, es que ese era el recuerdo que Agustín había dejado tiempo atrás en el ano de la pequeña Victoria, la mano rozaba y particularmente el dedo medio entraba y salía con vehemencia por ese traserito de Victoria, ahora ella le pedía que se siente, el niño obedeció sentándose sobre el frio piso, sus piernas bien abiertas entre ellas la cara de Victoria que la mía y chupaba ese penecito dejándolo bien ensalivado para luego ella ponerse posición perrito acomodando el penecito de Heriberto e introduciéndoselo en el ano, el pequeño sentía algo nuevo en su ser, su prepucio se iba deslizando al punto de sentir molestia y no querer continuar por le deía que le dolía, ella se sentó de nuevo sobre la entrepierna de su amiguito estaba muy caliente ella, con sus piernas abiertas mostraba la vagina que con los dedos abría los labios vaginales, el penecito de Heriberto se deslizaba por la vaginita, el glande a medio descubierto por el prepucio rozaba el clítoris, allí era cuando Victoria sentía placer, recordaba ese grueso pene de Agustín y los penecitos de sus amiguitos y vecinitos a los que ella le enseñaba sexo, el glande seguía a medias descubierto rozando la vaginita, la niña lo tomo de cintura motivándolo a moverse más en su roce, el cansancio pudo más y allí quedaron ella sobre el suelo con sus piernas abiertas y él acostado sobre Victoria con su ropa a los tobillos, mostrándose en largo las piernas del niño pero si un descubierto traserito, ambos por unos instantes quedaron muy quietecitos era para así aprovechar en verlos a distancia escondido el pequeño Reinaldo, los dos niños se iban levantado, primero Heriberto se apartaba del cuerpo de su amiguita de escuela tras vestirse y arreglarse la ropa el niño no dejaba de estirarse el pene vestido, mientras tanto Victoria se arreglaba el pelo y se acomodaba su interior junto con su vestidito, salieron del lugar a discreción, sin ser vistos por Reinaldo, los vio salir a la pareja de niños y al bajar las escaleras desde una ventana escuchó que lo llamaban por su nombre, emrendió otro camino diferenciado a la fiesta, fue hacia un apartado lugar llegando delante de una puerta que instantes después escuchó el giro de la crradura, lentamente empujó la puerta, lo esperaba un hombre mayor que se arrodilló en su delante siendo acariciado su pelito y mejillas, le hizo dar un paso para abrazarle, la nariz rozaba el cuello, el dedo gordo adulto pasaba por las cejas infantiles, los otro cuatro dedos rozaban las mejillas suaves, se dejó llevar tomado de las manos, sabía el lugar donde iban, ya lo había visitado en muchas ocasiones, era un lugar discreo, al adulto lo conocía bien, le tenía confianza y sobre todo mucho cariño, se sentó en un sillón viendo cerrarse la puerta en esa oscura habitación a trasluz, miró hacia la ventana que tenía una cortina que se deslizaba quedando aún poca luz, se acercó a acariciarle las mejillas, el nene respondía sonriente, el manoseo por sus piernas por parte del adulto no se hizo esperar, le besaba la entrepierna, se acuclilló en su delante y le desabotonaba la camisa dándole repetidos besos en su pecho descubierto, las manitos del nene se aferraban en el sillón donde estaba sentado, le decía que se calme y se dejase llevar, luego de besarle la cara, el pelo, el cuello y resto del cuerpo descubierto procedió el adulto a sacar por el pantaloncito, quería ver de ese penecito la punta del rozagante glande que tanto le gustaba y que desde hace pocas semanas s elo había visto, le sacó las sandalias brillosas de época y también lo hizo con los calcetines besándole en repetidas ocasiones los piecitos del pequeño Reinaldo, el hombre ensalivó el dedo grueso del pie derecho luego le quitó el interior dejando al niño sentado completamente desnudo en ese sillón, le lamió el penecito a piernas muy abiertas y lo chupaba repetidamente, corría el prepucio saliendo parte del glande notándose lo virgen del penecito lampiño, a la vez que la lamía le decía lo hermoso que era ese niñito, lo llevó a encorvarle sobre el extremo de una mesita, le besaba el culito repetidamente, lo olí, lo ensalivaba, lo besaba, el hombre tenía ya su pene erecto descubierto rozándole por los glúteos, le introdujo un poco más de lo que le hizo en aquella vez pero a su edad el pene no era de la erección deseada, se hacía flácido, el niño se limitaba a sentir esos roces, fue por un buen rato que lo tuvo así sometido que luego el adulto se apartó del cuerpo del pequeño tras repetidos manoseos y besos en su infantil cuerpo desnudo, el dedo medio le introdujo en el ano agestándose el pequeño, luego le dijo que se vistiera y que al día siguiente tendría su acostumbrado regalo, el niño a pasos lentos salió de la habitación, siguió por un pasillo cuya humedad era muy densa, abrió la puerta, vio la silueta del hombre que a distancia le miraba despidiéndose agitándo una mano y con la otra se manoseaba el pene vestido, celebraban no ser vistos, así que delicadamente se retiró llegando a las inmediaciones del lugar y caminó prudentemente sin ser visto por los invitados en aquel apartado lugar donde la seguridad no estaba, lejos de allí Fulgencio Arichabala con puro en mano hacía boconadas de humo, sonreía en forma irónica, su potencialidad sexual iba en decadencia, Sandra su amante y ahora ese niño vecinito amiguito de su nieta Victoria se lo había hecho sentir así, debería tomar medidas entonces, a unas decenas de metros de allí Nicolás estaba mareado, le había sorprendido la plática con Melquiades que al verlo hubo cierta química, el propio Melquiades manifestó diciéndole que él fue quien lo rescató de un accidente en su bicicleta, Nicolás al reconocer a aquel samaritano muchacho en ese entonces le tuvo una gran deferencia en la fiesta de su hijo, solo que, había algo más que le atraía de la personalidad de Melquiades, y era aquella delicadeza a expresarse, aquella forma de ser de Melquiades con su amaneramiento que inevitablemente se trataba de disimular, la mayoría del tiempo la pasaron juntos en adecuada plática con los demás invitados, de lo que ya daba cuenta Justin, conocedora de la debilidad etílica de su marido, ahora el gran baile desarrollado en el jardín se extendía hasta el gran salón de la casona y que continuaba con una gala impresionante de artistas de la época, el pequeño Nicolás seguía siendo el centro de atención de los invitados al tomarse fotos junto a su madre ya que su padre estaba alejado dialogando con los invitados, Justin estaba enfadada por esa actitud pero se resignaba a soportar el carácter poco original de su marido en los eventos sociales en los que ella aparece más frecuentemente con su pequeño hijo llamado por el circulo mediático como el heredero sálico de los orgullosos miembros de la familia Arichabala, la fiesta continuaba y se hacía notoria la ausencia de Nicolás ante la solicitud de los invitados por tomarse fotografías con los orgullosos padres, Justin lo buscó por los lugares de la fiesta, entró a los corredores, fue al baño y no daba con la presencia de su esposo, un pálpito le hizo reaccionar, tomó dirección a las alejadas habitaciones de los huéspedes en el ala mayor de la mansión, al subir las escaleras se encontró con Fernanda que junto a ella estaba un desencajado Nicolás pálido algo entristecido, detrás Melquiades algo abrumado sentado cabizbajo, Nicolás mostraba avanzado estado etílico, vestía desencajado, Justin le preguntó a qué se debía esa mala facha, Fernanda intervino manifestando que el buen chico que estaba a sus espaldas había visto desencajado a Nicolás producto seguramente de su alegría por el momento vivido en la fiesta al ser tan bien apreciado su pequeño hijo y que al beber y fumar en exceso le vino por vomitar así lo encontró Melquiades a Nicolás y guardando discreción junto con ella lo llevaron a uno de los baños de las habitaciones de huéspedes evitando escucharlo vomitar y consecuentemente guardando las apariencias de su vestimenta, Nicolás y Melquiades se limitaban a escuchar cabizbajos el relato de Fernanda, pese a lo descrito Justin se sentía contrariada con aquella actitud de su esposo y quiso seguir increpándolo pero en ese instante llegó el senador Pérez que sorprendido de ver la facha de su yerno le tomó el pulso, junto a Melquiades lo alzaron de los hombros llevándolo a la habitación para que le arreglasen la ropa, Justin los seguía detrás, no sin antes agradecer a Fernanda por su buena obra, al salir de la habitación contigua donde había dejado a Nicolás Arichabala el joven invitado Melquiades muy apenado miró a Fernanda y cabizbajo se retiró, la fiesta seguía en su apogeo, los hombres vestidos de gris oscuro escucharon a cuadras de allí algunas detonaciones, gritos, disparos, los presentes y la seguridad se pusieron en alerta, las puertas se cerraron, por unos instantes se calló la música dando paso a lo que ocurría en la calle, ante aquello el airado senador junto con el dueño de casa llamaron a la calma a los invitados y ordenaron a los músicos que siguieran tocando, y así fue, luego de unos minutos vino la calma en la calle, seguridad se había encargado, junto con la milicia y policía caracterizada por aquel gobierno represivo por las circunstancias vividas en el país de la canela, al día siguiente en las páginas centrales sociales de los tabloides salían en tonalidades las fotografías de la gran fiesta teniendo como protagonista al pequeño Daniel Nicolás Fulgencio Arichabala Pérez rodeado de la rancia alcurnia capitalina, en contraste con aquello se argumentaba en otras páginas de contraportada la muerte de varios insurgentes en las cercanías de la mansión Arichabala, era tiempos tormentosos en donde la vorágine se manifestaba en todos los sentidos, el espírito del “caudillo” asesinado a tiros el viernes noveno de aquel abril de 1948 campeaba como fantasma cobijando a la gran sombra en los corazones ardientes de sus seguidores que en ellos estaba aún vivo pero para otros prestantes del aquella época estaba sus mentes la satisfacción de que esté muerto y haya sido esta una solución final.
* * * * * * *
Los días trasncurrían, hubo aquel memorable día sábado de marzo de 1956 luego del almuerzo en que Leroy como de costumbre limpiaba el auto de los patrones donde laboraba, instantes después vio que Valentín se acercaba a ayudarle, con mirada cómplice se veían las entrepiernas, ambos estaban en short, luego de un rato la pequeña Nicole y otra amiguita se acercan a ver la actividad de limpieza del auto ayudando también, la amiguita de Nicole se aleja ante el llamado de su madre llevándola de compras, la pequeña vestía una blusita y una faldita con una pantaleta tono pastel que se mostraba al momento de sentarse a piernas abiertas y que hacía juego con su blusita, tenía sandalias y su pelo recogido en cola de caballo, se podía notar sus piernas rellenitas, cuendo se recostó sobre el asiento trasero a limpiar con un trapo húmedo Leroy discretamente aprovechó para pasarle el dedo dentro de la falda, la niña se movió y al ver al autor de esa movida sonrió y siguió limpiando dejndose manosear el traserito, fue orto e instante en la que él se acostó sobre ella rozándole el pene vestido en su culito para que ella lo sienta y diciéndole al oído lo linda que estaba aprovechó para besarle el cuello, rápidamente se apartó pero Valentín ya sabía de qué se trataba pues dede su cuarto había visto que desde aquel cuarto Leroy hacía movimientos sexuales atrayentes en la pequeña Nicole a quien eso le gustaba ver y ahora comprobaba que le gustaba, así que no le extrañaba que al supuesto disimulo Leroy le rozaba los muslos y el culito de la pequeña, de pronto la mujer de Leroy se acerca un poco asustada a informarle que la mamá de Nicole tiene molestias en el vientre, presurosamente prepararon el auto para llevarla al hospital, dejaron a Dylan al encargo del cuidado de las dos viviendas, al llegar al lugar fue atendida de inmediato, el galeno con cierta reserva les dijo a los acompañantes mirando a la niña que a la paciente ya le hicieron “un lavado de estómago” luego los adultos fueron llevados a un rincón informandoes que en realidad la mujer padeció de un aborto y dispuso de su hospitalización por lo menos en dos días, los adultos asintieron, la esposa de Leroy quedaba en el hospital para cualquier novedad, era su amiga y ahora necesitaba más que nunca su apoyo, aspiraba a que pronto llegasen los familiares aunque ella y todo el vecindario los desconocían, Leroy hizo subir al auto a la pequeña y a Valentin, al llegar algunos amigos del vecindario se acercaron a preguntar por el estado de la vecina, Leroy quedó a conversar junto con la pequeña, Valentin era invitado a montar bicicleta, del interior de la casa sale Dylan a pedir permiso a su padrastro para montar, Leroy le da el permiso pues a fin de cuentas había cumplido con cuidar las casas, el hombre continuaba limpiando lo que faltaba del auto, Nicole acuclillada miraba la actividad, se acercó a ayudarle, esa actitud gustaba a Leroy, veía las manitos de la nena pasar por la carrocería con el trapo húmedo, miraba esas piernitas rellenitas y esos piecitos alargados descalzos, mientras limpiaba no dejaba de ver a la preciosa niña, constantemente tragaba saliva mirando esos labios rozagantes y ese pelito sedoso brilloso ante los pocos rayos de sol de aquella ya avanzada tarde de 20°C en la que en par de horas vendría el ocaso, Leroy le dijo a la niña que limpie el interior del auto con el trapo húmedo pero para hacerlo debe estar sin mucha ropa, así que ella obediente se quitaba la ropa queandose en pantaleta ceñida para seguir limpiando dentro los asientos del auto, Leroy apreciaba ese traserito con líneas bien definidas en la pantaleta y cuando ella se sentaba se notaba bien definidos los labios vaginales, le vino la ansiedad al contemplar esas piernas y pecitos bien formaditos de la pequeña que se movían insinuantes pese a la inocencia de Nicole, recordaba la forma cadenciosa que tenía la pequeña al mometo de andar, esa nena era muy femenina, terminaron de limpiar el auto, Leroy pensó que era el momento, entró con la niña a la casa llevándola de la mano mientras que con la otra llevaba la ropa, la tendió en un amplio sillón, Leroy se sacó la remera que llevaba puesta y dejó sus sandalias y las de la nena en un rincón, la nena descalz quedó sentada en una silla, estaba sudorosa, miraba a Leroy que le daba un refresco que lo aceptó con gusto, mientras lo bebía vio que las manos de Leroy se metían dentro de su calzoncillo rascándose su pelvis y estirando el pene de manera insinuante, la nena tomaba ahora lentamente la gaseosa que la bebía, más, cuando en su delante Leroy se deslizaba el calzoncillo hasta llegar a los muslos mostrándole a dos manos ese pene erecto velludo agitándose, lentamente lo acerca para que lo vea mejor, el glande lo pasa por la frente de la pequeña que estaba sentda disfrutando la bebida, terminó de beber vendo que Leroy se quitaba el calzoncillo dejándolo en un rincón, Leroy tomó la botella vacía dejándola en el suelo, ella miraba el cuerpo desnudo en su delante, Leroy con sus dos manos levantaron el rostro cabizbajo de la pequeña diciéndole si quería bailar, ella le miró tímidamente haciendo gesto como que aceptaba, la tomó de la mano levantándola y con la otra mano puesta en la cintura comenzaron a bailar, ella notaba que en cada giro el hombre se encorvaba a a vez que se inclinaba haciendo que el pene de Leroy roce su vagina vestida, se detuvieron, él con amplia sonrisa le preguntaba a ella si le había gustado “el baile del papá y la mamá”, a ella le sacó una sonrisa leve con movimiento afirmativo en su rostro, la abrazó, la marcó haciéndola girar sentándole luego en el sillón para hacerle cosquillas, no dejaba de ver ese cuerpo fornido de aquel hombre con ese pene bien erecto deseoso de sexo, él así parado le estró las manos para que se acerque, Nicole se levanta de la silla y con sus manos estiradas toca las manos estiradas de Leroy entrelazándose los dedos, sin música bailan de nuevo como antes, ahora más pausado, la mano de Leroy se desliza por la espalda de la preciosa niña llegando al coxis, sintió la tibieza del culito al meterle un dedo haciéndola gemir sacándole aliento fuerte que chocaba en el pecho del hombre pues la carita de la nena estaba apoyada en esa parte del cuerpo, sacó el dedo suavemente, al bailar giraban, ella daba cuenta que los pasos de baile la conducían al dormitorio de aquel hombre, la marcó alzándola y haciéndola girar, ella reía, lentamente la pone en pie en el piso, le vio los pies descalzos y las piernas rellenitas, vio que de esa pantaleta se amodaba los labios vaginales de la pequeña Nicole, Leroy rápidamente fue a deslizar la cortina y puso seguro en la puerta, fue en busca del libro del lugar donde lo escondía, en todo ese tiempo el pene continuaba erecto, tenía liquido preseminal en la punta del glande, brilloso por cierto, se sentaron en el estremo de la cama, Nicole no paraba de ver ese pene, los pies se rozaban y al hacerlo se miraban sonrientes, hojeaban el libro de poses sexuales, la nena estaba atenta a cada ilustración y con el dedo lo hacía pasar por las figuras, Leroy lo daba en cuenta pero se limtaba a sonreír, así que le preguntaba cual figura le gustaa más y ella lo indicaba con el dedo, ante sus respuestas el hombre la mimaba dándole besos en la mejilla, le preguntaba que desearía como premio a ese “jueguito” en secreto que hacían y ella le contestaba inocentemente que una muñeca de moda en las jugueterías de la znoa por donde vivían y que estaban en venta, el hombre con un beso en la frente le prometió el anhelado regalo, Leroy en silencio pasaba las páginas del libro, dejaba pasar cada página en pausa, pasa el tiempo sin contestarse, atentos estaban a las ilustraciones, ella además miraba el pene, Leroy sonreía viendo las ilustraciones de esas posturas sexuales, Leroy le decía que eso lo hacían los seres que se aman mucho como él y ella, así Leroy le hacía caricias y la besaba, Nicole se limitaba a mirarle y a asentir como aprobando aquello tras la promesa de recibir el regalo prometido, el hombre notaba lo caliente que se estaba poniendo la piel de la nena, vio que ella instintivamente se llevaba la manito derecha a su pantaleta deslizando los dedos por dentro viendo esos motivantes dibujos del libro, le preguntó que si deseaba “jugar” ya, y ella cabizbaja con una timida sonrisa asentía sin dejarse de rozar los dedos en su vaginita vestida, Leroy pensó que era el momento, él también sentía su piel candente, se pusieron en pie junto a la cama, Nicole vio que las manos de Leroy tocaban su pantaleta y la deslizaba por las piernas quedando en los tobillos, ella sutilmente a orden Leroy alzaba sus hermosos pies descalzos apartando la prenda de vestir de su cuerpo, se aculilló para besarle las piernas y subiendo por ellas con su lengua llegaba a la entrada de la vaginita haciendola gemir a la pequeña que se apoyaba con sus manitos en los hombros de Leroy, la lengua continuaba con su recorido al abdomen, pecho y al llegar a los labios se dieron un prolongado beso con lengua, él sentía en la niña la piel más caliente, se puso en pie en su delante rozándole le pene en los labios diciendo que los abra y ella lo hacía para que el pene entre con su glande en la boca, luego ese glande ensalivado lo rozaba en los labios de Nicole, luego se inclinó un poco haciéndole rozar el glande por los labios vaginales, la marcó girándola como carrusel con sus brazos, así que le ponía el glande ahora en la entrada del traserito, tímidamente ella sonreía cuando él le pruntaba si lso le gustaba, lentamente la dejó acostada en la cama, de allí, vio al hombre que habría una gaveta savcando un botecito de crema, le dijo que iban a jugar como en el libro, que esta vez le iba a gustar más, la recostó lentamente en el extremo de la cama y besaba repetidamente las piernas de la pequeña, las abrió para rozarle el glande que quedaba en la entrada de la vaginita, ella pujaba al sentir que e entraba un poco, él hacía pausas, era su momento se decía en su mente, no había otra posibilidad, le puso bastante crema para que se pueda abrir esa cerrada cuevita, la acomodó bien recostada en la cama, el pene bien erecto punteba la vaginita virgen, lentamente, muy despacio la cadera impulsada estaba hacia adelante, las piernas se arían más, esa postura la habían elegido del libro, la cadera se movía, el pene también, la nena abría la boca y ojos, sentí molestia, se lo hacía saber que le dolía, pero él le decía que se calme, que era parte del jueguito, que aguante o no recibiría la muñeca, hizo un alto preguntándole si deseaba la muñeca y ella tímidamente le decía que sí, era importante ir despacio y mantenerla muy relajada, la brió más de piernas, coloca el pene en la entrada, empieza a mover cadera adelante, ella gemía de nuevo, le salían leves alaridos, el hombre le decía frases dulces, sentía su glande en el himen, en aquella telilla, lo empujaba y ella agarrada a los brazos del hombre apoyados en la cama bufaba, le decía que le dolía, el hombre sacaba el pene y lo cubría de crema, le ponía en la entrada de la vagina con un dedo que llegaba al himen, allí la nena se retorcía tomándole el brazo con sus manitos, el dedo salía de la vaginita dilatada, la alzó un poco de la cama, debajo de su espalda le puso dos almohadas, así su pelvis se alzaba un poco quedando mas empinada, la abrió de piernas, vio que él toma el pene venoso y peludo poniéndolo en la entrada de la vaginita, empujaba la cadera, el glande entraba, ella lo sentía, ahora más lubricado entraba hasta el himen, la abarzó con fuerza, su cuerpo la cubría totalmente, la postura soñada, irónicamente elegida por ella de forma inocente,se escuchó un grito que fue ahogado por la mano en la boca de la pequeña, el glande había roto esa telilla, Nicole ahora sería otra persona, Leroy lo había hecho, la había desvirgado, la hizo “su mujer”, por segundos lo dejó dentro, para luego alzar la cadera primero lentamente y luego un poco más rápido, la mano seguía tapando la boquita de ella, se vieron lagrimas slidas de los ojos, Leroy muy animado continuaba penetrándola, sentía que ella ya era suya, no ra la primera vez que desvirgaba a una hembra, la sentía suya, solo suya y eso hacía que continuasen las embestidas, lentamente fue sacanda el pene con sangre y semen, sí, también por vez priemra ella sentía en sus entrañas el depósito del semen de macho, le dijo que haga silencio que el juego ya había terminado y que muy pronto tendría su muñeca, la mano fue lentamente apartada de su boquita llena de saliva, sollozaba, los dedos de su iniciador rozaban las mejillas quitándole las lágrimas, le vio salir sange y semen de la vaginita, ella temblorosa quería moverse pero el hombre le impedía así que fue presuroso por papel higienico para limpiarle, pensó que ya pronto vendrían Valentin y Dylan junto con su amigo Liam, lentamente la condujo al baño a darle un duchazo, ella sollozaba aún, con frases motivadoras trataba de calmarle, el agua de la ducha corría por su cuerpo desnudo, en su estado cabizbajo miraba deslizarse por sus piernas el liquido sanguíneo aún queado en su vagina, ese liquido quedaba en sus pies y lo veía desaparecer por la rejilla, eso le quedará en su mente de por vida, los dos se duchaban, le pasaba jabón por todo el cuerpo acariciándole y así la marcó colocándose sobre la ducha dándose un beso con lengua, el cuerpo de ella se deslizaba por el de su iniciador, al bajarse vio el roce del pene en su ombligo y pecho, Leroy continuaba acariciándola, le dijo lo bien que lo habían hecho, que se sentía orgullosos de ella pero que a la vez no contase lo sucedido, salieron de la ducha de baño, le pasó la toalla para searle, comprobó que de la vagina no salía liquido sanguíneo, fueron a entarse desnudos en la cama, ella cabizbaja estaba muy pensativa, ya no sollozaba pero le decía que lo dolía el vientre, la acarició y fue al botiquín a darle una pastilla que estaba muy de moda eficaz para ese tipo de evento, quedarona al espera de los muchachos en la sala, allí estaba Nicole aún pensativa con sus manos en el vientre, el dolor iba pasando de a poco, quiso llorar pero Leroy muy atento la acariciaba, vio el reloj, aún habría tiempo para algo, así que tomó las llaves y la llevó en el auto a la pequeña, bajaron en la tienda de juguetes, le compró la muñeca prometida, pese al regalo aún tenía el desgano, abrazó su muñeca y de regreso sentada en el auto mostraba su tristeza aunque sus manitos acariciaban el pelo artificial de la muñeca, al llegar aún no estaban ls muchachos, ella se sentó viendo pausadamente la muñeca, se sentó a su lado para jugar, cuando ya estaban en la mesa comiendo la esposa notaba la tristeza en la niña, Leroy decía que seguramente era porque extrañaba mucho a la madre, la esposa pidió a Leroy que la acompañase al hospital a hacer vigilia por la madre de Nicole pues aún no aparecían los familiares o conocidos que se hicieran cargo de la pobre mujer, al llegar al hospital los esposos se enteraron que la mujer aún continuaba con dolores, así fue que hasta la media noche Leroy estuvo con su esposa, Leroy daba vueltas por los alrededores fumado cigarrillos con el pensaiento de Nicole en su mente, de lo que había hecho hace pco con ella, pensaba en qué estaría haciendo ahora, miraba el reloj, las horas pasaban, se imaginaba estar con ella, tragaba saliva a la vez que fumaba sintiendo la necesidad de estar ahora con Nicole, ya pasada la media noche Leroy la dejó a su mujer en el hospital justificando de que en casa sólo estaban su hijastro Dylan y la pequeña NIcole, la mujer aceptó las observaciones de su mmarido, se despidió de él rogándole que regrese a las primeras horas de la mañana luego de darles desayno a Dylan y Nicole, y si fuese posible que traiga a la pequeña a ver si pede ver a su madre, el esposo asintió complaciente dándole un beso en la mejilla y se despidió con mucho ánimo, para ese momento ya estaba pasada la una de la madrugada de aquel domingo de marzo de 1956, mientras menejaba muchos pensamientos turbios sexuales pasaban por su mente, al llegar vio enfrente la fiesta a alto volumen que se estaba dando, observó su casa, la luz de entrada que estaba prendida, estaciona el auto en la entrada, se le acercan unos beodos sentados en la acera, eran vecinos del lugar, lo invitaron a beber, de la casa salió el dueño invitándole a pasar a divertirse, ya estaban muy mareados la mayoría, estuvo poco tiempo, le movía el deseo de estar dentro de casa a ver a Nicole, el alto volumen de sonido hizo que no se escuche el momento de entrar el auto en el garaje sin luces como así también cuando Leroy giró la cerradura de la puerta al entrar en casa, rápidamente caminó por la sala que estaba oscura, pasó para servirse un vaso con agua, aún en ese lugar se escuhaba el sonido alto de la música y los gritos de algarabía de los invitados de la casa de enfrente, de tanto pensar ya se encontraba agitado, no paraba de pensar en lo que horas antes había hecho con la pequeña Nicole, de tanto pensar bebiendo recién dio cuenta que su hijastro no estaba acostado en el sillón donde solo estaba la cobija de dormir, se extrañó un poco de aquello, sonrió irónicamente, inclinó sus codos poniéndolos en los muslos, sus manos se apoyaron en la cabeza rascándose el cabello, denotaba cansancio y pensamientos turbios, emitió un largo suspiro, se resistía a pensar de esa manera respecto a Nicole y Dylan, volvió a sonreír, caminó sigilosamente por el pasillo que daba a las habitaciones, no paraba de sonreír moviendo negativamente la cabeza, apoyó su oreja en la puerta de la habiitación de Dylan, en aquel lugar se escuchaba ya muy poco la música venida de la calle, así que se escuchaba claramente el sonido de los resortes del colchón de la cama, Leroy escuchaba gemidos, mayormente salidos de Nicole que le decía que ya no más, mientras que Dylan le decía que aguante que aún faltaba dejarle la “leche” en el culito, escuchar eso en la mente de Leroy lo turbaba, su impulso era empujar la puerta y darles una tunda, pero se contuvo, se tragó su ego de macho, el poco trago tomado en la fiesta le afinó la mente, prefirió continuar escuchando el sonido de los resortes del colchón, continuaban los gemidos de ambos, escuchaba que Dylan quería darle por la cuevita pero Nicole se negaba porque por alí ahora le dolía, Leroy reía discretamente al escuchar aquello, de pronto no se escuchaba ruido dentro de la habitación de Dylan, el padrastro prefirió ir a su habitación, entró dejando entreabierta la puerta, Leroyy ve desde allí que de la habitación de Dylan se nota una figura salir, era su hijastro saliendo descalzo acomodándose el pijama, iba muy despeinado, se manoseaba el pene, fue al baño interior, al rato se escuchaba el agua evacuada por el inodoro, Dylan sale del baño con las manos dentro del pijama y en ese preciso instante se ve a Nicole salir de la habitación de Dylan, llevaba puesta únicamente la pantaleta, los dos se encuentran en la entrada del baño, el hijastro de once años abrazaba a la pequeña de siete años, le hacía girar con su cuerpo como carrusel, al detenerse vieron aún prendidas las luces de la entrada de la casa, era señal para ellos de que Leroy aún no llegaba, la abrazó pasando las manos por entre la pantalenta manosenadole los glúteos a la pequeña, la arrimó a la pared y continuaba manoseándole, sorprendentemente ella se dejaba deslizar la pantaleta cayendo al suelo en los tobillos, Dylan rápidamente se desliza el pijama a los muslos y se estira el pene que de por sí ya estaba erecto, se inclinó un poco y arrimándole a la pared a la pequeña hizo que el pene se deslice por los labios vaginales, ella trataba de apartarse diciéndole que por allí no porque le dolía, que tuviese mucho cuidado, que ya no más, pese a las insistencias de Dylan ella seguía firme en no dejarse pasar el pee por allí, Dylan le dice para entrar en el baño haer el “jueguito” allí dentro, ella un tanto pensativa al principio duda un poco pero luego asiente dejándose llevar de la mano de Dylan, el hombre desde su habitación los ve entrar, Dylan aún puesto su pijama en los muslos con un pene bien erecto, Nicole caminando graciosamente con su pantaleta aún en los tobillos, los dos ingresan, se escucha el sonido de la puerta cerrarse con seguro, Leroy se acerca y los escucha apegado a la puerta, pese al sonido d ela música venida de la calle se podía escuchar de nuevos los gemidos de Nicole y los gemidos más intensos de Dylan, hubo un silencio, luego se escuchaba el sonido de evacuación de agua del inodoro, hubo un corto silencio, de lo que aprovechó Leroy en ese instante para regresar a su habitación y ver por la puerta entreabierta, instantes después se escuchaba el sonido del inodoro, de allí salía Dylan con las manos metidas en el pijama estirándose el pene, luego salía Nicole con las manos metidas dentro de su pantalenta que se manoseaba el culito, Dylan sacó una mano olindos el dedo, lo mismo hizo Nicole sacándose una mano del culito llevándosela a oler, los dos sonrieron, se abrazaron, se dieron varios besos arrimándole a la pared, al mismo tiempo vieron la luz del exterior de la casa, se escuchaban transeúntes beodos sentados en la acera, Nicole fue al cuarto de Dylan mientras que el hijastro de Leroy caminaba descalzo yendo a acostarse en el sillón de la sala, Leroy no daba crédito a todo lo que había visto, se sentó en la cama pensativo por un rato ordenando sus ideas y estructurando un juicio coherente que justifique lo que había visto, quedó en calzoncillo y se acostó a meditar profundamente, a tarsluz vio en su reloj que marcaban casi las tres de la madrugada, afuera el sondo de la fiesta continuaba ahora con más algarabía en las voces de los fiesteros, luego de un gran rato de meditación no esperó a más, lentamente se acercó a la sala donde se podía ver que su hijastro estaa profundamente dormido, seguramente se había arullado con la música, entró al baño encendiendo a luz y vio la humedad dejada, salió hacia la habitación de Dylan, al acercarse tragó saliva pues estaba muy emocionado, giró la cerradura, afortunadamente cedió para poder entrar, allí estaba ella, acostada sin cubrirse, tenía puesta la pantaleta, observó su posición fetal para dormir, su pelito le cubría la frente, tenía suelto su pelito lacio sedoso que Leroy lo sentía al pasar su nariz, olía el traserito de la pequeña, preciosa, realmente bonita, puso seguro en la puerta, consideraba que ahora a él le tocaba, sonrió deslizandose el calzoncillo agitándose y estirándose el pene, alzando los pies descalzos para liberarse de la prenda de vestir masculina la que lanzó a un rincón de esa habitación semioscura, caminó descalzo despacio y lentamente con cuidado fue acostándose detrás de ella que continuaba dormida en posición fetal, los dedos de las manos recorrían sutilmente el desliz de la piel sedosa de niña bonita, el glande ya con liquido preseminal rozaba el culito vestido por la pantaleta que sólo tenía puesta, la nariz y boca se ubicaron detrás del pelo de Nicole, sentía su olor, estaba feliz acariciando a esa preciosa nena que horas antes había desvirgado, los desos pasaban por los brazos en forma sutil, la nariz se predía en ese pelo sedoso, se escuchaba las canciones tatrareadas por los beodos, desde aquella habitación se percibía que se aumentaba el volumen, Leroy seguía abrazando por detrás a Nicole que sorprendida se despertaba asustada, Leroy la retuvo abazandole fuerte, luego la iba soltando despacito, ella dio cuenta que se trataba de su iniciador por la voz susurrante que le pedía calma, ella lentamente se detuvo en sus movimientos, de nuevo la abrazó acostado en la cama ahora girando uniendo su pecho velludo con la esplada de la nena que estaba encima de él, por ente el hombro y cuello de la pequeña salía la respiración de Leroy además aquellas frases elogiosas para la pequeña que sentía el pene erecto roando su traserito además vio que las manos de su iniciador deslizaba su pantaleta hacia los muslos, así se podía sentir mejor el roce la piel del pene en la piel del traserto, la deslizó más sobre cuerpo quedando el cuello de la nena en la boca del hombre, le deslizó la pantaleta, ella doblaba las piernas para liberarse de esa prenda, Leroy acostado sobre ella le besaba y lamía las orejas y le hizo abrir de piernas, ella vio que por debajo de su vagina y culito salía como un mástil el pene erecto de Leroy en cuya punta de glande salía liquido preseminal, la nena vio ese pene grueso, ese pene horas antes la había desvirgado, la alzó de la cadera colocando el culito sobre el pene, le abrió los glúteos y el glande rozaba y se deslizaba sobre ese culito, Leroy de acostado debajo de la nena alzaba y bajaba la cadera alzándole y bajándole a la pequeña, ese pene trataba de entrar en ese culito, ella se quejaba porque le estaba doliendo, Leroy le recordaba aquella postura vista en el libro, al hacer esos movimientos en la cama se escuchaba el chirriar de los resoltes del colchón y de la cama, se detuvo, así acostado como estaba le hizo girar a la pequeña sobre su cuerpo, ahora ambos se vieron a los ojos, unidos pecho con pecho, la abrió de piernas, acomoda el pene en la entrada de la vagina, ella con recelo se resignaba a hacer los movimientos en aquella postura, Leroy nuevamente alzaba y bajaba la cadera unidos ambos cuerpos, sintió que le entró un poquito en la vagina y gimió ampliamente, le dijo a la nena que se mueva, las piernas de Leroy rodeaban las caderas de Nicole, haciendo movimientos que hacían sonar los resortes de cama y colchón, ya casi la tenía prendida totalmente pero por el sonido no era posible, la sacó de la cama, hizo que se encorve sobre el extremo de la cama, así a pierna abierta la nena sentía encima de su cuerpo el pecho de Leroy que se recostaba sobre la pequeña, sintió que el pene erecto rozaba su culito, lo acomoda para ponerlo entre los glutoes y empujar la cadera para penetrarla, en su mente pensaba que faltaba ese hoyito delicioso, aunque ella no deseaba pues decía que le dolía, la giro sobre el extremo de la cama, unieron las frentes, le decía lo linda que era, toma con una mano su pene y el glande empieza rozar la vagina, luego queda a la entrada de los labios vaginales, empuja despació, Nicole siente molestia, le pide que por allí no, aun sentía molestia, pero no quería escucharle, sólo le dijo que se estuviese quietecita, “te lo voy a hacer con amor”, “ya lo verás y lo sentirás”, ella en algo se relaja, “sentirás al principio molestia” “después te gustará mucho” “es más” “me pedirás que te lo haga”, sin más ella sintió que el húmedo glande entraba lentamente en la vagina, ella bufaba, le decía que ya no, ya no porque le dolía, se apartó d ela pequeña, tomó cema de la gaveta d ela cama que se la puso en el pene, luego se acercó a ella que había visto ese pene con crema de manos de Leroy, ahora esa crema la ponía en la vagina, con un dedo le lubricaba, luego el pene estaba en la entrada de la vagina, con la ayuda de la crema el pene se deslizaba abriendo los labios vaginales, ella ya sintió el glande totalMente dentro de sus entrañas, fruncia el rostro en esa postura, la cadera de Leroy ahora se movia adelante y atrás sobre ese cuerpo encorvado sobre la cama, en parte los resortes se escuchaban chirriar, el roce de entrada y salida del tronco del pene con el efecto de lubricante de la crema se hacía más agradable para Leroy y también para Nicole que se podía ver en el rostro a trasluz, los dos cuerpos al mismo tiempo se movían, la cama sonaba, Leroy la disfrutaba a la nena en esa postra solo que para evitar más sonidos de la cama se detuvo sacándole el pene, ella vio en ese pene cubierto de crema que ya no había restos de sangre como la otra vez, vio a los labios vaginales llenos de crema, se apartaron de la cama, estando en pie Nicole se rascaba vagina y culito viendo cabizbaja que Leroy tendía la sábana en el suelo y ponía unas almohadas, le acarició el pelo y mejillas diciéndole que ibana a “jugar ahora a los esposos” le dijo que se acueste de espaldas sobre las almohadas, la abrió de piernas y le recordó que ibana a hacer esa postura del libro que quedó pendiente de hacerla, “te va a gustar mi pequeña”, “soy tu esposo ahora”, esa mismas palabras las había escuchado minutos antes de boca de Dylan, el iniciador le decía a la nena “verás como te preño”, para la nena esa palabra la escuchaba por vez primera, seguramente pensó que era una palabra agradable pues miraba el rostro sonriente y complaciente de Leroy, la coloca algo inclinada sobre las almohadas, cerraba los ojos y recordaba esa postura del libro, al estar así con el cuerpo inclinado y a piernas abiertas se descubría más la vaginita de la pequeña, alegremente se miraban desnudos, el dedo gordo del pie de Leroy rozaba la entrada de la vagina como que deseaba penetrarle, ella se limitaba a ver ese dedo y a la vez el rostro complaciente de Leroy, “te va a gustar lo que haremos ahora mi pequeña” se inclinó un poco sobre ella, los tobillos se apoyaban sobre el pecho de su iniciador, al ir inclinándose sobre ella con una mano tomaba el pene poniéndolo entre los labios vaginales, así el glande entraba en esa vagina muy descubierta, la sujetaba mientras la embestía, Leroy sabía que con esa postura el pene iba a entrar totalmente así por unos segundos se detuvo al escuchar suplicas de la pequeña que ya no más porque le dolía un poco, luego de la pausa fue sacando y metiendo el glande hasta que después ya todo el tronco del pene adulto entraba en lo que cabía en esa vaginita, ella gemía mucho, ese rictus lo veía en el rostro de la pequeña, fue sacándole el pene, se sentó a piernas abiertas delante de la pequeña viéndola que de su cuerpo solo movía sus manitos tocándose la vaginita, las manitos las delizaba por la pelvis y los muslos, miraba la crema en sus deditos, miraba en su delante ese pene de Leroy que estaba agitado, “¿ves que ya no duele?” “verás que de a poco se te quita a molestia” “luego lo sentiras rico” “mira cómo desea entrar en tu cuevita” le decía poniéndose más crema en el pene, ella solo se limitaba a verle, se puso en pie dando unos pasos volviendo a acostarse sobre ella, de nuevo retomaron esa postura, Nicole aun estaba inquieta, Leroy lo notaba, le besaba los muslos, el pene entra en esa vaginita haciéndola gemir, al meterle y sacarle el pene sentían de apoco un gusto, ella superaba el dolor, el movimiento de cadera ahora se intenso a lo que Nicole tenía molestia en su vientre, le pedía que pare que ya porque le dolía a lo que Leroy su iniciador le respondía a ojos cerrados concentrado en sus instintos sexuales diciéndole “déjate preñarte” “déjate preñarte” “ya casi mi amor” “ya casi” “ya casi” “ya casi te preño” “la tienes rica” “rica” por unos instantes continuaban esas embestidas de pene en la vagina, hasta que él se detuvo, se apartó de la pequeña sin dejarse de agitar el pene, ella seguía acostada rozándose la vaginita con los dedos de la mano, él la miraba con deseo, se había contenido la eyaculación, el pene le latía, había pensado en algo mejor, se acercó acariciándole el vientre, el pecho, besándole y manosenadole el cuello y la frente, unieron los labios abrieron la boca para introducirle la lengua, le dijo que abra la boca, ella la abrió, el hombre le metía la lengua y ella con sus labios la sentía deslizarse hasta dentro de la boca, se apartó un poco de ella que seguía encorvada sobre las almohadas, ella seguía acostada en el piso, él le dijo que abra la boca, encima de ella se sentó, luego alzó un poco el cuerpo, ella vio el glande del pene en sus labios roandolos, le dijo que abra la boca y que se dejase llevar, ella sintió el roce de ese glande pasar por sus labios hacia el paladar, le dijo a la pequeña que no se mueva, “quietecita allí, mi amor”, “verás que se siente rico” le decía con toda complacecncia, lentamente las caderas se bajaban y el pene entraba, las caderas se alzaban y el pene salía de esa boquita, al salir el pene brilloso por la saliva de la nena lo agitaba, ella pasaba la lengua por los labios “¿te gusto?” le dijo, ella solo lo miraba, él le sonrió, “¡vamos a ver!”, “¡de nuevo!”, ella abría la boca y él le metía el pene, ahora sin salirse de la boca el pene se alzaba y se bajaba, se alzaba y se bajaba aun ritmo armónico que hacía que el roce del glande en cierto momento llegase al paladar provocándole la acción d etoser en la peueña, él apartaba el pene d ela bo diciendoe “te falta aprenser”, “pero pronto lo harás ben”, “ven” le dijo con dulzura, “vamos a jugar por el otro hoyito”, la hizo dar vuelta sobe las almohadas, ahora ella encorvada se dejaba llevar de los movimientos de manos de Leroy, así quedaba acostada de cara a la sabana tendida en el suelo, las manos de Leroy daban un sutil masaje en la espalda d ela pequeña, le decía “quietecita” “siente lo rico de mis manos” “siente” ella sentía los roces dee la yema de los dedos recorrían por sobre su piel, luegos los Labios de Leroy se deslizaban por el cuello llegando al coxis, luego ella sentía la lengua de Leroy que se deslizaba de abajo hacia arriba de la espina dorsal dejando huellas humedecidas de saliva, le sacó unos suspiros, sorprendentemente ella sintió algo que se deslizaba sobre la separación de sus glutos, en realidad el glande y el tronco del pene se deslizaban, luego sintió molestia en su traserito encorvado empinado, en realidad el dedo de Leroy entraba en ese anito virgen, ella se sorprendió y quiso instintivamente hacerse a un lado, pero ´l la contuvo, se llevó el dedo a olerlo en su nariz, “rico tu potito”, sonrió “está nuevecito” volvió a sonreír, lentamente se acostó sobre el cuerpo encorvado de ella, el glande se disponía a entrar pero ella demía muy fuerte, “no, me duele” “ya no, me duele” le decía con angustia a lo que Leroy se detuvo, “está bien”, “nada por ahora en ese huequito” sonrió, se apartó d ela nena, caminó desnudo hacia la ventana que daba a la calle, movió la cortina, aún habían gente bailando enfrente, al girar donde estaba ella vio que la pequeña Nicole se había puesto en pie que se rascaba el traserito y con la otra mano se la deslizaba por su vaginita desnuda, le dijo preocupada que quería micciar, el hombre sacó debajo de la cama una bacinilla y rápidamente ella se sentó y empezó a eliminar orina, se escuchaba el liquido que sonaba sobre la bacinilla, eso excitó a Leroy que se acercó con su pene aún erecto a rozar los labios de la pequeña, ella sentada lo iraba, ya no se escuchaba el liquido sonar el recipiente “¿ya terminaste?” ella lo iró y movió afirmativamente su carita, “ven, vamos a terminar el jueguito” lentamente se puso en pie, “ven, acuesta”, “eso, ¡bien!” “así” “así, mi preciosa”, ella se encorvaba mostrándose esa vagina empinada bien abierta d epiernas a gusto de Leroy, ella lo miraba acercarse con su cuerpo sobre el suyo, olía el sudor de iniciador, “vamos a jugar a marido y mujer”, le dio un beso, la siguió besando, le lamía los pezoncitos, ella suspiraba, se apartó, fue por crema que se la puso en la vagina y mucho se uso en el glande, “verás que ya no te duele” “tranquiita” “tranquilita” le miraba al rosto de nena hermosa, el glande entraba poquito a poquito, milímetro a milímetro Leroy no dejaba de ver la expresión del rostro de la pequeña, mientras se lo iba metiendo ella hacía un rictus leve en su rostro, el pene entraba un poquito más y ella lo miraba a su iniciador, entra otro poquito y ella abría la boca, entraba otro poquito y abría más los ojos, sacaba el pene y le decía “¿ves?” “¡ya no te duele!” le puso crema en la entrada d ela vagina y él se puso más crema en el glande del pene “¡va de nuevo!” ella sentía que el pene entraba en su vagina, el glande se deslizaba, él no djaba de ver la respuesta del rostro al sentir que el pene entraba despacio, “¿ves?” “te lo estoy metiendo con amor” “como a ti te gusta, mi amor” seguía viéndole el rostro ientras se lo seguía metiendo, algo abría la boca, se relajaba ahora, Leroy sintió que estaba metido a medias en las entrañas de ella, se detuvo y le dijo “¿ves?” “ya no te duele” “¿verdad?” “hasta aquí ya no te duele” ella sin dejarle de mirar asentía lentamente con su rostro medianamente relajado, “bien” “bien” le dijo que sus manitos se agarren de sus brazos “ahora otro poquito” le vio el rostro que levemente mostraba señales de incomodidad, “¿te duele?” ella le decía “un poquito” ahora el pene se deslizaba más, Leroy sintió que había llegado hasta el fondo, todo, todito, ella al sentir mordía los labios ahora, fruncia el rostro, “¿ahora, te duele mi amor?” ella le dijo “un poco”, lentamente lo fue sacando, se sentó abierto de piernas viéndole a ella en esa posición encorvada sobre las almohadas, se ponía la crema sonriente, vio esa vginita con crema salida de los labios bavaginales que los dedos de la pequeña, “¿verdad qe ya no te duele?” ella sin dejarle de mirar asentía y le respondía “un poco”, Leroy le dijo “¿sentiste un gustito al metertelo?” ella lo miraba pero no le contestaba, sentía vergüenza y seguía pasándose los dedos por la vagina con las pierns aun bien abiertas así encorvada, “vamos” “dime” “¿te gustó, verdad?” ella sin dejar de mirarle lentamente asentía, sonrió Leroy, le dijo agitándose el pene con crema “míralo bien” “esto te hara gozar” “esto te hara sentir feliz” “¿sabes por qué?”, la nena lo miraba, esperaba la respuesta de su iniciador, “porque ya te gusta” “¿verdd Nicole que te gusta?” “míralo bien” “¿te gusta, verdad?” la mirada de ella que tenía puesta en el rostro de su iniciador ahora bajaba y ahora ella miraba fijamente el pene agitándose, “¿verdad que te gusta?” “dime” “lo sentiste rico cuando lo tenías adentro” “¿te gusta, en serio?” “sentiste un gustito por el” “¿verdad primor?” “¡lo sentiste rico!” “¡lo se!” “¡lo sentiste!” “¡los dos los entimos porque nos dejamos hacerlo!” sin dejarse mirar fijamente él le dijo “¿te gusta?” “dime” “¿te gusta?” “¡vamos!” “¡dimelo, mi preciosa!”, ella miraba el pene y alzando su rostro en ese cuarto semioscuro declaraba que sí asintiendo con recelo, se acercó y le dio un beso en la frente, “no tengas miedo mi pequeña”, “verás que rico lo vas a sentir ahora” “¿quieres seguir jugando?” “¿quieres que te lo siga metiendo?” ella lo miraba fijamente “¿quieres que juguemos a marido y mujer?” “¿quieres?” “dime” “¿quieres, mi bonita?” con ternura le dijo “¿quiere ser mi mujer?” “nadie lo sabrá, será nuestro secreto” al escuchar esas palabras motivadoras llenas de seguridad ella sin mucho recelo ahora y sin dejarse de seguir pasando la manito por la vaginita asintió, “¿prometes que desde ahora en adelante lo haremos cada vez que yo te o pida?” “¿verdad mi bonita?” “nadie lo sabrá” “¿verdad que sí?” alzando la mano en señal de juramente el hombre le decía “¿verdad que sí?” “¿Qué será nuestro secreto de amor?” “¿que nadie lo sabra, verdad?” ella asintió con algo de seguridad, él le dijo “entonces” “¿te gusta que te lo meta siempre?” a lo que ella contestó “sí”, “¿verdad que siempre serás mi mujer bonita?” ella contestó con un rotundo “sí” sin dejarle de ver el rostro, “bien”, “entonces juguemos” “verás que te lo haré con mucha delicadeza pero más mucho más te lo hare con amor” “te quiero mi preciosa Nicole” “no lo olvides nunca mi bonita”, se acercó, le puso más crema y ahora el glande entraba por los labios vaginales, seguía su curso de penetrar, de llegar a las entraas de la pequeña, “¿lo sientes verdad?” ella asentía “¿te gusta, verdad?” ella asentía mientras el pene seguía penetrando, “¿ya no duele verdad?” ella movia negativamente la cabeza “pero te gusta” “¿verad que sí, mi pequeña?” ella dijo “sí, me gusta” y con un suspiro cerrando los ojos sintió que el pene ya estaba adentro, “ahora viene lo bueno” le dijo, empearon el meter y sacar del pene ella se iba relajando, algun rezago d emolestia le había quedado pero lo superaba a medida que el pene entraba y salía, él la veía al rostro y sonreía, ahora las embestidas se hacían más rápidas, “siente, siente mi amor que te hago el amor porque te quiero y tú me quieres” “siente que te lo meto porque nos queremos, porque nos queremos” ella dibujaba un leve rictus en su rostro, “siente que te lo meto, siéntelo” “nunca lo olvides, eres mi mujer” “¡eres mi mujer!” “!Yo soy tu mardo¡” unieron en parte sus frentes, “¡soy tu marido!” “¡y tú mi mujer!” se detuvo en sus embestidas, ella sintió un liquido dentro de su vagina por segunda vez en su vida “nunca olvides que eres mi mujer” “¡mi mujer!” “¡mi mujer!”, allí quedaron sin moverse, ella sentía todo el liquido seminal dentro de sus entrañas, “¡te preñé!” “¡te preñé!” “¡eres mi mujer!” “¡siempre seras mi mujer!”, “¡siempre!”, esas palabras retumbaban en la mente y conciencia de la pequeña Nicole, allí por unos instantes quedaron quetecitos unidos sus cuerpos desnudos oliendo sus pieles, él encima de ella con el pene adentro latiendo, uniendo sus frentes, asi encorvados él más por la estatura, buscando los labios para besarla, le miraba los ojos a la pequeña que estaban relajados, le iba sacando despacio el pene mojado de crema y semen, se sentó delnte de la pequeña contemplando que estaba quietecita a piernas abiertas psandose la mano por vaginita viendo sus dedos con crema y semen salidos de la vaginita, se miraron fijamente, Leroy hizo una amplia sonrisa picarona de complicidad, una leve sonrisa salió de parte de Nicole, el hombre abrió más sus piernas de donde estaba sentado y estiró el pene, “mira tu caramelo” “¿te gusta, verdad?” ella con oco recelo asentía ambos volviendo a sonreir ahora ampliamente, Nicole vio que el dedo gordo del pie de Leroy le rozaba la vaginita humeda de semen y crema tratándole de metérselo con ganas, ella correspondía abriendo ampliamente las piernas, se recostaba con su cabeza posando sobre la sabana en el suelo sintiendo el roce de ese dedo, suspiraba, de pronto ya no sintió ese movimiento, es que Leroy se puso en pie yendo a una gaveta por papel para limpiarle la vaginita y el pene, ordenaron la cama, cuidaron de que la sabana no tenga restos de semen, le dijo a la nena que si deseaba ir al baño a lo que le dijo que no, Leroy se acostó en la cama, ella parada miraba que con la mano le hacía gestos para que se acueste con el, los pies de dedos alargados y poco elevado empeine de piel blanca marcaron el camino para acostarse, ambos cuerpos desnudos quedaron cubiertos de sabana, los manoseos en el cuerpo de la pequeña no se hicieron esperar, así quedaron dormidos con la convicción de que la puerta se encontraba con seguro, la música afuera continuaba y eso los arrullaba, hasta que tiempo después se escuchaba el canto de los galos, la música ya no se escuchaba, instintivamente con el deseo de micciar Nicole se despierta, hace a un lado los brazos de Leroy que la sujetaban, se sienta en la cama, ve sus pies descalzos, bosteza, ve su vagina, se pasa un dedo y lo huele, se pond en pie, camina hacia su pantaleta, se pone, sale en dirección al baño, se sienta sobre el inodoro y empiea a desalojar orina de su vaginita, algo pujaba, al escuchar ese sonido de la orina le vino el recuerdo de lo que había hecho, mmiraa su vaginita botar orina, al terminar suena la válvula de agua, se pone en pie y se sube la pantaleta que tenía a la altura de los muslos, iba en dirección al cuarto de Dylan donde sola debía haber pasado la noche, pero un ronquido a distancia le hizo reaccionar, era Dylan en la sala, fue hacia allá, estaba Dylan descubierto de la sabana, roncaba levemente, estaba profundamente dormido puesto su pijama, lo contempló por unos segundos, acercó su nariz al pene vestido y olió por unos segundos, le vio el rosro de niño hermoso, un deod índice rozaba la punta del pene flácido vestido, no quería despertarle así que continuó su camino y en el trayecto se encuentra con Leroy, ella lo había despertado y lo había visto todo, estaba arrimado en la pared del cuarto junto a la puerta, tenía puesto el calzoncillo, se notaba el pene hecho bulto, lentamente se bajó el calzoncillo delante de Nicole, “¿Quieres jugar?” le dijo con amplia sonrisa “¿si?” ella vio detenidamente ese pene, él le hizo señas que se acerque y ya estando en su delante las manos del hombre se posaron sobre los hombros de la pequeña que lentamente se acuclillaba, tomaba el pene con sus manitos y lo llevaba a sus labios para que empiecen con el acostumbrado roce, abrió la boca a mandato de Leroy, el gande entró a plenitud rozandi los labios y paladar, algo tosió, Leroy sonreía, le hizo poner en pie, él se alzó el calzoncilo, la tomó de la mano entrando al baño, “ven” le dijo “vamos a jugar acá al marido y mujer” al entrar cerraron con seguro, vieron el inodoro, el hombre se quitó el calzoncillo y lo mismo hizo ela a orden de Leroy, “recuerda que tú ahora ya eres mi mujer” le dijo al acercarle el pene a rozar la vagina, la encorvó sobre el inodoro abriéndole las piernas, tomó el pene haciendo que el glande roce los labios vaginales y lentamente iba entrando, “recuerda eres mi mujer”, “mi mujer”, el pene entró oto poquito y ella pujaba, entraba otro quito y le decía “¿entendiste Nicole?” “¡eres mi mujer!” “¡siente que te lo meto, primor!” “¿te gusta?” “¿eh?” “¿te gusta?” “¡dime!” ella respondía “sí Leroy, me gusta” “ahh, me gusta”, ya asi estando todo el pene adentro le dice “¿te duele?” ella responde que “un poquito”, “verás que si lo hacemos seguido ya no te dolerá” “mas bien te va a gustar más que ahora” “mucho más que ahor, mi amor” y así empezaron el meter y sacar de ese ene en la vagina, ese cuerpito sometido sexualemente se movia hacia adelante y hacia atrás sobre el inodoro bajo influencia de lo que el cuerpo adulto le hacía, ella sintió luego que ese cuerpo adulto no se movía, era que luego ella sentía otra vez ese liquido seminal entraba en su vaginita, Leroy con algo de acelerada su respiración alcanzó a decirle “acuérdate de mi cuando vayas a micciar” “cuando te salga la orina de tu vagina, ¡acuérdate de mi!” sacaba el pene y se apartaba de la pequeña que seguía así encorvada a pierns abiertas, “¿ves que rico, eh?” “eres mi mujer”, la puso en pie viendo que el dpositaba su orina en el inodoro, veía ese pene erecto rosáceo que desalojaba ese liquido, vio ese grueso pene que antes estaba dentro de su vaginita, la limpió y salieron del baño, alcanzaron a ver a la distancia a Dylan que continuaba profundamente dormido, fueron al cuarto de Leroy, de su bolsillo sacó unas monedas de mediana nominación del país del norte, hizo que la nena extienda la mano diciéndole “¡toma este dinero!” “recuerda que el marido le da dinero a su mujer” “te lo mereces, y siempre lo tendras cuando juguemos” contenta salió de la habitación sabiendo que en pocas horas irían al hospital a ver a su madre.
FIN DEL CENTÉSIMO QUINCUAGÉSIMO SEXTO EPISODIO
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