METAMORFOSIS 164
Lejania.
La madrugada se mostraba con mucho frío, había un fuerte viento que hizo mover el marco de la ventana que había quedado apegada simplemente, el ruido fuerte se originó tras el movimiento de los marcos de la ventana que al abrirse golpeaban la pared, el sonido contribuyó a que esos ojos infantiles se abriesen de inmediato, le vino un temor al cuerpo, un susto que de súbito le hizo que se siente en la cama viendo la frìa ventisca de madrugada por la ventana abierta de par en par, esa brisa llegaba a su pelo moviéndose un poco, bostezó ampliamente, estiró los brazos, el temor se perdía ante el estiramiento y el consecuente suspiro, escuchó voces que venían de la calle, la curiosidad hizo que se asome a la ventana, desde allí vio a un hombre que en voz alta daba indicaciones a su mujer y a su hijastro que respondían a sus indicaciones, aquel hombre tenia puesta una remera y un short ajustado, portaba sandalias caseras, al verlo conocido desde allì se relajó poniendo apoyada su carita en el marco de la base de la ventana, ella seguía bostezando viéndolos moverse cargando varios cartones, desde el interior del cuarto ella escuchaba las dos campanadas del reloj de la salita donde vivía, los ojos de la pequeña se centraban en ver a ese hombre adulto y al hijastro, la mujer estaba presurosa, los tres subieron al auto, ella desde allí los vio partir, siguió suspirando en esa postura sobre la ventana, pese al frio se podía ver alguna que otra estrella en el firmamento, escuchó ladridos de perros en los trastes de basura, vio que salía un indefenso gatito que estaba siendo perseguido, a ella eso le disgustó y lanzó lo primero que tenía a su alcance desde su habitación, el objeto que era una muñeca le cayó a uno de los perros que al sentirse tocado pegó un aullido, ella sonrió viendo al gato salvado metido entre trastes de la calle, de pronto reaccionó por lo que había hecho con su muñeca, estando descalza rápidamente estuvo abriendo la puerta de la casa de arriendos hasta llegar a la acera, toma su muñeca y escucha el ladrido de uno de los perros, trata de correr pero le lanza la muñeca a un costado que va rozando al perro, éste se aparta, va a recoger su muñeca y de pronto siente un fuerte viento y luego escucha el golpe de un portazo, fue de inmediato a tratar de abrir la puerta pero estaba cerrada por dentro, no se percató de dejar abierto el seguro al salir presurosa por su muñeca, se quedaba fuera de la casa de arriendos, se sentó en un lugar oscuro apartado de la acera sentada abrazada de su muñeca sintiendo frío, estaba descalza, miraba moverse los dedos de sus pies, rodeó sus brazos a las pierna unidas posando su mentón a las rodillas, así pasó un buen rato pensativa con algo de sueño, afortunadamente para ella a esas horas no habían transúntes, sólo se escuchaba el ladrido de los perros del sector, el lugar estaba en silencio, tiempo después ve unas luces que reflejan su cuerpo, del auto se baja presuroso Leroy que había dejado a su mujer e hijastro en la parada de buses, ve a la niña y le pregunta por su estado, ella le contó lo que había pasado con los perros, le acarició el pelo y las mejillas y le dijo que suba al auto, ella tiritante se sentó junto a él, Leroy condujo el auto hacia el garage, vio que ella estaba descalza puesta solo con el camisón de dormir, le preguntò si quería beber y comer algo a lo que ella asentía, la tomó de la mano llevandola en dirección a la puerta, abrieron, subieron las escaleras, ella a l pasar vio la puerta del cuarto en la que vivía, el notó esa mirada y le dijo que pronto regresaría, le fue acariciando el pelo y las mejillas hasta quedar enfrente de la puerta, ella vio que la mano de Leroy movía la cerradura, entraron presurosamente, Leroy encendió la luz viendo el reloj de pared que marcaba las 2:15 de la madrugada, sonrió, fue a la cocina y le brindó gaseosa con un sandwich, la nena muy contenta con su comida se dejó llevar de los hombros siendo conducida al dormitorio Leroy llevaba un bote de jalea en la mano, allí se sentó en el extremo de la cama, Sophie muy atenta vio las manos de Leeroy que abrian la tapa rosca del contenido del bote, le hizo ver que tenìa un papel con plástico de seguro y que en ese momento los ojos de Sophie vieron al dedo indice izquierdo de Leroy que perforaba ese seguro de papel con plástico, “mira Sophie” “lo perforé aquí”, “ahora tù también hazlo acà” “¡así!”, “¡eso!”, “¿ya ves que fàcil?” Sophie reía, su dedito perforaba el papel plaástico del bote de jalea, le hizo acercar el bote a la nariz “rico, ¿verdad?”, “¡sí!” “¡huele muy rico!”, dijo ella con amplia sonrisa en su rostro de niña preciosa, Leroy complacido por la respuesta de la nena le dio un beso en los labios, ella sonreía, ella vio que Leroy quitaba todo ese papel plástico, a ordenes de Leroy ella con su dedo indice derecho hizo circulos en la jalea y se llevó el dedo a la boca, Leroy hizo lo mismo, ella vio que el dedo de Leroy salia y entraba de los labios, ella hizo lo mismo, ambos sonreían, ahora Leroy lo metió a la jalea untado en la piel del dedo, lo pasó por los labios de Sophie que deslizaba la lengua para llevarse dentro de la boca ese delicioso manjar de jalea, él se llevò a la boca otro poco del resto, al dedo lo sacaba y lo metia deslizandole por la boca a manera de una insinuación de un acto de penetración sexual, ambos sonrieron, la nena se dedicó luego a comer y a beber poniendole jalea a un pan, Leroy bajó interruptor de la casa quedando todo en penumbras, la nena se sorprendió pero ya estaba allí Leroy sentado a su lado para calmarle diciendole que no es adecuado estar con la luz prendida pues los inquilinos pueden molestarse y hay que respetar sus sueños, ella asintió obediente aceptando tal comentario de justificación, Leroy empezó dandole besos en el pelo, luego le hizo unas cosquillas para entrar en confianza luego fue lentamente acariciandole el rostro y el pelo, le pasó la manos por el muslo adentrandose por ese camisón en dirección a la vaginita lampiña donde sonrió al sentir el roce de los dedos en los labios vaginales, los sacaba y el hombre olía sus dedos pasados por la vaginita y también haciendole oler a ella diciéndole lo perfumada que estaba su vaginita, sus ojitos observaban a su alrededor la penumbra leve que se hacía ante la presencia de la luz de luna entrando por la ventana, vio con más claridad el roce intenso de las manos de Leroy en sus piernitas con el camisón alzado a su pecho, luego le preguntó a ella si quería ayudarle en algo, ella tras comer sin ningún problema dijo que si, Leroy sonrió y fue hacia el baño, prendió la luz viéndose su pene que ya estaba erecto, sentada desde el extremo de la cama escuchaba el sonido del agua salida del grifo del baño, Leroy se enjabonaba el pene, lo limpiaba, gozaba viendo el color purpura de ese glande que se confundía con la espuma de jabón “ahora es cuando, je!” “¡vas a ser mía!” las manos rozaban con jabonadura la piel del tronco del pene llegando a los vellos, Leroy recordaba que desde hace aproximadamente diez días no había hecho sexo, se vio los vellos, pensó un poco y luego optó por afeitárselos con la ayuda de la luz de la bombilla del baño, la niña continuaba sentada en la cama a la espera de Leroy, tenía las manos entrelazadas sobre el camisón que cubria los muslos de sus piernas, de pronto ve salir del baño la figura de Leroy, se había sacado la ropa quedándose en calzoncillo ella le mira expectante con sus pequeños ojos, al verle le salió una leve sonrisa a lo que Leroy le dice “¿te acuerdas pequeña?”, “¡Es el mismo que viste en la casa del lago hace tiempo!”, “¡cuando jugamos!” “¿si te gusta mi ángel?”, la nena asentía levemente sonriente al verle el color del calzoncillo en ese ambiente de poca luz que salía del baño, le recordaba que debía ayudarle en algo y le dijo que si quería aún quería, ella asentía sin dejar de mirar que en el calzoncillo se iba formando un bulto, el hombre se sienta junto a ella y le pide que le haga unos pequeños frotes de manos en los hombros, ella se acerca y con sus manitos empieza a frotárselos, Leroy le dijo que pase sus manitos por la barriga, ella le preguntaba en qué parte quería el frote de manos y Leroy se acostó lentamente en la cama, le toma las manitos a la nena poniéndola a frotar en círculos del abdomen, y de esa manera los dos mirándose sonrientes empiezan a hacer movimientos suaves y ella solo le miraba sonriente, para ese momento ella miraba el bulto debajo de la tela que lo tenia bien erecto y le dice “hazlo mas abajo” y haciéndole caso comenzó a rozar su manito en el pene vestido eso lo puso muy excitado a Leroy, entonces fue cuando le dijo que no debe decirle a nadie que le está dando un masaje, que sería un secreto en el juego, que era parte de este juego al que al final ella ganaría un gran premio, ella le dijo que si, que no diría nada, así, el masaje le daba con sus manitos encima del calzoncillo, la punta del glande salió por el espacio entre los botones, luego le dijo “¡mira Sophie!” “¡es tu amiguito!” “¡en este momento me da comezón!” “¡mira, te está saludando muy feliz!” el dedo de la nena se acerca lentamente y con la yema toca el huequito del glande” la mano de Leroy toca la cabeza de la nena haciendo su nariz roce oliendo la punta del glande salido de la tela del calzoncillo, “¿huele rico, verdad?” “¡està perfumado… para ti, preciosa!” “¡para hacer nuestro jueguito!”, ella pasaba la lengua dejando restos de saliva en la tela y en cada acción escupía pues su lengua rozaba constantemente la tela, “¡espera, preciosa!” “me lo voy a quitar para que lo hagas mejor y más rico”, le decía que “tiene que ser nuestro secreto así que no puedes decirle ni a tu mami ni a tu papi, ni a nadie ¿ok?” ella le dijo que si que seria nuestro secreto, Leroy se saco su calzoncillo deslizándose por la spiernas saliéndole por los pies mostrándose ese prominente pene y el la mira al momento en que le toma su manito y hace que se masturbe, Leroy se sentía rico viéndose muy erecto, así pasaron como 10 minutos masturbándose ella no articulaba palabra de nada, simplemente Leroy le preguntaba si le gustaba y ella con su sonrisa hermosa solo le miraba, cerrando los ojos le dijo “anda nena, métela en la boca” asi de obediente primero solo se lo puso el glande en los labios, “¡así, así preciosa chúpalo como si fuera un helado!” fue cuando le dijo “abre mas la boca un poquito” ella le obedeció, vio que el glande de Leroy se metía solo la mitad de la cabeza puesto que en esa parte le gustaba que se lo mamase intensamente, ella estaba muy tranquila pues ya antes había tenido ese pene en sus labios, se sentía muy bien, le vio en el rostro infantil, en ese momento la parta y toma su bote de jalea y se lo pone en el glande y en resto del tronco del pene, “ahora te toca mi preciosa, lamelo y chúpalo despacito” introduce el pene en toda la capacidad bucal haciendo que tosa por el roce de la jalea en el paladar, hacía pausa para reponerse y que al verla así Leroy no paraba de reir bajo, cerraba los ojos complaciente de la acción de la boca de esa niña en su pene “así, así mi bien, así” acostado y bien abierto de piernas la nena continuaba lamiendo y chupando los testículos haciéndole gemir a Leroy, “sàcame toda la jalea, sácamela” ella presurosa lo hacia, “ahora trágatela, trágatela” “¿te gusta?” ella lo miraba afirmativamente con sus pestañas teniendo el pene dentro su boca, el pene quedó ensalivado, ahora Leroy se sienta agitando su erecto pene y le pide que se arrodille “míralo Sophie” “mira a tu amiguito” el pene estaba ensalivado, lo miraba fijamente “ahora, chúpa los huevos” y así lo hizo rozando la punta de la lengua entre los testículos le siguió chupando muy rico con su pequeñita lengua y a la vez Leroy se masturbaba, fue cuando le pregunta mirando a su vaginita “¿quieres que juegue con ella?” “si” fue entonces que le fue quitando el camisón, fueron varios minutos concentrado viendo ese cuerpo desnudo a trasluz del baño, “¡eres muy preciosa Sophie!” la marcó haciéndole cosquillas como a ella le gustaba, de repente se detuvo para no generar ruidos que despierten a los vecinos, la puso en pie tomándole del hombro para guiarle que se acueste en la cama, le abrió las piernas ella se rozaba los labios vaginales con los dedos al ver que el dedo índice de Leroy se untaba jalea pasándole por los labios vaginales abiertos, esa acción a Sophie la hacía gemir, luego vino el roce de lengua por el clítoris “te la voy a sacar y verás que rico es nuestro jueguito” ella se retorcía ante el movimiento de la experimentada Lengua de Leroy, emitía risa ante el sentir de las cosquillas en el clítoris, entre la lengua y el diente estiraba el clítoris de la pequeña “¿te gusta Sophie?” “sí, pero se siente raro” el hombre sonrió “Para que veas lo rico de este juego” “se siente así porque me quieres y deseas más que te lo haga” “¿verdad, primor?” “¿quieres jugar más así de esta forma, verdad Sophie?” de sus labios infantiles le sale un “si”, Leroy continuaba entre lamidas y cosquillas en el cuerpo de la pequeña, le gustaba verle así quietecita acostada en la cama con sus piernas abiertas, verla así desnuda en su totalidad a trasluz era un gran deleite, hizo pausa en sus lamidos acariciándole de forma circular la vaginita lampiña que tenía, ella suspiraba, se miraban sonriente, él le mostraba la ternura, ella la captaba, “eres muy hermosa Sophie”, “¿te gusta lo que hacemos?”, ella responde “sì” “¿verdad que es rico?” ella asiente, “¿seguimos jugando?” ella vuelve a asentir en señal de aprobación, Leroy le acaricia el pelo, pasa por las mejillas, baja su cara para besar el ombligo haciéndola estremecer a causa de las cosquillas, le hizo poner de cara a la cama pasándole las manos por los glúteos “¡Sophie… tienes un lindo potito!” ella con su acostumbrada inocencia dijo “¡gracias!” eso hizo estallar en risas a Leroy que luego besaba como un desaforado los glúteos de la pequeña Sophie, le hizo voltear para ahora contemplar esa vaginita “Sophie… ¡la tienes preciosa a tu cuevita!” los dedos describían círculos al recorrer la vaginita y se puso a lamer la vaginita, se detuvo y acariciándole la vaginita le dijo “ ¡voy a continuar haciendo sentir bien, Sophie!” ledio un beso muy sentido en la frente diciéndole a la pequeña “todo es porque te quiero mucho y deseo hacer este precioso jueguito contigo” le dijo acariciando su rostro y volviendo a colocarla sobre la cama, “no tengas miedo que voy a hacerte sentir bien aquí abajo” le dijo mirando hacia su vaginita ¿estamos?, Sophie asiente algo sudorosa de tanta acción volviendo a dejarse caer boca arriba sobre la cama, “Eso, bien Sophie” le dice a la pequeña moviéndola bien abriéndole las piernas al mismo tiempo que vuelve a rozar su nariz en la vaginita “hueles rico preciosa” “¡mmm!… ¡deliciosa!” “¡la tienes rosadita como a mi me gusta!” y procede a lamer su rajita con total gusto abriendo con sus dedos sus pequeños labios vaginales haciendo a los costados el movimiento de la punta de la lengua “¡me haces cosquillas!” Leoroy hace más seguido y constante el movimiento de su lengua, Sophie manifiesta gemidos al sentir eso tan sabroso, Leroy mira el rostro de la pequeña y sonríe luego de pasar la lengua por arriba y por debajo de los labios vaginales, “¡ahora dame tu culito!” ella da vuelta de cara a la cama, ahora la nariz pasa por la rajita del culito de Sophie que empieza a reir y luego a gemir al sentir el paso de la lengua de Leroy sobre ese traserito lampiño de niña preciosa, “¡lo tienes cerradito!” “¡muy rosadito!” “¡muy lindo!” “¡precioso, precioso!” ella sonreía al escuchar esas expresiones, “¡date la vuelta!” “¡quiero oler de nuevo tu vaginita!” al sentir de nuevo el pase de la lengua por el clítoris Sophie se pone a gemir aun echada y mirando de reojo como los dedos de Leroy manipulaban a su gusto esa vaginita deliciosa, “Sophie dime se siente?” le dice al mismo tiempo que presiona con un dedo en su vaginita y vuelve a lamer su rajita mientras ella gime “¡ahh!” “¡es muy extraño lo que siento!” decía Sophie dejándose manosear de Leroy a su gusto, en Sophie se podía apreciar que miraba de reojo cada vez menos y se dejaba manosear sin poner muchas objeciones, más bien estaba relajada, como gustosa a plenitud de lo que sentía, Sophie sentía al comienzo como que ansiaba por ver lo que Leroy le hacía a su vaginita y de esa forma agarra una de las almohadas para acomodar su cabeza mientras miraba pero luego ya simplemente se dejó relajar sobre ella disfrutando del tratamiento de lengua que Leroy le daba, el adulto dio cuenta que quizás ya a su edad y dada la confianza que le tenía había dado como resultado que se sintiera más cómoda de explorar su sexualidad con Leroy, así que pensó “esta es la oportunidad que no debo dejar pasar” la lengua la rozaba con intensidad, hizo un alto y con el dedo le fue poniendo jalea en los labios vaginales, la expresión de gemido de Sophie trascendía en la habitación, ella lo manifiesta algo agitada después de varios minutos de tenerle manipulando su rajita, se notaba que el sudor recorría los rostros pese al frio imperante lo que hacía más delicioso el estar allí de esa forma, se sentían bien esos cuerpos desnudos “¡eres muy preciosa Sophie!” “la tienes rosadita… ¡mmm!… ¡deliciosa!” Leroy exhala una expresión de profundo agrado que se ve en su rostro levantado de esa rajita, ella lo mira con una expresión como quieisra decirle que “ya no puedo esperar más…” Leroy con su alta excitación y llegando a tope se levanta y para sorpresa de Sophie ve que Leroy empieza a rozar el glande frente a la vaginita de ella liberándola completamente erecta frente a Sophie, “¡mmm!” “¡qué delicia!” “¡qué suavidad!” balbucea Leroy a ojos cerrados mientras toma su pene y se lo acerca a su rajita, Sophie se queda mirando sobre todo ese miembro recién afeitado parecido a estar lampiño que se deslizaba sobre la entrada de la vagina, estaba poco sorprendida de que lo haya rozado al pene de esa forma frente a ella, aprovecha de este desliz de ella pues ya que no protestó y solo se limitó a ver cómo se exhibía frente a ella masturbando el miembro sobre su abdomen, con la excitación a tope empieza a frotar su pene sobre su rajita subiendo y bajando suavemente por los labios vaginales deslizándose hacia arriba, “¡Sophie!”, “¡Sophie!”, “¡te la siento muy suave…!” “¡Sophie!” “¡muy suave!” “¡mira!”, los ojos de la nena miraban el glande salido que rozaba los muslos miraba a que Leroy exhalaba de mucha satisfacción al sentir esa tibiesa de órgano contrastada con el leve frìo de la habitación cerrada, Leroy seguía exhitado a ojos cerrados con mucho placer aun frotando ambos sexos, “¿te gusta que te frote a tu amiguito por ahí? pregunta Leroy observando eso miembros frotarse, “¡miralos Sophie!”, “¡míralos bien!” “¿te gustan como juegan así?” ella asiente y esa respuesta le da a Leroy al decirle “ya verás, Sophie” “nos vamos a divertir mejor todavía” le dice al mismo tiempo que abre el frasco y derrama con el dedo un poco de jalea sobre su vaginita, ahora los dos dedos hacen que Siophie rìa de nuevo, con la otra mano empieza a esparcirlo por su rajita intentando introducir un dedo por su agujerito mientras el otro hacía círculos, se daban esos manoseos sin poder levantarse por parte de Sophie ya que Leroy se encontraba casi encima de ella, “¡tranquila… solo estoy preparándote para comenzar…!” “para comenzar, con el jueguito más divertido que hayas jugado”, todo esto se lo dice mientras manosea su vaginita, “¿El juego más divertido?”, pregunta Sophie un tanto extrañada, “¡Sí… verás!” “¡te explico Sophie!” contesta Leroy con emoción tragando saliva a la vez que roza su pene en la entradita y empieza a restregarlo nuevamente en su vaginita, “Sophie querida” “¡aahh!” “¿Te acuerdas cuando abrimos el bote de jalea hace poco?” “¡aahh!” pregunta queriendo distraer su atención sintiendo el roce del glande punteando los labios vaginales de la pequeña, “sí, señor”, “pues veras… Sophie…” “¡uf uf!” “tú tienes algo parecido dentro de tu cuevita”, “¿qué cosa señor?”, “una telita muy fina”, “¿cómo?”, “sí, una tela muy fina… como la del bote”, “¿de verdad señor Leroy?”, “sí, mi angel, como la del bote” “al principio cuesta romperla y al hacerlo sientes que te va a doler pero después ya verás que te va a gustar muchísimo”, “¿en verdad señor?”, “sí mi cielo” “tue eres una niña muy valiente ¿verdad?”, “no sé si pueda… si duele mucho”, “no tanto Sophie, sé que eres una niña valiente” “¡uf uf!” “¿verdad que sí?”, “no sé… no sé señor Leroy”, “¡sí Sophie!” “¡uf uf!” “¡eres una nena valiente!” “¡ah!, ¡ah!” “al llegar me contaste lo que hiciste con esos perros salvando al gatito!” “¡uf uf!” “sí, ya ves, ¡eres muy valiente Sophie!”, la niña asintió sin dejar de sentir ese roce y esos golpes de respiración de Leroy por su pelo cuando sus labios se acercaban a decirle esas frases emotivas al oído en voz baja, “¡yo sé que puedes Sophie!” “¡tú puedes Sophie!” la niña asintió convencida de esas palabras que retumbaban en sus oídos, “Sí, señor Leroy, yo puedo” responde Sophie tímidamente observando el roce de aquellos sexos “¡je, je… hace cosquillas!” ríe ante los roces del glande de Leroy “tu vaginita…deliciosa” empieza a halagarla al mismo tiempo que detiene el roce al momento de abrirle las piernas pasándole el dedo con jalea en los labios vaginales, le acaricia el pelo “¡Sophie… te ayudaré a ser valiente!” “¡te sentirás orgullosa de ti misma!” “¡ya lo verás!” le besa repedimanete en círculos los pezones planos haciéndola gemir en corto, luego con la punta de la lengua toca la puntita haciéndola gemir y rerír a la vez por las cosquillas que le estaba generando en el cuerpecito, “¿ves que te gusta el jueguito Sophie?”, “¡sí!” “¡por las cosquillas!”, “¡pues ahora nos va a gustar más!” “¡déjame acomodarte para que sientas rico!” “ven Sophie”, “¿así señor Leroy?”, “¡así, mi princesa!” “¡así!” la encorvó en el extremo de la cama, los piecitos descalzos de ese cuerpo desnudo quedaban agitándose en el aire, se arrodilló delante de esa vaginita viendo esos labios vaginales con jalea, le fue pasando la lengua haciéndola gemir a la nena, apartó su rostro poniéndose en pie para veral así totalmente sometida con engaños se acercó a besarle con sus labios llenos de jalea “prueba de tu cuevita” “siente su sabor Sophie” “¿te gusta pequeña?”, “sí, señor Leroy” “sabe muy rico” Leroy rió largamente al escuchar esa respuesta inocente, su lengua iba bajando por el pecho, el estómago, los muslos llegando de nuevo a la vagina, rozaba los labios vaginales y el clítoris, ella gemía sosteniendo sus manitos de los cabellos de su iniciador, para Leroy era otra niña más de su lista, antes lo fue Nicole de quien le había dejado recuerdos agradables, ahora vio su pene erecto deseo de penetrar “¡Sophie!, ¡Sophie!” “¿quieres que te lo meta a tu amiguito en tu cuevita para romper la telita?” “¿eh?” “¡dime!” “¿lo quieres a tu amiguito?” “¡miralo!” “¿lo quieres con cosquillas?”, ella lo miró al pene agitándose por un momento quedó en silencio hasta que Leroy obtuvo lo que quería “sí, señor Leroy, sí”, “¡bien, mi buena niña!” “juntos haremos que seas valiente como hace rato” el recordar lo sucedido con los perros le daba confianza a la pequeña Sophie, el adulto estaba logrando lo deseado, y así coloca la punta de su miembro en su entradita “recuerda Sophie tu cuevita tiene algo ahí que debemos abrir antes de que podamos jugar” le dice al mismo tiempo que presiona la punta de su miembro en su vaginita, “Sophie… ya verás que cuando lo abramos nos divertiremos a montones” “Ayy…ayy” se incomoda Sophie al sentir el pene que se estaba abriendo paso por sus pequeños labios, “¡me duele!”, “¡calma!” “Uff… ya verás” “después de que lo abramos nos divertiremos mucho jugando” “Sophie…seguro, mi vida, seguro” Leroy intenta presionar el glande de su pene poco a poco en su vaginita ella solo le observaba presionar su miembro mientras ella se quejaba por momentos “¡Ay!, ¡Ay!” “¡me duele don Leroy!” “¡me duele!”, ella sintió deslizarse la punta del glande unos milímetros por la cavidad vaginal, “Ayy… no… no ya no…¡me duele!… ¡me duele!… ¡don Leroy!” emitia quejidos Sophie cuando Leroy se encontraba encima de la nena abriéndola de piernas boca arriba sobre la cama para introducir su miembro mas adentro en su vaginita “¡me duele… ya no señor Leroy… Ayy… me duele”, “¡tranquila mi Sophie, tranquilita!” “¡resiste… eres valiente!” “¡ahh!” “¡ahh!” “¡sientelo!” “¡sientelo!” “¡mi amor!” “¡tranquila!”, ella gime y exclama “¡ay!” “¡ay!” “¡ayayay!” “¡ay, ay ay!” “¡ya no!” “¡ya no!” “¡me duele!” “¡me duele!”, sin dejar de intentar penetrarle milímetro a milimetro con su glande en esa vaginita Leroy le dice “¡calmate, mi pequeña!” “¡tranquilita!” “Es… ¡!ahh! es… solo porque ¡uf uf!… es… tu primera vez… mi amor” repite un excitado Leroy intentando no resbalar y sacar su glande del la vaginita ya que Sophie se movía “tranquila… no te muevas… Sophie… ¡no!, ¡no lo hagas!… ¡tranquilita!… ¡tranquilita!” “veràs que… luego de que lo abra… podremos jugar y sentiremos muy rico ahí abajo… ¡sí!”, Sophie pujando decía “¡me duele mucho!” “¡quiero ir al baño!” “¡quiero ir al baño!” “¡tengo ganas de ir!” “¡se me sale la orina!” “¡se me sale don Leroy!” tratando de apartarse más hacia atrás aprovechando que un momento no la pudo sujetar por querer poner adecuadamente el pene grueso venoso y peludo en su vaginita, se aparta y ante tanta suplica y viéndole el rostro coomo queriendo llorar se contuvo de la ira respiró hondo y se apartó más señalándole el baño de donde había salido viéndose una luz muy pobre, ella saltó de la cama yendo rápido a sentarse en el inodoro, Leroy arrimado al marco de la puerta del baño se sobaba el pene erecto muy lentamente escuchando el sonido de la orina salido de la vaginita de la pequeña, el golpe del liquido en la superficie del inodoro hacían que Leroy se excite más acercándose a verle salir el liquido de la vaginita, ella estaba algo ruborizada, le acarició el pelo para sostener la confianza “¡mi buena Sophie!” se arrodilló delante de ella unieron las frentes diciéndole “¿Ya ves que eres muy valiente?” le dio un beso en la frente diciéndole que “¡estoy muy orgulloso de ti!” “¡te quiero más que a nadie de aqui!” “¡eres muy especial para mí!” le acarició el pelo de nuevo viéndole sonreír, “¡siempre te protegeré porque te quiero mucho!” “¡no permitiré que alguien te haga daño!” le pasó el dedo pulgar por las cejas “¡significas mucho para mí, mi pequeña Sophie!” le dio un beso y él sintió que le correspondía, miró hacia abajo donde estaba la vaginita goteando orina “¡mira tu cuevita Sophie!” “¡quiere seguir jugando!” “¡con él!” “¡con su amiguito de juegos!” ella miraba el pene duro, le levantó el mentón “¡abre la boquita!” ella mirándole a los ojos abrió de súbito la boca, “ahora siéntelo a tu amiguito” el glande entró ensalivado el pene en su cavidad bucal, a ratos tosía cuando el glande topaba el paladar lo que a Leroy le hacía sonreír, los labios delimitaban el deslizamiento del pene por esa boquita, “cierra la boca” ahora el pene lo pasaba por los labios y por la mejilla pasándole por la frente y los labios, movió la cabeza haciendo círculos por los oídos, luego lo hizo por los huecos de la nariz, pasó el glande por los labios rozándolo además por el pecho y por esas bolitas que a futuro serán pezones, “ven, levántate mi amor” la marcó en sus brazos llevándola al espejo para que ver su rostro “¡eres muy bonita!” así le dio muchos besos en la mejilla unieron las mejillas viendo el espejo “¡mirate!” “¡eres muy valiente!” parte del cuerpo desnudo se reflejaba en el espejo, ella se miraba y sonreía, “¡mírate!” “¡qué bonita que eres!” ambos miraban el beso que le daba Leroy en la mejilla de Sophie “di Sophie -¡soy valiente!-” “mira al espejo Sophie di – ¡soy valiente-!” la nena repetía “¡soy valiente!” “¡soy valiente!”, Leroy exclamaba “¡eso mi Sophie!” “¡muy bien!” “¡digamos al mismo tiempo!” “¡soy valiente!” “¡sí, soy valiente!” los dos repetían “¡soy valiente!” “¡soy valiente!”, marcándola sale del baño dándole besos en la frente, ve el reloj de la mesita de noche que daban ya las 2:40 de la mañana “¡es el momento!” se dijo Leroy para sus adentros, la acuesta en la cama abriéndola de piernas, “¡vamos a seguir jugando Sophie!” “y para que veas que vas a ser valiente te voy a poner algo que te ayudará” Leroy fue al aramario sacando una pantaleta corta de su mujer de tela muy fina, una de las favoritas que usaba para hacer sexo, “abre la boca” la nena vio que la tela de la prenda intima aprtaba la cavidad bucal no permitiendo que emitiera palabra ahogando algún sonido que saliera de su boca, sintió que detrás de su cabeza la pantaleta era amarrada le puso bien la cabeza sobre una almohada, la otra la puso debajo de la cintura de la pequeña haciendo que la pelvis se alce un poco, con el dedo le pasó jalea, Sophie suspiraba mirando al techo, se dejaba manosear, Leroy volvió a acercarse a ella y la coloca nuevamente echada boca arriba sobre la cama en posición de misionero con las piernas bien extendidas para continuar con su acto, Sophie no muestra oposición y se deja manipular por las emotivas palabras de Leroy poniendo su pene erecto y peludo venoso en la entradita presionando un poco “Sophie, mi pequeña valiente” “tranquilita, tranquilita” “abriré la telita que tienes ahí adentro en tu cuevita para que juguemos… ¡sí!” “¿Quieres Sophie?” la nena responde “Sí, señor Leroy” algo extrañada y al parecer no estaba dispuesta a oponerse, “puede que te duela un poco al comienzo… ¿sí?” lo dice Leroy con la idea que la pequeña entienda aquello como algo de poca importancia “Sophie… pero yo sé que eres una niña muy valiente y aguantaras mientras introduzco a tu amiguito en tu cuevita” termina sonriendo mientras presiona su glande ingresando en su entradita. “Si, señor… ¡Ay! … señor Leroy… Leroy” responde Sophie “Voy a resistirlo… voy”, entusiasmado Leroy le responde “Muy bien… preciosa….” “Ohh… Muy bien… ¡uf!” exhala Leroy por fin ya con la cooperación de Sophie que procede con su pene bien tieso erecto a abrirse paso en su entradita, “¡Ayyy!” gime Sophie al sentirle presionando dentro de ella su pequeño himen, Leroy estuvo presionando unos instantes muy suavemente buscando asentarse y acomodarse bien dentro de ella “¡eso, Sophie!” “¡así!, ¡así!… mi amor” “¡aguanta, valiente!” “¡valiente!” “¡Oh!….¡oh!… ¡ah!” “muy bien… preciosa… ahí….” “¡así!” “¡aasí!”, ella sólo emitía “¡mmmf!” “¡mmmmmmf!” se notaba lo rozagante de su piel del rostro se notaba que estaba sintiendo dolor con un grito ahogado de esa pantaleta “ya casi….” “¡¡¡¡¡mmmffffgghht!!!! “¡YA!” “¡YA ESTUVO!” “¡YA ESTUVO MI AMOR!” exhala complaciente Leroy al sentir por fin como cedía su pequeña membrana y dejaba vía libre para que el pene con jalea avanzara.del rostro de Sophie salían lágrimas moviendo negativamente su cabeza, los ojos se abrieron másal sentir cómo Leroy le introducía en su vaginita “¡¡mmmmmffghhht!!” “¡¡mmmmmffghhht!!” eran los sonidos que se escuchaban en esa habitación, Sophie había sido desvirgada, “¡ahora nos convertimos en uno!” “¡Sophie!” “¡en uno!” aún con el pene dentro de la vaginita le besaba la frente sudorosa de la pequeña, “¡nunca olvides este momento Sophie!” “¡nunca!” “¡nunca!”, ella trataba de gritar el dolor que sentía pero se ahogaba en la tela, desfogaba llorando, “¡soy el primero!” “¡soy el que te hizo mujer!” “¡nunca lo olvides!” “¡nunca!” “¡mi mujer!”, ella ve el reloj del velador, pasaban de las 3 de la madrugada, Leroy exhala de placer al sentir aquella estrechez apretando el pene y queriendo expulsar de su interior aquellos liquidos, “¡Ay!… ¡tranquila!…. ¡relájate Sophie!…¡Uff!….” “¡relájate!” “¡Sophie!… ¡querida!… ¡no llores!… ¡ya está!… ¡ya está!… ¡ya paso!… ¡ya pasó!… ¡por fin lo logramos mi amor…!” “¡ya terminó nuestro juego!” exclama Leroy al sentir consumado su hecho teniendo a voluntad a la pequeña nena, “¡ahora mi amor, has el último aguante!” “¿sí?” “¡quiero que te que te acostumbres a tener mi pene en tu vaginita!” “De esa manera podremos jugar mejor y más rico… ¿sí?… ¿verdad?” decía uniendo sus frentes sin sacar el pene latente de la vaginita “Sophie preciosa…. Sophie… ¡te quiero mucho mi valiente Sophie!…” “¿ya ves?” “¡eres muy valiente!” Leroy alza un poco la cadera y la baja sin dejar de sacar el pene “¡¡mmmfgth!!” ela sintió el deslizmiento del pene a lo que Leroy le dice “¡tranquila Sophie… tranquila!” “¡ahora!… ¡me muevo!” “¡te lo meto!” “¡as!” “¡te lo meto!” “¡así!”, “¡¡mmmfgth!!” “¡¡mmmfgth!!” responde Sophie, Leroy la estimulaba “¡aguanta!” “¡aguanta!” “¡te lo estoy haciendo con amor!” “¡ya vas a sentir rico!” “¡sí!… ¡muy rico!”, “¡¡mmmfgth!!”, “¡aguanta!”, “¡¡mmmfgth!!”, “¡ya se te va a pasar el dolor preciosa!… ¡ya va a pasar!…” Repite Leroy mientras aun la tenía tomada de las piernas con un mete y saca dlicado ara que la vagina se abra más y el glande haga que se acostumbre a esos roces, la nena sentía el efecto de ese tronco de pene dentro de su vaginita, experimentaba y experimentaba, su extrañeza al experimentar esa cogida de mete y saca, era otra persona, se sentía así, era el efecto de su metamorfosis que se apoderaba de su cuerpo, “¡Sophie vamos a movernos!… ¡Uff!… ¡Ohhhh!… ¡Sophie, princesa!… ¡¡ahh!!”, las caderas se alzban y se bajaban, Leroy exhala mucha respiración al empezar a sacar un poco ese pene venoso peludo latente de su vaginita y luego lo vuelve a introducir “¡¡mmmfgth!!” gime ahogadamente Sophie mientras Leroy metía y sacaba el pene en la entradita lentamente al comienzo luego Leroy exhala entrando y saliendo de aquella niña hermosa que en pose de misionero recibía el pene en su vaginita, el pene continaba con su ritmo entrando y saliendo lentamente de ella procurando que se acostumbre a este nuevo deslizamiento carnal del “jueguito», estuvieron unos minutos así en esa postura con una Sophie aun llorosa en sus quejidos luego de los cuales ya al final no lloriqueaba tanto y le dio a entender que comenzaba a calmarse, “¿quieres que te saque le pene?” ella afirmaba con la cabeza, lentamente lo fue sacando, vio el reloj que marcaba las 3h25, “¿quieres que te quite la pantaleta de la boca?” la nena de nuevo movía la cabeza afirmativamente, “solo que… Sophie” “¡promete que no harás ruido!” “¿ok?” ella asentía, así que lentamente la lencería fue quitando de la boca, empezó a sollozar y respirar aceleradamente, Leroy vio igual que Sophie el pene ensangrentado, ella tuvo recelo, para él sólo hubo la incomodidad que esa sangre pudiese haber llegado a la sábana, no se percató de aquello, le pasó papel por la vaginita, “¿te duele Sophie?”, “¡mucho!” “¡quiero ir al baño!”, la levantó lentamente de la cama llevándola a pasos lentos al baño, se notaba la dificultad de la pequeña al caminar, al sentarse en el inodoro se notaba la orina con restos de sangre, ella llora muy asustada, producto del dolor en el vientre botaba orina, “¡calmate Sophie!” “¡tranquila, es normal!” “¡es tu primera vez!” “¡eres bonita!” “¡ya lo sabes!” “¡y con este jueguito te sentiràs más bonita todavía!”, “¡aahh!” “¡quiero ir a casa!”, “¡aún no mi amor!” “¡el juego no ha terminado!”, “¡lleveme a casa!” “¡me duele!”, “¡si mi amor, luego te llevo a casa!” “¡pero para darte el premio que pides debemos terminar de jugar!” “¡debes sentir el juego dentro de tu pancita!” “¡además, debes acostumbrarte a que te guste el juego!” “¡así podrás jugar más!”, “¡no se don Leroy!” “¡me duele!” “¡tengo miedo!” “¡quiero ir a casa!”, “ven Sophie” “mírame a los ojos” “te prometo que no te dolerá si colaboras con el jueguito” “luego recibirás el premio que quieras, sólo que no se lo cuentes a nadie, en espacial no se lo cuentes a tus padres” “¿ok?”, la nena indecisa tardó de responder, Leroy acarició el rostro de la pequeña, “anda, Sophie, anímate”, “¡pero… me duele mucho, mucho!”, “¡no te preocupes, haré que ya no te duela!” “¡verás que rico vas a sentir ahora!” “¡vamos, Sophie!” “¿me compañas?” “bueno, señor” “sólo que no me haga doler”, Leroy entusiasmado le dice “está bien, te lo haré con el amor que te tengo porque tú ya eres mía” “¡sólo mia!” “¿verda que sí… Sophie?”, ella lo mira y asiente de manera intimidante al ver los ojos de Leroy, “Sophie, no necesitamos de esta pantaleta”, “ven, quiero que aguantes, no chilles, ¿ok?” “¿verdad que no lo harás?” “no, señor Leroy” dijo levemente convencida, la acuesta en la cama, le hace abrir las piernas, las manitos se tapana la vaginita, las manos de Leroy las apartan de ese rozagante capullito desvirgado, “¡Sophie por favor colabora!”, el pene roza los labios vaginales “¡Uhhhh!… ¡ahh!… ¡me duele!… ¡me duele don Leroy!….” “sí lo sé mi amor, pero ya pasará” “¡ya pasará Sophie!”, “¡Ahhhh!” gime de manera distinta Sophie por primera vez desde que empezaron, “¡ahh!” “¡aaahhh!” “¡aaahhhggttt!”, “¡aahh!” “¡Sophie!” “¿lo sientes?”, ella responde “sí, sí”, Leroy pregunta “¿lo sientes adentro?” “¿eh?”, ella responde “sì, me duele, pero está adentro”, “¿lo sientes todo adentro… mi amor?” ella responde con un entrecortado “¡ssssí!” la cadera de Leroy desciende más haciéndola gemir a Sophie abriéndole los ojos, “¡uff!… por… por… ¿por fin lo sientes?…¿adentro?” pregunta aun gozando de ella, “¡Sophie!” “¡por fin sientes eso tan rico ahí debajo…!” “¡ah….! ¡ah….! ¡siento raro….! ¡me duele!, pero ya… ahora… ¡ahhh!… siento…algo raro… ¡ahhhh!”… ¡siento algo raro, señor Leroy!… ¡ahh!” exclamaba inocentemente la pequeña Sophie “¡esto es lo que quería mostrarte mi amor!” “¡siente!” “¡siente!” “siente como te entra” “¡siente como te lo meto!” “¡siente cómo te va desapareciendo el dolor!” “¡siente cómo te va gustando!” “¡siente la puntita!” “¡sí!” “¡la puntita!” Leroy exhala nuevamente al aumenttar la velocidad de la penetrada “¡¡ahhh!!… ¡¡ahhh!!” gime Sophie ya sin emitir sollozos y con su rostro relajado, estaba ya con sus brazos extendidos entrelazadas las manos con su iniciador en la cama solo se dejaba gozar al parecer disfrutando de todo ello “¡ah!… ¡aaaghhht!”, Leroy le preguntaba “¿sientes raro Sophie?” “sí… sí… señor Leroy… siento algo raro…”, le pregunta a la nena “¿Cómo un gustito delicioso cuando te lo meto ahora?” ella dice “sí… duele y me siento rara” “¡quiero irme a casa!” Leroy le habló con firmeza “¡olvídate de lo de ir a casa!” “¡dime si te gusta!” “¡dìmelo Sophie!”, ella quedó por unos instantes en silencio y luego movió afirmativamente la cabeza a lo quie Leroy amplió su sonrisa, “¿sientes rico?… ¿eh?” ella seguía asintiendo como que se encontraba en un conflicto de juicio entre lo bueno y lo malo de nuevo pregunto esbozando una sonrisa en el rostro “¿te está gustando, verdad?” de su labios salió un “sí, señor… ¡pero me duele todavía!”, Leroy reía ampliamente uniendo las frentes “ya ves, eso es lo que quería que sintieras preciosa…” acotó “quería que sintieras eso que ahora ya lo sientes muy rico…” y de allì vino un coincidente “¡oooh!” entre ambos que fue exhalando de placer uniendo sus frentes, Leroy le decía a Sophie “¡Rico!… ¡rico!… ¡se siente rico!….” ahora así exclamaba Leroy, mientras se escucaba “¡Ah!” “¡Ah!” “¡Ah!” “¡Ah!” de parte de Sophie con los ojos cerrados dejándose llevar por ahora algo del placer generado por le glande en el clítoris de ese himen roto”, ella fruncía el rostro al momento de sentirse penetrada pero a la vez se relajaba en el mete y saca, “¿te duele pero te gusta? ¿eh?”, ella a ojos cerrados asentía, “ya ves… ¡eres mi mujer!” “¡ya te sientes mi mujer!” “¡soy tu marido!” “¡tu marido!”, al verle el rostro Leroy queda gratamente sorprendido, aunque con cierto dolor ella estaba experimentando el gusto a lo que estaban haciendo en la cama como un solo cuerpo pegado de los genitales, Leroy la estaba gozando, ese cuerpo era suyo, se estaba conteniendo para poder gozar de esa niña y ya pensaba en poder disfrutarla en otra pose, aquella imagen de Sophie disfrutando del sexo se quedó grabada la mente de Leroy, de sólo recordar que la había desvirgado a Sophie igual que a Nicole fue acelerando sus embestidas sobre ella diciéndole a ojos cerrados “¡ah!” “¡Sophie!… ¡eres tan linda!….”!Ohhh….!” exhala y sin poder contenerse más termina eyaculando dentro de ella mientras ella sorprendida de sentir por vez primera la presencia de un liquido depositado en su vagina gime “¡ahhhh!… ahhhh!”, “¡ayyy!” exhala la pequeña Sophie quejándose un poco al final por la velocidad de la cogida y como terminaba eyaculando dentro de ella “¡Sophie… preciosa… ha sido … increíble…!” exhala soltándola y retirando lentamente su pene de su vaginita dejando que salga rastro del semen que hace instantes le había vaciado dentro de ella mezclado aún con un poco de sangre, ella sorprendida mira asustada su vaginita, Leroy le dice que eso es natural y que no se preocupe diciendoe en un tono de poca importancia a la sangre, “es tu primera vez, Sophie, mi amor, “¡demostrarste ser valiente!” “¡No volverás a sangrar la próxima vez!… ¡te lo prometo mi amor!” “¡lo hice con amor!”.”¿en serio don Leroy?- pregunta mirando la mancha de su sangre sobre la cama, “¡sí…así es… no volverás a sangrar y tampoco volverá dolerte!”.”¡te lo prometo!” le dice muy seriamente, la nena permaneció aun sentada temblorosa y muy atenta mirando la mancha sobre la cama, Leroy consideó que lo mejor sería alejar su atención sobre lo malo que ella pensaba seguramente de lo ocurrido hace instantes, “¡Sophie!” le llama queriendo tener su atención mirándole a los ojos y así ella levanta el rostro obediente mirándole a los ojos “¿ves que tenía razón?”… al final terminaste sintiendo rico ahí abajo, ¿no es así?” e pregunta incitándola a responderle afirmativamente “sí, señor Leroy” responde algo dudosa y con timidez Sophie aún tenía sus ojos algo rojos por haber llorado y acotaba “me dolió al comienzo pero se sintió algo rico al final” “Sophie… querida!” “¡mi mujercita!” exclamó Leroy al mismo tiempo que la abraza acariciando su espalda desnuda, “me alegro que por fin hayas conseguido disfrutar de este jueguito de adultos” diciéndole en su oído acariciando su espaldita, Sophie se sorprendió del abrazo pero correspondió al gesto de su iniciador, “seguramente que te asuste antes pero todo lo hice para que pudieras jugar conmigo y sientas eso tan rico que sentiste” ella soo se limitaba a escucharle cabizbaja, luego de separase y limpirle vio a la nena que aún seguía tomándose su vaginita, “¿Te arde?” pregunta observándola con detenimiento la niña asiente aun sobándose cabizbaja de vergüenza, “no te preocupes ni tengas pena mi amor” “voy a hacer que deje de dolerte” acto seguido se acerca a ella y la levanto de la cama “voy a llevarte al baño, te daré algo para que te mejores” “¿sí?” ella tímidamente asiente, se dirigen al baño para que atienda su rajita la cual se veia algo inflamada, le lavó nuevamente para intentar bajar la inflamación y luego le dio una pastilla desinflamatoria que tenía en el botiquín del anaquel, al regresar de vuelta ya se la veía más tranquila, se acostaron de perfil en posición fetal, Leroy detrás de ella acariciándole el pelo y las mejillas “¡Ya ves!…poco a poco va a dejarte de doler” le dice mientras continuaba acariciándole los bracitos, le pregunta si ya pasaba el dolor y ella asiente suspirando, la hace girar viéndose a los ojos “A ver… muéstrame una sonrisa” expresa para observarla, ella le da una forzada sonrisa en su rostro aún lloroso pero de alguna forma sentía que su sonrisa tenía algo de sinceridad Leroy ya estaba muy contento por haber logrado disfrutar del sexo en aquella primera noche juntos, Sophie se apartó y se dejaba caer sobre la almohada sintiendo algo de dolor, es que la pastilla la relajaba “¿te pasa algo preciosa? le pregunta extrañado, “¡me arde un poco todavía!” expresa quejándose señalando su vaginita, “¡Aun estas algo dilatada… ya te pasara!”…- la tranquiliza echándose sobre la cama a su lado y acariciando sus cabellos en posición fetal “¡ya te pasara preciosa… sé valiente!” al acostrase así en sa postura se produjo que se relaje, no dejaba de acariciarle diciéndole frases emotivas, alzó la cabeza y vio el reloj que marcaba 4h07, había pasado un buen rato, ella temblorosa esperaba ser llevada por Leroy a su cuarto, se lo dijo muchas veces, pero él queía estar seguro de que estuviese bien, le prometió darle regalos como premio a su buen comportamiento de esa noche solo que a cambio no dijese a nadie lo ocurrido, “recuerda que es nuestro secreto Sophie” “¿de acuerdo Sophie?” ella asentía, la besó repetidamente, ella de a poco iba correspndiendo, “antes de que te vayas hagamos otra vez nuestro jueguito” “¡será corto!” “¿Quieres Sophie?” para Leroy aquello era una prueba de lo que estaba logrando, ella cabizbaja no emitía respuesta, Leroy insistió en preguntarle alzándole el mento viéndose a los ojos “¿Sophie…quieres hacerlo ahora de nuevo?” “¡recuerda que al último te gustó!” “¿Sophie… quieres probar de nuevo?” sorprendentemente ella asentía muy cabizbaja, Leroy empezó a besarle todo el cuerpo luego la acostó y la abrió de piernas en una postura como qe si fuese a parir, vio que el cuerpo desnudo de Leroy iba a la mesita de noche hora sacando crema, “con esto sentirás rico mi amor” le pasó el dedo con crema en la vaginita “¡ah!” exclamo Sophie al sentir que el dedo penetraba en su vaginita, vio que el glande de Leroy tenía crema y se acercaba a su vaginita, sintió el contacto del glande en os labios vaginales, había abundante crema, “¡ah!”, “¡shht!” “¡cálmate amor… ya va entrando!” “¡así!” “¡así!” “¡yaaaaa!” “¡yaaaaaaa!” “¡ya entró!” “¿viste?” “¿lo tienes adentro?”“¿te dolió?”, la nena responde “un poco”, “¡bien!” “¡ya ves…. de a poco te va dejando de doler!” a continuación el ritmo de mete y saca se hacía lento, ella con su mirada fija se dejaba penetrar, a rato fruncia el ceño cuando el pene entrba bien a fonde la vaginita, el movimiento de cadera del hombre sobe la pequeña se iba incrementando, Leroy sentía un gustito cuando su pene se deslizaba sobre la vaginita, ella sintió otra vez que un liquido quedaba dentro de su vaginita, el hombre se quedó quieto encima del cuerpo de la nena que pujaba al sentir en ese momento todo ese cuerpo sobre el suyo, lentamente fue sacabdo el pene, la puso en pie en la cama, la marcó llevándola al baño, allí sentada en el inodoro vio que orinaba con restos de semen salido de su vaginita, Leroy arrimado en el marco de la puerta se tocaba el pene medio erecto, le limpió con papel, la marcó dándole besos prolongados “¡me siento muy orgulloso de ti… mi amor!” “¡te quier mcho!” “¡hoy me lo demostrarste mi Sophie!” “¡Siempre te voy a querer… siempre te voy a proteger… siempre te daré regalos!” “¿estás de acuerdo?” la nena asentia, la puso en pie en su delante caminando, Leroy disfrutaba verle desnuda descalza con movimientos bien femeninos, “¡es el momento de que vayas a tu cuarto… ya estás mejor!” “¿verdad?” Sophie asentía, le ayudo a ponerse el camisón de dormir, de la gaveta sacó varias monedas y se las dio en la manito, “¡toma… te las ganaste!” “¡cuando quieras más ya sabes… jugamos y te doy más!” “¡tambien juguetes!” “solo que no le digas a nadie de nuestro secreto” “¿de acuerdo Sophie?”, ella responde “de acuerdo don Leroy”, Leroy sonríe complaciente “¡buena niña!” “¡ahora anda a tu cuarto!” antes de salir la marco y le dio muchos besos prolongados, la vio irse por el corredor bajando presurosa las escaleras, en una mano llevaba su juguete y las monedas estaban en un bolsillo del camisón, empujó la puerta aún apegada de su cuarto, pasó por la salita, se escuchaba los ronquidos de su madre durmiendo profundamente, llegó a su cuarto, vio a su hermanito profundamente dormido, cerró la ventana, se cubrió con las sábanas y allí quedó pensativa recordando lo sucedido, de a poco le vino el sueño, cerca de allí un compaciente Leroy se manoseaba el pene felicitándose por lo hecho, fumaba pausadamente tomando conciencia que este sería el inicio de una gran amistad en aquel mes de mayo de 1956.
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Esas frías paredes de la cárcel que albergaba a presos de todos los estratos tenían un asolador panorama, el crepúsculo se acercaba, su casi nulo resplandor tocaba el rostro de un reo muy joven pensativo con periódico en mano, no debería estar allí, lo está por la injusticia del poder, se lamentaba con suspiros alargados, el par de páginas dobladas las metió en su bolsillo, nuevamente respiró profundo, lamentándose lo ocurrido, deseaba estar allí en la calle, le vino el deseo de estar con ella, ahora lo creían muerto, pero en realidad le dieron un traspaso a ese lugar caluroso, lejos del vil y canallesco impío prestante que no contento con enviarlo a la cárcel también quería asesinarlo, aquella cárcel cercana a la playa, irónicamente próxima al infierno que conducía el calor apremiante, sudoroso se frotaba la cara, cavilaba, su mente estaba concentrada en ese rostro de hermosa mujer mayor que él, recordaba aquella bodega de vinos, esa unión de ambos cuerpos, esos roces de piel con manos ardientes, aquellas escenas difíciles de olvidar, apretaba los labios con los ojos cerrados de solo pensar en ese cuerpo de mujer que le desvirgó el pene siendo un niño, de aquel rostro de mujer deseosa de sexo que se movía por el piso de aquella bodega, de aquella entrega, de aquel roce de su pene erecto por la vagina, de aquel contraste de piel, de aquel último encuentro en el que se desfogaba todo su sentir y toda la concepción, de aquella última entrega apasionada, de aquel pene introducido que dejaba el semen dentro, de aquellos gemidos al penetrarla y al lubricar con orgasmos pidiendo más y más, con ella inició el camino del sexo siendo él un pre púber, su referente de iniciación, aquellos lamidos en el pene y la vagina, con ella concibió su metamorfosis, ella era muy especial en su vida tras las pocas visitas efectuadas a la cárcel donde estaba anteriormente, se dijeron muchas cosas, muchas verdades, en esas conversaciones él alimentaba esperanza, angustia y deseo de estar con ella en forma permanente, ahora mismo la deseaba, le había dejado un bonito recuerdo plasmado en toda su vida, ahora se ponía en pie, una de sus piernas se había adormitado, camino pausadamente hacia el muro, se subió a una especie de galera donde se podía ver el tupido cerco de alambres de púas, al horizonte el sol poniéndose, la playa describía el paisaje, volvió a respirar con vehemencia en repetidas ocasiones tras el sentir del golpe del aire en su rostro, pensaba en que un día más terminaba en aquel presidio al que aspiraba a salir aunque el tiempo de permanencia sería largo todavía, sacó el recorte de periódico, besó la fotografía de un grupo de niños, la miró con detenimiento aquellas facciones, al pie de foto la leyenda referida al cumpleaños del anciano prestante, el reo cerró los ojos, dejó su destino a la esperanza; a kilómetros de ahí se abrían los ojos de Fernanda, presurosa dio cuenta de la hora, se le había hecho tarde para la visita del médico, en ese instante la matrona Arichabala abría la puerta con fruncido ceño de coraje le decía lo tarde que era, pasó a vestirse escuchando las fuertes palabras de la matrona, la pequeña Cayetana esperaba ya bien vestida en la sala sentada en un antiquísimo sillón, los pies de la niña se agitaban al no tocar el suelo desde allí sentada, presurosa Fernanda bajó las escaleras, detrás la matrona expresaba correctivos, sin decir palabra la humilde Fernanda tomó de la mano a su hijita saliendo de la mansión donde la esperaba el auto que la llevaría al pediatra, hizo gestos diciéndose así misma que salía del infierno, una atenta mujer recepcionista la atendió en la entrada del consultorio, junto a ella estaba un par de pacientes y un niño al que le prodigaba atenciones, ya la noche hacía presencia, se podía ver a través de amplios ventanales las luces de la ciudad, Amanda era la recepcionista que había reemplazado a la titular en aquel turno, su hijo Carlos Gustavo estaba a su lado un poco inquieto como queriendo jugar en un lugar un poco más amplio de donde estaba viviendo, fue a un rincón, vio sentada a la pequeña Cayetana Arichabala, olía el fino perfume que se había puesto, los pequeños se saludaron sonrientes, Amanda y Fernanda presenciaban aquello, ellas también sonriendo, los dos niños jugaban en el piso, ambas madres lo permitieron, las dos mujeres sostuvieron un diálogo intercambiándose información de vida de sus hijos, así llegó el turno de Fernanda pidiéndole disculpas por la tardanza al joven y agraciado doctor pediatra, se vieron fijamente por unos instantes, Fernanda fue de la iniciativa de tocarse las manos sin dejar de sonreír, auscultó a la pequeña, se centró la atención al pecho y espalda pues la pequeña había nacido con principios de asma, muchas veces desfallecía pasando así varios días, el médico le dio la receta y al tomarla fue rozando las manos, por nerviosismo se cae al piso el papel, ambos instintivamente decidieron recogerlo agachándose y acercando sus rostros, vinieron las sonrisas, de parte y parte, las miradas fijas se cruzaban, hubo candidez, el médico le dio la receta a lo que ella tomó temblorosa mostrando ternura a presencia de la niña que estaba sentada con sus manitos entrelazadas, el médico se sentó junto a Fernanda, no dejaban de verse fijamente de lo que dio cuenta la pequeña Cayetana, las manos de los adultos se entrelazaron, la pequeña vio la expresión amigable de ambos, a sus dos años cumplidos no interpretaba la naciente atracción que con gestos se manifestaban los adultos sentados en el consultorio, él fue de la iniciativa y sin pérdida de tiempo acarició discretamente a la visita femenina, los dedos gruesos pasaron por el mentón de la mujer, recorrieron la piel femenina y así le iba insinuando su ternura con firme atracción, ella hizo lo mismo, Cayetana se limitaba a maniobrar un objeto que tenía en su mano, quedaron en verse, ambos entendieron su necesidad, convinieron citarse la siguiente noche, en aquel parque, luego hacia aquel lugar pletórico de tertulia y emociones pasionales, así sería.
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Aquel sábado nublado en la mañana sería escenario de la caminata acostumbrada de Luciano por los alrededores, paseaba saludando a transeúnte encontrado a su paso, como el caso de la vecina de enfrente empujando su carrito con sus dos hijos mayores a los que les daba clases gratuitas de acuerdo a la necesidad, la mujer estaba feliz por la ayuda brindada del maestro a sus hijos, luego de saludarlos reverentemente muy apaciblemente continuó con su paseo acostumbrado, a cientos de metros de ese encuentro el hombre miraba que hacia fuera de la humilde casita estaba el pequeño Venancio con su hermanita Amaranta, estaban sentados clavando unos palillos en el húmedo suelo haciendo casitas, Luciano se acercó sonriente acariciándoles el pelo viendo lo que hacían esos niños, sacó de su bolsillo un par de monedas de mediana denominación dándole una a Venancio y otra a la pequeña Amaranta quienes la tomaron con alegría, para ellos representaban dulces, instantes después llega Reginaldo presuroso en su bicicleta uniéndose al juego de sus amiguitos luego de saludar solemnemente a Luciano, el adulto opta por entrar en su cuarto ubicado enfrente, desde la ventana miraba con detenimiento el cuerpito encorvado del pequeño Venancio golpeando con una piedra los palillos en el suelo húmedo, solo tenía puesta una trusa ajustada con un orificio en la tela que mostraba apenas la piel del glúteo derecho, el niño estaba descalzo y despeinado muy atento a lo que estaba haciendo al tiempo que Amaranta sentada sobre el cuadrante de la bicicleta paseaba con su amiguito Reginaldo, por largo rato era el paseo, la cara del niño de diez años bajaba rozándose con la cara de su amiguita, le besaba el pelo, le acariciaba las orejas y ella lo permitía, ella tenía puesto un vestidito floreado de amplia ala que al movimiento del viento se alzaba mostrando que no tenía interiores, Luciano sonreía viendo a la niña abriéndose las piernas con libertad al viento mostrándose así una lampiña vagina, al rato le tocó el turno a Venancio de pasear en bicicleta sentado en el cuadrante muy alegre y vivaracho para ese tipo de emociones, tiempo después la bicicleta queda arrimada sobre el frondoso árbol y los tres niños jugando con los palillos haciendo casitas, al poco rato Reginaldo entra en la casita humilde, desde la ventana Luciano observaba al sonriente Reginaldo que desde el interior se deslizaba la cremallera del pantaloncito corto remendado mostrándole el pene salido a su amiguita con disimulo, era un pene algo grueso lampiño para su tierna edad de diez años, la niña bajó la mirada tímidamente como queriendo disimular que no lo había visto pero estaba sonriente, de un impulso se levantó después de ver con recelo y disimulo, le dijo en el oído a su hermanito y con ademanes que no ingrese a la casa, la puerta se cerró con los dos niños dentro, por unos minutos el niño continuó con sus juegos, de eso aprovechó Luciano haciéndole señas llamándolo presurosamente con manos agitadas, el pequeño se puso en pie con una amplia sonrisa, se debía a que desde la puerta Luciano le mostraba al niño una moneda de alta denominación, el niño de piel morena clara se acercó con su prematuro caminar amanerado, una de sus manos la doblaba como hembrita al dar esos raudos pasos, sus glúteos eran voluminosos, descalzo caminaba cadenciosamente como cintura de pato, sus piecitos descalzos dejaban huellas en el suelo que le acercaban al vecino, entró con prisa al tiempo que la puerta se cerraba, tomó de la mano al niño diciéndole que era un niño precioso, por parte de Luciano solo habían palabras halagadoras para el pequeño, entraron al dormitorio, aun el toldo estaba expandido, Luciano lo recogió amarrándolo a un costado de la cama, Venancio vio que Luciano quedaba en calzoncillo, Luciano se sentó en el extremo de la cama, le hizo sentar al niño a su lado, lo sentó luego encima de su entrepierna sobre sus muslos, la cara de Luciano descansaba sobre el pelo con olor característico de niño sudado por el juego, de ese olor no se fijaba el adulto, más bien le daba de besos a ese pelo lacio negro, le lamía la oreja y le besaba repetidamente el cuello, el niño miraba las manos de Luciano que se deslizaban sobre sus piernitas hurgando con los dedos el penecito lampiño dentro de la tela de la trusa, así de a poco iba sintiendo una sensación de gusto al ver estirarse el penecito algo salido de la tela, Luciano continuaba con esos movimientos, con las dos mejillas juntas miraban ese movimiento de dedos de Luciano en el estiramiento del penecito de Venancio, el niño miraba fijamente esos movimientos, hizo un alto, la punta de la yema del dedo índice topaba el glande recubierto por el prepucio, algo de glande le salió al deslizar el prepucio, la punta del dedo topaba el glande infantil que estaba muy rojo, lo llevó el dedo a la nariz del niño para que lo oliese luego se lo llevó a su nariz, ambos se miraron y sonrieron volviendo a unir sus mejillas, Luciano hizo sentar al niño en sus muslos ahora viéndose de frente, las piernas del niño cruzaban las caderas de Luciano, estaban pecho con pecho mirándose fijamente, le hizo cosquillas a lo que el niño estaba yéndose hacia atrás encorvándose un poco sosteniéndose firmemente, el cuerpo del nene se movía ante las cosquillas, luego de agarrale quedaban muy abrazados, unian las frentes, le daba besos en la mejilla diciéndole a Venancio que era un niño muy guapo, bello de cuerpo, hermoso de cabellos, lindo cuando sonríe, el niño gustaba mucho oír eso de Luciano, abrazó al pequeño cayendo la espalda de Luciano sobre la cama, el niño quedó encima de su cuerpo adulto, sonrieron mutuamente, Luciano continuo halagando al pequeño de cinco años con frases tiernas y dulces acordes a su edad levantándole el ego, las manos de Luciano empezaron a manosear los glúteos vestidos del niño, las introdujo dentro de la tela rozándolos por la separación de los glúteos a la entrada del anito, eso hizo que el niño empiece a mover las caderas, luego Venancio se desliza quedando acostado de cara al techo del cuarto igual que Luciano, ambos cuerpos quedaron acostados junto al otro, fue por un instante aquello pues luego el niño vio a Luciano levantarse de la cama que deslizó su prenda de vestir saliéndole el pene erecto, el niño miraba las manos de Luciano masturbando el pene, vio que las manos de Luciano hurgaban por la ajustada trusa saliéndole el pene, pero estaba tan ajustado que decidió pararlo al niño deslizándole la trusa por las piernitas sacándola por los pies alzando uno tras otro mientras se sostenía de los hombros, los dos ya estaban desnudos sentados al extremo de la cama y se miraban sus penes erectos, lo sentó en sus muslos ahora sentado piel a piel el niño sentía el pene erecto de Luciano le dijo al oído que empezarían a “jugar”, Luciano se volvió a acostar con el niño encima de su cuerpo lo mismo que antes lo habían hecho vestidos ahora desnudos, dieron roles sobre la cama jugando a luchitas improvisadas con cosquillas en el niño que lo hacían reír satisfactoriamente, Luciano quedó de cara al colchón, el niño estaba encima de su cuerpo, le dijo que le hiciese el “jueguito” como lo fue antes y se lo dijo con gestos en las manos, así fue como las caderas del pequeño Venancio se alzaban y se bajaban con el penecito rozándole los glúteos, Luciano sonreía por lo que hacía el niño, la carita se apoyaba muy sonriente en la espalda del adulto, sentía el desplazamiento de ese penecito sobre sus glúteos, le preguntó al nene si de esa manera “jugaba” con su amiguito Reginaldo, el enen contestaba que a él le hacía muy poco pero más se lo hacía a su hermanita Amaranta, a ella le gustaba mucho que le hagana ese “jueguito” le decía, tiempo después siguieron los roles sobre las sabanas desarregladas la mayor parte quedaba rozando en el suelo, acostó al niño de espaldas a la cama alzándole la cadera con las piernas abiertas sujetas por sus bracitos, el nene vio la lengua de Luciano que lamía el penecito, los labios del adulto chupaban el pene llevándoselo a la boca incluido los testículo, el niño apretaba las sábanas a la vez que sus deditos recorrían la piel de sus piernas emitiendo un quejido leve con posterior prolongado suspiro, así el movimiento fue más rápido, también aquellos jadeos infantiles, siendo el clímax para el pequeño Venancio cuando sentía el paso de la legua de Luciano en la entrada de su ano siendo ensalivado, luego el glande grueso adulto se posaba con el resto del pene sobre el alzado penecito de niño hermoso, así, se movía viendo el niño ese movimiento entre los dos penes, Luciano le decía si le gustaba el “jueguito”, le preguntaba si le parecía muy rico a lo que el niño asentía, Luciano reía complaciente, Venancio miraba atento eso que le hacía Luciano, quedaría grabado en su mente, le preguntó si quería seguir “jugando” a lo que el peñeno respondía moviendo la cara afirmativamente, ahora eran las manos adultas quienes sujetaban las piernas infantiles para deslizar mejor el pene, volvió luego a lamer el ano del precioso pequeño, el niño gemía, Luciano le preguntaba si eso le gustaba a lo que el niño respondía con un si prolongado como muestra del gusto, golpeó suavemente el tronco erecto del pene sobre ese precioso culito, el glande rozaba la entrada del ano infantil, la cara del niño se volvió tensa al sentir algo en la entrada de su potito, como le decía a su traserito, un dedo de Luciano abrìa el ano infantil para que luego el glande pueda penetrar unos cuantos milímetros, al aguante del niño que mordía sus labios cerrando los ojos, sentía molestia, Luciano lo animaba a que aguante porque ya el “juego” estaba por terminar, el niño gemía diciendo ya no más porque le dolía, Luciano miraba su pene, hacía entrar el glande un poquito más que la vez anterior, decidió no seguir al sentir el rechazo de ese rigido culito apretadito, puso el pene sobre el penecito moviéndolo con los ojos cerrados sentía el gustito de ya pronto acabar, de ya pronto venirse, un escalofrío recorrió la espalda, el deseo estaba allí viendo sometido a ese precioso niño, se contuvo de eyacular, prefirió así seguir disfrutándolo por unos instantes más, Venancio se limitó a ver esos movimientos de penes, vio que por el pene grande salía un líquido blanco que caía en parte de su pecho y barriga, algunas gotas caían sobre su penecito, así por un momento quedaron quietos ambos cuerpos, se escuchaba la acelerada respiración de Luciano sobre el rígido cuerpo del niño, los dos penes quedaron juntos unidos, Luciano los vio con gusto, se apartó Luciano diciéndole al niño que no se moviese, Venancio vio de espaldas el velludo trasero de Luciano luego retornaba de frente viendo el pene peludo que había hecho estragos en su ano, vio el paso del papel sobre su cuerpo despojándole del semen, luego lo levantó y le pasó el trapo mojado, el niño vio acuclillarse a Luciano abriendo su boca acercarse a su penecito para chupárselo y lamérselo, el niño se encorvó mostrando gusto por lo que sentía, respondía a base de suspiros, Luciano lo sentó en el extremo de la cama para hacerlo mejor, la sensación experimentada por el niño fue muy grata, más para Luciano que le recordaba penecitos de otros niños preciosos del internado, algunos siendo rozados por su pene vestido y en otros casos viéndoles micciar en el baño, se recordó de uno de ellos muy especial, el hijo del senador, a ojos cerrados pensaba en que estaba haciéndole sexo orala ese penecito hermoso, continuó lamiéndole hasta cansarse, el niño ya tenía molestias de tanto roce labial en la piel de su penecito, estaba muy roja la piel de Venancio, le pasó papel, y lo sentó a asu lado, le aacariciaba el pelo, los brazos y le manoseaba los muslos, vio agitándose los pies en el aire sentado en la cama, le dio besos en las mejillas, lo felicitaba por su gusto por venir a “jugar” y ganarse premios en monedas, le puso la trusa al niño y le dio la moneda de más alta nominación en premio a haberse portado bien en el “jueguito”, el niño mostró una expresión de alegría saltando con sus pies descalzos sobre el entablado de esa antigua casa haciendo que su pelo largo se agite al viento, Luciano le dijo que obedeciera a su llamado para seguir jugando y así darle muchas más como esa moneda, el emocionado Venancio asintió, salió del cuarto muy contento en dirección a la calle, aún la puerta de la casita de enfrente estaba cerrada.
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Los ruidos típicos de la gran manzana agitaban presurosos a los caminantes, entre la multitud de veía tomados de la mano Pedro Artemio y su esposa Sara Guillermina, quedaba poco para llegar al trabajo, alzaron la mirada tras ver el imponente edificio donde laboraban desde hace mucho tiempo, la adopción del otro idioma les tomó poco tiempo mostrando así su inteligencia reflejada en los negocios, siempre al pasaron por el corredor se encontraban con un sonriente personaje caucásico que les hacía reverencia con su significativa gorra que lo identificaba con el personal de limpieza, aquel hombre recio de perfil caucásico sobreviviente del holocausto cumpliría en poco tiempo los cuarenta y seis años, había nacido en 1910 en una tarde tormentosa de nieve, según le contaron sus abuelos y que al nacer sorprendentemente apareció el sol a plenitud, se decía que vino con una aura estela poco común, aquel hombre de recio andar era uno de los refugiados llegado al sueño americano tras vivir la segunda gran guerra en su país donde perdió a toda su familia, vivía traumado de solo pensar aquel genocidio, lo dieron por muerto tras una gran paliza sufrida, arrojado a la multitud asesinada entre ellos sus hijos y demás seres queridos, eso hizo que no volviese a sonreír, consolidar su mirada firme con gesto autoritario, con orgullo guardaba en su pecho colgado un símbolo herencia de sus abuelos, un águila bicéfala, parecía imperial campea de otrora monarquía europea Romanov, él fue líder en su comarca, así lo presumía a sus compañeros de trabajo quienes irónicamente le dejaban continuar con sus fantasiosos relatos, pero era ineludible ver marcadas huellas en su cuerpo producto de impacto de balas y torturas sufridas en la invasión nazi, al ver esas evidencias algo le creían y por respeto no le contradecían, especialmente la pareja de esposos quienes fueron los primeros en conocerse en el imponente edificio, los ojos claros del rubio personaje imponía recio respeto, tenía un aire de confianza que Pedro Artemio experimentaba al entablar diálogo, a sus veinte años siendo tan joven logró confianza con aquel hombre humilde de sufrimientos profundos, operaba en la embajada de su país en el país del norte, los visitantes se admiraban de tener a un hombre tan joven esa cartera de comercio, pero los resultados de su trabajo les decían que no era sustentable tal recelo, además su esposa Sara Guillermina de veinticinco años era gran apoyo, los tres habían sostenido una amistad significativa, Sara Guillermina miraba con alegría la amistad de su esposo con aquel personaje que más que amigo era un consejero que le daba pequeños detalles haciendo referencia de solución en las grandes decisiones, de a poco se iba convirtiendo en consejero, comían en la gran avenida, gustaba de vodka, melancólico se retiraba botella en mano a su departamento de arriendo a varias cuadras de la residencia de los esposos, el personaje de limpieza era hermético en detallar su vida de origen, sus padres poco los mencionaba, se podía notar el sufrimiento en sus ojos, nacido a principios de siglo XX, sufrió el embate de las dos grandes guerras, de niño y de adulto, no había distingo, ambas fueron las peores pues en ambas perdió a sus seres queridos, solo se limitaba a decir que un buen día hubo la oportunidad de embarcarse en el mediterráneo y luego desde Gibraltar tomar un barco italiano rumbo al nuevo continente, padeció hambre pero un alma caritativa lo llevó y asì le dio el ahora empleo por su don de gentes, había salvado a un ejecutivo gubernamental se una gresca formada por los nativos del lugar, y he allí el premio, Pedro Artemio gustaba escucharle y así también de forma recíproca, en cada conversa siempre quedaba el gusto por conocer el país de Pedro, entusiasta le manifestaba que algún día lo llevaría a conocer a su familia y aquella hermosa geografía que constituye el hermoso país de la canela.
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Un pensativo Serafín caminaba a pasos lentos por la alameda que da al parque central de la capital, iba meditando acerca de la promesa hecha al moribundo en la cárcel, se trataba de dar con el paradero del hijo de Sebastián quien momentos antes de morir balbuceante le pidió que lo encontrase y lo ayudase, consternado en aquel momento aceptó hacerlo, pero hasta la fecha nada de nada, ni un rastro, ni una sola pista, Serafín estaba sumido en sus pensamientos pues aún se encontraba delicado de sus dolencias por tal secuestro, así que no daba cuenta de una dama elegante que observaba sus movimientos a prudente distancia, aquella mujer siempre vestida de gris en un aparte de descanso sacaba una libreta y anotaba lo ocurrido con aquellos movimientos, todo lo hacía a prudente distancia, vio que el abogado se detuvo sacándose el pañuelo limpiándose el sudor de frente y cuello, enfrente estaba un vendedor de aguas frescas, dio unos pasos pidiendo una bebida de aquellas con esencias de sabores, caminó sin dejar de meditar, dio unos pasos sentándose sobre una banca situada debajo de un frondoso árbol ornamental, hizo un giro con su cuerpo ladeándose en el asiento cruzando sus piernas denotando elegancia al beber la bebida refrescante, vio a unos niños correr detrás de un balón, sonrió pensando que tal vez entre esos niños se encontrase el hijo de su amigo Sebastián, seguramente ahora ese niño tendría doce o trece años, Sebastián le dijo que había nacido a mediados del año de 1943, habían muchos niños de esa edad en esa gran ciudad, recordaba la cara de su amigo para asociar con algún niño, pero ninguno se parecía, pensó seguramente que aquel niño que buscaba se parecía fisonómicamente a su madre, ninguna foto poseía, difícil seguir rastro con alguna pista, bebió con mayor intensidad la bebida quedando a la mitad, se recostó en el asiento con mirada al cielo que ahora estaba nublado en partes, vio a su lado que unos niños corrían hacia el carrito de bebidas, los padres compraban refrescos, vio a un niño contrariado que pateaba el balón con vehemencia impactándolo en el árbol y en borde alto de la acera en muchas repetidas ocasiones, parecía recordar haberlo visto antes, en aquel niño se notaba su carácter fuerte, el pequeño se cansó de tanto patear el balón, se sentó arrimándose al árbol, Serafín sonrió ante la acción enternecedora del niño, el pequeño tenía la cara fruncida gesticulando coraje haciendo pucheros, se metía repetidamente la mano a los bolsillos de su pantalón corto sacándolas emitiendo gestos de contrariedad, bufaba de coraje haciendo ademán en sus bolsillos rotos, seguramente las monedas se deslizaron por los bolsillos cortos sin coser cayendo al suelo, Serafín se acercó ante el asustado niño al verlo de cerca, le preguntó si tenía problemas, el niño quedó en silencio con actitud indiferente tanto así de irreverente como si la pregunta no fuese con él, Serafín sonrió y le hizo de nuevo la pregunta, el niño continuó en silencio viendo a otro lado menos a Serafín que directo le preguntó el por qué no contestaba, el niño se puso en pie iracundo diciendo que le habían enseñado a no hablar con extraños, con expresión cariñosa Serafín le dijo que sólo quería ayudarlo, con cierto aire de orgullo el niño le dijo que de él no necesitaba absolutamente nada, tomó el balón y dio unos pasos dejando a Serafín que vio con sonrisa tal actitud, se notaba que aquel niño tenía actitud altiva, el niño caminó hasta sentarse en una banca distante cabisbajo muy pensativo viendo con tristeza y a la vez con rabia a otros niños disfrutando la compra de la bebida, Serafín compró una bebida y se acercó al niño a regalársela, el niño abrazado a su balón movía la cabeza negativamente dando a entender su desaprobación ante la actitud amistosa del adulto, su cara era fruncida haciendo pucheros, miraba de reojo la mano de Serafín pues coincidentemente esa bebida era de su sabor favorito, en ese instante una mujer se acerca y llama al niño por su nombre, Carlos Hernán, aquella mujer de cuarenta y dos años era la abuela del niño de casi seis años, lo había dejado solo por un momento jugando en el parque mientras visitaba la modista, lugar al que el niño le incomodaba estar, las miradas entre la mujer y Serafín se cruzaron hubo un silencio sepulcral por unos instantes de lo que dio cuenta el niño, de los labios sonrientes del abogado del Olmo salió el nombre con tono alegre y fuerte voz, Serafín, mientras que Casilda, aquella mujer, sólo al escuchar su nombre emitió una forzada sonrisa producto de su asombro, después de siete años se reencuentran, el niño vio los gestos contrastantes de ambas expresiones faciales, Carlos Hernán estaba un tanto extrañado, se sentó en silencio tomando el balón con sus manos, contento el abogado de veintisiete años se acercó a darle un abrazo con el brazo no ocupado con la bebida, ella sintió aquel gesto con humildad, se puso cabizbaja luego de ver al bien vestido hombre, le hizo gestos para sentarse, el niño continuó parado viéndolos, Serafín le preguntó a la humilde empleada Casilda sobre el parentesco de aquel niño con ella respondiéndole que era su nieto, hijo de Emérita, esto último lo hizo con voz entrecortada, el abogado economista ahora lo recordaba, si, tiempo antes había visto a ese niño jugando con otro más pequeño, en aquella ocasión estaba con Emérita, el hombre le dijo al niño que Casilda fue su nana, la mujer escuchaba y se sonrojaba cabizbaja, Serafín la abrazó y ella viendo a su nieto asentía afirmando cada expresión que salía de boca de Serafín, el niño frunció las cejas como analizando lo sucedido, puso el balón en el piso y se sentó en el regazo de su abuela escuchando de Serafin aquellos relatos de las travesuras que de niño hacía mientras los dedos de la abuela pasaban por el sedoso pelo del precioso niño, algunas coincidían con las que Carlos Hernán hacía también, el gesto y actitud cambió, de lejos aquella mujer de gris observaba con detenimiento, tenía la habilidad de leer los labios, era un as en acciones detectivescas, fue contratada especialmente para seguir a Serafín a cualquier hora y lugar era ella y hacía posta con otro compañero, por esa acción ganaba mucho dinero, su habilidad lo ameritaba, tenía una cámara de alta resolución para la época, por esas fotografías ganaba mucho más dinero como evidencias, de los adultos sentados conversando tomó algunas como pudo, Carlos Hernán tuvo una picazón en su hombro izquierdo, se deslizó un poco la remera, la asustada Casilda se levantó poniéndose delante de su nieto rascándole el hombro con la remera subida y la mano metida dentro de la tela, Serafín le hizo gestos al niño para que bebiese, el niño miró a su abuela, ella asintió en señal de aprobación, muy sonriente Carlos Hernán estiró las manos aceptando el obsequio, bebió con tanto gusto que la consumió en pocos sorbos, Serafín notaba aquello y de un impulso fue a pedir tres bebidas, el niño contento bebía ahora pausadamente, Casilda agradeció el gesto de Serafín, la abuela le dijo al nieto que fuese a jugar pues deseaba conversar, el niño alegre asintió, se dedicó mejor a buscar las monedas perdidas que se habían caído de sus bolsillos, caminó lentamente por la cancha, iba cabizbajo viendo los alrededores, la mujer de gris miraba el caminar del niño, no había duda de un caminar semejante al que ella conocía, ya más de cerca vio el rostro del niño, se fijó en las cejas, el color del pelo, de nuevo repasó con detenimiento el caminar del niño, ella sonreía, tomaba datos como una calculadora humana, estratégicamente sin ser vista tomó algunas fotos al niño, sin dejar de sonreír, estaba creando una exclusiva que le daría mucho dinero al enterarse la parte interesada, ni hablar de aquel gesto de rictus que ponía el niño, sin lugar a dudas había alguna relación con la persona que la había contratado, el destino quiso que por casualidad esa información del niño sea más importante, no se equivocó aquella persona que lo contrató para seguirle los pasos a Serafín pues ahora tendría información adicional no esperada que sería sin dudas muy pero muy interesante, ese imprevisto le daría más dineros, sólo que debería guardar tinosamente la especulación d e la investigación, vio que el niño se rascaba la tela del hombro, se deslizó la remera de un lado del cuello rascándose la piel del descubierto hombro izquierdo, la mujer de gris tomó fotos seguidas, eran contundentes, guardó distancia introduciendo la cámara en el pequeño bolso que llevaba, pensaba en revelar las fotos aquella noche, mientras tanto Serafín preguntaba sobre la vida de Casilda durante estos últimos años, con voz esquiva y entrecortada le informaba, Serafín estaba muy feliz de haberse encontrado, le pidió la dirección donde vivían, al principio esquivaba dársela pero ante la insistencia de Serafín de querer ayudarles no le quedó más remedio a Casilda que decirle, mientras tomaba notas de la dirección el pequeño Carlos Hernán se acercaba muy feliz de haber encontrado sus monedas, Serafín se despidió de Casilda con un fuerte abrazo, la mujer tembló y respiró hondo al ver a Serafín inclinarse con los brazos abiertos mientras Carlos Hernán dudaba en abrazarle como gesto de despedida, miró a su abuela y ella armándose de valor mostró señal de aprobación haciéndole gestos con las manos, el niño dio pasos lentos y receloso fue acercándose al amigo de su abuela, Serafín lo abrazó y el niño correspondió al abrazo, inusitadamente Serafín le dio un beso en la frente y la bendición, aquellas escenas fueron fotografiadas, el niño sonrió con solemnidad, emotivamente le dio un abrazo uniendo sus mejillas, de ello la mujer logró una instantánea, ya un tanto presurosa Casilda tomó de la mano a su nieto y con la otra llevaba el balón, Serafín le agradeció por la charla, esperaba visitarla pronto, ella se despidió asintiendo con una amplia sonrisa pero mirada esquiva, el pequeño Carlos Hernán desconocía que su abuela Casilda cuando laboraba de empleada en la casa de Carlos Felipe del Olmo fue una de las empleadas que lo inició en el sexo a Serafín cuando era un precioso niño de casi seis años.
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Rodolfo Buonanote se encontraba muy enfermo a causa de su dolencia cardiaca, aquel prestante terrateniente le estaba pasando factura su senilidad, no era para menos pronto a cumplir los ochenta y seis años, heredero de un linaje longevo, caucásico, no perdía la compostura de su mirada recia, su piel pálida por la fiebre alterna con rozagante, la fiel Amacilia no se separaba de su lecho haciéndole compresas en la frente junto a ella estaba Noelia auxiliándola, el anciano balbuceaba el nombre de su nieto militar, exigía de su presencia, su hija le decía que pronto vendrá, que se calme, pronto pasará la crisis si lo toma con calma, palabras salidas de su amigo el doctor del pueblo, aquel hombre que había ayudado a nacer a los cinco primeros nietos del anciano, en un aparte conversó el medico con Noelia, había sido un pre infarto, el anciano no puede ya tener emociones fuertes, parece que algo lo ahoga en su conciencia, le pidió a la mujer que hable con el anciano, Noelia asintió con la promesa de hacerlo tan pronto esté mejor, afortunadamente ya estaba fuera de peligro, junto a ellos se encontraba Mirko que lo motivaba en el lenguaje nativo caucásico, los ojos de Amacilia vidriosos miraban al anciano pasándole su mano por aquella frente, recordaba el instante en que lo vio desfallecerse sentado en el sillón de la biblioteca, que rápido el auxilio por lo cual ahora se puede hablar de pronta mejoría, deseaba saber el motivo que lo acongoja a su compañero sentimental, Amacilia a veces se siente mal pensando que toda su atención no es suficiente, ambos ancianos guardan el secreto de su relación, aquel hijo de ambos, aquel hijo ilegitimo que ella le dio como muestra de su amor, Nicanor, aquel hombre de treinta y tres años quien lo hizo pasar a su esposo Nicandro el rascarrabias como su verdadero hijo y así lo cree Nicanor desconociendo su verdadero origen, a punto estuvo de decírselo Rodolfo pero Amacilia se lo impedía pues no quería perder el cariño de su hijo, temía lo peor, pero era ineludible ciertos rasgos, más aún cuando su nieto Leandro era de pelo claro piel blanca al que jocosamente se referían con el mote de gringo, ahora contaba el muchacho con casi la mayoría de edad, Amacilia se preguntaba si tal vez era ese secreto compartido con Rodolfo el motivo de su dolencia, en ese instante de meditación de la anciana siente a su lado la presencia de un recién llegado y muy apesadumbrado Luis quien toma las manos de su abuelo, el anciano levanta la mano con sonrisa forzada mirando fijamente a su nieto primogénito, Luis Izaguirre, Rodolfo hizo una mueca irónica entreabriendo los ojos, en sus adentros pensaba que ese no es el verdadero apellido sino el que debería llevar de aquel campesino, su verdadero padre, pero lo importante para Rodolfo es que su nieto primogénito llevaba la sangre de su madre que era su difunta hija Andreina, el anciano giró su cara viendo el amplio ventanal, hizo gestos que quería más luz, de inmediato fueron cumplidas sus órdenes de manos de la fiel empleada, las manos del anciano acariciaban el rostro de su nieto Luis de casi treinta y tres años, su nieto primogénito, sorpresa para él fue escuchar de labios de su abuelo que deseaba tener bisnietos de su rama familiar, Luis enrojeció con vergüenza, se limitó a sonreír, le dijo que pronto lo haría, que estaba en sus planes de vida, el anciano sonreía, poco a poco fueron saliendo de la habitación dejando al anciano en un sueño profundo producto de las medicinas aplicadas.
FIN DEL CENTÉSIMO SEXAGÉSIMO CUARTO EPISODIO
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