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Gays

METAMORFOSIS 173

Custodia.
La puerta se abre lentamente por empuje de manos infantiles muy cuidadas en el aseo personal mostrándose en esos dedos alargados, la luz de aquella habitación resaltó el rostro de aquel precioso niño con pelo lacio bien cortado a la época conservadora del momento vivido, su expresión como siempre era de una simple timidez, se iba acomodando la ropa, agarrándose el penecito vestido pensando cabizbajo en lo que vendría a continuación, había acudido al insinuante llamado del superior, aquel hombre que poseyera su voluntad desde hace más de tres años, fue hace seis horas a media mañana, el niño se encontraba jugando en la piscinas del internado junto a otros compañeritos, usaba sólo un calzoncillo que a través de la tela se podía ver el moldeado penecito, caminaba por los alrededores de la piscina, dio cuenta que era observado desde la sombra por el alto dignatario del internado, el superior, quien emitía una mueca sonriente mostrándole su deseo y complacencia de verlo vestido así, es que de su cuerpito escurría el agua, sus piecitos que tanto gustaban al superior se movían por el pasto era efectivo y cadencioso el movimiento amanerado producto de su metamorfosis, a veces tocaba de hacer juego de roles en la clase de calistenia, los niños se abrazaban detrás uniendo caderas traseros y penecitos, jugaban a ganar por equipos jalándose a través de cabos, todo era algarabía, el niño pidió permiso y fue al baño a orinar, al salir del cubículo el superior hizo gesto que se acerque, con movimientos rápidos y cuidándose de no mojarse tomó al niño de los brazos arrimándolo rápidamente a la pared contra los urinarios que ocultaban a las dos figuras, la soledad del lugar dio para que el niño viese las manos del superior que se bajaba la cremallera mostrándole el erecto pene peludo teniendo en su glande liquido preseminal, de pronto ve su calzoncillo siendo bajado a los tobillos, vio ambos penes de edades diferentes que estaban enfrente uno del otro, de inmediato sintió en su cuerpito que da un giro, Jairo Camilo sintió el glande del superior que entraba por su ano, el mentón sobre su hombro infantil, la lengua lamía su oreja derecha escuchando frases de elogios para que se dejase hacer e amor, el niño sentía ese pene dentro, la postura encorvada era incómoda para el superior pero primaba el deseo, duró un instante aquello, lo giró poniéndose cara  a cara permitiendo verse sus penes erectos que se unieron al frote y movimiento de cadera, la espalda del niño sobre la pared recibía esos movimientos, dejó que se suba su calzoncillo aprovechando en darle un prolongado beso con lengua, antes de despedirse le dijo a Jairo Camilo que se metiese en un cubículo, además le dijo que lo esperaba en su habitación a la hora de siempre pues la puerta estaría apegada, asintió cabizbajo y lentamente entró al primer cubículo cercano, el superior salió acomodándose el pantalón saludando al salir a un grupo de niños que iban a hacer sus necesidades; desde el sillón donde estaba sentado aquel hombre sin sotana miraba los pasos lentos del niño que vestía un pijama con sandalias de dormir, muy complacido con el dedo índice le hizo señas para acercarse, Jairo Camilo obediente lo hacía a pasos lentos, como siempre, hasta quedar en su delante, abrió más su pernas velludas rodeándolas sobre el muslo de las piernitas lampiñas del niño parado enfrente, empezaron los manoseos, las manitos se apoyaron en los hombros, abría los glúteos y le pasaba el dedo índice por la entrada del ano haciéndole suspirar mientras lo abarzaba con fuerza, le decía que lo tenía muy lindo, eso le decía mientras se pasaba por la nariz el dedo índice que antes había pasado por el culito del niño precios, Jairo Camilo cerraba los ojos emulando placer, las manos adultas se introducían por la tela sobando los glúteos infantiles haciéndolo sentir, jocosamente decía que eso era suyo, solo suyo, el rostro con los ojos cerrados del superior se apoyaba en el pene vestido del pequeño Jairo Camilo de nueve años, puso su nariz aguileña pegada a la tela del pijama a oler restos de orina dejados como resulta de micción, el clérigo de almas gustaba por oler esa prenda con la parte del cuerpo tapada, y a hurtadillas en la lavandería se dedicaba a oler calzoncillos y pijamas de los niños a los que les hacía el amor y aquellos que aún quedaba pendiente de que conozcan su pene, en ese instante todo eso recordaba y reía teniéndole sometido al pequeño frotandole el pene, luego le hizo dar media vuelta y ahora se inclinaba para oler en la tela del pijama ese voluminoso traserito vestido, bajó lentamente el pijama viéndose el movimiento sutil y delicado de esa tela deslizarse por la piel rosácea de ese niño hermoso de glúteos voluminosos, paecía el culito de una hembrita, sin dudarlo aprovechó para acariciarlo y manosearle la espalda y glúteos y así lo tuvo por largo rato, abrió los glúteos para oler y lamer el ano, gustaba mucho de aquello cuando sabía que el culito de sus niños estaban bien lavados no solo con papel sino con agua al estilo oriental, la piel del niño se hizo más rosácea, la había heredado de su madre, aquella mujer que lo engreía al saberse el único hijo, sobresalía su amaneramiento más aún incrementado por el superior, Jairo dio media vuelta quedando ahora frente a su iniciador, las manos del clérigo deslizó la tela mostrándose un pene erecto lampiño, sonrió y se lo llevó a la boca chupando y lamiendo por repetidas ocasiones, las manos del niño se apoyaron en los hombros de su iniciador mientras sentía esa deliciosa sensación que tanto le gustaba y que así aminoraba sus recelos y temorres al verse así desnudo sexualmente con el superior de almas como los niños le coreaban al pasar, luego lo apartó al niño para pararse y sacarse la ropa en su delante, se sentó nuevamente en el amplio sillón con su pene bien erecto y lo atrajo con señas agarrándolo de las caderas haciendo que los penes vestidos se froten, unian sus pechos a la medida de lo posible por efecto de sus estaturas, ambos quedaban encorvados sobre el amplio sillón, ambos se besaban, ambos se acariciaban esto con indicación del superior para con el nene, la poca luz del lugar mostraba esos cuerpos desnudos ahora estando el niño encima del superior, las caderas moviéndose al inicio de hacer  gemidos mutuos, al unísono miraron la cama, sonrieron, caminaron lentamente abrazados, iban desnudos y descalzos, el superior gustaba de verle caminar por ese amaneramiento producto del movimiento de las caderas así como ese moverse de las piernas bien formadas llegando la vista a verle esos delicados pies de niño precioso de la época, asi fue como el niño fue el primero en sentarse y sacarse la ropa ante la atenta mirada del adulto, lentamente se acostó recibiendo el cuerpo de su iniciador que también se había quitado la ropa hace poco y ahora rozaban los penes al mismo tiempo que se besaban prolongadamente, le decía en el oído que estaba dando su examen de ciencias, es decir, sobre el cuerpo humano, lo sentó sobre su entrepierna, lo alzó y fue lentamente sentadole a la vez que le iba introduciendo el pene a lo que el el niño precioso respondía con gemidos, el pene entraba y salía y en cada impulso se escuchaba gemidos y suspiros del nene bello, luego se siente de parte de los dos el semen que sale, lo sienta en la cama y en su delante le pasa por el rostro el glande con resto de semen, después de un rato de estar acostados el niño fue al baño adjunto, le siguió el adulto, el pequeño se quitaba el semen del rostro, la mirada del superior se concetraba en ese culito que hace instantes había sido suyo, aún tenía hilillos de semen en los muslos salidos del traserito, la mirada estaba puesta en esas hermosas piernas y en esos pies con dedos alargados aplanados, gustaba verle el pelo sedoso bien cuidado, vio sus delicadas manitos con dedos alargados cual si fuese hembrita, vio esos labios rosacesos carnudos con mirada concentrada en el espejo de ahí vio la figura de su iniciador, le salió una leve sonrisa formada en sus labios, el superior se fue acercando lentamente hasta quedar detrás del nene, puso su cara sobre el hombro viéndose ambos en el espejo, sonrieron, el nene vio que le daba besos en la mejilla y en el cuello, le dijo en varias ocasiones lo precios que era y lo orgulloso de tenerlo allí, lo abarzó por detrás llevándole al inodoro en donde lo encorvó y le introdujo el pene por varios minutos así quedaba prendido en ese mete y saca con gemidos y jadeos, el  superior vio las amnitos finas del niño apoyadas en el inodoro, los dedos alargados sujetaban para no caerse, el superior diciéndole al oído le recordaba que le pertenecía y eso iban a hacer en su próxima vista a la estancia de sus padres, en aquel baño, en ese lugar de su encuentros al estar a solas, le dijo que era el mejor alumno suyo, en todo, por eso le iba a poner la más alta nota porque se lo merece al ser buen niño, el pequeño hermoso asintió gustoso al saber la nota favorable recibida, su engreimiento estaba formándole un carácter de conformismo y ventaja ante las circunstancias, de ello dio cuenta el superior y abusaba de esa debilidad de carácter del niño, rato después lo vio descender por las escaleras, lo que el superior no dio cuenta que una silueta detrás de un saliente observaba la escena misma.

 

* * * * * * *

 

El polvo se levantaba sobre el tosco penal, aquel hombre de melena y barba al viento mostraba su sudorosa musculatura, un guarda le hizo gesto que se aproxime a la celda de visitas, a regañadientes fue a aquel lugar, en su delante estaba su fiel amigo, lo que quedaba de lealtad en el mundo exterior pues su familia lo había renegado, su escasa familia se reducía sólo al profesional en leyes, habían buenas noticias, le rebajaron la condena, se demostró que fue en defensa propia, la habilidad del joven abogado y su influencia política había consolidado así, le pidió paciencia, que pronto saldría, solo que, se cuidase, pues había salido de aquella otra cárcel bajo pedido de muerte, en esta alejada cárcel estaría relativamente bien, habían esperanzas de salir más pronto, la mitad de los años puestos, se levantó emocionado, la angustia lo envolvió frente a la sonriente expresión de su amigo, agregando que al salir ya tendría trabajo para él, al escuchar eso el reo se puso sereno, agradeció diciéndole que tenía otros planes antes de aceptar el trabajo, el abogado entendiendo el mensaje se levantó tomándolo del brazo y algo iracundo le dijo que no piense en venganza que deje a Dios las cosas, pero el reo rebelde siguió con su idea manifestando que le habían manchado la vida injustamente alejándolo de las personas que más amaba, se contrajo en la silla, presuroso de manos sacó unos pedazos arrugados de papel, el abogado sorprendido vio los rostros remarcados de aquellas fotografías, bajó los trozos de papel de su mirada concentrándose en observar al compungido reo, hizo una pausa respirando hondo para preguntarle si estas eran las personas que más amaba en la vida, que si estaba seguro, o tal vez estos años de encerramiento lo había hecho delirar pues se trataban de gente pudiente en el círculo social y económico del país de la canela, el abogado pensó que tal vez su cliente deliraba, los años en cárcel lo estaba trastornando, no concebía la relación entre aquellas personas prestantes y el humilde reo, los ojos del reo se abrieron de irascibilidad al escuchar tal artero comentario se levantó aseverando sus palabras, es más, lo sentó para hacerle una confesión, el guarda de lejos miraba sin escuchar cómo el profesional de la ley sacó un puro escuchando con atención el relato, el humo invadió el ambiente de pequeña sala, los ademanes del reo eran variables en cuanto a su intensidad, el abogado atento se limitaba a fumar y a verle las expresiones corporales con frases elocuentes, movía negativamente a cabeza, se enteraba de algo fuera de lo común en cuanto a bajas pasiones y desamores, así, el tiempo transcurría, el guarda hizo ademan acercándose al abogado, el tiempo del dialogo terminaba, ambos amigos se despidieron quedando pendiente aquella charla, el reo salió a recibir el sol y la brisa marina, su mirada se centraba a lo lejos en aquella gran casona de blanco, cerró los ojos pensando en aquellos habitantes, respiró profundo, hizo un quite instintivamente ante una mano que relativamente se posó sobre sus hombros, de buena cuenta no aceptaba esos elogios o saludos, en la cárcel había conocido el recelo por las personas y la hipocresía campante, los dos reos caminaron lentamente por los alrededores del gran patio, un reo de lejos mal encarado los observaba de cerca tomando detalles, había ingresado hace pocas semanas, nada bueno mostraba su gesto.

 

* * * * * * *

 

Melquiades se sentía inquieto ante tanta dama que lo rodeaba tras acompañar a su madre Elena al evento auspiciado por la venerable anciana del clan Arichabala, los visitantes se sorprendían de verla tan regia pese a tener su avanzada edad, la matrona Matilde parecía tener de cincuenta ó sesenta años, cuando en realidad pasaba de los noventas, ella ante la pregunta que le hacían acerca de su sobria salud respondía que era vivir relajada con ejercicio y tomando las cosas siempre con calma, Melquiades bostezaba sentado sobre un sillón amplio entrelazando sus dedos y su cuerpo hacia adelante, vio bajar a Nicolás que estaba de visita con su esposa e hijo en la gran mansión Arichabala, el pequeño Daniel Nicolás fue a su encuentro, lo alzó haciéndole mimos al pequeño ante la atenta mirada del visitante, dio unos pasos con su niño  marcado saludando atentamente a las visitantes para luego sentarse junto a Melquiades haciendo mimos al niño, Justin era la promotora del juego de canasta entre las damas asistentes, la anciana se deleitaba viendo el desenvolvimiento de su nieta política, desde un apartado sector de la casa con puerta entreabierta se encontraba fisgoneando Fulgencio Arichabala, reía discretamente junto a su cómplice mano derecha Squeo, planificaban el próximo “negocio”, habían rumores que el “dictador” del país de la canela caería ante el congreso servil a los propósitos de un grupo de oscuros empresarios, salieron para reunirse con sus pares comerciantes e industriales, la conspiración se estaba entretejiendo oligárquicamente, era insostenible, salieron despidiéndose protocolariamente de las damas, Nicolás continuaba conversando plácidamente con Melquiades, la servidumbre atenta a las disposiciones de las visitantes, el pequeño Daniel Nicolás nieto del aún senador Pérez se durmió en los brazos de su padre, lo llevó a su cuarto infantil iba acompañado de Melquiades, se abre la puerta y ve dormidas a las pequeñas Victoria y Cayetana, lo puso a su lado, salieron queditos de la habitación infantil, los tres primos dormían plácidamente, se escuchaba la algarabía del juego en la parte inferior de la casona, Victoria abre sus ojos bostezando viendo a su lado al pequeño Daniel, sonrió ante la presencia del niño, se levantó respirando profundo, dio unos pasos descalza sobre la madera del piso asomándose por la ventana viendo a su alrededor, centró su mirada en aquel cuarto distante, recordaba lo vivido días antes, cerrando sus ojos respiraba suavemente llevándose su mano a manosear su vagina, volteo viendo aún a su primito acostado con las piernas abiertas, vestía un traje de marinerito con pantalón  corto, se acercó para besarlo mientras dormía, tenía puesto los calcetines, descendió la cremallera para olerle el penecito salido y juguetearlo un poco con sus dedos, la piel blanca resaltaba con la ropita fina, sus labios cerrados igual que sus ojitos contrastantes con el color del pelito del niño hermoso ya que los dedos pasaban acariciándole, Victoria unió sus labios con los de su primito, acarició las mejillas y de nuevo fue a oler el penecito salido, la lengua la pasó por los testículos y se acomodó en la cama de buena forma para deleitarse lamiendo y chupando el penecito, lo que esa acción hizo el despertar del pequeño que miraba entreabierto sus ojos, bostezaba ante las acciones de su prima, se restregaba los deods en los ojos y se movía sintiendo raras cosas, le agarró el pelo a Victoria y vio el rostro de la pequeña que estaba desenfrenado sus instintos y sensaciones, vio a su prima bajarse la ropa interior mostrándole la vagina descubierta lo sentó al niño para pasársela por el rostro de su primito luego lo acostó deslizándole el pantaloncito corto liberando el penecito descubierto, se acostó sobre el niño haciendo movimiento de caderas de tal forma que su vagina rozaba el penecito del niño, constantemente sus respiraciones chocaban, ambas caderas unidas de pieles blancas, el niño recibía movimientos sexuales de su prima, estático se dejaba hacer, recibía besos en sus labios, mejillas y frente, deslizó el cuerpo hasta lamer el penecito luego jugueteando sus dedos con el penecito del pequeño Daniel Nicolás, ella se recostó y el niño se le acostó encima de Victoria ayudándole a que se mueva sobre su cuerpo, puso a rozar el penecito entre la vaginita, ella gemía y sonreía viendo el penecito erecto del niño precioso que lo tenía encima, luego se separaron al ver un poco despierta a la pequeña Cayetana, le arregló la ropa al niño y luego hizo ella, Daniel salió de la habitación infantil, Victoria quedó al cuidado de su hermanita pues tosía repetidamente y esa era la orden de su madre en protegerla de la tos, dio unos cuantos pasos abriendo la puerta de la habitación de sus padres, trataba pero no se abría, dio unos pasos y se recostó sobre la pared, por varios minutos siguió sentado bostezando, la puerta de la habitación se abrió viendo salir a su padre junto con Melquiades, el sorprendido Nicolás marcó a su hijito levantándole del piso, pronto estuvo a su lado la sorprendida Fernanda, les increpó al verles desarreglados, ella sabía lo que habían hecho, lo sabía, tanto así que los dos se pusieron cabizbajos, bajó al gran salón con su hijito marcado y detrás Fernanda con Melquiades, al poco tiempo Nicolás tomó marcha en dirección del centro de la ciudad con su hijo acompañado de Melquiades, la preocupada Fernanda los vio alejarse moviendo negativamente la cabeza, fueron al parque, ven correr animado al pequeño Daniel Nicolás, ambos amigos contemplaban el júbilo del niño sobre el pasto, sin dar a notar las manos de Nicolás rozaban las de su amigo Melquiades, .sonrieron sin perder de vista al niño, instintivamente ante el furor del deseo la mano de Melquiades pasó rápidamente por la entrepierna de su amigo diciéndole que le había gustado, sonrieron de nuevo.

 

FIN DEL CENTÉSIMO SEPTUAGÉSIMO TERCER EPISODIO

 

1094 Lecturas/18 agosto, 2023/0 Comentarios/por Betelgeuse
Etiquetas: amigos, baño, hermanita, hijo, madre, padre, primito, primos
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