METAMORFOSIS 18
Aprendiendo a amar.
La pequeña Leonor de nueve años sintió pena cuando supo la noticia que Sebastián se iba con sus padres a vivir a otra ciudad, ese chico de catorce años le había puesto una marca en su cuerpo con sensaciones nuevas que ahora estaban truncadas sus inquietudes de seguir aprendiendo como lo hacía en los rincones oscuros o apartados para darse rienda suelta a sus roces y desnudos, Sebastián a punto estuvo de desvirgarla pero su temor a la corta edad e inexperiencia de ambos pudo más, ahora ella lo extrañaba y por un tiempo sintió su ausencia que iba a ser diluida de a poco con el pequeño Mateo de cuatro años, hermano de Martha su amiga de escuela , humilde pero muy inteligente, frecuentaba mucho la casa haciendo los deberes escolares, por lo general en las tardes Mateo se ponía a jugar con Gustavo Adolfo en la sala, Josefina de siete años siempre introvertida y arrogante como su padre, jugaba en su cuarto con las muñecas, esa tarde ambas niñas estaban haciendo los deberes escolares en la sala, de pronto Mateo que se acerca rozándole inconscientemente la pierna a Leonor con su short corto de tela fina, no tenía puesto calzoncillo por lo que se amoldaba fácilmente el penecito a la tela, el niño por repetidas ocasiones movía su cadera en las piernas de Leonor, Martha no se daba cuenta pues muy atenta estaba en la tarea, Leonor sintió revivir el deseo de inquietud que le dejó Sebastián a través del pequeño Mateo, como pudo acomodó la pierna abajo para que se acercase más el niño, con disimulo lo atrajo abrazado hacia ella para dizque enseñarle lo que estaba haciendo pero lo que en realidad necesitaba sentir el roce de ese penecito entre sus piernas, Martha veía el apego de su hermano a su amiga con naturalidad creyendo que eran mimos, Gustavito se apegó y de igual forma con su otro brazo Leonor lo abrazó, ambos niños siguieron jugando en la sala, Leonor quedó con ese deseo inquietante viendo al disimulo a Mateo sentado abierto de piernas notándose un poco del pene salido por la manga de su short, la atención se incrementó desde ese día, al disimulo Leonor lo abrazaba de frente alzándolo a sus caderas de tal manera que las piernas de Mateo rodeen las caderas sujetándolo con las manos rodeadas en las nalgas del pequeño apretaba sus cadera de tal suerte que el pene roce la vagina vestida de Leonor, ese jueguito le gustaba a Mateo, Gustavito también se unía al juego de su hermana, Martha observaba junto a Leonor que jugaban a la comidita cuando terminaban las tareas, en pocas ocasiones Luis se sumaba a los juegos, su edad de doce años exigía de futbol o baloncesto con los chicos de la cuadra, se estaba haciendo rebelde, su madre poco lo cuidaba, no quería vivir con su padrastro el Doctor Pérez, Noelia compadecida decidió que viviera un tiempo con ella para que le hiciera compañía a sus hijos, los padres de Noelia un par de semanas atrás decidieron regresar a vivir a la estancia de campo.
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Aquella tarde de entre semana Andreina llegó en corta visita saliendo con Luis, su hermana Josefina y su hermano Gustavito fueron a jugar al parque con la nana Dulce, tocan a la puerta, es Martha con su habitual sonrisa, Mateo a su lado también sonriente, los hace pasar, sin saberlo Mateo va adentro del cuarto en búsqueda de Gustavito, regresa triste al no encontrarlo, Leonor va al cuarto y le trae un juguetito hasta que su hermano regrese, Leonor le obsequia una paleta a su amiga y le da un dulce al pequeño, Martha pidió permiso para ir al baño, Leonor sabía que ella demoraba, se acerca a Mateo diciéndole al oído que cuando la observe ir al cuarto le siguiera porque tenía guardados unos dulces escondidos en el armario, Martha se sentó a seguir en la tarea mientras Leonor le decía que iba a buscar unas notas en su cuarto, caminó unos pasos y aceleró viendo de reojo a Mateo que la seguía, lo hizo entrar al cuarto, regresó unos pasos para ver entre la división de paredes a su amiga muy entretenida con la tarea, el tiempo apremia se decía para sí, todo este tiempo estaba pensando en ese pene de Mateo y ahora era el momento, muy rápido sacó de una cesta un caramelo se lo dio para que lo pruebe sentándolo en el filo de la cama, fue a cerrar el cuarto con seguro vino donde estaba Mateo con los piernas unidas viéndola sonriente a la cara en agradecimiento por el regalo, ella abre las piernas rodeando los muslos de Mateo, con su mano derecha lo empuja lentamente del pecho hasta que la espalda del niño descansa en el colchón él la mira a los ojos, ella sonríe al verlo se acuesta sobre él rozando las caderas, Mateo ríe, no dice palabra, ella no deja de mover las caderas, siente el olor característico de niño sudado, apoya sus mejillas en el pelo de Mateo, expulsa su respiración, empieza a frotar mutuamente las mejillas, la temperatura de su cuerpo se incrementa algo pese a su corta edad, Mateo hace puños las sábanas con las manos, de pronto Leonor le da un beso a Mateo, la sonrisa del pequeño desaparece le crea la duda, se siente raro, sorprendido, pero se deja llevar por lo que está pasando, quizá sea el recelo o vergüenza de quien le estaba haciendo eso, Leonor aprovechó del momento para levantarse y correrle el short dejándose ver ese pene moreno claro que estaba algo erecto, ella sin pensarlo mucho se quitó el calzón ya su vagina deseaba un roce de pene como el de Mateo, acomodó la cadera femenina posándola sobre la de Mateo, Leonor cerró los ojos con placer al sentir el roce del pene virgen de Mateo pasando por la comisura de aquellos blancos labios vaginales, en ese momento era placer para ella, mordía los labios pensando en que era Sebastián en aquel momento, así que apretó más las caderas con movimientos más fuertes que le sacaron uno que otro gemido a Mateo, le tomó el pene tratando de metérselo más hasta que sintieron ambos molestia, ella se acostó a su lado, la sonrisa con vergüenza le había llegado de nuevo a Mateo, ella le pidió se subiera sobre su cuerpo, Mateo le hizo movimientos con el penecito, ella hacia movimientos de arriba abajo, le rodeó del cuello y lo besó apasionadamente llenándole de saliva los labios, eso a Mateo no le gustó y se le hizo a un lado sobándose los labios con los brazos quitándose así la saliva, después el niño se puso el short y esperó a que Leonor se pusiera el calzón y que abriera la puerta, ella le dijo que guardara el secreto, Mateo agachó la cara con vergüenza, el resto de la tarde ambos se miraban con recelo.
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Griselda estaba muy enferma, la tos y la posterior fiebre la postraron en la cama, junto a ella su hija de cuatro años que la miraba con desconsuelo, la mulata le acariciaba las suaves blancas manos de la pequeña, Griselda se desesperaba, era lo único que tenía en el mundo, con fuerza de espíritu pidió ser vista por el Doctor Pérez pero salió la iracunda Andreina negando su presencia diciéndole con voz autoritaria que se fuera, deambuló con su hijita por la calle a punto estuvo de caer al pavimento cuando un carro se estacionó, Salomón se bajó para llevarla de urgencia al hospital, le diagnosticaron neumonía, pidió a su amigo que cuide de su hija, tanta su desesperación que rogó a su hija portarse bien, salomón llevó a la niña a su casa, la enfurecida mujer pensó que era su hija en otra mujer, casi la bronca, de tanto palabreo aceptó por esa noche que pasara en casa al día siguiente ya sabrá qué hacer con esa niña, al día siguiente un grupo de damas de patronato visitaron el hospital en la sala de pacientes pobres una de aquellas damas era Sandra quien al ver a Griselda se preocupó por su salud disponiendo las mejores atenciones, preguntó por la niña, la mulata le dijo que la cuidaba su buen amigo Salomón, en ese instante el buen chófer ingresa con su esposa quien se compadece de la enferma creyéndole a su esposo, le dijeron que la niña estaba en su casa, Sandra decidió llevársela con ella, así estaría bien cuidada y al reponerse tendría trabajo en su casa pues la empleada actual, Aida, trabajaría un buen tiempo con dos de sus hermanos en el campo de donde son en parte la familia de ella que ahora viven por los alrededores de la ciudad, la mulata aceptó de buena gana dándoles bendiciones por la caridad que le han hecho.
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Las visitas de Gustavo a la casa de Noelia solo eran para discusiones, ya las niñas y el pequeño habían crecido y se daban cuenta de la irresponsabilidad de su padre que les traía migajas de dinero suficiente para una o dos comidas diarias, de los estudios una pobreza de útiles, sus abuelos endeudados ayudaban en lo que podían, de vez en cuando Andreina le daba unos pesos a su hermana, el trabajo de Noelia no alcanzaba para tanta manutención y eso le hacía saber a su esposo pero éste simplemente cuando estaban a solas la llevaba al cuarto a hacerle el amor y ya estuvo bueno, el descarado quería que le dé otro hijo y ella se negaba y eso tomaba como pretexto para dizque entregarse en brazos de otras, Noelia sufría mucho, su vida se había convertido en un infierno, rogaba el momento para que su esposo se marchara al campo, le tenía fastidio y algo de asco, las semanas siguientes volvió a verse con Carlos Felipe Del Olmo, la vio desaliñada, ya no era aquella hermosa rubia de la que tanto se hablaba por el pueblo en su juventud, sin embargo, aún la amaba, ella pese a todo tenía recelo de él, aquella tarde de lunes la encontró saliendo de la escuela con su hijo Gustavito, la emoción le embargó al hombre, ella temblorosa aceleraba el paso, se detuvieron al escuchar por detrás una voz infantil que llamaba a Carlos Felipe, era Serafín con sus libros y mochila más presentable que Gustavito, el hombre los invitó a tomar una gaseosa de moda a la fuente de sodas, Noelia cabizbaja con recelo no aceptaba se pretextaba que tenía que regresar al trabajo que en otra ocasión será, pero la insistencia de su hijo y de Serafín con su inocencia pudieron más, Serafín la abrazó con ternura, ella le dijo que estaba grandecito ya y que aún lo recordaba con cariño así que lo abrazó con fuerza, Gustavito se unió al abrazo tratando de rodearlos a ambos, Carlos Felipe a corta distancia reía, ingresaron a la fuente de sodas, la mirada clavada de Carlos a Noelia le daba a entender que sentía lo mismo de siempre, los niños jugaban con su popote haciendo burbujas en la gaseosa al mismo tiempo que ambos estiraron las manos tratando de reprenderlos fueron rozándose, Carlos no se contuvo y la tomó de la mano, ella suavemente la quitó deslizándola a su vestido, ambos niños vieron ese gesto pero como si nada ellos seguían en lo suyo, luego de la gaseosa decidió llevarla en el auto a su casa ella no quiso pero su hijo de nuevo la hizo desistir diciéndole que así llegaría más temprano al trabajo, Carlos no dejaba de mirar al niño con ternura, sus abrazos era espontáneos, Noelia se fue de llanto, Carlos le preguntó la causa ella simplemente negaba con la cara cualquier tipo de argumento, que la dejara en paz con sus pensamientos, se subieron al coche los dos niños atrás jugando en los asientos viendo por las ventanas el paisaje, Gustavito a medio cuerpo salido con su pelo castaño claro moviéndose al viento sujetándose de sus bien formadas manitos que a pesar de la ropa puesta no perdía su linaje de niño bonito, Serafín por su parte agrandó su amistad con Gustavito, con él se sentía más seguro, más vivo, le gustaba enseñarle muchas cosas a su amiguito, ese comentario le hizo Carlos a Noelia pidiéndole que se vieran más seguido, ella sumida en sus pensamientos simplemente asentía, llegaron a casa unos segundos de miradas intensas dibujaron en ambos el amor que aún se tenían, él trató de besarla al despedirse, ella con frío estrechón de manos agradeció por su deferencia, Gustavito muy espontáneo saltó de los asiento corriendo hacia Carlos dándole un fuerte abrazo y un beso en la mejilla, el hombre respondió de la misma forma, Noelia podía notar la alegría de aquel hombre, vio a Gustavito como era marcado por uno de los brazos de Carlos, el niño rodeaba el cuello del hombre dándole mimos en las mejillas con otro beso de despedida, Serafín lleno de risa miraba desde el interior del auto arrimado sobre el asiento pitando, ese fue el motivo para que se despidiera subiéndose Carlos al auto, de lejos Noelia veía alejarse el auto marcando a su hijito, diciéndose así es la vida, la felicidad es tan relativa como viajar en auto, él va hacia adelante con el futuro, yo me quedo con el presente y mi pasado, dentro de si completó la frase hasta pronto, amor, unas lágrimas recorrían sus mejillas, los deditos de Gustavito las apartaban diciéndole que no llore, que la quería mucho, ella se cobijó en su hijito con fuerte abrazo y besos juguetones mordelones entrando de carrera a la casa, sin darse cuenta la presencia de vecinos que la observaban.
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Los pensamientos de Luis retumbaban en su mente, iba suspirando con su carita arrimada al cristal de la ventana del tren que lo llevaba en dirección hacia el domicilio actual de tormentosa madre, sus ojos se entrecerraban, le vino escenas, su tío en imágenes, su amplia sonrisa, recordaba aquella vez, sí, aquella vez, le vino el suspiro irremediable, fue aquella vez en que entraba a casa junto con su hermano Maximiliano luego de jugar en el establo, iban con sus juguetes, junto a ellos iba Lastenio, sólo el mulato estaba al cuidado de los niños en la gran casona de la estancia, sus padres estaban atentos al parto de su tía Noelia, todos estaban allá, Luis quiso ir al baño, igual deseaba su hermano Maximiliano, los ojos de Lastenio mostraban interés en ver micciar esos penecitos, Luis junto a su hermanito defecaban delante de Lastenio, al ponerse en pie se notaba e excremento en ambas nalgas, Lastenio pasó el papel por el traserito de Luis, pero al hacerlo en Maximiliano se cayó sobre el excremento manchando la ropa, Lastenio lo limpió quitándole la ropa, llevó desnudo al niño en sus brazos, entraron a la gran casona, Luis vio que subió por las escaleras Lastenio y Maximiliano, el mulato le dijo a Luis que los espere para seguir jugando en la sala, el tiempo pasaba y ellos no bajaban a jugar, le vino la inquietud a Luis, subió las escaleras pausadamente, se dio cuenta que estaba entreabierta la puerta y vio a su hermanito aún desnudo jugando con su amigo Lastenio en su habitación sin que se dieran cuenta que los estaba mirando, para sorpresa de Luis vio que Lastenio estaba con su pene al aire libre mirando y tocándose mutuamente con su hermanito, Maximiliano parecía que a su tierna edad ya estaba descubriendo lo sexual tempranamente cuando pues ellos seguían en lo suyo y se reían, Luis continuaba observándoles ese toque, gustaba espiarlos, de primera se notaba que el pequeño Maximiliano quería seguir jugando con Lastenio vio el cuerpo denudo de su hermanito que se acercaba a Lastenio con mucha confianza, el nene le hacía pregunta al mulato sobre ese bulto erecto, buscando poner su pequeña mano sobre él. Los oídos de Luis se aguzaban por escuchar lo que ellos con voz baja decían y de reojos cada tanto los veía, Lastenio a veces lo apartaba y con maestría le explicaba, la cara de su hermano mostraba que quedaba pensando sin dejar de mirar a ese pene mulato erecto de pronto Lastenio dejo que Maximiliano se sentara en su pierna derecha y cuando volvía con las preguntas permitió que Maximiliano pusiera su manito en el pene, mientras hablaban Maximiliano pasaba despacio su mano sobre aquel bulto de Lastenio, así el tronco fue creciendo hasta su esplendor, Lastenio seguía dejando que Maximiliano continuara con su juego y manoseo sin emitir palabra pero ya su mirada hacia su hermanito estaba transformándose libidinosamente, Maximiliano balbuceaba palabras muy despacio que Luis a distancia no llegaba a distinguir pero parecía que estaba cantando mientras jugaba con aquel pene mulato, con su mano izquierda agarra el tronco del pene y lo estira creando agite en el tronco saliendo el glande por el prepucio, es allí que le dice algo a Maximiliano como indicando que se acerque a ver mejor, el pequeño obediente lo hace y toma el pene mulato de Lastenio, Luis escuchaba a Lastenio cuando le decía al nene que así se le pondría cuando fuese mayor, lo acostó lentamente en la cama, le puso unas almohadas sobre el cuello alzándole la cabeza, Lastenio se sentó con cuidado sobre el cuerpo de Maximiliano, éste abre su boquita, el pene roza primero los labios y luego va entrando de a poco a órdenes del mulato, así, su hermano empieza a toser como si estuviera asfixiado, Lastenio detuvo su pene que ya estaba bamboleándose de un lado a otro mientras Maximiliano tenía como ganas de vomitar al lado del mulato, le preguntaba asustado como estaba, que le disculpara, el nene se recuperó y le pregunto por qué lo empujo y le respondió que tenía que enseñarle bien cómo debía hacerlo, Lastenio toma a Maximiliano y le indico que se sentara poniéndose el mulato en frente, con su mano derecha toma su pene y la apunta a la boquita de mi Maximiliano, abrió la boca describiéndose una gran abertura, el nene se movía de adelante a atrás mientras Lastenio se quedaba quieto, estuvieron así un rato y Maximiliano le dice que ya estaba cansado de estar así, el mulato le toma de la mano y le dice que siempre así tiene que hacer llevando un dedo del pequeño a su boca y le chupa como si fuera un sorbete, Maximiliano intenta hacerlo así y se nota que Lastenio da un gemido fuerte que tapo conteniéndose mordiendo sus labios, Lastenio le toma del flequillo a Maximiliano, saca su glande de la boquita y se masturba fuerte dos o tres veces y le sale semen sobre la cara de Maximiliano y en su último espasmo controlado a medias apunta con su glande a la boca de Maximiliano y se la dejo ir hasta donde le dejo el pequeño, movió su cadera en un vaivén varias veces, posteriormente la fue sacando despacio y le dijo que se diera la vuelta rápido pues Luis ya podría venir así no los descubren en ese jueguito secreto, irónicamente el mulato no daba cuenta que Luis ya los espiaba, Lastenio fue a un velador y a Maximiliano le puso crema en su traserito, él se pone de pie, el mulato toma un sillón muy grande de madera con un respaldar bien alto, lo acomoda con el respaldar y sobre el mulato lo pone a Maximiliano de rodilla, el mulato se pone detrás de él y comienza a ponerle más crema, Luis miraba qué hacían cada tanto de crema, mientras jugaban a las cosquillas así como estaban sentados, ponía crema a su mano y colocaba en la espalda de Maximiliano y bajaba al traserito, Luis vio el rostro de Maximiliano un poco adolorido, Lastenio miraba hacia abajo como a su pene se deslizaba por esas nalgas se veía el cuerpo de Maximiliano sentado sobre Lastenio, el mulato tenía la mirada hacia abajo y se movía como penetrando al pequeño, levanta sus brazos y pone sus manos detrás de su cabeza, con sus ojos cerrados quedándose quieto, ahora Maximiliano estaba prácticamente en cuatro sobre el sillón pero sus manos las subía hasta tomarse de arriba del espaldar pero su cadera la movía hacia atrás y delante recibiendo roces de glande mulato, Luis vio el rostro de Maximiliano que notaba que le gustaba mientras que el mulato se dejaba hacer con su rostro relajado, con los ojos cerrados, manos a la cabeza, sus piernas anchas separadas con una pisada firme llevando su cadera adelante, tiempo después Lastenio se aparta cansado de darle roces de pene seguido en el traserito de Maximiliano, lo quiso penetrar pero no podía por ser un hoyito muy tierno y muy cerrado, a más que al intentarle penetrar ya quería chillar el nene, Maximiliano lo veía que se quedó desnudo en el sillón y en cambio Lastenio ya estaba acomodándose su ropa y cuando se puso de pie vino caminando despacio a la cama, le hizo señas al niño para acostarse juntos, lo costó sobre su cuerpo mulato, Luis pudo ver las piernas y nalgas de Maximiliano en un vaivén, vio a su hermanito de rodillas sobre el pecho de Lastenio, le abrió a boca, puso a entrar el penecito en su cavidad bucal, así le chupaba y lamía ese penecito lampiño, luego puso las nalgas de Maximiliano a la altura de la nariz, las abrió para olerlas, besarlas y lamerlas, se notaba en el rostro de Maximiliano que eso le fascinaba, los ojos cerrados como disfrutando todo ese movimiento de lengua mulata en ese traserito de piel blanca, la sacaba la lengua lo más que podía para volver a ponerla toda a rozar muy despacio para que el nene sintiera placer, después Lastenio al ver que el traserito estaba ensalivado lo toma con sus brazos y ensartado lo alza para moverse en la cama haciendo chirriar los resortes del colchón y hacer que el pequeño lo cabalgue deslizándole el pene por la entrada del ano haciéndole gemir, después lo toma para ir acostándolo al niño a su costado, así acostado de perfil un pie del mulato descansa sobre la cadera del nene para seguir rozándole su pene en el traserito de Maximiliano, Luis veía la espalda de Lastenio y su trasero contraerse en cada roce, así le hace levantar una pierna de Maximiliano para seguir en esa postura sexual, luego le dice que apoye su mano en la barra del espaldar de la cama mientras que él echa un poco de crema en el pene y hoyito para tomar con sus dos manos de la cadera del pequeño y comenzar despacio a cogerlo y a medida que pasaba iba aumentando velocidad, Lastenio bufaba de la calentura mientras que Maximiliano con sus ojos cerrados sentía el disfrute de la entrada y salida de aquel roce del glande mulato, al apartarse Lastenio, el cuerpo de Maximiliano queda a piernas abiertas y que del traserito iba saliendo crema y que va a escurrirse por su pierna, Lastenio estaba por detrás y sin palabra le da un beso en su cabeza y se dirige al sillón bamboleando aquel pene de un costado al otro, Maximiliano queda esperando a que le pase el dolor y camina desnudo hacia Lastenio donde tenía su ropita y se notaba que le costaba ponérsela solo así que Lastenio tras besos y caricias le iba vistiendo, Luis bajaba las escaleras había visto bastante, al rato ambos aparecen para seguir jugando, de pronto el pito del tren lo saca de sus pensamientos, había llegado a la ciudad.
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Luis acompañó a su madre a entrevistarse con el doctor Luis Daniel Pérez, su padrastro, qué casualidad tenía su nombre, fue larga la charla, el hombre muy comprensivo y hospitalario le dio a entender al muchacho lo mucho que le era de importancia en la relación con su madre, trató de limar asperezas con el muchacho , Luis solo escuchaba, su madre le pidió que lo aceptase, que esta sería su nueva vida, que aprovechara de este futuro, a Luis le atrajo la idea de los bienes de su padrastro, ya lo había conocido antes cuando le salvó de la caída del caballo, el destino lo puso ahí para conocerlo de aquella forma, sentía rencor por lo de la compra de las tierras de su padre que ahora le pertenecían a su padrastro, en tono hipócrita aceptó los lineamientos de conducta de su padrastro guardándose para sus adentros que pronto recuperaría las tierras de su padre Guillermo, qué lejos estaba Luis de saber que Guillermo no era su padre, Andreina al ver el gesto noble de su hijo se llenó de alegría por la aceptación a vivir con ellos, ya entrada la noche un auto Chevrolet del año se estaciona en casa de Noelia, tras un buen tiempo, Luis y su madre cargan maletas ingresándolas en el maletero del auto, las hermanas se despiden con un fuerte abrazo, los niños igual, Luis conocerá una nueva vida desde ahora, los lujos vuelven para el muchacho dejando a sus primos en su humildad, con el tiempo sólo Noelia sería su sustento, el irresponsable de Gustavo seguía en el pueblo emborrachándose sin hacer caso alguno a las reprimendas de sus suegros, ambos ancianos al enterarse de la noticia de la nueva vida de su hija y nieto con el Doctor Daniel Pérez se abrazaron en uno solo llorando quizá de paz, quizá de pena, quizá de los tiempos tormentosos que vendrán.
FIN DEL DECIMO OCTAVO EPISODIO
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