METAMORFOSIS 181
Circo.
En pocas semanas transcurridas de aquel incidente, la vida se le hacía cambiante y rigurosa a Jasmani, por su acción de haber salvado la vida del patrón, ahora que pasaba a vivir en un chalet un tanto alejado de la gran estancia extrañaba el cuerpo de Ana y la hija de ésta llamada pequeña Renata, estaba en parte feliz, pues ganaba más dinero como guardaespaldas de Lupercio el hijo del patrón Juan José Valdés y en muchas ocasiones cuando asesoraba en el comercio al patrón con habilidades de negocios propios del que fuese alguna vez dueño de una abacería, poco a poco crecía la confianza dando su opinión siendo leal a los criterios del amo patrón cuando se referían al jefe de Jasmani, tanto así era la confianza depositada en Jasmani que a veces comía en el elegante comedor de la estancia, reforzando así la amistad con la patrona Dina y con el pequeño Aarón de tres años, Jasmani notaba no muy cordial la relación de Dina con su hijastro Lupercio, seguramente porque Lupercio no le daba el sitial cariñoso que coherentemente guardaba de su difunta madre Georgina, más sin embrago, existía una coexistencia pacífica en presencia del patrón en la mesa, el niño era el centro de atención de la familia del patrón, su segundo hijo varón en otra mujer, en Dina, la servidumbre daba a insinuar a Jasmani que tuviese mucha cuenta con las astucia de la patrona, es que la mujer de veintitrés años tenía rebosante belleza que el pequeño Aarón José Venancio le había heredado sin desconocer que Juan tenía su garbo de estirpe, Jasmani hizo muchos amigos en esa gran estancia rodeada de árboles y un amplio césped de casi una hectárea con rosas que a diario doña Dina se preocupaba de mantenerlas de buena forma, el pequeño Aarón José Venancio le acompañaba en los quehaceres, por supuesto estaba rodeada de servidumbre, una mujer que sin tener una meta de vida con el tiempo había escalado peldaños en la familia hasta convertirse ahora en la señora de la casa, en la ama patrona y su hijo en amito patrón, herederos de una gran fortuna e inversiones en tierras, por la comarca hablar del apellido Valdés no era tan vulgar sino se expresaba de éste con respeto, admiración pero mayormente con miedo y recelo, tenía una guardia pretoriana a su servicio y ante lo sucedido con el atentado de su hijo algunos fueron despedidos, incluyendo gente que registraba muchos años de servicios, desde aquel atentado la seguridad se reforzó quedando Jasmani a cargo de operativos, Dina tenía costumbre en la mañana recoger rosas para adornar un espacio religioso en su casa, con su hijo oraban y periódicamente se unía su esposo, los domingos en la mañana también visitaban la iglesia del pueblo donde las donaciones allí mostradas mayormente provenían de las dádivas del amo patrón terrateniente del sector, detrás de la familia prestante siempre estaba la sombra de Jasmani y dos de sus compañeros de seguridad, los caporales capataces, del mediodía pasando por la tarde y noche del domingo era para medianamente libar y cortejar féminas de ambulantes provenientes de otros pueblos, la vida apacible del pueblo se alteraba con la llegada de vendedores ambulantes auspiciando nuevos potajes, nuevas tecnologías y actos que mucho llamaban la atención de los centenares habitantes nativos, uno de ellos era el circo con sus atracciones que de antemano eran auspiciadas por los comentarios de aquellos que ya lo habían presenciado en ciudades pequeñas, eran circos de poca monta que pese lo limitado de su infraestructura compensaban con técnicas aéreas y prestidigitación que hacían apacible el ánimo de los visitantes que masivamente presenciaban los actos, el famoso gancho dos por uno, era donde se copaba de asistentes,sí, el famoso dos por uno de los novios, qué decir del delicioso algodón de azúcar, la palomita de maíz, frutas acarameladas, maní dulce, los espanta suegras, muñequitos de tela que se vendían al inicio y en el entreacto, en una de esas funciones circenses Jasmani acompañaba a la familia de sus patrones, no tan lejos Ana con sus dos hijos presenciaba también el evento de matiné, la pequeña Renata muy animada con sus ojos vivaces estaba viendo a los payasos malabaristas y a los perritos acróbatas, inclusive uno de los payasitos la hizo participar del show por unos instantes en compañía de otros niños asistentes al evento circense, la niña portaba un vestidito con faldita corta a tres dedos arriba de la rodilla, tan versátil para vista que cuando se inclinaba se podía ver su traserito cubierto por su calzoncito, el payaso había dado cuenta de aquello al sacarla pues daba de tocadas de madera en el traserito haciendo la gracia al público, habían niños humildes descalzos que recibían tocadas de madera en sus piececitos y cabeza, ya sentada junto a su mamá disfrutaba del evento, la niña quiso decirle algo pero se encontró con su madre distraída con mirada fija en alguien a quien reconoció instantes después, vio las manos agitadas de Jasmani saludándolas, al poco rato vio aquel hombre a su amiga Ana un tanto preocupada pues la pequeña Renata daba muestras de retorcijones, discretamente se alejó de la familia prestante, dio unos pasos sin perder su sonrisa cordial y su mirada en Ana viendo a Renata en aquel estado, el pequeño Renato dormía en brazos de su madre, había quedado así profundamente dormido tras mamar los pezones de su madre, Jasmani vio las miradas de los miembros de la familia prestantes en su persona que tomaba a la niña de la mano, le hizo un gesto muy discreto a Ana para que permitiese que la niña lo acompañase para auxiliarle y que se quedase sentada con el niño, que ya volvería con la niña, calmó a la madre diciéndole que tal vez sería una necesidad biológica pasajera, la pequeña Renata movía afirmativamente la cabeza escuchando lo que Jasmani le decía a su madre, Ana ya un tanto aliviada de preocupación le hizo gestos y caricias a su preocupada hijita para que vaya acompañando a Jasmani, así, la pequeña Renata tomándose el estómago de una manito y la otra manito tomada de la recia mano del amigo de su madre pudieron mezclarse entre los que no pudieron lograr asientos que copaban toda la entrada hasta la carpa y debajo de los graderíos, se toparon con aquellos que estaban sentados en el suelo que mayormente eran niños, entre tanta gente lograron salir abriendo camino, lograron alejarse definitivamente de la carpa que como en cada visita al pueblo estaba ubicada muy alejada de los caseríos, ambos caminaron por un desolado lugar lleno de alta maleza, la niña se metió dentro del monte a defecar, Jasmani muy cerca veía esa vaginita micciar expulsando orina y ese traserito defecar expulsando excremento, vio que el adulto se tomaba el pene grueso hecho bulto en el pantalón de fina tela, le preguntó a la niña Renata si al haber hecho eso ya se sentía mejor y ella le respondió afirmativamente, se alegró al notar aquello, Jasmani sabía que tenía poco tiempo para sus deseos nacientes al ver a esa niña haciendo sus necesidades biológicas, caminaron hacia a un apartado lugar, llegaron a una casa abandonada muy alejada de la carpa y del caserío del pueblo, estaba cerca del río que separaba al pueblo, dieron unos rápidos pasos hasta allá, abriéndose campo entre el monte alto y tupido siguieron un senderito que daba con la casa abandonada, entraron empujando cierta pared hueca de carrizo que tenía arrimados troncos y tablas podrida de madera, el olor a humedad estaba imperante y al igual que el olor a madera añeja polvorienta hacía peculiar el lugar donde se encontraban, la niña estaba por vez primera allí, no así Jasmani que ya conocía del lugar pues muchas veces pasaba por allí, Renata alzaba su carita mirando a su alrededor llamándole la atención el techo con goteras teniendo restos de madera húmeda en el entablado y el suelo, subieron por una escalera con peldaños que crujían ante el peso de los caminantes levantando polvo con sus pies, la niña recorrió pasivamente las habitaciones forradas con papel descolorido y muchos despegados salidos de la pared de madera y bambú, vio papeles y algunos remedos de tela en el piso, cartones polvorientos, le llamó la atención las ventanas, por un instante se arrimó a una de ellas para ver desde allí el rustico camino que habían transitado entre el alto y tupido monte difícil para vista de un transeúnte y así también sus ojos desde allí admiraban aquellos solares abandonados llenos de maleza y alto monte que rodeaba esa casa abandonada, de allí divisaba la muy lejana carpa del circo del que había salido tratando de no ser vistos por la gente, ya sintiéndose seguro del momento que vivían Jasmani se acercó a la pequeña por detrás acuclillándose sobre la niña en pie viendo los muslos de Jasmani que rodeaban sus caderitas infantiles escucho al oído decirle algo como si deseaba que “los dos amiguitos hicieran el jueguito” manoseándole el traserito y vaginita vestida, esto le decía mientras metía la mano por dentro del calzoncito de esa faldita alta y ella sintiendo en su traserito el bulto vestido que rozaba a sus glúteos, así acuclillado él y ella paradita vio que por debajo de su faldita las manos de Jasmani le bajaban el calzoncito, luego la faldita corta y el resto de la prenda de vestir, le hizo dar media vuelta teniéndose la mirada enfrente, así frotaron la nariz dándose besitos a manera de piquitos sin dejar de sonreír, vio el rostro de Jasmani metido entre su vaginita y luego vio la lengua pasar por los labios vaginales lamiéndole repetidamente, la niña desnuda se encorvó ante la sensación vivida y casi cae al suelo con risitas, Jasmani sabía que esas cosquillitas le gustaban a Renata y era siempre el momento así de prepararla para lo que se venía, colocó con cuidado la ropita infantil en un rincón, Jasmani se puso en pie delante de la niña que vio el pantalón abotonado de Jasmani, con sus manitas Renata deslizaba la cremallera del pantalón, así lo hizo lentamente, a más también de desabotonar el calzoncillo que el adulto llevaba pesto oliendo a característico pene sudado y con restos de orina, se puso en pie viendo que Jasmani agitaba el pene diciéndole que “este amiguito quiere jugar con esa amiguita” señalando la vaginita y pasándole el dedo por los labios vaginales, le dijo a la niña que mirase a los “dos amiguitos” así se vieron sus órganos genitales desnudos en contraste peludo el del adulto y lampiño el de la niña, después la acuclillaba, la carita de la niña se mezclaba en contacto con ese pene peludo liberado y recto con el glande cubierto por el prepucio, le dijo que le diera de besitos repetidos a su pene venoso a más de eso ella deslizó el prepucio mostrándose el rosáceo glande ya con líquido pre seminal, le dio de besitos repetidos y prolongados, las manos de Jasmani tomaron el pene para frotarlo en los rosáceos labios infantiles, la niña lentamente abrió la boca no sin antes ver ese glande con tronco de pene venoso que se aproximaba a su boca abierta y lentamente se iba introduciendo asimismo lentamente lo iba sacando, Renata se dejaba llevar por el movimiento de pene en su cavidad bucal, sus ojos cerrados, sentía el desliz del pene sobre su lengua, sentía el pasar de las recias manos callosas de Jasmani en su cabello lacio que tenía una diadema puesta para fijarlo, luego la lengua de la inocente Renata recorría con su punta el tronco del pene desde la unión de los peludos testículos hasta la punta del glande, esto lo hizo en varias ocasiones, ella cerraba los ojos, a su mente venían las imágenes de su madre acostada en el catre y el hijo del patrón Valdes que sentado sobre los pezones llevaba el pene en dirección a meterlo en la boca de su madre Ana, la nena a ojos cerrados recordaba esa escena, sí, aquella escena que ahora estaba siendo real, Renata se dejaba llevar por esos movimientos de pene igual que su madre, ahora abría los ojos viéndose ambos que ya estaban en pie, se dejó llevar de la mano caminando lentamente por ese entablado de la casa abandonada, le dijo que se asomase, Renata vio a Jasmani arreglando la posición de la improvisada cama con cartones y papeles liberándoles de polvo girando cartones, Jasmani se acostó en el entablado sobre cartones y papeles, la niña desnuda se acercó acostándose sobre la humanidad de su iniciador poniendo su espalda infantil sobre el pecho velludo adulto y que le abrió los glúteos pasándole el dedo ensalivado a la entrada del ano queriendo penetrarla suavemente luego ese dedo Jasmani se lo llevó a la nariz y también lo pasó por la nariz de Renata para que oliese, por debajo de su pelo la respiración de Jasamni le chocaba, le lamía las orejas diciéndole que era una niña muy preciosa, la alzó un poquito para que viese el roce de pene y vaginita, le decía a la niña que mire el “jueguito de los dos amiguitos” ella miraba algo sonriente, posteriormente la acostó de espaldas a la cartonería dispersa vio que el glande de su iniciador trataba de entrar entre los labios vaginales, para hacer más deliciosa la cosa Jasmani rozaba de vez en cuando el glande haciéndole abrir las piernitas rodeando la cadera del adulto para que ella se sintiera cómoda en esa postura sexual, viendo ese delicioso roce Jasmani a la niña le decía “que eso es amor” así que trataba de meterlo ante el aguante de Renata completamente desnuda a su disposición, a lo lejos se escuchaba la música, el entretiempo había terminado, Jasmani comprendió que era el momento de acabar, continuó con los roces de pene en la vaginita, salió del glande el semen que fue a caer parte en el polvoriento entablado y el resto en el abdomen infantil, se paró alejándose lentamente de la niña que continuaba acostada pasándose el dedito por la vaginita humedecida, tenía abierta las piernas, continuaba acostada viendo parado a Jasmani que iba a un rincón a agitarse el pene sacándose el resto de semen, luego pasó los deditos por la piel que contenía el semen que fue quitándolo de a poco, del bolsillo del pantalón sacó un pedazo de papel pasándolo por la piel donde aún existía semen alojado, la puso en pie y le limpió el cuerpito, se vistieron con cuidado de no mancharse la ropa con restos de polvo, antes de salir de aquel lugar la niña miró alrededor del sitio donde hizo “el jueguito entre amigos” no olvidará aquel lugar, ya de retorno al circo la niña iba cabizbaja algo pensativa de manos de Jasmani, al llegar donde su madre se sentó a ver la función, le vino la sonrisa y la animación, se encontraba alegre, de eso dio cuenta Jasmani a la distancia, Ana agradecida a la distancia sólo se limitó a asentir sonriéndole pícaramente aprobando la cortesía de Jasmani para con su hija, lejos estaba de pensar lo “cortés” que era, todos reunidos junto a la familia de Juan Valdés que salía del circo, a raíz de lo sucedido al hijo del patrón la seguridad había aumentado, Jasmani el encargado de la seguridad de la familia la condujo al auto que salió en polvorosa, Jasmani feliz de tener ahora tiempo libre del resto del domingo para libar un poco y llegar a la gran estancia Valdez en altas horas de la noche, caminó por las calles polvosas de ese pueblo selvático, se encontró con algunos conocidos entre ellos Eleuterio que estaba libando en la cantina del pueblo, Eleuterio comentaba del accidente de su nieto y de lo orgulloso que se sentía ser abuelo de niño precioso muy parecido a él, conversaron del clima y la producción, de los sucesos que estaba viviendo la capital y la inconformidad de la gente en el estilo de gobierno imperante, por un largo rato bebieron hasta que Eleuterio se despidió de Jasmani con la promesa de una pronta visita a su casa, Jasmani quedó solo en la mesa pensando que lo que había hecho hace poco con la pequeña Renata en aquella vieja casa abandonada cerca al río que pasaba por el pueblo, sonreía sarcásticamente pensando en aquella niña que desvirgó cuando era dueño de la abacería, pensó en que también Renata sería desvirgada por él, se lo propuso con firmeza, solo era cuestión de tiempo, sólo tenía que esperar el momento, vio a su entrepierna el bulto erecto que se formaba en la tela del pantalón, el alcohol le estimulaba a desear mujer, apretaba su bulto con disimulo dándose placer entreabriendo los ojos pensando en cómo y en qué lugar hacerla suya a la pequeña Renata, su pensamiento fue interrumpido por la elevada voz en los pasillos que daba a un costado de la cantina, Ana trataba de convencer a su esposo de que la acompañase a su ramada pues él ya había bebido demasiado y ni siquiera podía estar en pie, con su hijo en los brazos y con una mano libre trataba de ponerlo en pie, le ayudaba su pequeña hija tomándole de la pierna, pero con necedad aquel hombre de triste aspecto se hacía a un lado mostrando el rostro de beodo, quería seguir libando, Jasmani se acerca a la posición de los esposos, marca a la pequeña Renata y escucha el clamor de Ana por ir a la ramada pese a la negativa de su esposo a seguir libando, Jasmani le dice a la mujer que vaya a la carreta y que allí lo espere, el esposo camina a trompicones, Jasmani lo lleva a la fuerza contra su voluntad y así está tiempo después sentándose con dificultad en una silla de mesa vacía, Jasmani con la pequeña Renata marcada en sus brazos observaba la escena, le hizo un gesto al mesero para que le coloque una botella de ron de la predilección del beodo, Jasmani se acercó a pagarle, todo esto miraba Renata, allí quedó el padre de la pequeña libando alegre perdidamente borracho, Jasmani salió con la pequeña llevándola a un rincón apartado semi oscuro, le bajó el calzoncito acostándola y él encima sacó el pene rozándole la vaginita, ambos vieron el movimiento del glande entre los labios vaginales, le dijo que la iba a hacer su mujer, y en eso que trataba de hacerla gemir con el gland entre los labios vaginales se escuchó voces acercándose por el lugar, rapidito se vistieron tomados de la mano saliendo de aquel lugar para no ser vistos camino a la carreta, allí los esperaba Ana que resignada con impaciencia se dejó conducir por Jasmani, sacó de su bolsillo una cantidad de dinero dándoselo a la mujer, eran billetes sacados del bolsillo del esposo de Ana que se los había sacado de los bolsillos y que ahora los tenía evitando ser malgastados en tragos, lentamente la carreta mantenía la ruta, la brisa de temporada hacía apacible la conversación entre ambos adultos, la niña entrecerraba los ojos, mientras que el pequeño en brazos de su madre dormía plácidamente, Jasmani le comentaba de su nuevo trabajo y del comportamiento de los patrones hacia él, habló de cada uno de los miembros de la familia Valdez solo que cuando se refirió del padre y del hijo Ana cambió el semblante quedándose cabizbaja con mirada al piso, Jasmani entendía el mensaje corporal de la mujer en su rictus, el camino a casa se hizo lento al tirar la carreta por ese corcel viejo, hubo un silencio por un tiempo hasta que una de las manos de Jasmani rozaba la pierna de la mujer adentrándose en el vestido largo, los dedos buscaban esa deliciosa vagina que tanto gustaba a Jasmani, tan tibia y tan permitida por ella ante los roces efectuados por las yemas, ella emitió un gemido, la cabeza se apoyó en el hombro de su amante, era señal de lo que vendría después, se miraron fijamente y de súbito sus rostros se acercaron fundiéndose en muchos besos prolongados con lengua, todo esto aún con la mano rozando la vagina, sentía las calenturas de sus respectivas pieles, Ana ansiaba legar pronto, lo demostraba sujetándole firmemente las manos a Jasmani, seguían los besos y frases de amor, que seguramente ambos no las creían sin embargo era el matiz de pretexto para lo que en verdad deseaban que era la entrega sexual total de sus cuerpos, ya vieron delante a lo lejos la ramada, un perro daba la bienvenida, Jasmani abría el cerco para entrar, Ana tomaba las riendas conduciendo la carreta cerca de la porqueriza, bajó con su pequeño hijo en brazos que estaba profundamente dormido, le seguía Jasmani con la pequeña Renata en igual situación dejándola recostada en la hamaca, Jasmani abría la puerta de la ramada y le seguía de cerca Ana con el pequeño precioso Renato, lo dejaron al pequeño de casi un año acostado en la improvisada cuna humilde, lo contemplaron dormir, se abrazaron de frente, las manos rozaban la ropa que poco a poco caía al piso, ya viéndose desnudos se besaban el cuerpo, lentamente con prolongados besos la llevó a la cama, abriéndole las piernas procedió a lamerle la vagina, a mordisquearla, a decirle que era maravillosa mientras la lubricaba con un dedo lleno de saliva salido de su propia boca, estaba depilada, como a él le gustaba, y como se lo había aconsejado desde la primera entrega en la que la hizo suya, así, el glande entraba en los labios vaginales, ahí se produjo un gesto abriendo su boca con ojos cerrados de la mujer sintiendo el efecto del pene en su vagina, luego que el glande entra los ojos
cerrados de la mujer contrastaban con su boca abierta al sentir todo el pene dentro de su ser, se amaban así, por el contario Jasmani con los ojos bien abiertos gozaba observando su pene deslizarse dentro de la vagina de su amante, empujando para hacerla sentir aprovechándose del tamaño del grosor y largo de ese pene delicioso para ella, la cadera y glúteo desnudo de Jasmani se movía delante y atrás mientras la mujer recibía las embestidas, tenían todo el tiempo para amarse ya que el esposo estaba aún en el pueblo más borracho y con una botella a medio consumir, al sentirse liberados de alguna presión de ser vistos o escuchados en el apartado lugar vinieron los desenfrenados gemidos casi como aullidos, el catre sonaba al roce las uniones de madera, los gemidos y jadeos continuaban, ella pedía más y él la complacía, no daban cuenta que unos ojos miraban a través de una hendija de la pared de carrizo el momento en que Jasmani le daba pene en la vagina en posición perrito a Ana, los ojos de la pequeña Renata vieron el rostro de felicidad de su madre cuando el pene de Jasmani entraba por detrás del trasero y cuando hacían el 69 acostados plácidamente en el catre cayendo al entablado estando allí con una risa amplia llena de caricias entre los amantes que daban roles en el suelo muy abrazaditos, la niña reía viendo esos movimientos, Jasmani sentado sobre un taburete agitaba su pene erecto con un glande amoratado de tanta presión recibida de sus manos, tomaba de la cintura a Ana Luisa quien se iba sentando sobre Jasmani de tal forma que el pene erecto recibía esa vagina abierta de labios entrando el glande lentamente con el resto del tronco, ella gemía teniendo todo ese trozo de carne dentro de sus ser, lo aguantaba con placer haciendo cabalgadura sobre el cuerpo poco movible de Jasmani, se encorvaba hacía atrás llena de placer regresando a su amante uniendo los pechos y a continuación los prolongados besos con lengua, la niña no paraba de ver a Jasmani muy complacido con lo que ella en su inocencia le había hecho creer su iniciador que era el “juego de los amigos”, la acostó en el extremo de la cama con las piernas bien abiertas, Renata desde su lugar escondida vio un líquido salido de la vagina depilada de su madre Ana Luisa, el pie derecho de Jasmani rozaba arriba abajo la vagina, el dedo gordo entraba a medias por la vagina luego vinieron las risas de ambos amantes viendo ese movimiento, desde su lugar Renata también sonreía rozándose instintivamente la vagina con el dedo medio de su manito haciéndose placer, luego vio que el pene de Jasmani entraba en la vagina de su madre que expresaba alegría en su rostro, cadera del hombre se movía rápidamente haciendo entrar y salir el pene en la vagina hasta que quedó quieto por unos instantes, la niña vio la expresión de la cara de su madre que era de absoluta felicidad, le había gustado a su mami ese “jueguito” pensaba ella, luego la cadera se movió lentamente hasta de nuevo detenerse al mismo tiempo que los amantes se besaban, todo eso le hacía suponer a la inocente Renata que era divertido, se metió el dedo a la boca y así ensalivado se lo pasaba por la vaginita dándose placer como le había enseñado Jasmani el amigo de sus padres y que ahora “jugaba eso” con su mami Ana, el hombre se sentó en el extremo del catre viéndose el pene mojado de semen y liquido vaginal, la niña se fijó en el glande mojado y recordaba que ese mismo glande hace pocas horas lo había rozado su vaginita ahora la de su madre que se acuclillaba buscando debajo de la cama la bacinilla, estando así en esa posición del trasero alzado la mano de Jasmani alzaba por los glúteos rozándole con los dedos la separación y el ano, ella se reía, viendo eso la niña pensaba que era normal que Jasmani le diese palmaditas en los glúteos, ella primero se desocupó en bacinilla luego Jasmani orinaba parado viendo caer el líquido en la bacinilla, con un jarro le lavó el pene, ella se vistió llevando la bacinilla a la ventana lanzando el líquido al exterior, Jasmani continuó acostado desnudo en el catre, Ana pidió que se mantenga en el cuarto cuidando al niño ya que iba a prepararle algo de comer, la mujer bajó las escaleras y vio a su hijita sentada meciéndose en la hamaca con sus pies descalzos impulsándose sobre el polvoso suelo, suspiró, le acarició el pelo, ambas sonrieron, Ana continuó en su camino al gallinero en compañía de su perro, la pequeña estaba muy inquieta y quería seguir viendo a Jasmani, subió las escaleras viendo por la hendija el cuerpo de su iniciador sentado en el catre viendo atento a la cunita improvisada de rústica madera, el hombre completamente desnudo dio unos pasos, el pene rozaba la madera de la improvisada cuna, estiró los brazos sacando al pequeño Renato de la cuna, se asomó a la ventana viendo de lejos a Ana que estaba entretenida matando una gallina para la comida peculiar, acarició al pequeño, aún dormido, lentamente lo acostó en el catre, le pasó el glande por esos labios infantiles, ya para ese momento había despertado, al sentir calor corporal se calmó en algo sin llorar, lo sentó sobre su pierna velluda haciéndole mimos tocándole el penecito con estiramientos, Renata vio a su hermanito de boca al colchón, las manos de Jasmani deslizaban el pañal de tela percudida dejándole el traserito rosáceo descubierto y por allí entre la separación de los glúteos el glande de Jasmani se deslizaba, hizo un alto para asomarse por la ventana para ver a Ana que aún estaba en el gallinero, de súbito retornó al catre donde el pequeño había dado giro de cara al techo, Jasmani le pasó otra vez el glande por los labios infantiles, es más, ahora el glande rozaba el penecito, se notaba la desproporción efecto de sus edades, Renata daba cuenta de toda su observación, Jasmani se sentó en el extremo del catre, el pene erecto hacia arriba y el traserito de Renato descendía rozando el glande, colocó ese glande en la separación de los glúteos próximo a la entrada del anito del niño, y así lo alzaba de las caderas y lo descendía lentamente, el niño empezó a chillar ante la incomodidad de ese roce, Jasmani le besaba el pelito, la oreja, el cuello y al dejarlo en la cuna le dio varios besos, rato después todos sentados en la mesa disfrutaban de la gallina cocida, Jasmani se despidió, desde la puerta Ana se despedía marcando a su hijo Renato, a su lado Renata con una mano se despedía y con la otra agarraba el vestido humilde de su madre, el camino hacia el pueblo sería cercano a la hora empleado a pie, ese inolvidable día domingo de agosto de 1957 para Jasmani fue muy significativo ya que les hizo el amor a la madre e hijos.
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Las piernas estaban bien alzadas junto con los piecitos descalzos moviéndose y agitándose al aire teniendo aquella cadera infantil sujeta por vigorosas manos adultas cuyo pene peludo entraba y salía en el ano infantil al movimiento de caderas velludas haciendo adelante y hacia atrás, el pene se movía de tal forma que los piecitos al aire se movían y se los veía agitar aquel niño precioso que estaba recostado y encorvado su cuerpecito en esa amplia cama mullida de finales del siglo XIX, sus piernitas alzadas ahora se apoyaban sobre el pecho velludo, los taloncitos en parte descansaban en el hombro adulto, se podía ver esos deditos alargaditos bien formados que se estiraban al sentir la penetración anal, el adulto pujaba metiendo y sacando pene por el ano infantil a condición de moverse las caderas adultas, ambos mordían los labios, el nene imitaba al adulto en los movimientos de labios y expresiones faciales, ambos cuerpos moviéndose sexualmente haciendo movimientos en la cama, las manos adultas agarradas sobre los hombros infantiles estaban atrayéndose entre sí, abrieron los labios expulsando intensa respiración, el niño gemía ante tan profunda penetración, a su edad resistía estoicamente esta embestida del adulto iniciador, seguía y seguía penetrando, gemía, gemía y gemía ante el embiste, todo era movimiento de caderas, roces de manos en ese cuerpo encorvado infantil arrimado ahora más profundamente entre las sábanas, junto al colchón y espaldar de la cama mullida, la brisa campestre entraba moviendo en parte la cortina que cubría la ventana de esa señorial estancia, leves gemidos salían de la boca abierta de ese niño con esos rosáceos labios carnudos sensuales que tanto excitaban al adulto, le decía amarlo y desearlo, decía que era lindo, bonito, hermoso y en cada palabra exclamaba con fuerte embiste a lo que el niño respondía con gemidos esa acción de pertenencia, así encorvado, el niño se dio modo de ver como el pene grueso peludo entraba en su trasero lampiño, miraba cómo ese tronco dilataba su ano haciéndole sentir que era embestido, con su carita cabizbaja pegada en el pecho miraba hacia el movimiento de caderas del adulto que hacía mover ese pene peludo adelante y atrás, entrando y saliendo en su ano infantil, de pronto, el niño siente que todo el glande de todo del pene adulto queda quieto dentro del ano, su penecito lampiño dejaba de moverse ante las embestidas para ahora quedar descansando sobre el tronco del pene introducido en su ano, sentía los latidos del grueso pene, así quietecito quedó por un instante, suficiente tiempo de verlo así para que el adulto se encorve inclinando su cuerpo diciéndole al oído del niño lo mucho que lo amaba, lo besó repetidamente en las mejillas, luego se apartó lentamente, las manos adultas estaban férreas en los hombros infantiles, le dijo al niño que observe como se estaban cogiendo sexualmente “los dos amigos”, hizo un leve movimiento de caderas alzadas para que el niño abriendo más las piernas pueda ver lentamente así encorvado en la cama cómo el pene de aquel hombre que era su iniciador entraba y sacaba el glande su parte del tronco, al ver ambos penes rozarse entre sí le decía que así lo recordase, que era su amor, que no olvidase estos momentos de amor, con el pene ahora sintiendo dentro del ano recibió besos con lengua apasionados de su adulto iniciador, al oído le decía que recuerde cómo fue aquella primera vez en que sintió esto, así, el pene lo metía y lo sacaba por ese delicioso ano infantil, las piernas del niño muy abiertas, sus caderitas sujetas, no dejaba de ver ese mete y saca en su ano, de nuevo quedó ese glande dentro de su ser, con dos dedos adultos era estirado el penecito lampiño a lo que el adulto iniciador sonreía, sabía que eso le gustaba a su niño pues en la alberca al mirarse se hacían esa señal de deseo sexual que indicaba que al poco rato estarían cubiertos de sábanas en esa cama de plaza y media, allá arriba en lugar exclusivo para autoridades del internado, cuántas veces lo hicieron allí, cuantas veces en el pequeño zoológico a esas horas donde pocas personas caminaban, ahora era muy especial para ambos, el niño observaba detenidamente ese movimiento de lengua en sus tetillas, el adulto se las chupaba repetidamente al igual que le estiraba su penecito lampiño, le pidió que no le olvidase y en unos pocos embistes dejó el pene dentro y lo fue sacando junto con su semen que se deslizaba saliendo por el ano y un poco recorría la piel infantil de los glúteos, algunas gotas cayeron en la sábana, lentamente bajó las piernas del niño que aún en el colchón estaban abiertas, los deditos recogían el semen llevándoselo a la nariz para olerlo repetidamente, el adulto se acostó sobre la humanidad del niño besándolo apasionadamente, estiró sus brazos dejando juntas las caderas diciendo que mire a los “amigos” era que el pene peludo se deslizaba y eso miraba el niño, de cómo su penecito era rozado por el pene grueso, luego después de dar vueltas sobre la cama ahora el niño estaba sobre el cuerpo del adulto deslizando el penecito sobre el pene adulto, se sentó sobre el pene adulto deslizando su penecito, posteriormente el niño sentado sobre el pene adulto deslizaba voluntariamente su trasero, sonreía al hacerlo, el adulto le preguntó si quería más y con algo de picardía asintió, con las manos velludas le hizo señas que se acostase de cara al colchón, lo encorvó sobre el extremo de la cama, le abrió lo más que pudo el ano mojado de semen y le fue introduciendo el pene, otra vez sentía estoicamente las embestidas de su iniciador con aquellos rígidos movimientos de caderas, le repitió que no lo olvidase, que siempre sería suyo, que nunca olvide estos momentos, el niño apretaba sus manos a la sábana pues cada vez eran más seguidas y bruscas aquellas embestidas, el niño ya sentía en su espalda el sudor del pecho de su iniciador así como el golpe de la respiración en su piel, le dio pene por ese rozagante ano hasta decir ya hasta aquí nomás, los dos cuerpos quedaron tendidos en la cama, abrazaditos, lamiéndole las orejas infantiles, quería tener así ese cuerpito lo que quedaba de aquella madrugada de entrega, ya antes el niño le había pasado el pene en el trasero adulto, quedaron así dormidos, el canto de los gallos y la brisa de fresca mañana los despertaron, oliéndose sus cuerpos se manosearon, aquella noche fue de gran entrega para ambos y ahora disfrutarían del amanecer y parte de la mañana en esa cama, sí, entregándose a plenitud, más lo extrañaría el adulto a su nene precioso como le decía en su intimidad, los besos y caricias del iniciador hacia el niño no se hacían esperar, lamía las tetillas pasando por el estómago hasta llegar al penecito lampiño, entrelazaban las manos al momento de besarse, las piernas se rozaban entre sí en el contraste de vellos y piel lampiña, la suavidad y tersura de piel infantil se mezclaba con el tipo sudoroso de piel adulta, ambos con los ojos cerrados se amaban, ya los rayos de sol describían el cuarto a través del haz proyectado en la cortina, el hombre besaba esos pies de niño, la lengua recorría las piernitas, lamía los testículos y el penecito, levantó las piernitas que rodeaban las caderas adultas, la sujetó como su mano recia, con la otra mano entallaba el pene que olía de semen, encorvó al niño y lo fue introduciendo por el ano el cual tenía restos de semen, se vinieron las embestidas, decía amarlo y que recordase eso mientras le metía con vehemencia, que recuerde que siempre será su niño precioso, deseaba que no transcurra el tiempo, deseaba tenerlo así, así, así, siendo suyo ese cuerpito infantil, se acostó y encima de su cuerpo se ubicó el niño manoseándole el trasero, piernas y caderas, se deslizó por la cama tomando con sus manitos ese pene con sabor especial a semen del que ya estaba acostumbrado en los encuentro sexuales sostenidos, lamió y chupó de su propio ano, al principio le pareció raro pero ya a estas alturas le gustaba, tanto es así que a solas en su habitación se metía el dedo en el ano dándose placer, pensando que ese dedo era el pene que ahora entraba en sus entrañas y lo olía prolongadamente, el niño no paraba de lamer el pene, demostraba también su necesidad, lamentaba lo que vendría a futuro, ahora solo restaba disfrutar del momento, abrió sus glúteos y fue sentándose de a poco en tal forma que el glande del adulto se introducía en el ano del pequeño, cabalgaba haciendo gemidos, mordía los labios de satisfacción y a la vez de gusto, ambos cuerpos se movían, ambos jadeaban al unísono, el niño le estaba entregando todo su cuerpo, luego de eso maravilloso se recostaron en la cama viéndose desnudos, hicieron el 69, sus manos entrelazadas en señal de complicidad en el deseo, lo encorvó al niño sobre un taburete y le introdujo el pene, luego lo llevó al extremo de la cama y le hizo lo mismo, lo levantó sosteniéndolo de los glúteos con los pies en el aire fue marcado y en ese instante de postura le introdujo el pene abriendo más el ano emitiendo un gemido algo fuerte, lo recostó en la cama ambos viéndose los penes frotar, de ahí salió poco semen que cayó en el estómago del niño, con sus deditos lo apartaba de su piel, sonrieron, se apartaron entrando a la ducha a limpiarse los restos de ese alocado sexo, era el momento de vestirse y bajar lentamente las escaleras hasta llegar l gran comedor donde ya estaban sentada la mamá y el padre del niño, que como siempre salía temprano al trabajo en la capital aprovechando para llevar a la ilustre visita al internado, brindaron con jugo de naranja el próximo encuentro, luego del desayuno cabalgaron por aquellos alrededores, de vez en cuando con una mirada cómplice entre ambos, de vez en cuando un roe con sus manos, llegaba el mediodía, era el momento de partir, la ilustre visita agarraba su petaca poniéndosela un sirviente en la cajuela del vehículo, se despidió de la señora con abrazo fraternal y del niño se limitó a tomarle el mentón cariosamente y un inusitado beso en la frente culminando con leves roces de caricias en su mejillas infantiles, dentro del auto agitó la mano en señal de despedida, el auto se iba alejando y su mirada retrocediendo por el cristal, el padre del niño sonreía viendo al adulto por el retrovisor, daba cuenta de que aquel hombre instructor extrañaría a su hijo pues e había formado una química que para el padre del pequeño creía una noble amistad, lejos estaba de pensar aquello que su sucedían aquellas noches en el cuarto de su hijo con esta noble visita, lejos estaba de pensar que llevaba a un hombre que a su hijo lo había iniciado en el sexo precoz, si, había transformado a aquel niño tímido en su esclavo sexual, en el que no diría nada porque era pecado y menos aún importunar siquiera con un comentario a sus padres, el tímido niño junto con su madre agitaron las manos en señal de respuesta a la despedida hacia la noble visita, al virar el carretero el adulto iniciador giró su cuerpo agitando la mano alcanzando a ver que el niño agarraba su pene vestido con una manito y con la otra se despedía, el adulto sonrió ahora viendo al frente, pasaron varias horas hasta llegar al internado, se despidió efusivamente de su anfitrión, un novicio tomó las frutas encartonadas y demás suculentos manjares lácteos con mermeladas, juntos caminaron a la habitación del superior, vio fijamente a través de la ventana el lugar donde aquel niño fue suyo por primera vez, giró y vio aquel lugar donde lo desvirgó, se sentó dejándose caer en la cama, cabizbajo, meditabundo no soportaba la idea de no tener ya más en el internado a ese considerado para él como el niño más lindo del internado, aquel pequeño viajaría al país del norte a seguir los estudios por disposición de su padre pese a la objeción de su madre, primaba más la voluntad del jefe de familia y así debería cumplirse, el clérigo lo supo semanas antes a fecha presente, se arrimó de cara al cristal emitiendo un golpe de respiración en el cristal, vio a los niños que pasaban internos los fines semana, eran pocos pero bien atendidos, aunque desgraciadamente ninguno se parecía ni en cuerpo ni en rostro dulce y hermoso como aquel niño que conoció llorando en aquella ocasión, suspiraba, pensando con angustia, que, por el momento… sólo quedaba Daniel Eduardo.
FIN DEL CENTÉSIMO OCTOGÉSIMO PRIMER EPISODIO
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