METAMORFOSIS 194
Papito.
Todo el día lloviendo, eso molestaba a la pensativa Griselda sentada en su mecedora de madera tejiendo un chal para lucirlo en la fiesta religiosa que se aproximaba, a su lado tejía pausadamente su abuela, la nana Dulce, aquella mujer de color que representaba para ella su única familia, sus padres fallecidos en un lamentable accidente y su hermano Lastenio asesinado cobardemente eran los tristes recuerdos que la apenaban, el reloj marcaba las tres de la tarde de aquel lluvioso decime tercer día de junio de 1958, ya pronto vendría Guillermo comentaban, vendría con la acostumbrada bebida de la tarde comprada en el mercado contiguo a esa casa que ahora servía de arriendos, Guillermo Izaguirre antes prestante hombre de la tierra hoy era un simple ciudadano que convivía con la madre de su única hija, se querían tanto que la necesidad de compañía mutua se hacía cada vez más grande, las mujeres no se equivocaron y en la entrada de la casa se pudo ver la figura masculina que giraba la llave del seguro de la puerta como de costumbre, las mujeres vieron la expresión desdibujada de Guillermo Izaguirre como si hubiese visto un fantasma, dio unos pasos cortos hasta sentarse en el taburete contiguo a la puerta entreabierta, las mujeres se sorprendieron ante el gesto del hombre, lo rodearon al verle la palidez del rostro, inconscientemente se puso a llorar y a la vez a reír, las mujeres se descontrolaron ante esa actitud, no daban crédito a lo que estaban viendo pasar al hombre sentado allí con la funda de pan en las manos sujetada como ramillete junto con su bebida favorita, cual sorpresa fue que ese llanto y risa combinada tenía un motivo, la presencia en el marco de la puerta de una pareja a la cual las mujeres no habían dado atención por observar a Guillermo, las mujeres al observar a los esposos alzaron los brazos en señal de algarabía y cada una fue a abrazarlos, el llanto y las risas se combinaron, tanto así que fue un contagio para los que habitaban esa vivienda restaurada precisamente con el dinero enviado por los ahora esposos visitantes, solícitamente Griselda y Guillermo fueron a entrar las maletas algo mojadas, fue grata aquella sorpresa luego de tantos años en no verlos y sólo comunicarse por cartas en las que agregaban tarjetas postales de la gran manzana donde residían, se sentaron a conversar con las manos entrelazadas, parecía algo imposible de tenerlos allí, más que sin avisar llegaron y eso preocupaba a las mujeres por la comida, los esposos dijeron que no había problema pues eran a ellas a las que invitaban a comer junto a Guillermo Izaguirre, la lluvia iba menguando y era propicio para salir ante el escaso sol que se asomaba por el cielo, luego de unos instantes ya paseaban por la vieja arboleda capitalina, los esposos abrazados indicaban los sectores que les recordaban su infancia y aquellos en que el progreso había modificado durante estos años de ausencia, Pedro Artemio y su esposa caminaban pausadamente en compañía de las tres personas más allegadas en su vida, tocó pasar por aquella gran mansión del Olmo, Pedro Artemio cabizbajo suspiraba profundamente ante la atención de su gente, los rayos de sol salientes luego de la lluvia mostraban la fachada de la gran casona, pudo verse en su interior de los jardines a unos empleados realizando el aseo, más a lo lejos a una mujer muy blanca tejiendo, había salido recientemente para aprovechar la fresca brisa y muy atenta estaba a su trabajo, a su lado estaba junto a un pequeño que jugaba sobre la mesa con unos muñequitos, se detuvo a verlos por un constante mientras los otros acompañantes continuaban su camino, la nana dulce se detuvo y regreso a abrazarlo viendo a esas dos personas; le dijo al oído: tu madre y hermano, escuchar eso le hizo cerrar los ojos y sacar un pañuelo para pasarlo por su cara, suspiró profundamente y abrazado a la nana Dulce sonrió siguiendo su camino dándole un beso en la frente, el destino quiso que cuadras adelante pase un lujoso auto, al doblar la esquina entre los transeúntes Pedro Artemio vio ese lujoso auto presumiblemente yendo a las oficinas de comercio de Carlos Felipe del Olmo, su padre biológico, todos se juntaron y entraron a un restaurant de moda en la capital del país de la canela, se deleitaron con el banquete y hubo mucho brindis, parecía mentira verse juntos, el más animado era Guillermo que no paraba de abrazarlos efusivamente, caminaron por el parque probando aire fresco, al final de todo, la emoción de verse juntos hizo para que se continúe celebrando en la casa de arriendos propiedad de Guillermo Izaguirre, padre de la esposa de Pedro Artemio, hablaron del trabajo en la gran manzana y su decisión de esta en el país de la canela, venían de vacaciones, con una grata sorpresa, Sara Guillermina esperaba un hijo de Pedro Artemio, la algarabía en los padres no se hizo esperar ni menos en nana Dulce, el bebé por venir sería su tataranieto primogénito de corazón, tendría la oportunidad de ver y servir a esa cuarta generación de los Buonanote, Guillermo Izaguirre auguró la venida de un varón y fue tanta su emoción de pedirle a la pareja que su nombre sea Maximiliano como su difunto hijo víctima de la tenebrosa fiebre amarilla que golpeó al país de la canela en los años treinta, los esposos le prometieron que así sería, pero si era niña dijeron que su nombre sería Dulce Griselda, a lo que la anciana agradeció el gesto pero prefirió que se llamase Noelia Griselda, en los presentes hubo silencio al escuchar el nombre de Noelia, la madre de Pedro Artemio, los esposos asintieron cabizbajos, la anciana se puso en pie repitiendo los nombres de Noelia Griselda y Carlos Maximiliano, los nombres de los abuelos del futuro bebé, luego de la pausa prolongada rompieron el hielo y la nana Dulce fue la referente para iniciar la danza haciéndolos incorporar para hacer movimientos corporales, durante el baile nana Dulce ve pasar a Amanda uniformada de enfermera, recién saliendo de su trabajo, la invitaron y de inmediato se integró a la fiesta, varias fueron las horas de tertulia en esa casa, Amanda sostuvo una cordialidad con los esposos contándose su vida, la existencia de Carlos Gustavo, el hijo de Amanda que ahora estaba en el rancho de sus padres allá en la apartada selva a muchos kilómetros de la capital del país de la canela, nana Dulce era muy cariñosa con aquella madre soltera que salía adelante con su tierno hijo, gracias a ciertas recomendaciones ahora trabajaba en el hospital militar, era una mujer provinciana que junto a su compañero sentimental vino en búsqueda de trabajo, fue abandonada por él y siguió su estilo de vida, ahora vivía en esa casa de empeño donde había sido acogida con mucha cordialidad y agradecía el cuidado y el cariño de nana Dulce cuando ella tenía que hacer turnos nocturnos en el hospital, Amanda se sentía bien en aquel lugar y asimismo correspondía con quehaceres domésticos, Sara y Pedro empezaron a cultivar una gran amistad ignorando lo que Amanda representaba en algunos de sus seres queridos.
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La nubosidad matutina se hacía permanente y consistente en el paisaje campestre rodeando con su manto plateado a la gran casona Valdés, los peones y campesinos pasaban en forma pasiva, es que se escuchaba la música salida de la rockola comprada en la capital y llevada con mucha dificultad a ese apartado lugar selvático, fueron muchos los hombres empleados en esa empresa, se dice que uno murió por caer al despeñadero, la mujer prestante bailaba en su cuarto con su pequeño hijo Aarón de forma muy animada, estaba muy feliz, algo así como emocionada a plenitud, el niño de mejilla rozagante no paraba de reír y su pelo lacio que se movía al viento, sus manitos se agarraban al cuello de su madre bailarina, hicieron giros por el piso entablado, cayendo en la cama, le hizo cosquillas al niño que se reía abiertamente, esas risas eran escuchadas por los sirvientes, en especial del chófer esperando la orden de la patrona para ser trasladada a la estancia vecina de su amiga citadina de colegiatura casada con un hombre 20 años mayor, de improviso la música se detuvo, hubo a cambio carcajadas y risas emitidas por madre e hijo dentro de la habitación, al rato la mujer tomada de la mano de su hijo se acercaba a auto, detrás de ella estaba Ana con su pequeña hija Renata que marcaba al pequeño Renato, la patrona pasó muy cerca al roce del vehículo, igual lo hizo Ana, mutuamente sonrieron trasladándose esa amplia sonrisa a todos como si fuese un contagio, el niño espontáneamente rodeó con sus bracitos la cintura de Renata, junto a los niños quedó la empleada de la gran casona, agitaron las manos en señal de despedida, mientras los bracitos rodeaban la cintura de atenta mujer, la polvadera se alzaba ante el tránsito del vehículo, a varios minutos de tránsito el auto se encontró en sentido contrario con un camión que manejaba Jasmani como único tripulante, se detuvo ante la agitación de las manos de la patrona, a través de la ventana del auto, la patrona daba instrucciones a Jasmani recomendándole la seguridad de su hijo Aarón, el chófer del camión asintió sonriente encendiendo la máquina del camión despidiéndose de la patrona que continuaba su camino en sentido contrario, pensativo en lo que haría iba agarrado del volante levantando polvo causa de lo acelerado del vehículo, ansiaba llegar para descargar el material, entró por el portón principal dirigiéndose a las caballerizas, se estacionó luego abriendo las compuertas para dejar el material en la entrada del lugar, sudoroso caminó en ruta a la gran casona, ya cerca se arrimó junto a un frondoso árbol con sombra tupida se agarraba el pene vestido al disimulo, sonreía irónicamente, Jasmani fumaba pausadamente descansando tras haber descargado material traído del pueblo, divisó a lo lejos a los dos niños jugando armoniosamente en el amplio jardín de la estancia, la empleada secundaba los juegos infantiles en las corridas dadas, lentamente se iba acercando ocultándose entre los árboles con la intención de aparecerse de súbito y lo consiguió siendo Aarón el primero en verlo entre la arboleda secundado por Renata y la empleada corriendo los dos niños a donde estaba ubicado respondiendo a los niños con calidez siendo rodeada las piernas con los bracitos de Aarón acariciándole el pelo al pequeño, de igual manera los brazos de Renata rodeaban la cintura de Jasmani, esa acción enterneció a la empleada al cuidado de los niños que sonreía, la mujer complaciente presenciando aquella cálida relación del adulto con los pequeños, lejos estaba de pensar aquella mujer de lo muy afectiva de esa relación, aun así la empleada sintió tranquilidad por la llegada de Jasmani pues él se ocuparía del cuidado de los niños mientras ella se dedicaba exclusivamente a su tarea de cocinar, Jasmani marcó al niño en señal de entera confianza ya que a buenas cuentas Jasmani era el guardaespaldas de la patrona e hijo tras la ausencia del patrón que por esa temporada frecuentaba la capital, de esa forma nacía la intranquilidad de ella ante largos días de ausencia de su esposo el prestante Joaquín Valdés, en el que aquel niño estaba siendo marcado por Jasmani y uno de los dedos de la mano se deslizaba por el traserito vestido, al sentir ese deslizamiento en su trasero el pequeño Aarón se aferró más al cuello de Jasmani uniendo las dos mejillas, dio unos pasos atrás debajo de la gran sombra que generaba el frondoso árbol alejándose así un poco estratégicamente de la empleada, Jasmani le decía al oído del niño tras rozarle el trasero vestido si esa acción que sentía le gustaba, el niño sonreía con mirada fija en la madre aunque sentía ese roce instintivo de aquel jueguito sugerente de manos de Jasmani, el niño vio a su amiguita Renata ahora junto a la empleada recordándole que estaba encargado de subir el material pesado hacia las habitaciones de la patrona, los niños observaban aquellos movimientos de recogida del material a la casona, la empleada de la cocina prestaba ayuda a Jasmani, los dos únicos adultos en esa amplia casona construida a principios de siglo XX, una vez terminada la subida del material dentro de la casona, la empleada se dedicó a elaborar la comida para que esté lista a la llegada de la patrona entrada la tarde, los niños jugaban con Jasmani en el amplio patio a vista de la empleada que desde la cocina evidenciaba el tipo alto de confianza, caminaron hacia la caballeriza, el niño muy alegre brincaba de gusto vistiendo su pantaloncito corto y su camisa de marinerito recién puesta por su madre en aquella habitación en donde antes reían, Jasmani lo llevaba de la mano, le daba seguridad al caminar, a su lado iba Renata también alegre y emocionada, Jasmani fue adentrándose en la caballeriza con los niños viendo los hermosos ejemplares, la nena iba sobándole la piel a los caballos, uno en especial llamaba la atención del niño, era el potrillo alazán, estaba junto a la yegua madre, caminaron un poco más al fondo bien alejado de los animales y de súbito Jasmani alzó a la nena haciéndola girar y suavemente haciéndola caer en el heno recogido, Aarón tuvo la misma suerte, ambos niños cayeron en el heno y daban de vueltas, Jasmani les hacía cosquillas y los niños no paraban de reír lanzándole heno al adulto, los tres rodaban por el heno, graciosamente se movían con Jasmani que delicadamente hacía movimientos para que los niños se lancen al heno y se metan dentro para tratar de esconderse deslizándose por dentro hasta salir por otro lugar, el pelo lleno de heno igual que la piel con heno adherido en parte molestaba al pequeño demostrando delicadeza desde esa tierna edad, al contrario de Renata cuidada en el campo y sin muchos cuidados sino los suficientes para sobrevivir en una pobre familia campesina, era la que más en contacto estaba con el heno, Jasmani por su parte corría por los alrededores y lo seguían los niños hasta lanzarse los tres en el heno, allí los tres quedaban acostados de cara al techo, su acelerada respiración se notaba entre ellos, Jasmani vio un caballete cruzado con tablas dirigiéndose hacia el lugar apartando el heno, alzó a la pequeña marcándola de tal manera que las piernitas de la niña rodeaban la cintura de Jasmani, sus manitos apoyadas en los hombros del adulto y giraban alegremente hasta el instante en que delicadamente la acosaba sobre el caballete trazado por dos tablas, el cuerpito de la niña quedó acostado delicadamente sobre el caballete, la espalda de la nena quedó sobre las dos tablas, Renata no paraba de reír, de eso aprovechó Jasmani para deslizarle el calzoncito que la niña llevaba puesto, se pudo ver las finas líneas de esas piernas gruesitas al levantarse el vestido de manos de Jasmani, el pequeño Aarón se limitaba a ver el movimiento de manos de Jasmani sobre las piernas de la niña que luego las besaba pausadamente, le pidió al niño que se acerque y que le bese las piernitas a Renata, así lo hizo Aarón en repetidas ocasiones y la niña sonreía pues las caricias y besos de Jasmani en sus piernas la hacían sentir mejor, la vaginita mostraba esos labios vaginales sudorosos ante los juegos, la misma piel mostraba algo de sudor en los labios infantiles, los dedos recorrían esa parte intima de la nena cuya respiración se iba calmando, ya relajada de tanto manoseo se dejó acariciar y lamer la vaginita abiertos sus labios vaginales pasándole la lengua haciéndola suspirar profundamente, los lamidos se hicieron repetitivos gustándole a la pequeña debido al cosquilleo recibido, Aarón por su parte estaba muy atento a esos movimientos no tan comprensibles por su edad, sin embrago pese a su edad se estaba estimulando en hacerlo ya que Jasmani con un manejo de manos lo condujo a la niña y su lengua pequeña recorría las piernas de Renata, su carita próxima a la vaginita percibía a través de su nariz ese olor peculiar íntimo de la niña pues recientemente había orinado y defecado, la carita de Aarón se deslizaba por el vientre de la niña ante la complacencia vista por Jasmani que sonreía ampliamente de tal manera que ambos niños vieron que el pantalón y luego el calzoncillo se deslizaban por las piernas de Jasmani mostrándose el trasero velludo y el pene peludo muy erecto, se acercó rápido al niña haciendo a un lado con sutileza al pequeño Aarón para que mire el desliz del pene con su glande sobre entre los labios vaginales, el erecto pene hacía gemir a la nena que sentía el grueso del glande entre los labios vaginales que se deformaban por el intento de penetración, Jasmani hizo que la manito del nene tomase el pene en su tronco haciendo que con un suave movimiento se deslice sobre la vaginita, la nena dio vuelta quedando acostada de cara a las tablas mostrando ese voluminoso traserito con heno que fue limpiado de manos de Jasmani con la intención de besar los glúteos para luego una vez sujeto el tronco del pene de Jasmani de manos de Aarón se deslizaba entre los glúteos, Jasmani preguntaba a la nena si eso le gustaba y ella respondía asintiendo con firmeza, Aarón miraba esos movimientos de cabeza de tal suerte que comprendía lo bien que estaba pasando su amiguita Renata, Jasmani le preguntaba al niño si eso que estaba haciendo le gustaba y él también contestaba inocentemente que sí, el pequeño precioso estaba tomando conciencia de aquel acto al que Jasmani le llamaba “jueguito” así de esa forma pasó repetidamente el pene por entre los glúteos hasta al punto de introducir lo que más podía en ese ano infantil virgen y muy cerrado conforme a la tierna edad de Renata, el glande de Jasmani apenas entraba en el ano de Renata que pese a lo poco bufaba, Aarón miraba con calma esos movimientos de manos sobre la espalda de la niña con la intención de relajarla un poco, para que deje de bufar, le besaba el cuello y el pelo dejando la cara sobre la cabeza de la niña, así igual besaba repetidamente la espalda, de improviso se escuchó ruidos por los alrededores, rápidamente se arreglaron la ropa, Aarón y Renata quedaron en el interior de la caballeriza mientras que Jasmani con arma en mano caminaba por los alrededores, salió de la caballeriza, en instantes se escuchó disparos, los niños se escondieron entre el heno apilado, así abrazaditos con temor escucharon pisadas que se acercaban, Renata vio la figura de Jasmani teniendo el arma en la mano derecha y un conejo salvaje en la mano izquierda, ese animal había sido el causante de ruidos, le dio el animal a Renata para que lo llevase a la empleada, al salir la niña de la caballeriza detrás lo hacían Jasmani Y Aarón montados en un moderado caballo cabalgando sobre el amplio corredor de la arboleda y el amplio jardín, Aarón animado tomaba las riendas del caballo, la empleada salió a pedir instrucciones de Jasmani y tomó el conejo pidiéndole a la nena para que le ayudase con lo del animal, la nena quedó en la cocina con la empleada mientras que el adulto y el niño siguieron galopando por los alrededores, Jasmani en su mente pensaba que hoy le “tocaba” al pequeño Aarón, pensaba en aquel lugar, sí, era adecuado, para que lo recuerde siempre, sí, aquel lugar, pues así es que al galope lento iba besándole el pelo en repetidas ocasiones diciéndole palabras dulces al oído, de vez en cuando la lengua pasaba por las orejas del niño hijo del patrón, Jasmani recordaba en Aarón la silueta de aquel “niño” al que tiempo atrás había desvirgado, la piel se le puso rozagante y de gallina al pequeño Aarón, en cada lamido que recibía por oreja y cuello instintivamente sujetaba las riendas, Jasmani le preguntaba si le gustó lo que hicieron en el entablado, la respuesta fue instintiva en cuanto al sentir del niño, se podría decir que era muy espontánea y es que asentía repetitivamente como respuesta a las interrogantes planteadas, el caballo noble hacía galopes pausados y algunos acelerados sensible al tironeo de las riendas que hacía el pequeño Aarón, de vez en cuando entrelazaba sus manos con las del pequeño rozándolas suavemente, de esa forma ambos cabalgaban lentamente por el campo rayado de un sol incidente entre el bosque, Aarón indicaba el sendero mientras la cara de Jasmani se apoyaba en la cabeza del niño dándole besos repetidos en el cabello asimismo oliéndolo de buena gana, las manos estaban fijas muy entrelazadas tomando las riendas y haciendo que el noble caballo galope a ritmo pausado, había pasado ya buen rato desde que se alejaron de la estancia, Jasmani miraba por entre la espalda del niño y su bulto vestido que rozaba el traserito infantil ante el movimiento que hacía por efecto del movimiento que era pausado y se notaba el roce, el movimiento de la cabalgadura hizo posible el roce y que su pene vestido se encuentre erecto, Aarón no daba por ser avisado, se centraba su atención en tomar las riendas, le gustaba tomar el control, tiempo después ya estaban próximos en llegar al lugar pensado por Jasmani, y a pocos instantes ya se lo podía divisar plenamente, era aquel lugar cerca al río selvático cuyas cristalinas aguas reflejaban los potentes rayos de sol, se notaba el sudor en el cuerpo del niño a través de oler la ropa y la frente y rostro que denotaban sudor, igual se podía notar el pelo sudoroso que era acariciado de manos de Jasmani, el caballo se detuvo a la orden del adulto, el niño se bajó presuroso hacia un tupido árbol donde se arrimó a orinar, montado aún Jasmani miraba el deslizamiento del pantaloncito corto hacia los tobillos quedando la camisa de marinerito rozando medio traserito descubierto, los glúteos del niño se movían de izquierda a derecha pues el niño con su penecito hacía hilillos del rastro de la orina que caía en la arena, Jasmani desde su lugar sonreía, miraba la acción del niño que él le había enseñado, pensaba que ese traserito sería suyo muy pronto, así que se bajó del caballo manoseándose el pene vestido yendo hacia donde estaba el niño que ya se arreglaba el pantaloncito corto y sus bracitos rodeaban la cintura de su iniciador, lo marcó y luego lo sentó en los hombros llevándolo hacia aquel lugar conocido, muy apartado de la estancia Valdés, caminó por largo trayecto llevando al niño en hombros y luego se detuvieron en una piedra saliente junto al río, le preguntó al pequeño si le gustaba el lugar y él respondía que sí, el niño muy asombrado se bajó de hombros señalando a los peces grandes que se movían en las cristalinas aguas del río, Jasmani le sacó las sandalias para que el niño se acerque a la orilla, deseaba adentrarse más así que Jasmani lo paró en una roca plana, le sacó el pantaloncito corto y la camisa de marinerito quedando colgada en una rama de frondoso árbol en ese tupido bosque definido por los meandros del río cuyas aguas cristalinas animaban al niño con brincos a adentrarse más cerca para ver a los peces con detenimiento, le quitó la ropa y sin pena alguna el niño quedó completamente desnudo y Jasmani lo secundo llevándolo marcado hasta la mitad del cauce del río donde ya se estaban mojando sus cuerpos, lo tenía bien sujeto y Aarón se agarraba con sus bracitos del cuello de Jasmani, al principio tenía miedo, le salía lo de niño engreído afeminado, el terror le vino al verse entre el caudaloso río marcado por Jasmani donde se notaba su amaneramiento, le dijo que se quedase quieto, le dio besos en la mejilla para ganarse confianza pero el nene temeroso indicaba con su manito la orilla, ante eso mejor decidió acercarse a la orilla, cerca de allí tomaba al niño y lo lanzaba delicadamente al agua, eso en cambio gustaba mucho a Aarón que pueda bañarse de buen modo, ahora el niño la pasaba divertido con Jasmani, inclusive la pasaba mejor con él que con su padre el patrón Joaquin Valdés, Jasmani gustaba de ver los piecitos del niño cuyos dedos de manos eran muy bien cuidados, y qué decir de las rellenitas piernas de niño bien alimentado y sobre todo de ese delicioso y suave traserito que estimulaba sexualmente al adulto, el niño se sentía libre as{i desnudo, caminaba por la arena y se sentaba con sus piernas cruzadas recogiendo con sus manitos arena húmeda formando montículos, el traserito describía la separación de los glúteos sentado en la arena, el penecito era humedecido por la arena y agua que se deslizaba sobre la piel de su culito y también en el roce de los testículos, el niño sonriente se fijaba en la caída de esa arena fina con agua al ser deslizada por sus manitos, Jasmani de lejos miraba al niño sentado en la orilla del río bajo la sombra de un frondoso árbol, braceaba de forma cómoda y libre en esas aguas tranquilas cerca de la orilla, de vez en cuando lanzaba agua hacia el niño, el hombre salió del agua recostándose sobre la fresca arena bajo sombra de árbol viendo que el niño se acercaba sentándose junto a él, la mirada del niño era fija en el manoseo de pene bien erecto que Jasmani se hacía con gusto ese agite, Jasmani le preguntó al pequeño Aarón si le gustaba, el niño sonreía simplemente y los dedos de las manitos rozaban la barriga arenosa de Jasmani haciendo círculos, poco a poco uno de los dedos del niño rozó la barriga adulta acercándose al pene erecto, Jasmani estaba poniendo sus manos sobre la cabeza y dejó que el niño siguiese rozando su pene así alegre vio a Aarón que rozaba los testículos arenosos, Jasmani alzó las piernas para que esos deditos puedan rozar mejor, se notaba la sonrisa emocionada del pequeño travieso engreído por sus padres, Jasmani dio cuenta y vio a su alrededor en ese campo apartado de la civilización, sintió seguridad, así que tomó al niño de las caderas y lo acostó de espaldas a su pecho, así lo tuvo sintiéndolo suyo a ese cuerpito infantil que tanto deseaba, unían las frentes, sonreían, le besaba el pelo pues eso le gustaba mucho al niño que le hicieran, asimismo acarició las mejillas con las manos rozándole las caderas y parte de los muslos de las piernitas, vio complaciente que cuando le rozaba el pene por debajo del trasero el niño se acomodaba con su cuerpito para sentirlo mejor, ahora las manos de Jasmani acariciaban los testículos y penecito de Aarón, los manoseos se hacían constantes, así los dos cuerpos se relajaban, la lengua de Jasmani lamía las orejas de Aarón el hijo del prestante patrón, posteriormente el niño se apartó del cuerpo de Jasmani ahora metiéndose en el agua brincando y pidiéndole que lo lance al agua, Jasmani complaciente lo hizo por un rato viendo en el aire cómo el penecito se agitaba al ser lanzado el cuerpo de Aarón, el niño tenía amplia sonrisa cuando era sentado de hombros de Jasmani y lanzado al agua con sutileza, lo marcaba por detrás y al levantarle le rozaba el pene erecto que Aarón lo sentía en su culito, lo sentaba en los hombros y de allí cn cuidado lo lanzaba en el agua, al poco tiempo Jasmani se sentó en la arena abría las piernas mostrándose el pene con los testículos en la arena, Aarón estaba acostado en la arena con su carita posando sobre sus manitos mirando fijamente ese pene de Jasmani que se lo manoseaba, de esa manera se miraban fijamente sonriendo, luego el niño continuaba jugando a los montículos de arena, vio esos piecitos humedecidos con arena en la palmas de los pies, el penecito rozaba la arena, Jasmani se lanzó al agua y el niño lo siguió, lo marcaba dándole besos para luego lanzarle a agua con delicadeza, parecía que estaba jugando con una niña por las expresiones y las anitos agitadas propis de su amaneramiento natural que Jasmani trataba de desarrollar en cada encuentro, así marcado como estaba lo inclinaba quedando a punto el culito para que sea rozado por el glande a manera de movimiento de cadera, después le hacia adelante y atrás, así marcado salieron hacia la orilla bajo la sombra de aquel frondoso árbol, Jasmani se sentó en un tronco y tomó de las manos al niño para que se acerque poniéndolo en su delante, así paradito mientras él continuaba sentado viendo atento a ese penecito lampiño de Aarón que brillaba por efecto del sol y el escurrimiento del agua en su piel, lentamente lo acostó sobre arena, hizo que abriese las piernas dejándose ver ese penecito hermoso, manoseó al pene hasta el punto de verlo erecto, sonrieron viendo esos movimientos de dedos, y no esperó más para tomarlo al niño de la cintura levantándole un poquito la cadera acercándolo más y así abriendo la boca empezó a chupar y lamer ese delicioso e insuperable penecito infantil de Aarón, las manitos del niño acostado se apoyaban en la cabellera de Jasmani que hacía círculos la barriguita haciéndole suspirar y sonreír, Aarón al sentir eso cerraba los ojos, sentía diferente, pero en el fondo eso que le hacía la boca de Jasmani le agradaba, Jasmani apartó la boca del pene de Aarón ya ensalivado y algo rozagante, tomó al niño de la cintura sentándolo sobre su vientre deslizando su traserito con arena hasta que el glande del pene de Jasmani roce la separación de los glúteos infantiles, luego todo el cuerpo del niño sintió extrañeza pues así como estaba sentado sobre el pene de Jasmani sentía esos roces que le llamaban la atención, es que en verdad el pene de Jasmani trataba de penetrar ese traserito, instintivamente el cuerpo de Aarón experimentaba extrañeza y se apartó el niño del iniciador, pero duró poco esa separación pues lo acarició de la espalda con sutilidad, lo tomó nuevamente de la cintura ahora encorvándolo sobre el tronco dejando expuesto el traserito de mejor forma, le limpió de la arena deslizándole la yema de los dedos por esos voluminosos glúteos, Jasmani lamió el traserito de Aarón dejándole saliva para que luego se pueda deslizar el pene de Jasmani, el tiempo transcurría, el glande rozaba la separación de los glúteos, el pecho de Jasmani dominaba desde esa postura el cuerpito de Aarón que daba bufadas levemente al sentir cómo el glande deseaba romper el esfínter, gemía un poco al sentir el punteo del glande en su culito, le decía al niño que aguante, que estaban jugando a lo rico, a lo que a él le gustaba, pero Aarón se sentía extrañado, estaba sintiendo más respecto a lo de otros encuentros sostenidos, escuchaba los gemidos del niño que se incrementaban, pero como era el glande tan grande para ese tierno ano Jasmani decidió apartarse por ahora, Jasmani se sentó en el tronco y puso delate al niño arrodillado, le hizo abrir la boca y le metió parte del glande, los frecuentes roces de los labios de Aarón estimulaban a Jasmani, le enseñó al niño cómo la punta de lengua debería adecuadamente rozar el glande y testículos con soltura y habilidad, de esa forma al poco rato el nene sabía lamer adecuadamente ese tronco de pene peludo con venas prominentes, al verlo erecto el niño se admiraba de tener ese tronco de carne que rozaba sus labios infantiles, ese glande rozaba en repetidas veces los labios del niño inclusive rozaban las mejillas y mentón, lo volvió a introducirlo en la boca y también lo chupaba con delicadeza a las instrucciones de su iniciador, de pronto el glande se apartó un poco del rostro del nene que abría su boca para así salir semen que se impregnaba en la cavidad bucal y en el rostro infantil, Jasmani gozaba viendo el rostro infantil con semen, la lengua del niño rodeaba el semen y al probarlo su cara expresaba extrañeza de sólo sentir en su boca aquel líquido que no era la primera vez por cierto, los dedos de Jasmani recorrían las mejillas de Aarón recogiendo el semen y de inmediato los rozaban por los labios del niño y otro poco por sus labios, al niño le pasó los dedos por la separación de los glúteos cuya punta de dedo tocaba la entrada del ano, lo sacó y le hizo oler para luego él también olerlo, el pene humedecido de semen era limpiado por el agua del río adonde había ido a asearse, el niño limpiaba su carita teniendo su pelo bien humedecido, tanto así que el sol iluminaba de buena forma esa piel brillosa tan suave al tacto una vez humedecida, ya era hora de partir, marcó al niño llevando unos pasos dentro del cauce, allí lo abrazó delicadamente marcándolo con seguridad, el traserito descansaba en los fuertes brazos del iniciador, los labios de Jasmani buscaban los labios de Aarón, tenía el deseo de besarse, además besaba el cuello y mejillas del niño, aprovechaba al máximo de esa oportunidad de estar a solas, iba saliendo lentamente del agua con el pequeño marcado al que por ahora perdonaba el no haberle podido romper el culito por estar aún cerradito, ya para ese instante el niño vio el pene erecto de Jasmani, así que lo vio detenidamente mientras su cuello era motivo de besos por parte del adulto, el pene que miraba se agitaba en cada paso dado, lo bajó de sus brazos en suave desliz quedando junto a él en el caminar hacia la ropa, esperaron secarse por la acción del viento de aquellas horas ya pertenecientes a la tarde, mientras Jasmani se secaba, Aarón miraba aquel pene agitándose, Jasmani notaba la clara fijación de la mirada de su pene atrayente en el pequeño travieso como cariñosamente le decía al referirse a ese niño precioso, con esa actitud infantil se comprobaba una vez más el gusto creciente del niño por aquel pene adulto, lo comprobó cuando se lo lamía minutos antes, Jasmani se puso frente al niño acercándolo lentamente, la carita llegó a rozar el abdomen del adulto, el pequeño Aarón vio ese pene tan cerca de su rostro que instintivamente lo tomó con una de sus manitos, posteriormente levantó su carita asintiendo ante la pregunta de Jasmani que si quería seguir “jugando” así que lentamente al niño le hizo acuclillar y tomar el pene con sus manitos con sutileza como había a prendido, se notaba la creciente inclinación sexual de Aarón por los de su mismo sexo iniciándolo con Jasmani, así lo manoseó con pausa, Aarón vio el rostro de Jasmani muy sonriente y su risa le contagió, así, sonriente miraba cómo sus deditos infantiles manoseaban el glande ya poco humedecido, el glande pasó por los labios y nariz oliéndolo detenidamente, el tronco del pene pasaba por las mejillas asimismo los testículos, la saliva salida de los labios del niño rozaban en la piel del glande quedando ese hilillo de saliva, de inmediato abrió la boca ante el mayor acercamiento del pene, el glande entraba y salía de tal forma que el niño gustaba de ese movimiento en su boca, Jasmani jadeaba con satisfacción viendo la carita del hijo del prestante patrón siendo sometido así al sexo oral, sonreía de complacencia viendo ese cuerpo infantil desnudo que tomaba el pene llevándolo a introducir en su boquita, por un instante lo alejó de la boca, vio que el penecito estaba muy erecto, muy tieso, muy duro, en esa pausa le pregunta al niño si deseaba más y el travieso Aarón con risa expuesta asintió tímidamente como era su típico carácter para que pueda a ese pene venoso volver a lamerlo con seguridad en aquel apartado lugar, el pequeño cerraba y abría los ojos ante el movimiento de pene más se acentuaba las caricias de manos de Jasmani en ese pelo lacio, la metamorfosis en Aarón se estaba desarrollando cambiando así su vida, Jasmani como cadena incrementaba sus experiencias, se apartó la carita del pene que estaba muy ensalivado, Jasmani sonreía, el niño miraba con fijación ese tronco de carne erecta con venas sobresalidas en el pelo salido de testículos, pene latente, pene deseoso de más y más en esa boquita o en ese traserito, eso pensó y le hizo venir a su cuerpo sentándolo tocando la espaldita en el velludo pecho, así que el pene rozaba la separación de glúteos, Aarón suspiraba, recibía lamidos de oreja y besos en el cuello mientras en su traserito sentía el roce del pene, le dijo a su iniciador que deseaba micciar, se separó del adulto dando unos pasos delante para botar poca orina, Jasmani se metió al agua y llamó al niño para enjuagarse y salir a ponerse la ropa, rato después ya cabalgaban lentamente por esos senderos llenos de maleza y monte, a lo lejos por la loma se podía ver la gran casona de estancia oligarca, se desmontaron del caballo llevándolo a la caballeriza, el niño se ajustaba el pantalón, con los dedos estiraba la tela algo humedecida, al salir de la caballeriza fueron a su encuentro la única empleada de la casona y la pequeña Renata, Jasmani y el pequeño Aarón llegaron a comer, se sentaron en la mesa amplia degustando el guiso preparado, aprovecharon en degustar del plato, luego la empleada llevó al niño a la acostumbrada siesta, los acompañaba la pequeña Renata, por su parte Jasmani se recostaba en el frondoso árbol del jardín mascando heno pensando en lo ocurrido y transmitiendo sus pensamientos en aquel “niño” y “niña” vecinos que frecuentaban su antigua abacería ahora quemada por disposición por aquel hombre que siendo niño desvirgó analmente, se lamentaba no haberle hecho lo miso al pequeño Aarón, suspiraba de solo pensar en aquellos momentos en que los desvirgó al “niño” y “niña”, pensaba en hacer de la misma forma al pequeño Aarón del que recordaba el traserito suave rosáceo muy brillosa la piel al exponerla a los rayos solares, cerraba los ojos y suspiraba, pensaba en el “niño”, se imaginaba cómo estaría dormido seguramente abierto de piernas con sus manitos en el vientre, se imaginaba seguramente que su pelito caído a la frente cubriendo parte los hermosos ojos y cejas y qué decir de aquellos labios que horas antes los había besado frecuentemente, Jasmani sentía en cada encuentro que el pequeño Aarón gustaba de hacerlo con más gusto, solo que le incomodaba al momento de rozarle el pene por el culito, gustaba de sentir lo que le hacía, sobre todo esa mirada infantil muy fija en su pene, se lo restregó con delicadeza viendo hacia la ventana de la habitación del niño, allí estaría con Renata, aquella niña que también gustaba de lo que le hacía, Jasmani estaba complacido con hacer el amor a esos niños preciosos, de nuevo su mirada se centró en la ventana, además vio hacia los alrededores, vio por la cocina sola a la empleada, seguramente Renata y Aarón estaban de siesta como era de costumbre en los niños de aquella época, a su lado vio una manguera y una tina grande, abrió el grifo de la cisterna para llenar la tina, la empleada sonriente se limitó a observarle con mirada insinuante que Jasmani entendió acercándose ya no como de costumbre con su característica prepotencia propia de su oficio de guardián de seguridad de los miembros de la familia Valdés en especial de la patrona e hijo, ahora para ambos la conversación fue grata aún más cercana y poco ceremonial con un tanto más de confianza, así que la mujer se dejaba tomar de las manos recibiendo palabras muy dulces y significativas de Jasmani, pasó la mano por la mejilla de la joven empleada luego acarició el pelo lacio de la mujer, para ese momento las miradas eran intensas y de a poco se tomaron de la mano para sostenerla de la cintura, Jasmani insinuante le indicaba la dirección de su cuarto, a fin de cuentas estaban solo ellos como adultos en casa y aprovechar adecuadamente su cuerpeo considerando que los niños dormían la siesta, la mujer cabizbaja sonreía, el dedo índice del guardián levantó el mentón de la cocinera para viéndose fijamente emitir una sonrisa amplia, el insinuante Jasmani trataba de llevarla al cuarto pero ella se negaba haciendo movimientos bruscos, sabía de su comportamiento viéndole siempre a distancia, le temía al hombre, pero a la vez lo admiraba mucho, sentía apego por él, Jasmani con pasividad la agarraba de la cintura diciéndole al oído frases dulces a las que ella receptaba con timidez, ahora la férrea mano se instalaba en los glúteos de la mujer humilde venida del interior de la selva pues pertenecía a un sector de pueblos no contactados para la época, logró besarla, ella inocentemente manifestaba que se sentía rara ante las caricias primeras recibidas por un hombre, trató de apartarse pero las contundentes fuerzas de pies y manos de Jasmani le hicieron mostrar su vehemencia, rodeando los brazos por la cintura femenina y así delicadamente las manos rozaban los muslos de la mujer haciéndola suspirar, la abrazó más a su cuerpo así las manos rozaban las prendas íntimas del trasero y vagina vestidas de tela, le insinuaba algunos detalles, olía a macho, ella rígida escuchaba de lo que Jasmani le decía, ya no había resistencia, más cuando ella sintió la prenda íntima a la altura de los muslos, por vez primera la mano de un hombre manoseaba la peluda y virginal vagina, la mujer abría la boca emitiendo gemidos y a la vez cerraba los ojos dejándose llevar por esos movimientos de dedos, allí mismo vio una mano de Jasmani que se bajaba la cremallera saliendo un pene erecto muy velludo que al verlo se extrañó mucho, de niña sólo por casualidad había visto ese tipo de pene en su padre y en uno de sus primos mayores al verlos micciar a distancia de manera curiosa como era su personalidad, luego Jasmani aprovechó en pasar el dedo en el trasero así rozándolo haciéndola sentir, ella con sus manos se aferraba a los hombros cayendo posada su cara en uno de ellos, el aliento y respiración chocaban en el cuello del hombre que respondía al unísono con besos constantes en la mejilla de la mujer cuya piel rozagante del morbo recibido se hacía piel de gallina y a la vez caliente, una leve sonrisa sarcástica salió de Jasmani a espaldas de la mujer, la mano rozaba el muslo subiendo con las yemas de los dedos, así, así subiendo y bajando, subiendo y bajando rozando los labios vaginales, al principio se apartaba pero luego se dejaba llevar por esos movimientos, pasó a manosearle los muslos, el deseo se hacía notorio al momento de besarla, los minutos transcurrían así tomándose del cuerpo pues finalmente ella ya correspondía tímidamente dejándose llevar con mucho deseo, se acariciaban, y eso gustaba mucho a Jasmani, estaban arrinconados al momento en que Jasmani besaba el pecho y pezones de la mujer mientras ella correspondía besándolo apasionadamente, un tanto torpe pues su inexperiencia se notaba al acariciar vehementemente, la muchacha dejaba entrever aquella pasión, lentamente la recostó sobre el sillón bajándole aún más la prenda íntima, dejo ver el pene erecto que era rozado en la vagina, se miraron fijamente al rostro por un instante, ella pasó a ver ese pene que rozaba su vagina, su expresión era una combinación de asombro y timidez, comprendía y le habían hecho conocer que eso no era correcto, pero a su edad no menguaba ese desinterés así que se dejó llevar por esos roces del glande entre los labios vaginales virginales, pues así lo sintió Jasmani al entrar parte del glande haciéndola bufar ella tratando de apartarse, la calmó ante ese instinto natural, le acarició las piernas y el abdomen cuya falda ya estaba a los pies, desde hace rato se había deslizado, por entre el pantalón el saliente pene alargado y grueso con pelos pasaba por los muslos de la sirvienta, el glande llegaba al trasero rozando la separación, ese roce la extasiaba grandemente, así jadeantes ambos cuerpos se incorporaron, deseaba llevarla a su cuarto, era el momento de hacerlo, ella con recelo se dejaba llevar arreglándose la ropa, y el tocado de su peinado ya estaba algo desarreglado, al dar unos pasos se escuchó bajar por el entablado y las escaleras los pasos de los niños, Aarón fue por una bebida refrescante y pan a la vez que Renata se sentó a mirar a los adultos algo adormilada, el pequeño pidió a la empleada que le pase comida, esto a su tierna edad ya se había convertido en una orden, la mujer aún con respiración honda hizo pausa y atendió al niño, Jasmani un poco contrariado entre dientes optó por salir a paso acelerado llegando a donde estaba el frondoso árbol tratando de tomar siesta, al paso salió el pequeño a sentarse junto a Renata a comer sobre una banca, vio a los niños comer con pausa, de forma deliberada pasiva, al sentirse visto por los niños se manoseaba su pene vestido acompañada de amplia sonrisa, los niños se limitaban a comer viendo ese movimiento de manos, el más atento era Aarón, por su parte la empleada de la casona veía desde lejos también ese movimiento de manoseo al pene vestido, creía ella que lo hacía en su dedicatoria, así que sonreía, había llegado a tener esa confianza deseada por Jasmani, para continuar con un naciente idilio, los niños se dedicaron a jugar por los alrededores del jardín, Jasmani complaciente los miraba, eran sus nenes del sexo, sonreía ampliamente, había sido un día de muchos movimientos con su pene, esperaba por la consumación de sus deseos.
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Un auto muy lujoso de época de mediados del siglo XX, clase 1958, se estaciona frente a la gran mansión de prominentes comerciantes, del auto baja un hombre bien vestido con traje blanco muy fino, zapatos de igual color muy bien lustrados, un hombre al pendiente de su llegada le abre cordialmente la puerta y lo conduce a un gran salón biblioteca, al entrar el doctor Pérez ve a su desencajado amigo quien lo recibe con un abrazo no tan efusivo como antes, el doctor vio desencajado y desmejorado a su amigo Carlos Felipe del Olmo, el motivo, que el comerciante descendiente de linaje de Hidalgos españoles había perdido el favor del actual gobierno de facto, sus negocios estaban muy comprometidos, ello era el pedido de la presencia del doctor Pérez para que le oriente en lo que debería hacer para salir de esta crisis, conversaron un buen rato tras la amplia ventana que daba al gran jardín, vieron correr a Carlos Augusto Rodolfo de doce años que jugaba con su sobrinito de casi seis años Carlos Gustavo Eleuterio hijo del militar en servicio activo Gustavo Adolfo Pozzo Buonanote, los dos amigos observaban complacientes la relación afectiva de esos niños, Luis Daniel le dijo a Carlos Felipe acerca de las remembranzas de cuando ellos eran unos niños y de cómo se conocieron en la necesidad, ahora había una de mayor aquilataje en la que Luis lamentablemente no podía ayudarle a Carlos, eso lo turbó llenándole de mucho pesar, Carlos entendía la relación de su amigo Luis con el parentesco de consuegro que sostenía con Fulgencio Arichabala, aquel nefasto personaje en la vida de Carlos Felipe, que ahora lo apretaba económicamente pues Fulgencio tenía gran influencia en el gobierno actual y de igual forma por añadidura lo tenía Luis Daniel Pérez, los amigos se despidieron, Carlos Felipe se recostó en el amplio sofá, no existía rencores con su amigo, la vida es así, respiró profundamente, a su lado una botella de cristal fino que contenía brandy, su favorito, ahogaba las penas en el alcohol, desde hace mucho tiempo no se lo notaba tan así desesperado, tembloroso se llevaba la copa en mano a la boca, suspiraba prolongadamente, apretaba el fino cristal del vaso con coraje inusitado, tanto que casi lo rompe, al cabo de largo rato desde la despedida de su amigo ya estaba algo mareado y por ello ensimismado en sus pensamientos Carlos Felipe del Olmo no dio cuenta de que los dos niños corrían muy alegres hacia un determinado sitio de la entrada de la gran mansión, llevaban mucha algarabía, fue muy importante, tanto así para dejar a un lado al tan apreciado balón de juegos,
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La fiesta estaba en todo el apogeo, el tocadiscos nuevo para la ocasión emitía música de moda a través del movimiento circular de 33 r.p.m. de los LP de carbón asetato, y uno que otro disco pequeño de 45 r.p.m. se escuchaban música infantil, Venancio estaba maravillado viendo ese aparato música por vez primera, tanta era su atención que sus ojos se fijaban en aquellos movimientos que hacía aquella impresión de un perro junto a un fonógrafo, o de aquellas letras con palabras como “fuentes”, sus manitos se posaban sobre la mesa y sobre ellas estaba su carita, estaba bien aseado y bien perfumado para ese gran día que era el de su cumpleaños, su madre había hecho personalmente como todos los años su humilde pastel de cumpleaños, lo nuevo era ese tocadiscos que lo había traído ayer y estaba muy gustoso que le pertenecía, su hermana estaba junto a él, faltaba como siempre el profesor Luciano de la Sierva, a él lo esperaban para cantarle, al rato presuroso Luciano entró con un regalo, un juguete, el que Venancio le había pedido tiempo atrás en sus encuentros privados, se trataba de un juego de muñequitos de solados de guerra de latón, el niño brincaba emocionado por el regalo, faltaba poco para prender las velitas que representaban sus años de vida, también estaban de visita como invitados a un par de niños amiguitos de Venancio igual que sus padres amigos de la dueña de casa que éstos vivían en las proximidades de la vivienda en esa nueva lotización que muchos habían tomado como invasión en tan apartado lugar, habían muchos solares baldíos inclusive sin cerramiento, pocas casas se habían edificado por el sector, por tanto, pocos habitantes con escasa población infantil, aun así y todo se celebraba humildemente el cumpleaños de Venancio, ya se disponían a cantar cuando de repente se escucha el motor de un auto lujoso de última generación estacionándose junto a la humilde casa, el chófer da unos pasos rápidos abriendo la puerta de atrás saliendo Squeo con un par de grandes regalos, el chofer iba detrás llevando una caja grande con símbolo de pastel, la mujer abre rápidamente la puerta y los ve pasar, aún sonriente saluda a todos, se notaba el realce de aquel hombre prestante entre los asistentes, el chófer deja el pastel en la mesa donde se encontraba el otro pastel e hizo la acción de despedirse para esperar a su patrón en el auto pero la dueña de casa le pide que se quedase a compartir de la fiesta de cumpleaños de su hijo, el chófer sonríe, ve el rostro de su jefe que le insinuaba con gestos que se quedase departiendo de la fiesta, la sorprendida mujer no contaba con la presencia de Squeo, siempre ausente en estas ocasiones, pero ahora venía personalmente a darle dos grandes regalos al niño que al abrir al primero vio un par de zapatos y un completo juego de ropa incluyendo los interiores, en la otra caja estaba lo que había tanto anhelado en sus paseos con su madre por las vitrinas de las jugueterías, era un juego de coches de carreras con pistas articuladas y un juego de soldaditos de hojalata, el niño brincaba mucho ante la alegría de los presentes complacientes de verlo feliz, Squeo le tocó el hombro a la mujer diciéndole que se preocupase por vestirlo al niño, la dueña de casa asintió alegremente y con el homenajeado entraron al cuarto de dormir y allí el niño se sacó las sandalias que llevaba puesta con los calcetines, su madre se acuclilló a limpiarle los piecitos, así el niño con entusiasmo se dejó quitar la ropa mientras Squeo arrimado a la puerta tenía fijación de los pies del niño Venancio que tenían dedos alargados cuyo dedo gordo era más largo que el resto de los cuatro dedos y algo que mucho le llamó la atención era que los empeines eran planos con una leve curvatura en las plantas de los pies, Squeo sonrió complaciente, luego al ponerle la ropa vio las orejas del niño, el pelo se había despeinado y Squeo tomó un peine para peinarlo a sorpresa de los asistentes mientras la madre lo terminaba de vestir y de calzar, vio las orejas del niño y Squeo volvió a sonreír, ya completamente vestido el niño Squeo dio un par de pasos atrás abriendo los brazos se acuclilló pidiendo al sorprendido niño que se acerque a darle un abrazo, Venancio vio a su madre y su rostro dibujaba amabilidad y complacencia para que obedeciera, así lo hizo el niño bien vestido dando unos pasos hasta abrazar a Squeo que lo besaba por las orejas y frente diciéndole que era el niño más lindo del mundo, nada más hermoso creado, era un niño muy bien desarrollado, le dijo al niño que era su orgullo, además le dijo que lo quería mucho, le dijo también que era el fruto de un gran amor, que había sido concebido con muchísima pasión y por eso había nacido hermoso como su padre y su madre, Venancio sorprendido de lo que escuchaba de labios de Squeo ponía su mirada en su madre que cabizbaja con alegría asentía sonriente, los presentes mostraban sorpresa sobre todo Luciano, ella se inclinó y abrazándolos fuertemente empezó a llorar, los tres se fundieron en un abrazo, solo que después el niño sorprendido se apartó un poco abrazándola a su madre pidiéndole que no llore, ella puso su rostro en el pecho del niño, los deditos del niño limpiaban en lo posible las lágrimas del rostro de su madre, lo abrazó con fuerza y lo puso en su delante abrazándolo por detrás, sus dos caras se unieron, ella le dijo con voz firme en la oreja del niño viéndolo a Squeo que ese señor era su padre, si, su verdadero padre, el niño abrió sorprendido su boca, unos cuantos pasos los separaban, Squeo acuclillado con los brazos abiertos asentía con amplia sonrisa con sus ojos bien abiertos, estaba muy emocionado, por lo que dijo y por lo que sentía por ese niño, pues tenía facciones de sus antepasados, esto lo descubría en cada acercamiento y en cada fijación, ella le hizo gestos con la mano en la espalda que Venancio entendió y corrió hasta acuclillarse y abrazarse con Squeo, lo alzó marcándolo sin dejarlo de abrazar y el adulto escuchó del niño aquel bálsamo de su alma, la palabra papito, los besos fueron repetidos como las caricias en el rostro y en el pelo que se volvía a despeinar, todo eso había visto Amaranta la hermana de madre de Venancio unto con los asistentes, la niña tenía lágrimas vertidas de sus ojos que corrían por sus mejillas, ya tenía claro aquella situación, salió con el objetivo de no interrumpir y el resto de la fiesta la pasó callada simplemente de espectadora en la algarabía de la fiesta de su hermano con los padres e invitados, desde ese día la relación con su hermano cambiaría.
FIN DEL CENTÉSIMO NONAGÉSIMO CUARTO EPISODIO
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