METAMORFOSIS 229
Guayabo.
Nicolás con mirada al viento meditaba en la terraza de su casa costera, meditaba sus negocios y aspiraciones, pero sobre todo, meditaba sus apetitos convencionales, de cara al viento, su cabellera se agitaba, sonrió viendo a la salida del sol por el horizonte, estaba fresco el ambiente, fresco de tanta brisa, su ropa se agitaba, vio acercarse un automóvil algo empolvado a pocas cuadras de su casa se estaciona y de él salen tres personas, las reconoció al instante, sonrió más ampliamente, se estiraba como rutina leve de ejercicios, aquel sábado tendría una actividad constante, vio que uno de los viajeros abría la puerta de la casa, los otros dos hicieron una pausa haciendo algo que le llamó la atención a Nicolás, uno de ellos le pasó la mano sobándole por el trasero al más joven de los viajeros y éste regresó a verlo brindándole alegres amaneramientos de aceptación, y luego entraban detrás del que había abierto la puerta, Nicolás sonrió dirigiendo la mirada a los viajeros hasta verlos perderse de su vista cuando pasaban dentro de la casa, estuvo allí por un rato, vio desde la terraza que el más pequeño de los viajeros jugaba con una caña de pescar, Nicolás sonrió viendo que los otros dos viajeros estaban arreglando arneses, tiempo después los tres se dirigían en dirección al puerto, lo vieron, y se saludaron, Nicolás continuaba con sus meditaciones y de pronto su hijo se acerca con sus brazos rodeados abrazándole de una de las piernas, instintivamente se hizo a un lado rechazando el acercamiento de su hijo, su esposa que había subido a la terraza y había visto esa acción lamentable se lanzó como pantera que cuida su crío sobre su esposo con improperios le manifestaba su desacuerdo ante tal acción denigrante, el niño desde un rincón veía esa escena de pelea, siempre era así, siempre, salió corriendo ya que los gritos aumentaban, llegó a los brazos de su amiguita Mielicilla que había llegado ante los gritos, detrás su madre que estaba presente viendo esa pelea de esposos, bajaron al niño cuidadosamente yendo a la playa, vieron en el puerto a los viajeros que subían al yate, los rayos ya presentes hacían calurosa a esa hora a la mañana, vieron zarpar el yate, al mando iba Contardo, su medio hermano Venancio, el más pequeño, junto con Clotario el hijastro del chófer Ramón que éste izaba las cuerdas, el motor sonaba levente saliendo del puerto, la brisa agitaba el pelo, miraban con gusto el litoral enfrente y el contraste del mar abierto, bajo sombra de cabina Venancio Alberto miraba a su hermano ponerse el traje de buzo, esa era su pasión, ver lo profundo del mar, Clotario a órdenes de Contardo daba instrucciones a su manejo del puente, la nave se detuvo, Contardo se lanzaba al mar, tardaría varios minutos para salir a superficie, lo cristalino del agua mostraba la silueta del buzo que iba descendiendo a las profundidades del lecho marino cercano al litoral, el pequeño Venancio así como puso la escalera articulada en el yate para que su hermano bajase al agua, del mismo modo la subió, tiempo después Clotario al que cariñosamente le decían “niño” y Venancio ponían sus mentones sobre las manos que estaban a la vez estaban apoyadas en la barra del yate, así observaban el mar, en sus rostros golpeaba la brisa marina, se miraron, estaban descalzos, uno de los pies de Clotario rozaba el pie de Venancio, sus miradas inquietas se cruzaban al sentirse el roce de sus pies, al mismo tiempo que sonreían socarronamente, luego las piernas se rozaban, de pronto se vieron que solo estaban vestidos con traje de baño que le cubrían sus erectos penes moldeados en la tela de la ropa, Clotario a una mano se deslizó el traje mostrando el tronco del pene y el salido glande del prepucio, ese pene peludo era bien visto por Venancio, “¿te gusta?” “¿lo quieres?”, le decía agitando el pene, Venancio atento asentía, pero a causa de su conciencia dirigió su mirada al mar, su hermano se perdía de vista alejándose del yate con un arpón a mano, desde ya sintió en su espalda el apego del pecho de Clotario, la lengua pasaba la oreja, él sabía que eso mucho le gustaba a Venancio Alberto que cerraba los ojos suspirando intermitente, la manos mayormente se aferraban a la barra de acero del yate, “¿lo hacemos?” “yo si quiero ¿…y tú?” Venancio ante aquella inquietud asintió, “él va a demorar” le decía en la oreja acompañado de un suave respirar en el cuello que le ponía la carne de gallina, Clotario vio las manos de Venancio que se aferraban con fuerza a la barra metálica del yate, vio erecto el pene de Venancio amoldado a la tela, Venancio sintió el roce del pene de Clotario en su trasero vestido, hasta ahora, pues instantes después sintió que las manos de Clotario deslizaban a medio glúteo la ropa de baño, “así, así, te gusta”, la mano de Venancio tocaba por detrás la cabeza de quien desea sexo seguro, “vamos” el muchacho ante esa orden no dijo palabra alguna, sólo giró viéndose cara a cara, viéndose los penes erectos, viéndose lo dispar de sus edades a través de la evidencia sus pelvis, Clotario la tenía velluda y en Venancio se le notaba las pelusitas, se rozaron los penes, Clotario encorvándose sobre Venancio trataba de hacer sentir su presencia, sus manos rodeaban mutuamente las caderas “vamos”, insistía Clotario, “vamos”, respondía Venancio, dejándose llevar de las manos de Clotario en sus hombros, se notaba esos penes erectos sobresalido en esos trajes, entraron al camarote, cayeron en la corta cama dando roles, se quitaban rápido la ropa mutuamente después de tanto manoseo, el cuerpo de Clotario estaba encima del de Venancio dándose besos apasionados, “eres lindo de cara… igual que lindo de culo” le decía viéndole fijamente a la cara con sus manos puestas en las sienes acariciándole el pelo con los dedos gordos de la mano, “sí, Venancio Alberto, eres muy lindo”, le besaba la frente y mejilla y de nuevo se daban besos apasionados, “mira cómo se desean” los ojos de Venancio miraban mostrándose los penes rozándose al mismo tiempo, el pene de Venancio estaba siendo rozado por el tronco del pene peludo, los testículos se deslizaban por el tronco del pene de Venancio Alberto, “¡aahh!” salieron leves gemidos de deseo, “dámelo”, jadeaba “anda, dámelo” Clotario se apartó para que el cuerpo de Venancio se ponga de cara a la cama, las manos masajeaban la esplad del niño, la lengua recorría por esos glúteos suaves, la nariz olía esa separación de glúteos, “eres mío… todo mío”, las manos se deslizaban por la espalda de Venancio, las manos bajaron separando los glúteos masajeados, la saliva se ponía en acción entre los glúteos, “mío… sólo mío”, el glande se deslizaba en esa separación, “rico”, Venancio sintió besos en su cuello y cabello de la parte trasera de su cabeza, los labios de Clotario se deslizaban humedeciéndole parte del cuello, y a la vez ya sentía como iba entrando en su ano aquel glande tibio y húmedo, “¡aahhh!” gemía, hacía puños la sábana, vio eso Clotario y se entrelazaron las manos, “tranquilo” golpeaba su respiración en el pelo del pequeño “siente como la primera vez…” “¿te acuerdas?” “¡aahh!” suspiraba emocionado a ojos cerrados, sentía ese placer de penetrar ”¿te acuerdas?” Venancio ante la pregunta respondía con gemidos, “¡acuerdate cuando te lo metí todo el pene!” “¡acuérdate… todo, todo, todo!” “¡aahh!” “siente… siente que te culeo” “¡aahh!” decía Clotario, ya para ese entonces, el pene estaba totalmente adentro y lo supo por el alto gemido prolongado salido de la garganta de Venancio, “ahora viene lo más rico”, si, se refería al meter – sacar en que la cadera se alzaba y bajaba, haciendo que el tronco del pene se deslice en el ano con ese glande muy firme sodomizando el trasero del muchacho, “lo tienes lindo, sí… muy lindo” tras decir eso hizo un alto y lo giró de cara a él y alzándole las piernas a su hombro lo sujetó bien para perforarlo, “así te gusta que te lo meta” “¿verdad?” Venancio cerraba los ojos “¡aahh!” “¡aahh!” “¡aahhh!” gemía así en cada mete y saca, “mira cómo te lo meto” él estando encorvado vio ese pene entrar y salir en su ano y a piernas alzadas, gemía, “desde hace rato te tenía ganas” “¡de sólo verte caminar con ese culito mío!” movía con intensidad las caderas “¡ese culito mío!” “¡aahh!” “¡mío!” “¡aaahh!” “¡sólo mío!” “¡aaahhh!” hizo una pausa en sus embestidas para decirle “creo que tú también tenías ganas” jadeaba “sigamos jugando” ahora los gemidos se hacían más intensos por parte de Clotario que al instante se detuvo, Venancio sintió liquido dentro de su ano, era el semen de Clotario, éste fue lentamente sacando el pene ensalivado humedecido también con semen, del ano de Venancio salía parte del semen, con cuidado de no manchar las sábanas Clotario se fue apartando, rápido fue por papel higiénico haciendo que Venancio se lo pase por el ano, mientras lo veía asearse lo miraba en silencio, mientras él se limpiaba el tronco del pene, en su mente estaba la dicha de haberse comido el potito del hijo del patrón Squeo, de este pequeño amanerado al que todos creen que es un varoncito pero que en realidad lo estaba transformando en un delicadito, Clotario sonrió dándole la espalda, recordaba los romances de su hermana la “niña” con el patrón, se estaba vengando así, buscó su traje de baño y se lo puso, suspiraba, buscaba cigarros, los vio en su delante, encendió uno saliendo del camarote con su cigarro encendido, Venancio aún acostado quedaba en la cama estirándose el penecito, se ladeaba el cuerpo y se pasaba el dedo por el ano, meditaba cerrando los ojos, Clotario se sentaba en la silla del yate a recibir la brisa marina, con una mano fumaba y con la otra se manoseaba el pene dentro del short de baño en señal de complacencia, instantes después Venancio salía del camarote estando allí arrimado a la barra del yate, a distancia Clotario veía sonriente que Venancio se metía la mano detrás de short manoseándose el trasero, al rato Contardo haciendo señas flotando en el agua le pedía subir al yate, Venancio solícitamente tendió la escalera articulada por el yate, Contardo ya en cubierta se quitaba el traje de buzo, mostraba lo que había pescado, su padre tenía dinero y él también para darse esos lujos, tiempo después el yate atracaba en puerto, bajaban con dos peces medianamente de tamaño, Contardo decía que él prepararía la cena esta noche, ordenó a su hermano que fuese a la casa de playa a dejar la pesca y que esperase allá nomás, obediente el muchacho salió alegre caminando con la pesca por esas calles polvorientas y empedradas del humilde pueblo de pescadores, se encontró al pasar con el estibador de barba poblada, un frio saludo se vio entre ambos, el muchacho continuaba su camino mientras que en el yate Contardo el hijo del patrón Squeo y Clotario el hijastro del chófer Ramón se amaban en esa misma cama donde había hecho el amor anteriormente Contardo le daba un festín de pene en ese culito de Clotario, la soledad del lugar de pueblo chico se daba para aquello sin ser vistos dentro del yate, Clotario en definitiva hacía el amor con Venancio y Contardo que eran hermanos de padre, sin que éstos supieran que hacían el amor con él, jugaba en una línea peligrosa cuidándose de no ser visto por su patrón Squeo o le iría mal, ya al bajar del yate con el culo humedecido de semen y enrumbándose a pie a la casa los interceptó a su buen amigo Nicolás Arichabala, les invitaba a una recepción nocturna esa noche en su casa, de buen agrado aceptaron, aquella recepción se dio informal a la hora de la noche señalada, los generadores de luz actuaban en la iluminación del lugar como en casi todas las noches, Nicolás y Squeo tenían una muy buena relación gracias a la influencia de Fulgencio Arichabala padre de Nicolás, tanto así ahora que los hijos de Squeo se encontraban en el pueblo para invitarlos a divertirse en su casa, eran pocos los otros invitados venidos de la capital, Venancio jugaba con el pequeño Nicolás ante la vista del hombre barbado y su mujer junto a Mielicilla, corrían por los alrededores de la gran casa de playa, otros niños se sumaron al juego, Venancio disimuladamente los tomaba por detrás agitando la cadera vestida sin que los más pequeños notasen sus intenciones sexuales, más quien lo notaba era Nicolás que desde la ventana a prudente distancia lo veía hacerlo, probó un sorbo de su trago, sonrió alzando la copa, se unió a los invitados, esa noche Nicolás fue muy atento con los hermanos sobre todo con Venancio Alberto a vista del inquieto Clotario.
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Jasmani se encontraba pensativo en su cuarto, había dejado la puerta abierta de aquel cuarto debido al inclemente calor, descansaba luego de haberse tomado un par de copas de aguardiente que tenía debajo de su catre y tenía las intenciones de ir al pueblo, la media tarde daba para descansar antes de salir, estaba con mucho ánimo de divertirse, le vino la flojera de solo pensar en irse a bañar, tenía puesto solo el calzoncillo y se estaba manoseando el pene por dentro de la tela, de pronto le vino ese recuerdo por sus seres amados de la selva especialmente, pensaba qué harían en este momento, más recordaba a aquella madre y a su hija, Ana y Renata, a las que las había amado mucho, de pronto sus pensamientos fueron turbados y así como estaba acostado en el catre escuchó unos pasos, crujían a distancia las hojas secas diseminadas en el sector aledaño al apartado cuarto donde residía, estuvo atento, conocía auditivamente el origen de esos pasos, se trataba de pequeños pasos y no se equivocaba pues instantes después pasó la silueta que caminó distante hacia un frondoso árbol de guayaba subiendo a comer de la fruta, la puerta daba en recta visual distante de aquel guayabo, desde allí tratando de estar escondido entre las ramas miraba hacia el interior del cuarto aquel inquieto niño, Jasmani se sentía visto, daba cuenta que no se movía de allí dándole la espalda al nene, se deslizaba el short poniendo a medias descubierto su culo para así llamar la atención del nene, Jasmani comprendía que él deseaba verlo, a propósito se sacó el calzoncillo quedándose completamente desnudo sobre la catre con la idea de que la mirada sea más atrayente, daba vueltas sobre el catre manoseándose pene y trasero velludos, desde el guayabo aquel niño divisaba cada movimiento de esas manos e instintivamente una de sus manos estiraba el pene vestido de su raído short arrimado en una rama de guayabo, miraba la salida de Jasmani arrimándose al marco de la puerta agitándose el pene y luego fue a micciar, vio ese pene grueso de donde salía orina, allí pudo comprobar a distancia siendo prudente pero con la visión más cercana un tanto de que se trataba de ese personaje que había conocido en el pueblo semanas atrás al cual lo atendió cordialmente y que seguramente era el que andaba con los otros amiguitos que deambulaban por el sector, Jasmani aún se daba por no ser visto aunque lo notaba disimuladamente, regresó a su catre a seguirse manoseando el pene para que el personaje lo siguiese mirando, y era así, pues el travieso fisgón no se movía del árbol, o tal vez no se bajaba del árbol para no ser visto luego de mucho exhibicionismo de su cuerpo hacia el personaje, Jasmani salió del cuarto y optó por irse a duchar junto a la letrina, así desnudo y con la toalla al hombro Jasmani caminó hacia la letrina junto a la ducha, se daba por no ser visto caminando de forma natural, Jasmani sonreía dándose el baño desnudo en la ducha improvisada con balde, lo hacía al aire libre junto a la letrina, se extrañaba que ese muchacho estuviera solo por el sector, de pronto lo vio a reojo escondido detrás de un tronco de un árbol frondoso de samán, lo había seguido, se notaba que tenía interés por él, Jasmani así lo notaba, pensaba que algo deseaba o algo le inquietaba, Jasmani recordó que él junto a otros de mayor edad lo fisgoneaban por el tragaluz de su cuarto, una vez escuchó la voz femenina d entre esos niños traviesos, Jasmani mostraba su mirada indiferente dirigiéndola a otro lado que no sea hacia el samán, estaba mostrando despreocupación y le hacía pensar al personaje que estaba atento a su ducha únicamente, sabiéndose visto salió de aquella ducha a balde improvisado con la toalla al hombro frotándose la cara así desviaba su mirar y lo ocultaba dando pasos alejándose de él, pero la experiencia de vida de ser un ex guardaespaldas de Squeo como lo era Jasmani le daba para percibir que era visto y seguido a distancia por el personaje, en su cara se reflejaba la sonrisa por la atención que le daba, entró al cuarto dejándose ver a puerta abierta, se frotaba la toalla por todo el cuerpo y en especial atención a su prominente pene que había hecho furor en muchas vaginas, penes y traseros, Jasmani gustaba de eso, de acariciarse su prominente pene que había desvirgado muchas vaginitas y traseritos, pese a su edad adulta mostraba un cuidado corporal envidiable para todo aquel que tuviese ese cuerpo, ahora el personaje infantil se encontraba montado sobre un árbol de finas ramas pero muy frondoso que estaba junto al guayabo y es que de allí se podía ver mejor, Jasmani continuaba brindándole exhibicionismo al pequeño personaje acostándose desnudo en la cama, abierto de piernas se pasaba el dedo en el culo y se estiraba el pene erecto, eso maravillava ver al pequeño nene, hacía gemidos fuertes al tocarse el culo metiéndose el dedo lo que intrigaba más al nene, se ponía en posición periirto para que le viese la raja del culo por donde se pasaba los dedos y gemía para que escuche, la expresión del nene era de mucha sorpresa, cuando de pronto se escuchó un estruendo, se había quebrado la rama que estaba cayendo junto con él, presuroso Jasmani se puso el calzoncillo, pero para felicidad del asustado hombre vio que el niño quedó guindado de la rama y vio que su agilidad hizo que cuando llegase ya el pequeño se ponía rápidamente en pie, lo hizo quedarse sentado estático de la sorpresa y también al verse descubierto en la caída y seguramente por vergüenza, aun así se acercó y el pequeño se dejó auscultarse, tenía una pequeña raspa en la piel del antebrazo a causa del roce de la rama al caer, afortunadamente fue a baja altura, la sonrisa de Jasmani y el estilo de tratar a personajes de esa edad daba para que rápidamente entrasen en confianza, lo llevó al cuarto sentándolo en la cama curándole las leves heridas, el pequeño estaba avergonzado, “¿ya estás mejor?” le decía para que se calme del susto sufrido hace poco, le dio de beber agua para que se sintiera mejor, con su carita cabizbaja respondía afirmativamente, el silencio absoluto del lugar le daba para estar tranquilo pero aún se dibujaba en su rostro el temor y la vergüenza producto del susto, “tranquilo, pronto te pondrás bien” se miraron al rostro “¿cómo te llamas?” él respondió “Osman”, “tienes un bonito nombre” le acarició el rostro, “gracias señor” “¿cuántos años tienes?” “siete… los cumplo el próximo mes de junio del 61” vieron aquella resortera quebrada de un extremo, veía apenado cómo su juguete de cacería estaba inútil, “tranquilo ahora mismo te hago otro” viéndole a la cara “¡ya lo verás!” y así fue pues luego de ir a los alrededores tomando una rama de árbol de madera gruesa y firme, y, puliéndola con su fina daga ya daba por hecha la nueva resortera, agradeció la deferencia, “te conozco, vives en el pueblo” “¿verdad?” él con respuesta asentía, “sí… usted me dio un regalo una vez” sonrió tímidamente “pues, ahora te doy otro… toma” extendió la mano dándole la resortera nueva “gracias” estaba muy emocionado el pequeño, Jasmani en señal de aceptación le acarició el pelo “no hay de qué” se miraron a los ojos con confianza, de eso se trataba la intención de Jasmani, “Dime… ¿y tus compañeros?” suspiraba “¿dónde están?” le miraba a los ojos tragando saliva notándose el deseo, “ellos se fueron ya del pueblo con sus familias” respondía con una voz suave y dulce afinada, “¿no tienes otros compañeritos con quien jugar?” lo miraba a los ojos, “no”, suspiraba tomando aire para seguir respondiendo pues aún tenía los efectos del susto, “mucho me molestan” sorprendido Jasmani le pregunta “¿por qué?” a lo que responde “es que… es que….” preocupado por saberlo Jasmani insistía “anda, dime” mirando tímidamente a los ojos susurraba a voz corta “… es que, no sé, me da vergüenza” Jasmani insistía “anda, estamos entre amigos, te curé, te arreglé la resortera dímelo por favor, anda, dímelo”, “estamos en confianza” “no tengas pena”, se sentaron a seguir platicando, así, tomó valor mostrándolo al respirar hondo, haciendo una pausa manifestaba con una forzada sonrisa irónica “… es que… soy muy obeso, muy gordo” al decirlo se puso cabizbajo completando la frase entrecortada “además… no tengo papá” suspiró y respiró hondo para continuar diciendo “… y cuando mis amigos o compañeros se burlan de mi cuerpo o me hablan de ese tema, o llega a oídos de mi mamá, ella…” Jasmani conmovido bajó la mirada no dejándolo continuar “ya, te entiendo… no digas más”, lo abrazó acariciándole el rostro, Jasmani pensó que Osman quería desviar la atención en algo de su vida para salvar esa forma de fisgonear personas desnudas, la forma de expresarse tan delicadamente mostraba cierto amaneramiento que era muy perceptible en la experiencia de vida de Jasmani, se trataba de otro caso más muy similar al de Contardo, Clotario, Aarón y otros, sabía cómo tratarlos y cómo llevarlos a sus redes y su dialogo continuó siendo atrayente su jocosidad “dime… ¿te gustaría ver algo prohibido?” la cara de Osman se iluminó con un leve arqueo de sus cejas y sus ojos bien abiertos, así, él asintió “lo tengo oculto aquí” señalándose la entrepierna “es alguien al que le gusta mucho divertirse” la atención de Osman era en la entrepierna vestida de Jasmani, volvió la timidez a reflejarse en el rostro de Osman, recordaba sus fisgoneos al cuerpo de Jasmani, “no tengas pena, soy tu amigo” “estamos en confianza, verás que te gustará” le acariciaba el cabello tratando de llevarlo a una confianza absoluta, él niño respondía cabizbajo con una sonrisa amplia como quien avisando que ya de eso tenía experiencia, Jasmani lo notaba, le mostraba confianza haciéndole sentir bien de ánimo hacia un nene en la que él sólo podía hacerlo, “Eso, mira, eso, todos tenemos…¿quieres ver?” Osman sonrió y sin recibir respuesta Jasmani le mostraba el glande de su pene por la manga de su calzoncillo amplio, los ojos atentos en ese glande hacían abrirle la boca, “míralo”, él miraba, con cierto temor y recelo “quiere divertirse… ¿tú conoces cómo?” la mirada de Osman se fijaba en ese rostro jovial de Jasmani y de esos labios con que le había hecho la pregunta, “¿lo sabes?” se puso cabizbajo emitiendo una sonrisa tímida con leve tinte de picardía, luego de una pausa asintió con la mirada al piso, la mano adulta pasó por el muslo, Osman sintió ese roce, ese tocamiento hacia esa parte de la cadera que le rozaba ese hombre por vez primera, “ahora muéstrame el tuyo… anda, preséntamelo” dijo sonriendo, para agrado de Jasmani vio que aquella mano hizo deslizar la tela de un raído short mostrando su pene aún recubierto por el prepucio, era algo gruesito pues ya estaba tieso, lo tenía hermoso y bien definido para su edad, Jasmani sonrió viéndolo por primera vez, “así está mejor… ¿viste?” sonrió “no pasa nada” tragaba saliva “ahora… ¿quieres que se diviertan?” extrañado el rostro de Osman mostraba inquietud como quien estaba buscando respuesta a esa inquietud originada por la pregunta de Jasmani, “vamos, estamos solos, mira, no hay gente”, acotó “es una rica diversión, pero… muy secreto entre los dos” Osman miraba a los alrededores para comprobar la soledad del lugar, Jasmani tragó saliva de emoción tanto así que al hablar se notaba el movimiento de la manzana de Adán “… es entre tú y yo” tragaba saliva “sólo tú y yo” Osman miraba que Jasmani temblaba de la emoción, seguramente sabía el por qué, y ya lo intuía “ven, vamos adentro” su respiración aumentaba del deseo con cada frase “allí estaremos tranquilos donde nadie nos ve” “¿o quieres hacerlo en otro lado que te guste?” “dime donde lo haces para que te sientas seguro” temblaba de la emoción, de saber que lo estaba convenciendo para sus propósitos, Jasmani miraba a todos lados, el nene se limitaba a verle al rostro y emitía una sonrisa forzada llena de recelo y vergüenza, le acarició el pelo “… es más te doy un premio por jugar conmigo” se puso en pie y lo mismo hizo con Osman “sígueme… te va a gustar” pese a esas palabras Jasmani en esencia sabía que Osman comprendía de lo que se trataba, esas frases disfrazadas, cuasi inocentes e insinuantes, llevaban una sutileza inusitada en protocolizar buenamente con calidez sus propósitos, de esa forma, lo había hecho en varias ocasiones, “¿vamos aquí o a dónde quieras?” el nene con la mirada indicaba al cuarto y luego se puso cabizbajo, entraron y la puerta de ese apartado cuarto se cerró, “ahora siéntate y mira” Osman sentado en la cama miraba a Jasmani que se quitaba el calzoncillo de mangas anchas poniéndolo en un rincón, el pene agitado se acercaba al rostro “tranquilito Osman, tranquilito” lo miraba a los ojos “vamos a empezar a divertirnos… dime, ¿te gusta?” Osman miraba el pene y a la vez miraba el rostro de Jasmani, “¡es más grande que el de tus amiguitos!” “¿verdad, eh?” Osman emitió una pícara sonrisa como afirmando lo dicho por Jasmani “ahora lo vas a sentir rico” el pene rozaba cada mejilla del rostro de Osman y vino la parte en que el glande pasaba por los labios, para sorpresa de Jasmani, Osman instintivamente abrió la boca tratando de lamer el pene, ya le gustaba por experiencia, le gustó esa actitud del niño, lo dejó al pene para que esa lengua le brindase placer, Jasmani, ya lo sabía, además sabía lo que a continuación vendría, el sexo, algo que Osman ya comprendía desde hace un par de años atrás y en parte acorde a su edad que lo experimentó con sus amiguitos mayores de edad, así, el pene continuó deslizándose por esos labios hasta a medias que ya entra en esa cavidad bucal, Jasmani mordía los labios a ojos cerrados de placer acariciándole el pelo, se notaba el brillo del glande por la saliva de Osman, de esa forma Osman se quedó en silencio por un momento, pues Jasmani lo acomodó a la altura de su pene, se puso de lado para que él pudiera chuparla, y comenzó a lamer los testículos, luego la lengua se deslizaba por el tallo de ese pene peludo y terminó en la cabeza del glande rosáceo que ya estaba así de tanta lamida y chupada, con la lengua iba quitando el líquido transparente de la punta del pene ensalivado, el pequeño Osman volteó a ver el rostro de Jasmani y le dijo que era un pipi muy grande, Jasmani sonreía y le acariciaba el pelo, respondiéndole afirmativamente, él quitó la expresión de asustado que tenía inicialmente y dijo que sabía raro pasándose la mano por la boca, “pero no está muy feo… es grueso”, Jasmani sonrió ante el cumplido acariciándole el pelo, Osman siguió chupando la punta, haciendo que le diera mucho placer y se produjera más líquido preseminal, luego decidió meterse el glande a medio talle en a la boca, era lo que le cabía, a Jasmani le encantaba “mueve tu lengua en círculos alrededor de la cabeza”, jadeaba Jasmani, “se siente rico”, jadeaba “lo haces muy bien, sigue así” Osman obediente lo hacía, luego de un tiempo corto Jasmani no pudo contener viendo ese glande deformar los labios y llegó al orgasmo, el semen quedó en su boca, llenándole la cavidad bucal, sacó su pene rápidamente con restos de saliva y semen, algo de semen quedó adentro en la boca, Osman no sabía qué hacer, y Jasmani le dijo que se lo tragara, lo hizo y le dijo “ eso, sabe raro” viéndole al rostro le dijo “si… es mi leche, cuando lo haces bien con la boca eso me sale… te gustó?”, pese a saberlo, Osman responde con cierta resignación “sabe raro, pero no feo” Jasmani le acaricia el pelo, lo acuesta en la cama junto a él también lo hace, se miraban los penes ambos tocándose con las manos “¿Quieres hacer algo más?” le dijo mirándole con atrevimiento surgido de la confianza “verás que hasta te va a gustar” Osman miró el pene grueso y peludo agitándose y deslizándose sobre el muslo de su pierna, “si lo haces ganas un premio grande” se levantó de la cama y abrió un cajón donde sacó un trío de billetes de baja denominación “será tuyo si jugamos a lo que te diga y agregas a los que ya tienes” Osman sabía seguramente lo que se trataba pero astutamente disimulaba con la mirada, se acostó a su lado y unieron las frentes “ bueno, ¿qué es?” Jasmani vio el pene de Osman que estaba duro y el suyo igual, se acostó boca arriba y le dijo que se acostara arriba de él, el pene de Jasmani estaba entre sus piernas, le pidió que lo apretase, lo cual obedeció, puso más empeño en acariciarle, se movía como si lo cogiera y al mismo tiempo lo masturbaba a Osman “eso vamos a hacer”, jadeaba, “verás que no pasa nada, un sólo poquito de gusto nomás”, le dio el primer beso en la mejilla que lo recibió con agrado “déjate” le acariciaba las costillas “ veras que luego a luego verás te va a gustar” Osman viéndole al rostro le preguntaba tímidamente como afirmando a la vez que había pasado por aquello “¿seguro?” “¿no duele?” jadeaba y suspiraba “si, verás, iré lento, ¿lo hacemos?” se notaba algo nervioso diciendo “bueno”, “con tal que no me duela” Jasmani ahora lo puso acostado de lado y tomó crema corporal, se puso en los dedos y en el ano, jugando con él unos segundos en el catre con cosquillas, para luego tratar de introducir el dedo y seguir lubricándolo “¡aahh!” respondía Osman y así Jasmani en sus pensamientos considerarse supuestamente ser el primero el hacerle esto, la soledad del lugar daba para que Jasmani de un primer intento se arriesgase, estaba muy caliente de sólo recordar en los encuentros con esos seres amados en la capital y en la selva hacía que aumente su deseo sexual apetitoso, los pensamientos se le venían como flashback, recordando lo hecho con Clotario el “niño” al que desvirgó, con Contardo a otro que también desvirgó, con Aarón quien no pudo desvirgarle, así que no esperó más y en nombre de esos seres Jasmani comenzó a relajar a Osman por la espalda hasta llegar al cuello con masajes sutiles “¿te gusta el masaje?”, como respuesta movió afirmativamente la cabeza agregando suspiros, “¿… ya estás listo?” jadeó viendo a ese Osman con el pene gruesito producto de la sensibilidad de haber sido masajeado su cuerpo “… ahora … lo vas a sentir” el glande con restos de semen entraba al roce entre glúteos buscando ese sentido manjar del ano de niño precioso, mientras metía el glande, sentía como Osman apretaba su ano, “relájate Osman… lo vas a sentir delicioso”, así que lo comenzó a masturbar al penecito al mismo tiempo, el pequeño sentía a la vez el roce del glande por el culito y la mano de Jasmani que estiraba su penecito, así pasó el rato de leves roces, “aahh¡!” gimió Jasmani, “¡sé que te gusto!” “¡y no te dolió!” “¿verdad?” el nene asentía tímidamente, lentamente se apartó poniendo crema en los dedos y de esa forma Jasmani metiendo dedo tras dedo en el culito de Osman lo lubricaba haciéndolo gemir, hasta que por fin, pensó Jasmani en su mente, así, otra vez puso crema en su pene, “¡lo vamos a hacer más rico… ya lo verás!”, el nene suspiraba, lo acostó en la cama poniendo los pies en los hombros, lo agarró bien sujetándole de los muslo, se inclinaba para que el pene roce la entrada del potito, “¡quédate quietecito, así!” lo acomodó bien acercándole el pene con restos de semen rozándole la entra del culito, “¡aahhh!” cerraban los ojos al sentir ese roce de pene, “¡ahora dime… si te gusta!” Osman a ojos cerrados asentía en señal de aprobación, tomó el pene y lo iba haciendo entrar inclinándose con las caderas “¡aahhh!” gemía abriendo la boca el pequeño Osman, se inclinaba más la cadera de Jasmani y Osman de nuevo gemía exclamando “¡aaahhh!”, “¡aguanta mi pequeño!” sacaba el pene, lo rozaba en la entrada del ano y le daba punteadas tratando de meterle, “¡aahhh!” “¡aahh!” gemía el inquieto Osman, “¡qué rico lo tienes Osman!” el pequeño abría la boca, miraba sus pies en lo alto de esos hombros, sintió que algo del pene entró en su culito humedecido por saliva, “¡relájate!” “¡ahí te va!” “¡aguanta mi amor!” “¡aguanta!” “¡aguanta!” y así Jasmani comenzó a presionarle el glande del pene contra el ano de Osman, después de entrar la cabeza del pene en el culito él gimió algo fuerte por el dolor, pero de inmediato Jasmani tapó su boca, se detuvo un poco, el morbo le estaba ganado al sentir ese trasero voluminoso y ese cálido ano, decidió hacerlo rápido, casi como una desesperación de que aun no culmine la magia del momento, cuando iba a la mitad, lo sacó, tomó sus manos y las agarró entrelazándolas haciendo puños juntos en la tela del catre, cuidando no dejarle suelto, lo mismo con sus piernas aferradas, para sorpresa de Jasmani Osman estaba quietecito y no decía nada más que emitía jadeos y gemidos leves, volvió a ponerse detrás de él con un poco más de seguridad, le tapó su boca con su mano, así volvía a meter el pene de poco en poco, y luego lo abrazó para evitar que se moviera, al llegar a la mitad de nuevo decidió hacer lo que pensaba, lo abrazó con fuerza y también tapó su boca fuertemente, antes de meter el pene completamente sin aviso, Osman se movía e intentaba gritar pero no pudo su grito se ahogaba en las manos de su macho, también el glande de Jasmani lo sentía que apretaba ese ano, pero ya estaba dentro, lo había logrado, Jasmani sonrió, “… ya está… mi amor”, pero, no era lo que esperaba, rio muy de repente, el glande se había deslizado sin dificultad, Osman seguía quietecito así bien agarrado, “es un cajón, je”, así que, lentamente sacó la mano que tenía en la boca de Osman y con esa misma mano lo sujetó del pecho y sin esperar a más como un desaforado comenzó a moverse rápido con las caderas, Osman sólo aparentaba que se quejaba, Jasmani lo sabía, le estaba haciendo creer otra cosa y así y todo se movía, tiempo después se detuvo y tomó más rapidez las embestidas, no le importaba si él pudiera o no gritar, lo abrazaba con una mano y lo masturbaba con la otra mano, volvió a meter y sacar, más rápido, sentía la desesperación de Osman, pero su pene estaba duro, veía que aún su pene tenía una parte afuera así que cambió de posición, lo acostó boca arriba, y agarra sus piernas poniéndolas en sus hombros como lo había hecho antes tanteando el gusto por cogerle, pasa sus brazos por los hombros, ahora ya no podía moverse, la cara de Osman estaba llena de vergüenza, se daba por enterado de que ya antes había sido desvirgado y allí estaba explicada la forma de su amaneramiento y el deseo de fisgonear personas desnudas, el deseo de ver penes descubiertos, y ahora se sabe el deseo de que le hagan sexo por el culito, Osman deseaba ser sodomizado desde hace buen tiempo pues con aquellos muchachos lo hacía y le hacían, y, que como ya no estaban en el pueblo, su deseo ya se había incrementado, a más de gustarle el dinero se había entregado a Jasmani pues sentía con él la confianza y discreción necesaria para hacerlo, por su parte Jasmani seguía metiendo el pene en el ano, por un buen rato, hasta que sentía que ya estaba cerca de venirse, comenzaba a hacerlo más rápido, hasta que sentía como la piel su pene liberaba su color rojizo amoratado, el aún tenía una erección cuando Jasmani decidió apartarse, le vio el rostro “te gustó?” jadeaba aún “me dolió al inicio, pero luego ya no” jadeaba “es que así te lo han hecho” jadeaba “¿verdad?” le decía mientras lo miraba a la cara, “dime… ¿quién te lo hizo?” Osman estuvo cabizbajo ante la pregunta “¿es de aquí?” Osman continuaba cabizbajo “¿alguien de la estancia?” “¿algún joven o adulto que conocemos?” las preguntas iban más allá de lo esperado para Osman cuya vergüenza se incrementaba, y así sin responder quedó pensativo por lo escuchado, no era para menos que aquel que te hace le sexo lo notase, más, si se tratase en el primer encuentro sexual con esa persona a l que tú recién la conoces, con cierta vehemencia Jasmani había descubierto aquella característica de sexual de Osman, el hombre ocupante de ese cuarto se preguntaba a qué edad, en qué lugar y en qué circunstancias lo habían desvirgado, sin embargo le dijo alzándole la barbilla cariñosamente con su mano “¿quieres volverlo a intentar? El pequeño de casi siete años se quedó pensativo, Jasmani comprendió al actitud de Osman en ese momento así que se sentó junto a él abrazándolo y acariciándole el pelo “no te preocupes… es nuestro secreto”, eso precisamente quería escuchar Osman, así, levantó el rostro al escuchar decirle “te daré más” se levantó y puso junto al primer billete unas monedas de mediana denominación, los ojos de Osman se abrieron más gustosos de la emoción, Jasmani se sentó junto a Osman “mira, para ti” lo acarició en el pelo, “… por ser un buen chico” aún tenía rastro de semen en los labios, se levantó y caminó lentamente a recoger la ropa tirada en el suelo, se notaba los restos de saliva en el trasero voluminoso del obeso Osman, Jasmani quedó acostado agitándose el pene viéndole vestir, “vuelve cuando quieras” en su mente había satisfacción pues era la primera vez que hizo sexo con un nene rellenito, muy atento le miró al rostro y se puso luego cabizbajo metiéndose los billetes cubriendo las monedas en el elástico del short con la piel de la cadera “… te estaré esperando si lo deseas”, “recuerda que nadie lo sabrá” “ven cuando necesites dinero, mi amor” con mirada tímida y pensativo Osman lo vio y lo escuchó para luego abrir la puerta y cerrarla con sutileza, Jasmani suspiró, ahora pensaba en tomarse unas copas en el pueblo, se vistió y al salir vio que Osman no estaba por los alrededores, tiempo después del ocaso Jasmani se encontraba en el pueblo, casi ya anocheciendo entró al humilde restaurant parroquiano y una mujer solícita lo atendió, tiempo después sirviendo entre los comensales aparece Osman, que se acerca a la mujer que le acariciaba y le daba un par de billetes, Jasmani entonces lo asoció todo, Osman no vio a Jasmani por la prisa en cómo entró dirigiéndose directamente a la mujer que era su madre, ese gesto de Osman impactó a Jasmani, por un instante sintió recelo, se puso cabizbajo tratando así en lo posible de no ser visto por Osman, la comida se le atragantaba, después, presurosamente Osman sale del restaurant, mostraba su amaneramiento al caminar, su madre a distancia lo miraba partir presuroso sin ser visto por Jasmani que luego pagó la cuenta a la madre de Osman, sí, era Osman sin duda, era aquel niño de casi siete años al que antes le había hecho sexo, salió a tomar aire puro, suspiraba pensando en lo fácil de la entrega del culito de Osman, a fin de cuentas al pequeño travieso le gustaba que le hagan sexo, por lo pronto ya tendría en el pequeño el anhelado desfogue sexual esperado, vio a su alrededor, sonrió ampliamente pensando en lo sucedido en el cuarto esa tarde de mayo de 1961, la cantina lo esperaba para estar sumido en sus pensamientos.
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Squeo estaba pensativo por lo sucedido en los negocios, estaba boyante, pero entre más dinero amasaba, más quería, en definitiva, era el poder lo que le entusiasmaba y quería superar a su maestro aún referente de poder absoluto en el país, suspiraba de ansiedad, vio que se acercaba la joven Amaranta, su hijastra, intercambiaron sonrisas, “¿está dormida?” preguntó, ella respondió “sí, mi mami lo está” sin esperar a más Squeo la sentó en las piernas, era ya para ese entonces su amante a la que había desvirgado en el yate, le manoseaba los muslos llegando a introducir los dedos por el calzón para rozarlos en los labios vaginales que de por sí estaban húmedos al rodearlos con los dedos, se los llevó a la nariz y juntos al verse así reían ampliamente, “¡huele tu cuevita!” le decía acercando los dedos a la nariz de la joven amante Amaranta, la marcó acostándola entera sobre el sillón, fue a cerrar ventanas y puerta, “no hay un minuto que perder” lentamente le fue sacando el calzón por las piernas, se alzó el vestido que llevaba puesto, los ojos del hombre miraban maravillados esa vagina descubierta “la tienes hermosa” “¡está como la primera vez!” “¡está deseosa que se lo meta!” le decía mientras se bajaba el pantalón y calzoncillo de mangas rayadas muy de moda en esa época de inicio en los sesenta, “¡a este le gusta ella!” señalando la vagina de Amaranta, ella vio que ese pene rozaba su vagina, que el cuerpo de su padrastro se acosaba encima del suyo, la acariciaba y la besaba “¿quieres hacerlo ya?” “¿ya quieres que te lo meta?” ella lo miraba decidida rodeándole los brazos al cuello, “¡sí!” “¡métemelo!” “¡quiero sentir que me lo metes!” Squeo correspondió con besos con lengua apasionadamente sentidos, ella correspondía también, al pene de Squeo ella se lo introducía en la boca, “¡lo soñé así hoy!” “¡así!” mientras Squeo lamía la vagina de Amaranta formando un original 69 por unos instantes, “quiero tu culo, anda, ¿sí?” ella sonreía asintiendo como respuesta, se puso de cara al sillón, así, el pene de Squeo se deslizaba por entre los glúteos de la muchacha, “eso…así, me gusta sentirte” hizo una pausa abriéndole los glúteos pasándole saliva “verás qué rico” ella instintivamente sentía peligro, su culito era virgen, movía el trasero para no ser aún penetrada ante la insistencia de Squeo que sí lo deseaba mucho, no logró convencerla de penetrarla por ahí, “¡no por allí… no!” “¡duele!”, “¡eso pensabas cuando te lo metí por la cuevita!” “¡y ya vez… ahora lo deseas!” “¡así mismo es por el potito!” “¡al principio molesta!” “¡luego se hace delicioso por siempre!”, ella lo convenció acariciándole el rostro “¡en otro lugar!” “¡por favor!” “¡ahora no por allí!” “¡por favor!” “bien, entonces será por donde te gusta más” rápidamente sus frentes se unieron dándose besos repetidos y apasionados, Amaranta abrió las piernas lo más que pudo sobre el sillón, la cadera con el pene erecto velludo de Squeo se movía la paso de introducir el pene en esa vagina de Amaranta, así era que sus pelvis se unían al sentirlo todo adentro emitiendo gemidos de placer, ella pujaba gimiendo repetidamente, para luego sentir la humedad del tronco de pene en sus entrañas, Squeo estaba entusiasmado poseyendo esa hembra, la estaba haciendo gemir, ella se aferraba a la espalda, de pronto, que el semen queda dentro de Amaranta, lentamente saca el pene, lo agita golpeándolo en la vagina que sacaba un hilillo de semen, allí quedaba ella quietecita sobándose el dedo en la vagina húmeda mientras se ponía en pie agitándose el pene “eres maravillosa” jadeaba “eres única… mi amor” “¡me tienes loco del deseo!” “¡eres la mejor!” “¡la mejor!” “¡te amo!” “¡te amo!” luego se acercó para besarse, rápidamente con papel se limpiaron las partes íntimas, los papeles cayeron al tacho metálico, Squeo lanzó un fosforo a ese grupo de papel, luego otro y finalmente un tercer fosforo, vieron papeles ardiendo Squeo le decía que “somos uno… somos fuego” unieron los rostros viendo quemarse esos papeles, le dio un beso en la mejilla, “¡pídeme lo que quieras!”, ella brincaba emocionada acercándose a decirle algo al oído, él rió aceptando su pedido, “¡pronto lo tendrás!” “¡sólo que maneja con prudencia… ya sabes, por lo de tu mamá!” seguía brincando de felicidad ante el adulto que lo abrazaba luego dándole besos en las mejillas, emocionada salió luego de recibir una palmada en uno de sus glúteos, contenta y satisfecha cantaba por los alrededores de la gran mansión, unos ojos llenos de iras la miraban al pasar, el iracundo muchacho salió a acortare el paso, el humilde jardinero Reginaldo le había dicho que lo había visto todo, e insinuaba que vio aquel correr de cortinas y cierre de puertas de esa habitación donde estaba el patrón Squeo con ella, le preguntaba que qué hacían, ella con inusitada calma le sonrió viéndole al rostro con una absoluta seriedad, siguió su camino dejándolo solo con su palabra, él ya sabía que la había perdido hace tiempo cuando se supo que su hermano Venancio Alberto era hijo de Squeo y se habían mudado de esa humilde casa en que vivían a esta mansión, el muchacho hizo puños y se puso cabizbajo con certera decepción, caminó hacia unos rosales a sentarse de forma muy pensativa, se miraba la ropa, su humildad descrita, juró sería más de lo que ahora es y que ella sería para él, de algún modo, pero así lo sería, su capricho visto en su rostro era descomunal, desde lo alto de la ventana de la gran mansión también unos ojos habían mirado la escena de esos dos muchachos.
FIN DEL DUCENTÉSIMO VIGÉSIMO NOVENO EPISODIO
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