METAMORFOSIS 233
Ignominia.
El cuerpo yacía inerte esperando la llegada de la autoridad para su levantamiento, los presentes veían atónicos aquel cuerpo yacente en la orilla del río, un pescador joven lo había visto flotar y lo trajo a la orilla, se trataba de su amigo, estaba muy triste al verle así en esa situación, se lamentaba verle muerto tan joven, en la flor de la vida, se notaba el fuerte golpe recibido en la cabeza motivo de su desfallecimiento y consecuente fallecimiento, los presentes se entristecían conmoviéndose al ver a la madre del muchacho abrazándole con llanto desgarrador, el padre en pie haciendo puños de impotencia de ver a su hijo en ese estado, lloraba desconsoladamente, a su lado estaba Eliazar Emigdio muy triste tendiendo abrazo de hombros al pequeño Parcemón, a prudente distancia estaba el pequeño Adrián Daniel junto con sus entristecidos padres muy amigo del capataz padre del difunto, la gente iba en incremento viendo la escena desgarradora, llega el comisario efectuando la pericia y el correspondiente traslado del cuerpo, la madre histérica iba de brazos de su esposo, Eliazar Emigdio continuaba abrazando a Parcemón, esa mañana lúgubre del primer domingo juliano de 1961 marcaba la vida de esa humilde familia, Parcemón subió al jeep del patrón yendo a la morgue donde se le practicaría la autopsia que la madre con desesperación no deseaba pero de ley era necesario, los presentes entristecidos esperaban el desenlace en las afueras del rustico lugar de pueblo, el patrón decidió sacarlo de allí al pequeño evitando posibles traumas, lo llevó a tomar refresco y emparedado en el pueblo, ya se notaba tranquilo, le compró algodón de azúcar, el rostro del pequeño Parcemón mostraba tristeza, había perdido a su hermano mayor, se decía que por alguna imprudencia en el río perdió el conocimiento y se ahogó irremediablemente aunque paradójicamente el difunto sabía nadar a la perfección ente sus amigos era el más ágil, lo abrazaba al pequeño para reconfortarle el ánimo, le recordaba ciertas anécdotas haciendo que se mejore su ánimo dilatado, vinieron las caricias a las mejillas y al pelo, vieron algunos niños jugando cerca del jeep, le dijo que juegue con ellos, él se subió contento sentándose junto al volante, los nenes atrás brincaban de gusto, un par se sentaba junto a Parcemón de copilotos, el niño animado movía el volante girándolo, gustaba ser el líder de esos juegos y qué mejor en ese jeep, Eliazar Emigdio decidió poner en marcha el jeep sentándole en sus regazo a Parcemón que giraba el volante a prudente velocidad, los niños acompañantes gustaban de ese movimiento, se notaba que la pena del niño se menguaba poco a poco, recorrieron los alrededores del pueblo, Parcemón iba feliz conduciendo, Eliazar Emigdio le acariciaba el pelo y le rozaba su nariz en cada movimiento de cambio de velocidad, entrelazaban las manos en el volante, los otros niños miraban el paisaje, uno de ellos dijo si podía dejarle en el río, llegaron al lugar, Parcemón se sentó en la orilla, le había llegado la nostalgia, recordaba que en ese sitio se bañaba con su hermano difunto, Eliazar Emigdio trató de animarle nuevamente, lo llevó al jeep a seguir manejando, allí quedaron los niños bañándose, el jeep tomó lentamente la dirección a la vivienda del patrón encargado de la administración de esa bananera, el ánimo en parte llegó a Parcemón, se mostraba en el rostro, gustaba de conducir, seguía sentado en el regazo del patrón, sintió el bulto debajo de su culito, sintió que la lengua del patrón se deslizaba por su cuello y orejas, trataba de hacer el quite con movimientos bruscos pero estaba sujeto así que eran más intensos los lamidos, el pequeño reía, iba saliendo de la nostalgia y el pesar, Emigdio estaba feliz de verle así, estacionaron el jeep en la entrada, un peón tomó las llaves para llevarlo al garaje, el humilde empleado era notificado por el patrón a voz baja que pidió permiso a los padres del pequeño y lo había traído al pequeño a consolarle y que se alejase de acciones o escenas que lo puedan traumar, el empleado comprendió obediente, Parcemón era llevado de la mano ingresando en la vivienda del patrón, lo sentó en la sala, era la primera vez que estaba allí, miraba a los alrededores, habían algunos adornos que le llamaban la atención, una de las sandalias se le salió ante el constante agite de sus piecitos con dedos alargaditos igual que el de sus manitos de siete años, sus pies polvosos contrastaban con la limpia alfombra puesta en el ambiente acogedor de la sala, el niño con sus manitos entrelazadas y sin dejar de agitar sus piecitos miraba al patrón sirviendo una bebida de color atrayente se acercó sentándose a su lado dándole la bebida a vaso lleno “¡verás que esto te subirá el ánimo!” tomó el vaso y bebió despacio “¡está bueno!” “¿verdad?” el niño lo miraba asintiendo “¡sabía que te gustaría!” le pasó otro vaso lleno y lo tomaba de a poco en poco, “¡está delicioso!” el pequeño preguntaba el origen de la bebida, “¡es francesa, de la tierra de mi jefe!” se notaba el asombro del niño en el rostro, “¡esto te calmará para lo tienes!” el pequeño miró la botella casi al terminar como que quisiera decirle con la expresión y mirada que deseaba más, el patrón lo entendió así, “¡tranquilo hay más!” el nene sonrió, “¡bebe eso que te queda para darte más!” sonrió viéndole mientras tomaba el líquido “¡es champagne francés!” “¡de Francia!” “¿has escuchado hablar de Francia?” el nene bebiendo y mirándole movía negativamente la cabeza, “¡es un país!” “¡de Europa!” el nene se limitaba a escuchar y sonreír, “¡allí se da la mejor bebida de champagne!” “¡la mejor… como la que estás tomando ahora!” se acercó un poco a él diciéndole en el oído “¿quieres más?”, “¡si, por favor… está rico!” el patrón reía al verle beber cual si fuese agua, ya iba por terminarse la segunda botella, “¡bebe.. anda!” Parcemón bebía con obediencia, “¡sigue!”, al pasar los minutos ya se notaba los ojos entrecerrados del niño, el efecto del alcohol estaba dando su efecto, “¡anda Parcemón!” “¡sigue bebiendo… sigue!” ahora con un poco de esfuerzo y con sonrisa forzada a ojos entreabiertos Parcemón continuaba bebiendo, “¡bebe… es de Francia!” “¡el país de los buenos champagnes!” “¡y… de los buenos besos!” se miraron lentamente unieron las frentes “¿quieres probar un beso francés Parcemón?” el nene no articulaba palabra solo entrecerraba los ojos con algo de cabeceo, los labios del patrón se acercaron lentamente a los del pequeño haciendo roce entre ellos “¡te lo mostraré!” la unión entre labios fue intensa durando varios segundos, luego le introdujo la lengua y labio con labio se deslizaban en un simple acto mordelón, “¿te gustó?” el pequeño algo ido lo miraba y sonreía con los ojos entreabiertos, “¡bebe lo que te queda en el vaso… anda!” obediente de forma pausada lo hacía, “¡eres muy lindo… muy obediente!” los labios se deslizaban dejando en las mejillas suaves con parte de saliva, la nariz y los labios rozaban el cuello del pequeño niño precioso, “¡cómo me gustas!” “¡eres muy bonito mi amor!” le besaba la con ansias la frente, las mejillas, las orejas y el pelo en donde mayormente se concentraban los besos sin olvidar el pecho, “¡ven!” “¡sígueme!” el nene trató de ponerse en pie con dificultad, de inmediato le asistió el patrón abrazándole Parcemón emitió una risa forzada por el cansancio visto a través de sus ojos entrecerrados, lo abrazó “¡vamos… mi amor!”, lo llevó marcado al cuarto, sus piecitos se agitaban al aire, solo un pie llevaba la sandalia, al instante cayó al suelo, los dos pies descalzos se movían al paso del patrón llevándole marcado, le besaba constantemente la frente, “¡verás cómo te voy a amar!” “¡a lo francés, je, je, je!” lo sentó en el extremo de la cama quitándole la remera, el nene se ladeaba con su cuerpo, lo puso en pie deslizándole el short, él obediente se dejaba, su mirada estaba en otro tiempo, se notaba en la expresión de sus ojos, el short se deslizaba por los muslos y por las piernas, se observaba ese pene lampiño flácido, el short cayó cubriendo los pies y tobillos, lentamente a orden del patrón los iba alzando a los pies liberándose de esa prenda de vestir, lo contemplaba con gusto así desnudo en su delante, se maravillaba viéndole desnudo al pequeño Parcemón, lentamente se sentaba en el extremo de la cama, le miraba el pene, lo agitaba para que se ponga duro, lo abre más de las piernas para acariciarle el pene de mejor manera, acercaba su nariz oliéndole a orina, pasaba la lengua entre los testículos y la punta se deslizaba por el tronco del pene, los labios succionaban débilmente el prepucio del virgen penecito lampiño, en algo se estiraba poniéndose tieso, “¡desde que te conocí siempre me has gustado mucho!”, se hacía intensa la succión del penecito, del nene salía suspiros, voluntariamente de forma lenta se acostaba en la cama doblando su cuerpo quedando la espalda sobre la cama y sus pies descalzos junto al extremo de la cama rozando el piso, acercó sus labios al oído “¿quieres jugar conmigo?” el nene cabeceaba y suspiraba, le manoseaba el pene algo tieso, “¡eres muy lindo!” el patrón se quitaba la ropa hasta quedar desnudo completamente “¡vamos a jugar francés, je, je, je!” estiraba su pene haciéndolo poner erecto, el tronco de su pene lo rozaba con el del nene, “¡juegan a las espadas, je, je, je!” Parcemón estaba quietecito recibiendo esos roces del pene en su penecito, lentamente la cara del patrón rozaba la frente del niño precioso “¡te lo voy a hacer con amor!” lo marcó acostándole completamente en la cama, “¡eres mío ahora!” lo besó intensamente “¡vamos a disfrutar de lo lindo!” puso las rodillas del niño sobre los omoplatos doblándole el cuerpo sobre la cama, de tal manera que se podía ver ese culito al descubierto, el glande rozaba la separación de los glúteos, iba punteando con la intención de penetrar en cada roce, empujaba suave “¡ahora!” el glande entró poco haciéndole gemir al pequeño, “¡quieto!” “¡quiero penetrarte bien!” “¡quietecito!” Parcemón se dejaba, el mareo de la bebida en su cerebro hacía que se quede pasivo recibiendo los roces del glande y la penetración, el nene gemía y gemía, hizo un alto yendo a ver un bote de crema, con los dedos lubricaba ese culito y mojaba el glande y el tronco de su erecto pene, “¡ahora sí!” “¡ven acá!” “¡te haré sentir mi hembra!” los pies polvosos se posaban sobre los hombros del patrón, lo sostenía de la cintura, “¡te lo haré con amor!” “¡ya lo verás!” así humedecido de crema el pene entraba más en ese culito desvirgado hace ya más de un par de años, las caderas se movían “¡siente!” ambos cuerpos encorvados se movían “¡siente!” los pies de fino empeine se movían al viento con esos dedos alargados “¡te lo estoy metiendo!” “¡siente!” “¡siente!” el rostro adormecido del niño precios se notaba en aquellos ojos entreabiertos “¡eres mi mujer!” “¡mi mujer!” el cuerpo desfallecido de Parcemón probaba las embestidas en su culito el patrón se inclinaba más con su cuerpo “¡quiero que lo sientas adentro!” “¡ahora!” para ese entonces la embestida había dado resultado en cuanto el pene estaba ya todo adentro del culito de ese precioso niño, “¡aahhhh!” gimieron los dos al mismo tiempo, Parcemón sintiendo el semen dentro de su culito, Eliazar Emigdio con la sensación grata de eyacular dentro de las entrañas de ese nene bonito, lo dejó adentro del culo por unos instantes, “¡quiero sentirte que eres mío!” y luego continuó embistiéndole el culito, lentamente le sacó el pene dejándole acostado en la cama a piernas abiertas, del culito salía el flujo seminal depositado por el pene del patrón que se fue a lavar el pene, regresó a la cama a donde estaba acostado Parcemón, el patrón se sentó sobre el pecho del niño, alzó la cintura haciendo que el glande suspendido en el aire fuese a rozar los labios del pequeño, “¡abre la boca!” “¡quiero que pruebes de tu culito!” con dificultad el niño sentía que el pene entraba en su cavidad bucal, no lo tuvo así con sexo oral pues el niño comenzó a eructar por efecto del alcohol ingerido, lo dejó acostado en la cama, se vistió y bajó a la sala, fue llevando laxantes al dormitorio, el pequeño estaba con constantes eructos, quitó la sábana humedecida de semen, vio que tenía las ganas de vomitar y de inmediato lo llevó al baño, lo acuclilló en el inodoro, sus manitos se apoyaban y empezó a vomitar, “¡fue tu primera borrachera… seguramente!” “¡y… con postre adicional, je, je, je!” se notaba la espina dorsal del niño, el coxis y hacia abajo los glúteos voluminosos, al terminar de vomitar le limpió la boca, le arregló el pelo, “¡tranquilo… esto ya pasa!” lo marcó “¡quieto…ya te pasa!” lo lleva a la cama acostándole de cara al colchón sin sábanas, se acostó encima del niño dándole repetidos besos por el cuello, espalda y llegando a los glúteos, le daba allí masajes “¡lo tienes rico!” “¡rico!” “¡es mío!” “¡sólo mío!” se notaba a Parcemón desfallecido diciendo frases incoherentes, Eliazar Emigdio el patrón pensó aprovechar se rozaba el humedecido pene entre los glúteos y empezó a meterlo así haciendo gemir a Parcemón, “¡aguanta… siente que te lo rompió!” “¡dime!” “¡es tu primera vez!” “¿verdad?” el pene se deslizaba en el culito “¡recuerda que ahora te penetro por primera vez!” el nene gemía lentamente “¿sabes quién soy?” Parcemón asentía “¿te acuerdas de esta cama?” Parcemón con ojos entreabiertos y alucinando asentía de nuevo “¿te acuerdas de mí?” el niño gemía sintiendo todo el pene adentro “¿recuerdas mi cuerpo?” Parcemón asentía “¿vas a decir cómo me llamo?” el niño mordía los labios, la ansiedad por saber el nombre hacía que el pene embistiera rápidamente “¡dime cómo me llamo!” “¡dímelo!” de los labios de Parcemón salió un nombre y apellido “¡te llamas… Luciano!” “¡Luciano… de…!” “¡…La Sierva!” el niño gemía ante el movimiento del pene dentro de su culito Eliazar Emigdio conocedor ya del nombre de aquel personaje que le rompió el culito al niño exclamó “¡bien, así me llamo, je , je, je!” El patrón le decía “¡sí… así me llamo… Luciano de la Sierva!” le besó el rostro repetidamente “¡dime!” “¿te gusta cuando te cojo?” el nene algo desfallecido con distorsiones asentía lentamente “¡bien!” “¿qué parte de mi cuerpo te gusta?” de los labios del nene salía “¡tu… pene!” “¡tu… pene!” el patrón reía mientras lo penetraba sutilmente por el culito “¡Dime Parcemón!” “¿lo tengo rico?” el nene contestaba con algo de suspiro “¡rriiiicccooo!” “¡lo tienes rico!” el patrón asumiendo un personaje no correspondido y haciéndose pasar por él le decía “¡eso me gusta!” el haberle hecho beber esa bebida hacía que funcione como un suero de la verdad en el cerebro del pequeño, el patrón había descubierto el nombre de aquella persona que por primera vez le había desvirgado al pequeño niño precioso, “¡cuéntame más!” “¡qué recuerdas de mí!” el nene hizo un lapso de silencio y luego de sus labios salió una exclamación “¡tú lo cogías a Venancio!” “¡sí!” “¡lo cogías!” el niño hizo un silencio prolongado, tenía los ojos cerrados al manifestar “¡cuando me pasabas tu pene el culo pensabas que mi culo era de Venancio!” “¡Venancio Alberto!” “¡me decías que ese culito te gustaba!” “¡el de Venancio Alberto!” Eliazar Emigdio sonreía ante las declaraciones del pequeño Parcemón, aunque no conocía en físico a aquellos dos personajes pero sabía sus nombres, astutamente el patrón le preguntaba al niño “¿te dejaste coger de mi voluntariamente?” “¡al principio no… después si porque me dolía!” “¡me dolió mucho cuando me lo rompiste… acuérdate Luciano!” “¿qué más te acuerdas de lo que te hice esa vez en la cama?” “¡me diste un regalo… lo habías prometido!” “¿algo más?” el nene quedó en silencio “¿me quieres Parcemón?” “¡no sé… creo que sí!” “¿me extrañas?” “¡sí… mucho!” “¿por qué?” el pequeño hizo una pausa en responder “¡porque me tratas bien, no como mis padres!” “¡me dabas de comer bien y vestir cuando me dejaban a tu cuidado en tu casa!” el patrón sonreía “¿quieres que te lo meta ahorita?” “¡sí!” “¿quieres te meta mi pene en tu culito?” el nene hizo silencio emitiendo una sonrisa a ojos entreabiertos, la saliva salía de los labios “¡Sí Luciano… métemelo!” “¡métemelo todito!” “¡pero no me hagas doler… lo tienes muy grande y grueso!”, el patrón le decía “¡tranquilo no te va a doler!” con cierta agilidad le metió el pene en el culito y empezaba así el meter y sacar de pene, “¡te gusta que te lo meta así!” “¿verdad?”, “¡sí!” “¡me gusta!” le dio pene por el culito hasta el cansancio, el glande se puso rojizo de tanta embestida y ni hablar de ese culito, complacido de conocer su secreto se alejó de la cama, se vestía viéndole acostado al niño sobre aquel colchón con risa irónica miraba ese voluminoso culito por donde le había dado sendas embestidas de su pene, apretando el tronco del pene manifestaba “¡eres mío!” “¡serás mío siempre!” “¡siempre!” sacó del armario una sábana y lo cubrió, el pequeño dormiría por un buen rato, al salir de la vivienda llamó a un peón indicándole que no perturben al niño que se quedó dormido luego de llorar tanto por su familiar querido, el humilde hombre hizo venia de aprobación y se retiró, el patrón montó en el jeep en dirección a los cuartos y allí vio a los presentes que se iban incrementando, ayudó con el arreglo del lugar, con las pompas fúnebres a su cuenta y asimismo la comida y bebida a los visitantes, la pareja de esposos agradeció por el buen gesto, el patrón les manifestó que era poco para lo que en realidad los acontecimientos demandaban, se dieron un sentido abrazo, la compañía del patrón en el lugar se prolongaba hasta la madrugada, se bebía alcohol con canela y café, se escuchaban las oraciones, el humilde capataz era bien considerado en el sector, la mujer se acercó a agradecerle al patrón por el noble gesto de haber dejado en su vivienda al pequeño Parcemón, estaban en un apartado lugar, el patrón vio las manos de la mujer deslizarse por los hombros, unieron las frentes y al sentirse a solas se dieron un corto beso, Adrián Daniel que se encontraba a distancia pasaba por el sector y los vio, le llamó la atención la unión corporal de la pareja, de cómo esa mujer manoseaba autoridad al patrón como le decían a Eliazar Emigdio le sorprendía que estuvieran así de unidos besándose la mujer del capataz con el patrón, el hombre le dio al oído algo a la mujer y se apartaron, el pequeño Adrián Daniel quedó con esa inquietud de lo que había visto.
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La fiesta en la playa estaba en todo su apogeo, los invitados iban llegando desde la capital y algunos del interior del país, el más atrayente entre los presentes era Valentín recién llegado del exterior, a sus veintiún años con su fina estampa era sin lugar a dudas la atracción de las invitadas de todas las edades, se podía apreciar a los vehículos estacionados en grandes cantidades cerca de la gran casona junto al mar, habían coches de diferente procedencia del país, desde la capital hasta del interior, tanto vehículo que engalanaba la geografía de ese humilde pueblo de pescadores, era un punto de encuentro de las más rica alcurnia nacional y parte de la región continental, allí se podía ver muy elegantes a los anfitriones vestidos con prestancia para la histórica reunión festiva, los niños humildes del pueblo estaban maravillados junto a los vehículos estacionados, antes los veían por recortes de periódicos, panfletos o revistas ahora los veían en vivo, sus ojitos se maravillaban viendo pasar sus manitos por la pulida carrocería, muchos choferes los alejaban de mal modo para que no manchen lo pulido de la carrocería, otros en cambio se acercaban a conversar intercambiando bebidas o dulces ofrecidos a los visitantes que se llevaban una muy buena impresión de los pobladores, muchos choferes como el caso de Ramón se limitaba a sentarse a ver las doncellas del lugar con un cigarrillo activo en humo, otros trataban de cortejarlas, aquel hombre barbado hacía recorridos a órdenes de su patrón Nicolás Arichabala, este hombre tenía un fiero aspecto en su ceño, hizo una pausa para ver a su hijastra mielecilla cuidando los juegos de los pequeños Daniel Nicolás y Cayetana que eran primos, el hombre vio que cerca se encontraba aquella mujer con su hijo en brazos, aquella mujer muy hermosa de nombre Fernanda, la mirada del hombre era en esos dos pequeños primitos, les miraba con atención su parecida forma de sonreír y de correr, seguramente estaba ahí la estirpe de raza, el hombre barbado sonreía satisfecho viéndoles jugar en el césped, a lo lejos estaban las luces y la resonante música de época de mediados de siglo XX, de pronto vio la figura de Victoria Micaela acercarse a su madre Fernanda, no tenía esa alegría de antes, el hombre vio el rostro serio de la jovencita, se sentó a conversar con su madre, el lenguaje corporal observado por el hombre daba a entender de una discusión entre elles, el tono se fue incrementando, de pronto vio que Fernanda aún con su hijo en un brazo le dio una bofetada a la jovencita heredera en parte de la fortuna de los Arichabala, presurosa Victoria se apartó de aquel lugar, allí quedó Fernanda sentada en la silla marcando a su hijito precioso, el hombre vio la aflicción de Fernanda ante lo que su hija le increpaba, Cayetana fue a ver lo que le pasaba a su madre, sin decir palabra presurosa la pequeña la abrazó junto a su hermanito Mateo Arichabala, se notaba el contraste de pieles y pelo entre esos hermanitos, la mirada de aquel hombre barbado estaba fija en aquella mujer y sobre todo en esos dos niños, tragó saliva emocionado, se aferró a la reja metálica con sus manos firmes, lentamente apoyó su frente junto a la reja cerrando los ojos, al abrirlos lentamente y al alzar la mirada vio que Justin Daniela Pérez iba presurosa a ver a su hijo tomándole de la mano, lo acercaba ante el bien vestido Valentín aquel visitante venido del país del norte, aquel hombre portador de divisas para el engrandecimiento de la localidad, en sus manos estaba el progreso de aquel pueblo humilde de pescadores, Mielicilla quedó sola jugando sobre la grama, Valentín lo marcaba a Daniel Nicolás ante la mirada de Fernanda y también de lejos del hombre con barba muy poblada, se notaba la felicidad entre madre e hijo, ve que Nicolás se les acerca para entablar conversación y de inmediato se suma al diálogo Fulgencio Arichabala, el anciano miraba el rostro angelical del pequeño Mateo, su nieto, el hijo de su difunto hijo Mateo encontrado de cara sobre la cama así acostado tras un fulminante infarto recibido, ese niño era su recuerdo junto con esas dos niñas Victoria y Cayetana, el anciano más adoraba a su nieta primogénita, de pronto Fernanda pidió que le regrese al niño, se notaba seriedad en su rostro en contraste con el fresco rostro sonriente del anciano guardando las apariencias, tomó de la mano a su hija Cayetana para ingresar a la sala de fiestas, la mirada del hombre barbado daba con el recorrido de aquella hermosa mujer vio que la miraba muy atento aquel anciano que seguía sonriendo, de pronto sintió una mano sobre su hombro, le hizo el quite instintivo y al instante regresó su vista girando su cuerpo con extrañeza, se trataba de su compañero de trabajo que le indicaba de una novedad cerca de allí, con seriedad dio unos pasos, hubo ruido cerca de allí, el hombre barbado se acercó a presenciar la trifulca entre hombres, pidió calma y que se retiren, uno de ellos fue al ataque que rápidamente fue neutralizado con un certero golpe, se batió con tres más, les ganó a todos, la gente presente estaba sorprendida, igual a distancia lo estaba Nicolás quien había salido a tomar aire junto a su amigo Valentín, la escena era propia de una película como las que en su país estaba acostumbrado a ver desde pequeño, le emocionó ver al hombre barbado batirse con aquellos hombres, Nicolás le dijo que era un personaje clave en su seguridad, el hombre barbado hizo que retirasen a los golpeados con la ayuda junto con otros compañeros, Victoria que estaba cerca de la reja vio a distancia aquel suceso, le atrajo la figura de aquel hombre, sonreía pensando en la afortunada mujer que sería su pareja al sentirse así de protegida, soñaba con un hombre así, lástima que se a mayor y sobre todo que no tenga un referente social adecuado a sus circunstancias, ella continuó viendo aquella mejorada trifulca, a su lado se acerca su primito Nicolás, su carita llega a las costillas de ella, le acaricia las mejillas y el pelo, mira hacia los lados del apartado lugar, “¿quieres jugar?” el nene asiente, lo marca llevándole a un lugar oscuro, se escuchaba a lo lejos la música, el viento del mar era intenso en ese lugar, con cuidado de no ensuciarse la ropa puesta delicadamente lo acariciaba y se besaban, el niño correspondía a los movimientos que le hacía su prima, con las manos le acariciaba las mejillas y lo besaba intensamente, “¡de verdad que eres muy lindo!” de pronto escucharon la voz preocupada de Mielicilla llamando al pequeño así que de inmediato salieron de ese apartado lugar, la niña cuidadora del nene lo toma de la mano y observa que el pequeño se pasa la manito por los labios, Victoria iba detrás manoseándose discretamente la vagina vestida, los dos niños entraron en la gran casona donde la fiesta se desarrollaba adecuadamente ya para ese momento Nicolás y Valentín conversaban sobre negocios quedando muy satisfecho por los últimos reportes de ganancias cumpliendo en menos tiempo previsto el cumplimiento de egresos lo cual Valentín comunicó a Oliver sobre lo acontecido en el país de la canela lo cual indicaba más inyección en las inversiones respecto a la infraestructura, además trataron el caso de su residencia en el país lo que Nicolás afirmó que ya tenía un lugar muy acogedor y muy propio para él, le mostró algunas fotografías del lugar lo que le agradó mucho a Valentín, continuaron observando las fotos y en eso tocan a la puerta detrás se escucha la voz del hombre barbado, lo hacen pasar, le informa a Nicolás que todo se encontraba en orden Nicolás le afirmó ya que habían presenciado el éxito de su actividad, de allí aprovechó Valentín delante del hombre barbado para que sea su guardia de seguridad personal mientras duraba su estadía en el país, Nicolás no tuvo inconveniente alguno, el barbado hombre quedó pensando en la propuesta de ser compañero de seguridad de Valentín, se le dijo que sería por un breve tiempo, Nicolás le recordaba que él conocía la ciudad, que sabía manejar, el barbado sonrió pensando que también hacía muchas cosas de las que Valentín desconocía, muchas cosas, sí, muchas se decía el hombre barbado para sus adentros mirándole fijamente al patrón, Nicolás vio la sonrisa irónica del barbado, pensó que había aceptado, le hizo la pregunta a Nicolás, “¿puedo llevar a mi familia?” Nicolás vio a Valentín y éste movió negativamente la cabeza cabizbajo, con su acento de ciudadano del país del norte le decía al barbado “¡las actividades son personales y de necesita de mucho tiempo!” Valentín le dijo al barbado “¡es cuestión de semanas únicamente!” “¡en la capital!” Nicolás se levantó del asiento de súbito manifestando “¡ya recuerdo!” “¡qué mejor manera de estar en la capital en la casona adjunta al sector comercial!” “¡ganaría tiempo de llegada!” a Valentín le pareció de la mejor idea y Nicolás le sacó otras fotografías del lugar, Valentín de forma agradable dijo “¡esto es de lo mejor!” el barbado seguía de pie viéndoles, la mirada de Nicolás se puso en la presencia del barbado, “¡puedes vivir en un adecuada habitación en la casona Arichabala!” “¡de allí rápidamente puedes salir y ponerte a las órdenes de Valentín!” “¿Qué te parece la idea?” gustosos se miraron Valentín y Nicolás ante la propuesta hecha al hombre humilde musculado, “¡Es más… te aumento el sueldo!” “¿qué dices?” meditando un poco se tomó unos segundos para responder, estaba cabizbajo meditando, alzó su rostro en el que se dibujaba la seriedad y aceptó mirándole el rostro de Nicolás, el patrón le dio una palmada en el hombro “¡no se hable más!” Valentín le alcanzó un vaso con coñac el cual lo bebió de un sorbo, “¡listo entonces!” “¡no se hable más… vendrás con nosotros!” le dio otra palmada y ya cuando disponía a retirarse recibió de Valentín otro vaso con coñac, “¡good bye partener!” el hombre dio estrechones de manos y salió cerrando la puerta, Valentín y Nicolás salieron detrás a seguir en el baile, la reunión breve de negocios había terminado, lo que ambos hombres no vieron fue que el barbado hacía puños saliéndole de su rostro una mueca irónica con leve sonrisa “¡ahora al ratón cuidando el queso!”
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El rio describía sus meandros en aquel lugar donde se encontraba recorriendo un inquieto niño, estaba muy atento a lo que pique, se encontraba descalzo sentado debajo de un frondoso árbol, tenía puesta la trusa ajustada, desde su cuarto humilde cercano al pueblo había salido así vestido, aspiraba a pescar muchos para llevar a su madre y verle la sonrisa de satisfacción al cocinárselos, le gustaba siempre recibir la felicitación de su madre por lo bien que era de astuto al cazar aves y ahora al pescar, el viento hacía mover su pelo lacio sedoso, estaba contento ese niño grueso de físico, en junio habría cumplido ya sus siete años, suspiraba recostado atento, el lugar era ideal para la pesca, se notaba el silencio profundo, no era para menos ya que había caminado mucho para llegar allí, se decía que se encontraban los mejores peces, de mayor peso y tamaño, ya antes muy pequeño un amigo de su madre lo había traído a ese lugar junto con otros amigos adultos y otros amiguitos, en ese día pescaron bastante y ahora quería repetirlo, de pronto uno grande pica, se emociona al ver el peso y el tamaño y lo pone en una rama hecha para el caso, se alegra, continua con la labor, de pronto otro más grande, se emociona, tiempo después otro y otro, ya a la media hora de estar allí había pescado cinco, se disponía a sacra al sexto pero de pronto vio una piedra cerca de la caña de pescar improvisada, miró a los lados, estaba contrariado al ver el lanzamiento de dos piedras más, se puso en pie, tomó la rama con los pescados y ya al caminar por el sendero fue interceptado por una figura conocida que lo saludaba con amplia sonrisa, Jasmani, temeroso Osman lo saludó, le abrazó para que el niño pierda el recelo, “¡te felicito!” “¡veo muchos pescados!” “¡eres muy astuto!” escuchar eso le gratificaba su ánimo, “¡sí… son muy grandes!” el nene reía de gusto, “¡anda Osman… sigue pescando!” el nene continuó pescando a su lado estaba Jasmani acostado bajo sombra metiéndose las manos por el pantalón, “¡hace calor!” Osman vio a Jasmani que se quitaba la ropa, se volvió a acostar metiéndose la mano por el calzoncillo que solo lo tenía puesto, la mirada de Osman era compartida entre el agua y la forma en que Jasmani se manoseaba el pene dentro de la tela de su calzoncillo, Jasmani bostezaba viéndole las piernas rellenitas, esos piecitos bien formaditos, esos labios rozagantes, ese pelo moviéndose al viento pero sobre todo le gustaba ver con detenimiento ese culito sentado en la roca en la que se notaba la línea de separación del culito que delimitaba con la transparente tela de la trusa que llevaba puesta ese niño precioso, Osman sonreía al mirarle lo que se manoseaba, escucharon el relincho del caballo amarrado a corta distancia, “¿desde cuándo vienes aquí?” “¡desde hace poco… con unos amigos!”, “¡aahh!” “¡qué bien!” “¿siempre vienes aquí?”, “¡sí!” “¡siempre!”, “¿sólo o con amiguitos?” “¡je, je, je!”, Osman le miró “¡solo…ahora!” “¡antes venía con mis tres amiguitos que ya no están!”, “¿Qué hacían?” “pescábamos y cazábamos”, “¿sólo eso?” “¿o… algo más?”, “¡no!” “¡solo eso!”, así que de inmediato Jasmani se acercó a sentarse junto a él y le acariciaba el pelo “¿seguro?” “¡je!” “¡je!” “¡je!” el nene lo miraba, estaba algo inquieto ante las punzantes preguntas jocosas, Jasmani continuaba acariciándole el pelo “¡estás muy bonito hoy!” le miraba el trasero “¡sí… muy bonito!” le bajaba la mano por la espalda acariciándole sutilmente la piel, los dedos llegaban al coxis rozando los glúteos separados, le dio un beso en el pelo luego los dedos recorrieron los muslos acariciándole la pelvis vestida llegando a rozar la punta del penecito vestido de tela fina descrita en esa trusa “¿quieres hacerlo?” ante esa pregunta se miraron sonrientes, la mirada de Jasmani era decida en contraste con la de Osman, “¿quieres hacerlo?” le pregunta de nuevo, el nene lo mira y se pone cabizbajo “¿qué cosa?” le decía Osman algo con extrañeza disimulada, “¡vamos… tú bien sabes!”, el nene lo miraba “¡a eso!” “¡a jugar!” “¡como lo hicimos esa vez en mi cuarto!” “¡anda!”, el nene sonreía, “¡tú bien sabes Osman a lo que me refiero!” y sin darse lugar a reaccionar se acostaron en el suelo dando vueltas quedando acostado encima del cuerpo de Osman, alzaba y bajaba las caderas “¡a eso me refiero!” “¡a jugar contigo!” “¡a que juegues conmigo!” unieron las frentes “¿ves lo que te digo?” el rostro de Osman era de relativa extrañeza, comprendía y sabía de lo que se trataba pero tenía recelo y eso se mostraba en su risa forzada con tintes de vergüenza, “¡ven!” “¡vamos allá!” el nene miraba ese paraje montañoso “¡no nos verán desde allá por si acaso!” “¡vamos, estaremos solos!” Osman se puso en pie y se dejó llevar de la mano de Jasmani que ya tenía el pene erecto, “¡anda, acuéstate!” “¡dame tu culito!” Osman se acostó de cara al suelo apoyando su carita sobre sus manitos mientras sentía el deslizamiento de su única prenda de vestir puesta, luego sintió el roce de los labios de Jasmani sobre su culito sedoso “¡es lindo tu culito!” “¡muy lindo!” seguía besándole la piel del culito “¡ahora será mío… como siempre!” la lengua pasaba humedeciendo la piel haciendo suspira al pequeño, abría el culito y le lanzaba saliva, lo iba lubricando, el glande ya rozaba la separación de los glúteos y se disponía a entrar a la gloria de las entrañas infantiles, “¡ahh!” “¡què rico estas hoy!” el nene gemía al sentir que era penetrado por ese glande grueso, “¡estáte quietecito!” la cara de Jasmani se inclinaba descansando sobre el pelo del niño precioso, “¡déjate llevar mi amor!” el nene continuaba gimiendo, sentía que entraba más “¡aaahh!” hizo un alto al preguntarle “¿lo sientes ya todo adentro?” el nene movía su cabeza afirmativamente, Jasmani dio un empujón de caderas el nene respondió “¡ahhh!” “¡sí!” “¡sí… lo tengo todo metido!”, “¿seguro… mi amor?” “¡sí… lo tengo adentro!”, lo abrazó con fuerza sosteniéndole bien, “¡quédate quieto!” empezó a penetrarle con más empeño “¡quédate quieto!” seguía con su intensidad de meter y sacar el pene, el cuerpito relleno de Osman sentía el cuerpo abrazador de Jasmani que en su mente se turbaba pensando en quién podría haber sido aquel que le perforó el traserito a es precioso niño, abría los ojos viéndole el pelo, apasionadamente le besaba el cuello y los hombros mientras lo seguía penetrando, el nene muy quieto escuchaba decir “¡eres mío ahora!” “¡serás mío siempre!” “¡siempre!” las embestidas continuaban, el apartado lugar dibujaba como escenario la unión de ambos cuerpos, en el fondo de todo a Osman le encantaba que un adulto así lo cogiese pues gustaba de sentir penes gruesos, lo que Jasmani desconocía que muchos “amigos de su madre” gustaban de ese culito infantil pues en especial uno de ellos lo hacía muchas veces en la cama de su madre, a uno de ellos por obligación pues lo consentía mucho, a Osman ese adulto amigo de su madre lo quería mucho y con gusto al igual que Jasmani le daba el culo a cambio de dinero, sí, a diferencia de Jasmani le daba mucho dinero, era un hombre especial para Osman y para su madre también, el chiquillo sentía las embestidas del pene de Jasmani en su culito, cerraba los ojos frunciendo el ceño, seguía quietecito, “¡lo tienes delicioso!” “¡y es sólo mío!” “¡mío!” Osman sabía que no era así y guardaba silencio prudente, el tiempo transcurría, “¡ahora date la vuelta!” se sentó en el pecho del niño, “¡ahora lame!” el glande rozaba los labios del niño, “¡prueba de tu culito… anda!” el niño no quería abrir la boca, “¡vamos… hazlo o no te daré un premio que te va a gustar!” Osman lentamente abrió la boca con repulsión, apenas entró el glande por esos labios y no se contuvo haciendo Osman movimientos bruscos, Jasmani se apartó del niño, “¡vamos!”, le alzó tomándole de la mano, con la otra recogió la ropa, así desnudos entraron en el agua turbia del río, el paraje estaba desolador, sintieron seguridad, caminaron hacia una orilla con monte tupido, “¡ven!” “¡serás mi mujercita!” lo marcó dentro del agua que los cubría de la cintura hacia los pies, “¡abrázame fuerte!”, las manitos con dedos gruesitos de Osman se apoyaron en los hombros, sintió que su culito era rozado por el glande tratando de entrar en su potito, “¡aahh!” exclamó, “¡quietecito!” “¡quietecito!” le acariciaba el rostro “¡tranquilo!” “¡ahí va!”, “¡aahh!” “¡aahh!”, “¡ya está!” “¡ya está!” así parado lo penetraba sujetándole bien a su cuerpo, las manitos gruesas del nene se aferraban con fuerza en los hombros de Jasmani, su carita se posaba en el pecho de quien lo estaba penetrando, era grato sentirse penetrado y penetrar, ambos sentían un gusto por aquello, las mejillas del niño rozaban con algo de gusto el pecho del adulto que sentía esa aprobación de ser sodomizado, lo aferró más a su cuerpo adulto y mientras lo penetraba dentro del agua lo besaba apasionadamente, así teniendo el pene dentro del niño caminó hasta la orilla entre maleza y en un banco de arena lo acostó de cara a la arena acostándose sobre el niño botando saliva en el culito, rápidamente le metió el pene haciéndole gemir con las embestidas con el meter y sacar, se podía ver ese pene entrando y saliendo de ese culito desforrado desde sabe qué tiempo para Jasmani y esa era su incógnita de quién se lo había perforado, estaba feliz embistiéndole, recordó ese sueño húmedo que hace poco tiempo tuvo con ese precioso niño, rápido sacó el pene, el nene sintió ligereza en su cuerpo al ver que Jasmani se apartaba y se lanzaba al agua, luego ese cuerpo mojado se tendía en el banco de la arena en la orilla, el nene vio el pene erecto del adulto, “¡ven… acaríciale!” “¡ven!” “¡está limpio… como a ti te gusta!”, lentamente el nene se acercó tomando ese pene grueso con sus manitos gruesas, lentamente sus labios rozaban el pene humedecido, lentamente abrió la boca y se lo introdujo, el rostro de Jasmani mostraba satisfacción plena, “¡anda!” “¡sigue así!” “¡anda!” “¡así!” “¡así!”, “¡no pares!” “¡sigue!” “¡sigue!” el nene movía su cabeza arriba y abajo mientras sus labios gruesos rosáceos deslizaba el glande, la punta de la lengua se desplazaba desde el glande hasta la separación de los testículos, “¡abre la boca… quédate quieto!” “¡así!” “¡así!” la mano de Jasmani masturbaba el pene agitaba el tronco del pene, se deslizaba agitándole, Osman comprendía que debía cerrar los ojos y tener abierto la boca que rozaba el glande de pronto la cavidad bucal recibía algo del semen salido y el otro poco cayó en el pecho desnudo de Osman quien se había hecho hacia atrás, Jasmani se congratulaba al sentir el desfogue del semen “¡esto lo soñé contigo hace poco!” “¡en algo parecido como aquí!”, “¡ven!”, lo sentó sobre su erecto pene, “¡siente!” puso el pene en la entrada del culito y suavemente se iba metiendo “¡cabalga!” “¡cabalga!” el nene gemía fuerte se notaba el alzar y bajar de caderas del niño sobre el cuerpo rígido del adulto, sus caderas estaban bien sujetas a las férreas manos de Jasmani lo que le hacía cabalgar y penetrar deliciosamente, se detuvieron a voluntad de Jasmani quien apoya su cara en el hombro del niño, “¡te portaste fabuloso!” “¡muy bien Osman!” “¡eres muy adorable!” el culito de Osman se apartaba del pene humedecido de semen de Jasmani, allí quedó recostado el cuerpo del adulto, a unos pasos el niño de siete años se acuclillaba a pujar y sacar orina y excremento, intercambiaron miradas, “¡anda a mi caballo!” “¡abre el morral!” “¡encontraras monedas allí!” “¡tómalas todas!” “¡son tuyas!” el emocionado niño corrió desnudo hacia el caballo y efectivamente en el morral había varias monedas de mediana y baja denominación, las tomó todas mostrándose un rostro de satisfacción y dicha, el nene se acercó a Jasmani sentándose a contarlas, lo miró inquieto al adulto “¡sí!” “¡en verdad que son pocas!”, el nene lo miraba con tristeza, “¡no te pongas así!” “¡sé que estás acostumbrado a más!”, el nene lo seguía viendo, “¡vamos a mi cuarto de volada y allí te doy más!” “¿de acuerdo?” el rostro del niño se iluminó “¡vamos pues!” “¡vamos antes de que sea tarde!”, tiempo después iban cabalgando lentamente contemplando el paisaje de aquel domingo juliano de 1961, le besaba el pelo y le iba diciendo frases elogiosas de su cuerpo, le besaba las mejillas y el cuello, le decía lo precioso que era, rato después ya llegaron al cuarto, el niño se apeó rápidamente con su rama con peces, le dijo que lo acompañe, con dudas lo siguió, se quedó a la entrada del cuarto, le dijo que entrase mientras se quitaba la ropa quedando en calzoncillo, el niño tímidamente entró, de inmediato lo marcó haciéndole girar sobre el cuerpo, Osman reía, Jasmani y él cayeron en el catre, le deslizó la trusa, animadamente se dejaba ver mostrar su penecito “¡Qué hermoso lo tienes Osman!” a ese penecito Jasmani lo lamía y lo chupaba con gusto hasta verlo erecto, sus mejillas las pasaba por ese penecito lampiño tieso, “¡no olvides nunca estos momentos contigo Osman!” “¡nunca lo olvides!” el nene rozaba con sus manitos el pelo del adulto su cabecita la hacía para atrás suspirando al mismo tiempo, le hizo sexo oral hasta ver ese pene muy rosáceo, le deslizó un poquito el prepucio, vio con extrañeza que se deslizaba todo, “¡está desforrado!” Osman simplemente miraba con timidez, Jasmani sonrió ampliamente, increíble, hace poco era virgen y ahora ni por allí ese niño era virgen, se deslizó sobre el cuerpo del niño haciendo que los dos penes se rocen luego se acomodó sobre el niño, Jasmani disfrutaba chupando el pene de Osman y éste del pene de Jasmani, así estuvieron por un corto rato, lentamente el niño se apartó de la cama, “¡abre la gaveta… tómalas!” para gusto de Osman tomó las monedas saliendo del cuarto acomodándose la trusa agarró la rama y caminaba pensativo por la carretera que iba al pueblo se iba rascando el traserito y manoseando el penecito, iba recordando lo sucedido con Jasmani, sin duda pensaba en su pene grueso venoso erecto, de pronto para su sorpresa a su lado una carreta se detiene, iba sólo una persona con los arreos, era el conocido “amigo” de su madre, la estela de aquella naciente tarde mostraba a los dos personajes que se iban besando y acariciando yendo al pueblo, las pasiones de ellos terminarían en la cama de su madre con sábanas impregnadas de semen.
FIN DEL DUCENTÉSIMO TRIGÉSIMO TERCER EPISODIO
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