METAMORFOSIS 24
Una relación activa.
Noelia se despertó con los rayos de sol de aquel sábado de marzo de 1935, lo primero que le vino a su mente fueron sus hijos que habían quedado solos en casa, en ese instante Carlos salía dándose un duchazo recibiéndola con una amplia sonrisa dejando caer la toalla al piso mostrándole el pene erecto, él se acercó lenta y delicadamente al pecho de Noelia, le acarició los pezones, se besaron cayendo a la cama, pese a las súplicas de irse por parte de Noelia él no la soltaba colmándola de besos en todo el cuerpo, los dedos frotaban la separación de nalgas, eso a ella la turbaba, allí estaba su punto G junto al coxis, los gemidos aumentaban, los golpes de aliento eran frecuentes, Noelia se relajaba, miraba las manos de su amante frotar sus músculos y cómo abría sus piernas para luego frotar delicadamente la vagina con la lengua, las manos de ella apretaban el pelo de Carlos que no paraba en su cometido de hacerla sentir hembra, Carlos hizo una pausa agitándose el pene erecto que ya se podía ver en su glande el líquido pre seminal, ella mismo tomó el pene poniéndoselo en la entrada de la vagina, lo único que tuvo que hacer Carlos fue metérselo delicadamente mientras eso sucedía ambos amantes se miraban al movimiento de sus caderas, ella lo abrazo por los hombros con mirada suplicante que la poseyera, atrás quedaba el pensamiento de sus hijos, ahora ella quería amor del bueno, del verdadero, Carlos interpretó los gestos y con ternura la penetraba haciéndole movimientos cortos y largos terminando en deliciosos besos con lengua, ella insinuó su orgasmo a través del movimiento acelerado de sus caderas Carlos lo entendió y aceleró el mete y saca, se escuchó un alto gemido de ella diciéndole que por atrás, como un rayo el macho la hizo voltear quedando acostada boca abajo, él se paró en el piso a filo de cama, la jaló de los tobillos dejándola a filo de cama, él le decía que le gustaba el trasero de ella y de súbito tomó su pene poniéndolo en la entrada del ano de Noelia y empezó a sodomizarla con habilidad que la transportaba a otro universo de placer, ella apretaba los dientes saliéndole saliva por las comisuras, él sudoroso con los movimientos de cadera la hacía sentir con sus glande metido todo lo grueso en el ano de la hembra, la cama se movía al toque de los amantes, ano y pene funcionando en armonía sexual, Noelia apretaba los labios, pujaba botando aliento con saliva, daba sonidos como que si estuviera pariendo, es que el pene de Carlos le satisfacía el ano por su grosor, el macho decidió detenerse de súbito, la giró dejándola boca arriba doblada su espalda al filo de cama, Carlos miró la vagina de ella que se la agitaba con los dedos en los labios vaginales, él miraba su pene agitado, grueso y con temperatura alta de deseo sexual, tomó su pene y de un solo movimiento se lo introdujo en la vagina, ella gemía y gemía, los movimientos de Carlos eran muy acelerados esta vez, tenía sus brazos fuertes estirados apoyados en el colchón, de vez en cuando los doblaba para poder besarla, cerró los ojos cuando supo que se le venía el semen ya en el punto abrió su boca lanzando respiración acelerada, se detuvo sintiendo que todo su semen estaba depositado en aquella rica vagina, se desplomó sobre el cuerpo de ella quedando su rostro entre los pezones de la hembra que otra vez había quedado sometida por el placer carnal, alzó la cara para besarla repetidamente, fueron a ducharse, él enjabonándole las partes íntimas de ella y le hizo lo mismo Noelia, el agua escurría por sus cuerpos pasando por los labios unidos colmados de besos y caricias espontáneas de verdadero amor carnal, todo iba bien con su idilio hasta que la fantasía se rompe viendo ella el reloj que marcaba casi la media mañana, un sentimiento de culpa le vino por haber dejado solos a sus hijos y ahora estarían preocupados, los amantes salieron del motel, un empleado arrimado a una columna gruesa fumando cigarrillo los vio pasar, le vino una risa leve con mueca, horas después Sandra se enteraba de lo sucedido.
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Ya avanzada la tarde Luis cabalgaba por las riberas del río cuando observó metros adelante a un grupo de niños de todas las edades bañándose, la mayoría eran hijos de vaqueros y agricultores, entre ellos sobresalía Nicolás con su piel blanca que le hacía gestos para que se detuviera y viniera a bañarse con ellos, Luis con una sonrisa respondió afirmativamente, se podía ver a los niños más pequeños desnudos en su totalidad corriendo por la orilla agitando el pene con el movimiento lanzándose después al agua, Nicolás seguía agitando las manos para que Luis entrara al agua, todo era juego en ese momento, ven aproximarse a Melesio montado a caballo, Luis observaba el bulto de pene que se le formaba a Melesio en el calzoncillo, muy humilde el hijo de vaquero se zambulló en el agua, lideraba los juegos, les hacía montadas en sus hombros a los pequeños para que se lancen al agua, Luis le ayudaba a sostenerlos cuando los chicos se paraban en los hombros de Melesio para lanzarlos al agua, cuando le tocó subirse a Nicolás, Luis le pasó el dedo por las nalgas, el pequeño reaccionaba riéndose, Melesio les animó a que jugaran a las carreras de topadas, todos hicieron caso, Luis vio que Melesio seguía a Nicolás, al atraparlo lo llevaba monte adentro, Nicolás cabizbajo y receloso hacía gestos tímidos de seguir alejándose del grupo, ya sintiéndose solos a gran distancia Melesio lo llevaba de los hombros abrazándolo por detrás moviendo la cadera por el trasero, Luis los había seguido a distancia prudente sin ser visto por los chicos, Melesio al verse un poco lejos de todos se sintió seguro, le dijo a Nicolás que se arrime sobre esa roca que le señalaba, el pequeño aceptó, sin que Melesio se lo dijera Nicolás se bajó el calzoncillo que cayó a los tobillos, la nalga quedó expuesta, Melesio luego de percatarse de no haber quien los molestara se acercó a abrirle las nalgas escupiéndole mucha saliva que salía por entre las nalgas recorriendo los muslos, puso su pene trigueño desnudo entre las nalgas blancas de Nicolás, el pene trataba de entrar de a poquito en poquito en ese ano virgen, lubricando, sintiendo deliciosamente la temperatura externa de la entrada del ano de Nicolás hasta lograr simular que estaba con el mete y saca con el movimiento de caderas, Melesio puso su barbilla sobre los hombros del pequeño dándole de caricias en la mejilla, se encorvaron los cuerpos sobre la roca por unos instantes, Luis podía ver que las manos de Nicolás se aferraban con fuerza a la gran roca, su piel blanca estaba muy rojiza por los pujes que hacía, Melesio seguía con el simulado mete y saca que en realidad era el roce de su pene en ese culito blanco, el muchacho le decía: mío, mío, mío, el pequeño Nicolás pujaba y gemía recibiendo el eso del cuerpo dl muchacho y sentía la punta del pene en la entrada de su ano, tenía incomodidad, era un pene grueso el de Melesio, el pene, pecho, piernas y cadera de Nicolás estaban aprisionados en la roca por el cuerpo de Melesio que no paraba de hacerle el pujar al nene NIcolás, eso duro unos cuantos segundos, luego Melesio lo tomó de los hombros a Nicolás haciéndolo acostar boca abajo sobre la arena donde había un poco de hojas secas regadas, lo hizo abrir de piernas para después abrirle las nalgas lo más que pudo, la miraba con detenimiento sin dejar de sonreir, Nicolás acostado miraba ese gesto en el rostro de Melesio, los pieitos se agitaban al viento, Melesio se complacía de verle sí acostado a su presa sexual, le gustaba mucho la piel, los labios, ya se lo había dicho antes antes al nene, a continuación ya estaba Melesio escupiéndole saliva nuevamente, tomaba las nalgas apretándolas para que la saliva circule al ano, puso el glande ente las nalgas de Nicolás, Luis observaba con claridad cómo el glande trataba infructusamente de entrar en ese hoyito cuyo glande estaba tan solo deslizándose con cortos empujones simulando hacer un infructuoso mete y saca, la cara de Nicolás era como de estreñimiento al sentir las deslizadas del pene de Melesio en el culo de Nicolás, Luis observaba cómo se dslizaba todo el tronco rígido del pene trigueño por ese ano blanco de Nicolás, las caderas de Melesio subían y bajaban haciendo un lento deslizamiento del pene sobre los glúteos infantiles, por un corto rato luego Melesio se levantó rapidito, Luis pudo ver el chorro de semen que salía del pene cayendo en la espalda de Nicolás que estaba quietito recibiéndolo, Melesio frotaba el pene agitándose el glande sacándose las últimas gotas de semen, lo golpeó en las nalgas de Nicolás, posteriormente ayudó a levantar al pequeño que se pasaba las manos por la espalda agitando el semen recogido, Melesio solo lo observó y salió arreglándose el calzoncillo saliendo en carrera, el pequeño quedó pensativo sentando sobre una piedra tocándose el traserito aún virgen que tenía, siguió pasándose las manos en la espalda, se puso el calzoncillo y decidió caminar en dirección al río, Melesio a toda prisa fue por otro sendero alejándose de Nicolás para llegar a donde estaban bañándose los otros niños, de eso aprovechó Luis que le salió al niño Nicolás al paso de unos altos matorrales que daban a unos metros del lugar antes de llegar al lugar del baño, lo guió tomándole de los hombros alejándose del lugar de baño, ya un poco distante del sitio se sentaron a conversar, Luis mostraba el lugar, Nicolás le sonreía, le tenía confianza a Luis, caminaban a gusto por los alrededores, había confianza, de reojo veía las manitos del nene que rozaban su traserito vestido, Luis le hizo gestos a Nicolás teniendo metidas las manos dentro del calzoncillo manoseándose el pene, al sentirse solos en aquel lugar entre conversa y movimientos de manos, los ojos de Nicolás vieron que una mano de Luis bajó el calzoncillo, un poco liberando el tronco del pene, mostrándoselo con agitación, el pequeño bajó la mirada con una sonrisa forzada, Luis quería cogerlo, tragaba saliva, no dejaba de sonreírle y lo abrazó por detrás, frotaba su pene en ese culito vestido, Nicolás sentía los besos de Luis en su cuello y pelo, sin decir palabra, Luis lo acariciaba, estiró su mano para levantarse, haciéndolo caminar monte adentro, llegando a un claro de arena rodeado de maleza tupida, sin mucho pensar lo acostó boca abajo sobre la arena, Nicolás no oponía resistencia, Luis le dijo para jugar, Nicolás solo cerraba sus ojitos y respiraba profundamente, Luis se acercó al cuello a besarle constantemente, notaba cómo se le ponía la piel de gallina al nene, así fue que Luis aprovechó deslizándole el calzoncillo con prisa, el suyo también, segundos después el pene de Luis se deslizaba entre las nalgas de Nicolás, la piel del pene de Luis sintió la lubricación de los restos de saliva con semen que aún quedaba en el ano dilatado de Nicolás, l sentir ese roce de su pene en ese culito cerraba los ojos y pensaba en ese pene d Melesio que se lo había pasado antes a su amiguito, Luis sintió delicioso aún mostrando algo de temor, Luis podía notarle en el rostro, estaba rozando su pene de doce años en ese ano infantil de ocho años, le gustó ese contacto, se detuvo para escupirle el ano, ahora con más saliva Luis lo sometió el culo de Nicolás a roces por un breve momento, el pequeño le suplicó que ya no más, le incomodaba el peso, además, aunque no lo dijo, y es que seguramente estaba agotado por lo de la cogida anterior, Luis aceleró su movimiento y decidió dejarlo ante tanta suplica del pequeño, se levantaron poniéndose los calzoncillos, salieron de la maleza, para ambos fue una sorpresa ver en su delante la figura de Melesio dibujando en su cara una amplia risa burlona, es que Melesio sintió culpa por haberlo dejado solo a Nicolás y se preocupó, por eso decidió regresar a verlo, pero en su regreso tuvo la sorpresa de ver a los dos chicos adentrarse en el monte y decidió ver lo que hacían, eso les contó Melesio sin dejar de reír ante la sorpresa dada, Nicolás bajó la mirada, luego lo hizo Luis arreglándose el calzoncillo, caminaron un poco sin decirse nada, ya en el agua entre los otros chicos, Melesio abrazaba al disimulo por detrás a Luis frotándole el pene por el trasero, Luis le gustó mucho eso, Melesio le gustaba saber que cuando eso le hacía a Luis éste no se movía aceptando los movimientos del pene en su trasero, había nacido otra relación y esta sería muy significativa, la tarde caía, Nicolás y Melesio montados en el caballo galopaban despacio, Nicolás estaba sentado delante de Melesio, el pequeño recibía besos repetidos en el pelo y mejillas por parte de Melesio, Nicolás estaba rígido con la mirada perdida en el infinito, mientras tanto Luis siguió bañándose junto a unos niños a los que les tocaba las nalgas como juego y ya casi al oscurecer salió galopando presuroso en dirección a la estancia.
FIN DEL VIGÉSIMO CUARTO EPISODIO
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