METAMORFOSIS 244
Revelaciones.
Estaban muy inquietos, tenían temblorosas las piernas ante el deseo y más aún de verse desnudos, lentamente uno llegó al otro a abrazarse, el pene grueso velludo se deslizaba sobre el abdomen de piel lisa y suave, la carita se posaba debajo de la garganta junto al pecho velludo, el adulto se inclinó un poco para besarle apasionadamente y así lentamente le manoseaba los muslos llegando al pene lampiño, se vio estirado y poniéndose duro de inmediato, pese a que tenía recelo aquel hermoso nene, el sol se aparecía en aquella fresca mañana de domingo, se habían citado para estar allí, continuaron besándose y de ello logra que lentamente el niño se acueste sobre su ropa tendida, el hombre se arrodilla en su delante haciéndole abrir las piernas, mete la cabeza entre ellas, se escucha un gemido del pequeño, el hombre sigue sosteniéndose de las caderas del pequeño, los gemidos se intensifican debido a que la lengua empieza rozando los testículos, rodea las bolitas lampiñas, las ensaliva y ahora los labios adultos succionan suavemente y los chupan, pone la cintura infantil a descansar sobre sus velludos muslos de piernas gruesas, el nene queda inclinado a piernas abiertas, queda sujeto de sus caderas, así inclinado como estaba vio ese glande de pene erecto que rozaba sobre su penecito llegando a su pelvis y parte de su vientre, los piecitos con dedos alargaditos se agitaban al viento, “¡ahora te voy a coger como a ti te gusta!” “¡ya lo verás!” “¡mira, traje el aroma que te gusta!” untó el dedo sobre un bote pequeño de crema y se lo pasó al niño por la nariz, “¡ahora esto va a tu culito!” el dedo rozaba la entrada del culito, entró suavemente como lubricando en parte el culito de ese niño precioso, “¡ahora!” el dedo entró en parte la mitad, los gemidos no se hacían esperar, lo afincó más a su cuerpo, lo tenía bien sujeto metiéndole el dedo en el culito haciéndole gemir repetidamente en cada entrada y en cada salida, en cada entrada y en cada salida, así, así, se tenía en claro que lo estaba dominando en todo aspecto, con esa forma tan peculiar, con ese estilo de masaje en sus piernas, con esa manera de actuar sutilmente con sus manos en el cuerpo de ese pequeño niño, ya se encontraba jadeante, “¡te gusta mucho así!” “¡lo sé!”, el dedo entraba más y podía verle el rostro fruncido por el dedo dentro del culito, “¡ya está!”, el hombre movió un poco las piernas sin dejarle de sujetar de las caderas para acomodarse, “¡ya está!” ese movimiento era para que el pene se acercase un poco a la entrada del culito, estaba listo, por la rajita del culito salía parte de la crema metida, lo abrió más de piernas para que el glande puntease la entrada, “¡te voy a ser sentir mío de nuevo!” “¡como de costumbre!” “¡eres mi mujercita!” “¡lo sabes!” “¡eres mi mujer!” “¡porque yo te rompí el culo!” “¡acuérdate!” “¡yo te lo rompí!” “¡nunca lo olvides!” “¡yo fui el primero!” el niño tenía un rostro en el que se notaba la resignación ante esas palabras de aquel individuo potentado, con su timidez reflejada en su rostro aceptaba esas frases, luego se movieron un poco, aún más para que el pene se acerque al culito, lo inclinó un poco al cuerpo del niño, el glande se iba deslizando entrando por la rajita del culito infantil “¡ahí te va de nuevo!” “¡como a ti te gusta mi amor!” “¡ya entra!” “¡ya entra!” el nene frunce más el ceño de una manera fuerte, siente que el glande ingresa a su culito, siente que ese trozo de carne le hace vibrar sus entrañas, siente ser poseído de nuevo por aquel hombre que fue su iniciador, sus manitos hacen puños, se sentía sodomizado, “¡ya!” “¡ya está!” “¡mi amor!” “¡ya mi amor!” “¡lo tienes adentro!” “¡todo!” “¡todo!” el niño sentía cómo ese glande le hacía vibrar las entrañas, le latía el culito pues estaba siendo sometido por ese hombre, los dos no daban cuenta que cercano a ellos unos ojos amplios y vivos los miraban con detenimiento, Jasmani estaba allí, pasaba de casualidad cuando escuchó esos gemidos y no pudo contener la curiosidad de encontrarse en ese apartado lugar, quien lo diría que allí encontraba a ese hombre sometiendo sexualmente a ese pequeño hijo de su amiga, estaba inquieto viendo que aquel hombre su amigo y jefe le estaba metiendo el pene a ese pequeño, las piernitas alzadas se agitaban al viento ante el movimiento de caderas “¡así!” “¡así!” “¡así, me gusta cogerte!” Jasmani no se podía imaginar viendo a su amigo en esas condiciones, estaba extrañado de verle hacer sexo al pequeño, podría haber visto a otro hacerle el sexo, menos a él, no lo imaginaba así de verle, no concebía razonar y aceptar de esa manera lo que estaba viendo, ver a ese niño encorvado moviendo al agite de las piernas y los piecitos alargados de empeine plano que se movía la viento, “¡eres mío!” “¡mío!” Jasmani veía la cara de resignación del pequeño al sentir esas embestidas, lo hacía gemir y jadear grandemente, “¡tu culito es mío!” “¡yo te lo rompí!” “¡tu potito es mío!” “¡tu potito!” “¡tu potito!” “¡aaahhhhh!” de inmediato los movimientos de cadera cesaron, las piernas y pies dejaron de agitarse quedando suspendidas en el aire, Jasmani tragaba saliva, se imaginaba que el semen de ese hombre estaba dentro del culito del niño, le vino sentimientos de envidia, rabia y con cierto derecho a reclamar ese cuerpo de niño que también le pertenecía pues también él le hacía sexo anal al pequeño, verle con otro hombre le generaba rabia más al verle que lo aceptaba que se lo hiciera, ahora ya conocía quien fue la persona que lo desvirgó, su propio amigo, de quien menos idea tendría de hacerlo, su semblante se irradiaba de lo que estaba viendo, a dos cuerpos encorvados, uno recibiendo y el otro dando, tragaba saliva repetidamente, su respiración aceleraba de solo ver a ese pequeño a piernas abiertas con los pies siendo agitados al viento por ese movimiento de cadera que seguía penetrándole el culo con ese pene mojado de semen, los ojos en el pequeño seguían cerrados ahora pues sentía ser penetrado con su cuerpo de pasivo moviéndose a voluntad del movimiento de caderas de su iniciador en el sexo, estaba gustoso aquel hombre de penetrar constantemente a ese pequeño travieso, “¡eres mío!” “¡sólo mío!” “¡todo tú!” “¡sólo tú!” “¡siente que soy tu marido!” “¡tu marido!” “¡el que te rompió el coco!” “¡este coquito mío!” “¡mío!” “¡mío!” las embestidas se hacían con cierta furia reflejada en el rostro del adulto, Osman se limitaba a gemir, estaba pasivamente resignado a esas embestidas, el hombre se detuvo a respirar hondo y de nuevo lo embestía con penetradas profundas “¡nunca me cansare de comerme este coquito!” “¡nunca!” “¡nunca!” hizo un alto uniendo las frentes, “¡nunca olvides que eres mío!” “¡me perteneces!” se apartó del pequeño caminando despacio hacia su ropa, aun se notaba su respiración acelerada, Jasmani no perdía detalle de ver las piernas descubiertas con el trasero de aquel hombre cuyo pene volvía a su tamaño normal, lo miraba al pequeño con amplia risa, Osman quedaba quito tocándose el pene estirándoselo de lento a rápido, el hombre más sonreía y cuando solo tenía puesto el calzoncillo se acercó a Osman y con su boca chupaba y lamía el penecito lampiño, “¡esto también es mío!”, Jasmani reía con gusto viendo a su amigo cómo chupaba desaforadamente ese penecito, viendo el rostro de Osman que abría la boca a ojos cerrados en señal de placer, levantaba sus manitos al viento buscando en donde afincarse, se notaba el placer en su rostro, luego sus labios recorrían la pelvis, el vientre, el pecho llegando al cuello y labios para besarse apasionadamente, Jasmani miraba la entrega de ambos personajes en esos besos, el nene se ladeó dándole la espalda a Jasmani mostrándose la espina dorsal y el culito mojado de semen, se levantó para acuclillarse pues le vino el deseo de defecar, pujaba en el intento en forma pausada, se notaba salir excremento, el culo le latía, se notaba su cara fruncida, de su pene salía orina al mismo tiempo que de su culo salía excremento, los pies estaban muy polvosos, pero eso no le quitaba lo hermosos de estar bien formados, Osman se puso en pie viendo cabizbajo ese mojón limpiándose el culo, el adulto se terminaba de poner la ropa, Jasmani vio a su amigo sentarse viendo vestirse al pequeño, metió la mano del bolsillo sacando un billete de mediana denominación, lo extendió a las manitos del pequeño, éste lo tomó con agrado, lo metió en el bolsillo, caminaron lentamente por el sendero, el hombre posaba su mano sobre el cuello del pequeño que caminaba cabizbajo, Jasmani los siguió detrás con cuidado de no ser visto, ellos se condujeron por un sendero, el hombre detuvo a Osman, bruscamente lo abrazó y lo besó “¡aquí nos separamos!” “¡no olvides… por aquí mañana a esta hora!” el adulto caminó presuroso por un sendero mientras Osman lo hacía por la bifurcación, Jasmani continuó su camino por el que había tomado su amigo, este hombre se iba arreglando la ropa, caminó hasta llegar al pueblo donde lo esperaba un comprador de ganado, hicieron el negocio cerca de la cantina junto a la oficina del procurador donde legalizaron la venta, Jasmani era testigo de aquello pues su patrón se lo había pedido, al salir de casualidad se vieron con Osman, la mirada entre el hombre y el niño era peculiar para Jasmani que ya sabía la relación de ambos, un gélido saludo se vio entre ambos, el hombre preguntó por la madre del pequeño y juntos fueron al establecimiento a visitarle, Jasmani le dijo que iría al centro a tomar cerveza y que en corto tiempo estaría allí con ellos, tiempo después mientras bebía vio a las dos mujeres bailarinas que se acercaron al mostrador donde él estaba sentado, una de ellas quedó para conversar, la otra al verle hizo de indiferente y se limitaba a escuchar, la una le preguntaba por su llegada al pueblo y donde trabajaba, donde vivía, el hombre a efecto de los tragos se limitaba a responder ampliamente, había cierta simpatía entre ambos, súbitamente la bailarina que se había limitado a escuchar ese diálogo le invitó a seguir bebiendo en el cuarto, los tres, Jasmani dijo que estaba de trabajo con su patrón, ellas en dúo insistieron en invitarle, el instinto del deber en Jasmani hizo que por ahora no aceptase la propuesta, se dirigió al negocio donde estaba su patrón, había llegado atrasado a la hora convenida, ya estaba por cerrar, vio a Osman ayudando, le preguntó por el patrón, el muchacho de ocho años le dijo que… había salido a casa de su madre, allí estaría, lo que el mucha no le contó que seguramente los encontraría en forma íntima, Jasmani llegó al lugar, efectivamente estaban ambos sentados en la sala, al entrar le brindaron una copa, estaban muy alegres, se notaba pasado de copas al patrón, al despedirse de su bolsillo sacó un billete poniéndoselo en los pezones, esa actitud poco agradó a la mujer que sin embrago los recibió resignada, Jasmani se limitó a ver la escena en la que el patrón se despidió con un apasionado beso, la mujer quedó cabizbaja, al caminar hacia el centro del pueblo vio con agrado el vehículo estacionado en el parque, allí lo esperaba su esposa en compañía de su hijo Ronald Elías de tres años y su protegido Ítalo Javier de seis años, era aquel niño quien lo había recibido con cordialidad y empatía aquella ocasión en que llegó por vez primera a ese lugar de casa del patrón, todo parecía en calma en la vida normal del patrón Elías de treinta siete años en aquella avanzada tarde de domingo de junio de 1962, lejos estaba de suponer que aquel hombre de confianza sabía lo de su relación con Osman, el pequeño Ítalo Javier estaba muy entusiasmado jugando con Jasmani, de lejos le vieron al pasar ambas mujeres bailarinas, el avanzado Elías se interpuso en su camino saludándolas galantemente delante de su esposa sentada en el banco del parque, les invitó en otro día a pasar a gusto en las instalaciones de su hacienda a comer y beber, la mujer se levantó e hizo lo mismo, las mujeres con gesto de galantería aceptaron tal invitación, Jasmani tenía marcado al pequeño protegido de los patrones, la bailarina lo miraba con mucha fijación, estaba muy inquieta viendo esa escena, como que a alguien le recordaba al verlo así, Jasmani mimaba al pequeño, mientras Elías mimaba marcando a su único hijo, lo lanzaba al aire y la mujer con discreción le decía que se detenga, el hombre por efecto del alcohol no hacía caso y casi estuvo a punto de dejar caer al suelo al pequeño Ronald Elías, al paso del tiempo quedaba sentado con su pequeño, Jasmani llevaba de la mano al niño por los alrededores, mientras las bailarinas se retiraban despidiéndose de aquel hombre, ya estando apartado de sus patrones marcó al pequeño haciéndole mimos en el pecho, lo miraba con cierta admiración, estaba a discreto lugar, despacio le fue besando el pecho, el sorprendido niño de seis años sentía un cosquilleo que le hacía reír, lentamente acercaba su nariz a la nariz del pequeño haciéndola rozar haciéndole creer al pequeño que lo hacía de manera paternal, le dio besos en la frente y mejillas y el niño se dejaba, luego le hizo montar en los hombros, eso gustaba al pequeño, se acercaba a donde estaban los patrones para que los viesen animadamente en los juegos que hacía con giros en el hombro, el otro niño buscaba los brazos de Jasmani para hacerle montar, lo dejó al pequeño para ponerle en hombros al hijo del pequeño haciéndole girar con el pelito lacio al viento, estaban muy animados jugando de manera muy emotiva, se notaba la empatía de los pequeños con Jasmani, la más entusiasmada en verlos fue la mujer que miraba con atención a los juegos paternales que Jasmani le hacía, la mujer no comprendía el por qué a su edad aquel hombre no tenía hijos si se lo miraba muy atento con los niños, Elías animado invitó a unas sodas y emparedados, ya se venía el ocaso y era tiempo de comer, animados aceptaron la invitación, durante la comida la bella Margot de treinta y siete años, de igual edad que la de su esposo tenía puesta fija la mirada en Jasmani, le atraía, trataba de disimular pero el experimentado Jasmani daba cuenta de aquello a través de las atenciones que le prodigaba, con el tiempo sus atracciones eran más frecuentes, en esa ocasión sus miradas decían mucho pese a que estando cerca sobresalía el respeto y la cordialidad, había un gran atractivo aún en Jasmani que Margot lo miraba insinuante, y no era para menos la desatención y humillaciones que le daba su esposo, desde un buen tiempo hacia acá había cambiado mucho, no la atendía como antes, la trataba con indiferencia, se vestía diferente a cuando lo conoció, estaba muy inquieta teniendo delante a Jasmani, como pocas veces lo había tenido así de cerca, Elías fue a pedir baño, deseaba micciar, era el efecto de tomar alcohol, estando con los niños Margot y Jasmani tuvieron más tiempo para intimar, incluso llegaron a sonreír con naturaleza y en cierto momento se rozaron las manos mirándose con mucha atención, nacía el atractivo entre ambos, ni siquiera los niños perturbaban de aquella fijación, se miraban diciéndose muchas cosas en ese acto, los niños no dieron cuenta cuando la mano de Jasmani rozaba con una servilleta los labios de Margot diciéndole lo bonita que era, con ese impulso Jasmani estaba dando un paso muy importante pero también muy arriesgado, él lo sabía, estaba consciente, pero al ver descubierto la debilidad bisexual de su jefe optó por cortejar a la mujer aún joven, amanera de susurro le contaba las veces que la vio bañarse en el río con su esposo e hijo, ella se sonrojaba, le parecía bien verse allí, a discreción, fue en ese momento de petición que le rozó las manos, sintiéndose la tibieza mutuamente, era parte de lo que Jasmani se proponía, de esa manera en algo se vengaba de Elías ante haber sodomizado todo este tiempo al pequeño Osman, el hombre junto a la mujer tomado de la mano sentía celos de Elías recordando el motivo cual era que Elías había desvirgado a Osman hace tres años, para Jasmani el pequeño Osman era muy importante en su vida, gustaba mucho de su cuerpo, anhelaba tenerle siempre penetrado, le molestaba saber que Elías le hacía sexo constante vanagloriándose de haber sido él aquel que por vez primera lo había desvirgado, Jasmani encontraba cierta venganza ahora tratando de enamorar a Margot a quien le correspondía abiertamente, Elías llegó del baño, aquel discreto lugar se llenó de carcajadas por el gusto de haber vendido reses y por aquel gusto íntimo de haberle hecho el amor a la madre de Osman, Jasmani sabía que su patrón Elías le hacía el sexo a madre e hijo, eso le molestaba más creándole en su ser cierta envidia, era la hora de partir, Jasmani conducía el auto, al que lo había dejado estacionado en esa fresca mañana llevando al pueblo a su patrón, su esposa y a los dos pequeños, tiempo después de estar caminando por los alrededores del pueblo Jasmani vio caminar furtivamente a su patrón adentrándose en el monte, aquella actitud le llamó la atención y teniendo en cuenta su seguridad lo vio alejarse a cierta distancia, tiempo después vio aquella escena perturbadora viéndole a Elías desnudo encima del también desnudo Osman haciéndole sexo anal; ahora Jasmani conducía adecuadamente el auto, pasaron ciertos tramos de la carretera y vieron algunos animalitos cruzando la carretera, los niños iban dormidos en el asiento detrás junto a Margot que a través del espejo Jasmani sentía ser visto por ella saliéndole sonrisas reflejadas en el espejo retrovisor, esa mujer tenía un aire que le recordaba a la esposa del potentado Joaquín Valdés, se imaginaba cómo ella estaría ahora, que hará en este momento, suspiró hondo pensando en ella y a la vez manejando con prudencia miraba tras el retrovisor la figura de Margot, mutuamente crecía la atracción, a través del retrovisor miraba la carita de sueño profundo dibujada en los niños, a su lado Elías roncaba en su sueño profundo, cerca de una hondonada estacionó el vehículo para ir a micciar arrimándose a un árbol cercano y muy frondoso, desde allí miraba el panorama a su alrededor, al lanzar los flujos sentía gran placer por el deseo reprimido de no haberlo hecho antes, Margot sentada desde su asiento miraba la espalda de Jasmani cuyo pantalón lo tenía sujeto y al girar de súbito sus miradas se cruzaron, fueron segundos en los que el pantalón estuvo en el suelo mostrándose el pene erecto y grueso a vista atrayente de Margot, como pudo se puso el pantalón y salió presuroso a tomar el volante y dar inicio a la marcha, hubo un silencio mientras conducía por el retrovisor sus miradas se cruzaban y la de ella se hacía indiferente, al llegar a la estancia Jasmani maraca en sus hombros a los dos pequeños dejándolos en la habitación infantil, miraba con detenimiento las figuras infantiles, detrás llegaba Margot para cambiarle de ropa a su hijo, algo que llamó la atención de Jasmani fue la desatención que ella le daba al pequeño protegido dejándole dormir en la cama con esa ropa puesta con la que había estado en el pueblo, la mujer agradeció la ayuda pidiéndole que de la misma forma trajese a su esposo para hacerle dormir en la alcoba matrimonial, y así lo hizo, al salir recibió de nuevo las gracias de Margot, pero esta vez le fue más atrayente ver que sus manos eran rozadas con suave movimiento de las manos de ella, de su patrona, lo primero que hizo fue sonreír, lo segundo, corresponder de la misma forma viéndole con seguridad a los ojos al tiempo que le rozaba las manos y los antebrazos, ella no paraba de sonreír animosamente, Jasmani jugó a todo, se atrevió a pasarse la línea de respeto llevando sus manos al rostro de ella, lo hizo así porque seguramente los tragos le animaban, ella sabía del estado de ese hombre, súbitamente sus manos con dedos alargados tocaban con caricias por vez primera el rostro de Jasmani a quien le respondía sonriente de aceptación al recibir esas sentidas caricias, vieron el cuerpo roncando de Elías, él se despidió con una mirada cómplice hacia ella, de igual manera lo despedía a Jasmani con una tierna sonrisa, vio al hombre salir de la habitación yendo a arrimarse a la ventana y desde allí lo vio salir de la casona rumbo a su cuarto lejano, ella tenía rozando la tela de la ventana en su rostro tragando saliva, sus manos temblorosas agitaban la tela, había en ella eso de sentimientos encontrados en los que su conciencia minada al deseo, vio que el hombre regresaba a ver girando su cuerpo viendo al ventana donde ella seguía arrimada viéndole, emitió una sonrisa amplia dirigiéndose a su cuarto, al entrar se sacó la ropa quedándose en calzoncillo, el calor corporal le incitaba a bañarse, toma la toalla que se la pone fija en la cintura y sale en dirección al baño, miraba por los alrededores, recordaba la presencia de Osman, se duchaba con lo fresca del agua, sentía mejoría en su ánimo y gozaba viendo cómo el efecto de la ducha hacía que su pene se ponga erecto, sí, muy erecto, miraba el glande y lo rozaba con el jabón, se preguntaba cuántos culitos y vaginas se comió en todo este tiempo, se acariciaba el glande con espuma de jabón recordando el rostro y la figura de Margot, su bisexualidad daba para tanto en fijación de su sexo opuesto, sí, Jasmani aún se consideraba activo, tenía ese deseo carnal por ellas, así que se enjabonó y se limpió el cuerpo quedando refrescante, al pasar por aquel lugar vio a la vez la ventana y a su toalla mostrando la punta del pene amoldada a esa tela humedecida por el baño, iba descalzo sujetando con una mano su toalla y con la otra llevando su calzoncillo, ella había estado todo ese tiempo sentada en la silla contemplando el panorama y al verle así en ese estado se incrementó su deseo tragando saliva, pero algo en sí le impedía salir, su recato de esposa y digna mujer de Elías no se lo permitía, por encima estaban sus modales y su formación de cómo se había criado, mientras tanto, a unos pasos de allí un pensativo Jasmani entraba en su cuarto lanzando el húmedo calzoncillo sobre una silla, se sienta abriéndose la toalla y cae despacio sobre la cama de su cuarto, abierto de piernas se miraba el pene erecto, lo acariciaba, sentía placer, sus manos quedaron a la altura de las caderas apoyadas en la cama, cerraba los ojos haciendo mover instintivamente los músculos del pene, se mordía los labios pensando en las figuras de las mujeres y nenes de su pasado, a todos los había amado por igual, suspiraba aun a ojos cerrados, tragaba saliva, su corazón empezó a latir pensando en la escena de sexo anal que había presenciado entre el pequeño Osman y su patrón Elías, de solo recordar cómo ese pene entraba penetrando ese culito le hizo sobresaltar abriendo los ojos, vio bien erecto su pene, pero para gran sorpresa suya vio la presencia inusitada de… ella, sí, de ella, de … Margot, no lo podía creer estaba acostado abierto de piernas con su pene erecto, bien erecto, mostrándose a ojos de la patrona, simplemente Jasmani se dejó mirar, no se movía, ella miraba con detenimiento ese pene, estaba ensimismada viendo ese tolete de carne viva, latente, venoso, velludo y sobre todo de un rosáceo glande encantador para su gusto, se acercó lentamente sentándose en el extremo de la cama, estaba cabizbaja al momento de que Jasmani se sentó junto a ella, le pasó la mano por el hombro diciéndole que no sienta pena, así al paso ese escote de camisón daba muestra de esos pezones aún juveniles, que no sintiera pene le repetía al pasarle las manos por el cuello desnudo y cálido de temperatura, que lo importante es la acertada decisión de estar allí con él, el resto sobra de analizar o juzgar en el momento, por ahora, es que ella lo había decidido, que estaban siendo complacidos, le decía que lo importante es que están a solas, con una mano le tomó el maxilar inferior llevándose los labios a rozar con los suyos, de súbito vinieron besos apasionados con caricias sentidas en los pezones, cuello y nuca haciéndola suspirar, le puso en pie manoseándole la espalda a manera de masajes, ella se dejaba tiernamente acariciar su pelo y su rostro, ambos vieron lentamente deslizarse el camisón llegando a los tobillos de ella que liberó sus pies de las sandalias y el camisón haciéndolos a un lado con los pies, tiernamente las manos acariciaban las caderas, la cintura e iban por los glúteos acercándole más a su cuerpo, allí pudo sentir por vez primera el roce del pene por la pelvis de su vagina que ya se sentía humedecida cuando Jasmani el bisexual la pasaba por ahí, llevándose los dedos a la nariz, al ver ese movimiento ella sonreía, le decía que era parte de ella para él, lentamente la fue acostando en la cama, se acostó sobre ella llenándole de besos y de a poco le fue poseyendo dejándose ella de esas caricias que le daba Jasmani quien se estaba convirtiendo en su amante, la decisión de ella de estar allí era precisamente por disfrutar el sentirse penetrada por ese pene que ahora lo sentía rozándole los labios vaginales, desde hace mucho tiempo desde que tuvo a su único hijo Ronald Elías es que ya no se sentía satisfecha como ahora, ya desde hace mucho tiempo no sentía placer con lo de su esposo así que vio en Jasmani la oportunidad de volver a vivirlo en base a la discreción de estar con él amándose e intentando hacerlo a plenitud, y en eso no se equivocaba, al estar desnudos el pene rozaba la periferia de la vagina de Margot, parecía un sueño para Jasmani tener a la mujer de su patrón a su antojo sexual, frenéticamente le besaba los pezones, a la vez que los lamía con intensidad, ella gemía de forma placentera, se entregaba a ese peón de pene grueso y venoso, que tanto se lo había imaginado así para su disfrute, estaba animada con los besos en el cuello y de pronto vio a Jasmani cómo se sentaba en su vientre viendo a ese pene que se deslizaba al contacto de esos pezones unidos, el glande rozaba la garganta, se deslizaba entre los pezones, aún se percibía en aquel glande el olor del jabón con el que se había limpiado en la ducha, ella no pensó dos veces al permitirle a Jasmani que le meta el pene la boca, las caderas vibraban sutilmente al movimiento del sexo oral por el que estaba pasando Margot a través del cuerpo inclinado de Jasmani, para su amante Jasmani éste creía seguramente que para la patrona Margot era la primera vez que a diferencia de su esposo probaba pene de otro hombre, estaba siendo poseída por los brazos y torso de ese peón al que desde hace mucho tiempo lo espiaba con detenimiento, posteriormente, le hizo acostar de cara al colchón, la lengua de Jasmani el bisexual recorría la piel de hombros y nuca de la atenta mujer que al sentir esos placeres bufaba de gusto, era una entrega total, era sentirse amada plenamente por un hombre de verdad, para ella eso era así, para ella era traspasar los límites de la cordura para entrar en la demencia del placer sexual que Jasmani le prodigaba con su pene deslizándose por la raja del culito, hizo un pequeño alarido cuando el glande punteaba la entrada de su ano, hizo un brusco movimiento instintivo, Jasmani estaba inquieto, quiso penetrarle por el culo pero ella hacía movimientos bruscos, el hombre creció en inquietud, estaba algo contrariado, no entendía entonces de aquella entrega, estaba poniéndose incómodo, tenía las facciones cambiantes, no comprendía de aquella actitud, hizo el intento por penetrar pero de inmediato dio cuenta que sorprendentemente ese culito estaba cerradito, aún era virgen, para la religión de ella hacer el amor por allí era sacrilegio, se lo dijo así entre gemidos y suspiros jadeantes, le dijo que su esposo respetaba esa parte de su cuerpo, pero el insistente Jasmani gozando de la ventaja de poseerla y sabiendo que ella estaba a voluntad propia en es el lugar siendo amada, le dijo que si ella lo amaba debería dejárselo hacer ahora, ya mismo, hubo un silencio, le hizo girar de cara a él, unieron las frentes Jasmani le decía que la amaba desde el primer día en que la vio y seguramente pensaba ella igual de él, le dijo que le iba a hacer con amor, que no tuviese recelo, que ahora era su momento y debían aprovecharlo, le dijo que quien sabe sería de aquí en largo tiempo volver a verse, se lo decía sin dejar de besarle los pezones, lamerle el vientre haciendo círculos con la punta de la lengua en el ombligo, las manos de ella afianzaban más en la espalda de su amante, más, al sentir cómo ese pene iba entrando en su vagina, por vez primera el pene de Jasmani hacía estragos en las entrañas de Margot, para ella sentir así era raro, estaba siendo penetrada por un hombre que no era su esposo, pero recordaba algo, sí, aquellos encuentros, aquel sentir como ahora y se aferró su cuerpo acoplándose al de Jasmani, las embestidas que le daba la hacían gemir grandemente, era mujer realizada al sentirse así, la aparecida noche era testigo de esa oportunidad sexual que se daban en la cama, ella sentía el puro goce que le daba el pene en la vagina, ahora lo tenía todo para ser feliz completamente, sentirse abrazada por ese cuerpo, sentirse penetrada con rápidos movimientos de cintura, sentirse así, sin duda que se sentía feliz, se dejaba domar y probaba de las mieles del sexo duro que le daba Jasmani su amante que ahora la tenía con las piernas al hombro bien sujeta de las caderas dándole pene duro por esa vagina, la experiencia se hacía interminable, lo estaban gozando plenamente, era una entrega total, el hombre cerraba los ojos, sentía imaginarse tener la vagina de la patrona mujer de Joaquín Valdés, esa vagina le hacía sentir lo mismo a su pene que cuando estaba allá en el monte selvático junto al río dándole pene duro a esa prestante mujer, abría los ojos y se veía ahora con Margot, su actual amante en formación, el gustito por venirse iba en aumento, al movimiento de los cuerpos esos pezones se movían más, esos pies descalzos al aire se movían, ni qué hablar de esas maravillosas y suaves piernas agitadas en ese movimiento, ella se sentía realizada, sometida así por su peón le daba esa gracia de complicidad, de entrega, de buen gusto, se estaba entregando a un hombre cuyo cuerpo para ella era excepcional y sería de gusto para cualquier mujer en su condición, realmente no se había equivocado Margot, pues Jasmani representaba su hombre ideal, más lo sintió cuando el semen quedaba depositado en su vulva, estaba maravillada de la sesión recibida en esa cama pequeña pero suficiente para amarse, quedaron quietos por unos instantes, unían sus sudorosas frentes, sus pechos respiraban aceleradamente, aún se sentía el calor de sus pieles, se fueron apartando despacio, el pene salía humedecido con flujos vaginales y semen, Margot se había entregado plenamente la vagina a Jasmani, se cubrieron con una sábana quedando acostados abrazaditos, la cara de ella se apoyaba en el pecho velludo de su peón, ella le suplicó no decir lo acontecido en este cuarto, Jasmani lo prometió diciéndole que es un secreto de los dos, complacida por escuchar aquello se acostó encima de él besándole apasionadamente, las manos de Jasmani pasaban por el culito diciéndole que se lo dé el potito, ella sonrió negativamente, quedó ella acostada sobré por un buen tiempo con su cara descansando sobre el pecho de su amante oyéndole el corazón y la respiración, él le besaba el pelo acariciándole los glúteos, la sabana cubría esos cuerpos desnudos, que de súbito empezaban a moverse, Jasmani había colocado el glande humedecido de semen en la entrada de la vagina de la mujer, el cuerpo se alzaba y bajaba haciendo que la sábana se deslice a un costado de los cuerpos viendo esos cuatro pies inversos de posición con los de ella encima a los de él, las manos se sujetaban a las caderas de ella que gemía a ese contacto, a esa penetración, a esa forma de sentirse bien siendo cogida abiertamente, dieron vuelta en la cama ahora Jasmani estando sobre Margot, las caderas se movían al deslizamiento del pene dentro de la vagina, ella se sentía fogosa de nuevo, estaba sintiéndose en la gloria al ser sometida sexualmente de esa forma tan particular de manos de su amante, había pasado largo rato desde aquella primera venida de semen, estaban en forma, aún había rezagos de alcohol en la sangre del peón y ni hablar de los rezagos de deseos en la mujer, la deslizó poniéndola en el extremo de la cama encorvándole para quedar sobre ella con el pene punteando la vagina y así entraba de mejor forma haciéndole sentir placer a Margot, allí las caderas se movían en ese rítmico mete y saca, mete y saca, las pelvis se unían y se separaban un poco mostrando la penetración de pene, los vellos de pene y vagina se juntaban, los pelos castaños claros de Margot contrastaban con los pelos negros de Jasmani, todo era placer para ambos, ella cerraba los ojos aferradas sus manos a las sábanas que las arrugaba al sentirse penetrada por su peón, así encorvados en el extremo de la cama estaba dándole sexo a la mujer del patrón, la historia se repetía como mucho tiempo atrás allá en la selva de la que salió para no encontrarse con Squeo y su hijo Contardo, ahora en Margot repetía su apetito sexual por las mujeres, estaba muy animado haciéndole el sexo, tenía mucho de qué hacerle pues mientras la penetraba le besaba con dificultad los pezones, instintivamente las manos de ella agarraron los glúteos de Jasmani en señal de que estaba al gusto extremo y le pedía más y más penetración, la deslizó un poco más arriba de la cama, ahora la espalda estaba sobre el extremo del colchón, le rodeo las caderas con sus piernas aun juveniles, y de esa forma se facilitaba penetrarle con más gusto, ella estaba poseída por él de forma plena, ahora en esa postura la sentía mejor, le penetraba mejor, le vino el gustito por venirse, hasta que desfoga el semen dentro de la vagina de la mujer por segunda vez, quedó quieto a respiración acelerada, tenía el gusto de haberle pertenecido, él se sentía maravillado oliendo ese hermoso cuerpo de la patrona, ambos estaban acostados muy felices besándose apasionadamente, de improviso ella se preocupó por el tiempo allí en ese lugar, se acordó de su hijo Ronald Elías, presurosa se puso el camisón pero antes de irse se acercó a despedirse de su amante con besos con lengua prolongados, prometiéndose verse en próxima ocasión, la vio salir presurosa, se dejó caer en la cama como si estuviera desfalleciente de tanto sexo, quedó acostado de bruces en la cama, respiraba aún con aceleración, estuvo buen rato pensando en lo sucedido, su pene de nuevo se puso erecto, estaba con flujos vaginales y semen depositado por dos ocasiones en el vientre de Margot, decidió darse una corta ducha saliendo del cuarto, el tiempo transcurrió y vio distante una luz en la ventana, los sonidos de los animales nocturnos del lugar eran escuchados por Jasmani, vio la silueta a medio cuerpo de la patrona, Margot estaba tocándose l vientre por efecto de haber sido bien penetrada por su peón amante, le había metido el pene bien adentro de sus ovarios y había sido la primera vez de sentirse de ese modo, por lo que desde ya le extrañaba desenado que llegue otro momento futuro para que Jasmani le siga penetrando, en verdad que Margot se estaba enamorando de Jasmani, mientras tanto que su amante al verla de lejos tocarse la vagina por el camisón sonrió y entró al cuarto, tomó un cigarrillo encendiéndolo, mientras fumaba se inquietaba pensando de cómo Margot tenía aún su culito virgen, meditaba la forma en cómo ser el primero en su vida en hacerle el amor por el culo, no se desesperó, pensó que pronto habría la oportunidad de comerse ese delicioso manjar.
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Fulgencio Arichabala estaba pensativo viendo de lejos el cuadro en el que estaba sentado junto con sus dos hijos Mateo y Nicolás, la atenta mirada en Mateo era de una forma muy peculiar, aún se extrañaba la trágica muerte a edad tan temprana de su hijo, haber fallecido por un paro cardiaco quedando tumbado de cara sobre la cama provocándole asfixia, aún de pensarlo le era perturbador, era difícil de creer, miraba el rostro sonriente del retrato y tomaba un sorbo de su delicioso coñac, miraba la expresión facial de tranquilidad en su hijo, su primogénito para ese entonces, eso creía Fulgencio, luego supo de la existencia de su hija, aquella a quien había engendrado con una sirvienta y salió presurosa ante la ira de doña Matilde Peñalba madre de Fulgencio, de aquella hija tendría un hijo de su fallecido esposo y otro de nombre Serafín a quien dio la vida para que nazca por amor a Carlos Felipe del Olmo, ahora la mirada de Fulgencio era en aquel hijo, aquel que había sido esposo de Fernanda, aquel a quien se le atribuye ser padre de sus hijas Victoria y Cayetana, agregado el pequeño Mateo Fulgencio, que meses de fallecido su hijo y nace después ese pequeño bastardo como en silencio le catalogaba al inocente niño producto del amor del doctor Cota y Fernanda, suspiraba pronunciando repetidamente ese nombre, Fernanda, Fernanda, Fernanda, seguía suspirando profundamente, dio otro sorbo de coñac y meditaba profundamente, dejada su mente en relax dando rienda suelta a sus pensamientos, recordaba bebiendo su coñac aquella vez en que la vio de una manera poco usual, iba caminando furtivamente de la mano de su amigo Anderson de la Sierva, iban por aquellos parajes apartados de la música de ambiente que se tocaba en la apartada estancia, Fulgencio había estado orinando, cuando los vio les extrañó esa actitud, esa niña tendría ocho años allá por ese segundo sábado de septiembre de 1934, la fecha para Fulgencio era difícil de olvidar, los vio adentrase en el monte, iban animados, Fulgencio iba con la sospecha, caminó y caminó un buen tramo de recorrido, para sorpresa de él los vio desvestirse, Anderson abrazaba a Fernanda haciéndola girar, ella estaba muy acalorada por la intensidad de haber caminado tanto a ese lugar, se acostaron sobre aquellas hojas secas, para Fulgencio era de una maravilla ver a esos dos cuerpos desnudos moviéndose sobre las hojas, Fernanda y Anderson se comían a besos apasionados, de pronto él se abre de piernas mostrándole a ella su pene erecto, Fernanda sin miramientos tomaba el pene agitándole, se miraban con cara de complicidad, hizo un ademán para que la nena fuese lentamente con su cara cerca del glande, lo olía y luego se lo metía a la boca, Fulgencio miraba lo bien que hacía en lamer ese pene brilloso, Anderson permite que la niña explore tronco de carne durante varios minutos, se notaba el rostro de Anderson a punto de explotar en su cara pues sentía que ya eyaculaba ante la succión de sus tiernos labios, le fascinaba ver esa cara de niña con ese grueso pene en sus manitas y boca, pero quería gozar más, se calentó tanto que quería cogerla con toda su fuerza, Fulgencio vio desde su escondite que Anderson cargó nuevamente a la niña y le puso su babeante pene en su rajita lampiña levantándola y dejándola caer en su glande y parte del tronco del pene haciendo el clásico sonido al estar chocando sus nalgas sobre sus ingle con un vaivén que enloquecía a Fulgencio, irónicamente no se había subido la cremallera y el pene se salía del pantalón por efecto a estar bien erecto viendo esa escena sexual entre Fernanda y Anderson, no podía creer lo que estaba viendo, después de cierto tiempo cogiéndola de esa forma cambió nuevamente de posición ahora inclinando su pelvis sobre ella, sin duda que él quería venirse dentro de ella, así que le dijo jocosamente a escucha de Fulgencio que él se acostaría sobre ella estando inclinado su vaginita lampiña y ella solita se metería el pene en su huequito, lentamente le iba metiendo el pene as{i de inclinados los cuerpos, ella bien sujeta, él mostrando gusto por el placer, Fulgencio vio que hicieron un alto para besarse, posteriormente, la niña se acostó sobre y frente a él, Fulgencio vio que Anderson la fue bajando lentamente, el pene hacia efecto en sus labios vaginales que se abrían delimitando a cada milímetro de glande y tronco que ya con sutileza penetraba su hermosa vagina lampiña, la niña después de un gemido quedo ensartada en su totalidad por el pene en sus entrañas, la vista desde ese lugar era hermosa para Fulgencio viendo acoplados esos dos cuerpos desnudos, la pequeña Fernanda de ocho años estaba encima de un hombre lleno de vellos acariciando con sus tiernas manos su pecho y él se lo veía mayor con su pene ensartándole en vaginita infantil de la niña preciosa, estaba siendo penetrada con un enorme tronco que le abría su interior, Anderson la manejó con las manos de forma sutil para subirla y bajarla a su antojo, en veces la movía rápido y en otras lentamente, se observaba ese movimiento a distancia de donde Fulgencio sentía su pene erecto de tanto sexo visto, con el peso de sus caderitas el pene fue entrando con facilidad, Anderson estaba en gran medida muy animado, estaba muy feliz sometiéndola y además estaba oliendo ese aroma de niña, de experta, siendo amada de aquella forma no muy común en mujercitas de esa edad, la niña después de varios minutos cabalgaba gustosa el pene de Anderson, de esa forma con ese movimiento iba soltando gemidos infantiles que ponían al entusiasta Anderson a punto de acabar en un orgasmo que le producía mucho placer en su pequeño ser, Fulgencio vio que su amigo Anderson se contuvo un poco, la inclina más para inmediatamente ver en su rostro que iba a eyacular con semen a borbotones dentro de ella, la puso de costado alzando su pierna posando sobre la cadera de la pequeña Fernanda, y así de esa forma estaba disfrutando de la hermosa vista que daba aquella pequeña de 8 años, la niña mostraba un terso cuerpo y hermoso culito bien parado, Anderson sintió nuevamente su tersa y delicada piel rozándola tibiamente, esa piel suave perfumada por el color piel que tenía aquella pequeña hermosura de niña, y la empezó a coger de nuevo en esa postura que a Fulgencio ya rayaba a punto de enloquecer viendo como ese pene entraba en la vagina a perfil moviendo las caderas, la pequeña recibía fuertes embestidas en su cuerpecito que a cada una de ellas gemía dulcemente de placer, se notaba en el rostro, lo veía así Fulgencio, sus lindos glúteos ya de niña mujer sonaban al choque de los cuerpos, al ver el rostro satisfecho de Anderson era como de estar en el paraíso, Anderson deseaba dejar el semen bien adentro de la niña, las metidas eran cada vez más contundentes y se escuchaba en algo el sonido chocando con fuerza la base de sus testículos en los labios vaginales que por cierto ya se encontraba de coloración rojiza debido a tanta fricción con el glande, así así se movía rápidamente, la poseía y exclamaba que deseaba preñarla ahora, que era su mujer y que tendrían un hijo, Fulgencio reía, sabía que esas exclamaciones declaradas por Anderson hacia la pequeña aún no podía suceder, por ser ella muy pequeña, el cuerpo de Anderson sobre la pequeña estaba bañado en sudor y claramente evidenciaba el enorme esfuerzo que le imprimía a la gran cogida que le daba a Fernanda, a él también le dolía ya todo el pene incluyendo el glande de tanta presión que recibía en su pene, sus testículos estaban a llenar y quería sacar toda ese semen para los interiores de la pequeña, Fulgencio discretamente desde ese lugar observaba las embestidas brutales y el jadeo de la preciosa niña que la había cogido por bastante tiempo y se sorprendía de su potencial, la vaginita de esa bella niña escolar recibiría semen a borbotones, Fulgencio veía que Anderson metía y sacaba rápidamente su miembro tomándola de su delgada cintura, ya estaba mostrando su enorme culo a su vista y sentía que ya no podía más que iba a desfallecer, el estar bien el pene dentro de las entrañas le hacía sentir más placer que el debido, así, hizo mucho movimiento con meterle aquel pene hasta topar con sus hermosas pompis, de esa forma, por fin hizo que se sienta realizado humedeciendo de semen dentro de Fernanda, dejo ir en la vaginita tierna de la niña grandes cantidades de semen en el útero de Fernanda, Anderson de la Sierva bufaba como un ser en celo, dejando que todo el semen se derramara en el interior de la niña que jadeaba locamente también, increíblemente ella también ya había tenido sus primeros orgasmos a pesar de su tierna edad, después de venirse una vez que ese pene se puso flácido fue sacando su tolete de carne lleno de líquidos y semen que se escurría por las piernitas de Fernanda, al terminar la besaba ricamente por varios minutos uniendo los dos sus ardientes lenguas, Fulgencio Arichabala que por ese tiempo tenía 55 años vio desde ese apartado y muy escondido lugar que Anderson de la Sierva chupaba su dedo índice y lo dirigió al culito de Fernanda, que se movía de caderas al sentir que el dedo quería entrar, le daba recelo al sentir ese dedo, Anderson hizo que la calentura de Fernanda gane placer mediante suaves masajes con besos sentidos con frases motivantes que le gustaba escuchar, y de esa manera Fernanda se quedó quieta para que el dedo pudiera profanar el pequeño hoyito, cuando Anderson presionó su dedo Fernanda no pudo evitar el lanzar rápidamente un gemido, para ella era una mezcla de dolor y placer, antes Fernanda no había sentido eso, le incomodaba el dedo sutil de aquel hombre, pero al sentir la excitación de este al meterle un dedo y ver como se había puesto de excitado se dejó hacer como hembra caliente sumisa, y gemía fuerte mientras movía su cadera de arriba abajo, besaba a la nena metiéndole la lengua en lo profundo de su boca y al mismo tiempo hacia un mete y saca con su dedo índice en el pequeño hueco, la pequeña caliente gemía ante tanto estimulo, sentía lo resbaloso de la lengua hurgando su boca, el glande del pene se deslizaba sutilmente por esa rajita, el cómo su clítoris era rozado por los dedos de una mano por la pelvis y al mismo tiempo ese culito estaba siendo penetrado por un dedo; comenzó a gemir cual niña caliente que era ya por ese tiempo debido a su temprano despertar sexual por Anderson de la Sierva, no lo pudo evitar, la pequeña gemía chorreando su vagina lubricando la mano de Anderson, sentía la humedad de la vaginita impregnada en los dedos de la mano mientras el pene aumentaba los movimientos deslizantes en la piel haciéndolo frenéticos, Fulgencio Arichabala notaba que la pareja de edades desiguales tenían varios minutos en esa posición debido a esos movimientos que a ambos les gustaba sentirlos, Anderson metió y sacó dedo del culo infantil de esa niña preciosa y lo llevo a la boca de Fernanda que por instinto caliente no pudo evitar sentir el roce por los labios como si fuera el pene soñado, tanto Anderson como Fulgencio veían cómo a ojos cerrados la preciosa niña chupaba el dedo, moviendo su cabeza de arriba abajo, sus mejillas se sumían por la succión dada, eso era demasiado pervertido para Fulgencio que casi eyaculaba viendo a esa caliente niña mamar literalmente el dedo de Anderson de la Sierva, de esa misma forma aquel hombre mete el dedo medio a la boca y ella abrió los ojos, solo lo vio e intentó sonreír y volvió a cerrar los ojos y seguir mamando los dedos que pasaban por su boca, los ensalivo dentro de la boca de la pequeña, los pasaba por debajo de la lengua, los metió a los carrillos recogiendo toda la saliva posible y una vez embetunados se los saco de la boca y los llevo de nuevo a su culo, la pequeña Fernanda quiso gritar al sentir que el glande ahora estaba penetrando su culito, sólo que el grito fue ahogado por la boca de Anderson de la Sierva que apasionadamente la besaba, haciendo de esa forma que la caliente Fernanda de ocho años olvide la penetración que le hacía Anderson, de esa manera no tardaba en satisfacer su necesidad y así poco a poco el glande se iba metiendo la cabeza en ese culito y que en su mente de hombre libidinoso se pensaba intencionalmente que penetraría a como diera lugar en ese culito, gemía mucho prolongadamente, sin duda que esos pujes llegaban donde estaba Fulgencio Arichabala, para él eran esos pujes que daba la niña los notaba en el rostro con señal de extrañeza y daba cuenta a la vez que eran pujidos de gusto mientras que Anderson a la vez metía y sacaba la punta del glande como si quisiera con ello lubricar el culito de ocho años en esa niña preciosa, Fulgencio veía que Anderson la tranquilizaba, con sus caricias en el rostro le decía que debe relajarse puesto ya sentía que se estaba aflojando el culito, le decía que iba a sentir muy rico, consideró que era suficiente darle pene por el culo y le dijo para volver a “jugar por ahí” señalándole la vaginita desnuda, ella solo asintió con la cabeza y siguió besando a su hombre mientras el gozaba de ella con tocamientos y caricias, le dijo nuevamente que lo haría por ese “huequito” recordándole lo rico que era haciéndolo por ahí, así que ya era momento de moverse de posición, de esa forma entonces la levantó y la acostó a un lado de él boca abajo del suelo, levanto su cadera hasta que sus rodillas y pecho quedaron al mismo nivel, alcanzó una crema dejada antes en el suelo, vio el cuerpo algo levantado de la inquieta Fernanda, desde su posición lo veía sonriendo, Fulgencio Arichabala tenía idea de lo que Anderson de la Sierva iba a hacerle a Fernanda, Fulgencio miraba su pene erecto, sonrió, levantó su cara y vio a lo lejos el rostro de Anderson en el cual , acercó los labios a la oreja de la pequeña diciéndole que seguramente iba a ser algo que dolería pero terminaría siendo rico, esas palabras pasaban por la cabeza infantil que de imaginarlo sonrió ante el excitado Anderson, cuyo pene tieso ya rozaba las piernas abiertas de la pequeña de ocho años, llegando a los labios vaginales, ya estaba a su lado y desde atrás de ella tomo vaselina con sus dedos y lo llevo al pequeño orificio, ella se revolvió inquieta y la volvió tranquilizar tomándola de las nalgas y sujetándola, metió los dos dedos que ya profanaban el hueco y los giró dentro tratando de dar la mayor dilatación, la caliente Fernanda solo gemía viéndose mover de piernas al viento, dejándose hacer las caricias mal sanas de su iniciador en el sexo, Anderson babeando saboreaba lo que iba a sentir ese momento, pensaba todas las posibilidades al cogérsela y no solo ese día sino los posteriores pues estaba de vacaciones, pensaba como la llevaría a diferentes lugares haciendo posturas y se las haría como quisiera, el pene mojado de crema iba entrando en la vagina y comenzaban los movimientos de cadera, desde lejos se notaba el alzar y bajar de cintura al mismo movimiento de unión de pelvis y piernas bien abiertas, las manos de Anderson se aferraban a las caderitas de Fernanda, desde lejos Fulgencio miraba cómo Fernanda era penetrada por Anderson, miraba el rostro pasivo y complaciente de la pequeña, estaba muy animado, era suya, la estaba poseyendo de nuevo ye so se lo hacía saber con expresiones de aliento y admiración por su hermoso cuerpo, el intenso movimiento de caderas fue mermando hasta quedar quieto, los talones de la pequeña descansaban ahora por los muslos de Anderson, de lejos Fulgencio miraba acostado estático a su amigo y a la vez cómo lentamente las piernas de Fernanda tocaban piso, quedaban quietos los dos, Fulgencio nunca olvidará esa postura de ambos amantes, esa desigual edad con esa desigual estatura, recordará esa postura de estar Anderson encima de la pequeña, así, aún con el pene dentro de la humanidad de Fernanda, el hombre cubría con su fornido cuerpo la humanidad de la pequeña de ocho años, lentamente fue sacando el pene, giró su cuerpo acostándose a su lado, bufaba de gusto, se notaba en su respiración acelerada igual que la de la pequeña, estiró su mano para recibir la manito de ella entrelazando sus dedos mirándose alegres llenos de complicidad, desde lejos a Fulgencio ese gesto instintivamente en su naturaleza humana creó la envidia y el celo, le molestaba que ellos se hayan entregado así, Fulgencio envidiaba plenamente a su amigo, le molestaba ver que ahora la pequeña se acostaba encima de su hombre iniciador en el sexo y le acariciaba el rostro dándose besos prolongados, Fulgencio veía el culito voluminoso de Fernanda siendo manoseado por Anderson, la alzó un poquito de las caderas haciendo movimientos de su vaginita encima del pene erecto humedecido de crema y semen, ella sintió que debajo de su vagina el pene iba entrando, la alzaba y bajaba de la cadera con gusto, ella jadeaba y pujaba en cada bajada de su cadera, Anderson abrió sus piernas lo que más pudo, la nena se acoplaba en sus movimientos, había un gusto exquisito de sentirse así, ya en otras ocasiones en sus encuentros le había enseñado esa postura, ella se levantó poco a poco y se sentó ahora sobre las piernas unidad de Anderson, con los deditos quitaba el resto de crema y semen, pasaba el glande por sus mejillas y por su cuello, las manitos quitaban ese líquido cremoso viéndose un glande limpio, sus labios infantiles empezaron a rozar el glande llevándoselo al interior de su boca, Fulgencio de lejos vio que la niña hermosa al mamar pene lo hacía con tal devoción que acariciaba y se lo pasaba por el rostro a ese ensalivado pene venoso y peludo, su cabeza se movía de atrás hacia adelante y sus labios se quedaban pegados cuando ella se movía hacía atrás, parecía una niña con una paleta gigante chupando el dulce sabor, Anderson de la Sierva sólo la sujetaba de la cabeza y movía su cabeza hacia arriba cerrando los ojos, el placer era infinito, ya recordaba la última mamada que Fernanda le hubiera dado así, habían pasado semanas recordando el último suceso en su cuarto en ausencia de sus padres, Fernanda y Anderson reían de forma cómplice, ella reía por completo y ahora Fernanda acercó su carita al pecho del acostado adulto que con los brazos abiertos la esperaba haciéndola acostar sobre su cuerpo, Fulgencio Arichabala desde su escondite vio que la pequeña Fernanda se sentaba con su culito sobre el pene de Anderson moviendo sus caderas y haciendo que su culito se mueva circularmente al contacto con el pene adulto, vio que la pequeña estiró la manito tomando crema acomodándose sobre él y puso mucha crema en su manito, llevó la crema a su rajita y la humedecía, Fulgencio notaba que ella ya era experta en lubricación, luego tomó el pene del él y le puso crema guiándole a su rajita, este se atoró en el introito y se fue metiendo, la cara de la pequeña de ocho años era compungida, hacía esfuerzo por dilatarse rápido la rajita y crema al mismo tiempo, sus piernita soportaban su peso, el hombre solo se dejaba hacer viéndole el ánimo dibujado en el rostro de la pequeña, miraba como ella solita se penetraba el glande y tronco de pene en su rajita, se fue bajando y subió sacándola, para después bajar nuevamente, hizo ese ejercicio hasta que logro metérselo por completo, Anderson sentía el como la nena había logrado meterse todo el pene adentro, miró su carita de sufrimiento, como su entrecejo se fruncía y sus ojitos eran de sufrimiento, ella sabía debía aguantar lo primeros momentos de la cogida y después sería placer, se movió lento sobre él sacando y metiendo su pene, cuando la crema empezaba a ser efecto de lubricación, el pene resbaló mejor dentro de ella y esa fue la señal para moverse con más intensidad como si ella ahora estuviera cabalgando, ese movimiento de postura sexual única hozo reír a Fulgencio que no salía de su asombro y consideraba entonces que era un hecho que esta niña cogía seguido con Anderson de la Sierva que disfrutaba esa tierna rajita; ella apoyaba sus rodillas en la arena que invadía el suelo, se raspaba pero ya la calentura era más que la sensación desagradable en sus rodillas, se movió como amazona sobre el afortunado y el por continuidad movía sus caderas acoplándose al movimiento de ella y se inició la lasciva danza entre un hombre adulto y una niña que para ese momento Fulgencio ya la consideraba muy precoz de sólo verle moverse de esa forma, la pequeña de ocho años ya sentía su excitación trasmitida por lo lubricado con crema de su rajita, el hombre también lo percibía así como estaba acostado, viendo los gestos de placer de Fernanda que ya no disimulaba en lo más mínimo su placer, abría y cerraba su boquita como queriendo hablar, pero solo salían gemidos de placer de ella, era como si con eso le expresara todo el placer que ella sentía sobre él y de eso daba cuenta el escondido Fulgencio Arichabala, la pequeña de ocho años se quejaba de dolor y era porque sus piecitos descalzos ya tenían piedritas enterradas en su piel, por más excitada que estaba se lastimaba con ellas, Anderson se daba cuenta de aquello y la sujetaba con cuidado, se enderezó y como pudo se levantó con la nena ensartada, la llevo hasta un árbol caminando con dificultad, Fulgencio vio el jocoso caminar de su amigo cual si fuese un mandril, moviendo graciosamente los pies y cadera bien agarrados a la aferrada Fernanda, fue el quejido que la niña lanzó cuando él la apoyó en aquel árbol cercano y su pene entraba más de lo que ya le había entrado, lo volteo a ver y sus bocas nuevamente se unieron, sus lenguas se enroscaban, los dos disfrutaban la cogida así encorvados, así penetrándole, no se podría decir quién más, la verdad los dos se disfrutaban de esa postura sexual, los dos realizaban su fantasía, ella emanaba jadeos y gemidos y él daba penetraciones constantes y ella bufaba grandemente mientras la cogía con todas las ganas que su ser, ya para ese momento se notaba el desgaste de las piernas de Anderson de la Sierva, pero aún así no dejaba de moverse, pensaba como seguírsela cogiendo en esa deliciosa postura, pero que a fin de cuentas les gustaba mucho, Fulgencio vio cómo él la bajó parándole sobre una gran roca, Fulgencio Arichabala desde lejos vio que ambos se quedaron completamente de frente, la beso con pasión y ella se colgó de su cuello, con esa gran roca los dos quedaron a la misma altura, eso facilitaba las cosas de cogerla mejor, la encorvó a piernas abiertas y le introdujo el pene erecto, diciendo que luego de hacer esto se irían a la fiesta, .continuaba penetrándole y no se detuvo, su pene sorprendentemente salía y entraba a una velocidad que él consideraba buena, pero conforme subió su excitación poco le importó el grito de dolor de la niña, que cabe decir gritaba pero de placer, Fulgencio veía desde lejos que a ella le gustaba eso, sentirse usada de esa forma, no importaba si dolía cuando el pene entraba bastante, solo importaba el placer que sacaba ese hombre de ella, la pequeña de ocho años a ojos cerrados contraía su culito teniendo su último orgasmo originado en su vagina, no se desacoplaban aun, ella se movía contrayendo la vagina y Anderson de la Sierva disfrutaba esa sensación, con el pasar del tiempo su pene se fue poniéndose flácido en parte y fue expulsado de la vaginita infantil de ocho años, tal como lo haría con un resto de semen y crema quedado dentro de la vaginita de Fernanda, lo saca y lo desliza por los muslos, el hombre tambaleante se sentaba mientras la pequeña aun recargada en la gran roca miraba su humedecida vagina con rastros de semen y crema dejados en la anterior cogida sintiendo la tibieza escurriendo por sus muslos; se asearon poniéndose la ropa saliendo de allí presurosamente a la fiesta como si nada hubiese pasado, solo que desde ese momento las vidas de Fulgencio y Fernanda se verían periódicamente alcanzando un cordial acercamiento, sin duda que de sólo verla y recordar lo que hacía con Anderson para él era de envidia y rabia al no poder poseerla, hizo intentos, todos fallidos, hasta que con el pasar del tiempo Fernanda siendo una adolescente hizo una significativa amistad con Mateo el hijo mayor de Fulgencio Arichabala, la amistad se transforma en noviazgo, de ello gustaba Fulgencio Arichabala que veía con buenos ojos esa relación, sólo que un día, Fulgencio recibió una llamada anónima, le dieron una dirección, se trataba de un lugar próximo al mercado, de allí vio salir a su hijo Mateo, iba con un niño de cinco años, de condición humilde, descalzo, vestimenta pobre, siguió el auto, a prudente distancia vio estacionarse el auto en un apartado lugar lleno de maleza cercana a la carretera, sin ser visto se adentró en ese sendero de criadero vacuno, y como se lo imaginaba allí los vio acostados muy desnudos, el niño lo tenía sujeto a Mateo tomándole con sus manitas de las caderas haciendo movimientos circulares con su penecito el rajita del culo de Mateo, el hombre hizo puños viendo a su hijo Mateo acostando sobre el suelo al niño chupándole el pene para luego poniéndose en cuatro como perrito dejarse rozar ese penecito humedecido de saliva, luego vio cómo su hijo Mateo completamente desnudo acostaba al complaciente niño desnudo sacado del mercado, le hizo abrir de piernas para encorvarse y meterle el pene por el culito, sorprendentemente el niño pasivamente se dejaba meter todo el pene siguiendo los embistes para terminar dejándole semen adentro de sus entrañas, Fulgencio no lo podía creer, instintivamente quiso intervenir pero se contuvo grandemente, pues lo hizo por ese algo dentro de sí que lo identificaba con ese acto sexual de su hijo, la bisexualidad, descubrió que eso había heredado su hijo mayor, así que Fulgencio muy cabizbajo y muy preocupado salió presuroso del lugar, lloró de camino a casa, por la noche le dijo a mateo que era conveniente que contraiga matrimonio con Fernanda, le dijo lo que había visto en aquel lugar, frio y tembloroso Mateo pidió perdón y a las pocas semanas las campanas de la iglesia tocaban anunciando la boda de los recién casados, durante un buen tiempo no se hablaba de la venida del primer nieto oficial de Fulgencio, los rumores crecían alrededor de la fecundidad de la novia, sin embargo bajo los corrillos se hablaba de la incapacidad del novio por ciertas debilidades, por ese tiempo las visitas amistosas de Anderson de la Sierva a la casa Arichabala se daba con frecuencia, pese a ser poco el tiempo de charla entre Anderson y Fernanda existía cierto recelo en Fulgencio, le preocupaba la incapacidad de que la pareja tuviese su primer hijo, fue entonces que en una fiesta en casa de Anderson a la cual fue invitada la familia Arichabala y otros invitados que Fulgencio notaba la ausencia de Anderson y Fernanda, corrió presuroso y dio cuenta de esos dos cuerpos desnudos haciéndose el amor plenamente, él le pedía un hijo, que dejase a ese hombre, que la amaba, que le decía para irse lejos, Fulgencio lleno de cólera no soportaba de aquello, no lo permitiría, al llegar de regreso a la casona Arichabala la mirada de Fulgencio se centraba en su nuera, no le perdonaría la infidelidad vista, planeaba en solitario con coñac en mano la forma de arruinar la economía y la vida social de su mejor usando accione su mecanismos de desprestigio, al día siguiente se pondría en contacto con sus aliados, se propuso tomar esas propiedades, comprar ese lugar de idilio, pasarle maquinaria desapareciendo su original geografía del mapa, eso se lo propuso y lo conseguiría, pasaron varias semanas, hubo una noche de pensamiento profundo, Fulgencio renegaba de la incapacidad sexual de su hijo Mateo, desesperado por saberse que él no le daría perpetuidad a su sangre en el vientre de aquella mujer, se puso en pie y con muchas copas de coñac en su cerebro turbado de celos, envidia y soberbia subió las escaleras, una sombra por detrás miraba sus movimientos, aquella sirviente, Fulgencio aprovechó de un viaje de negocios de su hijo para irrumpir en la habitación de Fernanda, violándola una y otra vez esa noche, complacido con aquello siguieron las noches siguientes hasta la llegada de su hijo a casa, las visitas de Anderson dejaron de ser por sugerencia de Fulgencio a su hijo Mateo que las prohibiera, se guardó el secreto de las visitas de alcoba de Fulgencio a Fernanda, ella en la última visita que sostuvo con Anderson no tuvo el valor de decirle que antes de tener sexo con su suegro ya esperaba un hijo suyo, un hijo con sangre de la Sierva, semanas después en un encuentro clandestino de una sirviente testigo se enteró de lo sucedido, quiso enfrentarse y llevársela pero los hechos con desgracia iban cayendo de uno en uno hasta verse en la ruina, con el tiempo supo quién había sido el causante, partió del lugar dejando a su hermano a su suerte, ya que el resto de familiares perdieron la vida en situaciones aún no bien esclarecidas, mientras tanto en alguna ocasión un periódico que se desplazaba en el aire llegó a sus piernas, leyó parte de ese retazo y se veía a la feliz pareja en el bautizo de su preciosa hija Victoria Micaela Fernanda Arichabala, sin lugar a dudas él estaba viendo la foto de su hija, desde allí la expresión: “¡Venganza!”.
FIN DEL DUCENTÉSIMO CUADRAGÉSIMO CUARTO EPISODIO
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