METAMORFOSIS 259
Llega un nuevo respiro.
Osman está leyendo con detenimiento los papeles encontrados en la cabaña abandonada, se encontraba en la hamaca debajo del entablado de la ramada donde vivía, con sus pies descalzos impulsaba a mecerse, estaba muy concentrado leyendo en aquella mañana del primer sábado del mes de junio de1964, su madre había ido a trabajar a la estancia Valdés, dijo que regresaría cerca al ocaso, que se prepare la comida y cuide los animales, la tarea ya la había hecho, estaba leyendo repetidamente aquellos relatos escritos como si deseara aprendérselos de memoria, puso las hojas sobre su pecho, su mirada quedaba en el infinito, a través de esos escritos se enteraba de la relación entre Lupercio y Renata y con la madre de ésta, se detallaba que un niño llamado Renato hermano de Renata era hijo de Lupercio, y lo que más le asombró es que Lupercio deseaba tener un hijo con la pequeña Renata, deseaba engendrarle en ese sitio de la cascada del arroyo, ahora entendía esos símbolos puestos en la pared: “–>R<–>L<– empezaron a hacer su hijo” ; “30-IX-61” eso quiere decir entonces que el difunto hijo mayor del patrón Joaquín Valdés desde hace tres años quiso tener un hijo con Renata que era la hija de la madre con la que tuvo un hijo, es decir, que Lupercio quiso engendrar un hijo en el vientre de Renata que es medo hermana de su hijo Renato, aquel hijo que lo tuvo con la madre de Renata, de esa forma Osman iba despejando el misterio de lo que había escuchado ciertos rumores acerca del asesinato del hijo mayor del patrón Valdés en manos de cierto asesino que aún no se ha descubierto su identidad, se propuso investigar, sin pensarlo dos veces empezó en el interior de la ramada, miraba por los resquicios de los puntales, del entablado, de las paredes forradas de papel de periódicos, de esa forma iba centímetro a centímetro buscando con su manos, hasta que algo le llamó la atención justo en donde hace pliegue el techo de la ramada con un tronco de madera puesto como cuña, sus dedos tocaron algo, al sacar el objeto se trataba de una bolsita pequeña, dentro había una especie de calzoncito con encaje, al verle fue grande la sorpresa de que estaba manchado de sangre, Osman quedó pensativo, siguió deslizando su mano y tocó otro objeto, se trataba de algunos lápices de colores y para su sorpresa una foto tamaño carnet, era él sin duda, le había visto en una foto grande en el gran salón de la estancia Valdés, efectivamente, se trataba de Lupercio el hijo mayor de Joaquín Valdés, se confirmaba la relación de Renata y Lupercio: “–>R<–>L<– empezaron a hacer su hijo” ; “30-IX-61” allí vivió Renata, los ojos de Osman rodeaban el lugar, se preguntaba cuántas veces y de qué forma hicieron el amor en este lugar la pareja de amantes, se imaginaba esos cuerpos desnudos dispares por la estatura y la edad, se preguntaba además cuántas veces dejaron derramados los fluidos de semen y si en algún lugar estarían los rastros, su pregunta fue contestada de inmediato viendo en un rincón manchas de semen, las conocía bien pues en su casa allá en las montañas el difunto patrón don Elías las dejaba siempre en el rincón, miraba y sonreía viendo el semen depositado en el lugar, ahora Osman estaba muy claro en sus pensamientos, decidido a seguir buscando ya encontraba otros objetos, tenía en su mano una libreta pequeña muy polvosa, le atrajo la atención y procedió a leer parte del contenido, se trataba de algunos garabatos hechos propios de la edad de Renata, hablaba de lo enamorada que estaba y de ello se respaldaba en dibujos y en algunos recortes de periódico en donde hacía sus garabatos sobre fotografías de artistas de moda, le llamó la atención pétalos secos de una flor y en la hoja esta dibujado un corazón con las letra “R” y “L”, había la fotografía del diario de un jinete y debajo se notaba la escritura de Renata “Mi amor ven a verme, te amo” seguramente ella le daba esos recortes en cada encuentro para que en silencio los tuviese presente, decidió visitar el cuarto que fue de Lupercio cuando tenga la oportunidad de ir a la estancia Valdés cunado su madre lo lleve a cuidar al pequeño Joaquín Lupercio, vio una frase alentadora hecha por Lupercio que mostraba lo sólida de la relación de los amantes: “Pienso cada día en tí”, “Eres lo más bonito que me ha pasado en la vida” a lado se encontraba una figura de un comercial de alimentos en la que aparece una familia compuesta por una pareja de esposos y una pareja de niños, debajo se ve una escritura “Así haremos nuestra familia con nuestros hijos” Osman miró al infinito muy pensativo, era la letra de Lupercio, se notaba que estaba muy ilusionado en tener hijos con Renata, se notaba la fecha, eran días antes de que fallezca tras recibir disparos en su cuerpo, sonrío leyendo la última frase “haremos hijos bonitos” luego al final estaba el nombre de él “Lupercio”, dio la vuelta al papel y vio algo horroroso que le sorprendió, era una escritura en la que se podía leer: “¡Maldito seas!… ¡vas a morir! Claramente era una letra que no pertenecía a Renata ni a Lupercio, sorprendido se preguntaba quién pudo ser la que escribió eso y cómo Renata no dio cuenta de aquello para avisarle y así salvarle la vida, seguramente no vio ese papel pues de acuerdo a lo que escuchó del populacho madre e hijos murieron envenenados por la madre, no cabe duda, se le brilló el semblante, “¡Fue la madre de Renata quien mató a Lupercio!”, de acuerdo a los comentarios el desafortunado hijo del patrón Valdés murió de varios tiros de carabina, así que ahora para Osman quedaba la necesidad de descubrir el lugar donde se encuentra la carabina que seguramente la mujer la habría escondido, decidió subirse y poner en esa hendija del puntal y el techo aquellos objetos junto a los papeles de la cabaña, con esa ilusión de buscar objetos como los de la ramada decidió ir a la cabaña abandonada en la cascada del arroyo, estaba feliz de haber terminado las tareas, se sirvió los alimentos y decidió partir viendo la posición del sol de aquel soleado día, caminó entre las lomas viendo el húmedo paisaje, a pocos metros de distancia del lugar se sorprendió ver a un caballo muy conocido amarrado en aquel lugar cercano a la cabaña abandonada, su sorpresa fue mayor cuando vio dos cuerpos desnudos saliendo del velo de la cascada de agua que se impactaba en el suelo, eran conocidos para él, ya se imaginaba su presencia de aquel hombre dueño del fino alazán, lo que no esperaba ver a la persona que estaba a su lado bañándose junto a la cascada, le tenía bien abrazado besándose apasionadamente, la mujer estaba plena de dicha, tras esos movimientos corporales se podía decir que la estaba penetrando dentro del agua, se notaba esa expresión de gemidos en ambos amantes, sin lugar a dudas que Osman estaba viendo a su madre abrazada al patrón dueño de estas tierras Joaquín Valdés, estaba muy inquieto, no estaba tan sorprendido en gran medida pues el niño desde que tiene uso de razón ya conocía la debilidad de su madre por los hombres y la forma en que los cautivaba, sólo que para Osman había una preocupación al no saber la identidad de su padre, de tantos hombres que han pasado por la vida de su madre se inquietaba por saber si alguno de ellos lo engendró, bajo qué circunstancias, si hubo amor al momento de ser engendrado por su padre, si fue un hijo deseado o no, para él a su edad pensaba en lo segundo y sentía un resentimiento ante la figura de un padre que al no conocerle tampoco pudo preocuparse por su crianza, la mirada de Osman estaba puesta en los amantes que continuaban abrazados y besándose muy apasionadamente, vio que iban tomados de la mano dentro de la cabaña, se sorprendía de cómo esta pareja de amantes sabían la existencia del lugar, atando cabos llegó a la conclusión que se trataba del padre de Lupercio y en consecuencia al ser dueño de estas tierras en algún momento caminó por estos lugares con su hijo, a Lupercio le gustó el lugar e hizo la cabaña que le mostraría lo orgulloso de su obra a su padre, caminó presuroso a ver por detrás de la pared de la cabaña a través de las hendijas en las que se pudo apreciar a Otilia acostada en ese catre improvisado bien abierta de piernas y encima estaba el cuerpo de Joaquín que hacía movimientos lentos de pelvis metiendo el pene suave por la vagina, luego esos movimientos comenzaron a aumentar, mientras la penetraba le daba besos con lengua, instintivamente el pene de Osman se puso erecto viendo esa postura sexual de los amantes, “¡la tienes rica!” “¡rica!” “¡rica!” la pelvis se movía más al igual que las caderas, la mujer se limitaba a gemir ante la embestida de pene en su vagina, de niño al despertar de sus sueños a causa de los gemidos de los amantes que su madre llevaba a la casa los veía en esa y en otras posturas que las aplicaba con sus amiguitos del pueblo donde antes vivía, de Jasmani y del difunto Elías, pero ahora veía un rostro diferente de su madre, un rostro más consecuente con lo que estaba haciendo, sin duda que ahora lo estaba disfrutando, se preguntaría si sería de la misma forma de como cuando lo concibió a él y haber sido engendrado por su padre desconocido, ver el rostro apacible de su madre le llenaba de admiración pues nunca antes lo había disfrutado como ahora, se preguntaba si en verdad su madre Otilia amaba en verdad al patrón o sólo será por interés, esa duda se despajaría al escuchar de su madre exclamar entre gemidos “¡déjalo, por favor!” “¡déjalo adentro, te lo suplico!” las manos se aferraban muchísimo a las costillas del terrateniente “¡hazme feliz mi amor, déjalo allí!” cerrando los ojos lo estimulaba para que el pene deje el semen dentro de su vagina “¡déjalo!” ella lo sintió “¡ah!”, “¡ah!”, “¡ah!”, le gustaba sentirlo dentro de su vagina humedecido de semen “¡sí!”, “¡sí… mi amor!” lo sentía bien adentro al semen “¡Joaquín!” “¡Joaquín!” “¡mi vida!” “¡mi vida!” estaba bien adentro como ella lo deseaba, suspiraba satisfecha llena de felicidad “¡gracias por dejarlo adentro!” le besaba el cuello “¡te amo!” “¡te amo!” el patrón mostraba seriedad a ojos cerrados y el sentido de complacencia al haber penetrada esa vagina, para Osman seguramente esta fue una de las tantas veces en sus encuentros, se preguntaba cómo fue la primera vez en su primer encuentro de estos amantes y en qué lugar lo hicieron por vez primera, seguramente es la primera vez que le deja el semen a donde ella lo deseaba, Joaquín estaba consciente de lo hecho, lentamente se fue apartando del cuerpo de su amante, le dio un beso en la frente al verla que se pasaba los dedos por los labios vaginales, le miraba a los ojos diciéndole “¡soy tuya!” “¡no lo olvides!” “¡te amo!” Osman vio el cuerpo en pie del patrón que aun algo erecto estaba el pene colgado con esos testículos voluminosos, lo que Osman ignoraba es que Joaquín estaba haciendo sexo a la mujer de su mejor amigo a la que había acogido como protección tras el crimen perpetrado en las montañas del interior del país de la canela de donde Osman y Otilia había salido apresuradamente dejando todo allá y hacer una mejor vida, por ello Osman entendía lo que su madre hacía, de esa forma convencía a los hombres para lograr una estabilidad económica pues estaba consciente que lo que estaba viendo tendría su pago en ella, sus pensamientos fueron diluidos al escuchar de labios de su madre decir “¡ven!” “¡no te vayas aún!” “¡quiero más!” “¡quiero que me lo metas!” “¡me gusta!” “¡me gusta!” el hombre sonrió ampliamente viendo girar a la mujer “¡mételo por ahí!” rápidamente puso su cara a rozar el culo desnudo, lo abrió botando saliva de su boca en la entrada del ano, el glande hacía puntadas “¡hazlo!” “¡métemelo!” “¡métemelo!”, el hombre se movía “¡así!” “¡así!” “¡métemelo!” “¡métemelo!” la pelvis se alzaba y bajaba a un ritmo frenético cuyo rostro de la mujer se notaba abierto de boca y cerrado de ojos, luego mordía los labios de placer al sentir todo el pene dentro de su culito suave, luego lo sacó diciéndole “¡cariño… es hora de irnos!” “¡debo viajar a la capital!” “¡mi esposa me espera con el niño!” eso le decía pasándole sutilmente la mano por la espalda, “¡me quedé por ti!” “¡me lo pediste… y cumplí!” “¡al llegar a casa te daré el dinero que me pediste!” “¡y algo más!” “¡porque esta vez fue mejor que las demás!” “¡hermosos el lugar!” “¡muy hermoso!”, extrañado Osman pensaba que el patrón lo había conocido pero no era así, era la primera vez que estaba allí, en ese instante la mujer de un impulso se aferró al cuerpo de su amante, “¡no!”, “¡no te dejaré ir!” “¡quédate… mi amor!”, “¡no te vayas!” el airado terrateniente expresaba su autoridad “¡dame un serio motivo para quedarme contigo!” ella al escuchar ese tono de voz se puso cabizbaja y dijo “¡sólo puedo decirte que es por nuestro amor!” “¡porque te amo!” “¡Joaquín!”, “¡te amo!”, el hombre con una amplia sonrisa exclamaba lleno de júbilo “¡está bien!” “¡está bien!”, la mujer fue a los brazos de su amante “¡gracias mi amor!”, “¡me haces muy feliz!” el atento hombre le decía que prepare la habitación pues la pasarían mucho tiempo en la estancia, luego irían al pueblo a comer, para evitar sospechas le dijo que lleve al su hijo, la mujer estaba contenta al escuchar las intenciones de su amante, “¡me quedaré contigo!” “¡esperaré a mi mujer y al niño en la estancia!” “¡ya inventaré un pretexto por no haber estado con ella!”, “¡mira que lo hago por tí!” “¡me interesas mucho!”, la dichosa mujer le daba muchos besos “¡gracias mi amor!” “¡te quiero mucho!”, Osman pensó que ese encuentro de su madre con el terrateniente no había sido por amor sino por interés, su madre sabía cómo tratar sexualmente a tipos como éste, siguió escondido en aquel lugar detrás de la cabaña viéndolos montar en el fino alazán que os alejaba de aquel lugar, las sesiones de sexo duro continuarían en la estancia y en el pueblo, Osman creía que sin duda su madre lo tenía cautivado al patrón, sólo que se preguntaba hasta cuanto tiempo.
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La fiesta estaba por todo lo alto se celebraba no sólo el cumpleaños del ahora reconocido hijo del ex senador Luis Daniel Pérez, también se trataba de homenajear al reciente médico de especialidad igual que la de su padre, pese a no haber sido un aprovechado estudiante lo logra de forma titular por influencia de su padre, ahora que Luis Alfonso Pérez cumplía sus veinticuatro años trabajaría cercanamente cuidando los interés de su padre, ahora un joven apuesto se presentaba con un porte jovial, listo para lo que el destino le depare, su padre dio un discurso emotivo, allí se pudo apreciar como invitados especiales a la matrona Matilde Peñalba con su hijo Fulgencio Arichabala que estaba junto a su nieto Daniel Nicolás Arichabala Pérez, nieto también del ex senador y sobrino del joven homenajeado, Fernanda que iba acompañada de su hijo Joaquín Lupercio nacido en mayo de 1960, ya para ese tiempo tenía sus cuatro años cumplidos, iba bien vestido pues se trataba del hijo de uno de los más grandes terratenientes como lo era Joaquín Valdés, aunque no estaba presente aquel prestigioso hacendado, sí lo estaba su esposa actual y era la que se llevaba las atenciones sobre todo del padre del homenajeado, se la veía muy cambiada resaltando su belleza en los arreglos de ropa y maquillaje, también estaba presente la medio hermana de Luis Alfonso que se trataba de Agripina junto a su esposo Vladimir Ifimovich junto a Mielicilla la hija de Agripina, llegaban Heriberto Alpizar con su esposa, pocos invitados sabían del origen del joven doblemente homenajeado en esa noche, pocos sabían que Clemencia su difunta madre de origen humilde, y que ahora hubiese estado orgullosa si tuvieses cincuenta y dos años de vida, su padre, el médico influyente y ex senador que ahora tiene sesenta y cuatro años se conocieron en la estancia de su propiedad, la madre de Luis Alfonso fue su empleada y tras enamorarse lo tuvieron, siendo niño perdió a Arnulfo su medio hermano y tiempo después en circunstancias poco agradables vieron los cuerpos desnudos de su madre Clemencia y el capataz Ricardo padre de Lucrecia y Dagoberto, los moradores del pueblo conocían de aquello pero por discreción guardaban silencio, la fiesta continuaba, el doctor estaba extrañado con la presencia de Fernanda y su pequeño hijo en una fiesta para adultos, se acercó a saludarles, el pequeño estaba muy feliz, Daniel Nicol{as se acercó a saludarles, el nieto de diez años estrechaba cariñosamente la mano del pequeño, se saludaban como si se hubiesen conocido desde antes, de forma inmediata ya se notaba que tenían una gran apego, le dijo para ir a jugar, Fernanda estaba desconcertada no sabía qué decir, el médico le dijo que se anime y que confiase en su nieto que lo iba a cuidar de mejor manera y asì ella podía disfrutar la fiesta, ella aceptó al sentir del roce de esas manos quirúrgicas por sus suaves brazos, la mirada a distancia seguía puesta en el niño viéndole en el jardín mientras conversaba, “¡te felicito, tienes un niño muy precioso!”, la mujer se puso cabizbaja, “¡gracias!”, el hombre le invitó a bailar oliéndose sus perfumados cuerpos “¿a qué se debe que lo hayas traído al niño a la fiesta?” la mujer responde “¡hace un par de días lo traje al niño a su chequeo médico!” el sorprendido doctor le pregunta “¿padece de algo?” la mujer suspira y luego responde “¡sí… problemas estomacales!” el médico sonríe, “¡bueno, espero que no sea grave!”, la mujer toca el hombro del médico al hacer un paso de baile “¡no, no, el médico tratante me dijo que le diese una dieta balanceada de alimentos y unos antibióticos para evitar diarrea y complicaciones!” el doctor la abrazó más a su cuerpo “¡me alegra saber que no están grave!” “¡pero si tu deseas lo puedo auscultar mañana si aún estás aquí en la capital!” “¡así sales de dudas!” la mujer le vio a los ojos “¡gracias Daniel!” “¡lo tendré presente!” continuaron bailando pero la mirada atenta de Fernanda a distancia buscaba ver a su niño, “¡veo que estás muy preocupada por tu hijo!” hizo una pausa de silencio “¡lo entiendo!” se miraron y eso fue suficiente para recordar la muerte de Luis Eduardo aquel muchacho hijo de ambos, sus ojos se humedecieron “¡te entiendo!”, siguieron bailando, “¡afortunadamente tienes a Joaquín Lupercio el hijo que tuviste con Joaquín!” se movían pausadamente “¡mientras que yo sólo tengo a Luis Alfonso!”, “¡perdí a mi hija Justin pero me dejó un recuerdo suyo en mi nieto Daniel Nicolás!”, “¡ese niño es mi orgullo!”, esa expresión dada a la mujer fue escuchada por su hijo homenajeado que rozaba bailando con una hermosa daba invitada, “¿qué pasó con Joaquín?” “¿no vino?” la mujer se puso cabizbaja “¡sí vendrá, lo que pasa es que creo que aún estará viajando!” “¡tuvo un contratiempo en la hacienda, yo vine primero!”, siguieron bailando “¡pues parece que tenemos el mismo inconveniente pues mi pareja dijo que vendría pero ya vez, no está aún y sigue de viaje en avión!”, ante aquellas coincidencias sonrieron “¡mejor así!” “¡estamos juntos en esta fiesta!” sonrieron jocosamente, el doctor hizo una mueca irónica muy pintoresca reflejada en su rostro “¡mejor así, no los necesitamos!” “¡tendremos más tiempo para estar juntos los dos!” la mujer continuaba bailando cabizbaja hasta que la pieza musical terminó, agradeció a deferencia, ella tomó como jocosidad esas expresiones, fue al jardín a sentarse a ver jugar a su tierno hijo con el nieto del fue el padre de su hijo, el niño se lo ve bien guapo de estilo principesco, de pronto vio un aire parecido entre ellos, angustiada se puso en pie, iba a llamar a su hijo pero una mano le tomó del brazo haciendo que tome asiento junto al doctor Pérez, “¡no debes preocuparte, el niño va a estar bien!” “¡vamos a bailar!” la mujer dijo “¡mejor no, debo regresar al hotel!”, extrañado el médico le dijo “¿por qué?” “¡si aún la fiesta no ha terminado!” “¡es muy temprano aún para irte!”, “¡espera a tu esposo, ya vendrá!” ella quedó estática viendo a su hijo, se salieron las lágrimas “¿te pasa algo?” ella se mantuvo en silencio, prefirió no seguir preguntando, se quedaron sentados viendo jugar a las carreras con un balón a ese niño de diez años con el de cuatro años, para ellos esa realmente era la fiesta, para Daniel Nicolás el haber venido ese niño lo sacaba del aburrimiento, “¡mira como juega muy animado tu hijo con mi nieto!”, “¡me da mucho gusto verlos así!”, la mujer no quiso ver viendo al piso, “¡ven… se me ocurre algo!”, la tomo de las manos y de inmediato se pusieron a bailar en ese sitio, los niños se acercaron haciéndoles ronda en los que más podían sus bracitos, para la mujer era es un poco comprometedor considerando que podían ser vistos, trató de apartarse pero las manos y brazos fuertes del médico no le permitieron “¡que felicidad tenerte así!” “¡te agradezco que hayas venido!” “¡trayendo a tu hermoso hijo para que juegue con mi nieto!” “¡ceo que es una agradable casualidad!” los niños continuaban con su algarabía, Agripina a cierta distancia observaba esa escena, tenía un no muy agradable semblante que cambió al acercarse y abrazarle a su hija, ya pronto aquel médico pasaría a tener la tercera edad, la vejez iba avanzando en él, Agripina veía con cierta incomodidad al ex marido de su difunta madre, su esposo aquel ruso de nacimiento hijo de Rodolfo Buonanote se acercó a abrazarle, Mielicilla se acercó a unirse al abrazo, les dijo que ellos eran su vida, entre los tres bailaban ante a mirada de algunos de los invitados notándose la armonía emocional entre ellos, cerca de allí Fernanda miraba constantemente el reloj, su esposo ya no llegaría a la fiesta, el doctor Pérez dio cuenta de aquello al salir de la biblioteca donde su esposa le pedía disculpas por no haber estado en la fiesta pues la escala en el avión había sido cambiada por el temporal, y estaría luego de dos días, con aquella noticia se acercó a Fernanda “¿no viene Joaquín?” ella cabizbaja movía negativamente la cabeza, le tomó de la mano llevándola a sentar al jardín, “¡lamento mucho lo ocurrido!” vio el reloj, ya estaba próxima la medianoche, “¡sí deseas, te llevo al hotel!” ella le miró emitiendo una leve sonrisa, sin embargo no podía disimular su rostro desencajado, fue a ver a su hijo y éste le dijo que se espere un ratito más a lo que se unió Daniel Nicolás, el niño brincaba emocionado para estar jugando un tiempo más montado en la bicicleta, Fernanda aceptó, “¡es incansable tu hijo!” le miró y sonrió, “¡vamos a bailar entonces!” “¡tranquila, vamos a disfrutar de la fiesta!” así ese tiempo ella era colmada de atentas maneras de trato por parte del ex senador, Agripina veía los movimientos de su padrastro, de igual forma lo hacía Luis Alfonso, el médico deslizaba sus manos con dulzura, “¡te ves muy bien!” “¡estás mucho más bonita que antes!” continuaron bailando muy apegados, ella se dejaba llevar por el médico, “¿cuántos días más estarás en la capital?” ella dijo “¡dos!” el hombre le acariciaba el brazo, “¿tienes pensado qué hacer?” ella respondía “¡esperaba a Joaquín para ir de compras y llevar al niño a un parque de diversiones!” “¡el niño está animado a que lo lleve!”, el hombre se puso en pie viéndola sentada y cabizbaja “¡te propongo algo!” si gustas lo llevamos al niño al parque de diversiones, mi nieto ir{a con nosotros, ella levantó el rostro como que sentía recelo, “¡no tengas pena!” “¡cumplirás con lo prometido a tu hijo!” “¡y en ese tiempo puede que llegue Joaquín y se una a ustedes!” “¿qué te parece la idea?” ella asintió, “¡déjame decirle a los niños!” ella vio su reloj y era la una y media de la madrugada, pese a ello la fiesta estaban en su apogeo, esperó sentada y un mozo se acerca a brindarle champaña, agradeció y bebió, se sorprendió al ver a Luis Daniel Pérez marcando sobre su hombro al niño, “¡parece que se quedó dormido!”, ella lo marcó, Daniel Nicolás estaba junto a ellos, se notaba el rostro de felicidad, “¡él ya lo sabe!” “¡iremos al parque de diversiones!” “¿verdad Danielito?” el niño brincaba de felicidad “¡sí!”, “¡sí!”, “¡abuelito!”, le rodeaba con los brazos de la cintura “¡te quiero mucho abuelito!” la mujer se enterneció al escuchar del niño “¡qué bueno que irá Joaquincito!” “¡nos divertiremos un montón!”, le acarició el pelo a su nieto “¿Ves, Fernanda?” “¡tengo un nieto muy noble y cariñoso!” por impulso la mujer manifestaba “¡mi hijo también lo es!” eso lo dijo con mucha seriedad y seguridad que con la mirada impactaron al médico, “¡no te oirás sola!” “¡yo te llevo al hotel!” con cierta ligera autoridad le dijo a su nieto que le haga compañía pues iba a sacar personalmente el auto, instantes después el auto se estacionaba, el nieto llevaba a la mujer con el niño al auto, al sentarse en el asiento para sorpresa de la mujer el nieto del médico estiró el brazo y con su mano acariciaba el pelo del dormido Joaquín, se notaba que el nieto era un niño muy atento, “¡hasta mañana Joaquincito!” “¡nos vemos mañana en el parque!” “¡verás que bien nos divertiremos!”, agitó la mano en señal de cordial despedida hacia Fernanda y ella respondió de igual forma, mientras iba manejando le preguntaba “¿qué opinas de mi nieto?”, con suavidad le responde “¡es un niño muy bonito!” el hombre manifiesta “¿verdad que sí?”, “¡se parece al abuelo!” ella se limitó a sonreír, no perdía su recelo, iba en el auto con el padre de su difunto hijo, ahora que ella había hecho su vida con otro hombre le invadía el recelo hacia el médico, llegaron al hotel iban juntos subiendo las escaleras, él llevaba en hombro al niño, “¡qué bien cuidadito que está!”, “¡parece un príncipe!” ella se limitaba a escuchar mientras abría la puerta, le hizo pasar con el niño, entró al dormitorio y lo acostó en una de las camas, “¡parece un niño gringo!” le decía a la mujer viéndole maravillado por la estatura, sus cejas bien delineadas con sus pómulos y líneas de expresión bien formadas le daban esa belleza particular a ese niño “¡duerme como un ángel!”, “¡envidio a Joaquín!”, “¡le has dado un hijo muy precioso!” vio a la mujer que de cuyos ojos salían lágrimas, le abrazó, “¡ya tranquila!” “¡no te pongas así, ya vendrá!”, “¡seguramente algo le pasó!” “¡mañana sales de dudas llamándole!”, el hombre le rozaba los hombros con las manos, “¡espera aquí!” “¡voy a recepción a ver si ha enviado algún mensaje!”, ella se sentó en la cama acariciándole el pelo a su hijo, no pudo evitar llorar desconsoladamente, miraba tiernamente velando el sueño de su hijo, se fue a cambiar de ropa poniéndose un camisón de dormir, al rato toca la puerta, era Luis Daniel Pérez mostrándole el papel en cuyo mensaje se refería a que no iría a la capital por asuntos urgentes de venta en el pueblo, además que los forajidos de la guerrilla atacaron una parte de sus tierras, con esa nota cerraba el mensaje, “¡si deseas, mi nieto y yo te haremos compañía hasta que retornes allá junto a Joaquín!” “¡quédate con nosotros!” “¡por favor!” le abrazó “¡quédate por favor!” las manos se deslizaban por los brazos cubiertas por el camisón de manga larga, de la estaba temblorosa, “¡si deseas, podemos seguir celebrando aquí!” ella aceptó para grata sorpresa del médico, tiempo después tomaban champaña, conversaron de muchas cosas, “¡bueno, debo retirarme!” “¡me voy a despedir del príncipe!” se acercó y le dio un beso en la frente y uno en cada mejilla, “¡qué hermoso hijo tienes!”, “¡te felicito!” “¡me da mucho gusto por Joaquín!”, ella recibió el cumplido cabizbaja, al despedirse se tomaron de las manos le dijo a ella “¡estoy muy seguro que este príncipe precioso fue hecho con muchísimo amor y entrega!”, es efue el detonante para que Fernanda lo abrace, el hombre desconcertado escuchaba lo que ella decía estimulada por las copas de alcohol ingeridas, “¡ya no soporto más esta angustia!” “¡no quiero que se vuelva a repetir la historia de la misma forma en que vivió Daniel Eduardo!” ella lloraba desconsoladamente, respiraba hondo diciendo luego “¡Joaquincito es tu hijo” “¡sí!”, “¡ese príncipe al que tu llamas príncipe y que esta acostado en esa cama es tu hijo!” “¡sí, tu hijo!”, “¡ese niño al que estás viendo ahora en verdad fue el resultado de nuestro amor y mi entrega sincera!” “¡Joaquincito es tío de Danielito, tu nieto!” “¡sí, ese niño bonito que miras ahora allí acostado durmiendo, es tu hijo!”, “¡ese niño que hace poco jugaba con tu nieto y que de inmediato se agradaron por el llamado de la sangre, es tu hijo!” “¡sí, por el verdadero llamado de la sangre!” “¡sí, tu hijo!”, “¡tú hijo!”, el hombre se limitó a preguntar “¿qué estás diciendo?” la mujer llorosa le dijo “¡fui a la fiesta para que lo conozcas!” “¡simplemente a eso!” “¡muy dentro de mí quería cumplir con mi acto de conciencia de que por lo menos lo veas tras cuatro de ausencia!” “¡pero tus palabras!” “¡tus palabras!” “¡me hicieron llegar a esto!” “¡a decirte la verdad!” “¡tú eres el padre de mi hijo!”, angustiada manifestaba “¡no quiero que se repita la historia!” “¡no quiero!” “¡no quiero!” el hombre no atinaba a hablar, estaba en otro limbo, “¡aquellas visitas que me hacías!” “¡de ellas fue formándose nuestro hijo!” “¡nuestro hijo!” se sentó en la cama “¡no sé qué hacer!” “¡no sé!” “¡no sé!”, le miro a los ojos “¡siempre te he amado!” “¡nunca he dejado de amarte!” “¡por eso dejé que me ames!” “¡no quise perder tu amor!” “¡perdimos a nuestro Daniel Eduardo, pero ahora tenemos a nuestro Joaquincito!” “¡es verdad!” “¡salió hermoso porque es de nuestro amor puro!” “¡igual que lo fue con Daniel Eduardo!”, la levantó de los hombros sin articular palabra, la abrazó muy fuerte besándola, ella correspondía a sus besos, las manos acariciaban el pelo de forma despeinándole de forma desordenada, ambos lloraban desconsoladamente, el hombre no decía palabra alguna, sus manos hablaban por él bajando el camisón de dormir, ella dijo “¡creo que es el destino!” “¡es el destino que nos llevó a estar aquí sólo tú y yo!”, mientras ella hablaba el hombre la iba desnudando, al verse completamente desnuda pasó a desvestirle al médico, los dos cuerpos desnudos, estaban ardientes, “¡te amo Luis!” “¡te amo!” “¡hazme tuya!” los dos cuerpos cayeron en la cama que sonaba al movimiento sexual de los amantes, al lado estaba la cama donde dormía el niño, “¡desde hace mucho tiempo espera esto!” “¡penétrame!” “¡hazme tuya!” “¡nunca he dejado de amarte!” el hombre manifestaba, “¡yo también!”, “¡siempre te he amado desde el primer momento en que te vi!”, se amaron apasionadamente, el pene humedecido por la vagina de ella se deslizaba a gusto del hombre, al rato quedaba todo adentro, ella sintió el semen en sus entrañas, simplemente ambos como si fuese un coro se decían al mismo tiempo “¡te amo!” “¡te amo!” “¡te amo!”, el niño continuaba dormido inocente de lo que sus verdaderos padres estaban haciendo, fueron a la regadora a bañarse y allí continuaron las penetraciones bajo la lluvia, debían aprovechar el tiempo al máximo, les quedaban dos días para amarse, se acostaron junto a su hijo en los extremos, esa noche velaron sus sueños, “¡mañana a primera hora lo auscultaré!” “¡es increíble!” “¡padece lo mismo que sus hermanos Justin y Luis Alfonso!”, le acariciaba el pelo “¡qué lindo es!” “¡debes cuidarle mucho!”, “¿él sabe que no es su hijo?” ella negó con la cabeza viendo a su hijo acariciándole el pelo, el hombre le acarició las mejillas a la mujer amada, “¡es precioso nuestro hijo!” ella le miró sonriente y complacida, con ternura la llevó a la cama, la penetraba con las piernas al hombro, era postura que a ella le gustaba, se estaba entregando al único hombre a quien amaba, con él encima de su cuerpo era una mujer realizada, sólo la soledad hizo que tuviese de amante a Joaquín, la cama se movía ante el movimiento de los amantes, fue un verdadero sexo duro, ella estaba siendo feliz siendo penetrada, esa sensación revivía tras la última vez que sostuvieron los dos hace mucho tiempo, lamentaba haberse ido en aquella ocasión y no decirle la existencia de su hijo, ahora desfogaba su pasión, toda esa madrugada lo dedicaron al sexo, ya al amanecer se veían esos cuerpos desnudos abrazados, el niño continuaba durmiendo, tiempo después estaba el cuerpo de Fernanda completamente desnudo sola en la cama, su despertar fue alegre al ver junto a la cama el desayuno que le había preparado Luis Daniel, fueron a la ducha, hicieron el amor bajo la caída de agua, rápidamente se vistieron ya cuando el niño se levantaba de dormir, probó del desayuno de Luis Daniel y no paraba de mimarle y acariciarle mientras comía, a Fernanda eso de verles así a padre e hijo le colmaba de júbilo, jugaban a las luchitas, al caballito, llegó el momento de vestirle, fueron por el nieto para ir al parque de diversiones, el niño estaba muy feliz con las atenciones del médico y también de su nieto en el parque de diversiones, aprovecharon el tiempo a lo máximo junto con el nieto, Fernanda veía esa expresión de felicidad del médico, todo fue de maravilla en cuanto a la diversión, Luis Daniel fue a despedirles a la terminal, discretamente se dieron un beso sentido, marcó al niño dándole muchos besos diciendo en voz baja, “¡mi hijo!” “¡mi príncipe!”, subieron al bus y el niño agitaba sus manitos en señal de despedida por la ventana, ella lo extrañaría mucho, el médico los vio perderse por la arboleda a aquel bus que llevaba a la mujer amada y al fruto de su amor que le habían dado dos días de mucha felicidad, de esa manera quedaba el médico lleno de ilusión y de mucha vida, además con la satisfacción de saberse padre de un niño precioso de cuatro años, lleno de felicidad de saberse amado por Fernanda la madre de su hijo que llena el vacío dejado por su difunto hijo Daniel Eduardo, durante todo este tiempo su mente estaría con el pensamiento de Joaquincito ya que su mente se recrearía en espacios discretos viendo las fotos que se tomó con su nieto, Joaquincito y Fernanda en el parque de diversiones, desde aquel día su vida cambió, tenía la ilusión de muy pronto bajo cualquier pretexto ver a Joaquincito, su ilusión de vida… su hijo amado.
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Noelia y Carlos Felipe del Olmo ven las fotos de sus hijos enviadas desde el exterior, a su lado estaba su último hijo Carlos Rodolfo, las primeras mostraban el paisaje de la gran manzana como fondo a la pareja conformada por su hijo pedro Artemio y su esposa con su hijo mulato, se lo miraba bien desarrollado, habían muchas fotos tomadas en el parque, centros de diversión y en el metro de la ciudad, ya habían pasado muchos años desde que fueron al país del norte y se veía crecido al hijo de ambos, las fotos siguieron saliendo de un sobre amarillo, se trataban ahora las de su hijo Gustavo Adolfo, para Carlos Felipe esas fotos eran muy especiales, se trataba de su primogénito, se lo veía orgulloso tomado del brazo de su esposa Amanda y su hijo Carlos Gustavo ya un poco más s grandecito, Noelia lamentaba la muerte del hermano de Amanda, sus padres vivían en la selva, se lo veían bien felices, Amanda mostraba algunas fotos del niño en la escuela y en los parques, haciendo deporte, cada vez se parecía más en rostro a su madre pero el físico era al padre, aunque tenía aire de Romanov de Rodolfo Buonanote el bisabuelo del niño, a Noelia le complació que Amanda haya obtenido el puesto de enfermera en un prestigioso hospital de la ciudad luz, y efectivamente, en ese momento Amanda tenía un caso urgente de asistencia a un parto, nace el hijo de una extranjera, un precioso niño que llevará el nombre de Lois Jean Pierre.
FIN DEL DUCENTÉSIMO QUINCUAGÉSIMO NOVENO EPISODIO
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