METAMORFOSIS 4
Recuerdos de aquel ayer.
Los bombardeos en aquella región de Moravia se hacían más tenues, tropas de ambos bandos en encarnizada lucha por tomar posiciones estratégicas, en medio, la población civil como escudo humano, entre ellos se escuchaba el clamor por la vida, una desafortunada bomba aérea hizo estragos dentro de un refugio civil en la frontera matando a casi todos los presentes, una manito salía por debajo de unos cuerpos adultos que eran los de sus padres fallecidos que horas antes escapaban como refugiados de guerra, era un milagro que aquel niño hubiese sido favorecido con el don de la supervivencia, comprobó que sus abuelos, padres, tíos, primos y hermanos fenecieron, desgarró un llanto ensordecedor que fue escuchado por uno de los soldados invasores, presuroso quiso darle el toque mortal certero con su bayoneta, a punto estuvo pero la mano de su compañero se interpuso al ver el rostro de aquel niño precioso e inocente de cinco años desfallecido sobre el cuerpo de sus padres así como de otros parientes y adultos, el soldado lo cubrió al niño con mantas limpiándole la mugre, el pequeño Reniek con sus manitas de cinco años hacía el hoyo en la tierra para dar sepultura a sus padres, un par de soldados le ayudaron y quedaron dos cruces de madera quemada por el fuego de artillería sobre un montículo de piedras en la cresta de una loma de fosa como testigo de aquella desgracia que marcaría su vida para siempre.
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Permaneció muchos días muy pensativo en ese lugar junto a los soldados, meses después fue conducido a un campo de huérfanos que eran mal atendidos y vilipendiados, la gran guerra estaba en su apogeo y se podía apreciar huérfanos de muchas edades, los que cumplían 14 años servían para el combate y los entrenaban, los más pequeños hacían las tareas de limpieza y cocina, el huérfano Reniek hacía las cosas presurosamente bien, lo que se ganaba el beneplácito de los adultos y el recelo de los niños de mayor permanencia en el lugar, aquella fatal medianoche Mirko de trece años se acercó a la cama de Reniek, le tapó la boca para que hiciera silencio, con la otra mano le fue deslizando el interior, los ojos de Reniek se agrandaron al sentir con su boca tapada cómo los dedos de su agresor ingresaban con fuerza sobre su ano, el doloroso movimiento del mete y saca duró un buen rato, después lo dejó a Reniek quietecito en la cama que se retorcía del dolor en posición fetal, luego con dificultad se fue al baño para comprobar su ano ensangrentado, se limpió como pudo y ya no sería aquel niño de antes, los días siguientes Mirko le mostraba con sorna a Reniek el dedo grande de su mano derecha con el que le había penetrado el ano los amigos del agresor completaban la burla y lo sodomizaban por la noche o en algún lugar apartado como cuando iban a ducharse, las noches para Reniek se hacían incómodas porque Mirko ya no solamente le dilataba el ano con el dedo sino que empujaba su pene sodomizándolo completamente, irónicamente de la incomodidad de su presencia pasó a ser para Reniek la necesidad de que Mirko lo sodomice, no esperaban sólo la noche sino también cuando se adentraban en el bosque a recolectar madera para las chimeneas y fogones, colgaban su ropa y desnudos rodaban sobre las hojas y pasto seco, se podía observar en el rostro de Mirko la angustia sumada a la desesperación y al deseo de sentir las entrañas anales de Reniek, eso lo animaba a seguir penetrándolo, cuando lo sodomizaba con fuerza daba oídos sordos a los gemidos de ese niño de más de seis años, en la mente de Mirko estaba su intención de ser el primero en romperle el culo y lo había conseguido así como también en ser su primer culeón, el primero en haberle hecho sentir a Reniek angustia y placer con gemidos, pero esto no duró más de algunos meses pues Mirko cumplió catorce años, la edad para la milicia y fue separado del orfanato, sin embargo Reniek continuó dejándose sodomizar por otros chicos.
Quiso el destino que meses después su tío Rudolf diera con su paradero en aquel invierno de 1915, tío y sobrino se fundieron en un fuerte abrazo sumándose a ellos Mishela, esposa de Rudolf y sus hijas Andreika de 9 años y Noelisk de casi 6 años.
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Viajaron por mar muchos meses alejándose de la guerra y de su tierra que los vio nacer, los esperaba el país de canela en América, un volver a empezar de la pareja con sus hijas y ese niño de seis años cumplidos en otra cultura e idiosincrasia, ya al bajar a tierra Rudolf demostró su alegría inmensa, era un nuevo estímulo por vivir, principiando por el cambio paulatino de nombres, él se llamaría Rodolfo, su esposa Mishela en Micaela, Andreika en Andreina, Noelisk en Noelia y Reniek pasó a ser René, con eso se completaba aquella nueva vida que estaba por comenzar y que cambiaría a futuro la existencia de mucha gente.
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Ya en aquellos calores de los meses del año 1930 podía verse caminar a Guillermo con bebida refrescante en mano, la situación económica del país cada vez estaba crítica, tenía miedo por vender, de repente su pensamiento fue cortado por su hijos Luis de seis años y Maximiliano de cuatro que le abrazaron ambas piernas casi haciéndolo caer del impacto, su esposa Andreina portaba una tupida sombrilla y la mulata Griselda cargaba una cesta con comida y manteles, lo invitaron para irse al río pero se negó aduciendo que Gustavo lo visitaría por negocios y lo estaba esperando, se despidieron, Guillermo los vio alejarse en la carreta, quedó prendado de la esbeltez de la mulata que estaba convirtiéndose a sus doce años de niña a mujer, a su mente vino los recuerdos de aquel día en que vio a su hijo Maximiliano desarreglado con la cremallera a medio subir bajando las escaleras con la mulata, los minutos pasaban sentado tomando copas de brandy, en su mente se hacía más intenso el recuerdo de aquello, al rato le vino una angustia con necesidad, de un impulso se levantó de la silla, dijo a un peón que si llegaba Gustavo que conversaría mañana, decidió caminar para llegar al río, tuvo un deseo de espiar a la mulata en todos sus movimientos, estaba su esposa, su cuñada con sus hijos, la mulata jugaba con las niñas pequeñas, Hermógenes cuidaba a los niños, la nana Dulce cuidaba al pequeño Gustavo Adolfo y también servía los alimentos en ese caluroso mediodía, Guillermo escondido entre matorrales atisbó de lejos a la mulata Griselda que tomándolo de la mano alejaba al pequeño Maximiliano de los demás niños, la mulata y el niño llegaron a un claro de arena rodeado de frondosos árboles, ella lo arrimó al árbol bajándole el calzoncillo a los tobillos, Griselda miraba a todos lados para estar segura de estar solos, tenía sonrisa pícara en el instante en que se bajaba su calzón de baño, la espalda del niño parado dio contra el tronco del árbol, Guillermo pudo apreciar las curvilíneas formas de la espalda y trasero desnudo de la mulata, ella inclinada de cintura frotaba su vagina en el pene lampiño del pequeño, esas frotadas así en lo que estaban parados duró un largo momento, hizo que el pequeño la abrace de la cintura después con las manos la hizo a un lado en señal de que iba a orinar, ella aprovechó de ese momento para acostarse sobre la arena, una vez que Maximiliano terminó de orinar se paró junto al cuerpo de Griselda que le hacía señas para que se acueste sobre ella, piel blanca y mulata se unieron de nuevo, Griselda le acomodó las caderas al nene para que su pene pueda frotar la vagina, ella se movía para los lados, sus manos apretaban los glúteos del pequeño, cada vez aumentaba el movimiento de sus caderas como si estuvieran haciendo mete y saca pero lo real es que solamente el pene lampiño pequeño de Maximiliano frotaba torpemente la vagina de la mulata, al poco rato ella decidió irse a sentar sobre un tronco alto limpiándose con su calzón la vagina mojada, Maximiliano quedó sentado sobre la arena con las piernas abiertas agachado mirándose el movimiento que hacían sus dedos al pene, el pequeño decidió levantarse para verla orinar a Griselda que estaba acuclillada abierta de piernas sobre la arena, mostraba la vagina por donde orinaba delante de Maximiliano que la miraba tomándose el pene con los dedos como si estuviera masturbándose, ella se arrodilló sobre la arena, le hizo señas al pequeño para que se acercase, así Maximiliano parado y en su delante Griselda acuclillada abría la boca chupando el pene del nene que al sentir la saliva y lengua femenina comenzó a retorcerse con fuerte risa, ella paró el ritmo haciéndole señas de silencio, le hizo poner el pene algo erecto y lo acostó en la arena abriéndole las piernas, ella encima del pequeño acercaba de abajo hacia arriba su vagina al pene de Maximiliano que veía los movimientos del roce que se hacían ambas partes genitales, Guillermo escondido entre los tupidos matorrales miraba la cara de placer de la mulata por lo que le hacía a su pequeño hijo, ya sentía en su pensamiento que iba a ser suya por derecho, Griselda y Maximiliano se levantaron agitándose con la mano la arena del cuerpo, el pequeño se dejaba llevar de las indicaciones de la mulata, se pusieron la ropa y corrieron a seguir jugando, Guillermo estaba agitado de tanta emoción y deseo sexual, la que recibiría todo su desenfreno sexual reprimido sería su esposa en la noche.
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Algo que no vio Guillermo fue que también en ese momento Lastenio llegaba al río llevando más fruta por mandato de la señora Micaela madre de Andreina y Noelia, se estaba bañando con los pequeños y al disimulo dentro del agua le rozaba el dedo gordo del pie entre las nalgas del pequeño Luis que flotando en el agua sobre un tronco volteaba a ver con sonrisa lo que Lastenio le hacía, ambos agarrados del tronco flotaban aguas abajo alejándose mucho y ya viéndose bien a solas río abajo empujaron y se sentaron sobre el tronco en la orilla, Los dedos de los pies de Latesnio frotaban desde la rodilla hasta los pies de Luis en señal erótica, Lastenio llevó sus manos a la entrepierna del pequeño metiéndola por el calzoncillo ambas caras se unieron viendo cómo Lastenio hurgaba dentro de la tela estirada masturbándole el pene a Luis que se reía de lo que le hacía, al ratito Lastenio deslizó su mojado calzoncillo sobre las piernas dejándose ver el pene mulato quinceañero bien tieso corriéndose el prepucio descubriéndose el glande que pasaba de rojo claro a un color amoratado, los ojos de Luis no dejaban de ver tales movimientos, Lastenio tomó la mano de Luis para que la frotase por su pene, de inmediato se detuvieron Lastenio tomó de los hombros al pequeño encorvándolo de pecho sobre el tronco deslizándole el calzoncillo llegando a los tobillos se puso a dedear el ano de Luis para luego frotarle el pene entre las nalgas del pequeño Luis, un sentimiento de temor le vino a Lastenio de que los estuvieran viendo, se subieron los calzoncillos corriendo a esconderse por los arboles tupidos con matorrales, ambos chicos corrieron entre los matorrales por la orilla del río aguas abajo hasta llegar a un escondite de árboles caídos cubierto por ramas formando una especie de cueva entre sus uniones, Lastenio ya lo conocía en sus caminatas de pesca y cacería de pájaros, se sentía seguro de la privacidad y lejanía del lugar, por eso juguetonamente empujó a Luis en su interior cayendo de boca sobre la arena, Lastenio se arrodilló a su lado para deslizarle el calzoncillo de baño, Luis miraba la acción riéndose y dejándose, se imaginaba lo que le iba a pasar, puso el calzoncillo a un costado del cuerpo de Luis luego se sacó Lastenio su calzoncillo poniéndolo sobre el de Luis, ya tenía el pene quinceañero muy duro erecto, corrió el prepucio para que su glande pueda actuar frotando el trasero de Luis que gemía al intento de penetración, abrió más las nalgas del nene de seis años, a Lastenio le gustaba sentir la punta de su glande muy próxima a la entrada del tibio ano de Luis, trataba de empujarlo para adentro pero Luis se resistía moviendo su cuerpo a los lados incomodando la tarea de sodomizarlo, Lastenio hacía que su pene roce por entre las nalgas de Luis que eso si le gustaba porque sentía delicioso, Lastenio no paraba de besarle el pelo bajando sus labios besándole las mejillas expulsando su aliento golpeándolo en las orejas de Luis, lamía los filos de la oreja con tanta pasión que buscaba los labios de Luis para besarlo, el pequeño recibía el movimiento de cadera de Lastenio en sus nalgas, al momento Luis se dio cuenta que por su espalda corría un liquido tibio, sobre su cabeza se apoyaba la barbilla de Lastenio que por la nariz expulsaba el aire haciéndole mover el pelo, Lastenio abría su boca para chupar el pelo de Luis, le gustaba pasar sus mejillas por ese pelo húmedo sedoso con olor característico de niño precioso, aún seguía siendo virgen el culo de Luis.
Se levantaron limpiándose el cuerpo de arena, el primero en salir fue Lastenio viendo a todos lados por si alguien los estaba viendo, no había nadie, de afuera le hizo señas para que Luis salga, en lo que iban caminando por la orilla del río, Lastenio le corrió el calzoncillo a Luis quedando a media nalga descubierta, le iba rozando el dedo en el ano, eso ya le gustaba a Luis, que se dejó doblar sobre una roca oculta de matorrales para que siguiera Lastenio hurgándole la entrada del ano blanco, Lastenio volvió a rozarle el pene mulato esta vez no botó semen pero su glande se puso rojo de tanta frotada lo levantó a Luis y siguieron caminando abrazando Lastenio a Luis que iba cabizbajo permitiendo que Lastenio le metiera la mano por el calzoncillo para manosearle las nalgas, cada vez que lo hacían con el pasar del tiempo al pequeño Luis le gustaba que Lastenio le haga ese tipo de jueguito delicioso.
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Con el pasar de los días Guillermo tuvo más acercamiento a la mulata, cuidando de las apariencias de edades, empezó por halagarla dándole regalos, cortejándola respetuosamente, le tocaba con roces las nalgas, ella se dejaba manosear de Guillermo y así nació una leve atracción entre ambos, solo que eran breves los momentos de encuentro en los que hasta llegaron a besarse tímidamente de parte de ella mientras que él anhelaba algo más que abrazos y caricias en cada encuentro, Guillermo la deseaba como hembra y Griselda se estaba enamorando de ese hombre maduro ya que ningún hombre la había tratado con tanta dulzura.
FIN DEL CUARTO EPISODIO
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