METAMORFOSIS 40
REMINISCENCIAS.
Gustavito caminaba por el bosque bordeando las riberas del río con su caña de pescar atrás caminaban unos amiguitos hijos de peones de la estancia de su padre, iba a llover lo cual hizo que los chicos salieran del lugar, Gustavito se quedó un tiempo más lanzando el anzuelo pues los chispazos de lluvia desaparecieron, estaba concentrado cuando a lo lejos divisa a una niña tratando de cargar un balde con agua, de pronto toda el agua se le regó debido a un resbalón en el suelo de arcilla, la niña contrariada tomo el balde para llenarlo de nuevo, Gustavito se acerca más para ver a Agripina levantando el balde con dificultad, el niño de diez años sonríe y le ayuda a cargarlo llevándolo en su hombro, Agripina de seis años le agradece, ya antes habían conversado pues muchas de las veces a ocultas de sus padres y sus abuelos acompañaba a su primo Luis a la estancia de su padrastro Luis Daniel Pérez y ahí fue que conoció a Arnulfo y Agripina, los dos niños iban caminando conversando de pronto se interrumpe su diálogo con la presencia de Wilson que sonriente le quitó el balde para llevarlo, Gustavito vio a la niña un poco sorprendida por la presencia de aquel hijo de peón, la tomó de la mano caminando lentamente, Gustavito tomó otro camino paralelo al que ellos iban, cuando estuvo en lo alto de una loma notó que la pareja se desviaba de rumbo yendo nuevamente a la orilla del río, a Gustavito le entró la curiosidad en esa avanzada hora de la tarde en la que ya se acercaba el crepúsculo, vio al muchacho tomar de la cintura a la niña llevándola a unos montes altos, la agilidad de Gustavito le hizo subir a un tupido árbol cercano al lugar sin ser visto dándose cuenta que Wilson estaba sentado sobre una roca grande en su delante estaba arrodillada Agripina viendo a Wilson cómo se bajaba la cremallera dejando salir su grueso pene mostrándoselo con agitaciones, ella lo tomó en sus manos también agitándolo, lo olió, frotándoselo en las mejillas, para luego lamerlo, abrió su boca entrándole todo el glande y parte del tronco de pene erecto de diecinueve años, los movimientos de la boca en el pene y viceversa eran los mejores para esa postura, Wilson adelantaba su tronco apoyándose en la piedra con las manos y con los brazos estirados doblando la cabeza con su cara abriendo la boca exhalando placer de esa mamada de pene que le estaba dando Agripina, le puso las manos en la cabeza para que se detuviera, Agripina en pie se dejó quitar el vestidito y luego se dejó desliar el calzón que llevaba puesto, Wilson por unos instantes la contempló desnudita, él se terminó de quitar la ropa, ambos quedaron desnudos completamente para observación con sorpresa de Gustavito que seguía viendo todo montado en ese tupido árbol, la pequeña se acostó lentamente sobre la piedra, los antebrazos de Wilson abrían las piernas, su nariz se ponía a oler la vaginita de la niña que se movía a los costados sintiendo placer al momento que la lengua de Wilson pasaba rozando el monte de Venus pero sobre todo el clítoris, eran trece años que los diferenciaban de la edad, Gustavito lo notó al contemplar con sorpresa cuando vio que el pene ensalivado lleno de pelos de Wilson lo frotaba circularmente en los labios vaginales de la niñita cuya vaginita carecía de pelos, Gustavito tuvo más asombro cuando vio entrar despacio el pene por la vaginita de Agripina, ella quietecita se dejaba hacer el movimiento de meter y sacar a lo que respondía con gemidos y algo como alaridos, sus manitas de niña hermosa arañaban con fuerza la piedra donde descansaba, el movimiento de cadera de Wilson en el meter y sacar se hacía cada vez más rápido, Gustavito no perdía detalle del movimientos de nalgas de Wilson en armonía con esos movimientos de caderas, hasta que vio detenerse a Wilson por unos instantes, luego sacando el pene aún erecto de la vaginita de Agripina, la puso boca abajo sobre la roca empinada casi inclinada, escupió el ano y el glande ensalivado iba entrando poquito a poquito, ella pujaba y gemía suplicándole que por ahí no porque le dolía mucho dando gritos desgarradores pero Wilson no entendía razones, y quiso seguir, tapándole la boca, segundos después, ambos escucharon la voz de Arnulfo que a lo lejos por el monte pronunciaba el nombre de su hermana Agripina, ella algo asustada con temor de ser descubierta se apartó de Wilson quien a la fuerza la acostó sobre la roca, la abrió de piernas poniéndoles en su hombro, la llevó muy cerca de su cuerpo metiéndole rápidamente el pene en su vaginita, como un animal con movimientos bruscos la hizo suya de nuevo, pese a todo, quería desfogar su ímpetu sexual roto por los llamados de Arnulfo a su hermana, Wilson desde aquel escondite le hacía el rápido meter y sacar a la pequeña, segundos después quedó quieto y se levantó lentamente del cuerpo de la pequeña viendo salir despacio el pene de su vaginita que contenía el semen de Wilson, ella de un brinco se fue a la orilla a lavarse respondiendo con voz suave al llamado de su hermano, Wilson tomó rápidamente su ropa adentrándose en el monte aprovechando para cambiarse, irónicamente lo hacía algo cerca de donde estaba Gustavito subido en un árbol esperando no ser visto por Wilson que al poco rato salió en carrera por un estrecho camino alejándose del lugar, Arnulfo fue al encuentro de su hermana, juntos regresaron caminando lentamente a casa, Gustavito veía a la pequeña que se rascaba la ingle y se manoseaba la tela que cubría la vaginita y de su traserito, de eso también se dio cuenta Arnulfo, en algo lo tomaba con indiferencia pues a las niñas y niños de campo de esa época el aseo en las partes íntimas era poco frecuente dándole picazón en los genitales.
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Ya faltaban horas para escuchar las campanadas de año nuevo dando la bienvenida a una nueva década de los cuarenta, desde su balcón Don Rodolfo meditaba los sucesos de la segunda gran guerra, Hitler había tomado el Danzig, como si una daga fuerte que le partía el corazón le estimulaba en su pesar al escuchar las noticias por radio, el pequeño Gustavito sentado en el piso apoyando su carita en las piernas de su abuelito escuchaba ávido de las palabras que del anciano salían recordando su infancia en aquel pueblecito donde vivía llamado Maikop en la Rusia Caucásica adherido políticamente en siglos pasados, Rodolfo recordaba los pocos días de sol que los aprovechaba para andar por las estepas y praderas con su indumentaria de niño cazador en el campo, sus padres descendientes de artesanos habían tenido el milagro de saber leer y escribir transfiriendo el conocimiento a sus hijos y parientes, de niño le gustaba pescar en las claras aguas del río Belaya donde la brisa lo transportaba a la alegría de ser libre, aquel río fue testigo de su nacimiento en una cabaña cercana a la orilla, acaecido en la noche primaveral juliana de 1870, su nieto Gustavito de 10 años muy atento seguía escuchando, su hermana Josefina de doce años escuchaba arreglando con su abuela Micaela algunos recipientes de Jewsbury & Brawn, Noelia y Don Gustavo arreglando la sala para la fiesta a la que en los últimos años no acudía Andreina por aquel impasse que su padre tuvo con su esposo, su nieto Luis se sumaba a las ausencias navideñas y de fin de año, Noelia era la más asidua todo los años en acompañarlos, Don Rodolfo miraba fijamente a su segunda hija Noelia de eso daba cuenta Doña Micaela intercambiando miradas para luego seguir expresivamente cabizbajos expresando sus lamentos por aquella lamentable situación marital de su hija, Gustavito le pedía a su abuelo que le contara más de ese maravilloso lugar europeo donde vivía, Josefina se sumaba también a la petición de su hermano, el anciano con gozo avivaba su pipa haciendo bocanadas de humo, con mirada cómplice Micaela miraba la escena abrazada de su hija Noelia, como de costumbre, Don Gustavo salía a esas horas y regresaba en las primeras horas de la madrugada por los abrazos, Don Rodolfo lo vio partir resignado sin poder atenuar en algo, dirigió la mirada a sus nietos atentos a su relato, luego de aquellos relatos jocosos de cacería y pesca los niños se fueron a jugar al balcón dejando solo a Don Rodolfo en su mecedora muy pensativo mirando al firmamento, le volvió la angustia por el invadido Danzing polaco a manos nazis, recordó que allí vivía una apuesta mujer con su familia, aquella mujer a la que una vez amó con locura antes de conocer a Micaela su actual esposa, se angustió al pensar en el futuro de aquella mujer y su familia, con la mirada perdida de ensimismamiento en aquella noche estallada del 31 de diciembre de 1939 le bullían ideas acompasadas de recuerdos específicamente aquella lluviosa mañana novembrino de 1888 en que la conoció en las calles de su natal Maikop, él cargado con repuestos y ella cargada de víveres rozaron sus cuerpos a punto de caer, fue la vez primera que se vieron, intercambiaron miradas de asombro, las siguientes ocasiones en que se encontraban era en un marco de cordialidad, su amada Natasha era una mujer bellísima de su misma condición social, Rodolfo se enteró que la cortejeaba Igor un hijo de nobles zaristas emparentados con los Romanov, a los tres años de conocerse Natasha se casó con el noble Igor pese a las declaraciones de amor sincero que le profesaba Rodolfo, él sabía que ella lo amaba, a las distancias intercambiaban miradas de empatía, el destino quiso que Rodolfo fuera con su padre y un operario a reparar samovares y utensilios de lavar ropa, allí estaba ella, Natasha, con una barriga de pocos meses de gestación, pero eso no impidió para que aprovechando de la soledad la tomase entre los brazos y la besara apasionadamente como lo hacía años atrás en sus citas por la pradera o en las afueras del pueblo, se dio cuenta de su apego porque ella correspondió a sus besos y caricias, llorando a corazón sincero declaró que lo seguía amando, la saliva con angustia acelerada de respiración probó la garganta de Rodolfo que la abrazó fuerte, pasaron muchos meses luego del alumbramiento de una preciosa mujercita de cabellos dorados y piel de melocotón, en ese tiempo los encuentros se hacían frecuentes cuando la situación lo ameritaba, para 1902 se hacía efervescente la turbulencia bolchevique, el idilio duró dos años más pues ella lo siguió a su esposo Igor el comerciante a Minks, tan lejos físicamente pero de mente tan cerca se diría para sí Rodolfo, para el año de 1904 Rudolf (Rodolfo) ya contaba con 34 años, sin hijos, se mudó al pueblecito de Labinks ahí conoció a Mishela (Micaela) fue un romance compenetrado que a los meses se casaron y tuvieron su primera hija en el otoño de 1906 la preciosa Andreika (Andreina), a los pocos meses Rodolfo se enteró que su amada Natasha había llegado a su pueblo natal Maikop, fue a su encuentro a espaldas de su actual esposa, la impresión de ambos fue grata al encontrarse en ese parquecito, ella vestida de negro por la reciente muerte de su hijita de cuatro años, Natasha le confesó a Rudolf que su esposo Igor la trataba con indiferencia, Rudolf la acarició y empezaron su idilio, el periodo de estadía de Rodolfo en Maikop se incrementó y Micaela se angustiaba de no tener noticias de su esposo, es que todo ese tiempo Rodolfo la pasó amándose con aquella hermosa mujer de finos cabellos y suave piel, su amor sexual era en el momento más propicio que lo estimulaba el frío de la época, los viajes de Rodolfo eran cada vez más frecuentes a Maikop creando sospechas en su esposa, a sus oídos llegaban comentarios mordaces pero solo daba crédito a lo que su esposo le diría como verdad, los combates étnicos se daban en su ciudad natal, la vez que fue a ver a su querida Natasha encontró su casa quemada, investigó del paradero de Natasha con la vecindad conociendo de su huida por seguridad, que se iba a los Urales con su esposo Igor y con el hijo que esperaba en gestación de tres meses, el corazón de Rodolfo palpitaba aceleradamente teniendo la seguridad de sentir en la fibra de su ser que ese hijo que esperaba era de él, se resignó a su segunda partida quizá se dijo él que el destino la puso de nuevo en su delante para que tuviese un hijo con la mujer que amaba, al pasar los meses Rodolfo regresó su mirada a su esposa e hija abandonada, Micaela leía en la mirada de su esposo la traición así como en aquellas noches que hablaba dormido la existencia de su hijo, pero cayó reconfortada al ver que renacía la responsabilidad de él por ellas, Micaela fue amorosa y solicita, sabía cómo enamorarlo de nuevo, de ese amor nació el 25 de diciembre de 1909 la hermosa Noelisk (Noelia), pese al tiempo, se daba el cariño mesurado de padre a sus hijas, pero no sacaba de su mente la suerte y vida de aquel hijo que había tenido con la mujer que amaba, la respuesta vendría al ser refugiado Rodolfo y su familia a causa de los combates de inicios de la revolución bolchevique contra los zaristas Romanov, estando con su esposa e hijas en la región froteriza de Moravia, Rodolfo y Natasha se volvieron a encontrar en un pequeño poblado, allí conoció aquel precioso niño de dos años de nombre Reniek (René), lo abrazó con mucha ternura, tenía más rasgos físicos de su madre, con el trabajo y astucia en los negocios Rodolfo consiguió prosperidad poniendo un taller e invirtiendo en su pasión: la agricultura y ganadería, compartía el amor con sus dos mujeres, Micaela sospechaba pero callaba, Natasha había dado a luz a su segundo hijo a finales de 1910, su nombre era Pasha, este niño tenía lago de parecido físico con Rodolfo, aquel hombre disfrutó clandestinamente del cariño de sus dos hijos varones sin saber ellos que Rodolfo era su verdadero padre, ese apego de visitas clandestinas duró un par de años más pues el clima político desestabilizador hizo que la población sea víctima de ataques invasores, para 1912 los combates recrudecían, Europa a punto de desestabilizarse, era el preludio de años siguientes se crease la primera gran guerra, las pesquisas encarcelaban injustamente a los hombres, entre ellos a Rodolfo que no justificaba como extranjero su riqueza, para 1913 quedó escasa población en el sector, el pequeño Pasha muy enfermo quedó al cuidado de su madre y abuelos en un empobrecido albergue, mientras su supuesto padre buscaba un mejor trabajo y albergue pero fue interceptado por la milicia y puesto como reo cuyo pecado fue estar emparentado con los zares Romanov, ello significaba ser criminal de guerra ante el pueblo proletario, la angustiada Natasha al no saber de su esposo por días salió con su hijo a buscarlo, logró su libertad con lo poco de dinero que tenía, ese día de su liberación la población fue victima de atentados morteros del invasor, ella con su esposo e hijo se escondieron en un improvisado refugiuo civil que desafortunadamente fue alcanzado por una bomba aérea haciendo estragos matando a casi todos los refugiados, Reniek se salvó milagrosamente, Rodolfo angustiado buscaba el paradero de sus dos hijos que había tenido en amores clandestinos con Natasha, la mujer que amaba en realidad, a los pocos meses dio con la fosa donde estaban enterrados los cuerpos de su amada Natasha y del esposo Igor, se enteró que el pequeño Reniek había pasado la frontera, de su otro hijo no se supo nada, de la angustia nació la impotencia de seguir solo, en un arranque de histeria le confesó a Micaela la existencia de esos hijos, ella prometió ayudarle solo con el juramento de que si llegasen a ser encontrados sus hijas tendrían siempre el juicio de considerarlo como sus primos, de esa forma taparía en algo la afrenta que le hizo, Rodolfo aceptó y lo buscó por aquellos bosques de Moravia, lo encontró en un horfelinato en 1915, ya no era aquel niño alegre que había conocido, los conflictos armados habían hecho estrago en su psique, y de su alma, pues fue sodomizado por Mirko y otros niños, el pequeño Reniek al sentirse solo se dejó llevar de su supuesto tio Rudolf, el niño guardó en secreto lo que había sido sodomizado en aquel horfelinato, el tiempo los llevaría a otro continente con otra identidad, en un país llamado el país de la canela, los pensamientos de Don Rodolfo Buonanote fueron interrumpidos por los fuegos artificiales artesanales con la algarabía de los habitantes de la estancia y peones, se mecía dándose cuenta de su llanto voluntario producto de tantos recuerdos, sobre todo recordando a René, su hijo asesinado, tomo su foto desgarrándose en llanto, luego la de sus hijas apesadumbrado por sus suerte dio un fuerte suspiro, irónico para él, nadie se va sin pagarla había un refrán popular, meditando comprobaba que se volvía a repetir la misma historia ahora con sus hijas y yernos, se angustiaba de saber el que sus hijas Andreina y Noelia tuvieran hijos de otros hombres fuera de su matrimonio.
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Estaba sentado en el auto jugando a que conducía, la música de la estancia se escuchaba a prudente distancia, estaba atento en sus movimientos de pedales y volante, desde muy pequeño le atraía los autos, tenía muchos juguetes de esa temática, el tiempo transcurría y el travieso muchacho no daba cuenta que alguien lo estaba observando, había llegado de la ciudad con su familia, el fisgón de a poco se acercaba viéndole sentado con gestos de placer en su rostro, tenía las manos metidas en su pantalón corto, los dedos mostraban su movimiento en los calcetines sobre las sandalias, estaba algo sudoroso, se sentía bien sentado allí en ese lugar apartado, de pronto sintió un sobresalto cuando el roce de una mano sobre su hombro, se diluyó su temor al ver el rostro sonriente de su amiguito, le invitó a sentarse como su copiloto, conversaban sobre la pesca del río de hace semanas en donde se vieron orinarse, discutían alegremente, cuando entre bromas se hacían por lo del tamaño de sus penes, el copiloto más joven lo desafió a que el pene suyo era de mayor tamaño el uno del otro, dado que al ser mayor que el otro era lo que correspondía, pero le decía que pese a ser más joven lo tenía más grande y así se dio para que se discuta entre sonrisas pícaras entre ambos, sin saber que estaban llevándose al terreno que disimuladamente querían, de esa manera fue que le dijo que le hacía una apuesta a su copiloto, el que la tuviera más grande ganaba la apuesta y el otro debería hacerle una mamada, alegremente aceptaron sabiéndose ganadores desde un principio, y a que además dado que estaba en plena adolescencia, la sexualidad indudablemente les atraían mutuamente, así que de buena gana aceptaron el juego, no sin antes comprometerse mutuamente a guardar el secreto fuera cual fuera el resultado del ganador, ambos se bajaron los pantalones y se dio el resultado esperado, el pene de un muy buen tamaño el uno de 19cms al menos y el otro de aproximadamente 17cms. que indudablemente fue el perdedor, así que puso una cara de contrariedad por haber perdido y le dijo que pagaría de inmediato la penitencia, reiterándole lo importante de la discreción, de eso se aprovecha de la situación y le pregunta si lo había “metido” alguna vez, y le respondió que sí, le propuso que así sería mejor para ambos a lo cual aceptó para fortuna y placer, y así fue, que rápidamente estira su mano hacia la entrepierna, donde de inmediato siente un bulto producto de la excitación, baja su cremallera y saca un pene, de buen tamaño para su edad, unos 16cms y del grosor adecuado, lo mira y sonríe, rápidamente se inclina a mamar y sentir ese sabor algo fuerte pero deseable, mientras estaba en ello, él hábilmente se bajó los pantalones hasta la altura de sus rodillas para permitirle una mejor degustación de sus partes íntimas como los testículos, y las que mamaba ansiosamente, mientras acariciaba sus huevos y tronco de pene alternadamente rozando por allí la punta de la lengua sacándole gemidos de placer, estaba en ello entusiasmado, cuando sin mediar aviso, le llena la boca de su semen, lo sintió tibio al roce de su piel, algo de resto quedaba en la comisura de sus labios, ese semen no lo desperdicia y lo traga ávidamente, sintiendo un sabor salado y fuerte, pero algo agradable al paladar, cuando terminó esa primera acabada, emitió un fuerte suspiro de placer y agradecimiento acariciándole el pelo y el rostro, le preguntó ¿te gustó, verdad?, en su carita se mostraba sus sentimientos encontrados, se acostaron un rato, las manos tocaban el bulto expuesto, se miraban los rostros, no pasó mucho tiempo antes que su pene nuevamente estuviera así de erecto, en posición de ataque, por lo que ya decidió atreverse a mas, y le lleva de la mano bajándose del auto, no sin antes observar en todas direcciones, en ese momento no había luces alrededor salvo las estrellas en cuanto llegaron ese lugar apartado de la estancia, se aseguraron de no ser vistos, rodearon el tronco del frondoso árbol,, se bajaron los pantalones apoyándose sobre el tronco del árbol, vinieron los roces de manoseos en las caderas de los chicos amantes, se estiraban los penes viéndose el movimiento que hacían, unieron sus pelvis para que sus roces se sientan como delicia, uno de ellos se encorvaba para sentir mejor ese roce, luego uno de ellos se puso detrás del otro, ya con eso sintió la dureza de su pene que buscaba ese agujero anal, se pusieron un poco de saliva y acercó la cabeza del pene igual lubricado con su precum, y se dispuso a clavarlo en sus entrañas, lo cual hizo con rudeza producto seguramente de la excitación y su falta absoluta de experiencia y en un par de embestidas ya le entró entero y empezó con el correspondiente mete-saca mientras le afirmaba de las caderas con seguridad y hasta le levantaba en su intención de metérselo hasta lo más al fondo posible, ya al principio se mordía los labios por el dolor que le produjo la violencia inicial, pero poco a poco se fue relajando y ya disfrutando de sus embestidas, el cielo estrellado era testigo mudo de aquella penetración y se escuchaba con seguridad sus gemidos y gruñidos mientras le hacía el sexo, solo se disfrutaba en silencio de las clavadas, y el sonido de su pelvis al chocar con esas nalgas, en esta ocasión, la cogida además de placentera fue más larga, ya que al haber eyaculado en su boca la vez anterior, ya la segunda vez resultó más extenso el placer para ambos, y luego de unos minutos, le sintió apurar el ritmo, y de pronto una clavada a fondo y se quedó en esa posición de perrito como lo sostenía, mientras se sentía que algo tibio le inundaba las entrañas, y escuchaba el jadeo y respiración acelerada, junto a unos espasmos de su pene, mientras lanzaba los últimos chorros de su semen juvenil y caliente, sabía ahora que aquel muchacho tenía una herramienta bastante grande, o sea, más grande que sus 19cms lo que lógicamente atrajo su atención anteriormente, se pusieron la ropa, vio el rostro de su amiguito, mostraba su inquietud, como que deseaba más, pero era el momento de irse de allí para evitar sospechas, se despidió pasando cerca del auto, las luces de la estancia estaban cerca, se apartaron, él continuó dentro del auto, estaba contrariado por su pérdida, su boca sentía los restos de semen, la lengua rodeaba los labios, su trasero estaba latiendo, su orgullo por el suelo, ese fisgón humilde le había ganado a él, un quinceañero de más estatura que la de él, sus manos tomaban fuerte del volante, se acordó de aquel precioso niño hijo de la empleada, en su rostro se dibujó una mueca sarcástica, sonrió pesadamente sin dejar sus manos de asir el volante, vio hacia las luces de la estancia, a lo lejos estaban otros vehículos de los invitados, salió del auto con el único fin de hacerlo suyo a ese nene, se confundió entre los asistentes de la velada que organizaba el dueño, lo vio en la cocina ayudándole a su madre y a otros empleados, tenía puesto un pantaloncito corto y una camisa regalo del patrón al humilde infante, se puso a ayudarle, les causaba extrañeza a los empleados de la presencia de ese quinceañero allí, se sintieron bien el nene y él, ya para ese instante la noche había transcurrido alegremente en la velada, le dijo algo al oído el momento de estar a solas en el rincón, subieron las escaleras, llegaron a su cuarto, el nene entraba sorprendido, vio aquel ungüento aceitoso, el nene se acercó a la ventana a ver las luces de candiles, le abrazó por detrás besándole el cuello, se pusieron de frente uniendo las frentes, le pidió desnudarse, el nene quedó estático, ante ello el muchacho quinceañero le desvistió dejándole desnudo completamente, se acomodaron en la cama de costado el uno detrás del otro, lo besaba intensamente en el cuello, sus respiración chocaba en el cuello, él sabía que eso le gustaba, le acuesta de cara a la cama, le aplica abundante ungüento en su traserito, y asimismo en su pene y se acomodó para empezar a penetración, empezaba un sacrificio doloroso, y el al igual que su amiguito estaban calientes a mas no poder, se podía notar al sentirse sus pieles calientes y respiración acelerada, se forzaba para entrar más y más, y el nene soportaba estoicamente, al borde de las lágrimas, pero en silencio, salvo a ratos que le decía “despacio, por favor, despacio”, a ratos gemía diciéndole que por allí ya no más, así que ya no más, aguantaba tanto en el momento que lo clavo entero, le pidió al nene que se quedara quieto un poco mientras se acostumbraba a su tamaño, lo que hizo, y luego de unos minutos empezó suavemente un meter sacar, meter sacar, que ya ese traserito dilatado soportaba de mejor forma y así hasta llegar a un ritmo normal, su pene entallaba en ese traserito, él lo había desvirgado al nene de ocho años, ahora continuaba sodomizándole, Tal como ocurrió antes, esta cogida fue mucho más larga, fueron acomodando posiciones, en principio pasaba la pierna por sobre la suya y conseguían una penetración completa, mientras el muchacho por entre las piernas acariciaba los testículos, luego le puso boca abajo con una almohada bajo la pelvis y se monta a su regalado gusto, le sugirió hacerlo piernas al hombro, el nene ya sabía que sería sentir de nuevo así que siguió montándole clavándole poco a poco, comenzó a gemir y luego incluso balbucear con sollozo ya un poco en voz baja, pero eso no lo detuvo, puso tanta fuerza en ese traserito que terminó por abrirlo, obligándole a soltar un llanto y un grito que ahogo con sus manos en su boca, tratando que no se escuche fuera del cuarto cerrado, las caderas se alzaban y bajaban a ritmo de penetración, se detuvo, y le dijo que hiciera silencio, que él había estado deseando su pene y esto es lo que se siente, lo sabía y debe acostumbrarse desde ahora, pues siempre sería suyo, el nene seguía bufando, le tenía tapada la boca al momento de continuar embistiéndole el traserito con ese pene erecto, le tapa la boca, en el momento en que sintió que su cabeza de glande entraba totalmente en ese delicioso ano, lo sentía caliente y húmedo, pero el dolor en el nene no se iba, quiso meterle un poco más pero no se aguantaba y trataba de empujarle, diciendo que ya, que ya, que le duele, con un pco de lágrimas, le dijo que estaría allí sin salir hasta que saque su semen, lo agarró jalándole de un brazo tan fácil hacia él, pues su fuerza comparada con la del nene era demasiada, fue por más crema, el nene acostado sin moverse, le puso nuevamente en cuatro, abriendo el ano para poder ver dónde meterle, esta vez se puso un poco más de ungüento que tenía guardado sobre la mesita, le dijo si le gustaba su pene, el nene se limitaba a mirarle, el muchacho sonrió irónicamente, le dijo que él terminaría pagando la apuesta perdida, el nene no entendía, sus pies agitados sobre los hombros, el pene entraba, le dolía ligeramente, él ya antes lo había desvirgado, el pene entraba un poco más fácil, así que bombeaba haciendo que los pies de ocho años se agiten al viento sobre los hombros de un muchacho de casi dieciséis años, tiempo después sacó su verga de ese traserito infantil, le dijo que desea disfrutarle más, se lo agitaba repetidamente, su cara fue hacia el pene del nene desnudo así que lo chupaba y lamía, al nene lo hacía contraer de columna alzando instintivamente su caderita, se vieron a los ojos, se notaba la timidez en el rostro del nene en contraste con la seguridad reflejada en el rostro del muchacho muy sonriente a causa de que lo estaba pasando bien, pasados varios minutos de tenerlo así, el pene estaba muy húmedo y el nene terminó jalándoselo, se acostó encima del nene para que su pene peludo se deslice sobre el pene lampiño, lo puso en posición perrito sobre la cama, con mucho ungüento el pene entraba en ese ano delicioso, el pene lubricado entraba de glande con tronco hacia adelante muy despacio, muy despacito, los gemidos iniciaron de boca del nene, el pene empezó a acelerar en el ritmo terminando de llenarle de embestidas en su traserito de aquel semen joven y caliente, el nene lo sintió acabar profusamente, mientras que daba el quinceañero unos saltos de placer encima del nene de ocho años, él sentía el sudor de su cuerpo que le humedecía la piel, producto de la excitación de lo vivido, luego el pene se empezó a salir del traserito infantil, su pene ya estaba fláccido, se puso en pie viéndose el pene con excremento, semen y ungüento, lo envolvió con papel higiénico mientras limpiaba el nene se limpiaba su traserito culo, pude notar unas manchas en las sábanas, eran de semen, que daban cuenta del momento de sublime placer de ser cogido por un chico de casi dieciséis años, en el papel vio es líquido blanco, se nota que el muchacho sacó muchísimo porque le dejó repleto de él en su ano yendo a una bacinilla a pujar sacando excremento y semen, le obligó a olerle, esa costumbre era algo totalmente nueva, un semen distinto, de macho, un semen significativo en su vida, un semen de aquel muchacho que o desvirgó, un semen de su iniciador, difícil de olvidar.
FIN DEL CUADRAGÉSIMO EPISODIO
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