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Gays

METAMORFOSIS 5

Atracciones sin complejos.
Noelia sentada en la silla mecedora haciendo una ro al pequeñito Gustavo Adolfo que bostezaba con una inocencia maravillosa al cumplir casi un año de vida, las manos de su madre recorrían ese pelo sedoso castaño muy claro haciéndolo dormir, el vaivén de la silla marcaba su complicidad para dormirse, Noelia notaba con cada día que pasaba se hacía más precioso su hijo, de pronto cerró sus ojos recordando tiempos pasados, le vino a su mente la imagen escénica de su niñez cuando caminaba de la mano de su nana y su hermana mayor Andreina, cruzando una plantación vecina se encontraron con un grupo de niños seguramente hijos de campesinos y peones que recogían y cargaban maíz y fréjol, llenándolos en sacos, otros niños estaban sentados comiendo sandía, dentro de ese grupo sobresalía un niño de piel blanca con pelo castaño claro que las miraba fijamente al pasar, Noelia tenía siete años y meses por ese entonces, le llamó la atención la faena, ella siempre rebelde, tenía sed, se zafó de las manos de la nana Dulce acercándose a los niños pidiéndoles sandía, aquel niño blanco le sonrió obsequiándole un pedazo de la sandía que estaba comiendo ella le correspondió sonriéndole y aceptándole la fruta, de pronto sintió un jaloneo desde sus hombros haciéndole mover su pelo rubio, giró su cara viendo el gesto de reprobación de su hermana mayor y de su nana que estaba a unos pasos cerca, su hermana le ordenó que devolviera el obsequio, se retiraban y sobre sus pasos Noelia regresaba a ver a ese niño bueno un poco avergonzado.  Hubo un día caluroso en que la nana las llevó a bañarse en el río, se sorprendieron de ver una pila de sacos en la orilla y a un grupo de niños bañándose desnudos, la nana trató de taparles los ojos para que no vieran pero al correr bruscamente Andreina se resbaló hiriéndose con un rasponazo en el suelo, la nana la auxiliaba, Noelia quedó mirando con detenimiento la figura desnuda de aquel niño desnudo que le había ofrecido la sandía y que ahora corría por la orilla lanzándose desde un tronco al agua, vio el pene del niño que se movía al correr y al zambullirse, Noelia escuchó los gritos de su nana para que siguiera caminando con prisa alejándose del lugar. Hubieron ocasiones en que Noelia iba de compras al mercado y se encontraba con el aquel niño, ambos simpatizaban demostrándolo con sonrisas, de a poco se hicieron amigos ya que también se ganó la simpatía de la nana pues le ayudaba cargando con las compras, ya para aquella época Noelia que tenía diez años supo que su amigo de la sandía y del río tenía trece años y su amistad crecía.  Las pocas veces que Noelia estaba en el pueblo se encontraba con su amigo le convidaba alfeñique con cacahuate, algodón de azúcar, raspados de hielo, y lo mejor, rosetas de maíz con dulce, pero toda esa dulzura cambió de repente, aquel chico de ya dieciocho años tuvo un alejamiento indescriptible, en ese tiempo quiso el destino que Noelia de quince años conociera a Don Gustavo, la familia de la chica fue la que más se deslumbró y poco a poco aceptaban que la galantee por tratarse de un hombre del mundo europeo con fina estampa, aquel chico al enterarse de la boda de Noelia aprovechó de un momento a solas para decirle que la amaba, se formaron en ella las indecisiones, aquella entrevista fue vista por un hombre que desde las sombras presenciaba todo, a los pocos días Gustavo ordenó que se le dé una tunda al impertinente muchacho, casi lo matan, esa actitud aumentó su obsesión por Noelia viéndose a escondidas con ella en muchas ocasiones, él siempre pidiéndole que se fugara y ella calmando su impetuosidad haciéndole entender de que esa relación no podía ser, la imposición de sus padres Rodolfo y Micaela hicieron que se case con Gustavo a sus dieciséis años luego de un año de noviazgo, el joven iracundo trató de raptarla dos días antes de la boda fue repelido por los peones armados, aquel joven fue declarado enemigo de la familia.  El día de la boda, hubo mucha seguridad y pompa, el novio firme y seguro de sus convicciones recibía a la novia que tenía angustia con sentimientos encontrados, armada de valor dio el sí recorriéndole lágrimas por sus mejillas, había renunciado al amor de su vida prevaleciendo los complejos morales y sociales con cifrado interés económico de dotes entre suegro y yerno, al pie de la iglesia vio las cejas fruncidas de su esposo, siguió su mirada viendo entre la gente a un hombre cabizbajo moviendo negativamente la cabeza girando en sus talones retirándose del lugar, ella se dejó llevar por Gustavo en su caminata cuasi triunfal a la carroza preparada elegantemente para la ocasión.

* * * * * * *

Noelia abrió sus ojos disipándose sus pensamientos volviendo a la realidad al sentir los dedos de su esposo Gustavo que recorrían sus mejillas, sus recuerdos se desvanecieron, dejó que su esposo marque al niño acostándolo con cuidado en la cuna con telas de seda y filigranas de terciopelo, ella salió al balconcito del cuarto apretando con fuerza el balaustre respirando profundamente, vio las estrellas en la avanzada noche, de sus labios salieron palabras articuladas suavemente: Carlos Felipe del Olmo.

* * * * * * *

Rodolfo Buonanote padre de Noelia,  estaba de mil pliegues con el hígado a reventar por el coraje de que sus ganancias en la producción bajaban, tenía encima el fantasma del crack americano del 1929, su temperamento retumbaba en las paredes de la gran casa al percibir más gastos que ganancias, René como siempre frío y calculador lo calmaba sutilmente, ni sus hijas ni esposa Micaela podían calmarlo, solo René lo podía tranquilizar, su sobrino le planteó cordialmente asociarse con otros ganaderos y juntos solicitar préstamos bancarios, lo lamentable que la producción de exportación cayó gravemente, Don Rodolfo tenía el mismo problema que Gustavo, Guillermo y otros terratenientes, René atisbó desde la ventana a Lastenio con Luis jugando a las luchitas montándose encima con movimientos sexuales metidos entre las tupidas cucardas y crotos, los gritos de su tío pasaron a segundo término, nuevamente miró disimuladamente por la ventana a Lastenio sobándole el trasero de Luis llevándolo en dirección al trastero que quedaba por detrás de la casa de Guillermo donde se guardaba a las carretas de él y de Don Rodolfo en una ramada, René sintió angustia y deseo de saber lo que iban a ser Lastenio y Luis, pidió permiso a su tío para ir al baño pero realmente se dirigió a la ramada, se acercó sigilosamente por detrás entre unas hendijas que dejaban las tablas mirando a Lastenio y a Luis completamente desnudos, Lastenio encima del cuerpo del niño hurgándole con un dedo el ano y luego rozándole el pene ensalivado, moviéndolo rápidamente por las nalgas del niño blanco que pujaba ante el peso del cuerpo del mulato, los movimientos del pene de Lastenio fueron poco acelerados, rozó el pene en la nalga haciéndolo a un lado para que el semen saliera expulsado por el glande del pene mulato cayendo una parte al piso y otra mojando parte de la cadera de Luis, se vistieron saliendo sigilosamente de la ramada, Lastenio le hacía gestos a Luis de que no dijera nada de lo que habían hecho, René tenía la respiración elevada del deseo sexual que le había provocado observar tal escena, ahora estaba enterado de que Lastenio trataba de sodomizar al pequeño Luis, le vino una sonrisa irónica, era parte de su venganza hacia sus primas, se vio el pene erecto amoldado al pantalón lo acarició suavemente a través de la tela, quería masturbarse pero pensó mejor hacer el amor esa noche con su chico especial.

* * * * * * *

René sentado en la sala tomando jugo de frutas vio salir a Lastenio junto a Guillermo y otros peones que iban a vacunar el ganado, René sabía que dormirían en casa de Don Gustavo lugar donde se efectuaba la faena, Andreina y sus hijos dormirán en casa de Don Rodolfo, se resignó a no poder tener sexo esa noche con Lastenio su chico especial, ya para entrada la noche como de costumbre sus tíos Rodolfo y Micaela junto a su prima Andreina conversaban en el portal de la casa en sillas mecedoras a la tenue luz de los candiles junto a ellos los niños jugando con Griselda, René miraba a Luis detenidamente, parecía mentira lo que había visto en la mañana en aquella ramada, René al disimulo sonreía, se sentía con ganas de masturbarse en su cuarto a nombre de Lastenio y lo que había visto, se despidió para irse a dormir, en su cama acostado empezó a recordar su niñez en este nuevo país que le significaba otro mundo, sus tíos de a poco le ignoraban, los celos de René por la atención que no se le prodigaba se acentuaban a tal punto que empezó a ser indiferente de cariño hacia sus primas, sus tíos lo reprendían porque permitía que sus primas tuvieran accidentes, el celo fue incrementándose cuando en las fiestas iba de segundo plano, ya en su pubertad sintió la necesidad de tocarse el ano en señal de deseo sexual, a su mente llegaban los recuerdos de aquel internado donde Mirko lo desvirgó, los primeros vellos púbicos le dieron esa sensación por hacer sexo, escuchaba de los peones jocosidades acerca de las prostitutas, uno de ellos lo llevó para que se estrenara, la meretriz le hizo desforrar el prepucio con el glande descubierto, pero dentro de sí sabía que no tenía una gran atracción por el sexo opuesto, sentía dudas de su sexualidad por lo que Mirko le había marcado de por vida al sodomizarlo, la sociedad machista en que vivía no le permitía demostrar esa inquietud sexual desviada, intentó durante su pubertad disimularla con muchas chicas del lugar, recurrió a la masturbación cuando en solitario secreto se arrimaba al cerco para atisbar a los peones jóvenes ducharse desnudos viéndolos se masturbaba.

* * * * * * *

La nana Dulce a edad madura había tenido una hija única de nombre Acrecencia que se enamoró de un joven blanco de nombre Tulio, era un vaquero que trabajaba en la hacienda de don Rodolfo, tuvieron que pasar muchos inconvenientes hasta poder lograr estar juntos, así procrearon a Lastenio y Griselda dos niños mulatos con perfiles muy hermosos, la desgracia llegó a la pareja cuando en una mala maniobra de uno de los caballos desbocados que movían la carreta se lanzaron al precipicio quedando los cuerpos mutilados por el peso de las bestias y la carreta esparcidos en la orilla de la quebrada afluente al río, Lastenio de seis y Griselda de tres años pasaron a la custodia de su abuela por un tiempo para luego cederlos en protectorado a Don Rodolfo posteriormente pasarían al servicio del cuidado de los hijos de Andreina y Guillermo, durante todo ese tiempo los niños mulatos se encariñaron con René que de vez en cuando le daba dulces o juguetes, con el paso del tiempo Lastenio ganaba en confianza, aprovechaba de estar solo en casa llamando a Griselda que tenía cinco años para manosearle la vagina, ella al principio se dejaba pero al paso del tiempo se volvía arisca, a pesar de eso la recostaba a filo de cama de espaldas al colchón, le pasaba el pene por el calzón que cubría la vagina, lo deslizaba mostrándose los labios vaginales que los olía y después acercaba el glande rozando el clítoris luego empujándolo hasta tocar el himen, ella sentía el dolor y para René era suficiente, le hizo eso varias veces, dejándole esa inquietud sexual, pero él tenía poco gusto por ella, se dio cuenta que su inclinación sexual era más con Lastenio que ya tenía ocho años era muy apegado a René para toda faena en la estancia, la confianza dio para manosearle las nalgas sin que Lastenio hiciera negativa, le gustaba ver orinar a René que le hacía gestos con el pene, lo sentaba en su delante sobre la montura del caballo ahí podía sentir el movimiento de la nalga grande de Lastenio frotando el pene vestido de René galopaban despacio alejándose de la propiedad por la orilla del río a donde se podía notar el nulo paso de personas por el lugar, el día abrasador los motivaba a bañarse, René observaba desvestirse a Lastenio tomaba hasta el mínimo detalle de las nalgas curvilíneas, sobre todo esa piel mulata atrayente, sin recato René también se desnudaba agitándose el pene ya en el agua empezaba a frotarle el pene en el trasero de Lastenio justificando con abrazos por detrás, también se abrazaban de frente Lastenio sentía el paso en su abdomen del pene grueso de René llegando a su pene y testículos, el estar solo a René le daba seguridad para arrimarlo a las rocas para seguir pasándole el pene por entre las nalgas o también poniéndolo de pecho sobre la arena de la orilla para sobarle por un corto instante el glande sobre la piel suave, luego lo llevaba monte adentro de los matorrales altos rodeando frondosos samanes, en las raíces habían claros de arena y allí lo acostaba lentamente boca abajo, René se acostaba sobre Lastenio colocando el pene entre las nalgas, el frote de ambas pieles se hacía ardiente, René sentía el deseo lujurioso del sexo, en su inconsciente estaba el recuerdo de Mirko, mientras que Lastenio aprendía en parte a ser sodomizado, no había penetración total pero en cada encuentro por el lugar René le hurgaba el ano con un dedo haciéndolo gemir a Lastenio y luego dejarle manchadas las nalgas de semen.

* * * * * * *

A la mente de René vinieron los recuerdos de aquella mañana de un domingo en la que René se levantó con una terrible fiaca de los tragos de ron que había tomado la noche anterior, sólo tomó un jugo de naranja, en su camino a la caballeriza se encontró con Lastenio, el deseo sexual de poseerlo le vino al cuerpo a manera de angustia, con presión elevada, agitación del estómago y una pequeña tembladera de emoción, lo subió al pequeño delante de su montura y cabalgaron rápidamente con la intención de alejarse de la estancia, ya seguros de que al cabalgar alguien no podía verlos René empezó a manosearle las piernas, el caballo moviéndose lentamente y René abriéndole los botones del pantalón corto de Lastenio manoseaba el pene y el pequeño se reía por las frotadas de los dedos de René, al mismo tiempo besaba el pelo negro lacio del mulato, René estaba bien excitado por la cantidad de alcohol que aún recorría por sus venas, su pene quería salirse del pantalón y ya el glande estaba algo mojado con líquido preseminal, eligieron desmontar en un paraje bastante lejano en silencio, habían unos árboles frondosos rodeados de grandes rocas a la orilla de río y matorrales tupidos, era ideal para que René le hiciera el amor a Lastenio, a toda prisa Lastenio se quitó la ropa mientras René lo observaba desnudarse, el pequeño se metió al agua luego René se desvistió sentándose sobre la arena abierto de piernas y brazos de cara al sol frotándose el pene de piel blanca quedando erecto como mástil, el inquieto de Lastenio se acercó acostándose al lado de René haciendo lo mismo, René se acostó sobre Lastenio frotándose el pene dándole besos con lengua, ambos corrieron a darse un chapuzón en el agua, abrazados como estaban se decían palabras sexuales en el oído, René le susurró para ir a la orilla, Lastenio obedeció y se acostó boca arriba con el pene alzado, el pequeño se sorprendió al ver acercarse la boca de René cubriendo su pene dándole de lamidas y chupadas, sintió rico tanto que gemía, René lo hizo dar vuelta boca abajo, limpió la nalga de la arena que se le había pegado a la piel, ensalivó su glande y la entrada del ano lubricándolo como siempre con un dedo, Lastenio sentía delicioso el movimiento circular en los exteriores de su ano, en la mente de René esto era especial e iba por más, tanto así que aprisionó el ano mulato con el pene blanco, se podía ver el contraste de ambas pieles unidas, pasó un buen rato con ese frote hasta que de improviso Lastenio sintió más molestia que la acostumbrada, René estaba decidió a todo, a que ese ano sea desvirgado, empezó empujando medio glande en el ano y de un embiste fuerte y grande metió todo el glande en el ano, la respuesta de Lastenio era dolor desgarrador expresado por los gritos y gemidos, René estaba tan obsesionado, terminó por romperle el esfínter al mulato, le dio un suave mete y saca, el pequeño lloraba no había soportado en silencio tanto dolor, René era oídos sordos estaba concentrado con los ojos cerrados sintiendo el placer de penetrar y desvirgar el ano, le complació ver la sangre en el  glande y resto del pene, recordaba la sodomizada que le hizo Mirko en su niñez, descubrió con esa acción su verdadera preferencia sexual, sacó el pene mojado de sangre y semen descansándolo sobre las nalgas de Lastenio que de su ano salía hilitos de sangre y semen, dejó por un tiempo que llore y luego lo calmó limpiándole con el calzoncillo infantil quedando ensangrentado y con semen, lo tendió sobre la roca y luego lo guardó en el morral en la montura como si fuera trofeo de guerra en recuerdo de aquel momento en que Lastenio fue suyo, René le dio caricias al pequeño, sintió preocupación y culpa por lo hecho, Lastenio sollozaba lentamente, René impuso su autoridad sobre el mulato diciéndole que guardara en secreto lo que le hizo o le iba a ir peor con azotes hasta matarlo, el pequeño intimidado por esas palabras se calmó y se dejó llevar por René, al poco tiempo René quiso que montara Lastenio pero éste no aceptaba, le había tenido recelo, con el tiempo logró volver la confianza entre ambos y René lo sodomizó a gusto de Lastenio en su cuarto, ese era el lugar en las siestas en que temporalmente Lastenio visitaba a René, ahí le enseñó a mamarle el pene, hicieron el 69 y René se sintió a gusto al tener a su chico especial, a su amante, su pareja de sexo pleno, muy pero muy discretamente.

El reloj antiguo en su cuarto sonaba apaciblemente que de tantos pensamientos René se rindió al sueño en complicidad con el apacible sonido.

FIN DEL QUINTO EPISODIO

2381 Lecturas/28 octubre, 2021/0 Comentarios/por Betelgeuse
Etiquetas: amigos, madura, mayor, recuerdos, sexo
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