METAMORFOSIS 52
Satisfacciones.
Las lluvias eran fuertes por esa temporada en el campo y en la ciudad, una mujer con su tongo de ropa se iba cubriendo de la lluvia caminando por esas calles de diluvio pueblerino, se tapaba su cara para no ser reconocida, un temor le embragaba el alma, estirada su mano sujetaba la manito de una pequeña criatura cuyos zapatitos estaban cubiertos de lodo y agua, la mujer sabía que todavía el camino era largo, su criaturita estaba bien cubierta, la sombrilla no los cubría totalmente pero resignados caminaban, se sentaron sobre una gran roca junto al camino de herradura, la lluvia había pasado, vieron a lo lejos la entrada de la estancia de los Buonanote, su ruta no era por ahí sino más adelante mucho más adentrada a la montaña, su angustia de estar alejada del lugar de encuentro la hacía tomar el inicio de la caminata con su criaturita, ahora el calor se acercaba, el sudor los obligaba haciendo altos para beber, caminaron y caminaron por la montaña, la criatura estaba marcada con su madre, llegaron al río, se refrescaron un poco, se acostó sobre la amplia piedra, los ojos nublados de ella viendo el panorama le traía nostalgias, ella arrimada a un frondoso árbol y su criaturita que daba de movimientos a sus manos jugueteando con las ramas, vio la puesta de sol, era el momento de comer, sacó fiambre de su bulto, era todo lo que tenía y de lo que alcanzó a recoger en su huida, lentamente puso un mantel las galletas fueron regadas, la criatura con prisa tomó unas cuantas, el queso acompañaba, era todo cuanto pudo guardar, su única esperanza era llegar al lugar, rogaba a Dios encontrarse con la persona que salvaría su vida, así de angustiada estaba, quería cambiar su destino, se recostó sobre la tendida tela su criatura recostada en su pecho, no se sabe qué tiempo estuvieron dormidos, la lluvia anunciaba su llegada, el sol se ocultó dando paso a nubarrones y a truenos, la mujer rápidamente tomó a su criatura y emprendió el viaje, quería llegar cuanto antes, siguió el tortuoso camino por varias horas, ya al llegar la noche divisó a lo lejos la ramada anhelada, casi desfallecida continuó su caminata con su criaturita que estoicamente la seguía, la lluvia los había mojado en complicidad con el fuerte viento pese a la sombrilla, con satisfacción teniendo pocas fuerzas fue acercándose aferrada a las manitos de su criaturita, lentamente los pasos efectuados hicieron guarecerse, con angustia golpeó la puerta, la lluvia caía con más fuerza, golpeó por varios segundos, sabía que alguien estaba adentro por la luz del candil, de pronto que se abre la puerta un hombre barbado de seria expresión facial aparece en el marco preguntando el deseo del visitante, la mujer se descubre su rostro todo mojado, el hombre impresionado con alegría la contempla con sus manos sujetas a las mejillas, tanta era su emoción que la abrazó por largo tiempo, le besaba las manos, las mejillas y la frente, se habían olvidado de la criatura que la mujer llevaba en sus manos, de un rápido impulso el hombre los hizo pasar, la mujer descubre el rostro de esa bella criaturita de cuatro años y medio, el hombre sorprendido observaba al pequeño de piel morena clara, pelo negro y labios iguales a los de su madre, los ojos cafés se identificaron, la mujer le confirmó al hombre, su hombre, que era Lucrecia y que el pequeño se llamaba Clodoveo Aristófulo, y si, sus ojos delataban que eran iguales a los del hombre barbado, el pequeño sin duda era hijo de aquel hombre que años atrás había hecho su mujer a Lucrecia en el río y en aquella cabaña abandonada para luego no saber de ella hasta ahora, la fuerza de la lluvia acompaña el feliz momento, ella dijo que vino para quedarse, el hombre barbado no dejaba de mirar fijamente al pequeño, se sentó en un tuco de madera, tomó de la cintura al pequeño y lo sentó en su pierna haciéndolo cabalgar, el niño risueño aunque con recelo aún lo miraba, Lucrecia le dijo al niño que ese señor era su padre, aquel señor que lo quería mucho y del que tanto le había hablado allá en la ciudad, el niño alegre rodeó sus brazos en el cuello del hombre, dándole el campesino repetidos besos en la frente, asimismo viendo a Lucrecia y diciendo repetidamente “mi hijo, mi hijo”, a los pocos minutos el pequeño fue puesto a un lado de la cama del hombre, ambos padres velaban el sueño del pequeño, el hombre le preguntó el motivo de su llegada, ella le confesó que en el lugar donde vivía era objeto del maltrato, que su hermano se dedicó a la delincuencia y se robaba todo cuanto podía de valor en el cuarto, sus tíos o echaron de casa pese al malestar de su madre con quien tuvo una acalorada discusión optando por huir de casa llevándose a su hijo, Lucrecia no siguió más con el relato pues sus labios fueron interrumpidos por los besos del hombre, la noche seguía con torrencial diluvio, la llegada de Lucrecia era un bálsamo en el espíritu del hombre, naciendo una nueva esperanza de vida, se prometieron estar juntos, ahora más con el hijo de ambos, agradeció por haberle dado un hijo, ya no se sentía un hombre seco, la vida con Lucrecia le había dado otra oportunidad, ya avanzada la noche durmieron en el suelo pues decidieron que por esa noche su hijo sería el posante principal, como de costumbre lo que hacen las parejas al verse después de tanto tiempo fue el de hacer sexo, ella se entregó con toda su pasión pese al cansancio, el hombre firmemente juraba su amor al momento de penetrarla con su pene en esa vagina deliciosa para él, los altos gemidos no se hicieron esperar, el pequeño entreabrió los ojos viendo moverse la sabana que cubría los cuerpos de sus padres y por donde salían los pies moviéndose armónicamente, el cansancio del pequeño hizo que siguiera durmiendo posando su cabeza sobre la almohada rellena de trapos viejos y raídos.
* * * * * * *
Los bombardeos nazis hacían estremecer los cimientos de la población civil del lugar de tal suerte que la moral la tenían por los suelos, Pasha líder del lugar estaba sometido a un autoritarismo basado en el castigo corporal ante la desobediencia, a sus treinta y dos había envejecido un poco de lo normal, la ausencia de su mujer y de sus hijos minaban su espíritu, habían huido hacia las estepas, desde ya buen tiempo no sabían de ellos, había heredado de su padre ese destino de privaciones en tener una familia unida con todos sus miembros viviendo en armonía, el campo de concentración donde estaba confinado consistía en una mina con trabajos rudos, día a día desfallecía la gente, los muertos se daban cada hora, su pueblo devastado, pocos alimentos, la disintiera se hacía presente con la tuberculosis, apenas alguien tosía con grave frecuencia era víctima de las bayonetas o pistolas nazis, Pasha resistía con la convicción de algún día ver a sus abuelos, su mujer y a sus hijos, tenía satisfacción de recibir clandestinamente breves líneas con noticias de su familia por el enrejado, aunque en los últimos meses la comunicación no era constante pues se consolidaba el dominio de la Gestapo en el lugar, Pasha recuerda esa desafortunada tarde en que fue avisado por un miembro de la resistencia que era buscado para apresarlo, tomó la decisión de que sus familiares huyeran del lugar prestándose como carnada de la Gestapo, la despedida fue llena de besos y abrazos a sus familiares, ya sabiendo que estaban en buen recaudo fue personalmente a entregarse, le cayó una lluvia de golpes y confinado aun cuarto oscuro por días a pan y agua luego pasó a trabajos rudimentarios, la nieve era su compañera así como la satisfacción de que algún día todo esto pase y pueda ver a su familia, solo el destino decidiría.
* * * * * * *
La pitada del tren anunciando la llegada a la estación del pueblo hizo que Luis se despierte en aquellas primeras horas de la mañana del primer día de cuaresma, esa fecha era significativa para el pueblo pues había feria y kermesse, Luis bajó con su maleta, un trabajador de la estancia lo esperaba con su caballo, en su camino observaba a la gente ir al pueblo con ropas y suvenires de la fecha, todos los años desde niño había disfrutado de esa fiesta, para él era muy significativa en compañía de su madre Andreina, este sería el primer año que esta fecha la pasaba sin ella, frente a la estancia el trabajador se despidió luego de cortos diálogos durante el camino, se apeó de la bestia pudiendo solo con su equipaje, solo se encontró a una empleada informándole que casi todos estaban en el pueblo, Luis decidió ir a casa de sus abuelos, en el camino se encontraría con la grata presencia de Melesio, lo invitó a casa de su abuelo, al llegar fueron informados por la empleada de casa que sus abuelos estaban en el pueblo junto a toda la familia, Luis ingresó a casa en compañía de su amigo Melesio, fue a ver jugo a la cocina y Melesio sentado en la sala veía absorto tanta elegancia y finesa, habían muchas fotos en la pared que conducía a la biblioteca, la fuerte impresión le invadió al ver la fotografía de un muchacho que había significado mucho en su vida infantil, específicamente a la edad de siete años, miró con paciencia los rasgos en las fotos de aquel joven blanco, sin duda era él, si, Melesio cerró los ojos para recordar a ese joven que puso a Melesio recostado sobre la piedra en posición de perrito, el pequeño sintió humedad entre las nalgas luego sintió como que algo duro y molesto entraba en su ano, su instinto lo hizo regresar a ver y era un dedo ensalivado que lubricaba su anito, el joven se lo lubricaba y al sacarlo se lo llevaba a la nariz, después más saliva le introducía con el dedo en el ano de Melesio, hasta ahí todo sentía nuevo y algo molestoso, tal vez su timidez no le permitía reaccionar y también su miedo de tener encima de su cuerpo el cuerpo de un joven de 18 años que le estaba enseñando a coger a base de pujes, la molestia se incrementó al sentir penetrar en su ano algo más grueso, el dolor era fuerte, trató de regresar a ver con su cara pero una de las manos le sujetaba la carita, Melesio pujaba y gemía del dolor que cada vez se le hacía más fuerte con esas embestidas, sintió un tirón cuando el pene entró rompiendo el esfínter aumentando el dolor, el ano de Melesio había sido desvirgado por ese pene de piel blanca de aquel joven de 18 años, las súplicas y el llanto de Melesio no los tomaba en cuenta ese joven que estaba en todo su apogeo sexual, solo estaba concentrado en sus instintos pues tenía sometido a un traserito de piel morena clara, ya para ese momento los gritos y berreos de Melesio eran fuertes, los movimientos desesperados de meter y sacar eran acelerados aquel joven se complacía de ver entrar y salir el tronco de su pene blanco con sangre impregnada en su piel producto del haber sido desvirgado, sin miramientos dejó su semen dentro del ano de Melesio, la respiración acelerada del pecho del joven salida de su boca chocaba sobre el pelo del pequeño que no paraba de llorar, el joven se separó del cuerpo del pequeño caminado pausadamente para limpiarse el pene en el agua, Melesio desfallecido sobre el suelo no se movía sintiendo el doloroso latido de su ano desvirgado, seguía llorando a causa del fuerte dolor que le había propinado ese pene dentro del ano, vio al joven vestirse con pausa, alcanzó a ver aquel pene que le había hecho estragos en su ano luego lo vio montarse a caballo, el joven ya no tenía esa sonrisa cordial como en las anteriores ocasiones sino que ahora en su cara se mostraba algo de temor y tristeza, lo vio de reojo a Melesio y aceleró el galope dejando al pequeño Melesio de siete años postrado en el suelo que seguía llorando desconsoladamente, los minutos pasaban, un dedo se lo rozó por el ano vio que en la punta tenía restos de semen y sangre, al ver eso se asustó e incrementó su llanto, vio la posición del sol, se le hacía tarde, como pudo llegó al río caminando con dificultad lavándose el ano con las yemas de los dedos, algo le calmó el agua el ardor, aún el dolor continuaba, se recostó de perfil debajo de un árbol muy pensativo sintiéndose otra persona, recordando lo momentos que antes le había ocurrido, solo de aquel joven que lo desvirgó recordaría por siempre vagamente su rostro y su corte de pelo original, nunca supo el nombre de aquel joven que lo desvirgó. Melesio abrió los ojos al sentir que una mano por detrás tocaba su hombro, dio media vuelta viendo la sonrisa de Luis estirando su brazo dándole el jugo de naranja, Melesio preguntó por el nombre del joven de la fotografía a lo que Luis responde que era su tío René ya fallecido, Melesio dio un ligero respiro, al fin sabía el nombre de su iniciador, el vaso ya sin jugo lo puso sobre la mesa, empezó el roce de sus dedos por los brazos de Luis que vio el bulto de Melesio formado en la entrepierna, la mano de Luis pasó por el bulto, se abrazaron manoseándose, Luis se apartó instintivamente para no ser vistos por la empleada, demasiado tarde, la inquieta mujer los estaba viendo a distancia escondida, Luis y Melesio subieron las escaleras, la empleada desde su escondite los vio que se iban manoseando el trasero alegremente, entraron a la habitación de los abuelos de Luis allí había una foto de René colgada en la pared, Melesio al verla le dio más calentura, en su delante tenía al sobrino del hombre que a la edad de siete años lo había desvirgado en el monte, ahora en sutil cama iba a hacer el amor con el sobrino, se dijo a sí mismo que sería una cogida especial, vio que Luis se despojaba de toda su ropa y se acercaba a Melesio a quitarle la ropa, el joven de piel morena clara se dejaba desbotonar por esas manos blancas, los dos se miraron su desnudez y la erección de sus penes frente a frente, fueron muchos segundos el manoseo parado de sus cuerpos, los abrazos, los besos, Melesio fue de la iniciativa para continuar con pasos lentos sin dejarse de abrazar en dirección a la cama, Luis quedó boca arriba, encima de su cuerpo Melesio que colmaba de besos todo el cuerpo correspondiéndole Luis con calentura de deseo, los penes unidos piel a piel se movían por efecto de las caderas, ambos chicos se miraban los peludos penes por el tamaño y el contraste de piel, Melesio lo tenía más grande, más erecto, más grueso, Luis se arrodilló frente a la cama, Melesio entendió el deseo de Luis sentándose en el extremo de la cama, Luis le abrió los muslos lamiéndole el pene luego metiéndoselo en la boca haciéndole sexo oral, Melesio arrugaba con puños las sábanas se notaba satisfecho con los ojos cerrados, la lengua recorría los labios saliéndole saliva, las ventanas abiertas de par en par permitían el paso del fresco de la mañana impregnándose en los cuerpo de ambos, se pusieron en pie con prolongados abrazos y besos con lengua, Melesio se sentó en el extremo de la cama con el pene bien erecto Luis continuó mamándoselo dejándole el glande con bastante saliva que se escurría por el tronco hasta llegar a los testículos, Luis sentado sobre Melesio acomodaba el trasero ladeándolo para que el pene ensalivado de Melesio pueda entrar por su ano que iba acoplándose a ese trozo de carne sexual centímetro a centímetro, Luis con los ojos cerrados mordiéndose los labios y con pujes combinados con el sudor iba alzando y bajando la cintura, Melesio por su parte con los ojos cerrados sentía la lubricación de su pene entrando y saliendo hasta la mitad, todos tenían el deseo de pertenecerse, ese sube y baja duró varios segundos, Luis se apartó de Melesio, hizo que se acueste en la cama y abriéndole las pierna Luis continuó lamiéndole los testículos, eso a Melesio le encantaba que le hicieran, Luis estaba enamorado del pene de Melesio que lo acariciaba como trofeo, el tronco del pene rozaba sus mejillas y mentón, Melesio pidió pararse, puso a Luis acostado boca abajo en el extremo de la cama en cuatro, introdujo lentamente el pene con una sensación de gran placer iba haciendo el mete y saca como cabalgando dándole de palmaditas a los glúteos blancos de Luis quedando la marca roja, siguió y siguió penetrando y sacando hasta que el semen de Melesio quedó metido en la entrañas de Luis, el cuerpo de Melesio quedó desfallecido encima del cuerpo de Luis, el esfuerzo y los gemidos fueron prolongados, Luis se levantó, de su ano salía el semen recorriendo los muslos llegando a los tobillos, no importaba, ahora Melesio estaba acostado en cama boca arriba debajo de su espalda dos almohadas en su delante arrodillado estaba Luis que puso las piernas de Melesio en sus hombros su pene de pelos claros se mezclaba con el pene de pelos negros de Melesio al rozarse, metió su pene ensalivado en el ano de Melesio y comenzó el mete y saca durante el movimiento Melesio miraba en la pared la foto de René cerró los ojos tratando de pensar con su recuerdo que era René quien lo estaba ahora penetrando, asociaba la penetración de su sobrino con la que le hizo su tío, le pedía más a Luis y éste respondía con movimientos más acelerados, de repente Luis quitó las piernas de Melesio quedando un poco en el aire y luego el semen de Luis quedaba dentro de Melesio solo que un poco saló del ano quedando en las sábanas, Luis un poco inquieto se limpió el pene como pudo vistiéndose fue a buscar algo que desmanche Melesio quedó solo desnudo en la habitación agitando su pene, bajó la foto, tomó un poco de semen de la punta del glande y con la punta del dedo puso un poquito de semen en la boca de la foto de René, rato después llegaba Luis a eso ya Melesio estaba vestido, se acostaron en la cama a darse de besos apasionados, Luis y Melesio solo se limitaban a vivir el momento de su encuentro, su atracción era dinámica, ahora más sabiendo que Luis era sobrino de René, para Melesio eso era de tener sentimientos encontrados, estaba ligado su destino al de la familia Buonanote, ambos bajaron las escaleras lentamente, la empleada escondida los miraba pasar había escuchado desde la puerta los gemidos y ciertas palabras salidas de boca de los muchachos, quedaba claro para ella que el joven Luis tendría inclinaciones sexuales del mismo sexo, los comentarios se confirmaban entre los corrillos de peones y campesinos.
… FINAL DEL QUINCUAGÉSIMO SEGUNDO EPISODIO
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!