METAMORFOSIS 6
Los amantes.
¡Ven, vámonos a donde están abandonadas esos carretas!, decía un presuroso Lastenio al inocente Luis, por aquel lugar había también muchas tablas de madera apiladas junto con roncos, caminaron a un lado de una carreta destartalada pegada a la pila de madera, el lugar estaba muy oscuro además de que por la hora no habían ya peones al pasar, ya estando ahí dentro el mulato dijo que se quede quietecito, que mirase por la hendija, estando de frente comenzó a acariciarle las nalgas vestidas con más y más intensidad Luis empezó a sentir deliciosamente esas manos mulatas por la tela de su pantaloncito corto, luego empezó a besarle el cuello infantil, eso a Luis lo empezaba a excitar y podía notar eso el mulato viendo que se ponía erecto el penecito vestido a través de la tela fina del pantaloncito corto, aún más así estuvo un rato acariciándole diciéndole al oído palabras dulces y elogiosas que a Luis le gustaba escuchar de labios de Lastenio, las manos mulatas hicieron el movimiento de meter su mano por dentro del traserito del nene tratando de agarrar esas suaves nalgas, los pantalones estaban algo apretados tenía dificultad en bajárselo, se apartaron un poco, Lastenio se acuclilló bajándole la cremallera y desabotonando el pantaloncito corto y el cinturón facilitando el deseo que quedase en los tobillos, Luis vio el descenso de su ropa quedando libre el penecito, Lastenio se puso de pie tomándolo de los hombros, por la cara que hizo seguramente pensó que el pequeño estaba asustado, pero lo que hizo Luis le regresó una enorme sonrisa porque el nene se estiraba el pene moviendo sus caderas adelante y atrás insinuando movimiento sexual con su pene tomado en su mano estirándolo, Lastenio lo abrazo y le dio un beso en las mejillas cuello, la carita de Luis se apoyó en el pecho de Lastenio acariciándole el pelo al pequeño, el mulato le decía cuánto lo quería y que deberían demostrar su amor haciendo el jueguito que hacían secretamente, Luis miraba su erecto penecito, Lastenio le dijo si querían hacerlo, el nene asintió con una sonrisa leve y las manos de Lastenio comenzaron a sobar las nalgas, siguió apretando los glúteos con ansia de creer pertenecerle, en verdad en parte a sí lo era, esos glúteos de Luis fueron los que por vez primera sintieron el paso de su pene mulato, era el iniciador, el primero, por tanto en parte se creía su dueño, seguía sobándole las nalgas sin dejar de besarle el cuello, Luis baja la mano y sobre el pantalón le empezó a frotar el pene un instante para luego hacerle con las dos manitos, a orden de Lastenio el nene le desabrocha el pantalón y logra sacarle el pene, esto lo excito mucho al mulato, el pene libre rozaba el rostro de Luis pasándole por los labios, Lastenio le ordenó que abra la boca mientras le acariciaba el pelo, el glande mulato contrastaba con el color rojizo de esos labios de piel blanca, entraba de apoco hasta que lo hacía toser al niño, era una verga tan prominente para esa boquita, y después de unos instantes de esas lamidas en el glande lo encorvó al niño mostrándose ese traserito rozagante Lastenio con uno de sus dedos empezó a buscar la entrada del trasero de Luis que se dejaba y estaba sintiendo muy rico una vez que lo encontró empezó a meterlo sin mucho esfuerzo pero poco a poco lo metía y sacaba cada vez entrando más y más a fondo, eso a Luis le sacó varios gemidos, mientras Lastenio hacia lo suyo, Luis también hacia lo que le tocaba de estar quieto, pasivo, la otra mano de Lastenio empezó a masturbarle el pene de Luis, a rato con más intensidad, con la misma intensidad que él le metía su dedo y se la jalaba, como si siguieran el mismo ritmo; le saco el dedo del ano de una forma brusca que ahí sí que le dolió e incomodó un poco, sin perder tiempo Lastenio le dio la vuelta dándole el pecho a la espalda de Luis y le jalo un poco hacia él quitándole la camisa y besándole la espalda hizo dar medio paso hacia atrás y lo reclino despacio y le dijo a Luis que pusiera las manos en el borde de la carreta abandonada, le obedeció como de costumbre sabiendo lo que seguía, se quitó a ropa de los tobillos y Lastenio también quedó desnudo igual que Luis, Luis en su interior ya quería saber que se sentiría tener un miembro de carne dentro, pues sabía que se vendría a continuación y ya entendía pues ya lo había hecho muchas veces con el mulato en diferentes lugares de la estancia suya y en la de sus abuelos, así que ese era el momento para sentirlo de nuevo, Lastenio acomoda su pene como si solo descansara su enorme cabeza de glande en la entrada, lo dejo ahí por unos segundos, cuando a siguiente movimiento de cadera Luis empiezo a sentir como lo presionaba hacia su humanidad forzando a que entrara esa enorme cabeza en ese agujerito, Lastenio empujaba con la cadera y con la mano lo mantenía firme, hizo que el nene abra más las piernitas blancas y empujaba hacia atrás su trasero, con la leve fuerza que hacían los dos, infructuosamente no podía ceder a penetrar, era aún pequeño ese traserito para soportar prominente pene, así que se limitaba a rozarle el traserito con el pene, a veces entraba algo en el pliegue del ano haciéndolo dilatar y eso a Luis le dolía tanto que ya no quería más producto de su temor, así que sin gritar pero con un gran dolor le decía que ya no más, que pare eso, que le estaba doliendo mucho, pero Lastenio aun no quería, sin moverse le dijo que se relajase mientras le tomaba con fuerza de la cadera, intentando que se relaje pero el dolor seguía, Luis le suplicaba al borde de chillar que se lo sacara pero Lastenio comenzó con movimientos leves de cadera mientras Luis le decía que se detuviera, tiempo después el dolor y quejidos fue cambiando a jadeos y a leves pujidos de parte de Luis mientras sentía como resbalaba por sus piernas el semen de Lastenio, se apartó del niño que seguía en posición perrito, Lastenio miraba el líquido seminal en los muslos del nene, Lastenio sonrió irónicamente, comenzó a ver a su alrededor, suspiró profundamente y cerrando los ojos recordaba con agitación aquellos tiempos idos, sus pensamientos se centraban en aquellos movimientos de testículo adulto rozando sus glúteos, ese glande entrando al borde de su esfínter, ese tronco de pene, empezaba a sentir cada centímetro dentro de él, la sentía adentro y justamente cuando estaba a punto de sacarla con sutileza, nuevamente sentía que se la empujaba dentro de sus entrañas, hasta que finalmente sintió esos fluidos seminales, aquel adulto había terminado dentro de él, Lastenio sentía como le llenaba de su leche; el mulato Lastenio recordaba a ojos cerrados cómo sentía que recorría por dentro ese semen, sentía su trasero dilatado aún más por ese semen, así, que sentía ese bombeo de aquel grueso pene engrosándose y presionando las paredes de su recto hasta que salía ese esperma saliendo de su trasero mulato aquel tibio líquido viscoso, vio que aquel hombre de sus recuerdos en cuanto terminó de arrojar hasta lo último Lastenio sintió esos dos o tres espasmos y lo saco de golpe de su trasero, después de la forma en que lo saco de inmediato Lastenio sentía ardor en su trasero mulato además de una sensación como si tuviera ganas de defecar, Luis sabía qué hacer, aún estaba quieto en esa postura, por unos segundos vio a Lastenio arrimado a ojos cerrados, Luis seguía así así hasta que empezó a sentir como escurría por sus muslos el líquido que estaba en los glúteos, de inmediato Lastenio vio al niño aún en esa posición, sonrió, de su bolsillo sacó papel limpiándole los restos de semen en su piel, le besó tiernamente, lo acostó boca arriba diciéndole que ahora iba a hacer lo que más le gusta, agitó el penecito de Luis y se lo llevó a la boca lamiendo y chupando desde los testículos lampiños hasta que la punta de lengua de lengua se deslizaba desde la separación de los testículos hasta llegar a la punta del tronco del penecito, la punta de lengua rozaba el poco glande salido por ese prepucio infantil haciéndole movimientos circulares, Luis gemía y daba a notar el deseo de espasmo y deseo de micciar, tiempo después se arreglaron la ropa sin ser vistos como de costumbre, Lastenio le dijo de favor que no dijera nada, acariciándole el pelo le dijo al niño que no se preocupe por lo del juego, Lastenio le dejo que era un niño bueno y que le había gustado mucho jugar con él y que obvio no diría nada y que él también debe guardar ese secreto del jueguito, lo abrazó tiernamente felicitándole por lo bien que juega, fueron en dirección a la casona, Luis entró directo al baño, se bajó el pantalón y el calzoncillo, se sentó en el inodoro, estaba pujando sacando excremento y vio los residuos de semen mezclados con el excremento que flotaban, algo de semen se había alojado en la entrada de su ano, le latía al momento de pujar y defecar, eso le llamó mucho la atención por unos instantes; tiempo después sentado en el inodoro Luis recordaba aquellos momento vividos de forma excitante con Lastenio, se puso en pie arreglándose el pantalón corto y el calzoncillo, se arrimó a la ventana, vio a lo lejos la figura de Lastenio arrimado a un árbol, sus miradas se cruzaron, Lastenio sonrió limitándose a restregar su pene vestido, señal de recordatorio de lo que habían jugado.
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La fina dama y el hombre con sombrero amplio de ala bajan del tren, a pocas cuadras de la estación está su habitación en el edificio con tinte victoriano, ella es su amante, su relación se basa sin condiciones, eso la hace más dinámica, ambos se duchan juntos, haciendo el amor en agua y espuma de jabón, ella se entrega con seguridad, no puede darle hijos y compensa con lujuria, se conocieron en los viajes de contrabando de bebidas alcohólicas camuflando también el tráfico de armas, ella fue el nexo, lo guió asesorándole fielmente escalonando cada peldaño de poder, a cambio él le abrió su vida, es que a los dos la vida les estaba dando la oportunidad de vengarse, ella ya lo había hecho cuando de a uno por uno fue asesinando a los desgraciados que la violaron destrozándole su aparato reproductor con prácticas sádicas, en eso se había convertido Sandra.
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El negocio del contrabando estaba aumentando los dividendos, actividad peligrosa pero necesaria para lograr sus fines pues mientras las tierras bajaban de plusvalía debido a la poca exportación, con el dinero del contrabando, se podía comprarlas y en cuanto a las fabricas se podía ser accionista mayoritario, todo esto bajo las leyes tímidas de un gobierno corrupto, entreguista y débil de política economía nefasta que aumentaba la pobreza agudizando la marcada diferencia de clases sociales. A ella le gustaba admirar las fotos de su amante que estaban colgadas en la pared y que mostraban las diferentes etapas de su vida, él las contemplaba y como rayo fugaz a su mente venía escenas de su vida, la primera cuando corría feliz por el jardín de su casa grande de campo de manos de su madre, los mimos y los regaños de su padre un descendiente de Hidalgos españoles, luego el instante triste en la lúgubre de la habitación de su madre acostada con ojos cerrados pálida y fría con las manos sujetas al abdomen junto a ella su hermanito fallecido al nacer, su padre triste, ya a sus seis años algo entendía de lo que era la muerte, posteriormente la decadencia de los bienes de su padre, la muerte de su madre lo condujo al alcoholismo y al poco cuidado de sus bienes vendiendo sus tierras de a poco a precios de regalo, una noche se levantó con los gritos venidos de la biblioteca, su padre sentado cabizbajo perdido en alcohol firmando con dificultad los papeles que ese hombre de negro le sostenía amenazante, ya para ese entonces percibía la pobreza pues su padre se dedicaba al alcohol consumiendo lo poco de dinero que tenía, sus amigos lo aconsejaban de que velara por su hijo, pero incumplía con su responsabilidad dándole de azotes a su hijo cuando le pedía por alimento, por eso al niño le tocó de cargar sacos para ganarse algunos centavos y poder comer, su padre envejecía, una noche de nuevo se escucharon gritos, el hombre de negro salió apresurado, se chocó con el niño que bajaba las escaleras, ese rostro nunca lo olvidará en su vida, fue a donde estaba su padre lo abrazó al verlo sumido en el alcohol, totalmente barbado, maloliente, babeante, parecía una piltrafa humana, el niño regresó a su habitación, al poco rato se escuchó una detonación de revólver, el niño corrió por las escaleras imaginándose lo peor y no se equivocó, encontró el cuerpo de su padre recién fallecido apoyado sobre el escritorio con un orificio de bala en la sien, la sangre regada en el escritorio y una mancha impactada en la pared, el niño salió corriendo a lo loco con gritos desgarradores de ayuda que fueron escuchados por los campesinos, la casa se llenó de curiosos que aprovecharon para robar antes de que venga la autoridad, quiso su padre por voluntad ser enterrado en un viejo samán parecido al olmo ibérico plantado en el cerramiento del cementerio alejado de las tumbas, el pequeño quedó solo con una tía que por años vivía resentida con su padre y trabajaba en el mercado del pueblo como verdulera, no tenía hijos pero si amantes, a los pocos días un guardia del estado acompañaba a aquel hombre de negro diciéndole a su tía que debían desalojar el lugar pues el difunto había cedido sus posesiones a aquel hombre, el niño furioso golpeó los muslos y estómago del hombre diciéndole asesino, entre su tía y el guardia lograron separarlo, salió de la que por última vez sería su casa, la regresó a ver saliéndole lágrimas maldiciendo al hombre de sus desgracias: Rodolfo Buonanote.
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Pero no todo fue desgracia en la vida de Carlos Felipe del Olmo, conoció muchos amigos que le enseñaron muchos oficios, tenía la inteligencia, astucia, discernimiento fluido en la sangre y altivez propia de los hidalgos de los que era descendiente, era un niño fino bonito que su tía lo presentaba en la escuela con orgullo pese a estar en harapos, se ganaba la vida recolectando vegetales en el campo y cargando costales en el mercado, allí conoció a una niña buena elegante que desde el primer momento pensó en las distancias que socialmente los separaban pero que no perdía la ternura por ella, cumplidos su dieciocho años descubrió que Noelia era hija de Rodolfo, el supuesto asesino moral de su padre, se llenó de cólera y rabia pensando en vengarse teniendo como carnada a ella pero se arrepintió, mejor se alejó por un tiempo tratando de olvidarle, regresó para proponerle casamiento, cuando supo que se iba a casar con un hombre mayor, ella se negó, hizo intentos de secuestrarla pero fueron repelidos por los peones de Rodolfo Buonanote, se resignó a presenciar aquella boda deslumbrante, pudo fijarse en el rostro de la novia que no era de felicidad plena, estaba seguro que en secreto lo seguiría amando, trataba de acercarse a ella esperando el momento hasta que se dio cuando su marido iba de viaje con René el primo de Noelia, así de hurtadillas al principio de casualidad mientras cabalgaba por el campo se encontraban, de primera todo fue rechazo, hasta que en un par de ocasiones logró besarla pero no pudo poseerla por las circunstancias, le pidió a ella que dejara todo y escaparse pero ella le dijo que esperaba un hijo de Gustavo, eso lo hizo alejarse de ella. La tisis de su tía por tanto consumo de tabaco y alcohol la iban mermando en fuerzas hasta que falleció en sus brazos lanzando bocanadas de sangre, uno de los cercanos amantes se declaró dueño del negocio y por codicia corrió al joven sobrino de la fallecida, el horizonte para Carlos Felipe del Olmo fue de ser vagabundo por las ciudades, conociendo triquiñuelas, habilidades de estafa, su filosofía era que sobrevivía el más listo y astuto, no se dejaba ver la cara de tonto y cuando eso ocurría se lanzaba a pelea callejera, un contrabandista vio su arte de pelea y lo llevó a una embazadora clandestina de alcohol como perillán.
Con ese trabajo conseguiría gran cantidad de dinero comprándose buena ropa y comiendo adecuadamente, fue amante de prostitutas peleando con los pocos chulos del sector que de a poco logró ganarse el respeto de ellos, siempre en su mente estaba el rosto de Noelia, hubo un cruce de balas con la policía del estanco, tuvieron todos que huir del sector escondiéndose con la promesa después de un buen tiempo volverse a reunir para seguir con la actividad clandestina, Carlos Felipe regresó de incógnito al pueblo, se había dejado crecer la melena de pelo castaño, la barba, vestía muy elegante caminaba por el parque, para su gran sorpresa vio a Noelia con su hija mayor tomada de una mano y a la nana Dulce que conducía un coche infantil, se sentaron la nana sacó a la niña de meses llevándola al regazo de Noelia, al hombre le vino un estupor, pese a todo, se acercó a saludarle, ella sorprendida aceptó el saludo, trató de conversar, ella estaba inquieta, él le dijo su identidad, sin más pese a las circunstancias le volvió a decirle que la amaba, la nana se acercó asombrada al ver la estampa de ese hombre que conversaba con Noelia, se despidió de ellas con galantería, Noelia quedó apesadumbrada, la nana Dulce no se dio por enterada la identidad de aquel caballero galante, su ama respondió la identidad y la nana se dio varias persignadas de asombro y en el fondo, también de alegría.
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El fiel Gumersindo le dio posada a Carlos Felipe, meses antes había llegado una pareja de esposos con un niño a pedir trabajo a destajo, eran Serafín y Eudomilia con el pequeño Hermógenes que contaba con ocho e iba para los nueve años, vivieron en una cabaña próxima a la de Gumersindo, los tres se hicieron amigos de Carlos Felipe regalándoles obsequios muy vistosos los mismos que le daba a la familia de Gumersindo que siempre al principio se negaba por vergüenza, pero que después se resignaba a aceptarlos por petición de su mujer y de sus cinco hijos, Carlos Felipe tenía una relación respetable con Eudomilia, ella tenía problemas con gestar hijos, a los pocos meses los abortaba, por eso su único hijo Hermógenes era el resultado de varios intentos y se había convertido en su bendición perpetua, Eudomilia se había enamorado perdidamente de Carlos Felipe, quien aprovechaba las mañanas cabalgando se acercaba a ella que dejando un día lavaba en el río con la esposa de Gumersindo, su hijo Hermógenes se bañaba desnudo lanzándose al agua desde las rocas altas con los hijos de Gumersindo y otros niños, un día Carlos Felipe vio de lejos aguas abajo a Noelia con sus hijas y la inseparable nana Dulce, se acercó lentamente, Noelia lo vio acercarse con angustia igual que la nana, se saludaron y conversaron a distancia prudente, al tocarle las manos femeninas temblaban de emoción, le acarició las mejillas, limpiándole el sudor del rostro con su pañuelo, a nana Dulce el mundo parecía venírsele encima, con gestos le suplicaba a Noelia que dejase de conversar, Carlos Felipe aprovechó del corto tiempo para reiterarle que la amaba, ella rompió en llanto llevándose una mano a la boca dándole bruscamente la espalda regresando cabizbaja a donde se encontraban sus hijas y su nana, tal escena fue presenciada de lejos por Eudomilia, un sentimiento de celos llegó a su alma, ella sabía que ambos se amaban, se podía ver a través de los gestos en los encuentros clandestinos que tenían Carlos Felipe y Noelia, Eudomilia desde los matorrales presenciaba las escenas, Eudomilia decidió atenderlo mejor aunque él no sentía nada por ella sólo la respetaba y le tenía gran cariño aun así con los días ella lo atendía muy cortés, ella en su mente se propuso en que a la mejor oportunidad a solas le declararía su amor y no dudaría a entregarse en sus brazos, la ocasión se dio cuando festejaron el cumpleaños de Gumersindo bebiendo los hombres desde el mediodía, ya pasada algo de la media noche todos estaban mareados roncando en la sala, los niños durmiendo, Eudomilia se había propuesto tomar discretamente, vio entre la penumbra a Carlos Felipe levantándose de la silla teniendo como instinto ir a orinar y luego acostarse en su cuarto ubicado atrás un tanto alejado de la casa de Gumersindo, en su recorrido casi patea a Serafín y a Gumersindo que estaban roncando, recostados sobre la mesa, sintió que un brazo lo ayudaba a apoyarse, al entrar a su cuarto la luz de luna descubrió el rosto amigable de Eudomilia apoyado en su pecho, Carlos Felipe muy mareado deliraba que deseaba orinar, no se daba por enterado de la persona que le ayudaba a bajarle la cremallera por dónde sacó el pene a orinar, ella quedó admirada de aquel pene blanco, se emocionó más con la decisión firme de llegar hasta las últimas consecuencias, logró que Carlos Felipe entre a su cuarto previo a una serie de vómitos los ojos de aquel hombre apenas podían abrirse, estaba completamente borracho, Eudomilia lo acostó y le sacó las botas con los calcetines, sin esperar a más, le deslizó el pantalón con la cremallera abierta, solo había silencio, Carlos Felipe tenía bien erecto su pene a causa de los lamidos de Eudomilia, ella con dificultad le quitó la ropa, ambos desnudos empezaron a tocarse, el alcohol en ambos hubo el efecto esperado del placer total, pusieron todo su potencial erótico, ella más activa consciente del bienestar causado por las penetradas de ese pene blanco con pelos castaños que entraba en su vagina de piel trigueña, el silencio se rompió con los gemidos con alaridos y pujes suaves de ella, él por instinto más que por otra cosa consciente pensaba que estaba encima de ese cuerpo femenino al que se figuraba era su Noelia de toda la vida, se dejó llevar por la lujuria del momento, le besó los senos, pasando a lamerle el clítoris ella tomó el pene de su amante y se lo introdujo en su vagina, Carlos Felipe con los ojos entreabiertos del alcohol pensó que le estaba haciendo el amor a Noelia por eso el mete y saca era rapidísimo en el contacto de los testículos con las paredes vaginales, ambos cuerpos se movían alocadamente las manos acariciaban los cuerpos luego los movimientos se hicieron lentos de improviso, ambos cuerpos respiraban aceleradamente ensanchando sus pechos, el sudor de sus cuerpos era considerable limpiándose Eudomilia con las sábanas, Carlos Felipe se quedó dormido, ella no, sintió que el semen de su amante estaba dentro de su vagina, lo abrazaba y le besaba el pecho apasionadamente, pasaron algunas horas y se hizo presente el primer canto de los gallos, ella lo despertó, él todavía inconsciente le correspondió a sus intenciones sexuales, esta vez el tiempo fue más corto pero el deseo y la pasión igual, de nuevo ambos aparatos reproductores se encontraron, Eudomilia sentía placer dibujando en su rostro la alegría del momento, si, se estaba entregando a un hombre blanco, de pene grueso mayormente largo que el de su esposo, los pujes y gemidos para ella eran sensaciones de gusto y satisfacción, ella botó los flujos vaginales y eso estímulo a Carlos Felipe para que descargue de su pene una cantidad de semen menor que la primera vez, él quedó rendido volviéndose a dormir pensando que le había hecho el amor nuevamente a Noelia, ella con delicadeza se levantó de la cama, salió del cuarto, todavía los demás seguían durmiendo, no quiso lavarse la vagina, se sentó plácidamente en un banco recostándose en la esquina de las dos paredes de su cabaña y se durmió frotándose el abdomen. Al mediodía ambos se vieron, ella con mirada cómplice algo cautivadora le sonreía pero Carlos Felipe con expresión en su rostro como si nada hubiese pasado, ella esperó a que se le dirigiera con cariño y ternura, aspiró a que hubiese recordado algo de lo que hicieron aquella noche de pasión y entrega total, pero no, no fue así, Carlos Felipe le fue indiferente y nunca trató el tema pues esas noche estuvo inconsciente actuando por instinto que el alcohol ocasiona, eso a ella le puso mal, entendió que esa noche de amor aquel hombre estaba bien borracho sin sentido de lo que hacía, no se atrevió a preguntarle si recordaba algo, más las atenciones de él hacia ella fueron como siempre de cortesía y respeto, en definitiva, Carlos Felipe no recordaba aquella noche de amor que tuvo con Eudomilia y ella se resignó a seguir su vida normal llevando hasta el fin de sus días aquel verdadero momento de un amor fugaz pero bien satisfecho.
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Por aquel tiempo las entrevistas entre Noelia y Carlos Felipe eran cada vez más frecuentes, se enteró de su desamor, eso valió para que aprovechando la ausencia de su esposo por negocios a la capital se vieran clandestinamente ante los ruegos de la nana Dulce para que no lo hiciera, pero el amor hacia Carlos Felipe era tan grande que estando a solas fueron a un matorral y por primera vez vio desnuda al amor de su vida, la arena del rio rodeada por matorrales y árboles tupidos fueron testigos del contacto de ambos cuerpos en los abrazos y caricias, ella se entregó a plenitud, Carlos Felipe era el hombre más feliz del mundo, era su momento de placer, de entrega, de decirse y sentirse cuanto se aman, la abrió de piernas y le besó los labios vaginales, luego lamió el clítoris con la punta de la lengua esto hizo estremecerla pidiéndole que la penetrara pero todavía quedaba por besarle los senos llenándolos de saliva, se quedó mirando la vagina con pelos rubios y acercó lentamente el glande a los labios vaginales de a poco iba entrando hasta que todo estuvo dentro, se entrelazaron las manos y empezó el mete y saca primero suavemente y mientras el gusto de hacerse el amor se incrementaba se colmaban de besos con lengua apasionados, el ritmo del meter y sacar aumentó siempre diciéndose te amo, se podía ver el pene de pelo castaño claro con la vagina rubia se movían muy rápidamente, de súbito el pene de Carlos Felipe sintió los flujos vaginales de Noelia, él contribuyo desde su pene con su semen, diciéndole que este momento nunca lo olvide, quedaron por un momento quietecitos acostados todavía el pene de Carlos Felipe seguía dentro de Noelia poco a poco se fue encogiéndose hasta sacarlo dándose besos apasionados con lengua, así fueron un par de encuentros donde repitieron ese gran placer.
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A los pocos días Carlos Felipe fue al pueblo a recibir correspondencia, a través de las misivas Sandra le informaba que todo estaba en orden y que se necesitaba su presencia en un mes, la fecha de la carta le indicaba que estaba con retraso de una semana, debía regresar cuanto antes pues él era el líder y tenía que organizarse, el último encuentro con Noelia en el matorral fue lleno de angustia, anhelos, esperanzas y pasión, le dijo lo que estaba pasando, ella comprendió, hicieron el amor como de costumbre solo que esta vez antes de vestirse él le pidió que se dejara sodomizar como recuerdo de su gran amor, ella lo pensó un poco pero las caricias de su amante pudo más, Noelia vio la figura desnuda de su amante que en su rostro se dibujaba la cortesía y aceptó, Carlos Felipe aún tenía el pene mojado de semen y flujo vaginal ella se dejó poner en posición perrito Carlos Felipe en repetidas veces le besaba, chupaba y lamía el ano, le introdujo un dedo haciéndola retorcer, luego dos dedos para hacerla sentir lubricando ese hueco anal virginal con saliva, Carlos Felipe a través del recorrido de sus manos por la espalda de Noelia podía percibir el sudor de la tensión en el momento en que frotaba el glande por entre las nalgas blancas de pelo rubio, dio un escupitajo al ano cayendo buena parte de saliva al suelo la que quedó en los alrededores de las nalgas la recogió con los dedos y la metió en el ano de Noelia que seguía gimiendo, el glande de pene erecto se ubicó entre las nalgas haciendo presión, de a poco le iba metiendo ella en cada movimiento del pene en su ano emitía fuertes gemidos, haciéndole gestos a su amante para que se detuviera pero Carlos Felipe estaba decidido, esa era la parte virginal que le quedaba a Noelia y ahora él era quien iba a probar de ese manjar así que con decisión y firmeza le fue metiendo poquito a poquito el pene por el ano, sintió que medio glande dilataba las paredes anales lo sacó y le dio un escupitajo al glande y se lo volvió a meter ya bien lubricado le dio un pequeño embiste, ahora casi todo el glande estaba adentro, sentía la resistencia del esfínter, la tomó de la cintura con las manos, se acomodó bien y de una embestida fuerte le perforó el esfínter abriéndole el ano más, ella gritó por el dolor Carlos Felipe había logrado romperle el ano, se complacía, pero quería más le metió con delicadeza todo el tronco de pene, su pelo castaño del testículo y pene se mezclaba con el pelo rubio que salía por debajo de la vagina de Noelia, luego un suave mete y saca ella no paraba de gemir, sentía entre doloroso y un poco delicioso a la vez, en el mete y saca se pudo ver el pene mojado de saliva y sangre, ella se dejaba sodomizar deliciosamente por Carlos Felipe, sin perder tiempo la recostó de espalda sobre el tronco y así su pene lleno de sangre producto de haberle roto el ano lo metió en la vagina de Noelia, le hizo un mete y saca rápido ella pese al dolor trató de seguirle en sus movimientos hasta que sintió dentro de su vagina el semen salido del pene de su amante, quedaron acostados abrazados sobre la arena junto al tronco donde le había desvirgado el ano tratando de calmarla por el dolor que sentía acariciándole la mejilla y los brazos, después fueron con cautela al río entre las piedras limpiándole el ano, al día siguiente Carlos Felipe se despedía de sus amigos, Eudomilia se despedía con un leve beso en la mejilla llorando de amor oculto por aquel hombre, Carlos se dio un estrecho abrazo de despedida con Serafín, sería la última vez que lo vería pues meses después estando en la limpieza del terreno una serpiente saltó entre los matorrales mordiéndole la yugular, se retorció tanto que murió fulminado de un infarto, nada se pudo hacer por Serafín.
FIN DEL SEXTO EPISODIO
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