METAMORFOSIS 79
Vistas.
Los cánticos de ebrias emociones pululaban por el ambiente del campo, muchos peones alegres botella en mano celebraban la venida de otra Navidad, uno de ellos alzo la mirada a la casa Buonanote y con emotividad alzó puño en alto botella dándole gestos de parabienes, asomados en el balcón de la gran casa victoriana estaba el pequeño Andrés y su tío Gustavito sonrientes de ver las andanzas de jocoso hombre que bendecía a Rodolfo Buonanote, los dos dieron la espalda ante el llamado emotivo de Leonor que los alentaba a cantar el cumpleaños feliz de Noelia, su trigésimo quinto cumpleaños, lo pasaba en compañía de su padre, sus hijos y su nieto, Gustavito fue al piano de la abuela y como promesa anual tocaba y tocaba rememorando las melodías de la difunta Micaela, esta vez no hubo llanto pero sí bastante nostalgia entre los presentes salvo el pequeño Andrés que bostezaba, la misa de gallo se acercaba, era el momento de salir, un auto los esperaba, era viejo Chevrolet del abuelo se decía Gustavito, al emprender la marcha el pequeño Andrés observa a unos hombres a acercarse para saludar a su bisabuelo, uno de ellos emitía un fuerte tufo que los ocupantes no disimularan su molestia, luego de hablar brevemente emprendieron la marcha a la iglesia del pueblo, allí los presentes observaban al airoso terrateniente, con miradas hacían la venía, los demás erguidos, siguieron su pausado andar, Luis los esperaba sentado en una banca larga con espacio guardado para los recién llegados, las diferentes clases oraban al unísono por la paz en el mundo, la segunda gran guerra continuaba, el pensamiento de Rodolfo era en su hijo Pasha, le vino la congoja con nostalgia, pero menguó su pensamiento al recordar a ese hermoso pequeño llamado Leandro, su nieto, aunque no reconocido pero físicamente el parecido era extraordinario con su hijo Pasha que seguramente ahora estaría pasando por tribulaciones, al salir del evento religioso muchos prestantes hombres y humildes personas se acercaban a saludarle, su nieto Gustavito presenciaba a simple vista cómo el pueblo quería a su abuelito Rodolfo, Luis por su parte indiferente, miraba a su alrededor, estaba desesperado por subir al auto, con paso lento llegaron, el regreso a casa era también demorado, la lluvia había caído con mucha intensidad, al llegar vino la tertulia de los últimos días, vino el cansancio y a dormir, ya en su habitación con Gustavito, Luis empezó a observar que su primo se rascaba sus partes íntimas, su voz hace tiempo había cambiado, se apreciaba sus vellos, Luis sonreía, le estaba pasando lo que a él le sucedió hace tiempo, Luis pensaba que Gustavito se estaba haciendo ya un hombre a plenitud, Luis meditó suspirando, no tenía mucho sueño, recordaba su época infantil, en aquellos momentos con Lastenio en el campo, cerró pasivamente los ojos viéndose cuando tenía seis años y recordando aquella vez en que estaba con Lastenio de quince años, caminando entre el monte junto con su hermanito Maximiliano de cuatro años , estaban sudorosos de tanto caminar, Lastenio hizo una pausa sentándose sobre una roca, los otros dos niños se sentaron en el suelo, Lastenio se levantó a orinar delante de ellos moviendo su pene, el mulato no paraba de reír agitando su grueso pene siendo mostrado delante de Luis y su hermanito Maximiliano, habían pasado varias semanas de aquella vez en que Lastenio llevó de la mano a Luis a hacer el amor en la bohardilla de la casa de su abuelo Rodolfo, el sol caía en el rostro de Maximiliano y corrió a sentarse debajo de un árbol, el sueño le venía por tanta caminata empezando a cabecear, Lastenio lo acomodó en el suelo junto al tronco y a los pocos minutos el niño quedó dormido tras acariciarle le pelito lacio, el mulato le hizo gestos a Luis para que lo siguiera adentrándose en el monte a prudente distancia de Maximiliano que seguía dormido, en un pequeño claro Lastenio se quitó el pantalón remendado y le bajó el pantaloncito corto y el calzoncillo a Luis, la ropa quedaba a un lado, Lastenio se sentó y le hizo sentar a Luis sobre él así quedaba el traserito de Luis sobre el movimiento del pene del mulato, los besos en el pelo de Luis por parte de Lastenio no se hicieron esperar, entrelazaban las manos mostrándose el contraste de sus pieles, por debajo de su penecito sobresalía el pene erecto de Lastenio que lo manoseaba y le preguntaba si le gustaba su pene, a sus seis años el pequeño Luis tímidamente se limitaba a sentir y a ver esos movimientos de pene en su piel, al pequeño Luis lo hizo ponerse en su delante con su carita en el suelo y su trasero alzado, sintió el paso del roce del pene de Lastenio entre su traserito, Luis sintió algo de dolor pues Lastenio trataba de penetrarlo, el pequeño sintió más dolor y emitió un fuerte grito, Lastenio se detuvo, apenas su pene había rozado la entrada del ano, Lastenio le pidió que hiciera silencio pero Luis ya no quería seguir con eso porque sentía dolor, Lastenio en su necesidad de eyacular acostó al niño de espaldas al suelo, le hizo abrir las piernas y empezó a rozarle el pene por entre los pequeños testículos y penecito, Luis algo sorprendido nunca podrá olvidar ese movimiento de penes, Lastenio le estaba enseñando a hacer sexo, ese roce y esos movimientos en la postura que lo tenía Lastenio le hizo gustar a Luis, tanto así que Lastenio vio erecto el penecito de Luis y se puso a juguetearlo con los dedos, luego Lastenio siguió haciéndole el amor a Luis en esa postura hasta que Luis vio que desde el pene de Lastenio salía un líquido blanco que recorría la piel de su pene y sus testículos, Lastenio cayó desfallecido sobre el cuerpo de Luis, por unos instantes sus cuerpos se unieron, lentamente y luego se apartó Lastenio de Luis, de su bolsillo sacó papel y lo limpió, se levantaron y mientras se vestían su mirada no perdía de vista a lo lejos la estancia Buonanote, Lastenio pensaba que el nieto mayor de su patrón al que tanto cuidaban y aseaban como un nene bien y que ahora jocosamente le había hecho el amor en aquel sitio desaseado del monte, despertaron a Maximiliano, la tarde caía, el camino de regreso sería largo; de pronto, Luis abrió los ojos ante la penumbra de la noche, quiso masturbarse pero se contuvo por temor a ser sorprendido, vio a la cama de su primo que se movía repetidamente en su cama, de a poco Luis pudo conciliar el sueño frotándose el pene teniendo aquello como costumbre desde niño cuando le enseñó el difunto Lastenio.
*******
La cena se daba adecuadamente en la pomposa mesa Arichabala, los pensativos miembros disponían de potajes y buenos manjares, el orgulloso Fulgencio Arichabala alzaba orgullosamente la copa, brindaba por su nieta querida, majestuoso ramillete de flores en su contorno hacía deleite la efemérides, la nena de más tres meses de vida vestía muy elegante, era el orgullo y la admiración del abuelo Fulgencio, a distancia corta estaban sus dos hijos Nicolás y Mateo el padre de la pequeña, la frágil esposa se encontraba marcando a la bebé, de inmediato el orgulloso abuelo la caraba en sus brazos, luego pasó a ls de su bisabuela Matilde, los invitados al convite tenían gran expectativa en cada acción de los anfitriones, a muchos interesados en establecer los negocios daban su presencia, todo hacía suponer que la fiesta sería de lo mejor, a la altura de las circunstancias, el tiempo transcurría, el joven Nicolás atendía a los invitados en su mayoría mientas el abuelo mostraba orgulloso a su nieta, Matilde conversaba con las damas de sociedad capitalina, la madre de la pequeña mostraba su recelo en su rostro, Mateo vio a distancia a un hombre muy bien vestido de la seguridad, le hizo un gesto para acercarse a decirle algo al oído, asintieron mutuamente para luego aquel hombre hacer un discreto retiro, salió al jardín a tomar respiro, de pronto unas manos suaves recorrían los hombros, eran masajeados, se notaba la tensión en el padre de la pequeña, las manos eran las de su abuela Matilde, se sentía orgullosa de él, temblaba aquel hombre en delante de su prestante dama de la tercera edad, se abrazaron, luego ella con gestos le decía que sea muy feliz, le acarició las mejillas a dos manos y se retiró dejándole con sus pensamientos y temores, hizo puños en las manos, sus dientes mordisqueaban, se aferró a la baranda, se inclinó un poco sin verla partir por completo a su familiar, se vio la entrepierna y le salió del rostro un emitido gesto de risa irónica, desde hace buen tiempo ya no iba por las inmediaciones del mercado de abasto, ya no estaba su cómplice con él, ya no deseaba exponerse por aquel lugar, aquel hombre de seguridad le había informado del secuestro de aquel niño que sodomizó, Patricio, lo habían hecho hace pocos minutos, supuestamente lo habían agarrado tratando de robar, el padre borracho al defender a su hijo de la aprehensión de aquellos hombres había sufrido duras heridas tras golpes brutales, lamentablemente había perdido la vida, al conocer de aquello se turbó la mente de Mateo, ahora el niño estaba recluido cerca de allí, dispuso que su padre no se enterase del hecho, su sonrisa era ampliada en sus labios, con prudencia se alejaba de la fiesta de su hija primogénita dejándola junto con familiares e invitados, de inmediato dio camino hacia aquel lugar donde Patricio estaba recluido, Mateo sabía que lo del robo era una invención de sus guardaespaldas a su orden para poder tener en cautiverio al pequeño que lo habían raptado en la calle y llevado a ese lugar por mandato de Mateo a sus dos secuaces recién contratados por él, al llegar vio a Patricio muy contrariado, su rostro estaba muy lleno de lágrimas, sonrió en su delante para mitigar las penas, el nene aún desconocía que su padre estaba muerto, le acarició el pelo y dispuso a su par de guardaespaldas a que lo dejen solo con el niño pues podría sacarle alguna confesión así no se involucraría a la policía, Patricio al escuchar esa palabra se puso en pie para luego arrodillarse delante de Mateo suplicándole que lo deje ir pues no había cometido robo alguno, que lo habían interceptado en la calle ese par de hombres, mientras el niño hablaba los hombres salían cerrando la puerta, Patricio suplicante le decía a Mateo que debía creerle, que esa era la verdad, y en verdad que el niño no estaba mintiendo, era un plan hecho por Mateo en donde sus dos hombres de seguridad por referencias habían tomado al niño, desesperado Patricio decía que con la policía no, con la policía no, Mateo con su amplia sonrisa puso seguro por dentro a la puerta y sentó al niño a su lado, lo habían capturado muy pronto en plena fiesta, qué podía hacer Mateo sino seguir, los dedos con uñas bien cortadas y tratadas pasaban entre el pelo de Patricio, lo miraba fijamente al niño, deslizó sus manos por las temblorosas piernas de Patricio, con ello trataba de calmarle, asimismo pasó los dedos por las mejillas, lo calmaba en parte diciéndole que todo estaba bien, los dedos ya recorrían las piernas del niño, despacio iba deslizando el short por la cadera, le puso en pie dejando el short en los tobillos, se notaba el cuerpo tembloroso del niño, la mirada de Mateo dominaba la situación, se mostraba ese pene lampiño, Patricio estaba descalzo, le giro poniendo el traserito, lo manoseaba con sutileza, acercó sus labios para besarlo, la nariz pasaba entre los glúteos, olía el potito, la lengua empezó a deslizarse por los glúteos, coxis y espalda, el niño estaba medio turbado a ojos cerrados se dejaba hacer y sentía su temblor, sintió que las manos de Mateo alzaban su remerita y él ayudaba levantando sus bracitos delgados, así en su delante se encontrada el desnudo Patricio, le dijo que se calme porque iban a jugar y luego lo dejaba ir con dinero, sacó unos billetes y los puso junto a la ropa de Patricio, los ojos del niño eran fijos en el vil metal, su semblante cambió, saber que iba a ser libre y con mucho dinero hizo que se sienta relajado, las manos de mateo se posaban sobre los hombros de Patricio, mientras recibía besos en su cuello y pelo por parte de Mateo, le dijo al oído si recordaba lo que hicieron sobre aquel mesón en el mercado cuando se lo metía, Patricio a ojos cerrados y respiración suave asentía, vio a Mateo que con cuidado se sacaba la ropa, lo encorvó al niño sobre esa silla, escupió varias veces a entrada del ano, ya muy ensalivado el glande iba entrando entre los glúteos, Patricio hizo un rictus en su rostro, bufaba, gemía tanto que se escuchaba a los exteriores del cuartucho donde los cómplices de Mateo escuchaban, ellos pensaban que lo seguramente el patrón lo estaba castigando para que confiese lo del robo, pero no era así, el glande entraba desaforado en el ano de Patricio, mordiendo los labios movía más fuerte las caderas, su pecho se pegó a la espalda, dejaba escapar la respiración golpeando el pelo del niño, le hizo dar vuelta y así encorvados pecho con pecho le decía al niño que viese los penes rozándose, lo tuvo así en esa posición por un momento dándose besos prolongados con lengua, aún la timidez de Patricio no se diluía por completo, vio esos billetes sobre su short y se calmaba soportando esos besos, le acuclilló en su delante y estando entado Mateo se agitaba el pene rozándolo en las mejillas del pequeño que e hizo abrir la boca metiéndole el glande que salía ensalivado, se contuvo para no eyacular, sentía ese suave desliz de los labios de patricio en su pene, le dijo que pruebe de su culo, reía maliciosamente en señal de triunfo al someter así al niño, luego le hizo encorvar, el pene ensalivado entraba en el ano de Patricio, de nuevo afuera se escuchaban los gemidos, los cómplices sonreían, el glande entraba y salí en el ano, el cuerpo de Patricio se deslizaba adelante y atrás en cada embestida, miraba desde allí los billetes, las manos de mateo estaban apoyadas sobre los hombros del nene, de pronto un entrecortado gemido leve, se detuvo se recostó sobre el cuerpo de su víctima, hubo un silencio largo percibido por los hombres, de pronto la puerta se abre, Mateo les da instrucciones que lleven al pequeño sin ser visto, dijo que su padre Fulgencio no debe saber acerca de la presencia del niño en el lugar, se lo notaba algo excitado, les dijo que ya había confesado sobre el robo, que no era necesario llamar a la policía, ahora Patricio se había quedado dormido, que lo lleven dejándole en algún lugar visible y con cuidado, los hombres de seguridad asintieron con risa irónica, llevaron al niño dentro del asiento posterior del auto así acostado, al llegar a un apartado lugar sin luz le dejaron allí, se dieron cuenta que su cuerpo estaba algo frío, le tocaron la yugular y salieron en precipitada huida del sitio, Mateo en la fiesta lo pasó pensativo el resto del tiempo, pese a ello no se podía quejar el homenaje recibido a su tierna hija, aunque los familiares de su esposa brillaban por su ausencia, no importaba, lo necesario estaba ya con su familia, su padre notaba el semblante en su hijo mayor pero fue discreto, así transcurrió la fiesta, tiempo después los diarios daban la luctuosa noticia de que se encontraba los restos de un niño con signos de envenenamiento.
*******
Ya había pasado la medianoche en la capital, la gente salía de la misa de gallo, los comentarios eran las pugnas que se detentaban en el poder político, el gobierno polémico imperante, la escasez de algunos productos y el crecimiento de la oposición, Elena en silencio escuchaba los comentarios de los transeúntes, iba con sus tres hijos, su familia no había llegado del interior del país de la canela, estaba preocupada por la salud de su segundo hijo por la tos reiterada que tenía y cada vez se acentuaba más, pese a ello lo llevó a la misa, la tos se hizo más aguda al pequeño, al llegar a casa ya presentaba fiebre, Elena se preocupó mucho, aumentaban los escalofríos y vinieron las convulsiones, su esposo Raúl estaba de guardia en el cuartel, sin más al ver a su hijo Domingo de dos años en ese estado, mandó a ver a su esposo al cuartel con un vecino, cuando Raúl llegó tomó a su hijo de inmediato llevándolo en dirección al hospital, le había venido mucho más las convulsiones, Elena pidió a la mamá de Dagoberto que cuidase de sus hijos, ella acompañaría a su esposo Raúl al hospital militar, se subieron en un carro militar y se perdieron en lo oscuro de la noche, la mamá de Dagoberto pidió a su hijo que cuidase el cuarto de Elena y se fuera con Melquiades mientras ella le daba de lactar y cuidar del aseo del pequeño Heriberto que andaba por el año de vida; Melquiades y Dagoberto durmieron en camas separadas, las luces se apagaron y vino el silencio de la noche, las sabanas se deslizaban dejando ver los pies con dedos alargados, lentamente Dagoberto se acostó detrás de Melquiades, las manos pasaban por los brazos y piernas de aquel niño de diez años, Dagoberto estaba excitado, deseaba hacer el amor, besaba los hombros, su nariz recorría aquella nuca, que aún conservaba el fino perfume, entrelazó los dedos en aquellas suaves manos con dedos alargados y finos como si fueran de hembra, ese fue el pretexto para que Melquiades se despierte, los dedos de Dagoberto iban lentamente deslizando el pijama, puso su mentón sobre el hombro y de esa manera vio el pene erecto del chico de diez años, sonrió complaciente, él también quería sexo, lo acostó boca abajo, él obediente se dejó hacer poner en posición, el pijama salió completamente, se arrodilló para olerle y lamerte el trasero, Melquiades arrugaba la sabana de placer haciendo puño la tela, sus glúteos eran mordisqueados y con delicia sentía aquello, de pronto sintió saliva y algo moviéndose en su ano, estaba siendo lubricado, se imaginaba lo que vendría después y es que el glande de Dagoberto entraba lentamente en el ano de Melquiades haciéndolo gemir, luego el furibundo mete y saca producto de su embriaguez, el chico seguía gimiendo pero también sintiendo placer, a pesar de todo, eso le gustaba mucho a Melquiades, también Dagoberto daba gemidos viendo su pene entrar y salir del ano de diez años, Dagoberto se decía que Melquiades era su hembrita y hacía movimientos bruscos así la cama sonaba por los aquellos movimientos desaforados, a Dagoberto el estar algo mareado no le permitió eyacular de inmediato, sacó su pene del ano y se sentó en el extremo de la cama, le hizo arrodillar en su delante a Melquiades y éste le hizo sexo oral, su pene se deslizaba por esos deliciosos labios de Melquiades que antes había besado, Melquiades con placer lamía y mamaba ese pene, Dagoberto de diecinueve años se complacía al someterlo de esa manera, estaba en toda su potencialidad sexual, pasó mucho tiempo para que Dagoberto sintiera salir su semen de su pene, la cara de Melquiades estaba con semen y parte de su boca y labios, Dagoberto sonreía complaciente viendo al muchacho de diez años con cara de semen, una vez más había sometido a Melquiades con placer, una vez más Melquiades había recibido la Metamorfosis y su definición sexual que en cada encuentro se la recordaba Dagoberto, luego de limpiarse se acostaron en la misma cama, Dagoberto lo tenía abrazado por detrás a Melquiades durmiendo de perfil sus cuerpos, de vez en cuando uno que otro beso se daban, las manos de Dagoberto recorrían la piel de Melquiades recordándole quien era su mentor y su dueño sexual, la nariz de Dagoberto se perdía en el pelo lacio de Melquiades al que le gustaba los lamidos que recibía en su oreja y cuello, llegada la madrugada las manos de Dagoberto recorrían la piel de su alumno sexual, el amiguito se despertó dándole una sonrisa viendo que Dagoberto le mostraba el pene salido por su calzoncillo, Melquiades no esperó a más insinuación y se puso en posición perrito abriéndose con sus propias manos su traserito, de inmediato el pene ensalivado de Dagoberto entraba en el ano latente lleno de deseo, de ser poseído, las manos de Dagoberto se afincaron en la cintura de Melquiades y la cintura se hacía para adelante y para atrás entrando y saliendo el pene por el ano de diez años, delicioso despertar se decía Dagoberto, el semen quedó dentro de las entrañas de Melquiades, los dos quedaron desfallecidos, Dagoberto vio erecto el pene de Melquiades y lo chupó por largo rato haciéndolo sentir pleno de sexo, le dio por orinar y al salir del cama caminando se notaba el semen escurriéndole por los muslos de las piernas, Dagoberto lo miraba con risa irónica, pensaba que ese amiguito suyo hijo de militar era suyo sexualmente, si supiera su padre de lo que hacían, a fin de cuentas Melquiades desde muy tierno presentaba su amaneramiento, Dagoberto se dio cuenta de aquello y le estimuló su inclinación sexual; los esperaron en la puerta del cuarto a que regresen los padres de Melquiades, pero nada, fueron al cuarto de Dagoberto, el hermanito de Melquiades tomaba su biberón, ya sería la media tarde cuando llega la infausta noticia de la muerte del pequeño Domingo a causa de la bronquitis aguda, ese fin de año de 1945 sería muy triste para la familia de Melquiades, su padre no le perdonaría a su madre el descuido de haberlo llevado a la calle ante tantas altas horas muy frías de la noche.
*******
La cena de navidad en la estancia Pérez fue opulenta, mucho trago y baile que abriendo el sol su paso con sus rayos por el alba aún se escuchaba los acordes de la vitola, los niños que habían dormido temprano ya estaban en pie desayunando con ayuda de las empleadas, Agripina algo aburrida masticaba los alimentos, pero reaccionó al ver los gestos que le hacía Tiburcio dándole a entender que la esperaría en el lugar de siempre, Luis se acercó por política de interés a saludar a su padrastro, el doctor Pérez agradeció su visita y continuó libando con su capataz y par de peones de su confianza, Luis fríamente giró sobre sus talones yendo a su habitación a cambiarse de ropa, en lo que iba subiendo los escalones vio a Rómulo pasando los dedos haciendo el gesto de meterlos en el trasero de Luis Alfonso que a su vez se doblaba graciosamente agachado dejándose hacer en el rincón donde estaban escondidos, Luis siguió su camino con amplia sonrisa teniendo en mente las travesuras de los pequeños, hacía calor, bajó a darse un baño y vio correr a los niños, casi le bajan la toalla que tenía puesta únicamente, dejó entreabierta la puerta del baño viendo a los niños jugar acostados en la arena el traserito de Rómulo sobresalía, Teófilo el hijo del peón humilde acababa de cumplir hace semanas los nueve años, también estaba jugando con los niños, de repente se dio cuenta de que no lo estaban mirando y acostó de un impulso a Rómulo que se dejó montar por el cuerpo de Teófilo, alzaba y bajaba las caderas sobre el niño, los ojos de Luis dentro del baño se abrieron más con la intención de no perder detalle de lo que le hacía Teófilo, le hizo deslizar el short y él se deslizó la cremallera sacándose el penecito para pasarlo por el traserito, Luis Alfonso miraba inocentemente la escena sexual qe duró segundos porque Teófilo se levantó y con señas los llevó al granero, Luis los vio perderse, Teófilo y Rómulo llevaban sus penecitos erectos y al disimulo le esturaban el pene vestido al hijo del patrón que le gustaba y se dejaba hacerlo, Luis vio su pene erecto y pensó que deseaba hacerle el amor a los pequeños, caminó a su cuarto y desde el balcón de su ventana esperaba que alguno de los niños apareciera, Rómulo fue el primero que lo vio a la distancia, su angustia y su pene erecto por el deseo sexual se hizo presente, se acariciaba el pene recién bañado, con las manos le llamó la atención para que subiera, el niño de seis años muy obediente caminó rápido a la habitación de Luis que lo esperaba sentado en la silla, se notaba su pene erecto que moldeaba la tela, el pequeño apareció con una sonrisa amplia sabía que cuando Luis lo llamaba era para regalarle algo y no se equivocó, de su mesita de noche Luis sacó un chocolate fino traído de la capital, le pidió que se lo comiera en la habitación, el niño se sentó en la cama abriendo rápidamente la envoltura, muy alegre disfrutaba de la golosina, Luis se sentó junto a él abriendo la toalla dejando ver su pene erecto, el pequeño miraba el miembro y sonreía cabizbajo con cierta timidez, Luis se puso en pie delante del niño, tomó un trocito de chocolate y se lo pasó por el glande acercándolo a los labios haciéndolo rozar, el pequeño estático a orden de Luis sentía lentamente ese roce, lentamente con una mano lo encorvó en la cama quedando acostado con mirada en el techo y vio a Luis que le deslizaba el short que llevaba puesto con olor a orina de niño, se vio su pene descubierto y el de Luis acercándose para rozarse entre sí por entre sus testículos, de repente el niño vio que sus pies se ponían sobre los hombros de Luis, aquel grueso pene estaba en la entrada de su traserito siendo empujado hacia su ano haciéndolo gemir con un poco de dolor, Luis estaba dispuesto a seguir hasta las últimas consecuencias, lo que había visto antes lo tenía caliente y le vino un celo de que al desvirgarlo sería el primero y sería sólo suyo, el pene entraba más Rómulo hizo un gesto de querer sollozar, en eso aparece la figura de Luis Alfonso de cinco años viendo a su amiguito ser sometido por Luis, su aparición fue salvación para su amiguito pues Luis al verse sorprendido lo soltó mostrándole una forzosa sonrisa que Luis Alfonso respondió de forma igual agarrándose su penecito vestido, se lo estiraba con deseo de hacer lo mismo, eso entendió Luis al verlo detenidamente cuando metió sus manitos dentro de su short estirándose el pene dentro de la tela y viendo el pene de Luis, Rómulo seguía acostado en la cama con su pene estirándoselo, Luis llevó al hijo del doctor Pérez a donde estaba acostado su amiguito, lo acostó encima y Luis Alfonso empezó a alzar y bajar su cadera, hizo un alto y se deslizó el short, Luis le ayudó a sacárselo, los dos penecitos se frotaban, ambos nenes se abrazaban dando vueltas por la cama, Luis se unió al juego luego de asegurar la puerta, rodaban los cuerpos cayendo al piso y aun así seguían rodando, Luis se sentó en el piso y lo sentó a Rómulo y Luis Alfonso se sentó sobre los dos alzando y bajando las caderas, Luis tomó de las manos a Rómulo acostándolo de pecho sobre el extremo de la cama dejándose ver ese traserito que horas antes había visto en el baño, su pene rozaba la piel de ese traserito, le gustaba ver su pene entre las nalgas de Rómulo, se apartó y le hizo hacer lo mismo a Luis Alfonso, detrás de él se puso Luis a pasarle le pene apretándolos con su cuerpo, el glande Luis entraba algo en el ano de Luis Alfonso haciéndolo gemir, el pequeño se detuvo y se apartó, Luis se acostó encima del cuerpo de Rómulo tratando de penetrarlo pero por ahora pudo más su eyaculación que ambos niños vieron el semen salido con restos en el glande de Luis, les dijo que se vistieran y salieran, Rómulo tomó lo que quedaba de chocolate, ambos niños salieron intimidados por Luis para que no dijeran lo sucedido en la habitación, Luis acostado en su cama fumando un cigarrillo pensaba en los traserito de esos dos niños.
*******
La nochebuena no había sido de gran gusto ese año para Carlos Felipe del Olmo quien llegó al día siguiente a estancia Pérez a saludar a su compadre Luis Daniel, iba acompañado de su hijo Serafín, los recuerdos de su difunta esposa, hijo y protegido todavía laceraban su corazón y su ánimo, Serafín entendía que sólo Noelia podría menguar aquel dolor, era ese el verdadero motivo de Carlos Felipe, entrevistarse con Noelia, así lo hizo entrada la tarde cuando fue de visita, un trato gélido recibido por Gustavito se notó pero su alegría vino al abrazarla, el muchacho de dieciséis años salió disimulando su iracundo sentimiento, Noelia lo hizo pasar a la biblioteca y al cerrar la puerta no se contuvieron más y se fundieron en abrazos y sentidos besos, allí nomás en el sillón le desplazó los interiores y él se bajó el pantalón y calzoncillo, su pene entró en esa latente vagina amándose desenfrenadamente, ambos gemían, el idilio duró unos cuantos minutos, se arreglaron la ropa pero los besos continuaban, le había traído un regalo de cumpleaños, ella cambió drásticamente diciéndole que el mejor regalo sería que aparezca el hijo de ambos, Carlos agachó la mirada, la abrazó y con vehemencia le prometió que pronto sabrían del niño, en eso tocan a la puerta, era Gustavito diciéndole a su madre que venían los comerciantes a ver la cosecha, ella apresurada fue acompañada por Carlos, para sorpresa de Gustavito todos los comerciantes eran amigos de Carlos Felipe del Olmo, el muchacho vio desenvolverse con prestancia a Carlos, logrando su madre ganar más dinero de lo previsto, un sentimiento de admiración indescriptible le vino al muchacho que quería sacárselo de encima pero no podía, escuchó hablar de los comerciantes la difícil situación política de la capital de las pugnas entre gobierno y oposición de un caudillo elocuente que movía a los más necesitados y estaba en contra de los terratenientes que humillan a los peones, para Noelia no era su caso, a la muerte de su esposo su trato cambió con los trabajadores, Gustavito al oír el nombre de su padre le vino la ira y disimuladamente salió del lugar, esa noche decembrina Carlos y Noelia se volverían a encontrar camino del pueblo donde se amarían hasta el amanecer, aquella noche Gustavito y su hermana Josefina pasarían un gran desvelo pese a saber de la invitación de Carlos Felipe a su madre, entrada la mañana ella entra a su casa y se encuentra con la seria cara de sus hijos, Noelia les comenta su decisión de hacer vida con Carlos Felipe del Olmo ya que esa noche él le había pedido casarse y ella lo había aceptado, de un brinco Gustavito negó rotundamente la relación, Josefina que estaba con el hombre de negro también le confesaría que estaba esperando un hijo, ambas se abrazaron con gusto, Gustavito estaba entre la alegría de volver a ser tío y la nostalgia de su padre Gustavo Pozzo, al que tanto había idealizado.
FIN DEL SEPTUAGÉSIMO NOVENO EPISODIO
Estupendo.
Por favor cierra ciclos pendientes , Justin , guillermina , Josefina.