METAMORFOSIS 8
Los estragos de la fiebre.
Tras la crisis económica para los terratenientes les vinieron los fuertes aguaceros de a finales del año 1931 y con ellos la proliferación de mosquitos transmisores de la fiebre amarilla, ya para los primeras semanas de 1932 el virus era grande de acción, cobrando muchas víctimas, el pequeño Maximiliano murió vomitando negro convulsionado lleno de fiebre, nada se pudo hacer, se le identificó tardíamente la enfermedad, Andreina estaba desconsolada por la muerte de su hijito el más querido, de sus hijos era el que más se parecía a ella pese a que Luis es más hermoso, con el tiempo su frustración se convirtió en un trato irritable que lo desfogaba injustamente hacia su marido Guillermo y a su hijo Luis de ocho años, esa actitud de su esposa permitía que Guillermo tenga más intimidad con la mulata que lo comprendía, consolaba y le daba sexo para que desfogue su pasión acelerada, tiempo después los terratenientes decidieron que sus mujeres e hijos vivieran por un tiempo en la ciudad hasta que el virus desaparezca, nana Dulce que se había encariñando con Carlos Serafín pidió que le permitieran cuidarlo, y aceptado su pedido, el niñito fue llevado a la ciudad, la mortandad se hizo presente sobre todo en los campesinos y sus hijos, Gumersindo perdió a su esposa y a la mitad de sus hijos que por esa temporada venían de la ciudad y le ayudaban en los sembríos, pese a todo siguió cultivando la tierra, Griselda decidió quedarse dizque para atender de su hermano Lastenio, pero lo cierto era que deseaba seguir viéndose con su patrón amante Guillermo y ahora más libremente lo hacían poco a hurtadillas en aquella cabaña alejada, la pasión era de entrega total, muchas semanas disfrutaban del sexo, Guillermo controlaba los periodos de regla de la mulata para poseerla, para evitar dudas la mulata viajaba a la ciudad periódicamente con Don Guillermo y Lastenio, en su retorno los domingos en la noche la mulata visitaba el cuarto de su amante que la recibía acostado totalmente desnudo, ella dejaba rastros de la ropa que se sacaba hasta llegar a la cama dejándose poseer por la fina textura de su piel sintiéndose segura en sus abrazos, lo que antes para Guillermo esta relación era carnal de a poco se iba consolidando seriamente en amor, se incrementaba su ternura y amor hacia la pequeña Griselda y se hacían poco frecuentes las visitas a su esposa en la ciudad.
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Esa misma noche en otra habitación los rayos de la tormenta reflejaban en la ventana la figura de René acostado plácidamente en la cama, sentado sobre su pene estaba Lastenio que dilataba su ano con movimientos de arriba y abajo como si estuviera cabalgando, Lastenio frotaba las nalgas mulatas que se recostaba hacia atrás en contacto su espalda con el pecho de René para recibir besos en sus mejillas, todo el pene lo tenía dentro de su ano, se ladeó sin sacárselo hasta ponerse boca abajo, ahora René estaba encima de su cuerpo haciéndole en el ano el mete y saca hasta dejarle todo su semen adentro del ano mulato, sin esperar a mucho René agitaba su pene sacándose las últimas gotas de semen mientras Lastenio se limpiaba el ano, el hombre de piel blanca recostado a filo de cama recibía la penetrada de ese pene mulato juvenil que con el tiempo de crecimiento del muchacho de 17 años aumentaba su largo y grosor por lo cual René estaba muy enamorado recibiendo con placer esa cogida de pene en su ano, Lastenio estaba en todo su apogeo erótico de delicia sexual que justo cuando iba a botar el semen dentro del ano de René cometió en un desliz en mencionar quedito el nombre de Luis, al escuchar René ese nombre del pequeño Luis se desmotivó, permitió que le dejara el semen dentro de su ano blanco, su semblante cambió junto con su estado de ánimo, René llegó a pensar que Lastenio a quien deseaba con amor y pasión en ese momento era a Luis su sobrino, los sentimientos encontrados revoloteaban su mente naciéndole el celo y rabia por el pequeño, por prudencia no dijo nada a Lastenio, no estaba en condiciones de pelear, su decepción amorosa hizo bajarle la guardia, se resignó a mamarle el pene a ese mulato que pese a todo lo seguía amando.
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Andreina y Noelia junto con su madre, los niños y la nana arrendaban en una casa amplia de madera con dos pisos y un zaguán en los bajos había una especie de bodega, quedando a una cuadra la lotización gubernamental en construcción abandonada por los problemas económicos del país, a ese lugar frecuentaban los juegos los chicos del vecindario junto con las hijas de Noelia y Luis de ocho años hijo de Andreina, los pequeños Gustavo Adolfo y Carlos Serafín jugaban plácidamente en la arena con la mirada atenta de nana Dulce, Andreina le hacía analizar a su hermana qué cómo era que Carlos Serafín fuera de piel más blanca que en contraste con la piel canela de su hermano Hermógenes si sus padres eran mestizos de piel canela con pelo negro, e iba más allá afirmando jocosamente que era igual a la piel de Gustavo Adolfo, inclusive ambos nenes tenían ojos color miel, el pelo castaño claro y de algo parecido en su sonrisa, más aún que ambos tienen gran camaradería en sus juegos y demás actividades, Noelia si se había dado cuenta de aquello pero no tan preciso fondo como lo había planteado su hermana, se conformó con decirle a su hermana que posiblemente los abuelos de Serafín eran blancos y a fin de cuentas ambos niños desde que nacieron prácticamente han estado juntos por eso era natural tal atracción en juegos, Andreina sumió los hombros dándole la razón a su hermana recordando la camaradería de sus hijos, quiso entristecerse por el recuerdo, en Noelia quedó el aguijón de la duda, llamó a la nana preguntándole si ambos niños se parecían, la nana morena luego de mirarlos detenidamente con risa chillona respondió negativamente con seguridad sustentando aquello con el porte de ambos ya que Gustavo Adolfo era un niño más desarrollado que Serafín, las hermanas aceptaron comentando burlonamente con naturalidad las observaciones de la nana, su madre que escuchaba en silencio la plática las mandó a callar para que no siguieran hablando incoherencias, eso de comparar a su nieto con el pequeño recogido Serafín era de mal gusto, la anciana Micaela a sus años defendía su linaje de origen, pero aun así quedó una fijación fisonómica de Serafín en la intuición mental de la anciana.
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Las visitas de Gustavo a Noelia en aquellos fines de semana eran constantes, no así la de Guillermo a su esposa Andreina, que recibía de manos de su concuñado carta y dinero de Guillermo justificando su ausencia, las primeras ocasiones las aceptaba con resignación por el trato que le daba pero sus celos comenzaron a hacer mella en su personalidad de por sí ya inquieta, junto a Gustavo lo acompañaba René, Don Rodolfo, Lastenio y la nana Dulce notaba en Griselda sus senos crecidos como también su cadera desarrollada, habiendo semanas en que Guillermo y Griselda no viajaban a la ciudad creando en la nana oscuras sospechas, en una de las visitas de Griselda a la ciudad la nana Dulce que era su abuela le inquirió en sus sospechas de romance con algún peón, fue un diálogo improductivo de verdad por la forma hermética de la mulata negándose a contestar, le preguntó a Lastenio si su hermana andaba en amoríos y éste le contestaba que no, lo que dejó algo calmada a su abuela.
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René desde la ventana de alto atisbaba hacia la calle donde estaba Luis jugando con otros chicos en aquella construcción a medias abandonada por el gobierno, observó con detalles todos los movimientos de Luis especialmente le atrajo la atención cuando vio que Luis entró a uno de esos cuartos abandonados únicamente con su amiguito Fernando de cinco años que era el nene que más frecuentaba la casa de Luis, esperó con su mirada a que salieran haciéndolo en largo rato, Luis lo conducía abrazándolo del hombro a ese nene que iba cabizbajo, se detuvo con su amiguito para ponerse bien el calzoncillo con las manos dentro del pantalón corto, aprovechando en estirarse el pene vestido, subiéndose la cremallera, llevó los dedos a la nariz oliéndose seguramente la orina de su pene estirado, Fernando también se arreglaba el calzoncillo, por detrás metía las manitos sacándolas y llevándolas a la nariz para olerse lo que tenía en la nalga, Luis le ayudó a subirle la cremallera, antes de salir a la calle le limpió la espalda y el pecho de la camisa que estaba lleno de polvo, se quitaron la mugre del pelo alisándolo con los dedos de la mano peinándose algo para que el pelo no esté tan alborotado, caminaron por direcciones distintas a seguir jugando, René desde su sitio reía plácidamente, ya había pasado buen tiempo que desde aquella vez en su habitación de la estancia no lo había cogido por recelo o respeto pero a su mente vino la voz de Lastenio que taladraba su subconsciente que de sus labios salía con ternura el nombre de Luis, esto lo hizo reaccionar con celos y furia en contra de Luis estimulándose a masturbarse recordando lo que vio hace poco con Luis y su amiguito Fernandito.
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La mañana del día siguiente los habitantes de la casa fueron invitados a un cumpleaños del vecino de la casa de al lado junto con otros vecinos, René observaba detenidamente los movimientos de Luis, al poco rato René siguió cautelosamente a Luis y lo vio que estaba en un rincón alejado entre plantas tupidas hacía gestos disimulados llamando a alguien, llegó un pequeño que miró un juguetito que Luis se sacó del bolsillo con la mano, el pequeño también sacó del bolsillo mostrándole y comparándolos, Luis le dijo algo en el oído, segundos después el pequeño se puso de espaldas a Luis, estaba arrimado abrazando detrás y manoseando la nalga vestida de su amiguito Giovanni de cuatro años, nieto de emigrantes italianos, Luis tenía la barbilla sobre el hombro del pequeño, le lamía las orejas, Giovanni se dejaba, quizás aún por su inocencia de lo que estaba pasando creyendo tal vez que era un juego cariñoso como le hacían sus padres, pero Luis si estaba consiente recorriéndole los muslitos con sus manos, vestían pantalón corto ajustado con botones y camisa manga corta, de súbito Luis saltó la cerca que daba a su casa, percatándose que nadie lo vio saltar le ayudó a que su amiguito la cruzara rápido, caminado con rumbo al baño de la casa de Luis, entraron, saliendo al poco rato, Luis lo tenía abrazado a Giovanni por detrás de la espalda, le iba frotando el pene vestido en el trasero del nene, Luis lo detuvo para meterle en el bolsillo su juguetito para posteriormente hacerle movimientos con su cadera adelante y atrás en un claro movimiento de que se lo estaba cogiendo vestido, lo inclinó a Giovanni en el suelo haciéndolo acostar totalmente en el suelo boca abajo con la carita descansando sobre sus manitas, Luis montándose sobre el nene con movimiento de cogidas en el trasero vestido le frotaba las manos por los bracitos y piernas descansando su cara sobre el pelo de Giovanni , duró poco eso pues Luis se levantó ya que se percató que una ventana de madera en que daba a la cocina estaba entreabierta, le ayudó a subir a Giovanni entrando a la casa, con mucho cuidado sin ser visto René esperó unos instantes y como rayo entró también por la ventana, con cautela fisgoneaba por las habitaciones, no estaban, subió despacio por las escaleras, tampoco se encontraban en los dormitorios, sólo faltaba entrar a su dormitorio que tenía la puerta apegada, se acercó pegando su oreja a la madera escuchando gemidos, confirmando así la presencia de los niños dentro de su habitación, René sintió un nudo en la garganta, irónico, el pequeño Luis de ocho años había elegido la cama en la habitación de su tío René para cogerle sexualmente a Giovanni de cuatro años, René escondido detrás de la puerta observaba justo cuando Luis hacía a un lado los pantalones cortos, Giovanni acostado en la cama sin pantalones boca arriba con su pene lampiño descansado a un lado de la pelvis miraba que Luis se acostaba encima recibiendo un gran peso su estómago por lo que pujaba al tiempo que los dos penes lampiños se frotaban moviendo las caderas a los lados, Giovanni con desesperación pujaba más fuerte queriendo acomodarse bien de esa posición incómoda, de eso se dio cuenta Luis que se levantó del cuerpo del pequeño, le tomó de las piernitas deslizándole el cuerpo hasta que su cadera quede a filo de cama y sus piernitas dobladas tocando el piso, de nuevo Luis se acostó sobre Giovanni haciendo que sus penes se froten, pegó sus mejillas a las de Giovanni moviendo su cadera arriba y abajo en una cogida típica de niños en la que solo se daban frotadas, Luis le dio un giro al cuerpo de Giovanni poniéndolo a filo de cama esta vez el pene de Luis frotaba el culo de Giovanni, las movidas de la cadera de Luis eran rápidas René decidió entrar en ese momento dizque sorprendido por lo que estaba viendo, Giovanni quedó acostado en la cama, Luis asustado buscó los pantalones para ponérselos, su piel blanca estaba ruborizada totalmente producto de la vergüenza quedando cabizbajo, Giovanni inocentemente no se movía de la cama se sentía relajado, desconocía aún seguramente lo que Luis le estaba haciendo, movía los talones de sus piernas a los muslos, simplemente René les dio una cordial sonrisa disimulando tinte de enojo mirando a su sobrino Luis que tímidamente lo miraba y volvía a estar cabizbajo, le preguntó a Giovanni que era eso, el nene inocente dijo que estaba haciendo un juego, dirigió la mirada a Luis preguntándole como inquisidor cuantas veces había hecho ese juego con Giovanni, el sobrino le respondió que esta era la primera vez, Giovanni se levantó dirigiéndose con el pene descubierto abrazando a Luis para que le diera el juguetito que le prometió por el juego, René hizo una mueca de risa irónica, al sentirse abrazado los ojos de Luis se agrandaron mostrando más angustia y vergüenza, trataba de quitárselo del cuerpo, que irónica la situación, antes lo tenía abrazado cogiéndolo y ahora lo aborrecía, en fin, se dijo para sí René, pensativo analizando la situación, abrazó a su sobrino como quien lo alentaba frotándole los cabellos rubios en contraste con el pelo castaño oscuro de Giovanni, René miró entre serio y con muecas de ironía a Luis haciéndole gestos de que se tranquilice, René pensó que era mejor chantajear a Luis ya que con eso estaba a su merced de que en cualquier momento lo cogería plenamente, ahora tenía en su delante a ese precioso nene se le vino la idea de sacarse un pañuelo de su bolsillo, hizo que Giovanni se siente a su lado diciéndole que iba a recibir varias monedas de a cuarto de peso si jugaba a la gallinita ciega, pero que ganaría las monedas si callaba lo de este juego a alguien, el nene aceptó brincando de gusto, se animó a jugar cuando del bolsillo de René salieron varias monedas diciéndole nuevamente que serían todas suyas, vendó a Giovanni pero no a Luis al que le ordenó que se bajara los pantalones cortos, los puso a filo de cama con las nalgas empinadas, René se estimulaba con lo que presenciaba quedando su medio cuerpo al desnudo, agitaba el pene hasta ponerlo lo más largo en tamaño, pasó el glande húmedo por las nalguitas de Giovanni empujando su húmedo glande con líquido pre seminal al aguante de Giovanni que al metérselo más comenzó a gemir fuerte diciendo que le dolía, dejó esa nalga para puntear la de Luis, estaba tibia, comprobó que su ano era virgen porque lo apretaba y entraba con dificultad solo la punta de su glande, en eso que estaba cogiendo, Giovanni que estaba al lado de ellos dio un giro acostándose boca arriba, con piernas abiertas alzadas pasándose le dedo por la raya de las nalgas llevándose los dedos a la nariz oliéndose lo que había sentido, quiso quitarse la venda y de inmediato René le tomó de las manos, le dijo que si se la sacaba perdía el juego y las monedas, Giovanni se resignó quedándose sentado con las piernas abiertas jugando con su dedo índice las nalgas y agitando el pene que René se lo había mojado con su líquido pre seminal, dejó de frotarle el pene a Luis, acomodó a Giovanni en el centro de la cama, en su delante puso a Luis acostado a filo de cama, las piernas bien abiertas de Giovanni rodeaban los hombros de Luis cuya barbilla estaba sobre el colchón emitiendo fuerte respiración, René frotaba la nalga de Luis al mismo tiempo que acercaba su boca bien abierta hacia el pene de Giovanni que seguía vendado, era simple, René trataba de penetrar el ano de Luis a la vez que mamaba ese delicioso penecito de Giovanni, ambos pequeños estaban en una posición en que como estaban le dejaba hacerle y se dejaba hacer, fue largo el tiempo que luego soltó a Giovanni que estaba lleno de risa y se dedicó a penetrar el ano de Luis quien suplicante le decía que ya no más, René justificaba lo que estaba haciendo diciéndole hipócritamente a su sobrino que eran un lindo juego que quedaría en secreto, René reaccionó que no era el momento de desvirgarlo todavía a sabiendas que todavía el ano de Luis seguía virgen y se propuso que luego de buen tiempo sería todo suyo, otra cosa era que ya llevaban mucho rato fuera de la fiesta lo que crearía sospechas por su ausencia, así que se limitó a dejar el semen en la espalda de Luis, le limpió rápido, se vistieron, le sacó la venda a Giovanni dándole después las monedas, con cuidado y sigilo los niños salieron por la ventana corriendo en dirección al costado de la casa que da a la calle por el cerramiento del jardín, René esperó un poco más en salir en otra dirección, todavía algo impresionado en lo que había visto y en lo que hizo.
FINAL DEL OCTAVO EPISODIO
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