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METAMORFOSIS 82

Averiguaciones.
El iracundo militar al saber de la suerte de su hijo se desquitaba hablando fuerte con soeces a la madre de Dagoberto y también su furia la descargaba en Elena por irresponsable en confiar en el vecino y no darse cuenta del estado calamitoso de su hijo, le reclamaba que por irresponsable había también permitido que su segundo hijo Domingo falleciera, ese era el detonante de las peleas, y también se formaba para ella el calvario en cada borrachera que se pegaba y que semanalmente eran frecuentes los reclamos, las desidias y las diatribas, el calvario para ambas mujeres era constante lleno de escándalo en la vecindad que salía a la calle a hacerse presente ante los gritos proferidos por el militar que no daba en reparos en vociferar la suerte que había tenido su hijo, inclusive sacaba el arma dando disparos al aire, la madre de Dagoberto a las pocas semanas optó por irse de la vecindad sin conocer del paradero de su hijo que era buscado por los militares subalternos; Dagoberto está escondido en un chalet detrás de la casa de su amigo Contardo hijo del maleante Squeo, ayudaba en lo que podía en la casa para ganarse el pan pero no era suficiente, se sentía acorralado con temor a ser descubierto y linchado por los militares, aprovechaba de las noches para salir sigilosamente con nerviosismo a pasear un poco en compañía de su amigo, poco salía en las mañanas, esto inquietaba a Squeo que empezó a realizar las averiguaciones y no tardó mucho en saber de lo que pasaba pidiéndole personalmente que se fuera, su hijo hizo una defensa pobre de su amigo que no fue tomada en cuenta, Dagoberto tenía que irse y le dio un corto plazo de estadía, un par de días antes de irse de la casa de su amigo Contardo se estaba aseando, de pronto observa a su amigo montado en bicicleta trayendo a Melquiades venía con engaños de Contardo para que conozca su lujosa casa, el muchacho entró a ver los adornos de la casa, vestía un pantalón corto con medias altas y sandalias, llevaba puesta una camisa ajustada a los tirantes, su manera de caminar puso erecto el pene de Contardo que de inmediato se puso cómodo en un sillón con el muchacho dándole caricias por todo el cuerpo, sus manos recorrían aquella suave piel, los besos no se hicieron esperar, lo llevó subiendo las escaleras a su cuarto dejando la puerta entreabierta, dándose besos lentamente se quitaron la ropa y ya completamente desnudos se acostaron en la cama, continuaron manoseándose, Contardo se sentó a filo de cama encima se sentó Melquiades que abriendo su trasero puso su ano junto al glande de su amante sexual, de poquito descendía hasta sentir todo ese pene dentro de su ano y alzaba y bajaba sus caderas haciendo delicioso ese movimiento de entrada y salida ya había sudor en la piel, de pronto que ingresa Dagoberto y se desnuda rápidamente, Melquiades muy sorprendido lo ve, Contardo acaba de eyacular y cae desfallecido en la cama rendido por el placer, Dagoberto lo besa al muchacho hijo de militar, él corresponde rodando por el piso uniendo los cuerpos, Contardo los observa y ríe, Dagoberto muy emocionado por el momento no para de acariciarle y decirle cuánto lo extrañaba, Melquiades asentía, ya le gustaba hacer el amor en trío, Dagoberto se sentó al filo de la cama con su erecto pene descubierto que fue tomado con una mano y llevado a la boca de Melquiades mientras que en su ano entraba el pene con semen de Contardo, luego Melquiades se sentó sobre el pene de Dagoberto y abría su boca para recibir el pene de Contardo, Melquiades galopaba sobre el pene de Dagoberto y a la vez mamaba el pene de Contardo, con fuerza le metía todo el pene haciéndolo gemir, diciéndole cuánto lo extrañaba, esa tarde el ano de Melquiades salió irritado, en un aparte al despedirse Dagoberto le recordó a Melquiades que él fue su primer macho, el que le hizo sentir analmente, se despidieron con un beso muy fuerte; ya pasadas muchas semanas de que Dagoberto saliera de la casa de Contardo, el hijo del militar se encontraba caminando por los alrededores del parque, fue interceptado por Contardo, se adentraron en el monte y cuando Contardo lo tenía en posición perrito con el pene que entraba y salía por el ano fueron sorprendidos por dos militares amigos del padre de Melquiades que por mandato de su padre lo habían vigilado desde hace mucho tiempo, lo apartaron y a Contardo le dieron una paliza que casi lo matan si no fuera por los gritos desesperados que daba Melquiades, todo ensangrentado quedó en el monte, los militares se llevaron al muchacho, dejando ahí malherido al hijo de Squeo, que como pudo se arrastró por el suelo hasta ser visto por los transeúntes y llevado al hospital, Squeo en cuanto supo la noticia fue a ver a su hijo todo molido a golpes, con el pasar de los días su informante identificó a los agresores, el motivo de la paliza ya lo sabía Squeo, su hijo tenía inclinaciones sexuales con los de su mismo sexo, hizo puños de ira contenida, cabizbajo bajó las escaleras evitando no llorar y dando instrucciones que todo quedaría ahí, Squeo se arrepentía una y mil veces en haber confiado su hijo a uno de sus mejores guardaespaldas en aquel nefasto día que le cambió la vida, resignado continuó su camino, con pasos presurosos y voz firme dispuso que estuvieran atentos a la venida de la madre de su hijo y su hija, no quería verlas, eran de mala incidencia para él, no quería en ese momento pelear con ellas, debía tener su pensamiento lúcido para un importante negocio turbio, esa era su vida con mayor atención, dispuso que le informasen del gasto de dinero para las medicinas en la convalecencia del muchacho, uno de sus guardaespaldas tomó el dinero y asintió la orden, Squeo caminó por los pasillos al ser informado que pronto se restablecería su hijo, pensó seguramente que la madre se lo llevaría a su casa, encendió un cigarro y entró al auto, de lejos unos ojos fulminantes de visión con ira miraba alejarse el auto, la joven agarró de la mano a su madre y entraron presurosas al hospital, con la mirada la mujer demostraba el desprecio y culpabilidad en aquel hombre que iba alejándose en el auto de último modelo de la época de 1945.

*******

Dagoberto se bajó del tren con una angustia sostenida, vio el paisaje del alrededor del pueblo, habían pasado varios años desde que salió de allí siendo muy pequeño en franca huida tras la noticia del asesinato de su padre, caminó pausado, su semblante cambió, se sintió seguro en el lugar que pisaba, algo de barba le había crecido por seguridad al no ser reconocido, vio la gente, las casas, el pueblo había cambiado pero no mucho, la carretera estaba a punto de habilitarse si no fuera por la construcción de dos puentes aledaños, el tren por el sector aún funcionaba, se sentó con su bulto en la plaza, le vino la ansiedad, quería encontrarse con alguien que le salvaría de su tormento de ser perseguido por los militares, aunque por el sector escaseaban, siguió con su caminar al mercado, tenía hambre, deseaba comer alguna fruta, tenía poco dinero, su sorpresa fue grande al ver a un niño muy parecido a su sobrino jugando con otros niños, su tranquilidad y alegría fue mayor viendo correr al niño acercarse a su madre que a paso agitado cargaba un bulto, el grito de Lucrecia se escuchó tan fuerte que fue motivo de atención de los transeúntes, la mujer giró observando a quien la llamaba, con lentitud bajó el bulto, el niño se agarró a la falda larga de su madre algo extrañado, Dagoberto lentamente se acercaba a su hermana, ella le dijo a su hijo que abrace al tío en señal de saludo, su hermana le quedó viendo con mucha fijación luego de darse el brazo y le preguntó con mirada inquisidora el motivo de su presencia y qué era de la vida de su madre, el hombre se pretextó de escases de trabajo y de buscar nuevos horizontes, Lucrecia conociéndole no le creyó, le exigió alguna respuesta más coherente que justificase el por qué había dejado sola a su madre, el hombre insistió en lo mismo, agregando jocosamente que era también por algo de romance, Lucrecia con recelo aceptó sus presencia y lo condujo a donde estaba su marido aquel campesino que la había hecho hembra, los transeúntes miraban al trío de adultos acompañado del niño que estiraba la falda de su madre para que le permitiera seguir jugando, Lucrecia aprobó y se fue no sin antes despedirse de tío con un abrazo, el hombre le dijo a Dagoberto su falso motivo de visita, se notaba la cordialidad en su cuñado, aceptó su estadía con la condición que ayudase en el trabajo; con los días Dagoberto se enteraba de la realidad laboral de su hermana que a los veinticuatro años de vida estaba cimentándose en la actividad agrícola comercial, al pasar de las semanas Dagoberto se enrumbaba en su nuevo destino, a veces en su recorrido de recadero le tocaba pasar por aquellos campos donde caminaba de niño, se encontró con muchos amigos de la infancia, con otros discrepaba y se iba de puños al ser tildado como hijo de un asesino, con su hermana visitaban la tumba de su padre, Lucrecia la había mejorado y embellecido, Dagoberto miraba desde lejos en su caminar la estancia Buonanote, se preguntaba si allí se encontraría Luis, su amigo de la infancia, Dagoberto se enteró a través de la gente la vida actual de los Buonanote, y no tardo en el tiempo de tener la oportunidad de ver a Josefina con su hijo y su esposo haciendo compras en el ´pueblo en visita a su abuelo, también vio a Gustavito, había crecido, ya no era aquel hermoso niño que había conocido tan protegido de mamá por ser único hijo varón de Don Gustavo Pozzo aquel prestante y prepotente terrateniente, en definitiva ahora Gustavito se estaba haciendo todo un hombre con presencia altiva, Gustavito tenía buen porte característico típico al ser descendiente de linaje europeo como lo era el de su abuelo Rodolfo Buonanote y de su padre Gustavo Pozzo, le inquietaba no poder conversar con Luis, algo dentro de sí lo motivaba a hacerlo, seguramente había revivido esa chispa de afinidad sexual que tenía con él siendo niño.

*******

Los golpes brutales del enardecido militar vestido de civil en su hogar eran impactantes contra su hijo mayor estando Elena en su delante estática y presenciando el castigo que recibía su hijo de diez años, pese a los golpes recibidos el muchacho no olvidaba su expresión de amanerado, eso ocasionaba que se incremente el coraje en Raúl, empujándolo con violencia contra la pared, Elena no soportó ver más aquel castigo y trató de impedirlo pero recibió golpes que hicieron al pequeño Heriberto un mar de llanto y constipación, el muchacho recostado en el suelo miraba su sangre emanada por la boca, le daba ira ser tratado así, deseaba irse de su hogar, lo dijo en voz alta, recibió a cambio una fuerte bofetada, Elena pesa a los golpes trató de calmarlos, el hombre con voz y expresión furibunda fue con rumbo callejero, entró a una cantina a saciar su indignación; vio a sus amigos militares, se puso cabizbajo viendo de reojo las sonrisas sarcásticas, quiso reaccionar, pero se contuvo, apretando el vaso y luego lanzándolo a la pared, salió del lugar con rumbo desconocido, la pena y la indignación se alojaban en su alma; lejos de ahí en una casa campestre Contardo se recuperaba de las heridas causadas por aquellos militares, caminaba despacio, una costilla había estado rota, el maxilar fracturado por un potente puntapié y su cadera con moretones, vio paciente el atardecer del campo, recordó su infancia en aquel lugar, los momentos gratos vividos con la calidez de su madre y hermana mayor, los paseos a caballo por ese campo que desde hace tiempo no había visto, la puerta se abre, observa a su madre con amplia sonrisa y a su hermana solicita ayudándole a recostarse para probar alimento, como siempre su pelo era acariciado, se sentía seguro de estar allí, pero no podía negar que extrañaba la presencia de su padre, todavía no superaba la inminente separación de sus padres hace ya algunos años, probó los alimentos y se levantó caminando con pasos lentos, llegó cerca del muro donde jugaba siendo niño, su abuelita estaba tejiendo en su mecedora, puso su cabeza en el regazo de la anciana que sus manos lisas pasaban por su pelo y mejillas, ambos no pudieron contener su llanto, de repente un auto brilloso desfilaba por ese camino pedregoso, se detuvo frente a la casa sobre un tupido césped, la puerta se abre y un fino zapato pone seguridad para la salida del cuerpo entero de Squeo que sonriente saluda a su hijo, la madre y hermana del chico de forma inmediata ingresa a la habitación, la anciana hace lo mismo al momento que el muchacho con pasos lentos se acerca a abrazar a su padre detrás suyo un par de guardaespaldas vestidos de gris miran a su alrededor, conversaron por corto tiempo, a señas de Squeo uno de los guardaespaldas deja un fajo de dinero sobre la mesa, el padre le da un abrazo y beso de despedida a su hijo, luego se retira, el muchacho mira el auto desaparecer por el bosque, en eso salen las tres mujeres, vieron el dinero con atención, ninguna se dignó a contarlo, el muchacho lo guardó en el bolsillo de su pijama y sin decir palabra lentamente ingresó a su cuarto, se sentó al extremo de su cama a contar el dinero, de gusto se recostó,  por aquella  ventana miraba el paisaje campestre, de a poco se fue durmiendo, el almuerzo había sido espléndido, la siesta se daba en su apogeo, habría pasado un par de horas cuando despertó a causa del barullo de los niños corriendo por el jardín, eran los hijos de peones y campesinos, los ojos del muchacho se entreabrieron y aún más al ver que la puerta se abría, entraba su madre con aquel muchacho tímido hijastro del capataz de la estancia, el muchacho tenía el nombre de Estiven, rayaba los diez años, adecuadamente vestido pues era ahijado de su madre desde que lo abandonó su padre Estiven Smith, un fornido inglés americano buscador de oro perteneciente a una compañía inglesa, este tipo se jactaba de playboy  con las muchachas del sector y de una ellas nació una fijación de romance, ya estando ella en estado avanzado de gestación supo de su partida al enterarse que iba a ser padre, seguramente se fue a Bretaña, la futura madre desconsolada al sentirse sola de su familia por la vergüenza que les causaba fue a pedir ayuda a los padres de Contardo quienes la apoyaron por ser perteneciente a una familia servicial que por décadas había servido a la familia de Squeo, así pese al nacer Estiven en 1935 en un rancho humilde tuvo un futuro adecuado en la estancia, convirtiéndose en compañero de juego de Contardo pese a la marcada diferencia de edad y fue interrumpida por el divorcio de los padres de Contardo, ahora desde hace cinco años lo vuelve a ver, Estiven tenía su característica piel blanca heredada de su padre inglés, en contraste con los siguientes hijos del compromiso de su madre que eran todos de piel morena clara, Estiven tenía un gran aparecido a su padre y se dejaba notar que era muy guapo con su pelo lacio rubio, todo el mundo decía que aquel muchacho era una copia genética exacta del inglés aventurero y mujeriego; las manos del muchacho se extendieron, Contardo recibió de él una sonrisa tímida, vio lo bien aseado del muchacho, su madre arregló las almohadas para que pudiera recostarse de buena forma, pusieron la mesita sobre el colchón, la mirada de ambos se cruzaba, la madre de Contardo se despidió del hijo con un beso en la frente y le pasó las manos por el hombro de Estiven en señal de que lo ciudades, el muchacho tímidamente asintió, por la ventana dos niños miraban con mucha risa, eran los hermanos de Estiven, el uno llamado Asdrúbal de cinco años y Milena de dos años, saludaron al hijo de la patrona agitando la manos, Contardo respondió alegremente, en un desliz las manos de Contardo pasaron la suave piel del brazo de Estiven, ambos rieron, el muchacho salió con los utensilios, Contardo quedó viendo fijamente el trasero de aquel muchacho descendiente de ingleses, los otros niños seguían mirándolo desde la ventana, a diferencia de su hermano mayor eran muy juguetones e inquietos desbordantes de risas, Contardo los llamó y les dio a cada uno una porción de galletas sacadas de su mesita de noche, los dos niños estaban recostados en el extremo de la cama apoyados sus codos en el colchón, vestían humilde con olor sudado característico de infantes, la pequeña salió de la habitación, Contardo miraba fijamente al pequeño que se había manchado los labios de chocolate, las manos de Contardo estaban dentro del pijama restregándose el pene por la picazón a causa de días sin bañarse, deslizó la sabana dejándose ver el bulto de sus manos dentro del pijama, a señas de Contardo la mirada de Asdrúbal se concentró en el movimiento de aquellas manos dentro del pijama que la tela lentamente fue deslizándose, los ojos del niño atento al movimiento del pene erecto velludo de Contardo ya muy salido de la tela, Asdrúbal observaba con detenimiento el glande agitándose a los lados, el pequeño siguió con la risa que Contardo le contagiaba, la inocencia y a la vez la confianza del pequeño hicieron que se acerque al extremo de la cama, las manos de Contardo deslizaban la cremallera del pantaloncito corto  infantil, Asdrúbal se limitaba a mirar, su penecito salió entre su calzoncillo y en segundos con el manoseo se puso algo erecto, la punta de la lengua de Contardo recorría la punta del glande recubierto por el prepucio, el niño entre asombro y gusto reía, Contardo le dio órdenes al niño a que fuera a poner seguro a la puerta, de ese modo habría más seguridad, el pijama le llegó a las rodillas, se arrodilló en el colchón acercando el glande a los labios de Asdrúbal que los tenía semi abiertos, el niño permitía ese movimiento que luego se puso cabizbajo mirando moverse ese glande tibio, Contardo salió de la cama y lentamente le fue bajando el pantaloncito corto al niño, se podía ver ese penecito de piel morena clara, entrando y saliendo por la boca de Contardo, el niño emitía gestos con algo de sorpresa que se podía ver en sus ojos bien abiertos, sus manitos estaban apoyadas en los hombros de Contardo, ya con el penecito brilloso de aquel niño Contardo se recostó en la cama y a Asdrúbal lo puso encima de su cuerpo y manoseó lo más que puso la espalda, el pelo  y el traserito de Asdrúbal, el niño quietecito estaba sintiendo el pase del pene de Contardo por su barriga y entre sus testículos, de un leve quite el niño rodó por la cama quedando ubicado a filo de cama, la carita de Asdrúbal posándose en la cama pudo ver que Contardo se apretaba el prepucio estirado, el niño se vistió y vio que Contardo se agitaba el pene, sonreía al ver que del pene de Contardo salía un líquido blanco cayendo al piso, se agitó el pene para que el niño lo viese agitado, Contardo le dijo que se cerque y lo sentó en la cama, le pasó el glande por los labios por unos momentos, posteriormente, con un poco de autoridad le dijo al niño que saliera no sin antes darle otras galletas, el niño alegremente salió masticando las galletas, a lo lejos del corredor estaba Estiven viendo salir a su hermanito del cuarto de Contardo comiendo galletas muy alegre, al rato un satisfecho Contardo caminaba en compañía de su hermana por el campo, vio jugando al pequeño Asdrúbal arrodillado sobre la arena mostrando su voluminoso traserito, al disimulo sin que se diera cuenta su hermana manoseó su pene vestido en señal de complacencia por lo que había hecho antes, de esa acción sin embargo la había visto Estiven que respondía a la distancia manoseándose el pene de diez años; los días pasaban y eran más frecuentes las entradas del pequeño Asdrúbal a la habitación de Contardo, así que la curiosidad hizo presa de Estiven, y en una tarde en que la patrona y su hija salieron a la gran ciudad dejaron a Contardo al cuidado de la madre de Estiven, todo iba bien hasta que en la hora de la siesta Steven llegó atrasado del campo a comer y en su camino a lavarse vio la ventana cerrada del cuarto de Contardo, atisbó y se sorprendió viendo a su hermanito completamente desnudo boca abajo en la cama siendo manoseado por Contardo que también estaba desnudo, vio al lado de la cama a su hermanita de dos años sentada jugando en el piso indiferente de la acción sexual en la cama, el pene de Contardo grueso y peludo pasaba entre los glúteos hasta que de pronto Contardo hizo un leve gemido sobre el cuerpo estático del niño que recibía roces de pene, Contardo eyaculaba lanzando el semen sobre la piel del niño, cubriéndole parte de la espalda, lentamente Contardo se alejó de la cama y fue por papel para pasárselo por la espalda y glúteos del niño, sacó un chocolate dándoselo mientras se vestían, con ademán de manos les dijo que salieran de la habitación, Asdrúbal salió estirándose los interiores, caminaba con dificultad, Estiven de eso ya se había dado cuenta ý ahora ya sabía la causa, los dos niños se tomaron de la mano y se fueron, la niña también caminaba algo adolorida pero era la más contenta mientras su hermanito estaba pensativo, Estiven como un rayo fue a querer denunciarlo a Contardo con su madre pero se detuvo, dependían de los patrones, desde muy niño ellos los habían ayudado, qué sería de su futuro, y prefirió callar pero trataría en lo posible que su hermanitos no entrasen al cuarto del lobo.

FIN DEL OCTOGÈSIMO SEGUNDO EPISODIO

1524 Lecturas/11 abril, 2022/0 Comentarios/por Betelgeuse
Etiquetas: amigos, hermana, hermanita, hermano, hermanos, madre, mayor, militar
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Convirtiendo a nuestras dos hermanas mayores segunda parte.
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