METAMORFOSIS 99
Cumpleaños.
Los asesinatos se incrementaban en el país de la canela, los muertos expuestos en las calles principales de la capital, el luto estaba de moda en las familias humildes, gobernar la pugna entre pobres y ricos se estaba haciendo insostenible a vísperas de las elecciones, el caudillo pedía paz constitucional, la brecha entre ricos y pobres campesinos era de incremento en esos últimos meses de mandato gubernamental, en el campo se estaba formando una espiral delictiva siendo víctimas los más humildes, los ancianos, niños y mujeres no eran la excepción en cuanto a los asesinatos despiadados entre los dos bandos políticos, no había mejoramiento de relaciones, parecía que el control político gubernamental se salía de las manos, los terratenientes se reunían constantemente para tomar decisiones de prevenir actos de violencia, sin embargo la ley era débil, no quedaba más que tomar las armas y estar prevenidos ante cualquier eventualidad, sobre todo al transportarse, la vía asfaltada era escenario de asaltos y asesinatos con cuerpos tendidos en el margen, eso vieron Luis Alfonso y su hermana al ver una turba rodeando a recientes muertos mientras manejaban sus bicicletas, entre la gente estaba Dagoberto con su motocicleta aún encendida, llevaba en sus espaldas una mercadería, el niño se acercó a Dagoberto que montado en su motocicleta observaba que tapaban a los muertos y los cargaban en una carreta, a corta distancia Agripina había visto a Tiburcio, pese a todo lo sucedido con sus padres seguían viéndose a la distancia entre los pueblos en que vivían, lo de ella hacia él era una férrea atracción corporal, lo deseaba a cada instante, Tiburcio simplemente ahora correspondía con su papel de hombre, en cuanto al amor, era poco para ella, sexo a plenitud sí, Agripina delante de Dagoberto le dijo a su hermano Luis Alfonso que regrese a casa porque ella iba a hacer otras diligencias en las que él no podía estar, el niño asintió, Dagoberto lo siguió a prudente distancia, Agripina también lo seguía a Tiburcio en sentido contrario a la dirección que seguía su hermano Luis Alfonso, la gente no se percató de los muchachos, seguía en atención de la llegada de la autoridad, la gente curiosa movía negativamente la cabeza al ver los cuerpos de dos hombres desnudos cuyos cuerpos habían sido flagelados y luego les habían pegado tiros en el pecho y uno contundente en la cabeza, tiros de carabina, de a poco la gente continuaba con su camino, muy lejos de ahí Dagoberto alcanzó a Luis Alfonso, el diálogo fue corto, simplemente le dijo que lo esperaba en la carretera un poco alejado de su casa para llevarlo a dar un paseo en su motocicleta, el niño gustoso aceptó, pedaleó con fuerza con la intención de llegar a la estancia y dejar su bicicleta para correr sin ser visto en dirección al sitio señalado donde lo esperaba Dagoberto, el niño se montó en la motocicleta y emprendieron el rumbo, la marcha era rápida, solo costó un minuto entrar a un camino de herradura, durante ese tiempo Dagoberto le besaba el cuello al pequeño Luis Alfonso, también le besaba la mejilla y pelo, ya bien adentrados en la maleza que era partida por el camino Dagoberto detuvo la máquina, quedaron en silencio, se escuchaba luego el trinar de las aves y el canto de los batracios cuando caminaban por el sendero apartado, los pies hacían crujir las hojas secas, Dagoberto extendió la mano para que al pequeño Luis Alfonso lo siguiera por un sendero poblado de frondosos árboles, a lo lejos se podía ver un camino antiguo de herradura ya no en uso por el nuevo trazado de la carretera asfáltica, se sentaron encima de una plancha de piedra ubicada debajo de un árbol frondoso, ahí era el sitio en el que tiempo atrás cuando siendo niño descansaba Dagoberto con la ropa que su hermana lavaba en el río o los mandados que llevaba del pueblo a casa, el día estaba un poco soleado, hacía calor, caminaron por los alrededores, Dagoberto buscaba aquel lugar y al poco rato lo encontró, Dagoberto se acostó sobre una roca grande pasando la mano sobre la áspera superficie, había un poco de arena que la fue desalojando, de cerca Luis Alfonso miraba con extrañeza lo que su amigo estaba haciendo, obedeció al llamado de Dagoberto de sentarse junto a él, se acostaron viendo las ramas e hijos del frondoso samán que cubría con su sombra a ambos, las manos de Dagoberto deslizaron la cremallera saliéndole el pene parado, igual lo hizo Luis Alfonso con su pantaloncito corto, empezaron a masturbarse con intercambios de manos teniendo a la sonrisa como cómplice de aquellos actos, se miraban los penes, se pusieron de perfil agarrándolo de la cintura pegándose y frotándose los penes, los dedos de Dagoberto sujetaban los glúteos de Luis Alfonso, los introducía llenos de saliva llegando en algo a meterlos en el ano, el niño gemía, peo aceptaba, se dejaba hacer, lo puso en pie desabotonándole la camisa, deslizó el pantalón corto y así el penecito estaba descubierto, Dagoberto arrodillado lamia y chupa el penecito sosteniéndolo con manos temblorosas, al pequeño Luis Alfonso parado con los ojos cerrados y labios mordidos se sujetaba con sus manos de los hombros de Dagoberto, las caderas del niño se movían rápidamente ante aquel sexo oral al que le estaba gustando, la boca de Dagoberto abarcó con saliva uno de sus dedos, se puso en posición perrito y se lo metió, luego otra vez y finalmente la tercera, en todas el niño vio que los dedos entraban totalmente en el ano peludo, Dagoberto se abrió los glúteos lo que más pudo, el pene virgen lampiño de Dagoberto se metía en la cavidad del ano de Dagoberto, por primera vez el niño sentía aquello de sodomizar, no tan a plenitud pero iba experimentando, vio la expresión de complacencia de Dagoberto diciéndole que moviera más su cadera y pene, obediente el niño continúo, al sacar su pene sintió un poco de dolencia, su prepucio se había deslizado algo mostrándose el glande un poco más, mientras Dagoberto sentía aquello recordaba que en ese mismo lugar fue desvirgado por Wilson de esa forma sostenido de sus caderas, si es verdad que Dagoberto tenía los ojos cerrados, su pensamiento estaba recordando aquella vez que fue desvirgado, eso motivó a tomarlo por detrás de las caderas al pequeño Luis Alfonso para que ese penecito entre más en el ano con rápidos movimientos, se escuchó un chillido del niño sacando rápido el pene del ano de Dagoberto, se sentó sobre la roca y con sus dedos se tocaba su pene que latía mucho, el prepucio se había deslizado a medias y al tocárselo con el dedo le dolía, Dagoberto le pidió continuar pero el niño no quería, es más, ya deseaba ir a casa, eso preocupó a Dagoberto que tenía otros planes ocurridos hace instantes, vio que al pequeño Luis Alfonso se vistió caminando hacia la motocicleta manoseándose el pene vestido, se arrimó pensativo, a Dagoberto se le ocurrió seguir la ruta del camino de herradura, al pasar el tiempo el niño iba observando aquel apartado lugar, se detuvieron, desde una loma a otra vieron una vieja cabaña cuyo techo a medias estaba caído, caminaron hacia ella, la rodearon y entraron con cautela, vieron cada detalle del lugar, las manitos ya no tan bien cuidadas del niño pasaban por el adobe, vio un montículo con teja caída y unos maderos con soporte, el tiempo transcurría, Dagoberto se manoseaba el pene, lo abrazaba por detrás al niño para que sintiera el deseo de hacer el amor, muchas veces lo rodeaba con los brazos por detrás para que sintiera el bulto en su traserito que se frotaba, al mismo tiempo que lamía el cuello y las orejas, vio que Luis Alfonso sonreía en señal de aprobación, se dejó bajar el pantaloncito corto y el interior, fueron a un rincón seguro de aquella cabaña, había algo de monte que lo pisaron, Dagoberto con su ropa hizo una cama improvisada y lo acostó al niño quedándose boca arriba manoseándose el penecito con sus dos manos, Dagoberto las apartó acercándose con su boca lentamente a lamerlo y chuparlo, el niño Luis Alfonso sintió la calentura de la piel de Dagoberto cuando unieron sus pechos y acomodándose pudieron ver el roce de sus penes, luego vinieron los besos constantes con lengua de Dagoberto hacia el niño, le estaba enseñando a besar, dieron vueltas sobre la ropa, lo acostó encima de su pecho haciéndole cosquillas, ahora estaba la espalda de Luis Alfonso pegada al pecho de Dagoberto que se deslizaba, las piernitas lampiñas rozaban las velludas piernas bronceadas, sintió el roce del pene en su traserito, estaba tibio, vio las manos de Dagoberto que manoseaban los muslos y el penecito, por detrás sentía la lengua lamiendo sus orejas y cuello, eso hizo que el penecito se ponga erecto a más de estar bien ensalivado, Dagoberto se arrodilló sobre la ropa, el niño estaba acostado de espaldas a la ropa, las manos de Dagoberto hicieron hacia arriba adelante las piernas del niño llegando a pegarse sus rodillas a sus hombros infantiles, miraba igual que Dagoberto aquella postura, se puso saliva mano y se la pasó por el glande, lo mismo hizo al abrir los glúteos del niño llenando de saliva la entrada del ano, Luis Alfonso recordó el placer que se daba metiéndose el dedo en el ano y se dejó llevar por los movimientos de los dedos de Dagoberto que lubricaban su traserito, no podía ver el glande de Dagoberto tratando de entrar en los glúteos infantiles bien abiertos, la cara de Dagoberto oscilaba entre los movimientos de penetración de su glande y la cara de gemido de Luis Alfonso, muy fuerte lo sujetó aferrado de los bracitos, el niño aferrado con sus manos al monte decía que ya no más porque le dolía, hizo una pausa, el cuerpecito lo acercó más a él, lo tenía bien sujeto, lo estaba siendo suyo, Luis Alfonso gemía más fuerte a punto de chillar, se detuvo nuevamente pero sin soltarlo y así lo puso boca abajo con la cara sobre la ropa, pese a los movimientos del niño lo alzó del traserito poniendo el glande a la entrada del ano, siguió tratando de penetrarlo a plenitud pero no lo conseguía, el niño daba muestras de desesperación por el dolor causado por ese pene punteando el culito, Dagoberto le pedía calma, ya pronto se iba a terminar, el pene entró unos milímetros que fueron motivo para que el niño emita unos gritos desgarradores, lentamente caía desfallecido del dolor sobre la ropa, el cuerpo de Dagoberto estaba bien unido sobre el del pequeño Luis Alfonso, el latente pene estaba dentro del ano, sentía que lo había desflorado, pero continuó con su intención, el niño no paraba de llorar ante el fuerte dolor del meter y sacar del pene de Dagoberto, pese a los fuertes gritos, nadie los escuchaba, la seguridad de aquel lugar hizo que continuase en forma despiadada metiéndole y sacándole el pene por el ano del niño, Dagoberto estaba sudoroso, instantes después dejó su semen dentro del ano del niño, Luis Alfonso quedó acostado en posición fetal, muy tiritaba, sus manitos en su boquita salivada, estaba muy tembloroso, sus lágrimas se deslizaban sobre las mejillas, de su trasero salía un hilillo de sangre con semen, era evidencia de que el niño había sido desvirgado analmente, Dagoberto salió presuroso por medicamento que siempre llevaba en la moto, lo curo como pudo dejándose el niño hacer esa obra, lo dejó quietecito, estaba pensativo, todavía constipaba del llanto, sus ojos llorosos fueron limpiados por los labios de Dagoberto, el niño se recostó lentamente sobre la ropa tendida, miraba con extrañeza a su iniciador, como preguntándole el porqué de lo que le había hecho, pero al rato tuvo deseos de ir a hacer sus necesidades biológicas, Dagoberto miraba el penecito del niño orinando en cuclillas, al pujar vieron sangre en el excremento, volvió a curarle con la crema que tenía y se molestaba el no haberse acordado de ponérsela más antes en su glande, el niño estaba como acalambrado, caminaba con dificultad, Dagoberto estaba cabizbajo pidiéndole que no llore ni tampoco que contase lo ocurrido, los ánimos del niño fueron en aumento, lentamente llegaron a la motocicleta, salieron de aquella cabaña que curiosamente fue el lugar donde falleció Arnulfo el hermano de Luis Alfonso, la motocicleta iba a marcha lenta, ya entrando en la carretera Dagoberto miraba la expresión cabizbaja y pensativa del pequeño Luis Alfonso, en ese instante un bus se cruzaba en el mismo sentido, también venía a baja velocidad, desde la ventana Luis vio la motocicleta con sus ocupantes, sonrió, pensaba de dónde vendrían, minutos después la motocicleta se detenía, lo dejaba en el lugar donde antes se encontraron, Dagoberto lo acarició pidiéndole que no contase lo ocurrido, por su parte el niño con pausa se bajó pensativo y cabizbajo arreglándose la ropa de su traserito, lo primero que hizo fue llegar al baño y limpiarse, algo de sangre le salía todavía, se encerró en su cuarto y solo bajó a comer y continuó en su cuarto pensativo de lo que le había sucedido, Teófilo de once años entró a la habitación del niño llevándole unos dulces, el niño de siete años los puso en la mesita, Teófilo se extrañó de la actitud del hijo del patrón, de pronto vio que de su trasero había una mancha sanguinolenta, le preguntó lo que le pasaba, Luis Alfonso no quería decirlo, sin embargo Teófilo se imaginaba lo que ese niño inquieto se había hecho, seguramente con un objeto se estuvo molestando el ano y se lo perforó, esa conclusión sacó pues tiempo atrás a prudente distancia Teófilo siempre observaba a Luis Alfonso haciéndose la metida de su dedo en su ano, por varias ocasiones a través de la ventana miraba discretamente cuando Rómulo entraba a la habitación de Luis Alfonso para desnudarse y rozarse los penes y el traserito, Teófilo sabía de aquellas acciones sexuales infantiles de Luis Alfonso, ahora Teófilo pensaba que el niño había llegado lejos, le prometió discreción al niño y le ayudó a curarse, pudo ver lo muy abierto del ano, por tres días discretamente lo curó, pero con el tiempo a más limpieza en contacto con el ano a Teófilo le fue gustando la idea de acariciar el traserito de Luis Alfonso más aún cuando éste mostraba un rostro con gestos insinuantes; con el pasar del tiempo Dagoberto estaba inquieto por la reacción del niño cuando visitaba la tienda con la empleada a cargo de su cuidado, aún se podía notar que el Luis Alfonso se portaba receloso con Dagoberto, inclusive no aceptaba el hecho de que lo lleve a pasear en motocicleta y se apartaba de él huyendo cuando lo encontraba en la carretera, el silencio del niño y el temor hicieron alejarse a Dagoberto de su intención de seguirle sodomizando, sin embargo Luis Alfonso llevará siempre la idea de quien fue su iniciador causante de su metamorfosis que ya estaba entrando en contienda con sus principios originados al ser desvirgado en aquella cabaña abandonada aquel segundo domingo decembrino de 1947..
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La gente caminaba alegremente por las calles en lo posible, pues pese a las fechas no había tregua en la política, todo hacía suponer que la crisis de ahondaba, había llovido regularmente en la capital, el sol hacía su aparición a medias con un bien definido arco iris, la puerta del auto se abre, unos zapatos brillosos pisan la humedecida acera, la mano se estira para agarrar otra saliendo del auto, la pareja entra a la pastelería, la mujer llevaba un niño en brazos, la más visitada pastelería por esas fechas, amplia de mostradores versátiles para la época de madera y vidrio, dulces finos y al alcance del bolsillo, el bebé empezó a llorar y Noelia se sienta con su hijito mientras su esposo Carlos observa con detenimiento el pastel que van a llevar, es que a vísperas de noche buena el pastel vendría bien sobre todo si se considera que Noelia cumpliría sus treinta y ocho años, esta vez estaba feliz, su hijo Gustavo Adolfo estaría con ella en su cumpleaños, igual su hija Josefina y su nieto Gustavo Andrés Teodomiro de seis años, su hija pasaba viajando por el continente con su familia, de pronto un grupo de niños ingresan a la pastelería con la algarabía típica de la edad lo que hizo que de parte del dueño exigiera compostura a los recién llegados, uno de los niños, el que más sobresalía por su piel blanca , se acercó al mostrador junto a Carlos Felipe del Olmo, le hizo una venia de saludo, los dos miraron el mismo pastel de su agrado, el dueño se inclinó por la edad a darle el pastel al adulto pese a que el muchacho rubio de once años agitaba el dinero en señal de que también estaba en condiciones de comprar, los amigos lo rodearon tratando de llevarlo a otro lugar a ver los demás pasteles pero Pedro Artemio ya había tomado una decisión y deseaba aquel pastel con su color y olor favorito, coincidencia que a Noelia le gustaba también y por eso la decisión de comprarlo por parte del adulto, finalmente se oyó una voz, era la de Noelia diciéndole a su esposo que le permitiera al muchacho que se lleve el pastel, Pedro Artemio se dio cuenta que era la señora que periódicamente veía en el cementerio los domingos, se acercó para agradecerle, Pedro Artemio le hizo mimos al niño que la mujer tenía en los brazos, le preguntó el nombre y ella respondió Carlos Augusto Rodolfo, instintivamente el bebé le sonrió agarrándole con los deditos un dedo meñique, Noelia y Pedro Artemio intercambiaban sonrisas, ella le permitió que lo marcase, así Pedro Artemio tuvo el primer contacto con Carlos Gustavo Rodolfo, de un impulso inusitado Noelia los lleva a su regazo a los dos, eso sorprende a los amiguitos y al esposo, Pedro al sentirse receloso ante sus amiguitos le entrega el niño, ella lo queda mirando fijamente con mucha alegría, Pedro le dice que el pastel que compra es para su fiesta de su cumpleaños número doce que cae el veinticinco de diciembre, Noelia le dice qué casualidad, porque ella también cumple en esa fecha, uno de los amiguitos le dice que compre pronto para irse, así lo hacen, Carlos ve pensativa a su esposa llevándole otro pastel elegido, dentro del auto ella se abraza a su hijo, su marido entrelaza las manos, a Noelia le empiezan a salir lágrimas, ella dice a su esposo, la casualidad de la vida, ese muchacho pronto cumplirá los doce años, misma edad que su hijo desaparecido, pese a todo, le vino la calma y la fijación por el rostro de aquel muchacho, quedó muy inquieta, su instinto entraría a fijarse en el rostro de aquel muchacho, muy pronto tendría la oportunidad de verlo; aquella navidad Noelia gustosa partía el pastel, la alegría hubiese sido completa si no fuese por el berrinche de Serafín que a esa hora llegaba a casa con algo de alcohol e humo de cigarrillo a cuestas, Gustavo Adolfo simplemente se limitaba a presenciar, se acercaba un nuevo año, tenía muchas expectativas en ingresar a la milicia, se había convertido en el mejor estudiante del plantel, en contraste con Serafín que por ahora poco se sabe de sus decisiones a futura vida, por el momento estaba atrapado en las garras sexuales de Sandra sin que Carlos Felipe lo sepa, para Gustavito tener de amiga a Sara Guillermina era una inspiración, ya habían pasado semanas y hace poco se le había declarado, ella aún lo pensaría, las clases sociales imperaban en la brecha, es que ella era descendiente de su bisabuela esclava, sin conocer a su padre más que por vía oral, pese a todo Gustavito sentía cariño por ella, ambos buenos estudiantes y gustosos de superación, mutuamente se prodigaban cariño e inspiración, aquel cumpleaños marcaría un acercamiento entre madre e hijo; lejos don Rodolfo, Amacilia, Luis y Leandro cenaban aquella noche buena, con gestos el anciano mostraba que le hacía falta su nieto favorito Gustavo Adolfo, Luis notaba que le cariño a la ausencia de su primo el anciano lo demostraba al niño de nueve años, esto le daba un poco de recelo e inquina que se lo guardaba dentro de sí, su abuelo nunca había sido tan cariñosos con Luis como lo era con sus otros nietos inclusive más todavía con Maximiliano el fallecido hermano de Luis, los fuegos artificiales entraron en acción, esa navidad no sería tan alegre como las anteriores, eso, por lo violencia desatada, inclusive a don Rodolfo muchos peones se habían ido pidiendo incremento de salario, no, la situación no estaba para celebraciones, sin embargo esa noche don Rodolfo bebió con sus más allegados, su nieto Luis lo hacía a cierta discreta distancia, muy bebido de copas, caminó rumbo a la habitación de Leandro, pese a tantos toques el niño no le abrió, de lejos vio a cercarse a Amacilia y se retiró presurosamente, la mañana llegó, Luis se levantó con resaca, comió fruta fresca, Leandro lo acompaña en el comedor, Luis le dice para cabalgar y el niño acepta, entrado en el monte amarran las riendas, el agua del río estaba fresca, Luis se desnuda metiéndose al agua, el apartado lugar daba hacer eso con seguridad, muy alegre Leandro también se lanza al gua completamente desnudo, empiezan a jugar en el agua a ser atrapados, en uno de esos movimientos Luis lo arrima de pecho al gringo sobre la roca y le empieza a meter el pene haciéndole gemir, la cabeza de Luis descansaba sobre el pelo de Leandro, los dos cuerpos unidos, sus bocas abiertas se voltearon para besarse, luego lo volteó como antes, Leandro sentía el mete y saca por su ano y de pronto sintió el semen de Luis en sus entrañas, Luis con respiración acelerada, contuvo su aliento y le dijo en voz baja junto al oído, te amo Leandro, eso marcó al niño, era confesión compleja, y una acción que perduraría, inusitadamente el niño se volteó rodeándolo de los hombros dándose mutuamente besos apasionados, acción inolvidable, saldrían a la playa, ahora Luis sentiría las embestidas de ese pene lampiño de ocho años en el peludo trasero de veinticuatro años, la diferencia de edad estaba marcada y también la pasión, que se pondría a prueba en los hechos que tendría que venir y que marcarían una huella imborrable en los habitantes del país de la canela.
FIN DEL NONAGÉSIMO NOVENO EPISODIO
Genial