Mi 1ra vez fue con mi primo (yo tenía 9 años y él 19)

Todo fue de sorpresa, sin previo aviso y me gusto muchísimo.
Desde niño he tenido buena proporción de nalgas, y un poco de pechos abultados. Supongo que por poco hubiera nacido mujer. Desde esos tiempos ya, había hombres mayores que me quedaban mirando las nalgas, no comprendía porqué ni le daba importancia.

Esta mi primera experiencia, sucedió cuando la hermana de mi tía y su hijo llegaron del interior del país de visita. En ese tiempo, no había muchas habitaciones en casa: tan solo el de mis tíos, mi habitación y 1 para la visita. Así que en la noche para dormir, le dijo a mi primo que podía dormir en mi  cuarto.

Para ese momento, yo tenía 9 años y el 19 años. Como en mi habitación tan solo había 1 cama donde yo dormía, es ahí donde se dispuso a dormir. Yo ya estaba cansado y con mucho sueño, así que me quedé dormido rápido. Sin darme cuenta me dormí de costado, dándole la espalda y poniéndole a su disposición mis nalgotas. Habría pasado poco tiempo, entre sueños sentía que me tocaba mis pechos y mis nalgas por encima de mi ropa, luego me empezó a subir mi polo y bajar mi buzo y trusa. Me abrió mis nalgas y empezó a lubricarme el hoyito por un rato. Me desperté y me di cuenta que no era un sueño cuando comenzó a penetrarme suavemente (sus 18cmt y un poco grueso), iba sintiendo la 1/4 parte y luego la mitad. Yo me hacía la dormida y no me dolía para nada, a pesar de ser bien estrechita apretadita no parecía que fuera mi 1ra vez sino parecía que yo ya lo hubiera hecho antes.

Ya no podía resistir el gusto y placer que yo estaba sintiendo, así que me hice sentir gimiendo un poco. Eso le exitó más y me empezó a penetrar más duro y fuerte. Me empezó a decir: «Mamasita rica, no sabes cuántas ganas he tenido de estar contigo desde que comenzaste a desarrollarte». «Tienes unas ricas nalgas que me provocan y encienden mucho». «Siempre he querido ser tu primer macho». «He soñado muchas veces con este momento». Mientras yo le decía: «Papi, qué rico me lo haces, que rico lo siento». «Soy tu mujer y hazme toda tuya». «N quiero que este momento termine, me gusta mucho». En ese momento, él me dijo: «Quiere que te la meta toda». «Sí, quiero sentirlo todito», le respondí.

Así que sacó su verga, me volvió a lubricar el hoyito de mi culo, me empezó a penetrar suavemente mientras yo iba sintiendo tan rico, centímetro a centímetro de su verga. Hasta que por fin entró todito, lo sentía mucho más delicioso. Se empezó a mover suavemente, de a pocos comenzó a incrementar la intensidad. Sacaba su verga a la mitad para embestirmelo bien duro y profundo, ada vez con más fuerza que ya se iba sintiendo el golpeteo en mis nalgas. Él estaba con tantas ganas de mí como yo de él, me tuvo así por espacio de 1/2 hora, hasta que no pudo más y se rindió ante mis nalgas. Yo iba sintiendo que su verga ya empezaba alcanzar su máxima dimensión de dureza, calor y grosor. Hasta que empezó a descargar con rapidez su semen, en lo más profundo de mi culo. No dejaba de salir por un rato buena descarga de semen espesita que tenía acumulado y me dejó bien llena. Durante una semana se estuvo deslizando todo ese semen, de mi colita hasta mis piernas.

Esa fue la única ocasión que pude tener intimidad con mi primo, confieso que me gustó muchísimo y me hubiera gustado repetirlo en muchas más ocasiones. No se pudo repetir esa ocasión por uno u otro obstáculo. A pesar que venían de visita, ya no se quedaban a dormir en casa sino en la de mis otros tíos. Y cuando viajamos e ibamos de visita a la casa donde mi primo vivía con mi abuelita, no se daba la oportunidad porque dormía acompañando a mi tía en el suelo cubierto de piel de oveja y abrigado con varias frazadas gruesas. Una vez estuvimos a punto de dormir en una cama de madera que habían comprado para mi abuelita. Ya mi primo se disponía hacerme su mujer otra vez y yo encantada de volver a sentir que me haga suya. Hasta que prendieron las luces, nos hicieron bajar de la cama, indicándonos que ahí dormiría nuestra abuelita.