mi abuelo me cojio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por pasivo1980.
De pronto el perro se apartó. Al levantar la mirada para llamarlo, me quedé helado, mi abuelo estaba parado a unos metros, clavándome un mirada intensa, yo estaba de piedra, no podía moverme, ni emitir sonido…
Estaba ahí, en pose de perrito, desnudo y con la pija apunto de explotar. Ante mi expresión de terror mi abuelo largó una risotada con su voz ronca y se acercó lentamente hasta donde yo estaba.
-Tranquilo! Cambia esa cara de susto, que no soy un fantasma.
Yo seguía en shock, rojo de la vergüenza, arrodillado en la arena y con mis manos apoyadas en el tronco del árbol. Él se puso detrás de mí y comenzó a acariciarme las nalgas lentamente con sus manos ásperas.
– No sabía que mi perro hiciera ese truco. Me dijo en tono burlesco. Que se siente?
– Eeehhh…rico… balbuceé.
– Sí, me imagino.
Yo no me atrevía a girar la cara para mirarlo, sólo lo dejaba hacer con sus manos. De pronto una sensación me hizo suspirar, casi gemir,… su lengua húmeda y caliente comenzó a rozar mi raja. El contacto con sus bigotes me estremeció todo el cuerpo, temblé y me agarré con fuerzas al árbol. Con sus manos enormes me tomó de las caderas y me apretó contra su boca. Se me escapó un grito de placer desde lo mas hondo…aaahhhhhhh, abrió bien mis nalgas y me metió la lengua bien adentro, yo me retorcía de gozo y gemía con desesperación, no podía creer lo que pasaba.
– Así te gusta???
– Siiii, siii no pares por favor!!!
Me dio vuelta, me quitó la remera y me estrujó contra su cuerpo. Lo miré y me besó intensamente, su enorme lengua entró en mi boca con rudeza, jugueteaba con mi lengua, me ahogaba… Yo me aparté un poco y comencé a desabotonar su camisa rápidamente. Ente mis ojos asomó su pecho fuerte y peludo, entrecano, sus tetillas eran rosadas, sus pezones erectos, los lamí con desesperación, los mordí, él suspiraba, gemía, mientras enredaba sus dedos en mi pelo…
Estiré mi mano y acaricié su paquete, la bragueta estaba apunto de reventar, sentía un pedazo duro y caliente, le desabroché el pantalón, lo baje hasta las rodillas y deje libre su verga. Era enorme, oscura y gorda, con muchos pelos. La tomé con mi mano sin poder rodearla, él suspiró hondo y yo comencé a subir y bajar mi mano por su polla. Su capullo morado asomaba con gotas de precum,
me besó intensamente y me acomodó como cuando me encontró, en cuatro.
– Ahora vas a sentir a un hombre de verdad, prepárate que viene la mejor parte.
y comenzó a sobar su verga contra mi culo. Yo solo deseaba que me atravesara, esta muy caliente. Posó la enorme cabeza en la entrada, yo sentía que me desmayaba, suavemente fue empujando hasta que entró toda, un grito ahogado se escapó del fondo de mi ser.
– Tranquilo, me susurró, aflójate…
El dolor era insoportable, siguió metiéndola lentamente, yo me quejaba y gemía sin parar, de pronto sentí sus vellos púbicos contra mis nalgas. Me tomó de los hombros y me inclinó contra su cuerpo, sentía los pelos de su pecho y sus pezones duros contra mi espalda, su enorme verga iba acomodándose en mi interior, me sentía totalmente ensartado, sus huevos palpitaban contra mi culo bien abierto. Comenzó a moverse despacio y luego con más intensidad, yo me incliné hacia delante y lo dejé entrar y salir a su disposición, me aferré con fuerzas al tronco del sauce mientras sus embestidas aumentaban en ritmo y fuerza. El placer era infinito, mi mayor deseo estaba siendo cumplido, ser brutalmente cogido por un macho, por un buen pedazo, por mi abuelo…
Sus gemidos aumentaban con los míos, me agarraba con fuerza de las caderas, la sacaba entera y volvía a meterla, en cada entrada me sentía morir, me retorcía de gozo… Sus huevos golpeaban con fuerza en mi culo, estiré mis manos para sentirlos, estaban enormes y calientes, sus embestidas se volvieron mas intensas, sus quejidos más roncos. Sentí que su verga aumentaba aún mas su tamaño y un calor abrasador inundó todo mi interior, sus espasmos eran muy fuertes, instintivamente apreté mi ano con fuerza, el placer era absoluto. Mi abuelo estaba sobre mi, me mordía el cuello con desesperación, gritaba de placer… siii…siii…que hermoso culooo…tantos años esperando poder cogerte así…
Sus movimientos fueron disminuyendo, su respiración se normalizó, suspiró hondo, la sacó con suavidad y pude sentir los tibios chorros de su leche escurriéndose por mi culo. Me dejé caer exhausto para recuperar la respiración pero algo me hizo gritar una vez mas, su lengua recorría mi dilatado agujero, no podría describir esa sensación tan maravillosa, la tibieza, la humedad, mi culo desvirgado, solo podía gemir, gritar, retorcerme de gozo, el roce de su bigote, abundantes gotas comenzaron a salir de mi verga que explotaba…
Me dio vuelta con ternura, se recostó sobre mí y me beso con intensidad. Saboreé de su boca los restos de esperma. Bajó lentamente por mis tetillas, mi ombligo… El contacto de su bigote contra mi piel me alucinaba, se detuvo ante mi morada y babeante pija, la tomó con su mano ruda, la apretó con fuerzas, lamió las gotas que brotaban de mi capullo y la devoró entera, hasta el fondo de su garganta. Yo temblaba de gozo, lo tomé con fuerza de la nuca y lo empujé aún mas contra mí, provocándole una arcada, pero no se retiró, soportó mis espasmos hasta el final, tragando cada gota de mi abundante acabada. Gemí y grité como un demente, mi verga se fue deshinchando lentamente en su boca, él la lamió con suavidad hasta limpiarla toda, extenuados quedamos ambos tendidos en la arena. Me tomó en sus brazos y besó mis tetillas, yo le acariciaba los huevos, su verga reposaba contra su panza. La puse en mi boca para sentir su tibieza y sabor. Mi abuelo acarició mi cabeza y se rió:
– No seas tan goloso, dame un respiro y más tarde te doy el gusto.
Así nos quedamos tendidos los dos a la sombra del sauce a orillas del río, desnudos, acariciándonos en la soledad del campo…
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