Mi abuelo me enseño a ser hombre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Cazabultos.
Una vez que los grandes levantaron el campamento, los niños nos dedicamos a jugar y a explorar los alrededores cercanos. Éramos 8 niños y 10 adultos. Nos grito alguno de ellos y regresamos de inmediato. Pasaron una o dos horas y mi abuelo pregunta si queremos ir a caminar. Nadie se animó, pero como yo estaba aburrido, decidí ir con él para entretenerme y ver otras cosas. Nunca imagine que vería y experimentaría.
Empezamos a caminar y poco a poco nos alejamos del campamento, me tomaba de la mano y hablaba sobre el bosque y explicaba cosas al respecto. Mi abuelo había estudiado geología, por lo que conocía del tema. Cuando nos habíamos alejado bastante, me dijo que quería hacer del baño y se acercó a un árbol. Sacó su pene para orinar. Lo hacía tranquilo y me miraba de reojo, mientras lo tanto, yo veía su verga grande y peluda. Se percató de mi mirada, sonrío y comenzó a jalarse la verga "sacudiéndola", aunque lo hacía mas de lo debido y comenzó a pararse y ponerse mas grande. La guardo y me dijo: "es mejor que sigamos caminando".
Continuamos unos minutos y me dijo que quería orinar de nuevo. Esta vez no había árbol, solo unas grandes rocas y me llevo detrás. Se bajo el pantalón y la trusa, pero esta vez hasta las rodillas y comenzó a masturbarse. Cuando ya tenía un tamaño considerable (bastante grande para mi en ese entonces, unos 17 cm) me dijo no le quieres dar un besito para que se calme, mira como brinca, su verga se erectaba y saltaba de lo caliente que estaba. Me acerqué y al llegar a su pene tenía un aroma muy fuerte, tomo mi cabeza y me la empujo para que lo besara, llevándome de precum los labios. Los lamí con mi lengua, con un sabor salado. Tomo mis manos y las puso en su tronco, era tan suave y tan caliente. No dejaba de palpitar y sentir sus venas gruesas en esa verga; insistió en que abriera mi boca y la metió lo mas que pudo de un jalón. Yo era pequeño y mis dientes le molestaron, entonces me indicó chuparla como un helado, usa la lengua me repetía. No estaba circuncidado, así que se la pelo y se dedicó a disfrutar de mi lengua. Sujeto mi cabeza y la volvió a meter de un solo golpe, la metía y sacaba a su antojo y placer. Yo sentía como le palpitaba, suave y caliente brincaba y en ocasiones la sacaba para golpearme la cara levemente.
Fue entonces cuando decidió que era tiempo de darme mas. Bajo mi short y calzón, me dijo: "mira si te encanto", llevando sus rasposas manos a mi pequeño pene. Fue entonces cuando me cargo (yo era un flaquito en esos años) y me coloco a manera de tener mi culo a su merced. Solamente pude sentí como me escupió el culo, oí un segundo escupitajo que no sentí, volteo mi cara y veo que escupe una vez mas, pero en su verga.
Sin decir nada, solo abrió mis nalgas con sus enormes manos. Puso su caliente y húmeda cabeza en la entrada de mi culo y presionó un poco. Al sentirlo queriendo entrar y me quite de inmediato, él me volvió a colocar en la misma posición, pero esta ves al poner su glande en mi pequeño y virgen hoyuelo, tomó mi cintura y la empujo lentamente. Me dolió, le pedí que se detuviera pero no le importo, me jalo hacia él y comenzó a hundirlo mas, lentamente pero firme. Mi forcejeo le ayudo a penetrarme sin poder evitarlo. Sentía su respiración en mi nuca. Como su verga ardiente y sin moverse palpitaba en mi cerrado culo.
Una vez dentro se acercó y me dijo: "que culito tienes y será mío para siempre". Me dio la estocada final y comenzó ese vaivén que hacia tan placentero sentir ese gran pito en mi culo. El estaba como loco, jadeaba, gemía y me penetraba con fuerza mientras decía cosas como: "que rico", "trágatelo todo", "así putito". Mientras yo respiraba agitado, con mi verguita parada y disfrutando sus embestidas.
Lo escuche gemir de un modo diferente. Se detuvo y se vino dentro de mi. Solo podía sentir su calor y algo húmedo chocando con las paredes de mi culo. Recuerdo que no me la saco, me abrazo, dejo caer su cuerpo sobre mi y me encanto. Su peso haciendo que no pudiera moverme, seguir a su merced. Me beso mi frente y dijo gracias. La saco y con un pañuelo que traía se limpio y después a mi. Tomó mi mano y regresamos al campamento. A pesar de tener un poco de molestias, trate de caminar lo mas normal posible, me fui a la tienda de campaña y mi abuelo hizo una señal de silencio y me guiño el ojo.
Esa fue la primera vez de muchas con mi abuelo, ya se las contare en otros relatos
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