Mi alumno favorito.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi nombre es Manuel, 29 años, actualmente soy entrenador deportivo.
Pero la historia que les voy a relatar es de mi último año como profesor de educación física para un colegio americano (un colegio privado para niños ricos, esencialmente).
Desde la primera semana del ciclo escolar del 2013 a todos los docentes nos había llamado la atención un nuevo alumno de séptimo grado; de unos 11 o 12 años, piel blanca, delgado, rasgos finos y delicados, con unos grandes ojos negros, cabello color miel en capas hasta los hombros y una actitud muy femenina.
Su nombre era Jesús Daniel, y si no fuese porque usaba el uniforme de los niños seguramente todos hubiéramos pensado que se tratase de una niña más.
Mientras mis colegas lo veían con una mezcla entre repulsión e indiferencia yo lo veía con curiosidad y deseo.
Danny era un chico muy seguro de sí mismo; extrovertido y hablador.
Lo note desde la primera clase.
Donde un grupo de chicos se burlaban de él por usar el short y no la sudadera en mi clase, ellos hacían comentarios sobre cómo se le marcaba su delicioso culo redondo a través del short.
Danny, ante las burlas, de forma pícara se levantó, arqueó un poco la espalda para llamar aún más la atención hacia su culo, con una de sus manos alzó lentamente una de sus nalgas mientras decía “ja! ya quisieran poder probar algo de esto” y acto seguido soltó una risita y se dio una nalgada con la mano que acababa su recorrido.
Algunos de los chicos rieron, otros continuaron sus burlas, pero la gran mayoría se quedó en un confuso silencio, era obvio que ellos también se sentían atraídos por él y como no estarlo con aquella delicia de cuerpo.
Conforme fueron avanzando las clases (y los rumores) quedaba claro que Danny no tenía ningún tipo de vergüenza por los temas sexuales, por el contrario sentía mucho orgullo haciendo comentarios sobre lo atractivo de su cuerpo, alardeaba de ser totalmente pasivo, de tener sexo con hombres mayores y no desperdiciaba una oportunidad para actuar sensual y provocativamente para deleite de sus confundidos compañeros.
Danny era muy sociable, lo cual me facilito acercarme a él.
No tardó mucho en empezar a alagar mi cuerpo y hacer comentarios insinuantes, yo le seguía el juego sin ser demasiado obvio (por muy grande que fuese el colegio uno nunca sabía quién podría estar escuchando).
Un par de veces fingió ser lesionado en clase para que lo llevase a mi oficina (detrás del coliseo escolar donde dictaba mis clases) y le diese masajes en sus largas y lampiñas piernas.
Él tomaba mi mano y la subía lo más que podía por sus muslos.
-si quieres podemos seguir… –decía en un tono lleno de deseo.
-No haremos nada –le respondía cortante, no podía arriesgarme a que entrara alguien o nos escucharan, del otro lado de la pared había más de veinte estudiantes.
Después de esa vez Danny parecía muy frustrado conmigo, empezó a alejarse de mí.
Hasta un día en la hora del almuerzo que lo vi salir de la cafetería, quería hablarle pero debía llevar unos exámenes a mi oficina.
Danny tuvo la brillante idea de seguirme.
En la hora del almuerzo los estudiantes tenían prohibido entrar al coliseo, significaba que se podía meter en problemas, pero también que no había nadie que lo delatase.
Que nos delatase.
Mientras abría la oficina Danny apareció a mi lado.
-hola profe –hablo en su suave y dulce tono característico.
Le sonreí
-pensé que ya no me querías hablar –dije mientras entrabamos.
Guardo silencio unos segundos.
-pero profe, yo no vine para hablar –dijo mientras se acercaba y agarraba mi entrepierna.
No puse resistencia alguna, él lo noto y en su cara se dibujó una victoriosa sonrisa llena de lujuria.
Me senté en mi escritorio mientras él se arrodillaba y bajaba mi bóxer y mi pantalón a la vez.
-es más gruesa de lo que esperaba -dijo aun sonriendo al ver mi pene de 20cm frente a su cara.
-¿Qué? ¿Ya te arrepentiste? –me burle.
Él sonrió una última vez antes de comenzar a lamer mi glande, pasaba su lengua por mi frenillo, abrió su boca y lo devoró todo, hasta el fondo de su garganta, me miraba directo a los ojos mientras los suyos se llenaban de lágrimas, lo sacó de su boca, tosió un poco y continuo.
Era el mejor oral que había recibido en mi vida, se notaba que tenía mucha experiencia tragando vergas.
Metía mi pene hasta el fondo de su boca y lo sacaba con velocidad.
Lo tuve que detener antes de correrme en su boca.
Quería probar aquel culito que tanto deseaba.
Recosté su pecho contra el escritorio, él apoyaba sus pies en el suelo dejando su pronunciado culo a mi completa disposición.
Baje su pantalón lentamente hasta la mitad de sus muslos, separe sus suaves y carnosas nalgas y pude ver, por primera vez, aquel botón, aquel secreto que sus compañeros tanto deseaban tener.
Era mío ahora, comencé a lamerlo, el reaccionó sacando su culo lo más que pudo, comencé a abrirme paso con mi lengua en su ano, me sorprendió la poca resistencia que encontré, era obvio que ese culo vivía abierto y recibiendo verga.
Comencé a meter y a sacar mi lengua, lo lamia por fuera dure así un buen rato, luego, aleje mi boca y mordí suavemente esos blancos cachetes mientras metía dos de mis dedos con facilidad en su cueva, el soltó un gemido suave.
-¿Te gusta? Por fin tienes lo que tanto querías ¿verdad?
-¡más! –Me volteó a mirar –quiero más, quiero verga ¡quiero que me cojas duro!
Al ver su expresión libidinosa mientras pronunciaba esas palabras mi excitación llego al límite, de inmediato me levante y puse la punta verga en la entrada de su culo.
-si tanto quieres mi verga, aquí te va.
Disfrútala, putito.
Intenté dejarle ir mi verga pero por primera vez encontré resistencia, escuché como se quejaba pero me dijo que continuara, así lo hice.
Mi gruesa verga se empezó a abrir paso entre sus paredes anales con dificultad.
La saque, escupí en su abierto culo (el aprovecho para respirar con más tranquilidad) y volví a emprender mi misión, esta vez fue mucho más fácil.
Cuando ya iba a más de la mitad, empuje mi verga y se la clave entera, su agudo gemido hizo eco en todo el lugar, mientras yo comenzaba a cogerlo despacio cuando note su cuerpo más relajado, él levanto su pecho de la mesa y busco con su boca la mía, comenzamos a besarnos mientras yo lo tomaba de las caderas y aceleraba el ritmo cada vez más.
La sensación de su tierna boca sobre la mía mientras su caliente culo recibía mi verga se vio interrumpida cuando el comenzó a pedirme más, más rápido y más profundo.
Este niño era insaciable y eso me calentaba aún más.
Pegue su cadera contra el escritorio mientras yo subía una rodilla al mismo, me agarre de las orillas de la mesa y comencé a bombear furiosamente, el comenzó a gemir mientras yo continuaba mis embestidas frenéticas, el sonido de mi pelvis chocando contra su perfecto culo hacía solo era superado por el de sus delicados gemidos, empecé a sentir que me corría, lo volví a tomar de la cadera, metí mi pene tan profundo en él como pude y comencé a soltar mi semilla en su interior, cuando sentí que ya no salía más, empecé a perder mi erección y saque mi pene.
Pude ver como su culo completamente abierto comenzaba a derramar mi semen, pude ver por primera vez a Danny apenado mientras rápidamente metió tres de sus dedos para evitar que mi semen saliera de su culo y manchara su uniforme.
Yo reí y fui al baño de la oficina por papel higiénico, lo limpie e iba a limpiarme cuando veo que Danny se arrodilla de nuevo y empieza a limpiar mi pene con su boca, me miraba directo a los ojos y me agradecía.
Ya no me importaba si nos escuchaban o si había rumores.
Necesitaba seguir cogiéndolo.
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