Mi alumno Octavio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos me llamo Abel y este es mi relato.
Durante varios años tuve sexo con un hombre casado, hasta que un día me manifestó que debido a la situación que atravesaba el país había decidido marcharse al extranjero, al principio no le creí pero al pasar de los días y ver como él fue arreglando sus documentos comencé a considerar que era cierto lo del viaje, Ángel que así se llama fue mi pareja por así decirlo, cada vez que podía se escapaba de su casa y teníamos sexo, en si el sexo no era nada del otro mundo, así como su pene que mediría unos 13 centímetros, pero me acostumbré a eso pues vivo en un pueblo donde la gente es demasiado homofóbica y encima soy profesor de una secundaria.
Pero la noche antes de viajar fuera del país Ángel se dedicó y me regaló una muy buena cogida con mordiscos y sexo duro durante varias horas, casi a las doce de la noche salió de mi casa, prometiéndome que cada vez que regresara a ver a su familia vendría a visitarme.
Salí del baño y fui a mi habitación y me tiré a la cama, completamente desnudo, mi cuerpo se encontraba exhausto, sabía que había olvidado hacer algo pero no podía recordar que era, intenté levantarme pero mi cuerpo no me lo permitió y me quedé dormido profundamente.
Al despertar la mañana siguiente, tuve una extraña sensación de que algo no andaba bien en la habitación, estaba acostado boca abajo tal como me había dormido, poco a poco sin abrir los ojos fui tomando conciencia de la realidad, me dolía todo el cuerpo, me percaté que de mi culo había estado saliendo liquido durante la noche, fui a darme la vuelta para levantarme y el terror me invadió, parado frente a mi cama estaba Octavio, uno de mis alumnos y ahí recordé lo que había olvidado; que el chico me había llamado la tarde anterior, pidiéndome ayuda con una materia y me había dicho que vendría a mi casa en la mañana, y Octavio por cierto tenía mala fama en el liceo.
– Disculpe que haya entrado así profesor, la puerta de la cocina estaba abierta y temí que le hubiera pasado algo malo.
Intenté taparme con algo pero las cobijas estaban en el suelo, ahí noté que yo tenía una erección de muerte y que al no saber cuánto tiempo llevaba mi alumno en mi casa no podía saber que había visto.
– Vaya fiestecita profe, parece que lo violaron?
La morbosidad que había en su tono de voz me produjo escalofríos, no sabía que responder, a mi mente llegó el comentario que un profesor me había hecho cuando yo estaba recién llegado al liceo, de que a ese chamo lo habían acusado de violar a un niño, pero que la familia había pagado una fuerte suma de dinero y los padres del niño abusado no habían hecho nada.
Le iba a pedir que esperara en la sala cuando mi teléfono comenzó a repicar, vi que era el número de Ángel, pensé no responder pero el intervino.
– Responda profe puede ser algo importante.
De mala gana respondí, la voz de Ángel se escuchó en toda la habitación.
– Buen día, espero estés bien, silencio de mi parte, mira anoche la pasé demasiado bien, cuando regrese vamos a tener más fiestecitas como anoche.
Yo corté la llamada y miré al chamo cuyos ojos parecía que se saldrían de la sorpresa.
– Así que usted es tremenda perra profe?
El mundo se me vino encima al escuchar aquellas palabras, me levanté de la cama e intenté recoger una toalla que estaba en el piso, pero el chamo la alejó con el pie.
– O me das culito como le diste al tipo que te llamó o todo mundo se entera.
No respondí, quedé petrificado en la cama.
– Mámamelo puta y sin peros o vas a ver.
Caí arrodillado al piso, el chamo se acercó le desabroché el jeans y se lo bajé debajo cargaba un pantalón deportivo también se lo bajé y me encontré con un pene no muy grueso pero largo que comenzaba a despertar, mi boca estaba seca cuando acerqué su miembro a mis labios, el chamo lo notó y tomándome por la quijada me ordenó abrir la boca, yo obedecí y él me escupió varias veces.
Casi vomitó del asco que sentí, pero el de una me lo introdujo en la boca, al contacto aquel pene se puso tieso como de unos diecinueve centímetros.
No tendría mucho rato mamando cuando de repente y sin avisar el acabó en mi boca, nunca había visto a alguien eyacular tanto, soltó un gruñido y me apartó de un empujón, yo no sabía cómo reaccionar, el me tendió la mano y me ayudo a ponerme de pie.
Me dejó ir al baño asearme y colocarme un pantalón deportivo y una guardacamisa, cuando volví a la habitación el miraba unas fotos que estaban pegadas al espejo de la cómoda.
– Siempre sospeché de ti profe, de ti y del profe Álvaro, no me equivoqué contigo.
Me encogí de hombros, claro que el profe Álvaro era gay, solo que yo no le iba a decir nada.
– Y te cogieron rico, mira las marcas que te dejaron, te gusta que te maltraten perrita?.
– Y qué piensas hacer con lo que sabes? Pregunté temeroso.
Él se sentó en la cama y me hizo señas que me sentara a su lado, le obedecí, no tenía fuerzas para nada.
– Si te portas bien conmigo no pasará nada, no sabes el tiempo que he estado deseando cogerme un culito.
El guardó silencio como dudando continuar, pero de pronto cogió ánimo y continuó.
– Me imagino que sabrás que cuando tenía 14 años me vi envuelto en un problema legal.
Yo guardé silencio, era mejor dejar que el hablara.
– Me acusaron de haber abusado de un chamito de 6 años.
Ante mi silencio el me miró como molestándose.
– No te hagas el huevón que si sabes, las lacras de los otros profes debieron contarte.
– He escuchado comentarios.
Me atreví decir, – Pero no se decirte más nada.
– Pues te lo voy a contar porque tú y yo somos tal para cual y porque yo salí ileso de esa situación, eso sí me vendes con alguien y todo el pueblo sabrá lo tuyo con ese tipo.
– No tienes que amenazarme, tu vida no me interesa y… no me dejó acabar, me lanzó al piso de un empujón y me dio una patada en el estómago, yo comencé a llorar por el dolor y se arrodilló colocando un dedo sobre mis labios.
– Te equivocas si debe interesarte porque a partir de hoy tú serás mi mujer, mi perra, mi esclava, a partir de hoy harás lo que yo diga.
Yo temblé de pie a cabeza.
Él lo notó.
– Yo te doy lo que me pidas pero….
Nuevamente me interrumpió, y jalándome por el brazo me obligó a levantarme y a sentarme al lado suyo en la cama.
– No estás entendiendo perra, yo no necesito plata, ni regalos, ten claro que de ti solo necesito una cosa, ahora escúchame.
– Hace tres años yo vivía como cualquier chamo de este mugroso pueblo, yendo a la escuela, jugando con mis amigos y todo eso.
Pero todo cambió un día cuando al ir a la bodega me encontré por el camino con el hijo menor de unos vecinos nuestros que son una gente muy pobre, nos pusimos a conversar y me contó que sus padres se habían separado y que su papá se había marchado de la casa.
llegamos a la bodega y el chamo me pidió un chicle, yo se lo di y regresamos juntos nuevamente, él debía meterse por un camino enmontado para llegar a su casa yo continuaba por la carretera principal, desde ese día cada vez que yo iba a la bodega me lo encontraba y siempre me pedía que lo brindara, no sé cómo pero de pronto ideas morbosas respecto al muchachito se me metieron en la cabeza, y decidí sacarle provecho, la próxima vez cuando regresábamos de la bodega yo me puse a orinar delante suyo, el me miraba mucho el pene y yo agarré una erección, como vi que me miraba con curiosidad le dije que me lo tocara, no lo dudó, le pedí que lo hiciera varias veces y me pareció que el chamito a pesar de tener seis años sabía lo que estaba haciendo, por eso terminé poniéndolo a darme una paja, cuando acabé le di unos billetes y él se fue corriendo.
– La segunda vez lo puse a mamar y ahí si me convencí que el chamito sabía lo que estaba haciendo, incluso me dijo que mi pene era más grande y grueso que el de alguien cuyo nombre no quiso decirme.
Cuando le acabé en la boquita se tragó toda mi leche y me dijo que así nadie se daría cuenta.
Pasé noches que casi no dormía y la idea de cogerme al vecinito se convirtió en una obsesión, di y di vueltas sobre cómo iba a hacer hasta que un día mis padres salieron del pueblo y el chamito llegó a buscarme lo invité a pasar lo llevé a mi habitación y comenzamos a besarnos, esa vez comprobé mis sospechas, alguien practicaba esas cosas con el niño, lo desnudé y me desnudé, él se acostó boca abajo y levantando las nalguitas me pidió que le echara bastante saliva para que no le doliera tanto, hice lo que me pidió y luego él se acomodó de lado y se lo metí sin ninguna dificultad, es más el muchachito se quejó y me aseguro que era más grande y grueso, yo le pregunté que el de quien, pero no respondió simplemente se quedó quietico mientras yo le llenaba sus entrañas de leche.
– De ahí en adelante aquello se volvió una obsesión, lo cogía casi todos los días, entre los matorrales, en mi casa, donde pudiera.
pero un día el chamito llegó a mi casa, estaba todo maltratado le habían pegado con una correa feamente, y que según había sido su papá que había vuelto a la casa, esa tarde cuando lo fui a coger, el chamito se quejó que le dolía mucho, no pude cogerlo bien debido al dolor, apenas se lo metí, comenzó a temblar, me dio miedo y cuando se lo saqué, mi huevo salió bañado en sangre y leche y yo aún no había acabado, al día siguiente estalló el escándalo, el tipo fue a hablar con mis padres y le contó que yo abusaba sexualmente de su hijo, mi padre casi me mata de la paliza, si no es porque mi madre interviene, el comentario corrió como pólvora, la policía vino a buscarme y yo fui enviado a un centro de reclusión para menores, pero un día antes de que llevaran al chamito con el médico forense, mi mamá me visitó y yo le conté mis sospechas, al salir de visitarme mi madre fue y habló con el tipo y le dijo que ya ella sabía que el también abusaba del hijo, que también sabía que la mamá lo había descubierto y por eso lo había corrido de la casa, que después lo había perdonado y él había regresado y estaba abusando otra vez del menor.
El tipo se puso pálido y nervioso corroborando nuestras sospechas así que mi madre le ofreció una fuerte suma de dinero para que se largara con su familia ese mismo día, el tipo al momento no aceptó, pero más tarde la esposa fue a nuestra casa, conversó largamente con mi madre y aquella noche desaparecieron, por eso al no formalizarse la denuncia yo fui puesto en libertad, pero mi vida nunca volvió a ser la misma, la gente me tiene temor, son pocos los chamos que me tratan pues los padres se lo prohíben, no tengo amigos, mucho menos novia, he pensado hasta en matarme.
El interrumpió su relato, sus ojos estaban completamente bañados en lágrimas, yo no sabía que decir, lo que si era cierto es que aquel sórdido relato me había excitado, así que simplemente levanté su barbilla, besé sus labios y lo obligué a acostarse, quedando encima de él, quien también tenía una erección terrible, lo desnudé y sentándome encima suyo me ensalive el culo y me lo metí, sintiendo que el culo se me partía en dos, debido a la cogida de la noche anterior, y no pasaron cinco minutos cuando él apretó mis brazos fuertemente eyaculándome adentro.
Y así fue como sin querer me convertí en el esclavo sexual de mi alumno, eso sí, aun cuando el chamo me obligó a hacer cosas horribles nunca hizo algo que pusiera a los demás a sospechar.
Ni nunca se le ocurrió invitar a alguien o hacer algo en sitios públicos, todo lo que pasó ese tiempo sucedió en las cuatro paredes de mi casa.
Por lo que durante unos seis meses tuve que hacer lo que él quisiera y vaya si tenía una mente retorcida el hijo de puta.
Desde cagar y obligarme a limpiarle el culo con la lengua, orinar en mi boca y obligarme a tragármelo, penetrarme y meterme al mismo tiempo cosas en el culo como botellas, pepinos y hasta un velón, hasta obligarme a vestirme con ropas que le robaba a la mamá, y yo sumisamente aguantaba y cumplía sus demandas sin oponerme.
Hasta que un día, Octavio acababa de irse de mi casa luego de decirme que su padre lo iba a llevar unos días de viaje, que me preparara para cuando viniera, yo me aseaba quitándome las huellas de las cochinadas que habíamos hecho tenia leche hasta detrás de las orejas, cuando tocaron la puerta, pensé que era aquel animal que había olvidado algo pero grande fue mi sorpresa al ver que era Ángel mi ex pareja, cuando me abrazó no aguanté más y comencé a llorar, luego de Ángel mucho insistir le conté todo, el me escuchó en silencio cuando terminé me preguntó que quien era, de quien le hablaba, le dije que prefería mantenerlo al margen de aquello pero el insistió tanto que terminé diciéndole el nombre.
– Octavio, el hijo de fulano.
Preguntó el
– Si, ese mismo.
– Ese maldito te ha estado extorsionando todos estos meses con contar lo nuestro, pero si yo se la manera de hacer que esto pare.
CONTINURA
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