Mi amigo Omar y yo (parte 2)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después de aquella noche en la que Omar me había poseído y me literalmente me había marcado como su propiedad, las cosas cambiaron de manera notoria. Una cara distinta, de dos "distintas" monedas se habían mostrado. Por un lado Omar se mostraba conmigo muy distinto, desde cariñoso, juguetón y tierno, hasta posesivo, urgido y lujurioso, en algunos puntos parecía como si quisiera devorarme entero, un lado que jamás hubiera creído conocer a mis 10 años. Y por mi parte, si antes quería llegar siempre rápido a la casa de Omar ahora mas, había días en los que no podía ir a verlo pero cuando podía me iba como una flecha pues deseaba poder volver a "jugar" con él, que me abrazara con sus enormes brazos y sentir su ancho y firme pecho, que me besara hasta casi perder el aliento y sentir como su entrepierna crecía hasta alcanzar un tamaño colosal.
Normalmente era raro que me pudiera coger tanto como ambos queríamos, pero teníamos suerte si me penetraba dos veces a la semana lo que si podíamos hacer era chupársela, me volví adicto a chupársela me encantaba saboreársela de vez en cuanto y notar como Omar se retorcía de placer. La primera vez que se la chupe y se vino después de 15 minutos me asuste al ver que literalmente me había bañado con su leche caliente, recordé cuando se vino dentro de mí y después de que fui al baño vi cuanta leche escurrió por mi recto, uno podía haber llenado medio vaso con ella. Igual aquella vez, mi rostro y cabello quedo empapado de aquel liquido espeso y blanco. Omar me limpio la cara con su mano y me ofreció en la boca.
-Comételo, no quiero que quede algo regado por la casa.
En algunos momentos Omar llegaba a ser algo dominante, no mucho pero me asustaba en algunos puntos, pero a la vez me excitaba.
Poco a poco, cada vez que le mamaba la polla tenía que comerme la leche pues además a Omar le excitaba verme hacerlo, cuando se corría en mi boca tenía que tragármelos rápido pues si me tardaba era tanto lo que se veía Omar que en tres disparos este ya me había llenado la boca y comenzaba a escurrir por mi cuello, era una droga que necesitaba tomar siempre.
Cuando podía cogerme lo hacía con tanto salvajismo y rudísimo que parecía que ese día fuera el ultimo día que cogiera en su vida, y siempre decía que mi culo era mejor que el de cualquier chica con la que se había follado, hasta cualquier vagina, lo cual me hacía sentir muy feliz, me decía que era tan chiquito y estrecho, y que le encantaba mi pene chiquito aun que nunca notara si estaba erecto o no hasta que lo tocaba. Lo malo de que me follara tan salvaje era por el hecho de que terminaba con un dolor en el ano que no se me quitaba por días, y aun que habíamos cogido ya varias veces desde la primera, aun no me acostumbraba a los 23 cm de su polla, aun seguía sangrando y tardaba cierto tiempo en que mi culo se cerrara de nuevo a lo normal, hubo una vez en la que en la escuela tuve que ir al baño pues note que algo escurría por mi hoyito y cuando llegue vi que era sangre lo que escurría pues ese día fue el siguiente a una mera cogida que me dio Omar.
Se volvió una costumbre de él que los viernes me fuera a recoger a la primaria, cuando avisaban la salida lo veía recargado bajo un árbol, tan guapo y sensual vistiendo a veces solo una camisa de tirantes que resaltaba su musculatura o una camisa de botones abierta intencionadamente en el pecho, junto con unos shorts de mezclilla.
Como la secundaria estaba justo a un lado de la primaria, al ser la hora de salida muchas niñas de la secundaria se quedaban viendo descaradamente a Omar cuando salían, lo miraban como tontas y cuchicheaban entre ellas, pero cuando yo lo veía corría lo rápidamente y le saltaba encima agarrándome de su cuello, quería besarlo ahí y que me robara el aliento pero él me decía todo el tiempo que eso no podía ser posible porque muchas personas no entendían esos juegos y a muchos no les gustaba, que era mejor si lo guardáramos en secreto ya que era más divertido pues así podía ser solo entre nosotros.
Después de recogerme me llevaba a sus prácticas de entrenamiento de americano que cada vez que lo veía jugar me entretenía menos ver el juego y ser su porrista personal en ese momento y me llamaba mas la atención ver como se veía en su uniforme de juego y me excitaba mas verlo sudar y jugar hasta ensuciarse.
Hubo muchas veces en las que pude entrar a los vestidores pues me hacía pasar como primo de Omar que lo visitaba todos los fines de semana pues me dejaban a su cuidado, y a todos no les importaba mucho que hubiera un niño de 10 años que parecía mas de 8 en medio de un grupo de jóvenes totalmente desnudos bañándose y vistiéndose, pues a muchos les parecía como si fuera su hermano pequeño el que estuviera ahí, pero constantemente se confundían pensando que era una niña en vez de niño, pero ya le había encontrado costumbre a eso y ya no le tomaba mucha importancia.
Agradecía mucho el hecho de que mi pene fuera realmente pequeño pues así no se notaban mis pequeñas erecciones cuando veía a Omar desnudarse frente a mí y los demás y bañarse entre todos. Aun que esas veces vi a un gran número de chicos totalmente desnudos y de grandes variaciones de cuerpos y miembros; altos bajos, anchos, otros no tanto, distinta musculatura, lampiños, peludos, negros, blancos, latinos… Además note que era muy sabido la medida del pene de Omar aun que no era la más grande pues había otros que lo sobre pasaban, uno era un negro de 23.5 y el otro era un latino de 25, lo que si les ganaba a los demás era en los pectorales mas marcados y en la altura de mas 2.15m. Aun así su miembro y su cuerpo era uno de los mas "venerados" por sus compañeros.
Hubo un día en el que todos sus compañeros se fueron de los vestidores y solo Omar y yo nos quedamos en ellos pues ya sabía que Omar tenía una fantasía de follarme ahí vestido con su uniforme lo cual a mi también me excito, llevo un trajecito de porrista que me lo puso excepto la ropa interior y comenzó a decirme que comenzara a bailar frente a él con los pompones, yo solo hacia lo que veía en la televisión, mientras él se sobaba su entrepierna y se lamia los labios. no se había puesto concha protectora así que el pantalón se le ajustaba como una segunda piel sobre su miembro que cada vez se hinchaba mas y crecía hasta alcanzar su anacondal forma.
Se levanto de la banquilla y me tomo en sus brazos hasta sentarme sobre sus caderas, se quito la ropa hasta quedar solo en los tenis, las hombreras, me sobaba constantemente su pene duro como el acero contra mis nalguitas, sintiendo como este ya deseaba ser empalado. Me quería quitar la ropa pero Omar me decía que no, que quería que me quedara así, y comenzó a besarme introduciéndome su lengua como víbora en mi boca, atacando sin piedad mi pequeña lengua, sabia condenadamente a macho, mientras me besaba como poseído, me comenzaba a dedear con un dedo que continuaba entrando con dificultad, pero mientras yo sobaba su firme torso con mis manitas tratando de encontrar mas pasión en la ya existente, sus pectorales, sus anchos brazos.
EL continuo su trabajo besándome ahora mi cuello y todo mi cuerpo, besaba mis tetillas por encima del pequeño top y les daba pequeñas mordidas que me hacían gritar de placer deseando mas. dos de sus dedos ya estaban introducidos en mi ano y Omar ahora buscaba un tercero pero mi lujuria ya me había apoderado por completo me agache bajándome de sus piernas y tome aquella verga monstruosa y comencé el trabajo que mas me gustaba, mamarla, en mi boca no cabía mas que la cabeza y parte del cuerpo pero había tomado tanta experiencia que con eso era más que suficiente para arrancarle gemidos y gritos cuando introducía mi lengüita por su hoyito en el glande, succionaba y lamia, succionaba y lamia toda la extensión hasta llegar a su lacia mata de pelo que me gustaba que me diera cosquillas en la nariz, lamia sus bolas como las de billar y jugueteaba un poco con ellas. Omar se había estirado en la banca por completo, colocando sus brazos atrás de su cabeza dejándome hacer todo el trabajo completo a mí, en su cara había una enorme sonrisa de satisfacción que me enloqueció. Sentí como su polla cada vez se ponía mas dura y supe que era el momento, me preparé y en el primer grito que escuche y el primer chorro que sentí trague de inmediato, uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis, seis lefetadas fue las que soltó en mi pequeña boca pero no fui capaz de tragarlos todos pues de las comisuras escurrían gruesas gotas de ese liquido viscoso y blanco, Omar tomo un poco y lo embarro en su pene, después me volteó y me acostó en la banca sobre un montón de toallas, levanto mi traserito y de un solo jalón me penetro, solté un grito que hizo un gran eco por las paredes del vestuario, Omar se subió casi encima dejando caer sobre mi todo su peso, introduciéndome dos dedos en la boca para que los chupara.
-¿qué tal mi zorrita? te gusta? sientes como esos 23cm están dentro de ti? eso era lo que querías? he?
Asentía simplemente ante sus preguntas embriagado de placer y de dolor.
A Omar pareció habérsele ocurrido algo pues se estiró en el mismo lugar en el que estaba para alcanzar su mochila, rebuscó entre ella y sacó lo que parecía ser una cámara de video, la encendió y comenzó a grabar, se grababa a si mismo y después volteaba la cámara hacia abajo en mi culito y después hacia mi rostro.
Chupaba y lamia los dedos de Omar que movía en mi boca mientras continuaba hablándome al oído de manera sucia y dominante. Casi hasta podría jurar que sentía la cabeza de su pene en la pared de mi abdomen e inconscientemente comencé a moverme de adelante hacia atrás buscando mas satisfacción. esto provoco una carcajada por parte de Omar.
– Miren a la putita buscando mas de este pedazote de carne que tanto le gusta. Pero no, no, no, no, no…
Me abrazo con fuerza con su otro brazo impidiéndome moverme.
-EL que lleva las riendas aquí soy yo, el de la polla aquí soy yo, y la de la panocha aquí eres tú.
Como era de esperarse comenzó a dar unas embestidas tan fuerte y constantes que todo en mi interior me retumbaba, Sentía como aquel palo entraba y salía de mi hoyito destruyéndolo nuevamente. Junto a nosotros había un gran espejo que reflejaba a Omar y a mí, veía como los músculos de Omar estaban tan contraídos y tensos, y su piel brillaba por el sudor, en su rostro se contraía una mueca de locura y placer. Por mi parte mi rostro se veía ido pero lleno de gusto y el orgasmo en mi cara no tenia igual, mi cuerpo simplemente se movía adelante y atrás, adelante y atrás, parecía imposible que esa enorme verga pudiera caber por completo en mi interior, desde aquí se veía imposible, sentí una leve risa escapar como un aire de mi interior al ver como Omar más bien parecía estar follando un pequeño muñeco pues eso era lo que parecía yo, una muñequita de juguete siendo atravesada por un grueso palo. Omar vio igualmente el espejo y también grabo a través de él pues así parecía tener más alcance de todo.
Sentí una extraña descarga eléctrica en mi interior que recorrió mi cuerpo hasta llegar a mi pene, sentí unas leves convulsiones y una sensación de libertado, después sentí como un par de gotitas pequeñas cayeron sobre la banquilla, era un liquido transparente parecido a la baba, me había venido. Omar no pareció agradarle aquello.
-¡Puta!, el primero que debe de terminar aquí soy yo, tu macho!!! él es el primero que debe de terminar, no la mujer!!! Primero se viene el hombre, después la mujer. Ahora veras!!!
Me tomó ahora por las piernas y se levanto conmigo aun penetrándome, me llevó hasta una pared y me recargo con fuerza contra él, grite por lo helada que estaba, pero ese parecía ser el castigo, y más.
Continuo fallándome pero ahora con más fuerza, ahora el eco que se escuchaba era el de nuestras pieles chocar con furia, me tomo mis muñecas con una de sus manos sobre de mi, sentía que iba a morir por tanto placer.
Después de veinte minutos o media hora, Omar soltó un grito ahogado, me coloco nuevamente en la banca con el trasero hacia arriba y se vino dentro de mí, soltando una venia de las más abundantes que ha tenido.
Cuando terminaba de follar me abrazaba tan fuerte sin haber sacado su polla de mi culo y me dejaba así contra de él, por horas y a veces hasta se dormía, su polla semi-erecta y sus mecos aun en mi interior buscando salir me provocaban espasmos de placer y gemía sin poder dormir, a veces yo mismo me embestía en contra de su polla deseando una vez más por placer que su polla volvía a crecer en mi interior y se corría nuevamente.
Esta vez me recostó contra su duro tórax y me encarcelo con sus brazos como troncos, sentía su respiración dificultosa y su corazón parecía querer estallar, el cuarto entero y él olía a sudor, semen y a sexo, me ardía y me dolía tanto el culo y juraría que nuevamente me lo había desgarrado, me sentía tan lleno esta vez, mas lleno que anteriores veces, pues sentía la fuerte necesidad de ir al baño pero era obvio que Omar no me iba a soltar hasta que él lo deseara.
Me acariciaba el cabello, la espalda y mi trasero, sintiendo como su polla me empalaba por completo.
-¿qué tal le pareció a mi noviecita? ¿le gusto? lo disfrutó?
-Ajaaaaaa…ah – aun gemía por la sensación de aun tenerlo en mi interior.
Yo mientras acariciaba los pelirrojos vellos de su pecho y de sus abdominales.
Después de unos diez minutos, Omar y yo nos bañamos y nos cambiamos para asi ir a su casa y después a la mía, vi que en efecto, de mi culo salió una enorme carga de mecos y gotitas de sangre, y mi hoyito nuevamente estaba muy abierto.
Salimos como si nada hubiera pasado solo que Omar me llevaba sobre su espalda y yo a escondidas le acariciaba sus pectorales, según nosotros éramos los únicos en ese lugar a esas horas, pero lo que no sabíamos era que alguien nos había estado observando.
Wow que relatos