MI AMOR PROHIBIDO: PARA AMAR Y NO CRITICAR CAPITULO 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
CAPÍTULO 1
Hoy es de esos días en que me levanto sin ninguna ilusión; un día rutinario, lidiando con el momento en separarme de mi cama para poder arreglarme e ir a trabajar. ¿Por qué me debería sentir así? Si lo tengo todo: una carrera exitosa, mucho trabajo y dinero, amigos, salud, lujos… ah ya se, no tengo amor, y si, también lo se, soy gay.. mjum, también no olvido eso, de clóset.
En camino a mi oficina, pensando en que tal vez debería aceptar y vivir mi sexualidad libremente, sigue girando en mi mente el pensamiento amenazante del rechazo social. ¿Qué diría mi madre que aún vive esperando ansiosa algún nieto de mi parte?… bueno, no creo que a estas alturas no lo sepa, a mis casi 43 años es obvio que un hombre soltero y sin record en relaciones heterosexuales es evidentemente GAY, o joto, o puto, como acostumbran decir. Más bien creo que me importa demasiado lo que piensen de mi, ¿hago bien?, no lo creo… o ya no sé. El caso es que aunque lo piensen, a nadie le consta, pero aún así lo saben.
Mi día transcurre normal, trabajo y más trabajo. Nada relevante, hasta que recibo la llamada de un viejo amigo extranjero, su nombre: Lorenzo Visconti.
Lorenzo era un Italiano que conocí en un viaje a Roma, heterosexual, casado y con una familia hermosa, a los cuales no veía hace 15 años. Me tomó de sorpresa su llamada. Me avisaba que vendrían a vivir a mi país, México, justamente a la ciudad en la cual yo vivo, una costa paradisiaca, potencialmente turística, y vendría contratado por una cadena hotelera de mucho prestigio.
Debo aclarar que Lorenzo no tiene la menor idea de mi sexualidad, mi amistad con él se forjó pues en mi viaje, fue mi guía turística y junto con su esposa, me parecieron personas muy agradables y se formó una sana y bonita amistad en el tiempo que estuve allá, a tal grado que conocí de más con ellos y no aceptaron que les pagara. Lorenzo me contó que se traería a toda su familia con él, su hija mayor, Clara de 23 años, y dos hijos a quienes conocí de 21 años, Alessandro, y de 17 años, Gianluca. El tercer varón, Piero, nació después y me sorprendió saberlo, pues no imaginaba que tendrían otro, de tan solo 9 años. – Vayá, si que tiene responsabilidades este hombre, pensé.
Llegó pues Lorenzo y su familia a México, y quedamos en salir a tomar una copa y saludarnos. Al llegar al bar, un lugar tranquilo y agradable, para gente mayor como nosotros, espero a Lorenzo mientras ordeno un whisky. Observo a las personas y pienso en mi soledad. Observo sigilosamente que el bartender, un chico de unos 22 años no es para nada feo, ni tampoco el mesero que me atiende, se nota que va al gym, tiene el cuerpo del deseo y esas nalgas que me hacen perder la cabeza. ¿Cuándo será el día es que pueda disfrutar de un hombre así? Me preguntaba, porque para ser honesto, jamás he tenido sexo con un hombre, menos con una mujer. He pensado en numerosas ocasiones pagar por tenerlo, pero mi imagen de empresario es tan íntegra y reconocida que no quisiera ensuciarla por una aventura así. Tal vez me da miedo. Tal vez exagero. Sí, eso es. El punto es que para mi desgracia, no me gustan los gays, me gustan los hombres, 100% heterosexuales, cosa que complica mas mi situación. Sueño con penetrarlos, y hacerlos míos, gozar teniéndolos a mi merced y satisfaciendo mis más sucias fantasías. Me doy miedo. Aunque también hay algunos que me gustarían para que me follen, ¿por qué no?. En fín, son solo deseos frustrados a mi avanzada edad. A veces pienso que moriré virgen.
Luis! Que gusto verte! – me grita Lorenzo. Volteo y lo veo, la edad se le nota mas ahora – pienso.
-Hola Lorenzo, amigo, que gustazo reencontrarte! Siéntate, pide algo de beber, yo invito.
– Gracias Luis, otro whisky para mi, pide al mesero.
– Cuéntame Lorenzo, ¿que planes tienes?, ¿como te fue en tu viaje?,
– Amigo Luis, me vine a vivir a México, me ofrecieron trabajo aquí y lo hablé con mi familia y me apoyaron, parece una buena oportunidad y vimos el lugar y nos pareció hermoso…
Pasaron algunas horas de charla y lo que pude entender fue que estuvo un tiempo sin empleo allá y no le quedó más remedio que aceptar la oferta. Esa era la realidad. Vivían ahora con los pocos ahorros que tenían y pagaban renta en una casa pequeña, de solo dos recámaras en las cuales tenían que vivir todos por ahora, mientras se recuperaban económicamente. Sentí algo de tristeza y se me vino a la mente prestarle mi casa donde vivía antes, una casa por mucho más grande, de 4 recámaras y jardín amplio. Lorenzo muy apenado, aceptó, por el bienestar de su familia. Seguimos platicando agradablemente unos minutos más y nos fuimos. Le di un aventón a su casa, eran las 3 de la madrugada, y quedamos en que mañana los visitaría y los llevaría a conocer su nueva casa, la cual queda solo a tres cuadras de mi nueva residencia.
Me despierto al día siguiente, era un domingo, soleado y bonito, desayuno y salgo en camino por ellos. Me sentía muy bien poderlos ayudar, realmente son personas que se merecen la ayuda. Llego a la casa donde se encuentran y toco el timbre, a los pocos segundos se abre la puerta y mi mirada se queda fija y mi corazón se acelera con el chico que por mucho tiempo me hizo perder la cabeza y me hizo hacer las cosas más locas que jamás creí. Me quedo en shock!
CAPÍTULO 2.
Se abre la puerta, se asoma un chico con una carita hermosa, con una sonrisa picara y sale, Wow! Debe ser Gianluca – pienso, por su edad.
Buongiorno – me dice
Se me paraliza el corazón, sale con un short deportivo y sin camisa, con el cabello corto y alborotado con destellos cobrizos al sol y una carita de niño travieso, sin zapatos y su aspecto me enloquecía. Risueño y simpático, una cara de ángel con un cuerpo de dios griego. Sus ojos me matan, color entre miel y verdes, al pegarles el sol parecía el reflejo de su alma, su carita perfecta, como labrada a mano, su nariz hermosa, sus labios bien definidos y con comisuras finas que enmarcaban una sonrisa pícara y sexy. No puedo dejar de admirarlo! Qué brazos y hombros tan definidos! Que piernotas! Qué piel tan linda!
¿Busca a mi padre?- pregunta una voz muy sexy con acento italiano
Si, tú debes ser Gianluca – le digo
Si – me responde con una sonrisa tierna
Te conocí de pequeño, cuando tenías como 2 años – le contesto
Ohh de verdad? No recuerdo – me dice, encogiendo los hombros y sonriendo
Le hablaré a mi padre – me dice dándose vuelta para ir a llamarle
Mi mirada sigue fija en el, pues se le marcan de esos shorts deportivos una nalgas perfectas, paraditas, redonditas, y mi pene comienza a responder. Las mejores nalgas que he visto en mi vida en un chico de su edad, pues es de saber que a los 17 años, los hombres tienen las mejores nalgas de su vida y Gianluca me dejó boquiabierto. Mi corazón palpitaba intensamente. Es solo un niño! Me repetía.
Sale Lorenzo
Buenos días Luis! Pasa! – me dice
Saludo a Lorenzo y entro a la casa. Una casa muy pequeña efectivamente. Por Dios! ¿Como pueden vivir aquí 6 personas? – pienso
Hola Luis!- Me dice una mujer cariñosa; era Rossy, su esposa, la saludo amablemente, que gusto de verte otra vez – le digo
Te presento a mis hijos – me dice Lorenzo, a Alessandro y Gianluca ya los conocías de pequeños, pero no conocías a Piero, el menor y ella es Clara, nuestra princesa.
Todos me saludan muy cariñosos y sonrientes.
Wow! – pienso dentro de mi, que hijos tan mas guapos tuvieron. Alessandro también estaba espectacular, mas varonil, con barba de 3 días y una cara de macho, ejemplar italiano, un cuerpo escultural y hermoso. Piero, el menor de 9 años, pintaba para ser todo un galán rompecorazones, era mas bien rubio y ojos grises, se que de grande partirá corazones, no lo dudo. Pero Gianluca.. Gianluca, no se que me pasaba con ese chico, desde ese momento se me volvió una necesidad. Era tan solo un chico de 17 años, pero tenía algo que no podía describir que provocaba en mi. No podía quitarle la mirada de encima, era hermoso por todos lados, perfecto, definitivamente mi vida cambio desde ese momento. Me volvió la ilusión a mi alma, pero espera, es tan solo un chico de 17.
Llevé a Lorenzo, Rossy y al pequeño Piero a conocer la casa. Les encantó y ese mismo día preparé todo para que se mudaran y durmieran allí. Así sucedió.
Llegué noche a mi casa y no podía dejar de pensar en Gianluca, necesitaba verlo. Quería acercarme más a el, conocerlo más, lo quería para mí. No sabía que sentía por el realmente, quizás el era lo que yo siempre quise ser, un chico guapo, o tal vez me enamoré a primera vista y lo quería para mi. Quizás las dos cosas, pero su belleza me impactó. Lo quiero para mí, pensaba repetidamente. Soñé con el.
Al siguiente día, un lunes, llevé uno de mis coches a Lorenzo, era un jeep, con la intensión de prestárselo, eran las 10 de la mañana, llegué a casa y toqué. Abren la puerta y era Rossy, me invitó a pasar. Le dije que les dejaría el auto a su servicio para que tuvieran como moverse mientras compraban uno, ella apenada no quería aceptarlo, hasta que la convencí y llorando me dio las gracias. Los chicos no estaban, pero me enteré que se fueron caminando a la playa a divertirse un rato, pues quedaba cerca de allí. Me despedí y sabía muy bien donde podía encontrar a mi hermoso Gianluca, aunque mi búsqueda fue un fracaso.
Pasaron dos días mas para poder toparme de nuevo con ese chico que me quitaba el sueño, llegué a su casa y para mi fortuna estaba solo. Salió y se quedó impresionado con mi auto, un mercedes Benz deportivo último modelo, convertible, sus ojitos hermosos brillaban, se subió en el y me preguntaba cosas mecánicas que jamás entendería yo, como buen gay, pero simulaba entender. Me di cuenta de inmediato su debilidad por los autos y me encantaba la forma en que me decía emocionado lo que el auto tenía, me encantaba que fuera un chico tan extrovertido, y se me ocurrió invitarlo a dar una vuelta, mismo que accedió y en menos de 1 segundo ya estaba arriba del auto. Me sentía pleno con el a un lado, veía su cara de emoción y sabía que poco a poco me lo ganaría. Lo llevé a mi casa después, y su admiración era latente, pues mi nueva casa es digna de una revista. Su sitio favorito fue la alberca, y le dije que cuando quisiera venir podría hacerlo, pues sería también su casa. Solo veía admiración en su cara, me preguntaba mil cosas y yo disfrutaba responderle, era un chico muy inocente y a la vez tierno y extrovertido. Me encantaba su forma de ser, cada segundo que transcurría me enamoraba más y más…
Por supuesto que yo no podía insinuarle algo, pero mi maléfico plan era esperar.. Esperar solo unos meses más para que tuviera la mayoría de edad y que el tiempo lo decida. Pero, ¿sería eso posible? Pues si algo he notado y me queda muy claro es que el no es gay.
CAPITULO 3
Pasaron dos semanas y Gianluca me visitaba a mi casa, llegaba caminando y disfrutaba pasar el tiempo conmigo pues yo lo trataba con las mejores atenciones que podía, además que le pagaba por lavar mis autos y así ganarse algo de dinero, pues de momento no podía estudiar por conflictos de nacionalidad. Tenía que esperarse hasta el siguiente semestre.
Yo disfrutaba verlo, cada movimiento, lavando mis autos, después se enjuagaba en la regadera de jardín para meterse a la alberca. Yo lo disfrutaba. Se aventaba clavados y salía con su short de baño pegadito a la piel, el culo se le remarcaba hermoso y el emocionado enseñándome sus mejores clavados, mientras yo lo ovacionaba y seguía mirándole su hermoso cuerpo y fantaseando con el, veía su abdomen bien marcado y sus pectorales muy sexys para su corta edad. Cuando llegaba el momento de irse, me entristecía y no podía reprimir mi deseo de masturbarme pensando en el y con la ropa que dejaba aquí en mi casa.
Ya me lo había ganado, Gian me admiraba totalmente, me veía con un ejemplo a seguir, le hablaba de la vida, de como ser exitoso y me miraba atento. Me tenía loco, en sus manos. Pero el ni se lo imaginaba. Ni nadie.
Con el tiempo, la confianza se fortaleció mas, llegaba solito a mi casa casi todas las tardes, y sus padres depositaban su confianza en mi y estaban felices de que Gianluca me quería como si fuera un tío, pues así me llamaba, tío Luis. Me entristecía a la vez, pues mi intensión no era esa, sino hacerlo para mí, hacerlo mío y no separarlo de mí jamás. Era mi obsesión, mi necesidad, mi ilusión. Estaba dispuesto a darle todo y anhelaba ese día en que pudiera amarlo y hacerle el amor, comerme esas nalgas que tanto me enloquecían, tener sexo con él y disfrutar cada centímetro de su hermoso cuerpo. Eran mi hombre ideal, mi amor platónico. Pasábamos tardes increíbles, veíamos películas juntos y me encantaba su ingenuidad, era un chico juguetón e ingenuo, travieso y pícaro pero tierno a la vez, ya se sentía con confianza de llegar a mi casa y adueñarse de ella y eso me encantaba, por que eso quería que entendiera, que mi vida y mi todo serían parte de el.
Una tarde de sábado, esperábamos la pizza para iniciar a ver una película en mi recamara, como de costumbre y peleábamos por usar un sillón reclinable muy cómodo que tengo pues a mi me encantaba estar allí, y a el también. Llegó la pizza y fue a recibirla y aproveché para ganarle el sillón, cuando regresó y vió que estaba allí, juguetonamente me dijo que ese era su lugar, y, no podía creer lo que hizo: camino hacia mi, se veían hermoso, con cara de pícaro retándome a quitarme, solo traía su short deportivo que le enmarca perfectamente el culo, sin zapatos ni camisa, su cabellito alborotado de tantas horas en la alberca, bronceadito, que abdomen! Que músculos! Caminaba lento hacia mi ordenándome quitarme de su lugar con una sonrisa malvada y sexy y yo intrigado en qué se animaría a hacer y retándolo a que no me quitaría, fue entonces cuando se puso frente a mi, se dio la vuelta y se sentó arriba de mi. me sentí demasiado excitado al sentir sus tremendas nalgas en mis piernas y él, en su ingenuidad, pensaba que me incomodaba y accedería a quitarme de su lugar, no se imaginaba lo caliente que me ponía, sus nalgas se sentían deliciosas y el me decía: váyase de mi lugar, yo no me quitaré, haré que se enfade y se quite- muy seguro de si mismo y retante- y yo lo retaba a que él sería quien perdería, esa era mi táctica pues conocía que como todo hombrecito de retos, no se movería y me dejaría seguir disfrutando sus nalgotas, aunque para disimular un poco hacia un esfuerzo fingido por quitármelo de encima y el como todo macho se aferraba a no quitarse. Yo estaba calientísimo, mi pene parecía roca y trataba de que no lo sintiera tanto es sus nalgas porque me delataría mi erección, así que solo en movimientos rápidos le restregaba la verga en sus nalguitas ricas, qué bien se sentía!
Empezó la película y el seguía allí, encima de mi, yo a punto de explotar de calentura y mientras más fingía en quitármelo de encima mas se me pegaba y podía sentir sus nalgas. Era el primer arrimón que le daba y realmente lo estaba gozando mucho. Sus nalgas se sentían muy ricas, calientitas, redonditas, duritas, como dos enormes globos.
Pasamos toda la película así, el comiendo pizza sentado encima de mí, y cuando se paraba por refresco, regresaba y se me sentaba encima de nuevo y yo me lo acomodaba cerquita de mi verga o justo en ella y el se dejaba como un niño obediente. No se de que se trató la película, el si, solo lo veía reírse y disfrutarla, pero yo, yo estaba en la gloria. Lo abrazaba, y le pegué unos arrimones y manoseos disimuladamente, lo manejé a la perfección para que no sospechara mal de mí. Al final tuve que levantarme al baño a masturbarme pues no podía con la calentura.
Regresé de liberar litros de semen, pues me excite como nunca en mi vida, ya era de noche y lo vi casi a punto de dormirse, se veía tan lindo, tallándose los ojitos, parecía un angelito caído. Voltea y me sonríe.
¿Tienes sueño Gian?- le pregunto
Asienta con su cabeza y sonríe tiernamente.
Quédate a dormir aquí – le digo, yo hablaré con tu papá, ¿quieres?
Esta bien – me contesta
Hablé con Lorenzo y no hubo ningún problema, pues aunque me sentía defraudarlos por tanta confianza que me tenían, abusaba de ella para disfrutar a su hijo conmigo y ellos ni en cuenta.
Arreglé mi cama, obvio dormiría conmigo, y se acercó, en eso veo que inocentemente se baja su short y se queda en ropa interior, con carita de somnoliento. Se veía espectacular, labrado a mano, cada musculo esculpido, su ropa interior blanca, ajustadita tipo calzón Calvin Klein, aunque no de esa marca, se le veían hermosos, muy sexy, se mete a la cama y se acuesta boca abajo parando las nalguitas. Qué culo! Creo que no dormiré de tanto verlo esta noche, el cerró sus ojitos al instante y yo con la mirada clavada en su gran culo, su espalda en “V” terminando en dos enormes nalgas paraditas y redonditas, sus brazotes sosteniendo la almohada, sus piernotas, quisiera lamerlas, quisiera montármele encima y follarlo durísimo. Esa noche me masturbé 4 veces acercándole lo más cerca posible la verga, hasta que me quedé agotado y dormido a su lado. Sin contar las mil fotos que le tomé y que atesoro en mis archivos.
A la mañana siguiente, después de yo solo dormir 3 horas, me despierta mi reloj biológico a las 6 de la madrugada, y siento sus cabellitos de la cabeza rozando mi pecho, que rico huele! Huele su juventud, su piel tiene un aroma joven, olía a bloqueador con aroma a coco todavía, su piel lisa, bronceada y hermosa, sus ojitos cerraditos aún, durmiendo, sus pestañas se le veían tupidas, risadas, largas y hermosas, su naricita perfecta, su boquita bien delineada, era un angelito dormilón. Solo podía admirar su belleza masculina, no quería despertarlo. Deslizo las sabanas de su cuerpo y oh sorpresa! Esta erecto! Naturalmente erecto y muy provocador. Lo abrazo y suspira pero sin despertar. Es ahí cuando confirmo que lo amo, y que no quiero perderlo nunca, que lo quiero mío y de nadie más y lucharé contra todo para ganármelo, cueste lo que me cueste. Me hace sentir pleno, llena mi vacío, Gianluca, perdóname, se que eres hetero, pero desde este momento nada te separará de mi lado. Tengo que hacer un plan para mantenerte conmigo siempre y lo lograré.
Minutos después me masturbé abrazándolo y me vine acompañado de muchas sensaciones que jamás sentí alguna vez; creo que eso es parecido a hacer el amor, pensaba. Aunque no era penetración como tal, lo que sentí fue hermoso al momento de eyacular, calentura mezclada con amor, que fantástico!
Minutos después Gianluca despertó, pues la tv se encendió porque estaba programada y lo olvidé, abrió sus ojitos color miel y me miró tímida y sonrientemente: Buongiorno – me dijo con acento italiano y mi corazón latía como loco ante esa escena. Nunca olvidaré esos despertares! Fueron lo mas hermoso que me ha pasado en mi vida.
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