MI AMOR Y SUS HERMANOS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Resumiendo esos primeros años de mi vida, como a los seis años había un chico de 18, que cuando tenía oportunidad, me ponía a tocarle el pene, se masturbaba luego y me la echaba en la palma de mi mano, cuando se venía. Me besaba mis nalguitas, mi anito y muchas veces se frotaba su pene entre mis nalgas desnudas, hasta llenarme y encharcarme de su semen. Luego me limpiaba y me hacía jurar, no decir nada a nadie. A mi me gustaba mucho lo que me hacía, yo no entendía que fuera nada malo. Esos fueron mis pininos en esa tierna edad, hasta que un amiguito Iván, me la metió de verdad a los nueve años. Fue tan tierno y gentil conmigo, que no me dolió casi, ya el tenía unos trece años. Desde ese día me cogía a cada rato. Pedía permiso a sus papás y a los mios, para que yo me quedara a dormir en su casa y ahí aprovechaba y me cogia dos y tres veces en la noche. Siempre fui sumiso, pasivo, la hembra como le quieran llamar, y mis nalgas eran mi perdición, pues a medida que crecía, se desarrollaban como las de mi madre, grandes, firmes y bien paradas. Todos me querían coger, para poseerme, pero yo, no lo hacía con todo el mundo. Solo Iván y uno llamado Edwin, me cogian. Edwin sabía mucho inglés y con la excusa de ayudarme a hacer las asignaciones, fue que, comenzó también a cogerme, me enseñó a mamar y muchas poses de sexo.
Ya cuando llegué a los quince años, me alejé de él, por que era muy indiscreto, y se pasaba contando a los muchachos de dónde vivíamos, todo lo que me hacía. Yo lo negaba y otros me querían coger por eso, pero no me gustaban, y me negaba. Dejé por siempre de hacerlo con él, por alabancioso y pese que era un chico hermoso, rubio de ojos verdes y una gran verga. Fue así que comenzé a hacer mucha amistad, con unos chicos que eran de una familia numerosa, siete varones y una hembra. Todos preciosos, blancos, rubios, gueritos, como dicen en México. Mi preferido era Jimmy, como de mi edad, alto hermoso, estabamos en el mismo grado y a mi me fascinaba, pero él nunca me insinuaba nada. En la escuela las mujeres, lo buscaban y era muy popular entre ellas, tenía una o dos novias, que se peleaban por él. Yo suspiraba y soñaba que él, me hiciera el amor, pero a la vez, lo veía imposible de que me pasara. Me enamoré yo solo…sin que él lo supiera, mi primera vez de conocer el amor platónico, que jamás imaginaba, lo que me haría sufrir ese amor.
Pero en unas Navidades, ya a mis dieciseis años nos amanecimos, un grupo celebrando la Despedida de Año, y luego él y yo nos quedamos solos y me invitó, a subir a una loma del barrio muy solitaria, a obsevar de allí la luna y las estrellas, en aquella esplendorosa noche. Yo subí con él, al montesito empinado, muy tranquilo, feliz y con unas copitas encima por las fiestas. Allá comenzó a señalarme, las estrellas por sus nombres, que si la Cacerola, aquella es la Osa Menor, esa es Venus, que en diciembre se ve hermosísima. Y yo miraba para arriba y él detrás de mi, se me iba pegando y señalando, hasta que me agarró por la cintura y comenzó a frotar su pene entre mis nalgas. Mi corazón se puso a 100 millas por hora, quedé inmóvil y nerviosísimo; pues el chico que amaba en silencio, me estaba tentando a hacer el amor, a taner sexo con él. Le respondí, me dejé hacer y esa noche inolvidable por primera vez, en mi vida tube sexo con un hombre al que amaba, que me gustaba a rabiar y quería. Descubrí esa noche, lo grande que Jimmy tenía su pene, casi nueve pulgadas, y aunque fue doloroso, lo disfruté y él fue muy cariñoso. Al punto que me dijo tantas cosas lindas, me comparó con algunas de las mujeres que había tenido sexo, haciendome ver, que con nadie había sentido como conmigo. Y yo fui el ser más feliz del mundo esa noche.
Bueno desde entonces, me cogía a menudo. Siempre buscaba la forma de hacerme una seña, una mirada y fuera en la escuela o por dónde vivíamos, nos enganchabamos. Cuanto me arriesgué a dejarme penetrar por él, en los baños de la escuela, en mi casa, en el montesito, en los bajos oscuros de las casa de mi tía, pero lo amaba y jamás, le dije que no, cuando me buscaba para follarme. Pero un día lo sorprendí dejandose tocar el pene, por otro gay de mi barrio, que era muy promiscuo, mayor que nosostros y decían, que era amante de su hermano mayor. Su pene por su tamaño tan conocido por mi, parecía que iba a reventar su pantalón. No le importó mi presencia y se fue con la loca esa, a otro lado. Esa noche lloré y sufrí como nunca. Lo maldije y me maldije a mi mismo por quererlo. Que larga fue esa noche en mi vida, que mucho tardó en amanecer. En mi casa se dieron cuenta y mentí diclendo, que me sentia con dolor de cabeza. Rompí su amistad, dejé de hablarle, me buscó y lo ingnoré. En venganza su hermano mayor, un día me preguntó por mi hermano y yo le dije que no sabía dónde estaba. El me invito a dar una vuelta en su auto, y yo me fui. La intenciones de su hermano eran cogerme, y lo logró , me deje hacer por coraje. Y así tube sexo con varios de sus hermanos, todos con unas armas tan potentes entre sus piernas, que me dejaban extenuado; pero lo hacía por venganza, sin pensar en el daño, que yo mismo me hacía. La loca que ocasionó todo esto, me exigió cuentas, por que yo le etaba robando su macho y yo le dije, que nadie le robaba nada, a nadie, que en el amor y el sexo, él que se iba, era por que quería y que por sus puterías, yo perdí a Jimmy. El otro gay lloró ese día y jamás nos hablamos.
Luego al paso de los meses, lo perdoné. Me fue a buscar al arroyo en su motora y ese día me pidió perdón. Al poco rato ya estabamos haciendo sexo y así seguimos hasta que él se fue a a estudiar fuera de mi país. Yo lo sentí, pero ya no lo quería igual por lo que me hizo. Seguí mi vida y unos de sus hermanos, lo sustituyó, y como! Pero eso es otro cápitulo de mi vida.
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