Mi ardiente profesor
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hace aproximadamente dos años estando en grado 10 o sea décimo grado de Escuela Superior, sucedieron ciertos acontecimientos que cambiaron mi vida y mi orientación sexual un poco. O sea desde que me conoco he sido heterosexual, y las mujeres me fascinan. Más como un joven, muy caliente al fin, todo tipo de películas pornográficas me ponen ardiendo y deseoso de hacer, eso mismo que veo en el DVD, de ser parte en mi fantasía, de esa trama..
Siempre mis compañeros y yo nos identifícabamos mucho con nuestro profesor de Ciencias Sociales, ya que era y es un ser humano muy comunicativo, cariñoso y excélente maestro con sus estudiantes. A las muchachas les agradaba más que profesor, como hombre, por ser un tipo hermoso de buen cuerpo, joven, cabello bien bonito de puntas hechas con gel, de un vestir impecable, aliento muy agradable, dientes blanquísimos y parejos, etc., más cuando se viraba de espaldas a escribir, su trasero firme y notable se meneaba, según su mano hacía correr la tiza por la pizarra. Yo comenzaba a darme cuenta que me atraía ese hombre, que me perdía en mis pensamientos, mientras él dictaba cátedra en la clase y que cuando yo me le quedaba mirando a su trasero, con mis ojos y mis pensamientos lo desvestía y me imaginaba, yo gozando de aquel monumento de varón.
Siempre procuraba sentarme en el asiento delantero para así disfrutar de mis fantasías, y quizás por eso él me trataba superbien. Aquel día que dio inicio, a lo que hoy narro, vestía yo mi uniforme con un boxer muy suelto que al sentarme mis bolas y pene se marcaban por encima de mis jeans (mahones) azul marino. He sido muy popular entre las alúmnas y uno que otro muchacho gay de la escuela por mi encantos varoniles, **modestia aparte** y mi simpatía. Siempre he sido muy amable, alegre y no rechazo a nadie.
Ese día tomabamos una prueba escrita y recuerdo que yo un poco ansioso abria mis piernas y las cerraba moviéndolas a compaz, ya ustedes saben. Cuando de pronto alzé mi cabeza meditando, lo que contestaba en la prueba y me di de cuenta que Mr. (no mencionaré apellido) me miraba fijamente a mi entrepierna. Bajé timidamente la cabeza, me abrí más y las dejé de mover, y me eché como más para abajo del asiento, por si era lo que yo me imaginé, que él me pudiera apreciar más el pene. Con decir que me pasaba una mano a cada rato y me lo acariciaba, ya lo tenía semierrécto y a la vez me sentía nerviosísimo. Mr. ya no disimulaba y con sus ojos, se comía mi paquete visualmente. En el salón habían como 25 estudiantes hembras y varones, pero en esos momentos tanto para él como para mi, solo estabámos él y yo.
Así pasó el tiempo, terminé la prueba como pude y ya los demás comenzaban a entregar el trabajo y a salir del salón, pero yo me requedaba: si me ponía de pie pondría en evidencia mi erreción y quería estar a la vez solo con él, a ver si me decía algo. Al fin cuando ya todos se fueron, él como tartamudeando me dijo que si ya había terminado, sin mirarlo le dije que sí, me levanté de mi asiento y cogí mi mochila, poniéndola en mi espalda y me acerque a él con aquello que se quería salir de mi pantalón, me pegué al borde de su escritorio, muy disimulado. Mr. agarró la prueba y vi sus manos muy temblorosas, un silencio sepúlcral, que él rompió diciéndome que si la encontré fácil, le dije que sí, ya entonces su mano temblorosa se acercaba poco a poco al borde mismo, del escritorio dónde yo estaba pegado. Yo me pegué más y con mi sobresaliente pene, rocé su mano, que él no retiró en señal de aprobación. En voz baja le pedí que me la tocara y él correspondió sobándola, apretándola y yo me sentía que me iba a venir de un momento a otro de tanta excitación. Que grande la tienes y que dura, te lloverán las hembras me dijo. Y yo excitado le contesté que si, pero que yo no tenía perjuicios, ese fue el detónante.
Me mandó a a irme adelante al baño y yo me arreglé un poco, para disimular la parada de verga, que tenía y me fui a esperarlo allá. Gracias a Dios los baños estaban desiertos y me metí en un cubículo al final, me baje el pantalón y los boxer, sacando todo mi pene al aire y comenzé a pajéarme suavemente en lo que Mr. llegaba. No hizo más que entrar al cubículo se arrodilló y se metió mi pene todo en su boca mamando, succionadolo deliciosamente, a la vez me acariciaba la bolas, mientras yo lo agarraba por los cabellos y lo aguantaba contra mi pelvis y se la sacaba de la boca y se la volvía a enterrar. No pude aguantar mucho, estaba tan caliente que al ratito le llené toda su boca de leche, que él tragó glotonamente, relamiéndose. Cuando la cabeza de abajo se para, la de arriba no piensa y eso nos pasó a ambos, arriesgándonos a ser descubiertos, que por suerte no sucedió. Me citó a ir frente a unos cines que hay en mi área de residencia, esa noche a las 7:00 PM y ahí yo estube puntualmente.
Fuimos a un motel, me explicó que él era gay, pero que como vivía aún con su familia, no exteríorizaba ese sentir y que no tenía sexo hacía mucho, y cuando lo hizo fue con un primo, que ya luego me contaría, pues él era muy timido en ese aspecto, pero que yo le gustaba desde que me vió la primera vez, y que hoy lo había sacado de su control, al ver la cosa rica, que tenía entre las piernas. Añadió que tenía mucho miedo por mi edad y por que, él era mi profesor. A todo esto ya sus manos toqueteaban mi pene y bolas, de todas formas por encima de mis ropas, mi verga se quería salir disparada de mis calsoncillos. Le dije que no se preocupara, que luego que nadie supiera eso no había problema y que era mi primer experiencia con otro hombre. Se desnudó y me desnudó él a mi, con su avída lengua recorrio mi cuerpo, cuello, tetillas, axilas, ombligo, todo… pero su deleite era mi verga de la cual se adueñó, olvidando sus temores.
Su cuerpo era y es de un adonis, yo también lo recorrí con mi lengua, excépto su pene, no me gusta a mi hacer eso, soy hombre activo y yo soy él que me chupan y él que doy. Le abrí sus nalgas y se las comi a besos y a lenguetazos, que culo apetitoso y rico, como lo soñaba en mis fantásias, cuando lo observaba escribiendo en la pizarra. Él gemía, pedía, moviendo aquella delicia de culo, que no tardé en ensartar, se lo meti despacito, dilatándolo poquito a poco, pero luego le di bien duro, duro y le sacaba la verga hasta la cabeza y lo volvía a penetrar hasta las bolas, a cambio él meneaba su cintura como machina y me exigía más, más, que le reventara el culo. Lo llené de leche como nunca, muy adentro suyo y el muy arrecho me apretaba la verga con su esfínter, como exprimiéndomelo. Se lo saqué cuando mi verga, se puso ya flácida en su interior, fue como comerme una hembra, mi pene estaba limpiécito y pidiendo recuperarse para otra envestida.
Hablamos mucho, me contó su vida y de como un padrastro que tubo lo inició en el sexo gay sodomizándolo a temprana edad, que nunca se atrevió a denunciarlo por que no le creerían y que este lo amenzaba, total que él se acostumbró, hasta que un día su mamá los cogió en el acto, votó al padrastro de su casa y le dió una tunda a él. Desde entonces solo con un primo había tenido unos cuantos encuentros, pero que ese primo no era tan lindo ni dotado como yo, que era muy mujer, muy afeminado, que a él le gustaban bien hombres, como lo era yo. Que yo era su primera vez con un joven y alumno de él. Fue entonces cuando le permití besarme en la boca, que aunque primero trinqué los labios, luego los abrí para recibir los besos mas divinos y ardientes, que había recibido hasta ese momento de mi vida.
Con mi verga a mil, le pedí sentarse encima mio, pero con su cara mirando hacia el frente, así en el gran espejo que cubría toda la pared, él y yo veíamos como mi verga se perdía en el interior de su culo, para volver a salir y entrar se nuevo. También yo admiraba como esas paradas nalgotas se abrían como manzana, sobre mi, yo con mis manos se las abria, que belleza de espectáculo! Lo hicimos de muchas maneras y le eché tres polvazos esa noche inolvidable. Desde entonces soy su amante. Hoy ya a punto de recibirme de cuatro año, Mr. me ayuda mucho en mis tareas, es mi amigo, mi amante y yo lo veo como a una rica hembra en la cama. Nos damos placer a mares, seguiremos así hasta que la vida quiera!
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