Mi atracción por los gorditos 1
La historia de como fui adquiriendo un gusto por estar con hombres gorditos desde mi pre-adolescencia, hasta llegar con el papá de mi mejor amigo..
Hace poco, en mis tiempos de ocio me topé con esta página, me he llevado unas cuantas historias interesantes y llenos de morbo. Como dice el título, tengo una atracción eterna por tipos gorditos, por lo mismo con el paso de los años yo he quedado gordito. Mis relatos se irán contando poco a poco.
Tengo 26 años, soy de estatura baja 1.55 mt, un chaparro común y corriente con otros tantos, gordito con panza pero no muy enorme, no tengo bello abundante, no poblado, más bien delgados. No soy guapo ni feo, alguien normal. No me cargo un gran pene, es pequeño casi 15 cm pero me defiendo con el jeje. Hoy en día me considero bisexual, puedo estar tanto con hombres y con sin problemas, pero con mas inclinación hacia los hombres gorditos; he tenido 2 novias y el intento de relación con mi mejor amigo.
Por mucho tiempo intente negar mi atracción por los hombres, porque mis primeras experiencias sexuales fueron así, con hombres. Mi despertar sexual fue a los 10 años, antes de los 20 años solía ser delgado, tenía las nalgas paraditas. A esa edad nos fuimos a vivir a una casa donde vivían mis tíos, compartíamos la casa con ellos, un cuarto para cada familia.
Siendo el único niño en la casa, solía jugar en todos lados. Uno de esos días jugando entre materiales de construcción encontré unos de esos libros de bolsillo tipo historieta que los señores y mi papá leían en la barbería, pero que no dejaban a los niños hojear. Tome aquel libro y vaya sorpresa que me lleve al revisarlo, dibujos de hombres y mujeres desnudos, mujeres que tenían el pene de los hombres en la boca, hombres agarrando los pechos grandes de las mujeres como si fueran pelotas. Me asuste de lo que estaba viendo y guarde el libro donde lo encontré.
Pasaron días y empecé a jugar siempre ahí, me gano la curiosidad de nuevo y fui por el libro y ya no estaba. Me dio miedo porque pensé que era de mi papá o de mi tío y ese su escondite y quizá me habían visto que lo tome la vez anterior. Aquel libro se me había olvidado, una tarde mis tíos se habían ido a una fiesta y entre al cuarto donde ellos viven, mi tío Kike solía hacer pintura en carteles y jugar beisbol, hasta hoy es un tipo de panza cervecera con bellos en la panza igual que mi papá. Entre sus cosas de beisbol había una bolsa con pelotas, siempre le pedía uno para jugar, me anime a tomar uno y descubrí el libro escondido ahí.
Esta vez decidí leerlo con más atención. La historia trataba de una muchacha que inicio cogiendo con un señor gordo, razón por la que siempre quería meterse con señores gordos, la parte que más me llamo la atención era cuando se violó a un señor en un baño pues mostraba las imágenes a todo detalle. No sé cuánto tiempo pase repasando una y otra vez el libro hasta que me di cuenta que tenía mi pequeño pene erecto. La primera impresión muchas veces define los gustos de una persona y en lo particular descubrir este libro fue el detonante de mi atracción actual por los hombres gorditos.
A partir de ese momento no podía quitarme de la cabeza esas imágenes e inicie por ver a mi tío, a mis primos y primas mayores de otra forma, los imaginaba como los protagonistas de esas historias.
Cuando cumplí los 11 años, en mi último año de la primaria me toco cómo maestro un gordito, se llamaba Alberto, de unos 40-45 años alto, moreno claro, de bigote, ojos café claro, usaba camisa, vaqueros azules. Otros días iba con ropa deportiva con la playera metida bajo en pants. Era muy simpático, amable y cariñoso con todos, fue mi perdición jajaja. Por primera vez sentí atracción por un hombre, lo admiraba mucho, me gustaba pararme a su lado, que me tocara por el hombro, que alagara mis trabajos, en fin hasta ahora me doy cuenta que estuve enamorado de este tipo.
Una ocasión me quede de último a copiar la tarea de la pizarra pues había perdido mi lápiz y nadie quería prestarme uno. Uno de mis amigos me dio el suyo cuando termino y trate de ser lo más rápido, quedamos solo el maestro y yo; en donde viví los niños solíamos irnos solos a casa, más si este estaba cerca, lo cual era mi caso. Recuerdo que de un momento a otro empecé a llorar porque pensaba que mi papa me regañaría si le decía que perdí mi lápiz, el maestro todo asustado vino hacia mí, me pregunta que me pasa y le digo porque, a lo que me dice que no me preocupe que él me daba 2 pesos para que me compre uno en la tienda de afuera pero que le prometiera que no le diría mis compañeros sino tendría que darle 2 pesos a todos, me reí y sentí el impulso de abrazarlo, me avente hacia él colgándome de su cuello, me sostuvo con una mano de la cadera, le dije gracias, mientras me acariciaba con una mano mi cabeza. En esos tiempos no llevábamos uniforme escolar más que para los lunes, los demás días era indiferente llevar pantalón o short hasta las rodillas, siempre use short por la comodidad al jugar; de pronto abrace con mis piernas su cintura y me que de así. No dijo nada, hasta que siento su mano meterse bajo mi short acariciándome la pierna y las nalgas, siento su bulto crecer, me moví incómodo y me bajo de él algo brusco, se dio la vuelta diciéndome que si ya había terminado de copiar ya me fuera para mi casa. Sólo le dije gracias maestro y me fui, no me respondió.
Pasaron los días y ya no me le acercaba como antes a su escritorio, procuraba salirme primero al descanso o a la salida. Hasta que un viernes me toco hacer el aseo del salón tenía que esperar que todos salieran y acomodara las mesa-banco para barrer. Mi compañera acomodaba las cosas que usamos en clase y le dije al maestro poder ir al baño y me dijo que si, que no tardara para ayudar a mi compañera, me salí corriendo al baño, entre al último cubículo a orinar escucho que alguien entra silbando, siempre me ha dado pena hacer del baño si hay otra persona, termino, abro la llave del inodoro y salgo, veo el tercer cubículo abierto, paso para ir al lavamanos y ahí estaba el maestro sentado en el inodoro con una mano en la panza y la otra masturbándose. Algo me hizo congelarme frente a él, estira una mano llamándome, no le respondo, se pone de pie y doy un paso hacia atrás, lentamente se acerca a mí y me toma de la mano, estoy temblando, lo nota y se ríe, lleva mi mano a su panza para frotarlo, luego hacia su pene, pongo algo de resistencia pero jalándome la mano la pone sobre su pene erecto, recuerdo que era algo como de 16-17 cm morenita, algo gruesa, sin circuncidar, el glande normal, con mucho bello negro rizado, testículos grandes colgados como que subían y bajaban. Hace cerrar mi mano para masturbar su pene, guiando el sube y baja, separa mi mano y me hace sostener su testículos, recuerdo tocar algo caliente y suave. De momento miro su rostro con malicia, me llega el temor y me arrebato de su mano, salgo corriendo del baño. Con respiración agitada entro al salón, mi compañera ya había terminado su parte me entrega la escoba para barrer, lo hago torpemente y rápido, para no toparme con el maestro. Para mi suerte mi compañera me esperaba en la puerta, termino, tomo mis cosas justo en la puerta llegaba el maestro, no me miro, se sentó en su escritorio y nos dijo despidió con un gracias niños.
Ese fue el único momento con el maestro, recuerdo que lo evitaba a toda costa, me daba pena verlo y creo que el a mí también. Después de un tiempo me empecé a acercar a él poco a poco, me trato igual que siempre, en ocasiones me daba ganas tocarlo de nuevo, abrazarlo pero algo en mí siempre me lo impedía y todo continuo igual. Pero la espinilla ya estaba ahí, el mismo morbo que me llevo a mi primera masturbación con eyaculación y las pláticas calientes con mis compañeros de salón.
Hasta aquí el comienzo de mi historia, tengo la intención de seguir contando sobre mí, por eso no hable de toda mi vida en un solo relato, me gustan las historias bien contadas y eso tratare de hacer jejeje. Gracias.
Estuvo excitante y me calentó de la cintura para abajo y… de atrás.
Gracias, un placer