MI AUTOGOL.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Yo había regresado a mi casa después de estar ausente por estudios en la universidad y fuera de mi estado natal. Sucedió que comencé a trabajar en una entidad financiera en la capital de mi país y al quedar fijo, solicité cambio para el interior, o sea a cualquier estado del interior ya que era soltero y no tenía compromisos. Mi solicitud se cumplió en tiempo record y después de la solicitud a los dos meses ya estaba preparando viaje para aquel estado remoto.
Estando en el estado donde estaba viviendo, me veo obligado a regresar por el fallecimiento de un familiar y estando allí una tía se me acerca y me cuenta un suceso que acontece con uno de sus hijos y me pide que me lo lleve del estado a ver si cambiaba algo la situación. Mi primo Osvaldo, de piel clara, no tan grueso, simpático de cara y unas nalgas bastante paradas, su pene ya lo conocía porque estando viviendo con ellos, él se enfermó y fue a mí a quien acudieron para que le recomendara un médico a asistir, el pene de mi primo mide unos 20cm, es cabezón y venoso.
Ya en mi casa dormíamos los primeros días en mi cama, todo transcurría con total normalidad, le consigo trabajo y todo normal. Un buen día, mi primo hace amistad con unos vecinos de su misma edad y se queda toda la noche disfrutando y compartiendo con ellos, al día siguiente se presenta en la casa mi borracho y se acuesta a dormir con toda y la ropa que cargaba. Al yo ver aquello me produjo rabia y me dispuse a quitarle la ropa pues estaba algo sucia e iba a ensuciar la cama. Comienzo a despertarlo y era tanta la borrachera que estaba como muerto, le quité la franela y le desabroché el pantalón y se lo saqué por completo, en ese momento me percaté que tenía mi primo una mediana erección y aquello fue luz para mis ojos. Le rocé por encima del interior sin querer queriendo y no vi reacción alguna, luego comencé a sobar aquella tranca que una vez la toqué pero no la pude comer y pensé esta es mi oportunidad, seguí mi acción de sobar por encima del interior y aquel monstruo comenzó a levantarse, de vez en cuando le miraba la cara a ver su reacción, pero el hombre estaba prácticamente muerto, le saque la herramienta y la olí, tenía un olor a orine, a cigarro, porque estoy seguro que fumó más que una puta presa. Le toque la rajita del glande con la punta de mi lengua y él nada que se movía. Me decidí y comencé a mamar aquello que no me cabía completo en la boca, pasaba la lengua por el cuerpo venoso de aquel mástil, lamía las bolas y volvía a mamar con gran fuerza aquella cabeza, como no veía reacción alguna, me decidí a penetrarme yo mismo, lo acomodé en el centro de la cama y mientras lo mamaba, remojaba mis dedos y me los pasaba por mi raja,
cuando estuvo bien lubricada me senté encima de él viendo siempre a su cara, aquel ni se inmutaba puse en la puerta de mi culo aquella cabezota y comencé a hacer presión hacia dentro, me dolió a principio de la acción, pero cuando aquella cabeza entró, fui a la gloria, poco a poco me dejé caer sobre aquel gigante y cuando ya lo sentí todo adentro, comencé a cabalgar a aquel burro, su pene entraba y salía de mi culo y la fricción me volvía cada vez más loco, mi propio pene estaba a reventar y de tanto que toque mi próstata con aquella herramienta tuve una eyaculación inmensa, le calló en el pecho, la cara, la almohada, la pared de la cama, después de mi eyaculación sentí como se hinchaba dentro de mi culo su pene y al momento pude sentir los chorros de leche que salían de su verga, estuve sobre él hasta que sentí lo flácido de su pene, me lo saque, se lo limpié bien y subí nuevamente su interior.
Después de aquello, él siguió unos meses en el trabajo hasta que un día me dijo que regresaba a su casa. De la cogida estoy seguro no supo nada porque pasó más de 9 horas durmiendo.
En la actualidad nos hemos visto muchas veces, de eso hace más de 20 años y no dejo de pensar a veces un poco en aquello.
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