"Mi Doctor Personal"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Manjarres.
El reloj despertador sonó, sacándome de mis sueños, advirtiéndome que un día nuevo comenzaba, y con él, el recordatorio que debía asistir a mi cita semestral con mi médico habitual, un hombre de unos 65 años, bastante acabado, y la rutina de los chequeos era siempre la misma:
_Quítate la camisa, respira hondo, estira los brazos, vamos a tomarte la tensión” Etc.… Ciertamente estas visitas eran bastantes aburridas, así que me bañe y me cambie sin prisa, de todas formas, ya iba imaginándome mi cita médica estándar.
Pero nada más lejos de lo que ciertamente me esperaba aquella mañana, al entrar al consultorio del Dr. Rondón cuando llegue al sitio, me dirigí hasta la enfermera para que le anunciara al doctor mi llegada al consultorio.
_Buenos días, tengo cita con el Dr. Rondón. – Dije casi dormido.
_Muy buenos días, por favor tome asiento y espere. – Contesto la enfermera.
Cinco minutos después la enfermera me decía que podía pasar…
Al entrar al consultorio el buen anciano no se encontraba solo, y con lo que me molestaba a mí que no me salieran las cosas como lo esperaba y de paso no me gustaba que me examinaran con y mis cosas se ventilaran con otros presentes. Pero el tipo que estaba con el doctor era un hombre muy simpático, de unos 30 años aproximadamente, blanco, bronceado, con unos brazos que casi reventaban las mangas de su bata blanca y lo mejor de todo… Tenía la cabeza rapada; debo confesar que poseo una terrible debilidad por los hombres con cortes bajos, además de unos ojos color aguamarina, espectaculares.
_Joven, pase siéntese. – Me saludo el doctor.
Me senté, un poco molesto y a la vez nervioso al ver ese monumento a la belleza humana junto al doctor, y el anciano, al notar mi nerviosismo dijo:
_Él es el doctor Urdaneta, un médico residente que está atendiendo pacientes conmigo, para adquirir practica…
_Ok, yo vine por mi chequeo semestral. – Dije un tanto nervioso y ya no tan molesto, sin quitar mi mirada del cuerpo perfectamente esculpido de aquel hombre…
_Está bien, quítate la camisa. – Respondió el anciano.
Mientras el viejo doctor me examinaba, yo hacía lo mismo, pero de otra manera, con el residente, no podía apartar mi mirada de su cuerpo ni de sus ojos, los cuales repetían, cada vez que me miraba que deseaba romper su ética de no tener nada con ninguno de sus pacientes.
En ese momento el anciano recibe una llamada y al terminar de hablar, me dice:
_Debo irme de inmediato, se me presento un pequeño problema en mi casa y debo resolverlo personalmente, pero no te preocupes, te encuentras en buenas manos… – Y dirigiéndose al otro doctor le dijo. – Ahora puedes poner en práctica todo lo que te enseñe. Cancelare las demás citas y cuando termines con él, puedes irte.
Tras decir esto colgó su bata y se marcho sin decir más que hasta luego.
_Bien, creo que ahora seré yo quien te revise. – Dijo el doctor con una voz y una mirada muy perspicaz.
Así inicio su revisión comenzando por la espalda, con sus grandes manos de hombre, que hizo que me estremeciera de tal manera, que me erice por completo, cosa que por supuesto el noto, pues sonrió, se coloco de frente a mí y me dijo:
_Creo que tienes frio, verdad? Lamentablemente debo hacer un chequeo más a fondo, quítate los pantalones.
Ahí estaba yo, casi desnudo, frente al hombre más hermoso que mis ojos hayan visto hasta ahora, bastante nervioso mientras él me pedía que me acostara boca abajo en la camilla. Empezó a tocarme muy lentamente de nuevo la espalda y yo comencé a erizarme una vez más, pero ahora seguida de una erección bastante considerable.
Sus manos fueron bajando hasta llegar a mis glúteos, los cuales toco sin pudor, yo estaba muy excitado, así que no me importo que me tocara, muy por el contrario, me gusto… Al observar mi aceptación, decidió ir un poco más allá y quitarme los bóxers, yo no opuse ninguna resistencia, así que decidí ayudarlo a sacarlo.
_Necesito revisarte la próstata. – Dijo.
Y yo me pregunte a mi mismo… Y es que seguimos en el chequeo? En menos de lo que pude imaginarme, había introducido su hábil dedo en mi ano, así que comencé a excitarme cada vez más. Cuando me di cuenta, ya tenía tres dedos dentro de mí, sin ningún tipo de dolor, sino todo lo contrario, hasta que retiro los dedos, se quito la bata, camino hasta la puerta y la cerro con llave y me dijo:
_El doctor Rondón suele hacerlo a menudo con sus pacientes para no ser molestado. – Yo pensé, porque sigue fingiendo? Ya sabemos lo que queremos. Que cree que es primera vez que vengo a mi cita con el Dr. Rondón? En fin, le seguiré el juego.
Tras eso se volteo y se quito la camisa, dejándome apreciar un torso tan espectacular, que deja muy atrás a cualquier escultura de Adonis que haya en el mundo.
Procedí a sentarme, tomo mi cabeza con sus manos y después de acariciar mi cara, me beso, fue un beso maravilloso, el besaba como los dioses, y mientras eso pasaba, muy lentamente fui bajando su pantalón, frote mis manos contra su pecho y abdomen, tan duros como una roca… Me sentía en el cielo.
Comencé a besar y a lamer todo su pecho, mientras el gemía excitado, lo cual me excitaba mas a mí, hasta que el, quitándose el interior, me dejo ver su hermosos pene de 22 cm aproximadamente, rosado, derecho y bien grueso. Al observar esa majestuosidad, lo introduje en mi boca, poniendo en práctica lo mejor que se sobre hacer el sexo oral. Hasta que se me ocurrió una idea fenomenal.
Saque de mi bolsillo un caramelo Halls de fresa y me lo lleve a la boca, y seguí demostrándole a él, mi vasta experiencia en el arte del fellatio. Su pene sabía a fresas y ese sabor en lo personal, me encanta. Cuando retire su miembro de mi boca, casi se me viene encima y susurraba:
_Qué bien!! Que rico!! No lo puedo creer!! La sensación en mi pene es increíble!!
Volvió a colocar si miembro en mi boca; pero esta vez movía sus caderas introduciéndome su hermosos guevo aun más adentro hasta que lo saco, sumamente excitado, y me pregunto:
_Deseas que te penetre?
Solo pude sonreír, así que me llevo hasta el escritorio, donde asumí la posición de el perito, la cual me encanta y comenzó a introducirme su grueso y bello pene dentro de mí, suave y lentamente, así como solo un hombre de verdad sabe hacerlo. Yo sentía como su pene entraba poco a poco, y podía sentir algo maravilloso, tan sublime, que me erice por completo.
Una vez que tenía todo ese miembro dentro de mí, comenzó a moverse más rápido, a lo cual respondí con suaves movimientos, apretando un poco para poder sentir mejor todo su pene, como entraba y salía de mi ano, una y otra vez, el gemía muy excitado, mientras se movía cada vez más rápido y yo también, comencé a masturbarme, con mi cuerpo totalmente erizado, yo estaba en otro mundo.
Rápidamente retiro su pene de mí, me volteo, y besándome me coloco boca arriba sobre el escritorio y me levanto las piernas, dejando mis glúteos en el aire, procedió a penétrame una vez más con su gran falo, dando grandes embestidas dentro de mí, besándome apasionadamente mientras acariciaba todo mi cuerpo, hasta que comenzó a masturbarme, lo que hizo que me excitara aun mas, así que empecé a moverme con él, a lo cual respondió con jadeos y gemidos de placer, cuando nos movíamos como locos, no aguanto más y acabo dentro de mí, así que comencé a moverme más rápido. En ese momento sentí algo que nunca había experimentado en mi vida, algo inexplicable, mientras yo eyaculaba. Juro que fue el orgasmo más intenso que he tenido hasta ahora…
Luego de esto ya no tuve más necesidad de hacerme chequeos con el Dr. Rondón, porque a partir de este día tuve mi doctor personal… Que rico!!
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!