Mi esposa me agarro infraganti.
Su esposa lo encontró mamando y posteriormente dejándose dar por el culo por otro hombre,..
Verán mi nombre es Tomás, aunque desde hace tiempo me dicen simplemente Tom. Lo que voy a contarles, me sucedió relativamente hace poco, con otro hombre, con el que mi mujer me agarró infraganti.
Luisa mi esposa y yo llevábamos unos diez años de casados, y hasta esos momentos nunca habíamos tenido ningún problema, aparte de los económicos como la mayoría de las parejas que conocemos.
Tras mucho ahorrar y privarnos de bastantes gustos, finalmente reunimos lo suficiente como para poder dar la cuota inicial de una casa. Bueno, les hablo de todo eso para que se den una idea, ya que, por ahorrar dinero, decidí yo mismo pintar la casa, aunque por consejo de Luisa, contraté un ayudante.
Durante el sábado Ramón el ayudante que contraté, y yo nos pusimos desde temprano a limpiar, para luego dedicarnos a pintar. Todo transcurría de manera normal, pero ya después del mediodía, debido al exceso de calor, Ramón se despojó de su camisa, quedando con todo su torso al descubierto.
Yo la verdad es que aun después de casado, en múltiples ocasione he tenido encuentros íntimos con muchos hombres, pero claro está sin que mi mujer, ni mis amistades o parientes se enterasen.
En esas ocasiones, siempre he adoptado un papel pasivo. Pero todo lo que he hecho, ha sido de manera extremadamente discreta. Pero al ver a Ramón, me di cuenta de que capturaba por completo mi atención.
No es que fuera un Adonis ni nada del otro mundo, más bien se puede decir que es el tipo de hombre común y corriente, en ocasiones mientras los dos estábamos pintando, me le quedaba observando, sin razón ni motivo alguno, y al parecer él también se dio cuenta de ello.
Ya que en más de una ocasión lo observé, como se agarraba provocativamente su instrumento, oculto bajo la tela de su pantalón. Haciendo que, de una forma u otra, yo quedase en evidencia al no poder retirar mi vista de su bulto.
Ya a eso de las dos de la tarde, nos detuvimos a refrescarnos un poco, mientras conversábamos, caminando por la casa viendo lo que nos faltaba por terminar, cuando revisábamos el baño principal, sin vergüenza alguna, Ramón se ha bajado los pantalones hasta las rodillas y dejando por completo al descubierto su verga y sus paradas nalgas, para ponerse a orinar frente a mí.
Por lo general soy una persona bien juiciosa y controlada, en lo relacionado a tener sexo con desconocidos, mientras él orinaba se me quedó viendo y jugando con su verga entre los dedos, me preguntó descaradamente “¿Te atreves a tocarla?”
Yo me quedé como hipnotizado viendo su tranca, sin detenerme a pensar en lo que estaba por hacer, alargué mi mano y con ella agarré su caliente miembro. Por unos instantes, ni él ni yo dijimos una sola palabra, mientras que yo de manera confianzuda se lo comencé a jalar de manera seguida, masturbándolo ricamente, al tiempo que mi boca buscó la suya y quedamos unidos por un fogoso beso de lengua, hasta que, al separarse ligeramente de mi boca, le escuché preguntarme “¿Si quieres, podemos aprovechar ahora que estamos solos?”
Mentalmente pensé que Luisa mi mujer nos pasaría a recoger, pero sería un poco más tarde, ya que ella estaba usando el auto, así que después de pensarlo, le dije que sí.
Dentro del mismo baño principal, sin demora me bajé los pantalones, pero de inmediato Ramón me dijo, me agradaría que le dieras una mamada para entrar en calor.
Como es algo que en múltiples ocasiones he tenido que hacer, no lo dudé por un instante, pero antes de llevar su verga a mi boca, yo mismo se la lavé con agua y jabón, y en ese proceso, me di cuenta de que comenzó a ponerse más dura entre mis dedos.
Sin demora me agaché frente a mi ayudante, aún mantenía agarrada su verga entre mis dedos, jugueteando con ella. Saqué mi lengua y comencé a pasarla sobre su glande, continué de inmediato lamiendo el resto de su largo tallo, para después dedicarme a chupársela como es debido.
A medida que succionaba casi todo el miembro de Ramón, fui sintiendo como de manera rápida se puso aún más duro y bastante firme dentro de mi boca. Con mis dedos no dejaba de acariciar sus peludas bolas, al tiempo que cabeceando seguía chupa que chupa. Al levantar mi mirada, vi como Ramón me observaba con aire de superioridad, cosa que la verdad no me incomodó, ya que eso mismo me ha sucedido con otros fugases amantes que he tenido.
Mientras le daba una buena mamada, por mi parte yo mismo comencé a masturbarme, para también ir entrando en calor. Pero después de un corto rato, sacando toda su verga llena de saliva de mi boca, le dije. Ya está listo, no perdamos tiempo.
De inmediato, busqué apoyo sobre el lavamanos, incliné mi cuerpo hacía adelante, y separé mis piernas. Acto seguido, Ramón acercó la cabeza de su miembro al centro de mis nalgas, y con la facilidad que da la práctica, comencé a sentir como sabrosamente su pija comenzaba a abrirse paso entre mis nalgas.
Gracias a la saliva, la penetración inicial no fue tan dolorosa, sus fuertes manos, me tomaron por las caderas, y con un ágil movimiento de sus caderas, terminé por recibir todo lo largo de su verga dentro de mi cuerpo. En esos instantes disfrutaba de una de las cosas que más me agradan en el mundo, el tener a otro hombre clavándome por el culo.
Así que al tiempo que él me lo empujaba dentro de mí, yo seguí masturbándome, como en muchas otras ocasiones, el placer que sentía era sencillamente tremendo, a medida que Ramón, me apretaba con fuerza masculina contra su cuerpo, yo apretaba mis nalgas contra el cuerpo de él, con el firme propósito de sentirlo mucho más dentro de mí.
El olor que había en el baño me tenía embriagado, olía a sudor de macho. Su boca y lengua jugaban con mis orejas, mientras que yo deleitándome cerraba mis ojos buscando sentir mucho más placer, cuando de momento en los instantes en que mi amante comenzó a mordisquearme el cuello y darme mucho más duro por el culo, en una de esas al voltear mi cabeza en dirección a la puerta, vi parada a mi mujer, Luisa nos observaba, sus ojos que parecían que se fueran a salir de sus orbitas y permanecía con toda su boca bien abierta, sujetándose del marco de la puerta.
Quizás pude ponerle fin en ese mismo instante, pero lo cierto es que no pude, o mejor dicho no lo quise hacer. Aunque me moría de la vergüenza, seguí moviendo mis nalgas fuertemente contra el cuerpo de Ramón. Él de seguro mantenía los ojos cerrados, por lo que no se dio cuenta de la presencia de Luisa, hasta el mismo momento en que se vino dentro de mí.
En ese instante rápidamente, se separó de mi cuerpo, al tiempo que Luisa bastante indignada, dio media vuelta y se retiró, sin decir una sola palabra. Cuando salí del baño, pensé que no volvería a ver a mi mujer, más nunca.
Pero me equivoqué, Luisa nos esperó sentada en el auto, sin decir palabra, una vez que ambos nos montamos arrancó, dejó a Ramón donde de costumbre, y continuó para el apartamento donde aún vivíamos.
Fue cuando traté de comenzar a hablar con ella, pero apenas había comenzado, me preguntó. “¿Por qué no te callas?”
De inmediato me continuó diciéndome. “Ten por seguro, que de no ser por el tiempo que llevamos viviendo juntos, y la inversión de la casa, te mandaría al mismísimo infierno ya mismo, no sé ni me interesa, las excusas que quieras darme, mejor te las guardas para quien te las pida. Lo que estabas haciendo con ese tipo, no es de mi incumbencia, pero lo que sí te digo es que, de ahora en adelante, ya no eres mi marido. Puede que la rabia que tengo ahora se me pase, y que nos volvamos acostar juntos, pero eso que me has hecho no tiene perdón. Así que de seguro no te puedes molestar, si yo te pago con la misma moneda, y con quién y cómo se me antoje.”
Consecuencias de mi desliz, Luisa se ha convertido en una mujer extremadamente liberada, o mejor dicho libertina. Yo la verdad es que no tengo la fuerza moral, como para recrimínale nada en lo absoluto, y aunque le he jurado que eso fue algo pasajero, que no sé qué fue lo que me pasó, que no pude evitar que sucediera, hasta le inventé que el tipo ese me había golpeado en la cabeza para luego aprovecharse de mí.
Luisa, cuando comienzo a decirle esas cosas, me brinda una sonrisa, me da un beso en la frente, para después decirme. “Mariquita te agarré infraganti, en ningún momento quisiste detenerte. Además, yo llegué a la puerta del baño, cuando tú se lo estaba mamando, y le dijiste a tu amante. Ya está listo, no perdamos tiempo. Eso quiere decir que te gusta mucho, que te den por el culo, como lo estaba haciendo ese tipo. Así que no sigas con el mismo cuento.”
Si señor, que rico es que te estén dando por el culo y te pillen en plena copula, aunque quieras no puedes dejarlo, te está gustando muchísimo y nada importa.
En verdad que rico eso y en verdad que imposible detenerte cuando estás disfrutando siendo la persona más feliz y deseada del mundo.
Además el no podía detenerse pues en ese momento no era el esposo, en ese momento era una mariconcita disfrutando de su macho
Disfruta , coge con todos los hombres que puedas y deja que tu mujer se acueste con los que quiera tambien , comparte con ella tus experiencias y vivan felices , la vida es corta :
Qué morbo, que rico y que miedito que te pillen así, es la mejor parte del relato que te pillen mientras estás siendo toda una mariconcita gimiendo y diciéndo lo mucho que te está gustando y pidiendo que te dé más duro.
Yo quisiera que me descubriera un macho discreto y me hiciera su mujer