Mi esposa me dijo, amor lo único que te pido es que, seas amable y diplomático con mi jefe.
La esposa le pide a su esposo que fuera amable con su jefe que es un viejo maricón, y lo fue tanto que lo nombró su ayudante personal..
Mi esposa me dijo, amor lo único que te pido es que, seas amable y diplomático con mi jefe.
La que fue mi esposa hace unos años, cuando aún vivíamos juntos en una ocasión me comunicó que habíamos sido invitados a pasar un fin de semana, a la mansión del, dueño y presidente de la empresa en la que ella trabaja.
En esos instantes a mi esposa se le escapó decirme. “Maldito viejo maricón, de seguro si no te hubiera visto en la fiesta, no nos hubiera invitado a su casa.”
Yo por mi parte le respondí. “Si no quieres ir a su casa, no vamos y ya.” A lo que mi esposa visiblemente molesta, me respondió. “Ni se te ocurra repetir eso, será para que me despidan el lunes.”
“Lo único que te pido es que, si él te hace algún acercamiento, seas amable y diplomático, piensa que de eso depende mi puesto en la empresa.”
Tras escuchar su súplica, me quedé pensando, en las veces que mi esposa se ha peleado conmigo, por haber sido cortes con otras mujeres, y ahora, aunque realmente no me dijo que me acostase con su jefe, sino que fuera amable y diplomático, la muy hipócrita.”
Llegamos a la casa del dueño de la empresa, y como el mismo viejo decía, él era el dueño y señor de todo lo que hay en los alrededores.
Apenas me vio, sentí que me desnudaba con su vista, y como cosa rara, a la desgraciada de mi mujer pareció no molestarle la manera en que su jefe me miraba.
Hubo unas cuantas situaciones, en que, de la manera más desvergonzada, el condenado viejo me insinuaba prácticamente frente mi esposa, que deseaba acostarse conmigo.
Al tiempo que el cobrona de mi mujer, casualmente se ponía a ver para otro lado, como hizo durante el bufe, que el viejo estando a nuestro lado, agarró un pepino, y tras quedársela viendo me comentó, de la manera más ruin y descarada. “Esto es lo que me agradaría hacerte a ti.”
Y acto seguido se la llevó a la boca, y lentamente fue chupándoselo, al yo ver eso, me dio una clase de rabia, e indignación, qué me tuve que contener para estallar, realmente no por lo que me dijo el viejo, sino por la manera de actuar de mi esposa.
Luego de ese bufe, nuevamente se me acercó y me dijo. “Te recomiendo que uses la sauna que tengo aquí en casa, es sumamente relajante, y aunque me esté mal el decirlo, aunque no te haga falta, pienso que te haría mucho bien.”
Yo la verdad estaba bien bravo, con mi esposa, así que me dirigí directo a nuestra habitación, me quité toda la ropa, me envolví en una pequeña toalla, y después de eso de la manera más descarada que pude, pasé frente a todos los invitados, y ante la asombrada mirada de mi mujer.
Mostrando gran parte de mi cuerpo, caminé hasta que, parándome frente al dueño de la casa, haciéndome el pendejo le pregunté en que parte se encontraba la sauna.
Él, de la manera más caballerosa que pudo, me condujo hasta el sótano donde tiene la sauna, y me dijo. “Te aseguro que lo vas a disfrutar un montón.” Y tras eso pensé que se había retirado.
Yo desde luego que entré a la sauna, y quitándome la pequeña toalla, tomé asiento, y mientras acariciaba mi verga, pensaba como le haría el viejo ese, para acostarse conmigo.
No habían pasado unos pocos segundos cuando sentí que la puerta de la sauna se abrió, y que sorpresa, se trataba del viejo que entró al sauna tan desnudo, como me encontraba yo.
Realmente no me sorprendió ver el viejo, sonriendo lo saludé amablemente, y como si como lo hubiéramos hecho en anteriores ocasiones, apenas mi verga estuvo al alcance de sus manos y boca, se dedicó a masturbarla y mamarla.
Imaginándome que mi esposa seguramente se encontraba tras la puerta, escuchando y seguramente viendo si se le presentaba la oportunidad.
Como ya les dije, fue como si en anteriores ocasiones ya hubiéramos tenido otros encuentros, él se agachó frente a mí, separó mis piernas y agarrando mi verga colocó boca sobre mi verga de una manera divina.
A los pocos minutos, ya disfrutaba yo de la rica mamada, que me daba el jefe de mi esposa, en ese momento procuré que mi expresión de placer fuera escuchada por todos los invitados a la mansión.
El resto de la noche lo pasamos en la sauna, teniendo un sexo salvaje, mutuamente nos acariciábamos todo el cuerpo, mientras que sin vergüenza alguna colocó sus nalgas frente a mi boca, la que desde luego me dediqué a lamer hasta que él me expresó su deseo de ser penetrado.
Lo que, para su edad, realizo un sin número de ocasiones, así que mientras el jefe de mi mujer se dejaba penetrar una y otra vez, como a mí me venía en gana, yo me regocijaba sabiendo que el cabrona de mi esposa, estaba bien al tanto de todo lo que estábamos haciendo dentro del sauna, su jefe y yo.
En cierto momento fue él quien me introdujo uno de sus dedos dentro de mi esfínter, y de manera algo temerosa me preguntó si lo dejaría que me penetrase.
Lo cierto es que su miembro en su mejor condición era aproximadamente como la mitad del mío, y como en otras ocasiones he mantenido sexo anal con otros hombres, le respondí que sí.
Así que, recostándome sobre el banco de madera, dejé mis nalgas a su alcance y disposición, lo primero que hizo fue ponerse a mamar mi culo, cosa que de paso hizo de maravilla, para luego de que yo separase mis piernas, me penetró con su herramienta, y casi a los pocos segundos llegar a venirse.
Al final el viejo quedó super agradecido conmigo, tanto que cuando regresé a la habitación, le dije a mi esposa. “Después de que nos divorciemos, puedes quedarte tranquila, te han nombrado gerente de una de las plantas ensambladoras, con el triple del sueldo. Lo único, es que la planta se encuentra en la china, y yo no puedo acompañarte, ya que el lunes comienzo como asistente personal del viejo.” ….
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!