Mi experiencia con un chico menor que yo
Mi breve experiencia con un puerto, con las hormonas alocadas y con la necesidad de experimentar .
Esta historia sucedió hace mucho tiempo, en ese entonces yo tenía 20 años, era alto, robusto, piel clara y era pasivo, había tenido experiencias como activo pero habían sido muy mínimas, solía frecuentar aplicaciones de citas y la mayoría de hombres con los que había estado siempre eran mayores que yo.
Un día vagando entre los múltiples perfiles hubo uno que me envió un mensaje, su perfil no tenía foto ni mucha información, yo curioso decidí contestar, el chico era tímido y contestaba un poco cortante, sin querer dar muchos detalles de si mismo; por supuesto yo fui amable para que tuviera la confianza de abrirse conmigo.
Poco a poco logre saber más de él, su nombre era David, era un chico de 14 años, virgen y vivía por mi área, luego de eso me dejó ver su foto se veía muy lindo, de tez clara, un poco delgado pero tenía piernas grandes.
David y yo seguimos hablando por mucho tiempo más, con el tiempo note que era un puberto muy hormonal, era coqueto conmigo, y a pesar que al inicio era tímido ya en confianza me decía cuando estaba caliente e incluso me mostró fotos de sus erecciones, su pene se veía de un tamaño regular 15cm, era venoso, grueso por el tronco y su cabeza más pequeña y delgada que lo demás, no tenía mucho bello se notaba que a penas estaba desarrollando más que todo por las constantes erecciones que tenía.
Un día quedamos en conocernos en personas, en casa de él dijo que iría a hacer tareas con un compañero del colegio y fue directo a mi casa. Ya en persona el no era muy alto pero tampoco bajito, era lindo y su personalidad muy curiosa, acorde a su edad.
Hablamos de múltiples cosas esa tarde, variamos en muchos temas, pero el empezó a sacar temas con respecto al sexo y demás, lo veía muy curioso en el tema.
– Si estas muy interesado yo te puedo ayudar para que experimentes por primera vez – dije sin pensar
– Me parece una buena idea – dijo coqueto – Mira no más como estoy de pensarlo – apunto su bulto entre las piernas.
Yo levante mi mano y la puse en su entrepierna, acariciando su ereccion, él solo daba pequeños jadeos y movía a veces su cintura para que intensificará mis toques.
Me levante del asiento y me puse de rodillas frente a David, desabroche su pantalón y el rápidamente bajo su pantalón y ropa interior, dejando frente a mi a su pene duro, exigiendo mi atención.
Sin darle vuelta baje con mis manos su prepucio, dejando a la vista su glande totalmente húmedo, acto siguiente lo meti en mi boca, el puberto tenso su cuerpo y soltó un gemido suave.
Era totalmente delicioso comerse su trozo de carne, llenaba mi boca pero no al punto de atragantarme, me excitaba sentir como se tensaba su pene en mi boca al comerlo todo, también al lamer su glande sentir el sabor de cuando lubricaba.
El gemia a veces y tímidamente tomaba mi cabeza para que me lo comiera todo, así fue por unos pocos minutos, hasta que su pene se sentía muy tenso y sos huevos estaban contraídos anunciando su eyaculacion.
– Avisa cuando quieras venirte – dije luego de sacar su pene de mi boca, él asintió, se veía rojito tanto de su rosto como de su pene.
Continúe mi trabajo, su corrida se acercaba, pero rápidamente el cerro sus piernas, impidiendo el poder seguir subiendo y bajando.
– Espera un momento, estoy cerca pero aun no quiero venirme – dijo un poco agitado
Se escuchaba adorable pero yo quería verlo eyacular en ese momento así que seguí moviendome suavemente, apretando mis labios en el tronco de su pene y jugando con mi lengua en su glande.
– Detente no puedo sostenerlo – dijo entre gemidos
Intento detenerme pero su pene no aguanto más, soltó sus piernas en señal de que se rendía y cedió al orgasmo, sentí como su verga se tenso en mi boca y comenzó a tener un espasmo por cada chorro de semen que salía de David, sabía delicioso, me trague cada gota de su leche, al rato su ereccion bajo al finalizar el soltó una pequeña risa, seguido de eso agradeció y se fue de mi casa.
Continuamos viéndonos por un tiempo y hay más relatos por contar.
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