Mi familia con Dos Papas, 13@ parte. Mi hermano en el norte.
Mi hermano Ismael me cuenta un par de aventuras en la zona norte de Chile donde trabaja.
Como mencioné en el anterior relato, y dado que mi hermano
ya estaba en trámites de divorcio, acordamos que se mudaba a vivir
con nosotros cuando tuviera descanso en las faenas mineras, es
decir cada 15 días, y tal como prometió compro una cama super
King donde perfectamente dormíamos los tres, con Matías
obviamente al medio de ambos por lo que prácticamente todas las
noches había acción en el culito de mi goloso hijo, fuera despierto o
durmiendo que ambos sabíamos acomodarlo para satisfacer
nuestra lujuria.
Un día en conversación amena con una botella de vino de
acompañamiento, me relata algunas experiencias que se le
presentaron en Calama y Antofagasta.
Al estar tantos días en la faena, es obvio que se hacen
amistades, ya que el tedio puede ser grande si no tienes con quien
charlar. Así pues, se fue haciendo amigo de un colega que rondaba
los 40 años, casado y sin hijos, que vivía en Arica, extremo norte del
país.
Luego ya de varias conversaciones, se fueron contando cosas
mas íntimas, obviamente me refiero al sexo. Y por ahí se fueron
dando cuenta que ambos tenían ciertas preferencias por la carne
tierna, es decir por menores, lo que les abrió la puerta a tener
experiencias en conjunto.
Así fue que en una ocasión en que intensas nevadas les
impedía subir a la montaña, Marcelo que es el nombre del amigo,
invita a mi hermano a salir a recorrer en un auto que había
alquilado, y se fue directamente a una plaza en una zona periférica
y se detuvo en una zona donde había un hombre afirmado en un
árbol fumando un cigarrillo. Le tocó la bocina y se acercó. Saludó
con un acento caribeño, y miró al interior del auto. Se notó que ya
se conocían con Marcelo a quien le estiró la mano como saludo y
luego a mi hermano.
De aquí en adelante relatare en primera persona como mi
hermano lo hizo conmigo.
Marcelo le preguntó si se podía hacer algo con ambos, a lo
que el extranjero asintió, y se subió en el asiento posterior del auto
y enfilamos hacia una zona de apartamentos donde el hombre
ingresó a un block y salió con un niño de 8 o 9 años, subiéndose
ambos al vehículo y partimos hasta la zona de moteles.
Acá en Chile, los “moteles” son simples sitios para encuentros
sexuales, se alquilan cabañas o cuartos por horas, normalmente 3 o
5 horas por un valor determinado, dependiendo si tienen jacuzzi y
otras cosas que se puede pedir como bebidas alcohólicas o comida
rápida. Para entrar normalmente se hace en el mismo vehículo, te
atienden por citófonos y el pago se hace por una ventana
disimulada en la pared. Por ende, no hay contacto físico entre los
dependientes y los clientes lo que favorece el poder ingresar con un
menor sin problemas, que es lo que hicimos.
Marcelo pidió una habitación por 5 horas y entramos al sitio,
que cuenta con una cama grande, luces suaves, dos mesitas de
noche y un baño con vidrios que permiten observar a quien se está
bañando.
Ahí pude observar mejor al pequeño de nombre Jairo, de piel
bronceada, delgado, pelo negro ensortijado, quien se vio tenía
experiencia en el asunto dado que apenas ingresamos se empezó a
desnudar y enseguida a agarrar nuestros bultos que rápidamente
se fueron agrandando. Mire a Marcelo con una sonrisa de
aceptación. El padre del niño se acomodó en un rincón en una silla
y nosotros, por supuesto empezamos a denudarnos.
Marcelo se dirigió al padre del chico y le ordenó “báñalo” a lo
que el hombre se dirigió con el niño a la ducha, mientras nosotros
nos acomodamos en la cama dejando un espacio al medio.
Ahí pude observar con mayor detalle el pene de mi amigo, de
unos 18 cms, muy blanco y con una cabeza roja completamente
descubierta, que se notaba húmeda por el precum, además el pene
un poco grueso con venas notorias a todo su largo, que contrastaba
con el mío muy negro y de casi 20 cms.
Por el ventanal mirábamos al hombre bañar al chico dando
especial cuidado a su culito el que enjabonaba abundantemente
introduciendo sus dedos para procurar la mayor limpieza. Cuando
terminó, secó al chico quien rápidamente se subió a la cama
acomodándose al medio de nosotros dos.
Agarró ambos penes con sus suaves manos y empezó a
mamarnos alternadamente. Se notaba su expertiz ya que sus
dientes pasaban desapercibidos, pero chupaba y lamia como los
dioses.
Luego de algunos minutos en esas labores, mi amigo lo hizo
ponerse de forma invertida encima suyo y mientras le comía el
culito metiendo su lengua lo mas al fondo posible, el chico le daba
una mamada de campeonato, dando algunos temblores y gemidos
al sentir como la lengua de mi amigo hurgaba en lo mas hondo de
su cuevita. Yo me masturbaba suavemente, aprovechaba de
avariciar la espalda del chico, esa piel suave de todo niño. Di una
mirada al padre de Jairo y le vi con sus pantalones en los tobillos,
masturbándose cadenciosamente disfrutando de la vista que le
dábamos.
Me arrodille a un costado de mi amigo y el chico de nuevo
empezó a alternar las mamadas a mi pene y al de Marcelo, quien
seguía disfrutando de aquel culito y de paso preparándolo para el
momento de la penetración.
Luego de varios minutos, Marcelo dijo, “ya, empecemos” y el
chico se sentó en el estomago de mi amigo y se fue acomodando
para clavarse la blanca verga dispuesta para él, lo que hizo
suavemente, tragándosela centímetro a centímetro ante mi atenta
mirada como la del padre del chico que seguía masturbándose.
Poco a poco aquella carne blanca fue desapareciendo dentro del
joven culito, hasta que ya en los últimos tramos Marcelo le agarra
de la cintura y de un solo golpe se lo clavó entero arrancando un
gemido al niño y un gruñido del adulto, Jairo se quedó quieto
acomodándose al invasor.
Poco a poco se inicia una cabalgata, mete y saca cada vez un
poco más, como asimismo aumentando el ritmo, para en poco
tiempo sacarlo casi completo para clavarlo de una sonando sus
nalgas al chocar con el pubis y huevos de Marcelo, quien me miró
como acordándose que yo estaba ahí, y le dijo al niño que se bajara
para atenderme a mí, me acosté paralelo a Marcelo y el chico se
montó de una clavándose toda mi estaca sin dificultad a pesar de
que la tengo mas larga y gruesa que mi amigo, pero el chico ya
estaba dilatado y excitado por lo que fue un mero trámite.
Lo dejé cabalgar un momento y me levante con el ensartado y
lo puse de espaldas en la cama, para proceder a follarlo de piernas
al hombro, el chico lo disfrutaba, lo note en su rostro, su cara de
morbo que me sorprendió por su juventud. Sacaba mi pene casi en
su totalidad para clavarlo haciendo que mis huevos rebotaran en
sus nalgas. Mi amigo se acercó y lo empezó a besar en la boca
mientras su mano se dirigió al culo del chico y se apoyó para sentir
como mi pene entraba y salía profundamente.
Seguí algún tiempo y Marcelo me pidió el lugar, así que me
desacoplé y el introdujo su blanca verga de golpe hasta el fondo,
haciendo sonar sus huevos también. Miré nuevamente al padre del
chico que se seguía masturbando y lamiendo sus labios mostrando
su calentura y el morbo de ver a su hijo follado por dos adultos.
Mi amigo siguió dándole a ese culito infantil, cada vez con
mayor rapidez hasta que un quejido anunció lo inevitable, una
eyaculación abundante y profunda que fue acompañada de una
exclamación del chico inentendible pero claramente de placer, a la
vez que el olor a sexo invadió la habitación. El ritmo bajó y yo le
apuré a que me dejara el lugar lo que hizo para yo clavar
nuevamente aquel inundado agujero que recibió mis 20 cms sin
problemas, si bien resbalaba mas de lo esperado. Saque mi pene y
le seque un poco con una toalla y le volví a clavar, esta vez a mayor
disfrute, pero sin mayor expectativa ya que también empecé a
lanzar los chorros de mi semen, el cual rebalsaba por todos lados.
Me acosté a un lado de la cama, el niño hizo lo mismo al
medio y con mi amigo lo acariciamos y pude observar su rostro
sonriente, algunas gotas de sudor en la frente, pero feliz de haber
complacido a dos chilenos morbosos.
Quedamos un tiempo así, para recomenzar, esta vez lo
empecé a culear de costado mientras mi amigo primero le besaba
para luego acomodarse y poner su pene en la boca el niño que a
ratos tosía al entrar los 18 cms tocando hasta las amígdalas
produciéndole algún ahogo, luego de un tiempo nos cambiamos y
ahí fue mi amigo que lo enculó para yo follarle la deliciosa boca
tragona.
La suerte en ésta ocasión hizo que yo eyaculara en la boca del
chico y Marcelo en su culito, luego de lo cual y con algún reposo
breve nos empezamos a duchar para ya salir del lugar. Mientras yo
me vestía observé que mi compañero le pasó varios billetes al
adulto, y éste los contó y respondió afirmativamente a la pregunta
de si estaba conforme. Salimos tal como entramos, en la
semioscuridad y fuimos a dejar a nuestros acompañantes en la
cercanía de su apartamento. Cuando se bajaron, pregunté a mi
amigo que cuanto sería el pago de mi 50% a lo que me respondió
que nada, que la próxima vez pagaría yo……¿la próxima vez?
Está saga de relatos es de mis favoritas!!!