Mi Familia con Dos Papas (parte 12)
De como mi hermano Ismael, ante el inminente divorcio, me hace una propuesta……
La semana a iniciar y la siguiente no tuvieron grandes variaciones, los fines de semana las visitas normales de Gerardo para pasar la tarde juntos “jugando play” (para sus padres), pero disfrutando de full sexo entre los tres. De vez en cuando a mitad de semana alguna visita en búsqueda de ayuda para algún trabajo escolar, lo que se traducía en una visita de dos horas, una de ellas para sexo, la otra para estudio real.
Y ya se cumplen las dos semanas en que mi hermano debe bajar de su trabajo en la montaña, los chicos me preguntaron por ello, pero les negué saber qué día regresaba, no obstante, yo sabía sería el día lunes.
Precisamente ese día me avisó temprano que llegaba a Santiago alrededor de las 15 horas por lo que me retire temprano de la oficina y me dirigí a casa a esperarlo, lo que ocurrió casi al unísono.
Matías llegaba normalmente cerca de las 18 horas así que nos sentamos a conversar, luego que mi hermano se asease y pusiera cómodo, esto es quedarse solo con la bata de baño.
Me comentó que, dado su situación de separación, iniciaría los trámites de divorcio y me consultó si existía la posibilidad de trasladarse a vivir con nosotros, considerando la excelente relación que teníamos los tres con mi hijito Matías, a lo que accedí de inmediato pues le dije que así me podía apoyar en la crianza del niño que va creciendo rápidamente y no me vendría mal su presencia además de que disfrutamos juntos y él es muy feliz con ello.
Ahí fue que Ismael me propuso que a cuenta suya podíamos cambiar la cama por una del tipo Super King donde podamos estar cómodos los tres, lo que también acepté.
Así ya llegan las 18 horas y Matías abre la puerta y se sorprende de encontrarme, y mas fue su sorpresa que manifestó con un grito de alegría al ver salir de una habitación a su tío, que ya dije solo vestía la bata de baño. El niño se lanzó a sus brazos y se besaron profusamente, mientras mi hermano agarraba al niño de su culito el que empezó a amasar, lo que produjo que se levantara la parte frontal de su bata, en una clara muestra de la erección alcanzada. No olvidemos que llevaba 15 días en faena y era de suponerse las ansias de descargarse en el culito de su sobrino que ya sabía de aquello.
Matías se encerró en el baño a asearse adecuadamente y mi hermano se acostó de espaldas en mi cama con la bata aún puesta, mientras yo me despojé de la ropa quedando en boxers, en pocos minutos llegó mi hijo desnudo y se subió a la cama para abrir la parte frontal de la bata de mi hermano dejando a la vista cual una estaca, aquellos 20 cms de negra verga, la que rápidamente fue a dar a la boca del niño que haciendo gala de cierta maestría agarraba con ambas manos y lamia y chupaba tal como si de una paleta de helados se tratara. Mi hermano lo acomodó de forma invertida en un 69 que le permitía comerle el culito mientras recibía esa mamada de campeonato.
Por mi parte yo ya había dado en el suelo mis boxers y me masturbaba suavemente, mi verga húmeda del precum ante la visión de sobrino y tío en mi propia cama.
Ismael apartó suavemente a Matías, se sacó la bata y empezó a aplicarse lubricante en el pene mientras volvía a introducir su larga lengua en el culo del niño, preparándole para la follada. Se acostó de nuevo y mi hijo se fue acomodando sobre el húmedo pene y se empezó a sentar poco a poco, entrando algo mas de la mitad a la primera sentada, mostrando así que la comida de culo de su tío había sido eficiente, Ismael lo atrajo hacia si para besarlo y acariciarlo y yo tuve una imagen brutalmente hermosa del pene que iba incrustándose en el culo blanco de mi niño en una visión de contraste espectacular, culo blanco y peladito, hoyito rosado y verga negra con su mata de pelos.
Como ya había hecho en alguna ocasión anterior, me acosté entre las piernas de mi hermano y empecé a lamer aquella conjunción, el culo de Mati y la negra verga de Ismael, que ya había llegado hasta lo mas hondo del niño y se movía entrando y saliendo, sacando gemidos a ambos participantes y aumentando mi morbo.
La calentura de mi hermano estaba al máximo y sin aviso simplemente empezó a llenar el culito de Mati y a rebalsar su blanco néctar, dada la gran cantidad acumulada, parte de la cual llegó a mi boca saboreando el salado néctar fraterno, mi hijo saltaba sobre la verga y mi hermano gemía, no, en realidad aullaba de placer mientras con sus manos fuertes sostenía al niño de las caderas tratando casi de atravesarlo con su verga.
Luego de unos instantes en aquella acción eyaculadora, Mati se sacó el chorreante pene de su tío y se instaló a su lado, momento en que aproveche de ubicarme entre sus piernas las que levanté hacia mis hombros y sin mayor aviso lo penetré profundamente. Estaba claro que no era necesaria lubricación de mi parte que ya la dilatación y la abundante deslechada dentro de su culo era mas que suficiente para conseguir el objetivo sin problemas.
Me vi en la necesidad de usar unas toallas para sacar el exceso se semen y poder coger a plenitud a Matías, debo reconocer tampoco fue de gran duración dada mi calentura, así que volví a inundar la cuevita de mi hijo y me retiré a asearme al baño que había quedado chorreado por todos lados del semen de mi hermano y mío.
Cuando regresé al dormitorio, era que no, mi hermano tenia nuevamente empalado a Mati quien gemía y sonreía plenamente ensartado. En esta ocasión la posición era de costado, con una pierna del niño encima de la de su follador, lo que permitía una vista privilegiada del meter y sacar que hacía mi hermano. En esta ocasión la duración fue mayor, pero con un resultado similar, una abundante eyaculación, lanzando semen por todos lados que al final del día significó cambiar la manta de la cama completamente chorreada, como las piernas de Mati cuando se levantó hacia la ducha. Vaya recepción que tuvo Ismael.
Aquel primer día se desarrolló en cogidas una tras otra para Mati, que sorprendentemente las aceptaba con tanto gozo como la primera, e incluso ya cuando la noche se hizo presente y el niño se durmió profundamente, mi hermano lo cogió un par de veces más, con mi colaboración para afirmarlo en distintas posiciones dado que por el profundo sueño de mi hijo que ya he explicado no despierta ni con un terremoto grado 10, dándole a mi hermano la posibilidad de seguir vaciando sus huevos acumulados de 15 días en la montaña.
Ya en la mañana levanté al niño y lo acompañé a la ducha para llevarle al colegio y yo a la oficina. Se sorprendió al sentir en sus piernas y culito algo viscoso, por lo que entendió lo que había pasado y se sonrió morbosamente. Le ayudé a asearse, pasando mi mano por su huequito, que, con esa magia de la tierna edad suya, ya estaba casi cerrado salvo lo natural, como preparado para ser abierto por alguna verga adulta como de seguro ocurriría más tarde.
Mi hermano dormía profundamente, descansando de la larga faena y del recibimiento que tuvo y que seguiría luego con la participación de nuestro vecinito Gerardo, que seguramente estaba ansioso de visitarnos para “hacer tareas del colegio y estudiar”.
Continuará…
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