Mi hermano mayor 3
Después de nuestra ida al Motel, las cosas se complican..
Continúo la historia 🙂
Después de la salida al Motel habíamos mantenido cierta distancia, mi hermano seguía durmiendo en la misma habitación que yo, pero ahora no teníamos tanta privacidad.
Algunas noches yo lo despertaba cuando comenzaba a chupar su miembro, otras el me llamaba con el en su mano.
Me había enamorado del pene de mi hermano, pero lo que más me tenía embobado era el sabor de su leche cuando terminaba en mi boca. Él adoraba la cara de lujuria que hacía cuando le daba una felación.
Dos semanas después tuvimos otra oportunidad de hacerlo, nuestra madre había salido a casa de una de mis tías para preparar todo para el cumpleaños de nuestra abuela, era viernes así que teníamos la tarde/noche libres.
Después de esperar a que nuestra madre se fuera Esteban me comenzó a besar y acariciar mis piernas.
Yo correspondía a su beso llevando mis manos a detrás de su cabeza, estábamos muy exitados y absortos en darnos amor que no notamos a nuestro padre llegar por la puerta de atrás.
— ¡¿Pero que Carajos están haciendo par de maricones?! — nos grito cuando nos vió.
Esteban y yo nos separamos inmediatamente, mi papá camino hasta mí y me dió un puñetazo que me tiró del sillón donde estaba.
Mi hermano intervino y peleó con nuestro papá por varios minutos, fue ahí cuando nos grito que sabía que algo estábamos haciendo desde ese día que habíamos ido al cine.
Afortunadamente él dijo que no diría nada para evitar vergüenzas, pero que si nos volvía a ver juntos de esa forma enviaría a mi hermano lejos y a mi me echaría de la casa.
Yo estaba devastado, si mi mamá se llegaba a enterar era mi fin.
Después de ese día mi hermano se quedaba a dormir en la sala y se alejó completamente de mí, cuando mi madre preguntó por qué no dormíamos juntos nuestro padre se adelantó diciendo que era tiempo de que Esteban tuviera más privacidad, que estaba en edad de traer chicas a la casa.
Yo solo me aguantaba las ganas de llorar.
Un mes después nuestro padre consigo un trabajo muy bueno como ayudante en la construcción de una autopista, así que estaría fuera por bastante tiempo. Así que después de su partida mi hermano volvió a hablarme, me pidió perdón y volvimos a tener ese mismo trato de hermanos que teníamos antes.
Aunque no fue sino hasta dos semanas después que él me sorprendió una noche completamente desnudo en la cama.
— Dany, Dany, — comenzó a besar mi cuello pegando su dura erección contra mi trasero — ¿estás dormido?
— No…
Fue lo único que dije antes de bajarme hasta su duro y grande pene y comenzar a chuparlo con desesperación, el solo gemia bajito acariciando mi cabello.
— Quiero metértelo…
Yo asentí dejando de chupar y comenzando a quitarme la ropa. En menos de un minuto ya me encontraba completamente desnudo encima de él.
— No hagas mucho ruido ¿Si?
Tomó su pene llevándolo hasta mi entrada y comenzó a hacer presión, pero naturalmente no entró debido a que tenía mucho tiempo de no hacerlo y no tenía mucha dilatación.
— Déjame a mí…
Tomé su miembro y lo apunte hacia mi entrada que ya se encontraba más dilatada. Después de dos intentos sin éxito decidí repetir mis acciones que dieron inicio a todo esto, ahí me encontraba yo, de nuevo montando el duro miembro de mi hermano mayor.
Me deje caer sintiendo como su pene me abría sin tregua, pero con algo de dificultad. Me detuve a la mitad de su miembro y contuve las ganas de quejarme, su miembro no era uno muy largo pero si uno muy grueso.
— Ahhh…. Dany, se siente tan bien — acariciaba mis nalgas — estás bien apretado pequeño…
Con todas mi fuerza de voluntad me deje caer completamente contra esa gruesa verga que sin detenerse comenzó a entrar y salir de mí.
Podía sentir sus bolas chocando contra mi trasero mientras yo ayudaba a la penetración dando pequeños saltos; podía sentir como salía casi por completo y volvía entrar hasta el fondo.
— ¿Te gusta? — decía entre jadeos — Tenía tantas ganas de volverte a coger.
El dolor había desaparecido y ya solo sentía placer cuando su caliente fierro se hundía en mí.
Sin decirme nada me giro en la cama haciendo que él quedará encima mío y llevo mis piernas a sus hombros.
— Te voy a dar mi leche, te voy a preñar todito putito…
Cada vez el sonido de nuestras pieles chocando inundaba más la habitación, el olor a sexo se podía respirar con facilidad.
Sus embestidas se hicieron más rápidas y profundas mientras yo solo podía morder mi labio para no hacer mucho ruido.
En aquel entonces agradecía que nuestra cama no rechinar o hiciera ruidos que pudieran delatarlos, pues nuestra madre dormía en la habitación de a lado.
— Ahí te va mi leche uffff…
Sentí como entraba más profundo en mi y como su pene se hinchaba depositando su semilla muy adentro.
— Te amo Dany…
como sigue
Estoy tan emocionado de saber en que continúa, ¡¡¡AHHHHH!!!