Mi hermano me comía el culo con permiso de mamá.
Un chico observa como su hermano mayor se acuesta con su madre, posteriormente el hermano lo sodomiza, y el chico le va con el cuento a un par de amigos que también le comen el culo y lo ponen a mamar, hasta que todo se descubre..
Mi hermano me comía el culo con permiso de mamá.
Ya me encontraba acostado, en sofá cama en el que dormía en la sala, cuando comenzó una discusión entre mi madre, y mi hermano mayor.
Mi madre casi llorando le pedía a mi hermano, que no se fuera de casa, no porque lo quisiera mucho realmente, sino más bien porque él, era el único que traía dinero.
Yo al principio no entendía por qué mi madre, le hablaba así a mi hermano, ya que no hacía ni unos segundos que ella lloraba, y le rogaba que no se fuera, pero de momento ella comenzó a hablarle de manera diferente, al mismo tiempo que lo fue jaloneando suavemente hasta la cama de ella.
Por lo general mi hermano dormía en su habitación, pero esa noche mamá, al tiempo que le decía que no se fuera, lo llevó hasta su cama, en la que apenas mi hermano tomó asiento, mi madre agarrando la botella que tenía sobre su mesa de noche, se dio un trago de ron, de inmediato se quitó la bata que cargaba puesta, quedando completamente desnuda frente a él.
Después de eso de inmediato, le dijo. “Crees que no me he dado cuenta de la manera en que me miras cuando me estoy bañando, o cuando me cambio la ropa, hijo yo sé muy bien que mi cuerpo te llama la atención.” Tras decir esas palabras, ella tomó asiento al lado de mi hermano.
Tras darse otro trago, le pasó la botella, quien a su vez también se dio un buen trago, yo desde la sala, no les quitaba la vista de encima a los dos, aunque realmente no entendía lo que estaba pasando, pero algo dentro de mí me decía, que no me metiera, así que permanecí acostado.
Después del trago mi madre continuó diciéndole algunas cosas a mí hermano, al tiempo que lentamente le fue desabotonando su camisa, le decía. “Ya sabes, tu hermano, y yo no tenemos quien nos mantenga, quizás si esperas un par de meses, por lo menos a que tu hermano pueda ir a trabajar al bar limpiando los baños.
El escuchar a mi mamá, al tiempo que completamente desnuda ella le acariciaba el pecho a mi hermano, era algo que yo no entendía.
Él no decía nada, tan solo se daba el trago y no dejaba de ver a mi madre, con unos ojos como si se le fueran a salir de sus orbitas, mamá comenzó a soltar la correa del pantalón de mi hermano, luego lo desabrochó, después le bajó la cremallera, hasta que finalmente terminó por quitárselos.
Mi hermano únicamente siguió dándose el trago, sin decir nada, ya que la que hablaba todo el tiempo era mi madre.
Una vez que le quitó el pantalón, mamá agachándose frente a él, y separándole las rodillas le dijo, a ver hijo te aseguro que algo como esto, esa noviecita pendeja que tienes en tu trabajo no es capaz de hacértelo.
Yo bastante sorprendido, vi como mi madre comenzó a lamer la cabeza de la verga de mi hermano, y pensé en lo asqueroso que era eso.
Pero también me di cuenta de que, en cosa de segundos, la verga del creció, y se puso más grande, al tiempo que mi mamá ya no lo lamía, sino que lo mamaba completamente.
Pensé que mi hermano, lo debía estar pasando bien, ya que con una gran sonrisa en su rostro se terminó de recostar sobre la cama, mientras que mi madre continuaba mama, que mama la verga del, la que no dejaba de entrar y salir de la boca de mi madre.
Hasta que ella misma de momento se puso de pie frente a él, y agarrándose su coño, le dijo. “¿Ahora quieres probarlo de verdad?” él sin decir palabra, tan solo le hizo una seña con su mano, y mamá se trepo sobre el cuerpo de él, con sus piernas abiertas enterrándose la verga de mi hermano dentro de su peludo coño.
El ver como mi propia madre estaba acostándose con mi hermano, me calentó mucho, tanto que yo mismo, sin hacer movimientos bruscos, para no llamar la atención de ellos, me llevé mi mano a mi pequeña verga, y comencé a acariciarme suavemente, al tiempo que continuaba viendo con envidia como mi madre cabalgaba sobre el cuerpo de mi hermano mayor.
Yo no entendía que estaba sucediendo, pero me gustaba mucho, lo que veía, y lo que yo mismo me hacía con mi mano.
No es que yo fuera retardado, o algo así, es que mi madre nunca me habló de sexo, y en la escuelita de la parroquia las monjas no hablaban de eso, por orden de la madre superiora, sacaron del colegio, todas las figuras de anatomía del cuerpo humano, así que menos se hablaba de sexo.
Mi hermano como que se cansó de estar acostado sobre sus espaldas, y dándole una buena nalgada a nuestra madre, le ordenó que se acostase ella en la cama, y de inmediato él se colocó sobre ella, enterrándole nuevamente toda su verga.
Mamá se movía como una loca, mientras que mi hermano, no dejaba de meter, y sacar toda su verga, del coño de mi madre, lo que más me llamó la atención a mí, eran los gemidos, y apagados gritos de placer, que daba nuestra madre.
Al rato escuché nuevamente a mi hermano decirle a mamá, que cambiase de posición, diciéndole ponte en cuatro mujer, lo que ella hizo sin chistar.
Una cosa es ver cómo le entraba por el coño la verga de mi hermano a mi madre, y otra es ver cómo él se la empujó por el culo.
Eso debía doler me imaginaba yo al principio, por lo mucho que ella se quejó, pero al poco rato al ver como ella movía sus nalgas restregándoselas furiosamente contra el cuerpo de mi hermano, diciendo lo mucho que le gustaba la verga de mi hermano.
Desde esa noche, mi hermano se acostó siempre en la cama con mamá, casi todas las noches yo, los veía, y escuchaba todo lo que ellos dos completamente desnudos hacían en la cama, y en ocasiones hasta en el piso de la cocina.
Unos meses después, yo me estaba dando un baño, cuando me di cuenta de que mi hermano me observaba desde la puerta del baño.
Lo que me dio mucha vergüenza, él se me acercó, y rápidamente colocando su mano entre mis nalgas, me dijo. “Esta noche te voy a comer el culo hermanito.”
Al escucharlo decirme esas palabras me dio un miedo tremendo, me quedé paralizado, sin saber que hacer mientras que mi hermano continuaba acariciando mis nalgas.
Yo me quedé de pie hasta que, llevándose sus dedos a la boca, entre risas se retiró, el que mi hermano mayor tan solo me tocase entre las nalgas, me hizo sentir muy raro, por una parte, me moría del miedo, y vergüenza por lo que él me hizo, y por otra parte me di cuenta de que me sentía excitado, pero el miedo como que fue mayor, y del susto me puse a llorar.
En ocasiones mientras ellos dos tenían sexo, yo procuraba no verlos, pero algo dentro de mí me obligaba a clavar mis ojos en ellos dos, hasta que terminaban.
Mamá esa noche nos dijo a todos que se iba a quedar trabajando en la barra hasta el día siguiente, cuando mi hermano regresó a casa de su trabajo, de inmediato fue a donde yo estaba, y me dijo. “Ya sabes esta noche te voy a comer tú apretado culito.”
Cuando lo volví a escuchar decirme esas palabras, casi que me meo del susto, pero no dije nada, apenas él regresó un poco tomado, traté de hacerme el tonto, y cuando me iba a costar en el sofá de la sala, me agarró por el brazo y de un jalón me tiró en la cama, de mi mamá.
Se acostó a mi lado, y con su aliento a ron me dijo bien cerca de mí cara. “Podemos hacerlo de dos maneras a la buena, o a la mala. A la buena, tú te quitas todo, y me haces caso a todo lo que yo te ordene. A la mala, no me haces caso, y yo te caigo a golpes, y te obligo hacer lo que yo quiera. ¿Cuál prefieres?”
Casi llorando le respondí que, a la buena, y de inmediato me quité mi interior, quedando del todo desnudo acostado al lado de mi hermano.
Él me miró complacido, se sonrió, y me dijo. “Abre las piernas.” Yo temeroso de que me fuera a golpear si no le obedecía, las abrí por completo, aunque coloqué mis manos sobre mi verga, tratando inútilmente de ocultar la erección que tenía de su vista.
Mi hermano se río, y colocándose tras de mí, al principio por fuera, por un rato me quedé como petrificado, pero a medida que mi hermano seguía haciéndome esas cosas, comencé a disfrutar de algo que en mi visa había sentido.
Aunque sabía de sobra que uno no debía tener relaciones con otros hombre y menos con mi hermanos, el que él me fuera haciendo todo eso con su verga me hizo sentir sumamente relajado, disfrutaba de cada roce, que él me daba entre mis nalgas, de cómo me comenzó a chupar y mordisquear sabrosamente todo mi cuello.
A medida que mi hermano me siguió haciendo todo eso, sus manos comenzaron a acariciar mi plano pecho, arrancándome gemidos, y hasta una que otra apagada risa producto del placer que sentía.
Yo sin que él me lo dijera comencé a mover mis caderas, como queriendo restregar contra mis nalgas contra su verga, hasta que yo mismo coloqué mis manos sobre su cuerpo, y con fuerza lo apreté contra mi cuerpo, al tiempo que gritaba que me lo metiera.
De momento sentí algo que por primera vez en mi vida sentía, era como una sabrosa corriente que recorría todo mi cuerpo, y finalmente estallaba entre mis nalgas.
Mis ojos los puse en blanco, deseaba intensamente que mi hermano nunca terminase de hacerme eso con su dura verga.
Mi hermano se bajó los pantalones, y aunque en un sinfín de ocasiones había visto su miembro, jamás lo había tenido tan cerca de mí, y en las condiciones en que se encontraba, bien parado apuntando al techo.
Nuevamente me dijo. “Abre las piernas que ahora me toca a mí.” yo obedientemente hice lo que mi hermano me dijo.
De inmediato comencé a sentir como su caliente y dura cosa comenzaba a penetrar mi culo.
A medida que eso me fue entrando, deslizándose dentro de mí, mi hermano me fue sujetando con sus brazos contra su cuerpo, hasta que de momento se detuvo.
Sentí una rara presión dentro de mí culo, mi hermano continúo apretándome contra él, hasta que comenzó a meter, y sacar todo su duro miembro dentro de mi cuerpo.
La incomodidad del dolor prácticamente despareció instantáneamente, yo nuevamente como si no pudiera controlar mi cuerpo comencé a mover mis caderas insistentemente con mucha fuerza.
Al tiempo que mi hermano me decía. “De tal palo tal astilla, te mueves mejor que la puta de mamá.”
Al poco rato esa gran oleada de electricidad invadió de nuevo todo mi cuerpo, mientras que él me clavaba una y otra vez toda su verga, disfruté otra vez de ese sabroso estallido de placer dentro de mí.
Y a los pocos segundos mi hermano sacando su miembro de mi culo, derramó todo su semen sobre mis nalgas, yo hubiera querido quedarme acostada a su lado, pero me ordenó que me fuese a lavar.
Después de lavarme bastante bien, regresé a la cama desnudo, me dijo. “Ahora mariquita, quiero que me lo mames.” Y tras decir eso sacó de su pantalón su adormilado miembro.
De inmediato me acordé las muchas veces que había visto a mi madre, mamar la verga de mi hermano, por lo que, arrodillándome frente a él, tomé su mustia verga entre mis dedos, y la dirigí a mi boca.
Apenas comencé a chupársela, sentí que nuevamente se ponía gruesa, y bien dura dentro de mi boca, mientras que yo continuaba chupa que chupa, mi hermano me decía que yo era un gran mamador.
Por un buen rato estuve entre lamiendo, y chupando toda su verga incluso hasta sus bolas, hasta que colocó sus manos sobre mi cabello, y apretándome con fuerza contra su cuerpo, finalmente se vino completamente dentro de mi boca.
Fue tan barbará la manera en que lo hizo, que sin quererlo realmente me tragué todo, a pesar de las fuertes ganas de vomitar que me dieron en cierto momento.
Cuando terminó conmigo me dijo, mientras que yo aun me encontraba arqueando mi cuerpo por las náuseas que me hizo sentir. “Ve preparando de nuevo ese culito tan lindo que tienes, que quiero volvérmelo a comer muy pronto.”
El escuchar eso me asustó, mientras que él arreglándose los pantalones se marchaba a seguir bebiendo, a los pocos días mi hermano me puso a mamar su verga, y nuevamente me amenazó con comerme el culo.
Pero todo eso lo hizo frente a nuestra madre, que nos miraba tranquilamente, mientras se bajaba una botella de ron ella sola.
Ese día, después de que mi hermano se marchó a trabajar, mi mamá se acercó a la cama, y me dijo en medio de su borrachera. “Anda a lavarte el culo, y cuando regreses te voy a enseñar cómo dárselo a tu hermano.”
Yo bastante asustado le hice caso, sin decirle que él en más de una ocasión me había dado por el culo hasta, el cansancio.
Al regresar a mi cama me dijo. “Es bien fácil, acuéstate boca abajo, y abre las piernas.” Apenas lo hice sentí sus propios dedos embadurnados en aceite que me los fue pasando insistentemente sobre mi esfínter.
Hasta que comenzó a introducirme uno a uno, cosa que realmente no fue dolorosa, al cabo de un rato pienso que prácticamente me tenía casi toda su mano dentro de mi culo, hasta que ella misma, me dijo. “Prepárate ahora que te voy a meter otra cosa.”
Dicho eso sacó sus dedos, y sentí algo duro, pero frio dentro de mi culo, que mi propia madre me fue empujando, y sacando por un rato hasta que dejándomelo adentro me preguntó. “¿A qué no te duele verdad?”
Yo le respondí que no, era algo incómodo, pero no me dolía realmente, cuando sacó eso completamente de mi culo, me dijo. “Eso lo puedes ir haciendo por ahora, y el día que tu hermano se empeñe en darte por el culo si te pones algo de aceite de seguro no te va a doler.” Pero para esos momentos mi hermano me comía el culo, como el mismo decía, cada vez que se le daba la gana.
En el club tenía un par de amigos a los que no sé porque les comencé a contar todo lo que mi hermano me hacía.
A los pocos días entre mis dos me llevaron a una covacha de limpieza, y fácilmente me convencieron para que yo me dejase hacer con ellos lo mismo que mi hermano me hacía.
Por lo que después de yo desnudarme completamente, uno de mis amigos se colocó tras de mí, después de inclinarme ligeramente comencé a sentir como poco a poco la cabeza de su verga me fue penetrando por el culo.
Hasta que su cuerpo por completo estuvo pegado al mío, casi de inmediato al levantar la vista me encontré con la verga de mi otro amigo que rápidamente la introdujo dentro de mi boca, así que mientras uno de mis amigos me daba por el culo al otro comencé a mamarle su verga.
Cosa que en medio de todo me gustó tanto, que prácticamente lo repetíamos cada vez que podíamos.
A los pocos días ya no tan solo mis dos amigo me daban por el culo y les mamaba sus vergas, sino que otros chicos del club se fueron sumando al grupo.
Hasta que nos descubrió el conserje, que para que no nos llevase donde el presidente del club, también tuve que dejar que me diera por el culo, pero a diferencia de mis amigos, él siempre quería que me pusiera unos pantis que me trajo.
Pero un día se dio cuenta uno de los entrenadores, que varios de los chicos entraban y salían de la covacha, por lo que sospechando que pasaba algo raro, nos sorprendió en pleno acto.
Se formó un alboroto, a mi hermano, y a mi madre casi los meten presos, a mí a pesar de tener más de 18 años me llevaron a un hogar temporal, al conserje lo despidieron, y a la mayoría de mis compañeros los pusieron en régimen de supervisión.
Hoy en día mi mamá y mi hermano desaparecieron, eventualmente me escapé del hogar, y me gano la vida de la única manera que sé hacerlo, al principio haciendo la calle vestido de nena, pero posteriormente me conseguí un marido, que me administra y consigue a varios viejos que les gustan los chicos como yo
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