Mi hermano y yo (Freedom)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por angelmatsson.
Creo que estaba enamorado de sus besos. No dejaba de saborearme los labios porque aun sentía su dulce saliva en mi boca. Él era un manjar de los dioses y me desesperaba la bondad que irradiaba. Mi cara era la de un chico drogado pues estaba viendo unicornios azúles cabalgados por elfos con sombreros y el era el culpable, el era mi droga.
Cuándo José me miró, me caí de la nube abruptamente. Él irradiaba solo cosas malas y su presencia me intimidaba a comparación de Ricardo que su presencia me hacía sentir a salvo. Eran las dos caras de una moneda y yo estaba en medio siendo atraído por ambos lados. Obviamente yo deseaba a Ricardo pero José me tenía acorralado… por el momento.
Después de cenar me fui directamente a la habitación siguiendo las instrucciones de José. Tenía que comenzar la videollamada antes de que José entrara, por lo que rápidamente entré al PC y arreglé todo. Ahora solo tenía que esperar para grabar a mi hermano mostrando lo suficiente (porque no tenía micrófono para grabar lo que dijera) como para poder amenazarlo y sin tener que llegar tan lejos para lograrlo, es decir, solo su cuerpo desnudo o haciendo una acción indebida. Lo importante es que no alcanzara a poner ni un dedo encima. La casa estaba en silencio y abruptamente entró José haciéndome saltar de la cama.
-Anda a lavarte el culo.- Demandó amenazadoramente. Al parecer iba a tener que aguantar sus ordenes igual, por lo que fui sin dudar. Al volver estaba José sentado en mi cama sin camisa y apretándose la erección que estaba dentro de su pantalón.- Ahora ven y cómeme la verga.
Eso no estaba en los planes ya que le estaba dando la espalda a la cam y tampoco podía grabar lo que decía… ¡Por Dios! La cámara estaba movida y apuntaba ligeramente a otro lado. Miré asustado a José pero al parecer el no se había percatado, seguramente la había movido por accidente cuando lanzó su suéter al closet. Caminé disimuladamente hacia la cámara para moverla pero mi hermano no me dejó.
-¿Para donde vas zorrita?- preguntó.- Te dije que vinieras a comerme la verga… ahora.
Se levantó y del pelo me arrastró a la cama, el se sentó y me obligó a arrodillarme entre sus piernas. Miré hacia arriba y me encontré con sus crueles ojos y un abultado paquete que ahora solo me causaba asco comparado con la dulce carne de dioses que tenía Ricardo. Sus dedos bajaron hasta su pantalón y lo abrió completamente, dejando libre ese pene que me golpeó la cara al salir. Lo masturbó un poco para endurecerlo un poco más y me golpeó con el en la mejilla una y otra vez. Cada golpe me dejaba una mancha de húmedad y una sensación de humillación.
Me tomó desde la nuca y me obligó a tragarme su verga. Me producía asco y me sentía horrible pues no quería traicionar a Ricardo. Pero no me quedaba otra opción. Su agarre comenzó a hacerse mas doloroso y abrí la boca, rápidamente su miembro me invadió. Su glande húmedo me producía asco, no era para nada parecido al rico pene de Ricardo. Solo cerré los ojos y pensé en el… en sus besos. Bruscamente me enterró su mástil hasta el fondo causándome un reflejo debido a la sorpresa, pero pronto lo pude manejar y así encontré la escusa perfecta para soltar mis lágrimas.
Tenía que mover esa cam si o si antes de llegar más lejos. Tenía miedo de llegar al sexo… me aterraba tener que volver a sentir sus manos en mi cuerpo y su pene destruyéndome con violencia mi interior debido a una nula preparación previa. Me violaba mi cavidad oral sin piedad y la saliva caía de mi boca mojando sus testículos. Mis ojos estaban inundados de lágrimas mientras que el disfrutaba envuelto en una vorágine de placer.
Cuándo sacó su pene de mi boca y me dejó respirar, sentí un alivio profundo. Me levanté en dirección al closet pero con una patada en mi trasero me mandó a acostarme en la cama. Sollocé aguantándome las ganas de maldecirlo. Colocó sus asquerosas manos en mi pantalón y jaló hasta dejar completamente descubiertas mis nalgas. Las tocó con lujuria y disfrutó de la suavidad de mi piel, luego las separó y encontró mi ano, escupió en mi centro y sin más intentó introducir dos dedos.
Como acto reflejo apreté mi culo evitando el paso de sus sucios dedos. Grave error. Una lluvia de nalgadas calló sobre mi culo haciendo que enterrara mi cara en la almohada para que no se escucharan mi gritos de dolor. Cuándo acabó sentí mi culo arder como el infierno y por miedo a que siguiera con el castigo tuve que rendirme y dejarle el paso libre. Sus dedos hicieron contacto con mi hoyito y cuándo hizo presión se escuchó la puerta de la habitación de mis padres. José se levantó y abrochando su pantalón se sentó en su cama, mientras que yo tragándome el llanto me metí a la mía. Tocaron nuestra puerta y José se levantó a abrir, algo hablaron y mi hermano desapareció.
Al fin, era mi oportunidad. Me levanté con mucho cuidado debido al dolor de mis nalgas y acomodé bien la cam, luego, antes de que José volviera me metí a la cama. Llegó y cerró la puerta, dio unos pasos y me mandó a volver a la posición en la que estábamos antes de que nos interrumpieran. Lo hice con un poco de vergüenza debido a que sabía que Ricardo estaría viendo eso. Mis nalgas estaban rojas y delicadas pero aun así José volvió a golpearlas divertido por la situación.
Después me obligó a abrir mis nalgas y ahora sin resistencia introdujo sus dedos completamente en mi ano. Un gemido desgarrador expulsó mi garganta pero aguanté un poco más para poder tener alguna prueba más impresionante. Creí que iba a seguir así un rato más, pero no fue de esa manera y pronto me di cuenta que se estaba sacando los pantalones preparándose para penetrarme. Me enderecé para detenerlo y decirle lo de la cam, pero se movió más rápido y hundió mi cara en la cama dejándome incapaz de poder hablar. Moví mis piernas y mi cuerpo entero luchando por zafarme. Su infernal glande tocó mi ano y en un movimiento brutal, me lo enterró. Me desesperó el dolor y luché con fuerza para liberarme, parecía que me estaban exorsisando en la cama.
En un momento me soltó la cabeza para hablarme y aproveché para gritarle con odio todo.
-No te creo…- dijo anonadado mientras aun tenía su pene entre sus manos.
-Ahi está la cam… idiota.- dije encolerizado debido a todo lo que había tenido que aguantar.
Su cara se descompuso y me miró con ojos asesinos. Y en efecto, se lanzó contra mi para golpearme y entre el forcejeo le dije que: "…Solo haces mas grande el hoyo de tu tumba". Rápidamente me soltó y se alojó con odio.
-Tu me vuelves a tocar un pelo y este vídeo llegará a la policía.
-No te atreverías.
-No… Pero yo no dije que lo iba a hacer.
-¿Entonces?
-Eso a ti no te importa.
Con odio en su rostro y con miedo en su mirada, tomó una manta y se fue a dormir al sillón. Cuándo quedé solo liberé todo lo que me estaba guardando y exploté en un lluvia de lágrimas. Olvidé que aun Ricardo me veía por la cam y lentamente me acerqué para desconectarla, no quería que siguiera viendo la humillación que viví ni mi llanto. Me acosté y cerré mis ojos aun digiriendo lo que había pasado. De pronto escuché un ruido en mi ventana. Me coloqué mi pantalón y velozmente me acerqué a ver que pasaba.
Cuándo la abrí, me encontré con la hermosa cara de Ricardo completamente húmeda por sus lágrimas. Me miraba con infinito amor y compasión, y sus ojos estaban rojos e irritados. En silencio lo hice entrar y caí rendido en la seguridad de sus brazos.
-Perdón… perdón.- decía sintiéndolo profundamente.- Me arrepiento tanto por no haber encontrado otra forma.
-No te culpes. Era necesario.- dije sonriendole con emoción.
-Estuve a punto de venir cuando la cam se desvió pero temí arruinar el plan. Luego, en el momento que vi los golpes que te proporcionó esa bestia entré en pánico y golpeé la pared imaginando que era la cara de el.- dijo cambiando su expresión a un odio visceral. Lo sujeté por temor a que fuera a buscarlo y se armara una pelea.
-¿Y como llegaste aquí tan rápido?- pregunté debido a que vivía como a 15 minutos y solo había apagado la cam hace 5 minutos más o menos.
-Cuándo vi…- dijo aguantandose la rabia y el llanto.-… Cuándo vi que te… te quería penetrar. no aguanté más y me vine corriendo. Temí por ti. ¿Te hizo algo más ese imbécil?
-No… ya esta todo bien. Me solté y le dije lo de la cam y ahora está durmiendo en el sofá.- Se zafó de mi agarre y se dirigió con furia hacia la puerta.- ¡No!… No vallas Ricardo.
-Quiero romperle los testículos con mis propias manos.
-Créeme que me encantaría que lo hicieras. Pero están mis padres y… bueno, no quiero que hagas una tontera por mi. Tu eres más que eso.
-Te quiero un montón ¿Sabes?- dijo acariciándome la cara.
-Ahora lo sé.- dije perdiéndome en su mirada.- Yo también te quiero Ricky.
Lentamente nos acercamos a la cama y nos acostamos. Posé mi cara en su acogedor pecho y me envolvió con su brazo. Me sentí seguro y en paz con el, por lo que caí en un sueño glorioso y profundo. A la mañana siguiente, sentí ruidos fuera de la habitación. Me resistía a abrir los ojos pero recordé que podrían encontrar a Ricardo junto a mi, por lo que los abrí rápidamente y me giré para hablarle, pero ya no estaba. En algún momento mientras yo descansaba se tuvo que haber ido para evitar problemas.
Después de esa situación, José jamás fue el mismo conmigo. Siempre me evitaba y siempre se iba a acostar después de que yo me quedara dormido. Solo faltaba un mes para el termino del periodo escolar y ansiaba las vacaciones para poder estar todo el día con Ricardo. Y cuándo llegaron al fin me sentí libre, José se fue a trabajar al campo para juntar dinero para su universidad y yo pude estar libremente con Ricardo.
Nuestras salidas eran perfectas. Íbamos al parque, hacíamos picnics, nos acostábamos en la cama solo para escuchar música y veíamos películas hasta que se oscurecía. No nos atrevíamos a hacer algo más, aun teníamos fresco el recuerdo de lo sucedido con José y no nos dejaba seguir más allá. Pero no era necesario, cada acción que realizaba Ricardo me llenaba de amor y alegría.
-Me haces tan feliz.- me dijo.
-Aww lindo. Tu me haces sentir tantas cosas hermosas que me cuesta empaquetarlo en una palabra.
-Ouh. Ese cumplido dejó muy pequeño al mío.- dijo fingiendo tristeza.- Pero haré esto…
Y me besó tan suavemente que sentí que el tiempo se detuvo en ese instante. Solo el latir de mi corazón me decía que el tiempo no se había congelado.
-Eso fue hermosombroso…Fabulantastico.- dijo aun en éxtasis.
-Pues eso me haces sentir tu.
Casi me desmayo con esa confesión tan extremadamente cursi y romántica. Me enamoraba con cada gesto que hacía y escuchar sus palabras era como caer en un mar de chocolate. El era como un caramelo grande y dulce… demasiado dulce… demasiado ideal… demasiado para mi.
Dentro de nuestras salidas como amigos (aunque ambos sabíamos que había algo más que amistad) nos divertíamos mucho, me hacía sentir muy bien y jamás peleábamos. Bueno, a veces teníamos alguna diferencia de opinión pero era solo un grano de arena flotando en un océano de buenos sentimientos y cariño.
Durante un fin de semana fuimos a nadar a la piscina. Recuerdo que se veía sumamente apetecible con ese short verde que le marcaba un culo y paquete dignos de esculpir en mármol, sin mencionar su cuerpo de dios griego con abdomen perfecto y suave. Me daba vergüenza estar cerca de el porque ese hombre si que me opacaba con tanta belleza. Pero no me importaba porque dentro de su humildad e inocencia, nunca se fijaba en las miradas devoradoras que les lanzaban algunas zorras babosas necesitadas de verga. Solo tenía ojos para mis cumplidos y atención porque cuándo estabamos juntos nuestro mundo se reducía solo a nosotros dos. Nadar con el era como nadar con una sirena, así de magnifico y mágico. Me gustaba como sacudía su cabeza cuando salía del agua o como su cuerpo brillaba por las gotas adheridas a su piel.
Ese día, después de salir de la piscina, nos fuimos a su casa a ver Harry Potter y el cáliz de fuego. Pedí permiso para quedarme a dormir con el y compramos muchas golosinas para pasar la noche. Nos encerramos en su habitación y me cobijé entre sus brazos mientras comíamos y veíamos la película. Durante más de dos horas que estuvimos ahí, veíamos hipnotizados la pantalla mientras que de vez en cuando nos dábamos pequeños besos.
La película termino muy tarde y la casa estaba en silencio. De pronto comenzamos a acariciarnos más de la cuenta y no nos dimos cuenta cuándo ya teníamos una potente erección en nuestros pantalones. Por un momento me resistí a continuar pero Ricardo estaba decidido a seguir.Traviesamente bajó mi pantalón dejando al descubierto mi pene, lo olió con nostalgia y lo engulló con apetito. Mordí mi mano para evitar gemir de gusto pues hace tiempo que no me daba un gusto así. Mi mamo bajó hasta su suave cabello y lo acaricié con ternura agrediéndole su trabajo oral.
Aun no estaba completamente relajado pero Ricky estaba empeñado en liberarme de la tensión. Colocó su dedo en su boca, lo humedeció y lentamente lo bajó hasta las puertas de mi interior. Siguió chupando mientras hacía una pequeña presión en mi ano, sin llegar a penetrar.
-¿Te gusta así?- me preguntó en susurro muy cerca de mi oreja.- Extrañaba tu culito, chocolatito delicioso (le gustaba decirme chocolatito)
-Me encanta todo lo que me haces.- dije disfrutando de sus atenciones.- Eres genial, super Ricky (yo le decía así porque era mi super héroe).
Todas esas caricias me encendieron y me liberé. Me levanté y me lance´sobre Ricardo, de una manera completamente salvaje lo desnudé completamente, agarré su gordo pene con mi mano y me lo metí hasta que choqué contra su pubis. Ricardo había quedado muy sorprendido y sin querer se le salió un gemido algo fuerte. Yo sacaba su verga de mi boca, le succionaba el liquido que brotaba de ahí, luego chupaba sus suaves testículos delicadamente y después volvía a tragarme ese manjar de dioses llamado pene. Imité sus movimientos y mojé mi dedo para luego llevarlo hasta su agujerito. Me levanté un poco y comencé a jugar con su oreja y cuello, susurrándole cosas lindas a la vez que frotaba mi falange en su entrada virgen y apretada. ¿Se han preguntado como es el ano de un deportista de ese nivel? Pues es genial, sobretodo porque esta muy bien oculto entre dos montañas de músculo que lo hace ver mas apretado y estrecho.
Debido a la posición y a lo apretado que estaba, no podía introducir mucho mi dedo pero fue suficiente estimulo para hacerlo jadear. Me volvía loco su cara de placer pues era demasiado provocativa y sus ojos me transmitían el placer que estaba sintiendo. Envuelto en fuego se levantó y me colocó boca abajo y comenzó a devorarme el orto. Su boca salivaba de manera descomunal por lo que en cuestión de segundos me tenía el ano listo y dispuesto para recibirlo completo. Aun así jugó primero con sus dedos, moviéndolos y explorando mi cavidad.
Me encantaba sentir su juguetona lengua en las paredes de mi recto. Ricardo sabía exactamente que puntos tocar para hacerme vibrar de gusto. Pronto estuve listo y me subí sobre el, tome con firmeza su miembro y apunté a mi ano. Contando hasta tres, fui introduciendo esa verga y cuando llegué al tres ya sus testículos tocaban mis nalgas.
-No tendré piedad contigo- le dije morbosamente y mirándolo fijo a los ojos.
Dicho y hecho. Apreté mi culito y comencé a moverme como poseso sobre él. Ricardo en un ataque de pasión, me tomó de la mandíbula y me introdujo su lengua hasta la traquea deborandome la boca de manera lujuriosa. Me encantaba como su verga chocaba con las paredes de mi interior, presionando mi próstata desde adentro y haciéndome derramar cada vez más líquido pre-seminal. Me calentaba sentir mi ano completamente abierto y adherido a su pene, succionandolo y apretándolo para darle gusto a mi hombre.
Cuándo comencé a cansarme, fue él quién tomó el mando y me agarró de las caderas y empezó a moverse de manera sensual, primero en círculos revolviendo mi interior, para luego seguir con el mete y saca. Sus manos chocaban contra mis nalgas enervando mi locura, por lo que retomé el ritmo convirtiendo la penetración en casi una lucha entre nosotros. Pronto ya no podíamos aguantar más. Tomó mi pene y comenzó a masturbarme frenéticamente de esa manera especial que tenía. Utilizando mi propia lubricación comenzó a frotar mi glande y la fricción causó un orgasmo intenso que me dejó el glande delicado.
Ricardo aprovechando mis contracciones, aceleró sus envestidas haciendo que mis chorros de semen salieran con aun más potencia y provocando su orgasmo. Pero cuándo noté que ya estaba a punto de correrse, me levanté aun con mi pene cubierto de semen y me enterré su verga en la boca. Succionando desesperadamente, esperé su leche preparado para tragarla. Tuvieron que haber visto la cara de morbo que puso Ricardo. Cada disparo de semen impactó con mucha potencia contra mi paladar y en rápidos movimientos con la lengua comencé a tragarlos. Dulce y glorioso semen que tenía mi macho. Era como estar tomando yogur griego. Cuándo acabó, me levanté y nos besamos apasionadamente, agradeciéndonos en cada beso.
Las semanas siguientes fueron geniales con él. Me daba miedo de mirar cualquier cosa porque él al instante iba y me la compraba. Era un ángel caído del cielo, pero había algo que me preocupaba ya que era demasiado atento conmigo, estaba muy empeñado en darme todo el amor y la atención posible. Al mes siguiente era Febrero y un día me invitó a cenar. No está demás decir que comí como cerdo, me devoré en una hora más de lo que come una familia de cinco en una semana. Y cuándo estábamos en el postré, me tomó la mano y me miró a los ojos fijamente.
-¿Sabes? Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.- dijo con sus ojitos húmedos.- Eres demasiado especial para mi… Tu completaste ese espacio que todos tenemos en el corazón pero que pocos consiguen llenar verdaderamente.
-Me vas a hacer llorar.- dije perdido en su dulzura.
-Además eres tan tierno y cariñoso que me enloquece estar cerca de ti. Desbordas pasión y esa locura que todos quieren poseer, aunque temen liberar. Yo… quiero que seas mi novio.
Abrí mis ojos impresionado. Era una declaración de amor sumamente romántica. Aunque no hubiese necesitado palabras ya que su angelical rostro lo decía todo.
-Eso no parece una pregunta. Pero tienes razón… y yo también quiero que tu seas mi novio.- sonrió de manera tierna.
-Quiero que sepas que siempre estarás en mi corazón.
Nos besamos con ternura frente a toda esa gente que estaba a nuestro alrededor. Muchas personas nos miraron con sorpresa y la mayoría con ternura. En ese momento me percaté de la decoración del lugar y me di cuenta que era el 14 de febrero, día del amor (si lo sé, soy un idiota despistado). Lo volví a besar con más pasión, provocando a algunas personas que nos miraban con recelo. Pero no me importaba, yo estaba feliz en ese momento y no me interesaba su opinión, y de hecho me agradaba causar ese impacto.
-Ven… Vamos.- le dije.
-¿Donde?
-Ya lo verás.
Lo dirigí hasta la iglesia evangélica más cercana y en sus puertas, mientras toda la gente estaba en su culto, lo tomé de los hombros y lo besé parándome en la punta de mis pies. Con sorpresa (y poniéndose colorado) me abrazó por la cintura y me siguió el juego. Fue gracioso ver la cara de pánico de muchas de esas señoras y caballeros amargados que creen que tienen derecho a decidir por los gustos de otras personas, como si ellos después estuvieran cerca para hacerlos feliz y consolarlos. Frente a sus caras me besé tan apasionadamente como, seguramente, hace tiempo no lo hacían ellos. Sonriendo y lanzándoles una feliz mirada, desaparecimos de ahí.
-Estas muy loco.- dijo entre risas.- Dios nos castigará.
-No. Dios debe estar contento de que sus hijos están felices.
-¿De cuando eres tan religioso?
-No soy muy religioso, pero de todas formas creo en Dios y que si me hizo ser como soy es por algo, aunque muchos de sus otros hijos quieran negarlo.
-Exacto. Dios sabe lo que hace.- Pronto llegamos a su casa.
Nos fuimos directo a su habitación (su casa era enorme, por lo que era más fácil intimar sin ser oídos) y comenzamos a desnudarnos a medida que entrabamos. Las hormonas mandaban en ese momento y nosotros obedecíamos ciegamente. En un momento se detuvo y me susurró al oído que quería que lo penetrara. Sorprendido y con mucha emoción acepté.
Se colocó sumisamente en cuatro dejándome el camino libre para llegar a su precioso ano. Me encantaba como quedaba oculto entre esa masa de carne dura y suave. Enterré mi cara en ese ojete y lo saboreé como su estuviera cubierto de chocolate. Sus testículos colgaban grasilmente y aveces me distraía dándoles un poco de atención. Cuándo su ano estuvo bien ensalivado comencé a introducir mis dedos. Para mi sorpresa no costó entrar pero una vez adentro la presión que se ejercía sobre mis dedos era tremenda. En un momento Ricardo apretó su culo y por poco no me fractura un dedo (exagero un poco, pero de todas formas apretó mucho).
Su interior ardía demasiado y presionaba mucho, lo cual me excitaba y literalmente me mojaba. Tres dedos fueron suficientes para poder entrar a la carga al fin. Ricardo se abrió las nalgas dejandome ver su ano de un color rojizo y comencé a hacer presión. Lentamente su culo, con hambre, comenzó a tragarse mi pene. Era una hermosa sensación el calor, la presión y la humedad que mi verga de 16cm (en ese momento) estaba sintiendo.
Era un poco torpe con los movimientos, pero cambiamos de posición de manera que Ricardo me pudo ayudar a coger el ritmo. Su culo apretaba mi pene de manera bélica, transportándome a otro mundo. Mi nivel de excitación estaba por sobre el máximo, ya que ahora lo hacíamos como novios oficialmente. En un acto de contorsión, quedé cerca de su pene y comencé a mamarlo mientras yo lo penetraba. Cuándo el subía, su pene se incrustaba en mi garganta y cuando bajaba, el mía se enterraba en su interior.
No pude aguantar más debido a la envolvente presión de su ano en mi pene y comencé a sentir que me corría. Ricardo paró y cambiamos posición. Tras una previa dilatación, fui yo el penetrado y con gusto recibí su verga dentro de mi. Bueno… en resumen, esa vez lo hicimos en todas partes y de todas maneras. Pero el primer orgasmo como novios fue el paraíso. Me tenía contra la pared penentrandome con una dulce brutalidad, ambos estábamos en un éxtasis que era gobernado por el placer, el amor y la pasión. Mordiéndome el cuello y gruñendo, Ricardo comenzó a llenarme de semen, mientras que yo casi sin respirar tuve el mejor orgasmo de mi vida.
El semen volaba por el aire…fui a narnia… estuve cara a cara con Aslan… recorrí el anden 9 3/4… y regresé. Casi eyaculo mi alma y mi corazón de tan fuerte orgasmo. Quedamos K.O agotados en la cama, sin aliento, pero más enamorados que nunca.
-Te amo.- dijo. Y era la primera vez que lo decía.
-Te amo más.- confesé al fin. Esas palabras esperaban mucho por salir.
Esa semana fue inolvidable. Almorcé con sus padres, los cuales me recibieron emocionados y muy gratamente. Fuimos al cine, comimos mucho, fuimos a la playa, hicimos muchas veces el amor. Y cada vez me enamoraba más.
-Eres un chico muy especial y yo soy un chico muy afortunado.
-Si… lo eres.- dije sonriendo.- Solo estoy para ti.
-Tienes que estar para todos quienes te amen. Nunca se sabe que puede pasar en unos 4 o 5 años más. El amor lo puedes encontrar más de una vez, si te dedicas a buscar lo que realmente vale la pena.
-Puede ser. Pero solo me interesas tu ahora.
Nos besamos. El acto de besarnos era casi tan natural como respirar, solo que mucho mejor y mas rico. Pronto comenzarían las clases y me resistía a tener que reducir mi tiempo con Ricardo, pero no había nada que pudiera hacer.
A mediados de Marzo, comencé a notar triste a Ricardo y cada vez que me acercaba me evadía. De todas formas era lógico debido a que José siempre estaba obvservandome, aunque ahora en la universidad pasaba más tiempo fuera de casa. Un día Ricardo se me acercó, se veía agitado y como si no hubiese dormido. Me entregó una carta como si me estuviese pasando drogas y luego se fue.
-Te amo, mi chocolatito delicioso.
-Te amo más, super Ricky.
Quedé congelado debido a tan abrupto encuentro, por lo que no atiné a seguirle. Abrí la carta y comencé a leer.
"Samuel. Aunque parezca demasiado melodramático, te diré esto por carta porque no alcanzaba a decirte todo debido a que tengo poco tiempo y tu harías muchas preguntas y yo me distraería en tus ojos y ambos nos entretendríamos besandonos. Mi abuela está muy enferma y con mi madre nos iremos unas cuantas semanas a cuidarla. Papá no puede ir por su trabajo y yo puedo faltar un par de días al colegio, así que decidí acompañarla. Y eso. Me tengo que ir rápido porque mi mamá está histérica y tu sabes lo que pasa cuando se coloca así. Además igual me da pena dejarte solito. Te amo con mi vida y nunca lo olvides. Siempre estaré en tu corazón. No sé si donde esté pueda hablar contigo ya que no se si mi abuelta tenga teléfono. Cuídate mucho mi chocolatito especial y pórtate muy bien eh. Quiero estar orgulloso de ti y del chico que eres ahora.
pd1: Te amo de aquí hasta el infinito más 1.
pd2: No permitas que tu hermano te ponga un solo dedo encima. "
Aun estaba en shock por ese momento. Decidí ir corriendo en su dirección pero al parecer se había subido a un taxi y ya no estaba. Me fui a mi casa y rápidamente tomé mi bicicleta y me dirigí a su casa. Pero cuándo llegué no había nadie.
Tres días después recibí una llamada de su madre.
-Hola Samuel.- dijo con voz extraña.-
-Hola Señora Ana.
-Quería…- no alcanzó a completar la oración y comenzó a llorar.-
-¿Que ocurre? ¿Se encuentra bien?- me estaba preocupando.
-…Quería… que vinieras ver a Ricardo… que vinieras a despedirte.
-¿Despedirme?- pregunté.- ¿Para donde se va?
-¿Pero habló contigo?
-Si… Me dijo que se iba con usted a cuidar a su abuela y…
-No… No, no, no…- dijo.- El… dijo que te contaría.
-¿Contarme qué?
-Ricardo… Mi Ricky esta enfermo… Tiene cáncer…. y…
Y bum… Todo se volvió negro. Mi corazón se ahogó en un mar de lágrimas de sangre cuándo escuché eso. "Cáncer… Cáncer… Cáncer". Me repetía. ¿Como no me di cuenta? ¿Por qué no me dijo antes? ¿Por qué él y no yo?
-…-
-El nos dijo que no te dijéramos…. Se supone que el te lo diría… Desde pequeño que lo padece y en su caso no había remedio, en cualquier momento se no iría… Podía ser en un mes o 2 años, pero fueron 5, en los cuales los últimos meses solo resistió para estar contigo… Ese día lo llevábamos a la clínica en malas condiciones pero nos rogó para que lo lleváramos primero a tu colegio y entregarte la carta de despedida… Seguramente… Seguramente no fue capaz de decírtelo por temor a tu reacción.
-¿Donde están?- dije en estado de shock.- Quiero ir ahora mismo.
Me dio la dirección y rápidamente me fui. Fueron los 20 minutos más largos de mi vida. En el taxi iba casi en piloto automático, lloraba sin parar, mi cabeza dolía, mi corazón estaba en el suelo destrozado. Cuándo llegué mis piernas no respondían y no emitía ningún sonido. Llegué a la habitación e ignorando a toda la gente caí al lado de su cama. La impresión de ver a un chico tan dulce, alegre y bello, que ahora estaba conectado a muchas maquinas y tubos, me dejó traumatizado. En ese momento solté todo el dolor que tenía en un llanto desgarrador a los pies de la cama donde estaba el ser que era dueño de mi corazón. La señora Ana me abrasó por la espalda y lloramos juntos.
Estuve todo el día haciéndole guardia a Ricardo. No me moví ni un segundo con la esperanza de verlo abrir los ojos… sus bellos ojos de mirada inocente… sus labios con dulce sabor… Le canté algunas canciones, le conversé sobre las cosas que haríamos al salir de ahí, y lloraba mientras pronunciaba cada palabra. Los padres de él y los mios nos miraban con una profunda pena esperando lo peor. Pero yo sabía…. tenía la esperanza de que todo iba a estar bien… de que Dios no se llevaría a alguien tan bueno.
Pues me equivoqué. a las 5:48 de la mañana su corazón dejó de latir. Me aferré a su cama resistiéndome a creer que el mis corazón, que con sus latidos me había hecho dormir tantas otras veces. Me resistía a pensar que no volvería a ver sus hermosos ojos y que no volvería a probar sus besos. Mi gritos resonaban en toda la habitación, mis padres intentaban convencerme de la aterradora noticia, mientras que los padres de Ricardo miraban destrozados en un rincón.
Cuándo al fin lograron sacarme, la señora Ana se acercó y me abrazó con todas sus fuerzas mientras gritábamos de dolor. Luego separándose me entregó un papel.
-Ricardo… Me hizo prometer que te lo entregaría…- Y se alejó.
"Dios elige a sus mejores solados para sus batallas más importantes.
Pd1: Recuerda lo que te dije en la primera carta.
pd2: No olvides que donde esté te amaré.
pd3: Que esto no te impida volver a amar más adelante."
Ricardo sabía que yo me cuestionaría de porqué Dios se llevaría a alguien como él, y bueno… ahora se porqué.
No dormí en todo le día y en la noche siguiente, lloré la gran parte. Mi mente recordaba todo lo que habíamos vivido y me atormentaba no volver a repetirlo. Quería decirle tantas cosas…
El funeral fue hermoso. Todos hablaban maravillas de él y me hacían sentir tan especial e importante por haber sido elegido por Ricardo para ser su novio. El siempre supo que moriría, pero nunca se resignó a vivir una vida esperando su muerte precoz. Y pues decidió pasar sus últimos momentos conmigo, dándome todo su amor y cariño, y haciéndome tener los mejores momentos de mi vida.
Quedé con el corazón roto. Pero me lo rompió el mejor hombre que podría existir…
Creo que después de esta historia, me retiraré un poco de la escritura y descansaré la mente. Espero volver pronto.
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