Mi hotel particular.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, me presento, mi nombre es Alirio Marcano, venezolano del estado Nueva Esparta (Isla de Margarita), esta experiencia transcurrió cuando yo tenía 16 años, mi color de piel es morena, no soy muy alto, pero delgado, mi pene era regular de tamaño. Cuando comienzo en la universidad en el mismo estado, una tía me deja las llaves de su casa porque ella viajaría al extranjero por unos meses.
La casa en cuestión estaba cerca de la casa de mis padres y a veces la utilizaba para estudiar por la soledad. Una tarde, sentado en la ventana, pude ver la vecina de enfrente, una niña de 15 años, de figura espectacular para su edad, aquella niña hizo que mi pene se pusiera duro y me hiciera una paja en su nombre, luego cuento lo que pasó con ella.
Cuando yo estaba en la casa le hacía saber a mi madre, por si me necesitaban, una tarde apareció un primo que tenía 15 años igual que la chica de enfrente y al preguntarle que le pasaba me dijo que su mamá lo había mandado a hablar conmigo porque yo estaba estudiando medicina para ese entonces, y le pregunté que le pasaba, él me contestó que sentía un malestar en su pene y que le daba pena ir con otra persona, nos fuimos a un cuarto a pesar de estar solos porque a él le daba pena sacarlo en el comedor que era mi sitio de estudios. Cuando llegamos a la habitación, yo me siento en la cama y lo paro delante de mí y le pido que se saque su pene, sorpresa, cuando mi primo desenfundó su pieza, lo que vi me descontroló todo, mi primo tenía un pene mucho mas grande que el mío y mucho mas grueso, parecía un tolete.
Unos segundos estuve solo contemplando aquella pieza de la que me enamoré de inmediato, volví en mí y me concentré en la lesión, le dije, necesito pelarlo para poder saber que tienes, a lo que él me decía que lo hiciera con cuidado que cuando lo trataba de pelar era que sentía ardor y dolor, de inmediato y para mi corto conocimiento de medicina pude saber de qué se trataba, si pelárselo se lo toque y pude sentir que tenía algo de temperatura y en lo poco que se le veía del glande estaba bastante rojo. Le pedí que se acostara y que me esperara mientras iba a la cocina a preparar un cocido para lavar su pene. Al regresar allí estaba mi primo con su tremenda pieza expuesta, puse la tasa a un lado y le dije que tenía que lavarlo, porque lo que tenía era un poco de desaseo y que se le había infectado con su propia temiga,
Le tomé el pene con mucho cuidado y cariño y comencé a pasar un algodón con la mezcla algo tibia, cuando puse por primera vez el líquido en su pene, se retorció porque le ardía y le indique que tenía que aguantar un poco por cochino, comencé mi trabajo fui pelando su miembro y pasando el algodón, descubrí su glande por completo, estaba rojo por la infección que tenía, lo lavé con mucha delicadeza, así lo pelé todo y lo lavé por completo, después de aquel aseo le puse una crema y le dije que nos viéramos al día siguiente allí.
Aquella noche no dejaba de pensar en el tamaño del pene de mi primo y soñaba con el siguiente día, nuevamente en horas de la tarde se presentó mi primo y le indiqué lo mismo, volví a lavar su pene ya sin dolor y repetí la cura, recomendándole que al bañarse tenía que pelárselo y echarlo mucho jabón. Al tercer día no se apareció, imaginé que ya había sanado y no le hacía falta la revisión, al cuarto día se presentó y me dijo quiero que me revises el pene, yo sin mostrar interés le pedí que pasara al cuarto y se quitara el short y el interior mientras yo iba por el agua, cuando entro al cuarto me encuentro a mi primo con su pene muy erecto, aquello para mí fue lo máximo, sin mostrar interés le pregunté porque lo tenía así y el me respondió es que lo tengo enfermo y quiero que me lo cures, se rió y me indicó que se lo tocara como lo había hecho días antes, me acerqué y se lo tomé con mis manos, puedo decir que se lo agarré con las dos manos y su glande quedaba a un dedo de mi segunda mano
Lo comencé a masturbar con mucho cuidado y delicadeza, mientras le preguntaba si sentía algún dolor, él me respondía que solo le dolían las bolas porque desde que le había tocado su penes había pasado días tratando de que no se le parara mientras lo curaba, pero que ya era otra lesión y quería que se la sanara, me acerque para oler su pene a ver si había algún olor extraño y solo olía a su cuerpo, puse la punta de mi lengua en su glande y pude ver como mi primo cerraba sus ojos y se chupaba los labios, aquello para mí fue una invitación al placer, me metí aquella tremenda cabeza en mi boca y chupaba, como quien se come una chupeta, lamía su cuerpo hasta llegar a sus bolas rojizas, me metía poco a poco una y otra dentro de la boca y se la chupaba, volvía nuevamente a su cabeza, lamía y chupaba,
Así estuvimos un buen rato y mientras le mamaba su tremendo pene a mi primo me hacía una paja que no duró mucho, me descargué en el piso como un litro de leche, al llegar yo, le tomé el pene con las dos manos y lo hice llegar, mi primo explotó literalmente, su chorro alcanzó hasta la pared, parecía que nunca se había descargado. Lo limpié, le lavé su pene y lo hice orinar para limpiar su conducto urinario y que no quedaran rastros de semen y así evitar que se irritara nuevamente, mi primo siguió apareciendo por aquella casa muy seguido, pero en otro relato les cuento hasta donde llegamos.
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