Mi inciacion homo pasivo a los 24
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Eladio.
Por primera vez voy a contar esta historia, que sucedió hace algunos años cuando yo contaba con 24 años de edad, y mantenía un cuerpo entrenado y musculoso pelo castaño, ojos pardos y un pene de más de 18 cm. y dos pulgadas de diámetro.
En aquel entonces recién había adquirido, mi primera computadora y mi vecino más joven de apenas 11 años, me visitaba con frecuencia, queriendo ver y aprender a manejarla , para luego hacer sus tareas en la misma.
Este joven vecino, cuando llegaba a la mi casa, se sentaba en mis piernas para desde allí poder alcanzar el teclado y el mouse.
Este jovencito, traía en su mente algunas fantasías, que veía y escuchaba en su casa.
Su hermana recién casada, hablaba mucho de sexo con su mamá.
Su hermano, tenía un novio, y hacían de las suyas en la casa, mientras eran observados, por este pequeño a través de hendijas, de la pared.
Cuando el llegaba a mi casa, siempre venía con un shorcito, muy ligero y se movía constantemente sobre mi muslo., Cosa que me provocaba en algunas ocasiones erecciones instantáneas, que el notaba, y se reía.
En esta ocasión que hoy les narro, el vino más temprano que nunca y traía una sonrisa picaresca e inusual.
A qué se debe esa cara, le pregunté
Acabo de ver, como le rompen el culo a mi hermano.
No comprendo, lo que estás diciendo, le dije.
Luisito, el novio de mi hermano, le dijo que estaba cansado de que todos los días, solamente se la mamara. Y hoy, le dijo que se pusiera en cuatro patas, que ya no aguantaba más.
Mi hermano se puso en cuatro patas, y Luisito se puso saliva sobre su pene, se la apuntó al ojo del culo y de una, se la empujó toda. Mi hermano gritó adolorido que se la sacara, pero Luisito, lo sujeto firmemente por la cintura y lo mantuvo clavado por un rato, hasta que pasado el dolor comenzó a meterla y sacarla, a un ritmo que provocó sensaciones a ambos y se vinieron casi al mismo tiempo.
Eso que me cuentas, sucede muchas veces, por no tener experiencia y no saber preparar las condiciones para hacerlo.
En estos momentos, el percibió la erección de mi pene y con una sonrisa amplísima, me dijo: se te paro
Extendió su manito, y colocó su mano sobre mi pene. Preguntándome seguidamente, que si yo quería ser su novio.
Con tal erección, no podía casi mantenerme controlado.
Eres muy pequeño para estar pensando en entregarte a un hombre, puede esto traerme problemas si alguien se entera.
Pequeño soy pero he descubierto que me gustan los hombres y quiero tener sexo desde ya- me dijo.
A la vez que decía eso, extrajo mi pene de mi pantalón y se lo metió en la boca y comenzó a darme una mamada inigualable.
Con la mamada que me estaba dando, se me puso la pinga más dura que de costumbre y comencé a acariciar su culo con mi mano derecha y jugando con una de sus tetillas, mientras le decía obscenidades a su oído para aumentar su excitación, mientras le dilataba su estrechísimo culo.
Después de introducirle, un dedo lubricado, comencé a meterle dos dedos, se quejó un poco, pero aceptaba el movimiento de mi mano y su preparación para la penetración.
Una vez que considere que estaba dilatado y bien lubricado, le indiqué que se pusiera a cuatro patas sobre la cama, lubrique en mi pene, lo presione contra el orificio de su culo y comencé a introducirse la poco a poco, hasta que sentí que mis testículos chocaban contra sus nalgas.
Había logrado colocar en su interior el trozo de carne, que era mi pene erecto.
El niño con los labios mordidos, apagaba sus deseos de gritar por el dolor que esta primera penetración le causaba, pero no era un dolor terrible, según me manifestó después.
Le había escuchado decir a su madre, que cuando una entrega del culo, tiene que estar preparada para aguantar ese breve dolor que causa la ampliación violenta del esfínter.
Cuando creyó, que era el momento.
En el mismo comenzó a mover su culo metiendo y sacando mi pinga de sus entrañas, continué y acentúe el ritmo de la penetración hasta lograr el eyacular dentro de su maravilloso culo y así, sellamos nuestro compromiso de guardar silencio para mantener nuestra secreta relación.
Después de tan placentera eyaculación me mantuve abrazado a su cuerpo por unos minutos, hasta que mi erección comenzó a descender y estando mi morronga más flácida la retiré de su divino culo.
El se acercó a mí, me besó en la boca y se puso de rodillas y me la mamó limpiando todos los restos de semen, que en ella quedaban.
Hasta aquí esta primera historia que espero les haya gustado y que les aseguro, que es 100% real.
Espero que les gustara
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!