Mi iniciación al mundo bi
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Recuerdo que fue entre los 10 y 11 años que este tío de 40 años aprox. en ese entonces, comenzó a buscar pretextos para pasar tiempo conmigo a solas, como mis papás trabajaban ambos yo pasaba tiempo solo en casa por las tardes después del colegio y, dado que el era experto en reparaciones de tipo electricidad plomería y carpintería, se ofrecía continuamente para hacer reparaciones en mi casa, las que por ser gratuitas no eran demandadas en tiempos específicos y eso le daba harta posibilidad para estar conmigo y comenzar a engatusarme, mientras mis papás estaban más tranquilos de que yo no estuviera solo!.
Al principio su acercamiento fue mas bien de conversación para identificar si ya se me estaba despertando la lívido, me preguntaba si ya había besado a una chava o si había visto una revista porno, y pues como obviamente no había esas experiencia en mi, me dejaba pensando en ello. Luego comenzó a llevarme revistas tipo playboy para ver mujeres y cuando detectaba mi excitación, me decía que no me podía quedar así o me podía enfermar, además de que mis papás se darían cuenta de que anduve viendo "cosas", así que me convenció de masturbarme pero insistió en verme para asegurarse de que lo hacía adecuadamente y que no me haría daño. Debo confesar de que por mucha inocencia que pudiera tener en aquella época, una parte de mi sabía perfectamente que estaba siendo objeto de una especie de cacería por parte de mi tío y, por una razón que no se explicar, esa idea no me parecía desagradable y me provocaba jugar conscientemente el papel de inocente bobo al que puedes engañar. (Ahora que lo escribo me doy cuenta que desde ahí me gusta eso de asumir un rol! wow un sicólogo estaría fascinado con esto jajaja)
De ahí la evolución ya fue bastante obvia, primero me ayudó a masturbarme "bien" y para despejar bien mis conductos se ofreció a hacer una succión que permitiera salir bien al semen, así empezó a chupármela y así comenzó a agregar caricias, pero siempre dejándome un rol activo de solo disfrutar sin dar nada a cambio. Como es lógico, yo ya deseaba que se dieran momentos a solas, pues de menos iba a terminar recibiendo una mamada deliciosa y viniéndome en la boca de mi tío, si no es que acababa con una sesión completa de ser acariciado y besado en cada milímetro de mi piel, lo cual resultaba alucinantemente placentero.
Ya para estas fechas con 13 años encima y la pubertad a todo lo que da, hacia cualquier cosa con tal de estar a solas con mi tío, incluso nos veíamos fuera de casa cuando mi familia suponía que estaba en el parque, yo estaba experimentando el sexo con mi tío cada tarde.
Todo fue evolucionando, al principio me daban asco los besos en la boca, pero después de un tiempo, me fascinaba tener grandes sesiones de besos cachondos, incluso después de que me hacia venir cuando ya no había tanto morbo y excitación me llegaron a resultar agradables.
Luego estaba el tema de tocarlo, acariciar su cuerpo ardiente me gustaba y me excitaba, pero tocar su pene me daba mucho más trabajo, podía tolerar sentirlo pegado a mi cuerpo pero tomarlo con la mano me provocaba un rechazo muy desagradable y como él nunca presionaba a nada y solo disfrutaba con paciencia, nunca me sentí obligado a hacerlo y recuerdo que a cambio de tocarlo o chuparlo como se que el deseaba, yo sólo le permitía ponerlo entre mis piernas, apretando todo lo posible para que pudiera usar mi cuerpo para masturbarse, ya sea en misionero o de perrito, yo le ayudaba a terminar con su pene entre mis piernas.
¿Cómo fue?, quien sabe! pero de a poco, el asco a su pene se fue transformando en curiosidad y deseo, supongo que la estimulación de mi colita cuando me ponía la verga entre las piernas fue provocando la transformación, pero el caso es que entre mis 14 y 15, yo comencé a tocarlo e incluso a probar su pene, recuerdo que me daba mucho asco acercarlo a mi cara, pero yo me forzaba y por lo menos darle un beso de piquito. Es sorprendente como sin que él me pidiera nada, yo me empeñaba en ser mas grato para él, en retribuír el placer que él siempre me garantizaba.
A partir de que perdí el asco al pene, todo se volvió un paraíso, ambos nos entregábamos oralmente a la satisfacción del otro, y cada ves era mas placentero jugar con su pene o meterlo a mi boca, imitar sus movimientos, descubrir la poderosa sensación que obtienes cuando logras estremecer a alguien con tus caricias y chupadas, cuando lo haces gemir o poner los ojos en blanco.
En ese mismo proceso de mucha oralidad, recuerdo que mi tío dedicaba buenas cantidades de tiempo, saliva y lengua a mi colita, cosa que por supuesto me hacía volverme loco y de a poco desear, cada vez mas, que la lengua fuera más allá, que usara sus manos o algo, pero él se limitaba a lamer y estimular, creo que anticipaba que yo tarde o temprano, acabaría pidiendo a gritos que metiera algo ahí.
Poco a poco lo fui pidiendo, primero más lengua, luego dedos y por supuesto, le pedi que me cogiera, cosa que resultó muy complicada dada su generosa dimensión, pero que al cabo de varios intentos en varias sesiones, usando todos los lubricantes que pudimos, un buen día logré escuchar un gemido triunfal en su garganta, luego de lo cual pregunte ilusionado: -¿entró toda?-, y él me respondió: -hasta la empuñadura!-. Que puedo decirte, ese día me sentí extraordinariamente feliz, por fin logré recibir a mi hombre hasta el fondo de mi ser, logré darle cabida a ese pene que al principio sólo toleraba entre mis piernas, estaba siendo cogido como una chica, me sentía deseado, y sentía que al fin podía agradecer tanto y tanto placer recibido.
Yo no quería que acabara nunca, quería que me cogiera por horas, nada me saciaba y como cada vez era menos doloroso, menos complicado y más delicioso, yo quería verle diario, sin importar hora o lugar, pero si no tenía mi mamada y mi cogida diaria, sentía una frustración enorme.
Déjame decirte que paralelamente a este proceso, también descubrí la miel de la mujer, y me fascino enormemente, me encantaba ese complemento de consentir y dominar a las mujeres y luego convertirme en ellas con mi tío, ser consentida y dominada. Hasta la presente fecha ese es mi complemento perfecto, a mi nunca me atrajo ni me atrae penetrar a un hombre, no me excita la idea, en cambio a mi mujer me encanta cogérmela vaginal y analmente, pero cuando estoy con un hombre, solo quiero dar placer y consentir con mi boca y mi trasero, aunque debo confesar que me encanta también que me la chupen.
Durante años él fue el único en mi vida, no fue sino hasta que por tema de trabajo se mudó a otra ciudad cuando me vi forzado a mirar a mi alrededor, y solo hasta que tuve 20 años me di la oportunidad de tener otra verga en mis manos, en mi boca, en mi interior.
De ahí hasta la fecha a habido varios que merecen especial recuerdo, ya sea por la deliciosa experiencia, por alguna rareza de la situación o de su cuerpo e incluso uno o dos imbéciles a los que preferiría olvidar, pero el caso es que me he dado la oportunidad de vivir, sentir y disfrutar, con higiene, responsabilidad y siendo selectivo, aunque desde que me casé dejé el ambiente. El mejor, no sé, creo que mi tío siempre será el mas especial por haberme iniciado, sólo otro que conocí mas grande ha logrado dejar una huella importante, pero esa es otra historia.
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