Mi jefe le quita la virginidad a mi hijo pequeño
Mi jefe un hombre maduro se encarga de follar por primera vez la colita de mi único hijo .
Mi nombre es Oscar, soy un hombre de 37 años de piel bronceada, altura mayor al promedio y un cuerpo robusto pero fuerte.
Soy divorciado desde mis 30 años, quedándome a cargo de mi pequeño hijo Mateíto que ahora tiene 10 años, el es un chico muy tierno y simpático, llenando de alegría cada momento de mi vida, desearía que fuera más parecido a mi, pero saco los genes de su madre lo que lo hacen ver más lindo y dulce: una estatura baja, piel blanca, cabello castaño, ojos verdes y extremidades delgadas aunque con una pequeña pancita llenita. El siempre ha sido algo delicado, he tratado de meterlo a algún deporte pero prefiere quedarse en casa leyendo o haciendo tarea.
Hace tres años decidimos empezar una nueva vida en una ciudad diferente, encontré un buen trabajo con disponibilidad de horarios para cuidar de Mateo, y rente un pequeño departamento temporal de un solo cuarto y un baño, que cambiaría cuando me dieran un ascenso por esforzarme en mi trabajo; a Mateo y a mí no nos molestaba compartir cuarto y aveces la ducha, donde mi hijo mostraba su desnudez aún virgen sin llegar a la pubertad, y yo solamente utilizaba mis boxers que se pegaban a mi cuerpo cuando se empapaban.
A las 2:30 de la tarde llegando de recoger a Mateo del colegio, le indiqué que se quitara el uniforme y se metiera a la ducha porque mi jefe nos había invitado a comer a su casa.
Mientras Mateo se bañaba yo no podía contenerme las ganas de orinar, así que me dirigí al baño con total confianza y entre.
-Permiso Mati, voy a entrar a orinar- dije tocando la puerta y entrando después viendo a mi hijo totalmente desnudo bajo el agua pasando la esponja por jabón por toda su piel.
-Date la vuelta ya sabes- dije sabiendo que mi hijo nunca había visto mi pene, siempre había marcado esa línea, aunque no me molestaría si algún día lo mirara.
-Okey- dijo y me dio la espalda, no pude evitar mirar su cuerpo un poco más de lo normal, su pequeño pene colgaba sin mostrar indicios de la pubertad, su pelvis al igual que todo su cuerpo tenía la piel lisa si ningún vello, y su colita era redondita y bien formada, recordándome al culo de su madre; cuando me di cuenta mi pene ya estaba erecto en mi mano, sorprendido por la erección que me había causado mi hijo sacudí mi cabeza y lo guardé dentro de mi ropa interior nuevamente.
Al terminar de ducharse fue mi turno, entré al baño y me desnudé completamente, en una esquina del baño se encontraba el contenedor de ropa sucia de donde me llamó la atención una trusa color verde con imágenes de dinosaurios que era de las favoritas de Mati, hoy había sido día de deportes en su colegio y solía llegar sudado; curioso tome su ropa interior y la acerque a mi nariz, percibiendo un olor cálido y dulce, no pude evitarlo y mi pene se volvió a poner erecto, lo tome con una de mis manos y empecé a masturbarlo lentamente, con la otra mano acercaba la trusa a mi nariz, recordando las veces que he visto a mi hijo desnudo, cada vez aumentaba más la velocidad de mi mano y la fuerza de mi respiración.
-Mmmmm- gemí tratando de no hacer mucho ruido, descargando mi semen sobre la ropa interior de mi hijo. Aunque mientras me duchaba me sentía culpable por excitarme con mi propio hijo, por otro lado no podía evitar contenerme.
Un par de horas después llegamos a casa de mi jefe, Manuel, un hombre pudiente, de 48 años, piel blanca, cabello canoso pero arreglado, algo gordo pero alto, que vestía con clase.
Nos hizo pasar a su lujosa casa y tiernamente saludó a Mati.
-Con que tú eres el pequeño de quien siempre habla tu padre eh- dijo inclinándose a su altura y desordenando tiernamente su cabello.
-jejeje, hola soy Mateo- dijo mi hijo tiernamente dándole la mano.
-Me alegra que hayas aceptado mi invitación Oscar, tengo buenas noticias para ti-
Los tres nos dirigimos al comedor donde después de una buena comida Manuel me anunció o un gran asenso para mi, emocionado abracé a Mati y agradecí su apoyo y reconocimiento de mi arduo trabajo.
Me comentó que tendría que ir a una ciudad de fuera a firmar unos documentos y hacer unos trámites que tardarían tres días para mi nuevo puesto y quedaría todo concretado. Yo le respondí que no habría problema, solo buscaría una niñera para mi hijo y podría salir cuando sea.
-No te preocupes, Mateo puede quedarse conmigo, mi familia salió de vacaciones y estoy solo en esta gigantesca casa- dijo amablemente
-No quiero molestar jefe, bastante me está apoyando con este nuevo puesto-respondí dócilmente
-No es problema, tu tráeme a Mateo temprano mañana y ese mismo día sale tu vuelo- dijo
Siguiente día
Por la mañana armé las maletas de Mateo rápidamente después de que se nos hiciera tarde, lo llevé rápidamente a la casa de mi jefe sin darle tiempo de ducharse ya que mi vuelo salía en dos horas.
-Muchas gracias jefe, se lo agradezco mucho- dije dándole la mano y dejando a Mati con el -Pórtate muy bien hijo y obedece a Manuel- dije despidiéndome de un abrazo y saliendo rápidamente hacia el aeropuerto.
Perspectiva de Manuel:
-Bueno Mateo acompáñame a arriba para decirte donde te quedarás- dije llevando al tierno hijo de Oscar a una habitación de visitas.
-Puedo usar la ducha?- pregunto apenado señalando el baño
-Claro pasa- dije saliendo de la habitación, aunque minutos después recordé que no había toalla en aquel baño, así que tomé una y fui directamente a llevársela, pero al entrar vi por la pequeña abertura de la puerta entrecerrada a Mateo desvistiéndose lo que me causó curiosidad, me quedé un momento ahí viendo aquella escena que inesperadamente me causó una erección, no sabía cómo reaccionar, no sabía que un hombre y menos tan joven podía causarme tanta excitación.
Esperé a que Mati terminara de bañarse mientras acariciaba mi bulto sobre mi pantalón. Cuando cerró la regadera pude ver como buscaba una toalla por todo el baño, armado de valor toque la puerta y pedí permiso para pasar. -Mateo puedo pasar, traigo una toalla para ti- dije
-Claro señor Manuel-
Cuando entre Mateo estaba frente a mí con sus dos manos tapando su pequeño pene que ya había visto hace unos minutos.
-Ven aquí déjame ayudarte- dije poniendo la toalla al rededor de su cuerpo.
-Está bien señor Manuel, no se preocupe, puedo hacerlo solo- dijo
-Dime solo Manuel Mateo, y déjame hacerlo, es mi casa y demo mostrar hospitalidad-
-Okey- accedió sin más, caminamos hacia dentro de la habitación, yo llevaba a Mateo de los hombros con la toalla colgando de sus hombros tapando su colita, él aún mantenía sus manos tapando su desnudes.
-Ven párate aquí para poder secarte bien- dije parándolo frente a la cama y retirando lenta y delicadamente sus manos, tome la toalla y empecé a pasarla por el frente de su cuerpo, priorizando sus axilas y entrepierna, notando como su cuerpo respondía al contacto de mi mano y su miembro sexual del que parecía aún no recibir cambios por la pubertad.
-Jejeje me hace cosquillas señor Oscar- dijo Mateo riendo tiernamente
-es para limpiarte muy bien mati, ahora date la vuelta- el pequeño obedeció dejándome ver sus hermosas nalguitas más de cerca, podía sentir el olor a limpio, aunque debía comprobarlo.
Empecé secando su espalda lentamente en círculos, después me salté a sus piernas subiendo poco a poco.
-Te lavaste muy bien aquí e adentro Mati?- pregunte poniendo mis manos sobre su trasero redondo
-Si señor Oscar, suelte me limpio bien entre mis dos nalguitas- dijo inocentemente
-Bueno vamos a comprobarlo, necesitas estar limpio dentro de la casa- dije apretando levemente sus dos grandes cachetes.
-Súbete a la cama y ponte como si fueras un perrito, así miraré bien si estás bien limpio-
Mateo inocentemente hizo caso subiendo a la orilla de la cama y poniendo su colita frente a mí que al estar en 4 sus dos cachetes de carne de separaban levemente y dejaban ver su entrada virgen y rosada.
Estaba muy excitado, apretaba fuertemente mi bulto; era la primera vez que hacía algo así y parecía ser muy excitante.
-Bueno vamos a checarte bien, necesito que con tus manitas abras bien tus nalguitas con tus manos- Mateo seguía obedeciéndome en todo.
lentamente acerqué mi nariz apreciando ese olor a fresas del jabón, con mi dedo índice hice contacto con su ano suave haciendo que Mati se estremeciera y soltara un leve gemido. -Tranquilo peque- dije continuando mi contacto, estaba excitándome cada vez más, humedecí un dedo con saliva e hice algo de fuerza intentando meterlo, pero la virginidad de Mateo era mayor y se negó a recibir mi dedo.
-Ay señor Oscar eso duele-
-tranquilo Mati necesito revisar bien a fondo si estás limpio, pero tranquilo probaré de otra manera- lentamente acerqué mi boca y di un pequeño besito para después dejar que mi lengua jugueteara con su agujero.
-mmm eso se siente rico- dijo Mateo entre gemidos.
continuara….
Excelente relato. Como sigue?
como sigue?
Uuff… que rico, menudo calentón me provocaste, me encanta tu forma de escribir.
Como sigue? necesito mas