Mi José mi amigo de 10 años que me enamore!
Nos amábamos, sin saber que era un amor gay.
Habíamos jugado toda la mañana, el grupo de amigos que éramos todos entre los 10 y 12 años. En ese receso nos habíamos quedado solamente Miguel, José y yo, 12, 10 y 10 años. En esos años se acostumbraba usar shorts cortos y muy pegador.
José siempre me había parecido que le gustaba o al menos que era un buen amigo. Miguel era más reservado y menos amable o comunicativo por llamarlo de alguna manera.
En el cansancio y el relajamiento del momento, recosté mi cabeza sobre la pierna de José que no dijo nada, ya que mientras lo hacía le decía que estaba muerto de cansancio. Esperé uno segundos para ver si había alguna reacción y afortunadamente no hizo queja alguna.
José era un niño adorable güerito con cara de ángel con unos labios delgado pero sensuales y muy rosados. Sus ojos azules lo hacían encantador, aunado a su voz aterciopelada y aguda.
Miguel era similar a José, pero con expresiones más duras y con unas piernas muy gruesas como buen hijo de español y abuelos alemanes, que lo hacía deliciosamente atractivo para recorrer todo su hermoso cuerpo y degustar su segura y rica verga que debería tener.
Al sentir la piel y el calor de la pierna de José en mi cara, me estaba poniendo mus cachondo y prácticamente en el cielo porque estaba enamorado de ese niño de ensueño.
Poco a poco fui girando mi cara orientándola al interior de sus muslos y levemente y con mucho cuidado fui pegando mi boca en la piel de su perna, la que ya percibía su olor salado por el ejercicio, pero con cierto toque a aroma de bebé, una combinación poderosamente inquietante y seductora.
Mientras hacía esto su hermano Miguel estaba tratando de arreglar un carrito de una autopista que tenían y que traía en su bolsillo, aprovechando el descanso en el que nos encontrábamos.
Aproveché ante la complacencia de José de estar prácticamente respirándole en la pierna, para pasar a darle unas pequeñas lamidas en esa pierna salada y mágicamente perfumada de una dulce e inocente niñez, con la precaución de que no lo viera Miguel.
Me di cuenta que José comenzó a abultarse su entre pierna y incrementar su respiración, en ese momento dije por fin voy a trascender en mis intenciones con José que estaba seguro que era gay y pasivo.
Dejen les comento cómo soy yo. Soy delgado, con piel morena clara, labios gruesos sensuales, ojos color miel y un culo redondo y prominente, que con mi figura delgada me hacía muy atractivo a los ojos de las niñas y niños y uno que otro adulto pervertido. Si bien en esa edad me gustaban los niños y niñas, pero que, en este despertar de la sensualidad y las hormonas, uno agarra lo primero que se deja.
Regresando a mi adorado José, al ver que ya se le había declarado la erección de su miembro, lo mire a los ojos como pidiéndole permiso para seguir con el tacto de su cuerpo, pero o caray, Miguel estaba percibiendo la acción, pero no decía nada.
Ante su mirada de complacencia, subí mi mano que la tenía cerca de su espalda para comenzar a acariciar sus nalguitas que tenía muy duritas. Comenzó a hacer caritas de placer y excitación. Consideré que sería muy riesgoso que nos descubriera su hermano miguel y se viniera abajo mi increíble avance en la conquista de mi compañerito y sueño José.
Le dije que había encontrado unos escarabajos verdes (porque era la época de lluvias y solían salir en esas fechas), en un llano baldía que estaba a unos metros de donde estebábamos y para no generar suspicacias le dije a Miguel si quería acompañarnos a lo que respondió que eso era cosa de bebés. Imagínense la felicidad que primero aceptara José que fuéramos a un lugar retirado y lo que eso significaba en nuestros futuros toqueteos y segundo que nos quitaríamos las miradas de Miguel.
Al dar vuelta sobre el llano e internarnos un poco entre la maleza y ver que estábamos lejos de las miradas de cualquier transeúnte, de plano me le abalancé para abrazarlo y darle un beso delicado y sensual a lo que José aceptó sin replicar y ambos estábamos tratando de practicar lo que habíamos hecho muchas veces con supuestos ejercicios con nuestras manos de cómo debía besar a una niña.
Su boca estaba deliciosa era todo un sueño hecho realidad, sabia a miel residual o al menos así me sabía. No sentía que pasara el tiempo y José y yo agitados con nuestra respiración, apenas tomábamos aire para seguir besándonos. En un momento de “cordura” me acordé de bajar mi mano para acariciar su deliciosas nalguitas duras y paraditas.
Sentía su calor de todo su cuerpo y su entrega apasionada a las nuevas sensaciones que experimentaba con plena libertad.
Pasé a meter mi mano entre su short y trusa para poder tocar su virginal piel de sus nalguitas y avanzar a su colita que no daba crédito te tanta felicidad y belleza de estar con un niño que tanto me gustaba.
Al meter mi mano y tocar sus nalgas hizo un mega suspiro que lo elevó al cien por ciento, hasta temí no seguir porque pensé que podría hacer más ruido y le susurré ya bebé, te voy hacer muy rico peor tenemos que hacerlo en silencio para que no nos descubran. Acto seguido baje más mi mano y pude tocar el anito delicioso de mi José que parecía que estaba tocando un flan de lo húmedo y palpitante que estaba.
Estaba pensando cómo le bajaría su shorcito a mi niño para darle unas lamidas deliciosas en su anito virginal que estaba deseoso de recibir una vergita pequeña pero dura como piedra, pero sobre todo de su amiguito que tanto lo amaba y deseaba con locura, del cual estaba también enamorado en total silencio y soledad.
Le dije que se bajara el short que quería darle unos besitos en su colita a lo cual no dijo nada solo acento con la cabeza y procedió a bajárselos. El espectáculo era de ensueño un cuerpo blanquito lampiño y su vergita paradita y dura, pero sus nalguitas estaban increíbles, verlas desnudas la hacía toda una poesía a la belleza por sus delicadas curvas y lo gorditas que estaban que las hacían un manjar de reyes.
No perdí tiempo y me hinque para abrirle sus glúteos y mirar por vez primera ese oyito que tanto vi y me imagine en sueños. Era totalmente rosadito y emulaba un punto marcado con un lápiz de lo cerrado y hermosos que estaba.
Acerqué mi cara y pude sentir ese encantador olor a sudor a sal y ese ligero aroma de residuo seco de excremento que lejos de molestar evoca a inhalarlo y suspirarlo hasta robarle todo el aroma embriagador de saber que en un culito virgen y encantador.
Le dí el primer lengüetazo y brincó mi José hermoso de emoción y de la sensación de excitación que le provocó, aunado con un gemido de placer pleno que le llenó de descargas eléctricas por todo su cuerpo. Y yo pude sentir y degustar ese sabor encantador de amor y placer que da un ano sudado, con restos de sus entrañas que perfumaban mi nariz y mis sentidos hasta enloquecerme.
Estaba no en el cielo, sino en otra fase superior de placer, amor y placer sexual con el niño que siempre había soñado.
Pero siempre hay un pelo en la sopa, sin darnos cuenta Miguel nos había espiado y dejado que avanzáramos en nuestras caricias y actos, para sorprendernos infraganti. Procedió a dar un salto hasta llegar a nosotros y decirnos que ¡hacen par de putos!
Mi corazón prácticamente se detuvo, no daba crédito que nos estuviera pasando esto. A mí me agarró sobre mis rodillas y a José con el short y calzón en el suelo inclinado ofreciendo amablemente y con pasión su colita y yo lamiéndole como loco su culito.
Nos incorporamos sin poder respirar del susto y de que nos descubriera Miguel, lo que hizo que José se subiera como de rayo sus calzones y short. Titubeamos y no sabíamos que decir, solo balbuceábamos, sin coordinar frases coherentes..
Nos dijo Miguel si no quieren que les diga a nuestros padres que los encontré como todos unos putos y guarde su secreto tu Juan (ese es mi nombre) vas a tener que chuparme el pito y dejarte coger. Y tu José no vas a decir nada y me “vas a echar aguas” (así se dice en el centro del país _México- cuando quieres que alguien vigile y esté atento por ti mientras haces algo), para que pueda cogerme a este cabrón que te quería coger hermanito, ahora sabrá lo bien que se siente que se lo cojan a uno.
Acto seguido se bajó el short y se sacó la verga que medía como 15 centímetros y gruesa muy bien formada para sus doce años y me dijo mamada cabrón y sin lastimarme con tus dientes. Ándale no me hagas esperar. La verdad nos tenía agarrados con semejante amenaza y estaba obligado hacer lo que me pedía si no quería que mis papás se enteraran que era gay o que me gustaban los hombres, algo muy penado en los años 60´s cuando sucedió esto.
Procedí a hincarme y acercarme con miedo y preocupación de hacer mi primera mamada, así que me arme de valor y agarré su pene que ya estaba erecto no del todo, pero si para agarrarlo y saber la dimensión de tocar un pene caliente y suavecito.
Me dijo, ya métetelo a la boca y mama como becerro o te doy de cachetadas cabrón. Te querías coger a mi hermanito que me salió putito como tú.
Acerqué mi cara y olía fuerte a sudor y lo que ahora se es el aroma de huevos y a hormonas de hombre macho en crecimiento y no olor a niño como mi José y yo. Raro el olor pero no desagradable y que después con el tiempo sabría diferencia y apreciar plenamente conforme fuera el hombre más fuerte o con características de humos que se convierte en un linimento que embriaga cuando se aspira profundamente y bajo los efectos de una tremenda calentura por ser cogido.
Procedí a introducirme su pene que ya emanaba precum abundante que debido a que nos estaba espiando ya había generado una importante secreción. No me imaginé que supiera tan rico esa viscosa babita transparente que se me adheriría al paladar y la lengua como no queriendo separarse de mis papilas gustativas que se estaban dando un festín.
Continuará porque es 80% verdad 20% ficción. Todo un Sueño que duele la cabeza y el culo por la emoción de la verdad de casos reales.
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