Mi joven amante
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por kolya.
Tengo 46 años y lo hago con un chico de 21. Lo hago desde que el tenía 16 años, es el hijo de una amiga de la infancia. Descubrí que le gustaba el sexo con hombres a través de otro chico de 13 años (para ese entonces), con el que lo hacía y con el cual descubrí mi gusto por el sexo entre muchachos, eso lo contaré en otro momento.
Hace unos días llego a mi casa y me pidió prestada la PC. Yo me puse a ver una película en la TV. Realmente tenemos sexo con cierta frecuencia, pero ese día fue especial, se entregó por completo volviéndonos completamente locos y embriagados de sexo gay. Saul, que así se llama, es un muchacho flaco pero bien formado, practica futbol, tiene unas nalgas bien desarrolladitas y bastante provocativas, tiene entre las piernas un buen pedazo de carne que me gusta mucho chupar, es bastante alto y algo atractivo, de hecho tiene mucha suerte con las chicas.
Yo soy algo rellenito pero sin panza, unos centímetros más bajo que el y mi pene no es muy grande que digamos, no voy a mentir. Volviendo a ese día en cuestión, me dio ganas de ir al baño y al pasar cerca de el y la computadora, me di cuenta que estaba viendo porno, de regreso me le acerco y le pregunto si quería hacerlo y me dijo que si. Yo ya venía con una erección porque tenía varios días sin hacer sexo, comenzamos a desvestirnos y a el también se le notaba que estaba excitado, como yo estaba con menos ropa que Saul, me desvestí más rápido y mientras lo besaba lo ayudaba a terminar de quitarse la ropa mientras el tomaba mi pene y la pajeaba. Nos acercamos a la cama sin que me soltara la pija, se sentó al borde de mi cama y comenzó a mamarlo como nunca lo había hecho. Se lo metía completo en la boca mientras yo la follaba, luego se la sacaba y lamia todo el tronco hasta llegar a mis testículos y lamerlos y chuparlos hasta casi sacarme gruñidos de placer.
Yo le devolví el favor y mientras se lo mamaba abrió las piernas ofreciéndole a mis dedos ese culito que tantas veces había gozado, se retorcía de gusto en la cama y me pidió que se lo metiera. Me acosté y el de espaldas a mi se lo introdujo completo y de una sola vez. Comenzó a cabalgar como loco mientras mi pene entraba y salía de ese culo hambriento de pinga. Cambiamos de posición poniéndose de frente a mi, yo arqueaba mi cuerpo para meterlo por completo y el con su mano tomaba mis bolas como queriéndolas meter también en su hoyo, se inclinó y nos besábamos con desenfreno, sintiendo su lengua meterse hasta mi garganta. Después se puso en cuatro y seguí follándolo hasta que derramé unos buenos chorros de semen en su culo abierto. Nos recostamos sin parar de besarnos, mientras se masturbaba yo le acariciaba los testículos y luego chupaba sus pezones hasta hacerlo llegar con grandes chorros de semen.
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