Mi lindo Jacobito
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Saludos, mi nombre es Fabricio, tengo 29 años cumplidos hace poco, me mueve a contarles este relato real de mi vida el deseo de compartir con Ustedes las experiencias que vivi con mi primo Jacobo un chiquillo que por aquel entonces era quinceañero.
Jacobo tenía fama en mi familia de ser un niño muy astuto, crecía su poder de observar e inetrpretar las cosas graciosamente lo cual le hacía agradable, siempre pasaba de risa en risa y de juego en juego, tiernamante se llevaba a las niñas y a los niños a lugares oscuros o apartados para montarseles a manera de luchas, creia que lo hacia como un juego, yo lo admiraba y por ser más grande que yo, le seguia en todo lo que hacía porque era divertido.
Le imitaba en su forma de actuar, de caminar, de hablar, en fin, era para mi casi como un idolo, me trataba mejor que mis hermanos, hasta ahora lo quiero mucho.
Cierta ocasión lo encontré sentado sobre la caballeriza de la hacienda de mis abuelos con sus manos metidas en su pantalón, por entre sus piernas se veía el movimiento de la tela, su rostro reflejaba placer acompañado de una mirada perdida, con curiosidad me acerqué, al verme se asustó y sacó rápidamente sus manos, vio a todos lados y me preguntó si estaba con alguien yo le dije que todos estaban en la casa y vine a ver leña para el fogón, me dijo que me acercara, me cogió con sus manos mis bracitos, acercó mis piernas a sus muslos y sentí en mis piernas el bulto de su verga moverse a los costados, Jacobo no dejaba de mirarme a la cara cada vez que movia sus caderas, me preguntó: ¿Te gusta? no entendí la pregunta asi que no respondi, me sujetó con sus manos mi cadera girándome, poniéndome de espaldas a él, vi de reojo que abrió sus piernas y me sentó sobre su pene abultado, mi espalda topó su pecho, sus labios emitian un alito que chocaba en mi oreja, sus respiración era acelerada, de lo blanca que es su piel era muy rojiza por la exitación, sus labios chupaban mi pelo al mismo tiempo que me movia mi caderita para arriba y para abajo, me volvio a preguntar ¿Te gusta lo que hacemos? No respondí porque no entendia en ese momento qué me estaba haciendo, me besó el cuello pasandome luego la lengua, me tenia atrapado en su cuerpo muy abrazado rodeando sus brazos mi pancita.
Me pregunto ¿Te gustaría culiar? Yo le dije que no sabia de eso y me respondió ¡Vamos acá te voy a enseñar! ¡Pero no se lo digas a nadie o tendrás problemas! ¡Es nuestro secreto! ¿Quieres?
Como lo admiraba tanto le dije que si, que no contaría a nadie, mucho menos a mis padres. Me llevó a un cuarto donde se ponian los estribos, arreos y demas accesorios para los caballos, había un armazón de cama llena de tierra y polvo, Jacobo la limpió conmigo, pusimos unas tablas. Empezó a besarme el cuello, me dio varios besos en la boca y la garganta, me decia que asi se empezaba, yo le seguia en todo lo que me indicaba. Me metió sus manos por dentro de mi pantalón jean vaquero al mismo tiempo que me besaba, sentia placer cuando sus manos estiraban mi pene que rápido se puso erecto.
Jacobo fue a ver si alguien estaba por ahi, creo que no vio nada porque rapidito me bajó el cierre de mi pantalón, el hizo lo mismo con el suyo, por en medio del cierre me sacó mi pene estirándolo con sus dedos y cuando lo sentí erecto Jacobo se sacó el suyo me dijo que lo mirara que eso iba a ser mio, se acercó con su pene al mio y empezo a rozarlo, me abrazó llevándome a la cama acostandome suavemente, mis piernitas quedaron dobladas, Jacobo movia su pene al contacto con el mio.
Se levantó y se sacó completamente su pantalón y calzoncillo mostrándome su pene erecto que se lo sobaba con sus manos, sus venas resaltaban asi como su pelito en los testiculos, me levantó de los hombros, estando parado me dijo que me sacara el pantalón y calzoncillo yo lo hice levantando mis piernas en cada manga del pantalón que iba sacando, Jacobo me ayudó a sacarme suavemente la camisa y el calzoncillo, quedé completamente desnudo, respiró en mi oreja diciendome que mi piel era suavecita y que yo tenia un rico penecito, me abrazó pegando mi pecho a su estómago y me volvió a acostar, esta vez con sus manos unió mis piernas, él abrió las suyas uniendo nuestros penes, sentí mas rico el movimiento ahora sin ropa, me decia que esto que estabamos haciendo era culiar, sentí su verga moverse más y más hasta que por la cabeza de su pene le salió una baba blanca como saliba que fue a caer en mi pecho, me la saqué con mis dedos.
Jacobo se sentó sobre la cama uniendo sus piernas, me cogio de la cintura y me hizo sentar sobre sus piernas, de repente sentí su pene humedo de esa baba moverse por debajo de mi culo, me dijo que me moviera sobre sus caderas asi que me ladeaba sintiendo su pene salir por debajo del mio, sentia lo tibio de su pecho en parte de mi espalda, su mentón sobre mi pelo y un aliento en mi oreja acompañado de las palabras ¡¡ culea !! ¡¡ culea !! ¡¡ culea !! mi culo se humedeció más y sentía el pene de Jacobo muy erecto en mis nalgas.
Me acostó en la cama abriendome con sus manos el hueco de mi culo húmedo de semen procediendo a meterme su pene poco a poco sintiendo un fuerte dolor le pedia que me dejara, que me lo sacara, pero era tanta la exitación de Jacobo que seguia penetrándome, los dolores eran cada vez más fuertes más aún cuando Jacobo movia aceleradamente su pene dentro de mi culo, sentía la tibieza de su pene y no sabia la hora que esto parase, comencé a llorar y a gritar hasta que de una fuerte embestida sentí todo su pene dentro de mi culito, me sacó su pene, se sentó sobre la cama, estiraba su pene y le vi de reojo que se lo limpiaba, no habia notado la sangre en mis piernas pero si sentia la dificultad al caminar y dolor agudo que me mataba, Jacobo me ayudó a llegar a un rincón y defequé mierda con sangre, me asusté y lloré más Jacobo me decia que eso pasaría que no me asustara y que recordara que esto no tenía que saberlo nadie, me resigné a escucharlo y a que me limpiara mi culito.
Pasamos un rato en ese cuarto, me preguntó si el dolor ya me había pasado yo le contesté que tenía un poco todavía, me llevó a su cuarto a escondidas y me puso una crema y me hizo tomar una pastilla para el dolor que en horas desapareció.
En la cena nos sentamos juntos, me miraba sonriente, su forma de ser no había cambiado, me hizo muchas bromas y se me pasó el recelo que tenia de lo que me había hecho, seguimos culiando y cada vez sentía más necesidad que me penetrara su verga en mi culito, cada vez Jacobo lo hacía más rico.
Luego de lo ocurrido en ese cuarto de caballeriza me converti por muchos años en su dependiente admirador sexual.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!