Mi macho alfa adolecente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Viéndolo ahora el pasado en perspectiva, realmente tengo que sentirme dichoso de la mano que me ha tocado jugar en la vida… Sólo el hecho de haber podido estar con un macho de las características de mi primo es suficiente como para sentirse agradecido y satisfecho con el azar y el destino. Volviendo al pasado y analizando todas las pistas, me atrevería a decir que él es el principal responsable de mi obsesión por los hombres, por los machos de verdad, esos que con una mirada y una sonrisa, hacen que tu culo se dilate y lubrique como por arte de magia.
Pedro salió idéntico a su padre, masculino, macho, moreno, de pelo mocho, desde niño nalgón y pingón. Se le veía desde chico que era un macho alfa (y a quien no le agradan los hombres así) seguro de sí mismo, gracioso, cortés, hábil con la palabra, con facilidad para hacer amigos y para terminarla de hacer, bueno en los deportes. El hijo que cualquier padre desea tener. En la escuela era una bestia… no tenía concentración para soportar las lecciones y su conducta de macho alfa casi que diariamente le ocasionaban pleitos y regaños. Tenía déficit atencional y era bastante bravucón si no se hacía lo que él decía, había problemas.
Vivíamos uno al lado del otro, en un terreno que el abuelo había comprado hacía bastantes años y en donde todos los hijos habían hecho sus propiedades. Él era un año mayor que yo y por supuesto era el punto de comparación para cualquier cosa que yo hiciera. Desde pequeños nos llevamos bien… nuestras personalidades aunque completamente contrarias una a la otra, se complementaban maravillosamente. Él era dominante, yo sumiso, él tenía fuerza, yo inteligencia… aunque de vez en cuando teníamos nuestros roces, esto no era común. El con tal de jugar con su mejor amigo se limitaba a sí mismo y me gusta pensar que yo tenía ese poder sobre de el de calmarlo cuando perdía los estribos.
Éramos desde chicos, los mejores amigos pasábamos toda la tarde jugando juntos en el gran patio de la casa de abuelo, al aire libre, gastando energía. Él era el líder, yo le hacía casó en todo lo que el mandada, lo amaba y admiraba por ser como era y lo mejor de todo es que siempre al final de la tarde nos mandaban a bañarnos y yo disfrutaba mirando de cerca ese cuerpo tan espectacular, ese cuerpo desnudo, tan diferente al mío, mirar aquel pilín tan prominente, tan imponente en comparación con el mío y recuerdo la admiración con que lo veía (esta era la rutina hasta los 9 años).
Al entrar en la adolescencia las cosas cambiaron un poco, ambos ingresamos en esa edad extraña, en donde no sabes quién eres e intentas autodefinirte. Yo, a sabiendas de que no era como el resto de los chicos me aislé un poco del mundo. Por no ser el más guapo o fuerte, no cabía dentro del grupo de los populares, ni me interesaba caber, al contrario de Pedro que era por designio divino, bendecido en todo lo que hacía. Aunque le tenía cierta envidia, aún seguía enamorado de él. Era un protagonista frecuente de mis fantasías sexuales (en la soledad de mi cama, me tocaba imaginando como el, de manera violenta me hacía hembra) y aunque ahora pasábamos menos tiempo juntos, yo atesoraba el poco rato que lo veía.
Un viernes de tantos, cuando yo tenía 14 años (y por lo tanto el 15) me llamo al cell. Me dijo que sus padres se irían de vacaciones y no vendrían hasta el domingo y llamaba para invitarme a acompañarlo para no quedarse solo en casa (Pedro era hijo único). Yo con gusto acepte y quedamos de vernos esa misma noche.
Me aliste, acomode mis cosas y a las 7 ya estaba en su casa. Al llegar me recibió abuela que estaba haciéndole la cena a su nieto preferido. Yo entre, lo salude y me senté a su lado mirando por un gran rato como jugaba al PS3. Después de comer y verificar que todo estuviera en orden abuela se marchó con la advertencia de que iba a estar vigilando, desde su casa al frente, para que no fuéramos a meter chicas sin permiso.
-Me cago en abuela- fue lo primero que dijo apenas se marchó. Me comento que ya había hecho planes para invitar a la chica que se estaba ligando en ese tiempo y que todo se había ido a la mierda, que sus padres le habían advertido de antemano graves consecuencias si desobedecía (al parecer ya antes lo habían cachado en una situación algo comprometedora… al menos para su edad). En fin, nos quedamos hasta las 12 jugando videojuegos y hablando tonterías todo el rato, como en los viejos tiempos. Apagamos el PS3, y nos fuimos al cuarto de sus padres. Me dijo que sería mejor que durmiéramos ahí para no hacer mucho desorden sacando el colchón de invitados del ático. Yo me fui al baño me puse el pijama, me lave los dientes y me aliste como buen chico para dormir. Al salir, Pedro no estaba, así que me metí entre las sabanas y prendí la tele. A los 5 minutos volvió Pedro, se lavó los dientes y acto seguido se empezó a quitar la ropa para quedar solo cubierto solo por un diminuto slip blanco (como cuando éramos más chicos) que le tallaba toda su anatomía trasera y dejaba ver un buen y masculino paquete entre sus piernas. Yo me quedé como bobo admirando su cuerpo con la boca hecha agua. El, como si anduviera vestido con traje entero, se sentía igual y no le daba para nada pena estar casi desnudo al frente de otro chico. Verlo caminando por todo el lugar solo en calzoncillos y sin vergüenza alguna hizo que mi verga de inmediato se me pusiera tiesa.
Después de asegurarse de que la casa estuviera cerrada y todo estuviera seguro, Pedro se metió en la cama conmigo. Nos quedamos un rato viendo tele y platicando y luego de unos minutos de silencio voltee a verlo para descubrir que había por fin quedado dormido. Yo por la misma calentura no podía conciliar el sueño. Daba vueltas en la cama y cada vez chocaba con el pedazo de macho que tenía al lado, con su piel desnuda y caliente… quería más y no sabía qué hacer. Después de pensarlo un rato y darle vueltas en mi cabeza a la idea, decidí que aprovecharía la situación para acariciar ese paquete gordo. Empecé lentamente primero tocando su pecho, posando mi mano suavemente, para ver si su sueño era ligero. No hubo respuesta, Pedro estaba completamente dormido. Pase entonces a sus muslos, gruesos, robustos… mi corazón latía rápidamente por la adrenalina y mi verga más tiesa que nunca soltaba inagotables gotas de pre-cum… entonces mi mano fue subiendo temblorosa hacia el paquete… Mi corazón latía rápidamente, mi cuerpo sudaba del nerviosismo y en el momento en que las yemas de mis dedos tocaron la tela que cubría el soñado bulto, una descarga eléctrica viajo de ahí hasta mi culo. No me lo creía, estaba tocando el miembro al macho de mis sueños, entonces, lentamente posé mi mano para cubrir con la palma de mi mano su entrepierna.
Me sentía más caliente que nunca, palpando con mi mano el lugar más íntimo del cuerpo de Pedro… un macho heterosexual que no se imaginaba que dormía a un lado de un primo que se moría por comerle la verga. Estuve por un gran rato palpando incómodamente su paquete, podía sentir la diferencia entre los huevos y el pene. Presionaba, a veces con fuerza el área intentando de que reaccionara, que cobrara vida (cosa que no sucedió). Retiraba mi mano y la olfateaba buscando inhalar sus feromonas .Luego ya con más confianza empecé a masajearle el área pero el involuntariamente se dio vuelta hacia el otro lado. A mi casi me da un paro cuando lo hizo así que tan excitado como estaba y con miedo a que se despertara me fui para el baño y en menos de un minuto ya había vaciado todo el contenido de mis bolas en mi mano. Tenía tiempo de no botar tanta leche, la excitación había sido mucha para mí, que no estaba acostumbrado a experiencias de ese tipo.
Después de eso volví a la habitación donde Pedro seguía roncando sin la menor idea de lo que había ocurrido. Yo entonces me metí a la cama, cerré los ojos y no los abrí nuevamente hasta la mañana siguiente.
Pedro me despertó con un almohadazo en la cara (era bien concho el cabrón). Aun prácticamente desnudo se me tiro encima para luchar, para someterme. Yo sin saber que estaba pasando solo intentaba defenderme pero él era más fuerte y en pocos minutos ya me tenía a su merced, tomado de la espalda y con una llave al cuello. En eso se abrió la puerta… era la abuela que venía a hacer el desayuno. Regañando a Pedro, lo obligo a que me soltara y este justificando que solo estábamos bromeando le hizo caso. Abuela paso y nos empezó a sermonear… que ya era muy tarde, que en su época ya los chicos de 15 años trabajaban y mantenían un hogar y que nosotros nos comportábamos aun como bebes… Pedro seguía muerto de risa y ni se inmutaba por estar en calzoncillos.
Ver la reacción de Pedro me hizo viajar al pasado… a pesar de que ya era todo un machito adolescente, casi un hombre entero, en su cabeza seguía siendo el mismo chiquillo tortero de 10 años… tan era así que no le importaba estar en paños menores frente a su abuela. Esto no sé porque pero me excitó más, me decía que el que había cambiado era yo y él era el mismo chico que yo amaba cuando niño.
Ya cuando abuela se puso bien cabreada fue que Pedro reacciono y le empezó a hacer caso… le ayudo a recoger el desorden y para mi desgracia se puso sus pantaloncillos de futbol. Después, de prepararnos el desayuno abuela se fue nuevamente a su casa. Yo tenía ganas de irme a casa y masturbarme recordando las caricias que le había brindado la noche anterior, pero Pedro no quería quedarse solo. Quedamos entonces de irnos a dar una vuelta al barrio para ver que si hacíamos algo. Nos fuimos entonces y pasamos todo el día en el polideportivo, jugando fútbol y vacilando con el resto de los chicos.
En fin, después de pasar toda la tarde al aire libre, practicando deportes y divirtiéndonos sanamente, decidimos volver a casa como a eso de las 5 de la tarde. Aunque yo quería ir a mi casa a bañarme y pasar un rato a solas, Pedro no me lo permitió, así que fuimos a mi casa, recogimos la ropa que me iba a poner y después nos fuimos a la casa de abuela, a comer ahí y así asegurarnos de que no fuera a llegar más tarde a molestarnos.
Cuando todo estuvo listo, nos fuimos entonces a la casa de Pedro. Ambos veníamos bastante sucios y sudados por tanta actividad física… El, en modo de broma propuso que compartiremos la ducha en honor a los viejos tiempos. Yo le seguí la broma por un rato, mientras nos acordábamos del pasado y hacíamos bromas al respecto (aunque en mi corazón realmente añoraba bañarme con él).
El entonces se fue a meter a la ducha… Como en todo, él siempre iba primero. Yo me quede en la sala jugando FIFA. 15 minutos más tarde, salió del baño y volvió a la sala vistiendo solo una corta y ajustada camiseta gris y sus acostumbrados slips tipo bikini, blancos… Una delicia de macho a la vista.
Yo me fui entonces a las ducha y aunque andaba la verga tiesa, decidí no masturbarme y más bien pensé en repetir lo de la noche anterior.
Nos quedamos un gran rato jugando al Xbox, diferentes juegos cómo hasta las 11 cuando ya ambos estábamos hartos de estar frente al tele.
El entonces me dijo – quieres ver una revista que me prestó el mechas – por su expresión de niño travieso no había que preguntarse qué clase de revista era… (Cabe aclarar que su padre tenía el internet protegido contra sitios porno)… Fuimos entones a su alcoba y el desarmando un fondo falso en una de sus gavetas sacó una revista con fecha de 1997. Nos sentamos en su cama y el lentamente empezó a pasar las páginas… Para cada una de las chicas hacia un comentario bien cerdo y los dos nos moríamos de risa. Mientras él seguía pasando las páginas yo disimuladamente le miraba el bulto que ya exhibía una tremenda erección imposible de ocultar. Yo en lugar de mirar la revista lo que miraba era su paquete, miraba como ese pene duro se movía buscando seguro estimular el glande con lo rugoso de la tela del slip. En mis adentros sabía que si en algún momento de mi vida quería tener ese pene en mi boca esta era la oportunidad, aun así no me atrevía a actuar…
El entonces mirando a una chica abierta de piernas dijo: es que si tuviera a esta putita aquí mismo, le dejaría esa panochita destrozada. Yo le dije entonces: lo que vas a destrozar ahorita son los calzoncillos, Jajaja, mira nada más como estas. El entonces apartando la mirada de la revista se miró la carpa que aparentemente no se había percatado. Muerto los dos de risa hicimos varias bromas al respecto, cada una más subida de tono que la otra… hasta el punto en que, en forma de broma el tomo mi mano y a la fuerza me la puso sobre su bulto. Yo, sin pensar muy bien lo que hacía, hice a quitarla pero él no me dejo y entonces empezamos a luchar. El como siempre en dos minutos me tuvo sometido, boca abajo y con una maniobra ágil, utilizando el peso de su cuerpo, me inmovilizó completamente, acomodando su cuerpo encima del mío y su erección entre mis nalgas empezó a moverse como si me estuviera cogiendo… Aunque yo lo estaba disfrutando al máximo, luchaba por soltarme y haciéndome el enojado le advertía que me las iba a pagar.
Sabiendo que esto generalmente más bien hacia que se empeñara en seguir con lo que estuviera haciendo para “no perder”, mi plan resulto de forma espectacular. El para probar que era más fuerte y era el que mandaba, burlándose de mí por mis amenazas, de un tirón se bajó el calzoncillo a medio muslo y empezó a presionar con más fuerza su verga entre mis nalgas (aun protegidas por mis pantaloncillos)
– PERDON PEDRO PERDON, perdóname… pero ya suéltame…
– Jajaja, no que te las iba a pagar debilucho Jajaja
– Tú ganas, tu ganas… dime que tengo que hacer para que me sueltes y lo hago
– De esta no te vas a salvar tan fácil
– Lo que sea, te lo juro, te doy mi palabra…
– Ok… si te suelto, ¿prometes hacer cualquier cosa que te diga?
– Sí, pero quítate
– ¿Y si no cumples?
– Me vuelves a agarrar a como me tienes ahorita
– Mira que me estás dando tu palabra…
El entonces se apartó y me dejo en libertad, yo rápidamente me quite y tire de la cama. Pedro aun con el calzoncillo a medio muslo y con la verga al aire me miraba con su mirada de bravucón, sabiendo que había ganado. El, entonces en lugar de subirse el calzoncillo, más bien se lo termino de quitar, quedando completamente desnudo.
– ¿Qué estás haciendo cerdo?
– Tu dijiste que hacías cualquier cosa que yo dijera …
– Si
– Ok, ven y chúpamela
Yo no me creía lo que estaba pasando… ahí delante de mí tenía al macho de mis sueños con la verga apuntando al techo, ordenándome que le diera placer. Aunque no había cosa que deseara más, tenía que proteger mi maldita hombría.
– No me jodas Pedro… eso no
– Tú me diste tu palabra
– Pero…
– Pero nada… mira que si no lo haces te vuelvo a agarrar y esta vez te bajo los pantalones.
– Prométeme nada más que no le vas a decir a nadie
– ¡…! Te lo prometo , ahora ven y chúpamela
Yo me acerque con gran expectativa, aparentando estar disconforme, me hinque frente a él que estaba sentado en la cama y sin más ni más se la agarré con mi mano… sentir su miembro viril palpitar fue una experiencia que me marcaría para toda la vida, era sin duda alguna una hermosa polla de macho en plenitud sexual, con el prepucio envolviendo apenas la mitad del glande el cual estaba lubricado de jugos pre seminales. Me sentía dichoso de poder estar ahí y de que Pedro me dejara jugar con su pedazo de carne al menos por esa noche.
Entonces lo empecé a masturbar lenta pero firmemente, exprimiéndole y lubricándole su polla con sus mismos jugos. Se la descapuchaba y corría mi mano hasta la base agarrándole los huevos y luego subía intentando cubrirla con su capucha, pero estaba tan erecta que era misión imposible, así que mi mano con fuerza apretaba su glande directamente causando en Pedro un dolor placentero que era nuevo para él. Yo con mirada seria y concentrado en lo que estaba haciendo lo estuve masturbando de esa forma por un buen rato. Aprovechando que estaba como Dios lo trajo al mundo mi otra mano empezó a acariciar su panza, muslos y huevos. El miraba como bobo incrédulo de que su primo menor, aquel que siempre había estado bajo su zapato, era capaz de darle un placer tan profundo utilizando únicamente su mano.
Yo entonces empecé a masturbarlo con más holgura, el ayudaba al ritmo moviendo sus caderas para arriba y para abajo demostrando con esto como lo estaba disfrutando. Cuando vi que era mucha su excitación y que estaba a punto de correrse me detuve. Lo mire a los ojos seductoramente, quería que el sacara su dominio de macho y tomara un rol más protagónico. Al ver que yo esperaba por su respuesta, me tomó por detrás de la cabeza y guio mi boca a su caliente verga. Esa era la actitud que yo quería ver en él. Me excitaba en sobremanera que me sometiera a su fuerza, que se dejara dominar por su pene y me obligara a mamárselo. Yo abrí la boca obedientemente y empecé a tragar…No miento cuando digo que es la cosa más deliciosa que en mi vida he probado, mezcla de sabores indescriptibles, testosterona, polla, etc.… me sentía en el cielo saboreando tal manjar. El siguió empujando hasta que tuve que indicarle que se detuviera porque ya no podía tragar más. Entonces, todo el interior de mi boca se contrajo envolviendo a la vez el hinchado falo de Pedro quien soltó un gemido seco de placer mientras yo lo miraba a los ojos.
Era la primera vez que mamaba polla, pero mis movimientos parecían de experto. Por alguna razón decidí no hacerle el típico mete y saca, sino que me deje guardados 2/3 de su polla en mi boca y ahí con movimientos bucales y de lengua le masajeaba de manera súper sensual su caliente herramienta. Pedro involuntariamente hacía movimientos pélvicos hacia delante, loco por tanto placer, me acariciaba la nuca y los hombros mientras me alentaba a tragármela toda.
Luego de eso empecé (ahora sí) con el clásico mete y saca, donde usaba mi lengua envolviendo cada vez que podía al glande, mientras mi mano izquierda jugaba con sus huevos, con la derecha me masturbaba yo, intentando no excederme mucho para no regarme. Pedro como fuera de sí me miraba atento, excitado, con respiraciones profundas a veces acompañadas de gemidos movía sus caderas procurando darse así un placer aún mayor.
Después de unos 5 minutos de habérsela estado mamando así, sus movimientos pélvicos se hicieron más veloces y sus exhalaciones más profundas indicándome que estaba a punto de venirse. Entonces, me arrebato mi juguete de la boca, y con tan solo unos cuantos jalones a su hinchada polla, se corrió a centímetros de mi cara dejándola toda llena de su valiosa leche de macho.
El olor a semen inundó la habitación de inmediato, mientras Pedro recostándose al respaldar y mirando hacia arriba se recuperaba del orgasmo. Yo, aprovechando que él aún estaba disfrutando de las mieles de su orgasmo, lubricándome mis dedos con su semen, me tome la polla e igual que el nada más necesite de unos cuantos jalones para disfrutar un excelente orgasmo. Cuando me compuse lo primero que vi fue a Pedro mirándome con su sonrisa burlona, aún con la punta de la polla embarrada de leche.
– Vaya putita que resultaste ser, Jajaja… te encanta la verga ¿no?… y yo que pensé que te estaba castigando Jajaja
– No le vayas a decir a nadie por favor Pedro
Fin de la primera parte
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