Mi marido y yo con Joel de 7
Descubro un secreto de mi marido y probamos carne prohibida.
Hola a todos, ¿qué tal están?
En esta ocasión les contaré cómo salvé mi matrimonio gracias a la degeneración más absoluta. Mi nombre es Martín, tengo 34 años y soy instructor de yoga, hace más de 10 años que estoy casado con mi esposo Adrián, profesor de educación física, de 36 años.
Ambos somos fornidos, calvos y barbudos, nos encanta cuidar nuestro cuerpo, personalmente mido 1,80 y mi esposo 1,85 aproximadamente, eso quiere decir que somos bastante altos y robustos.
Con Adrián nos casamos después de 8 años de relación, a los dos siempre nos gustó el sexo fuerte, la transpiración de nuestros cuerpos, el olor a macho, a sudor, los juguetes como succionadores de pezones, dildos, cuero, látigos e incluso golpes, incluidos cachetazos, escupidas, humillaciones varias. Nuestras sesiones de sexo eran intensas y a Adrián le gustaba que yo fuese “menor” que él.
Si bien no había gran diferencia de edad entre nosotros, mi marido me decía que yo era “su bebito”, que me iba a “dar la lechita” y le gustaba que yo lo llamase “papi”. En mis ocasiones más de pasiva he llegado a utilizar faldas escolares que él me pedía, por aquellos tiempos yo no tenía barba y aún conservaba algo de mi cabello.
Pasaron los años y el sexo se convertía en algo monótono entre nosotros, intentamos haciendo tríos pero no nos resultaba aunque era algo que nos negábamos a hablar.
Nuestra relación definitivamente ya no iba bien, empecé a notarlo más distante y mi pensamiento principal era que me estaba engañando. Bajé aplicaciones de citas para ver si lo encontraba infraganti por ahí pero no, nada.
Adrián tiene de esos teléfonos que se desbloquean con la cara pero cuando una persona que no es el dueño intenta desbloquearlo le pide el código y no reconoce la cara del dueño. Decidí hacer eso para espiar la contraseña en el momento en que la digite y después a la madrugada ir a ver con quién me engañaba.
Costó pero lo logré, pude ver la contraseña de seis digitos, la memoricé y la apunté en mi teléfono. Pasaron las horas y se hicieron las 2:30 de la madrugada, entro al teléfono de mi marido y empiezo a revisar todas sus redes sociales, nada, correo también nada, busque a ver si tenía alguna app de citas y nada, en la galería nada, en las fotos ocultas nada…
Todo parecía normal, de cierta forma me tranquilicé porque no había nada, todo bien hasta que aparece una notificación de Telegram… no había notado esa aplicación, estaba bien escondida, la abro y empiezo a ver todo lo que había, no di crédito a lo que veían mis ojos…
Mi marido, el hombre con quien compartía mi vida, mi compañero de viaje era consumidor de pornografía pero no de cualquier tipo, sino que de esa muy prohibida, ¿saben?
Personalmente me excitaba la idea pero nunca había buscado este tipo de contenido, era un sinfín de videos, unos nn rusos de no más de 7, muy rubios y hermosos siendo forzado por sus padres, recuerdo a uno abierto de piernas llorando mientras quien, creo yo, era su padre se la metía toda, el nn lloraba de dolor mientras su padre gozaba con el ano de su bb.
Si bien había mucho contenido sado, mucho otro contenido era bastante más porno pero con este valor agregado tan perverso… a muchos de estos enanos se los veía muy alegres tragandola toda como verdaderas putas.
No podía creerlo, mi marido era un pervertido, me encantó saberlo, obviamente que me hice una buena paja con tremendo contenido hermoso pero poco y nada pude dormir aquella noche…
Al otro día mi cabeza lo único en lo que podía penar era en eso, en cómo se lo digo, cómo le planteo el asunto… no era fácil. Después de caída la noche decidí tomarme un whisky y proceder, ¿qué iba a pasar? Nada.
Con la fuerza del alcohol en mi cuerpo, me dirigí hacia el comedor donde estaba sentado Adrián, lo abracé por detrás y le dije:
-Te amo más que a nadie en el mundo, papi.
-Yo más mi bebé precioso… – Respondió Adrián.
Era ahora o nunca.
-Ya sé que tipo de porno estás consumiendo y me encanta… – Dije rápido.
-¿Qué, qué, qué? – Respondió en pánico Adrián.
-Sí, lo sé todo y me encanta. – Respondí buscando complicidad.
-No, no pero te lo puedo explicar, Martín… – Titubeaba Adrián.
-No pasa nada mi amor, me encantó ver a esos pequeñitos… – Respondí con dulzura.
Obviamente Adrián estaba asustado.
Después de una larga conversación de pareja, Adrián me comentó cómo era el asunto, qué vale más, qué vale menos, qué compra, cómo lo hace, cómo consigue material, etc.
El asunto nos unió mucho, revivimos la llama de la pasión, consumimos mucho porno de este tipo, teníamos buenas sesiones de sexo juntos viendo este tipo de material…
Hasta que un buen día en un grupo donde se intercambiaba material encontré a un usuario que decía hacer encuentros con su hijo en la ciudad donde vivíamos nosotros también.
Obviamente lo contacté y me contó cómo era el asunto, el pago en criptomonedas, etc. Pactamos una fecha y lugar para el encuentro. Fue muy arriesgado de mi parte pero era a todo o nada.
No le comenté nada a Adrián, simplemente lo llevé en el auto a destino asignado, toqué la puerta con la respectiva clave e ingresamos. Yo estaba nerviosísimo, Adrián no sabía nada.
-¿Qué es esto? – Preguntó curioso Adrián.
-Ya vas a ver amor. – Respondí firme.
-Pero estás temblando…
En ese momento nos abrió Christopher, el tipo con quien había contactado…
-Buenas, ingresen por favor. – Nos recibió amable y discretamente.
Después de entrar y darme a mí las indicaciones, qué se podía y que no, tuvimos que dejar nuestros teléfonos en la recepción y pasamos a la habitación.
Adrián no se esperaba nada…
-¿En dónde estamos? No entiendo nada. – Preguntaba.
-Ya vas a entender. – Respondí.
Abrimos la puerta y estaba él, Joel, 7 dulces añitos, piel canela, 1.10 de altura, ojitos marrones saltones y pelito corto.
Adrián no lo podía creer, sus ojos se abrieron más que nunca, estaba incredulo, feliz.
-NOOO, ¿ES EN SERIO? – Preguntó ilusionado Adrián.
-Sí, mi amor. Regalo de cumpleaños adelantado. – Respondí.
-TE AMOOOO.
Adrián me besó en la boca, íbamos a hacer un rico trío con un bebecito. Iba a ser una gran experiencia sin dudas.
Nos acercamos a Joelito quien estaba desnudo, sólo llevaba un bóxer de Among Us muy colorido.
-Hola bebé, qué hermoso eres. – Dijo Adrián.
-Hola, hola. – Respondió el peque.
-¿Cómo te llamas?
-Me llamo Joel, ¿y ustedes?
-Yo Martín.
-Y yo Adrián. ¿Cuántos años tienes?
-Siete.
-UFFF, ¿y sabes qué vamos a hacer?
-Sí, jejeje… les tengo que tocar el pito a ustedes, jiji.
Adrián casi muere en ese instante.
-¿Te gusta tocar pitos? – Le pregunté a Joelito.
-Síiiii. – Respondió feliz el niño puta.
-Bueno, a tocarlos.
Las manitos de Joel apenas podían tocar nuestros hinchados bultos.
-Ufff, seee tócalo putita, tócalo perrita. – Decía babosamente Adrián mientras Joelito lo acariciaba con su manita izquierda y a mí con su manita derecha.
Mi verga estaba durísima, me acerqué a Joelito y le di un beso en su boquita, Adrián hizo lo mismo y nos dimos un rico beso a tres. Joel bajó el cierre de nuestros pantalones y empezó a meternos la mano, mientras nos despojábamos de nuestra ropa.
-Uyyy se hicieron pipi. – Dijo preocupado Joel.
-No, bebé. Es que nuestros pitos están contentos de conocerte y así se ponen cuando están felices. – Respondí al peque.
-Jiji, ¿y van a hacer pipi blanco conmigo? – Nos mencionó Joel.
-¿Pipi blanco? – Preguntó dudoso Adrián.
-La lechita. – Respondí entre risas.
-UFFF, sí bebé. ¿Te gusta comer pipi blanco? – Preguntó baboso Adrián a Joel.
-Siiii. – Nos respondió feliz.
-Entonces acá tienes…
Adrián dejó caer su verga curva sobre la cara de Joelito de 7, al peque se le curzaban los ojos y empezó a mamarla. Era gracioso porque la chupaba hasta el fondo, desaparecía la pija de mi esposo con su boca
pero utilizaba palabras de chiquilín.
-SEEE, PUTITA, CHUPALA ASÍ BEBÉ, QUÉ RICO LO HACES. – Gritaba Adrián, yo empujaba la cabeza de Joel para que la coma toda.
Joel la mamaba y Adrián se derretía de la felicidad, la chupaba como la puta cara que era. Se la sacó toda de su boquita y empezó a felarmela a mí.
La comía toda hasta el fin, su pequeña lenguita acariciaba mi glande y mi miraba a los ojos.
-UFFF, QUÉ PUTA HERMOSA ERES BEBÉ, AHORA TE VAMOS A DISFRUTAR LA CONCHITA. – Dijo morbosamente mi marido.
-¿Van a comer mi cotorrita? – Nos preguntó Joelito.
-Seee bebé, te la vamos a chupar toda. – Respondí.
-¿Vamos a hacer hijitos? – Preguntó Joel mirando a Adrián mientras tenía mi verga en su manito.
-Sí, obvio mi amor. – Respondió Adrián.
Fue ahí que Joelito se subió a la cama que teníamos y se puso en cuatro.
Vi en ese instante la mejor imagen que pude ver en mi vida: el anito rosa de Joelito, chupé mis dedos y toqué, estaba blando, obvio que ese culo había recibido visita hace poco.
Adrián se abalanzó y empezó a lamer el hoyo de Joel.
-AAAYY, AYYY AYYY, ME HACE COSQUILLITAS… – Decía Joel entre risas.
Mientras Adri seguía chupandole el culo al peque, yo se la di en la cara y empezó a mamarla de una, como toda una profesional del coito.
-Ufff, seee así bebito, así mi perrita.
Decía yo babosamente mientras Adri estaba entretenido en el culo de Joel.
Adrián ya había dilatado bien el orto del chiquilín, era momento de dársela… Quien nos recibió nos dijo que había condones en la mesa de luz.
-Pe, pe, pero… ¿no vamos a hacer bebés? – Dijo triste Joelito…
-Emm, sí… – Respondió mi marido.
-Noo, con eso no podemos hacer bebés. – Mencionó Joel, acto seguido quitó de las manos.
-¿Querés a pelo bebé? – Preguntó babosamente Adrián.
-Ajam… – Dijo Joelito.
-Te voy a dar bien a pelo, puta.
Puso en cuatro a Joel, se la acomodó en la puertita y ¡SAAAAAS! Adrián pegó una gran envestida, ni a mí me había cogido así.
-SEEE, ASÍ, ASÍ PERRA DE MIERDA BASURA ASQUEROSA. – Gritaba poseído Adrián.
-Ayyy, aaay ayyy, me duele. – Lloraba Joelito.
Adrián entró en un frenesí follador violento como nunca. En cuatro penetraba salvajemente al pequeñito.
-SEEE PUTA ASÍ COMELA TODA, BASURA. – Gritaba Adri mientras pegaba en el culo a Joel.
Joel estaba sufriendo y eso nos calentaba mucho, se la metí por la boca mientras Adri lo penetraba, él siempre fue el activo de la relación, yo con la chupada me conformo.
-QUÉ RICO PERRA DE MIERDA, QUÉ CONCHA HERMOSA. TE QUEMA VERDADDD???? – Gritaba Adri a Joel quien tenía mi pija adentro de su boquita.
La cara de Joel era de dolor, de su carita brotaban lágrimas.
-La putita se puso a llorar, perra patética. – Dijo Adrián a Joel.
Los insultos me excitaban muchísimo a punto tal que me vine dentro de la boca de Joelito.
-AAAHH, AAAH, SII BEBÉ, COMELA TODA, COMELA…AAHHH RECIBEME AAAAAHHHGGG…
En ese momento llené la boca de Joel con todo mi espera, rellenó toda su boquita, se la pasé por cara y mi leche se mezcló con las lágrimas de Joelito.
Por unos minutos me hice a un lado y Adrián continuó masacrando el orto de Joel.
El peque ya estaba casi que desmayado mientras tenía incrustada la verga peluda de Adrián en su cavidad anal.
-QUÉ PUTA DE MIERDA, PUTA ASQUEROSA, TE VOY A LLENAR DE LECHE, SUCIA. – Gritaba sádicamente Adri.
Después de esas palabras, Joel estaba casi desmayado y mi marido estaba a punto de venirse.
-AAAAAAAAAAH, AAAAAAAHHHHH, AAAAAAAAGHHH!!!! – Gritó Adrián mientras estaba quieto.
Se retiró del culo de Joel después de haberle rellenado todas las entrañas de su pequeño y dulce cuerpito.
Adrián vino hacía mí y me dio un beso en la boca.
-Gracias amor por este regalo, te amo.
-Te amo más mi vida.
Después se acercó a Joelito y le dijo:
-Me encantó, voy a volver.
La sesión fue muy dura y violenta, estuvo excelente. Después de eso nos vestimos y seguimos camino, fue una gran primera experiencia la cual repetimos un par de veces pero Joel ya con el tiempo se puso más grande, actualmente tiene 9 y ya no nos llama la atención. Actualmente encontramos a unos gemelitos de 5 años que hacen encuentros y con ellos la pasamos genial pero quedará para otro relato.
Un saludo para todos y espero sus comentarios.
Como sigue?
Me encantaría leer más de esta historia