Mi mejor amigo con mi padre
Una pequeña experiencia que observe en este año..
Mi nombre es Carlos, tengo 19 años y me han dicho que soy atractivo, ojos marrones claros, piel morena y un cuerpo delgado gracias al ejercicio.
Pero este relato no trata sobre mí, sino sobre algo que vivieron mi mejor amigo Julio junto con mi padre: Raúl.
Para darles una imagen mental mi padre es un hombre hermoso, un adonis, piel morena, ojos color caramelo, musculoso debido al trabajo pesado que hizo cuando era joven y un culo redondito y apetecible a la vista. Mi mejor amigo Julio, no lo llamaría atractivo sino lindo y tierno, es un poco bajo para su edad, piel blanquita, ojos y cabello negro, y aunque haga ejercicio es delgado, no demasiado, pero le preocupa no ganar mucho peso.
El tiempo en que se sitúa esta historia fue hace mas o menos a mediados de marzo, en el día de mi cumpleaños no invite mucha gente, solo a Julio, un par de amigos, mi hermano mayor y mis padres. Hubo un buen ambiente durante el día, una pequeña discusión con mi hermano en la tarde y siguió relajado el resto de la noche.
Ya a eso de las 2 de la mañana, mi madre decide que es hora de terminar la fiesta, mis amigos ya estaban cayéndose del sueño por el alcohol, los llevaron al auto y junto a mi hermano que estaba sobrio los llevaron a sus casas.
Mi padre que fingía dormir se levanta y va a la cocina, Julio y yo seguimos charlando entre risas, en eso regresa mi padre con tres cervezas en las manos, dos de ellas ya están abiertas.
- Hay que aprovechar que la chusma esta fuera – dice riendo y dándonos las dos latas abiertas.
Tomamos de las latas y comentamos que están muy saladas, mi padre dice que son especiales. No le tomamos importancia y seguimos platicando. Risas por aquí y por allá, Raúl esta rojo y en sus ojos hay una pequeña luz de burla.
- ¿Estaban ricas las cervezas? – pregunta con nerviosismo
- Mas saladas de lo común pero no me quejo – responde Julio – ¿Qué tenían?
Nos responde que adivinemos, dimos unas respuestas vagas, el negaba con cada una. Le pregunte que tenían las cervezas con un poco de temor, en mi ya alcoholizada mente, temía que les pusiera algo toxico en su momento de estupidez. El ríe como un niño.
- En el momento que fui a la cocina me tome la mitad de ambas, fui al baño y las llene con mi orina.
Su risa es mas fuerte. Julio me mira y empieza a reír también, suelto un suspiro de alivio. No me pareció tan malo en ese momento. Seguimos la conversación sin tomarle importancia al hecho de que nos hizo beber su orina. En algún momento de las 3 de la mañana mi hermano me llama al celular.
Hice que ambos de callaran y conteste, me dijo que ya dejaron a mis amigos en sus respectivas casas y que mi madre y él se quedaran a dormir en casa de una tía, que mi madre empezó a vomitar y a sentirse mal, le dije que estaba bien y que nosotros ya nos íbamos a dormir también.
Después de colgar seguimos conversando, Julio dijo que dormiría en el sofá de mi cuarto que le diera una cobija, en eso mi padre se levanta.
- Entonces para que duerman a gusto traeré las cervezas que quedan – dijo ya cansado
- Pues tire la cerveza y rellene la lata con su orina que ya extraño el sabor – respondió Julio con lujuria
Mi padre ya mas despierto y excitado me miro buscando mi aprobación, asentí con la cabeza y el como un rayo salió a la cocina. Ya me estaba quedando dormido en el sillón de la sala y Julio me miraba con una expresión extraña, como de excitación mezclada con miedo.
- Ya duérmete – me dice con un temblor en su voz – No te preocupes que yo me tomo la orina de tu viejo
- Hmm…
Le respondí vagamente, dejándome caer en los brazos de Orfeo. Me termine durmiendo en el sillón. Desperté un rato después, Julio y mi padre ya no estaban en la sala, las latas vacías yacían patéticamente en el suelo, mire la hora en mi teléfono: 3:27. Me levante con una erección y hambre. Tuve una odisea a la cocina por un bocadillo nocturno.
En eso me detengo al escuchar un sonido extraño, ¿De donde viene? Me pregunto caminando al baño, no hay nada, subo a mi cuarto, nada y Julio no esta durmiendo en el sofá como dijo que haría. Me dirijo al baño del segundo piso en lo que escucho de nuevo el sonido raro.
Me detengo, ¿Eso fue un gemido? Pienso. Lo escucho de nuevo, viene del cuarto donde duermen mis padres, me dirijo hacia este sin hacer ruido. Pongo mi oreja en la puerta y ahora escucho más fuerte los gemidos, aunque ya los escuchaba fuertes desde que subí al segundo piso.
Decido entrar en un cuarto pegado al de mis padres, este no era muy espacioso, pero era el mas especial de la casa. En una pared había un espejo muy grande, de esos que salían en las series sobre policías, mis padres lo debieron de colocar en un momento de locura antes de que mi hermano o yo naciéramos. Incluso había un trípode en el centro y pegado al espejo. Mis padres pensaban y siguen pensando que perdieron la llave del cuarto hace años, la verdad era que yo la había encontrado cuando era niño y siempre la llevaba encima, como una especie de amuleto.
Me coloque más cerca del espejo y casi se me sale el corazón. Mi padre y Julio estaban desnudos follando en la cama matrimonial. Raúl tenia un buen cuerpo como ya había dicho, pero en ese momento incluso yo olvide que era mi padre. Un monumento de carne morena y musculosa, de grandes pectorales y abdominales exquisitos, Julio no se queda atrás, su cuerpo delgado y desnudo le daba un aspecto femenino, erótico incluso con la mas varonil de las ropas.
Estaba presenciando dos cuerpos hermosos, sudando a mares y follando con pasión en la cama en la que mi padre dormía con mi madre.
- Esto está mal… – pensé
Pero eso no me detuvo de colocar mi celular en el trípode para empezar a grabar, con rapidez desabrochaba mi pantalón para empezar a jugar conmigo.
Los gemidos de Julio se escuchaban en todo el cuarto, Raúl estaba como un toro, embestía a su pareja con una fuerza y rapidez que incluso yo que me consideraba Hetero envidiaba.
En un momento ellos pararon y me sorprendí al ver el pene de mi padre, 15… 18… casi 21 centímetros de carne estaban dentro de mi mejor amigo. Raúl jalo del cabello a Julio y puso su pene en su boca. Julio como un becerro comenzó a mamar.
- Ahh… Sigue así bebe – dijo Raúl – Traga mi orina bebe
Mi padre se estaba orinando en la boca de Julio y este lo disfrutaba por su expresión, podía ver su manzana subir y bajar. Cuando termino este se levanto y beso a mi padre de una manera demasiado erótica, con lengua, con rudeza casi marcando su territorio en la boca del otro y escupiéndose entre ellos.
Raúl puso sus manos en las caderas de mi amigo y lo giro, lo sentó de golpe en su pene y Julio gimió de placer y dolor. Yo por otra parte ya estaba acabando por segunda vez.
Mi padre empezó a embestir cada vez más rápido hasta que gimió demasiado fuerte, había acabado dentro de mi mejor amigo. Ellos se besaron una vez más, esta vez con mas ternura y puedo jurar que vi amor en los ojos de cada uno, rieron y así desnudos y sudados se acostaron en la cama y se taparon hasta el cuello. Yo salí del cuarto igualmente sudado pero feliz y satisfecho pues tenía en mi teléfono la mejor película casera del mundo.
Ya a la mañana siguiente ellos ya se habían bañado, limpiado el cuarto y las sabanas cuando yo me desperté. Pero en los siguientes meses e incluso hasta el día de hoy siguieron teniendo sus encuentros y no dudo de que sigan en los próximos años.
Esta historia es completamente real, excepto los nombres y si gustan puedo contar mas de las experiencias que observe.
Que buena historia, cuenta más. ¿No te follaste a tu amigo en algún momento?
Excelente relato, me encantaría leer más y saber como empezó todo, sigue contando.
comnosigue